Minho era el príncipe de Christopher.

Y sinceramente, Minho no sabría qué sería de el sin Christopher a su lado.

Su pequeño cuerpo descansaba en la cama llena de peluches, esperando a que Christopher regresara de su trabajo mientras que su mente estaba llena de falsos escenarios con el hombre. Estaba aburrido, aburrido de no tener con quién más pasar sus tardes, más que con sus gatos, unos cuantos peluches y sus pensamientos.

Aunque cada vez que pensaba en Chris, se sentía agradecido con el mundo.
Agradecido de que un hombre  tan hermoso como lo era su novio se fijara en un chico sin mucho atractivo como lo era el.
Relativamente había algo de diferencia en sus físicos. Christopher era alto, guapo, musculoso y tenía grandes hombros, además de aquella voz un tanto gruesa que tanto amaba. Mientras tanto, Minho era un poco bajito, de igual manera músculoso y guapo.

Tal vez no era tan guapo como Hyunjin, o no tenía el cuerpo más musculoso como Changbin, pero tenía un gran corazón.

Un gran corazón del cual solo Chris sabía cuidar.

Minho no paraba de estar agradecido de ser el bebé de Christopher, de ser consentido por el, saber que él era el único hombre a el que tocaba de esa manera y poder decir que era suyo.

De verdad que amaba ser el pequeño de Chris.