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—Changbin, no —después de una agitada noche y de que Changbin curara todas las heridas de su pequeño, sintiendo su interior arder al ver las muecas de dolor que hacía, pudieron dormir juntos, refugiándose uno entre los brazos del otro.

La mano de Chan lo detuvo por un breve momento, sin embargo, retomó sus acciones al encontrar a los causantes de su ira.

Esos malditos.

Aumentó la velocidad de sus pasos hasta llegar a su lado, donde no les dio tiempo ni de reaccionar a su presencia cuando ya le había dado un fuerte puñetazo al más alto de ambos.

Todos los presentes vieron la escena con sorpresa, mientras Changbin reía sarcásticamente, adiós al Changbin tierno y manipulable.

—Me enteré de que le hiciste daño a mi novio, eso, eso es imperdonable —dejo otro golpe en el otro chico haciendo uso de toda su fuerza.

Estos no tardaron en reaccionar y tratar de devolver los golpes, y digo tratar, ya que Changbin los esquivo con facilidad.

Tras años de aguantar sus malos comentarios y cuestionables conductas, por fin lograría sacar lo que tenía atascado dentro de sí mismo.

Lo que le hicieron a Chan no fue nada más que el detonante de una bomba que llevaba tiempo en su interior.

—Changbin, por favor, no hagas esto, no es necesario —detuvo todos sus movimientos al percibir la angustia en Chan, su mirada ablandándose.

—Deberías hacerle caso a tu puta, no lo vale —escupió uno con burla, las manos de Changbin se empuñaron nuevamente antes de hablar.

—Él vale mucho más que unos pedazos de mierda como ustedes y no se atrevan a volver a tocarlo —sus puños nuevamente se estrellaron en su rostro, muchos que vieran la escena dirían que estaba destinado a perder, al tener la desventaja de ser uno solo, pero nada de eso importaba, Changbin estaba que explotaba de coraje, repartiendo golpes y patadas cada una de ellas con más fuerza que la anterior.

Sus pensamientos se vieron nublados y no le importaba que la sangre comenzara a manchar sus nudillos, solo fue capaz de parar cuando fue jalado con fuerza hacia atrás y luego apresado por dos personas.

Observó con indignación como algunos de sus compañeros se acercaban a auxiliar a sus antiguos amigos, mientras él solo recibía miradas asustadas y de desaprobación.

Terminó de volver en si cuando escuchó una voz femenina hablarle con dureza.

—Seo Changbin, a mi oficina —el silencio inundó el lugar, su mirada vagó hasta su novio, que lo veía con preocupación.

Movió sus extremidades con brusquedad, consiguiendo quedar libre de los brazos que lo apresaban.

Con la mirada en alto caminó a paso decidido a la oficina de la directora. ¿Estaba avergonzado? No.

¿Se arrepentía? Pero claro que no.

Ellos se lo merecían y era hora de que finalmente renunciara al Changbin bueno que no rompía ni un plato.

Debían aprender a no meterse con lo que amaba, porque si no, las cosas se pondrían realmente feas.

Entró sin tocar, recibiendo una mirada escéptica de la mayor, quien lo invito a sentarse.

—Necesito que venga el adulto responsable de ti, no puedes esperar hacer una escena de ese tipo y salir impune.

Un adulto responsable... Obviamente, su madre.

Tragó saliva con dificultad, no planeaba morir tan joven.

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big hug
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