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Allí, en medio de los amplios pasillos de la institución, lo vió; seguía tal cual la última vez que le habló en el comedor.

Bang Chan era un misterio y, al mismo tiempo, el más interesante reto que Changbin había tenido.

De todas las personas que conocía, min era el único al que parecía desagradarle todo contacto con el mundo exterior.

El que no lo haya visto por unos días, no quería decir que no estuvo buscando información acerca de él.

Por lo que pudo averiguar, se trataba de un chico unos cuantos meses menor que él. estaban cursando el mismo año, pero sus salones estaban separados. Se trataba de un chico muy callado y, tal y como lo supuso, sus contactos confirmaron que Bang no tenía ningún amigo.

Lo último lo hizo estirar sus labios en señal de molestia.

¿A nadie más le importaba que un chico estuviera así de solo?

Antes de que Chan pudiera atravesar las puertas de su salón fue interceptado por el simpático chico que parecía derrochar miel por donde caminase.

Lo malo de todo, era que ChanChan odiaba el dulce.

—Channie, ¿ya vas a clase? —la voz de Changbin como siempre parecía aterciopelada, tan suave como una leve caricia.

El menor trató de pasar por su lado para evadirlo, pero Changbin notando rápidamente su intención se apresuró a tomar su muñeca.

—Suéltame —una palabra, eso fue lo que consiguió, una fría y solitaria palabra, pero por ahora eso para él era más que suficiente para hacerlo sonreír.

—Te soltaré con una condición —aclaró mientras ponía más fuerza en su agarre.

—No quiero, ya déjame —se le estaba haciendo tarde y todo era culpa de ese maldito chico fastidioso.

—Ven a comer un helado conmigo —su sonrisa era cegadora, confiando plenamente en que el más bajo aceptaría su propuesta.

—No —un monosílabo, Bin hizo un puchero, si seguían así no sabría cómo continuar la conversación.

—Yo puedo invitarte, el dinero no es un problema, vamos ¿Quién en este mundo se niega a un helado gratis? —la oferta era tentadora, por lo menos para él, y es que ¡era un helado gratis!

—Yo lo hago, no quiero ir así que ya déjame —trató de liberarse pero el contrario era más fuerte de lo que parecía.

—Si quieres irte... ¡Tendrás que darme tu número de celular! —plan A había fallado, ahora debíamos progresar al plan B.

—¿Solo eso bastará para que me dejes en paz? —preguntó ya cansado de la situación.

—Tal vez —fue lo que dijo, "por ahora" fue lo que le faltó agregar.

Observó cómo Chan sacaba sin cuidado alguno su celular para mostrarle un número en la pantalla.

—Ahí está, anótalo y vete —Changbin obedeció sin perder ni un segundo, no esperaba que fuera a aceptar tan rápido.

—Gracias, ChanChan —sus miradas se encontraron y en el momento en que el menor pensó que por fin lo dejaría ir, su cuerpo se vio rodeado por dos delgados brazos, fueron unos escasos segundos pero fue suficiente para que su corazón se alterara.

—¿Por qué haces esto? —tanto su voz como rostro no presentaban ningún cambio, por fuera seguía serio e inmutable, lo que hacía un contraste perfecto con su interior que temblaba cual gelatina.

—Porque quiero que seamos amigos —así con una sonrisa Changbin se despidió y lo liberó de su contacto, no pasó mucho tiempo hasta que Chan lo perdió de vista entre los demás estudiantes.

—¿Amigos?

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big hug
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