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𝗲𝗽𝗶𝗹𝗼𝗴𝘂𝗲

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Tiempo después.

—Seo Changbin, te juro que si llegas tarde te mataré —sintió como el sudor frío bajaba por su espalda cuando la llamada fue cortada sin previo aviso.

Pasó sus manos por su rostro tratando de disipar los repentinos nervios que lo invadían y se apresuró a bajar las escaleras de la casa de los Bang, encontrándose con la familia de su novio bien arreglados en la sala.

—¿Estás listo? —preguntó Sohee al verlo pararse frente a un espejo a arreglar su cabello, asegurándose de que cada una de las hebras estuviese en el lugar correcto.

—Eso creo... Solo siento que algo me falta, pero no logro adivinar que es —mordió su labio con nerviosismo mientras se analizaba de nuevo, repasando cada aspecto de su vestimenta. Llevaba una camisa blanca que se ajustaba a su figura, siendo esta cubierta parcialmente por un saco de un tono azul oscuro, en sus piernas un pantalón del mismo color, llevaba en sus pies zapatos negros con una pequeña plataforma, sus accesorios eran simples, unos aretes pequeños y un cinturón que no resultaba llamativo.

Wonho y Ryujin lo observaban en silencio aguantando la risa que les daba verlo en ese estado, mientras Sohee se acercó por un costado sosteniendo una delicada corbata color negro.

—¿Ya olvidaste todo lo que discutiste con Channie para no llevar un moño? —preguntó con una ceja alzada, Changbin expulsó en ese momento todo el aire de sus pulmones agradeciendo tener a alguien como ella en su vida, no moriría, iba a vivir, gracias Dios.

La mayor rodeó su cuello con el trozo de tela, anudándolo y acomodándolo correctamente en el cuello de la camisa, tomándose unos momentos para apreciar el esfuerzo que había hecho por verse bien ese día.

—Mami, se parece al príncipe de la historia que me contaste el otro día, el que se enamora de una rosa —habló Ryujin señalando a Changbin quien solo sonrió acercándose para cargarla.

—Si soy un príncipe... Tú podrías ser mi pequeña princesa —levantó a la pequeña en sus brazos dando suaves giros, la risa de Ryujin resonó en la sala y su vestido se levantó levemente por los ligeros movimientos adquiriendo una forma acampanada.

—No quiero, tú ya eres el príncipe de mi hermanito, no quiero quitarle su príncipe a Channie... Además —su rostro se coloreó de un intenso rojo dándole un aspecto más tierno del que ya tenía al tiempo en que Wonho cambiaba su expresión a una de pánico.

—No, mi bebé no, está muy pequeña aún, el único príncipe que debes ver es a papá —se apresuró a decir, provocando risas en los demás presentes.

—Wonho, ya debemos irnos, Chan debe estarnos esperando —las alarmas en la cabeza de Changbin se dispararon y volteó a ver con rapidez el reloj.

Iban tarde.

Iban tarde. Iban tarde.

Ahora comenzaba a comprender por qué ese conejo de la película de Alicia se preocupaba tanto por la hora.

Sin esperar mucho más, los cuatro fueron al automóvil del señor Bang, quedando éste en el asiento del conductor, Sohee como copiloto y los dos menores en los asientos traseros.

Changbin mordía sus uñas conforme los minutos pasaban, respirando con un poco más de tranquilidad cuando en su campo de visión fue apareciendo su antiguo instituto.

Había salido de este lugar hace un año exactamente y ese día vería como su pequeño finalmente terminaría su ciclo escolar allí.

El vehículo se detuvo frente a la gran entrada y se apresuraron a bajar de él, dirigiéndose con prisa hacia el gran gimnasio, donde se realizaría la ceremonia a la que debieron haber llegado hace más de quince minutos.

Changbin sería hombre muerto si el turno de Chan ya había llegado y él aún no estaba allí.

Para su buena suerte aún estaba sentado en su lugar, mientras veía en todas las direcciones posibles, buscándolo, posiblemente.

Pensaba hacerle alguna señal, pero una voz proveniente del micrófono lo interrumpió, observó cómo un grupo de estudiantes se levantaba, Chan entre ellos, y tomaban posición sobre el escenario en el centro del lugar.

Levantó sus manos al verlo buscándolo una vez más, logrando hacer coincidir sus miradas, la sonrisa que surcó de sus labios fue casi instantánea.

Chan dio unos pasos al frente, llegando hacia donde le entregarían su certificado, expandiendo su sonrisa que fue captada en las fotografías que tomaron.

El tiempo transcurrió rápido y cuando menos lo esperaba ya tenía a su novio corriendo a encontrarlo.

Lo recibió entre sus brazos, despegando sus pies del suelo unos ligeros centímetros.

—Estoy muy orgulloso de ti, pequeño —dijo antes de unir sus labios en un pequeño beso del cual se separaron solo por la falta de oxígeno.

—Disculpa, robahijos, pero yo también quiero hablar con mi bebé —el señor Bang estaba de brazos cruzados a su costado esperando que le devolvieran a la criatura que él ayudó a crear.

—No tienes que ser así, padre —regañó Chan, para seguido de eso rodear su torso con fuerza, sintiendo como pequeños besos eran dejados en su cabeza, provocándole algunas risas.

—Solo cuido a mi pequeño, ¿sabías que tu novio también se quiere robar a mi princesita? —el tono acusatorio que utilizó le causó gracia a Chan, pero aún así no tardó en darle una mala mirada a su novio, Ryujin aún era pequeña.

A pasos lentos se acercó a Sohee con la pequeña recién nombrada, ambas le dieron un abrazo y Ryujin le entregó una pequeña flor que había obtenido por allí.

—Ten, es para ti —Chan la tomó con timidez antes de agacharse a su altura y dejar un beso en su mejilla.

—Muchas gracias, pequeña —se volteó hacia Sohee, que se mantenía a su lado—. Gracias por estar este día conmigo —sonrió sinceramente.

Volvió a su lugar al lado de su novio quien no apartaba su mirada de él, ¿tanta belleza podía ser real?

Los adultos se sumieron en una conversación sobre lo que vendría en el futuro y Changbin aprovechó ese momento de distracción para llevar a Chan a otro lugar.

Con sus manos unidas caminaron por las instalaciones de aquel lugar que fue testigo de los inicios de su historia, la época escolar suele marcar a las personas de diferentes maneras y ellos estaban felices de haber podido conocerse allí.

—¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? —habló Changbin de repente—, pensé que estabas triste porque estabas solo.

—¿Ah sí? Qué curioso, yo solo pude pensar en que eras un idiota entrometido —Chan soltó una estruendosa carcajada al ver la expresión de ofendido que el mayor tenía, aunque no tardó en sumarse a las risas de su novio.

—Está bien, lo admito, tal vez sí fui un poco molesto —Chan asintió en respuesta.

Changbin había cambiado mucho desde aquel día en que lo conoció, pero él también lo había hecho.

Pasaron de ser el chico tierno y el chico extraño a ser solo... Changbin y Chan.

Recordar el cómo Changbin trató de acercarse a él en primer lugar le causaba ternura y al mismo tiempo agradecía su insistencia, si no hubiese insistido tanto jamás habría permitido abrir su corazón ante él.

—¿Qué dices de mí? Estuve tratando de alejarte y te dije cosas feas por mucho tiempo —un puchero se posicionó en sus labios mientras Changbin lo abrazaba por la espalda, hundiendo su rostro en su cuello, dejando un pequeño beso en ese sector.

—Jamás me importó, sabía que en el fondo me tenías aunque sea un poco de aprecio, sino... Tal vez ese día no hubieses comprado mi almuerzo o no te habrías enfermado solo para que yo no me mojara —Chan sonrió abochornado al recordarlo.

Esos pequeños actos en el pasado significaron mucho para Changbin aunque no lo hubiese dicho, había sentido la calidez que tenía en su interior con pequeños actos.

—Ni siquiera sé cómo se te ocurrió ir a mi apartamento a cuidarme —giró en su lugar para quedar cara a cara con el mayor quien dejó un beso en la punta de su nariz.

—Solo quería hacerte sentir mejor —respondió con naturalidad alzando sus hombros para restarle importancia.

Ese día había marcado un antes y un después en su relación, la primera vez que se abrieron el uno al otro y se atrevieron a confiar, porque sabían que entre ellos no había nada que temer.

—Y sí que lo hiciste, pero lo hiciste demasiado bien, tanto que me siento un poco dependiente de ti —acarició su mejilla con delicadeza y se acercó para encontrar sus labios—. ¿Cuál es el siguiente paso? —susurró sobre los belfos contrarios, los nervios recorrieron por dentro al mayor y tomó un poco de distancia.

—Yo... Aún no estoy seguro de ello, hemos hecho tantas cosas en tan poco tiempo, nos hicimos amigos, después novios, luego vivimos juntos, conocí a tu familia y puedo decir que me llevo de maravilla con ellos, he tratado de ser un buen novio para ti, porque te amo... Espero en un futuro ser capaz de darte nuestra propia familia y poder poner un bonito anillo en tu dedo... Solo que... —sus palabras fueron interrumpidas por el choque abrupto entre sus bocas, Chan saboreó sus labios a su antojo logrando quitarle el aire.

—Idiota, ya tendremos tiempo para eso, por ahora, solo quiero ir a algún lugar y pasar un momento agradable contigo. ¿Futuro? Podremos ver lo que ocurra luego, porque sé que si estamos juntos nada malo puede pasar. Gracias por ser el sol que ilumina cada día de mi vida —aún con sus frentes juntas, Changbin apretó su cuerpo contra el suyo, dejando pequeños besitos en todos los lugares de su rostro.

—Te amo, Channie.

—Te amo, Bin.

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y hasta aquí ha llegado
esta adaptación. espero
que haya sido de su
agrado :)

nos leemos en otra
historia. adióoos <3

big hug
270324

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