──dos
––¡Adelante!–– La voz de su novio no se hizo esperar, poco después de que tocó la puerta.
Atormentado por todos los pensamientos, que pasaban por su mente en tiempo récord, Hyunjin entró sin más a la oficina. Jeongin se encontraba solo, tal y como lo había previsto, pues el día de clases ya había culminado y el resto de los del consejo se solían ir temprano, ya que el beta les insistía en que no hacía falta que se quedaran. Este se encontraba con la vista puesta en los papeles frente a él, con los presupuestos que pedían los distintos clubes, leyendo cada uno de ellos con detenimiento, hasta que sintió aquel conocido aroma a café cargado de nervios haciendo presencia en el lugar. Aún así no levantó la vista, pues sabía perfectamente lo que su novio podría estar haciendo allí y la razón por la que era un manojo de inquietudes.
––Innie...–– Empezó a quejarse, frunciendo el ceño cuando este ni siquiera lo miró. Caminó hacia donde este estaba sentado, tomando asiento en la mesa frente a él.–– Ya lo escuchaste, ¿Verdad?
––He escuchado muchas cosas, Jinnie–– Ahora si elevó la mirada, encontrándose con la berrinchuda de su novio.–– ¿Podrías ser más específico?–– Se hizo el desentendido, cosa que el menor de ambos pudo notar perfectamente.
––Ya sabes, lo que están diciendo sobre nosotros...–– Dejó su explicación al aire, jugando con sus dedos.
––Ah, eso...–– Hizo un gesto como si le estuviera restando importancia, conteniéndose de reír ante el profundo jadeo de indignación que salió de los labios del pelinegro.
––¿Como que "Ah, eso"?–– Le imitó con molestia.–– Innie, esto es serio–– Volvió a quejarse, virando los ojos con exasperación cuando el mayor ya no fue capaz de contener su risa.
Pero en defensa de Jeongin, el tono de voz con el que Hyunjin solía quejarse era jodidamente parecido al de un niño pequeño.
––Ya, ya, lo siento, lindo–– Trató de acariciar la mejilla del contrario, recibiendo un manotazo en respuesta que por poco le vuelve a hacer reír.–– Pero es que te estás quejando como un bebé–– Confesó, disfrutando de como su alfa se ponía refunfuñón.
Un par de semanas después de que iniciaron su relación, todo rastro de la falsa actitud de alfa de Hyunjin había desaparecido. Impulsado por la confianza que había surgido entre ambos, sabiendo que Jeongin nunca iba a juzgarlo, además de que ya se habían confesado sus sentimientos y tanto ellos como sus lobos no podían estar más felices, el menor empezó a dejar salir de a poco su verdadera personalidad. Desde pequeñas acciones, como hacer berrinches cada que quería algo, hasta otras más atrevidas, como sentarse en el regazo del beta mientras él era quien tomaba la iniciativa de llegar a más que simples besos.
Esto cuando se encontraban solos, claro.
Aún así, los cambios que había tenido a los ojos de los demás estudiantes también eran notorios. Había pasado de saltarse clases a no perderse ninguna, sus notas mejorando considerablemente, al igual que ahora rechazaba hasta la más mínima insinuación de cualquier omega sin excepción, alegando con todo orgullo que tenía al mejor novio del mundo, y no pensaba cometer alguna idiotez que le hiciera perderlo.
––Innie, por favor, ¿No te das cuenta de lo que están diciendo?–– Insistió.
––Lo sé, están diciendo que eres tú quien prefiere recibir mi polla, ¿Como lo habrán descubierto?–– El descaro con el que Jeongin había dicho aquellas palabras, provocó un tirón en el bajo vientre del alfa. Pero tenía en claro que no era el momento para pensar en nada que tuviera que ver con su calentura, por lo que se limitó a volver a rodar los ojos, un poco frustrado por la forma en la que el beta se encontraba hablando.
Algo que nunca había cambiado, fue la actitud desinteresada de Jeongin respecto a ese tipo de cosas. Era alguien de mente bastante abierta después de todo, por lo que no tenía vergüenza ni de la mitad de las cosas que hacían que las mejillas de Hyunjin se pusieran rojas como un tomate. No por nada le aconsejó a Christopher que dejara de pensar en el "que dirán", y se arriesgara a estar con Minho si tanto lo amaba, aunque ambos fueran alfas.
Su crianza había sido bastante liberal en todos sus aspectos, aunque también un poco complicada. Su madre había sido una pobre omega con padres restrictivos y conservadores, que fue obligada a enlazarse con un alfa adinerado, el cual terminó por abandonarla para irse con otra omega más "bonita y sumisa" que ella–– según palabras del asqueroso hombre que Jeongin jamás podría ver como su padre––. Fueron días difíciles para la mujer siendo madre soltera–– incluso el beta a veces lloraba cuando su madre le contaba todo lo que tuvo que soportar––, pero impulsada por el amor que le tenía a su hijo logró salir adelante a pesar de las críticas–– y con ayuda financiera de su hermano mayor, director de la preparatoria––, con el firme pensamiento de que no cometería con Jeongin los mismos errores que sus padres cometieron al criarla de la forma en que lo hicieron.
Desde siempre le dejó en claro a su hijo que iba a apoyarlo incondicionalmente, sin importar lo que fuera o a quien prefiriera amar. Y actualmente, donde después de años de esfuerzo y a pesar de todos los prejuicios la mujer logró establecer su propio negocio, ambos viviendo separados por consecuencia, él le agradecía con todas sus fuerzas cada una de las enseñanzas y amor que esta le dio sin esperar nada a cambio.
––¡Yang Jeongin, céntrate!–– Le exclamó con molestia.–– Agh, odio cuando actúas así tan desinteresado–– "Porque envidio tu capacidad para hacerlo", se contuvo de soltar.
Si bien aquella actitud del mayor se le hacía sexy en algunas ocasiones, más que todo en la cama, en otras como en ese momento le hacía sentir exasperado. Era como si...
Frunció el ceño, al tiempo en que se cruzaba de brazos.–– No habrás sido tú quien empezó los rumores, ¿O sí?–– No se guardó su sospecha, el beta descolocándose por completo ante su pregunta.–– Porque si es así, yo...
––Alto ahí–– Le interrumpió, ahora era él quien estaba empezando a sentir molestia por aquella acusación.–– Si accedí a dejar que el resto asumiera lo que se le viniera en gana con nuestro noviazgo fue por algo, jamás sería capaz de faltarte la palabra, menos sabiendo lo mucho que esto te afecta, me conoces Jinnie–– Habló con total sinceridad, viéndose un poco dolido a lo último.–– Y así tu fueras el que va arriba, tampoco encontraría necesario el hacer algo para que los demás se pongan a hablar sobre nuestra vida sexual–– Rodó los ojos, a Jeongin le parecía ridículo que los demás le tomasen tanta importancia a algo que era completamente íntimo entre Hyunjin y él.
––Está bien, lo siento–– Hizo un adorable puchero, que derritió por completo el corazón del mayor. Este alejó la silla, en la que estaba sentado, del escritorio con los papeles que estaba revisando, palmeando su regazo e invitando al menor a sentarse. El alfa lo hizo sin pensárselo dos veces, abrazando por la cintura al beta mientras ocultaba el rostro en su cuello, para poder oler el sutil aroma de lavanda.–– Es solo que tengo miedo...–– Confesó, gimiendo de gusto cuando el otro empezó a frotar su mejilla contra su cabello cual felino.
––Lo sé, precioso, pero ahorita los demás lo ven como un simple rumor, ya verás que todo va a pasar–– Al igual que el alfa, rodeó la cintura contraria con sus brazos, estrechándolo más hacia él y recibiendo otro sonido de gusto en respuesta.–– Te aseguro que en menos de una semana empezarán a decir que estoy saliendo con un viejo millonario y me voy a vivir con él a Las Vegas–– Bromeó un poco al final para animarlo, disfrutando de la carcajada que el pelinegro soltó por sus palabras.
––Eres un idiota–– Salió de su cómodo escondite con una ligera sonrisa, cuando estaba junto a su novio era difícil sentirse agobiado.
––Y tú un imbécil, pero así nos amamos–– Replicó tan sonriente como el otro, recibiendo un pequeño golpe en respuesta que le hizo reír.
Hyunjin tampoco pudo hacer alguna mueca o berrinche ante las palabras de Jeongin, pues terminó viéndose contagiado por la risa de este. Aún dejando de reír, sus sonrisas no se fueron en ningún momento de sus rostros, mientras que la atmósfera entre ambos parecía cambiar por completo.
Sus miradas centelleantes, cargadas del amor que sentían mientras recordaban lo felices que eran por estar con el otro. Y si bien al principio pudieron pensar que se enamoraron de forma muy precipitada, sus lobos se encargaron de dejarles en claro que la unión de ambos era algo que estaba destinado a ocurrir.
Ellos eran pareja destinada.
No pudo evitar dejar un casto beso en los labios del beta, los dos disfrutando de la sensación cálida en sus corazones, mientras que sus lobos se removían con emoción. Momentos como esos demostraban que ni sus preferencias ni la posición que ocupaban en la jerarquía iban a ser capaces de alterar una realidad innegable; claramente estaban hechos el uno para el otro.
Después de un rato de cómodo silencio, con ellos encerrados en una burbuja de amor, que era consolidada a través de sus miradas, fue el alfa quien lo rompió.
––Innie...–– Llamó con timidez, recibiendo un sonido del otro que daba a entender que lo escuchaba.–– ¿Como crees que hayan empezado a esparcir el rumor? No lo entiendo, tampoco somos tan obvios en público–– No quería arruinar el momento al volver con el mismo tema, pero sabía que no iba a poder estar en paz, hasta mínimo saber que comportamiento entre Jeongin y él pudo haber dado lugar a que empezaran a asumir aquello.
Y como si su pregunta hubiera encendido un foco en la cabeza de Jeongin, este se acordó de algo.
––¡Claro!–– Exclamó, recibiendo una mirada curiosa del alfa en su regazo.–– ¿Como pude haberlo olvidado?–– Preguntó para si mismo, extrañando más al de cabello negro.
––¿De que hablas, Yang?–– Se separó un poco del beta, para poder cruzar sus brazos.–– ¿Que es lo que sabes?–– Aquella mirada que Jeongin colocó no le daba buena espina, era la que siempre ponía cuando...
––¿Recuerdas la fiesta del sábado pasado, amor?–– Preguntó sonriente, momentos de aquella noche llegando a su mente.
––Claro, la de el alfa ese de segundo año–– Le restó importancia con un gesto, pues en ese momento no se acordaba de su nombre. Si fue a esa fiesta era porque este invitó a todos los del equipo de baloncesto, y él no era nadie para negarse a ir con su novio a la casa de un ricachón y aprovecharse de sus privilegios.–– Pero tomé de más esa noche y no me acuerdo de nada, aunque eso ya lo sa...–– Allí fue que cayó en cuenta, abriendo los ojos de par en par al tiempo en que el beta contenía sus ganas de reír.–– Por favor dime que no hice nada raro–– Le pidió alarmado, pensando en los mil y un escenarios en que se pudo haber dejado en evidencia mientras se encontraba en estado de ebriedad.
––Bueno, que tu digas raro...–– Su voz salió un poco más aguda al final, actuando como si estuviera dudando un poco de sus palabras.
Hyunjin soltó un pequeño chillido, cuando Jeongin se puso de pie con él en sus brazos, sosteniéndolo con firmeza de los muslos. Por inercia enredó sus piernas en la estrecha cintura del contrario, pero eso no quitaba lo inquieto que se encontraba, por el recordatorio que su pareja estaba por hacerle.
––Jeongin, deja de jugar–– Advirtió con la voz un poco temblorosa, pues el beta le había dejado sentado en un extremo del escritorio, lo suficientemente lejos de los papeles, posicionándose entre sus piernas e impidiendo que pudiera cerrarlas.–– ¿Que fue lo que hice?–– Repitió su pregunta, tratando de atribuir su notorio nerviosismo a lo que sea que pudo haber hecho en esa fiesta, en vez de a la posición íntima y comprometedora que tenía con el otro.
––No sé si te acuerdes, pero hubo un momento en que nos separamos y me quedé en uno de los sofás conversando con Seungmin...–– Empezó a contar, recibiendo un gruñido del alfa ante la mención de uno de los miembros del consejo estudiantil.–– No seas celoso, te he dicho mil veces que solo somos amigos.
––Agh, si tan solo notaras como Seungmin te mira sabrías porque me pongo así–– Rodó los ojos, sabía que aquel omega solo era amigo de Jeongin, pero había algo en la forma en la que este se dirigía a su novio que hacía que su lobo se pusiera en alerta.
––Como digas–– Le cortó, pues no le gustaba que su alfa le estuviera agarrando desagrado a uno de sus amigos.–– Entonces te acercaste a mi con la cara de celos que tienes justo ahora y te sentaste en mi regazo, me besaste enfrente de todos diciendo que estabas "marcando territorio", y pues ya sabes el resto–– Dejó a la interpretación lo que obviamente había sucedido, sonriendo con coquetería.
––¿¡Y por qué no me lo dijiste antes!?–– Le preguntó, tratando de separarse del beta para poder ponerse de pie. Más este no se lo permitió, ejerciendo un firme agarre en la cadera contraria con su mano derecha, mientras que su izquierda se empezaba a pasear con libertad por uno de sus muslos.–– Jeongin...–– Lo nombró en un intento de advertencia, tensándose al sentir una de las manos ajenas jodidamente cerca de su entrepierna.
––Vamos, Jinnie, esa noche yo también estaba un poco suelto por el alcohol–– Se alzó de hombros divertido, pues no se encontraba mintiendo.–– Además...–– Se acercó a su oído, al tiempo en que su mano ejercía una leve presión en el miembro de su novio que empezaba a endurecer, sacándole a este un sonoro jadeo que le hizo ampliar su sonrisa.–– Sabes lo mucho que me pones cuando actúas así de celoso–– Susurró contra su oreja, dándose el lujo de soplar un poco al final, para sentir como la piel del pelinegro se erizaba.
––P-pero ahora tenemos un problema y... ¡Innie!–– Trató de formular una oración para luego interrumpirse a si mismo, gimiendo levemente alto el nombre del mayor. Pues este fingió una embestida a la vez en que atrajo el cuerpo del menor hacia sí, ocasionando que sus miembros se rocen con el uniforme de por medio.
––Son solo rumores, Jinnie, ya va a pasar–– Yang le restó importancia, pues en ese momento no le podía valer menos la opinión de unos pubertos sin vida propia, que ni siquiera conocían en su mayoría. Tomó una de las manos contrarias, guiándola hacia su ya notoria erección, disfrutando del rostro sonrojado del pelinegro.–– Este es el único problema que me interesa resolver, alfa–– Dijo con un tono completamente sugerente, soltando un jadeo de satisfacción al final, debido a que Hwang había empezado a mover la mano que él había puesto en su entrepierna.
Solo bastó con mirarse a los ojos, para que la atmósfera entre ambos volviera a cambiar por completo, sus ojos oscureciéndose por la lujuria, al tiempo en que sus lobos se empezaban a remover por la excitación. Sin dar lugar a más palabras o pensamientos, fue el beta quien dio el primer paso, juntando sus labios con los del alfa abierto de piernas para él.
El contacto fue tranquilo en un principio, dejando salir a la luz las emociones que siempre los envolvían, cuando estaban juntos de aquella manera. Más sin embargo el beso no tardó en volverse desesperado, producto del notable deseo que tenían de llegar a más, la intensidad del mismo subiendo al igual que la de sus olores, por obvias razones predominando el de café del alfa por sobre el de lavanda del beta, pero este último aún así podía notarse.
––Innie...–– Suspiró en lo que este se separó del beso, empezando un recorrido con sus labios en la mejilla contraria.–– Aquí no–– Su voz salió con un deje de pánico, en cuanto el mayor pasó a dejar sus húmedos besos por la zona sensible de su cuello, sus respiraciones agitadas haciéndose notar en la solitaria oficina.
Por más que quisiera hacerlo, y que no era la primera vez que tenían algún roce de ese tipo en aquella oficina, seguía asustado por la conversación anterior. No quería arriesgarse, sin importar que no hubiera ningún estudiante cerca o que nadie fuera a pasar por allí a esa hora, el pleno auge de aquel acertado rumor lo tenían cauteloso.
Más sin embargo Jeongin no se detuvo, pues contrario a lo que Hyunjin le pedía empezó a pasear sus dos manos por el esbelto cuerpo de este, al tiempo en que posicionaba su rostro cerca de su oído para poder susurrarle.––No hay nadie cerca y lo sabes–– Volvió a soplar un poco al final, disfrutando de como la anatomía entre sus brazos se estremecía notoriamente.
––Aún así...–– Se vio interrumpido por los labios del beta, siendo esta la mejor forma que tenía para callarlo. La réplica que iba a soltar, al igual que cualquier otro pensamiento lógico que pudiera pasar por su mente, se vieron completamente desechados hasta el fondo de su mente, siendo su única prioridad corresponder a aquel beso con la misma necesidad y fiereza de su novio.
Más pronto que tarde, las palabras sobraron y llegaron a un punto de no retorno, en donde se fueron despojando entre sí de las innecesarias prendas de ropa, rompiendo el contacto de sus belfos solo cuando se les hacía necesario, y volviéndolo a retomar lo más rápido que podían. Una vez desnudos y colocando una de sus manos en el pecho del alfa, quien no era capaz de pensar en otra cosa que no fuera su lujurioso presente, lo empezó a empujar con delicadeza, hasta que este estuvo completamente recostado en el mueble de madera y con la vista al techo.
Jeongin se dio el lujo de deleitarse con la vista, mordiéndose el labio inferior con descaro mientras apreciaba a Hyunjin de pies a cabeza. Este se encontraba con las piernas abiertas y apoyado sobre sus codos. Al llegar a su agraciado rostro, se encontró con un par de ojos destellantes que le devolvían la mirada. No dudó ni un segundo en dedicarle una de sus hermosas sonrisas de hoyuelos, al alfa de quien estaba enamorado.
––Innie...–– La mirada tan cariñosa del beta, fue capaz de hacerle sentir mareado por un instante, el cálido sentimiento acentuándose en su pecho. Aquello, más la hermosa sonrisa que su chico le estaba dedicando, fueron más que suficientes, para hacer que todo pensamiento de negación o inseguridad quedaran completamente enterrados al fondo de su mente.–– Quiero que me folles–– Pidió con sus ojitos brillantes, en una expresión adorable que dejó sin aliento al mayor.
Joder, Hyunjin definitivamente iba a acabar con él un día de estos. Desde ser un bollito adorable y lleno de amor hasta un sexy desastre que suplicaba por su polla, cada una sus facetas lograban dejar más y más cautivado a Jeongin. Incluso cuando era un gruñón y lo único que hacía era lanzarle insultos y ligeros golpes, este lo encontraba en extremo atractivo.
––Estaba esperando que lo dijeras–– Había soltado con un ligero tono de diversión, observando con atención la mueca que hizo el alfa ante su broma.
––Cierra la boca–– Y allí estaba, el alfa refunfuñón que lo tuvo a sus pies desde el comienzo de todo, aún cuando se mentía a si mismo diciéndose que la única razón por la que se acercaba a ese idiota de cabello negro era por el simple deseo de hacer su buena obra del mes.
––Tienes razón, mejor la abro para otra cosa–– Sin poder ver la confusión en la que había dejado al contrario con sus palabras, fue en busca de su bolso, sacando de este un sobre de lubricante y volviendo al mismo sitio después de eso.
Esparciendo la fría sustancia sobre tres de sus dedos, acercó uno a la entrada del alfa, misma que se cerró sobre nada cuando empezó a jugar con ella. El pelinegro soltó un suspiro ante sus acciones, echando su cabeza hacia atrás. Más un sonoro gemido no tardó en abandonar sus labios, cuando el de cabello rubio introdujo el primer dígito al tiempo en que rodeaba su dolorida erección con su húmeda y cálida cavidad bucal.
––Innie, más...–– No tardó en pedirle entre jadeos, haciéndole sonreír. Él tampoco quiso hacerse desear, acatando el pedido de su novio al introducir rápidamente un segundo dedo en el estrecho agujero y mover su cabeza de arriba a abajo, llevando la erección contraria hasta su garganta.
Aún con la calentura en ambos y el latente deseo que tenía de enterrarse en el interior del contrario, Jeongin se tomó su tiempo para prepararlo, disfrutando de los sonidos que Hyunjin dejaba salir por el placer y usando ahora sus tres dedos en busca de dilatarlo. Sintió como se ahogaba y sus ojos se cristalizaban, cuando el pelinegro movió sus caderas, empezando a embestir en su boca, más eso no le detuvo de darle placer a su alfa, de la forma en que a este más le gustaba.
––Y-ya estoy listo–– Avisó una vez sintió su vientre hormiguear, por el cúmulo de sensaciones en su organismo.
Aunque la idea de correrse en la boca del beta fuera bastante tentadora, prefería mil veces hacerlo con el mayor dentro suyo. Por eso lo empujó un poco de los hombros, haciendo que se separara de su miembro aún manteniendo los dedos en su interior. Fue suficiente con apretar un poco sus hombros, en un vago intento de buscar que el otro se pusiera de pie, para que este reparara en lo que acababa de decir el pelinegro. Asintió con la cabeza, levantándose con una sonrisa que estremeció el cuerpo del alfa.
Sacó sus dedos con leve brusquedad a propósito, recibiendo un quejido del otro al tiempo en que alineaba su miembro para empezar a introducirse. Ambos gimieron en lo que el mayor se halló completamente dentro, deteniéndose y tomándose un tiempo para que el menor se acostumbrara, sabiendo que no estaba haciendo más que desesperarlo.
––Innie...–– Gimió en súplica una vez más, para ese punto teniendo todo lo referente al mundo exterior en el fondo de sus pensamientos.
Sin tener que decir palabra alguna, pues tampoco era capaz de soportar más tiempo en el interior del alfa sin moverse, el beta empezó con un pausado vaivén, saliendo casi por completo para volver a introducirse con lentitud, arrancándole varios gemidos al otro.
Subió una de sus manos hacia el pecho del contrario, con el único fin de empujarlo hasta que este quedó completamente recostado en el escritorio. No tardó en tener sus dos manos en los bien dotados muslos de su pareja, encargándose de separar sus piernas en la mayor medida posible, antes de volver al firme agarre en sus caderas, para poder empezar a moverse como a ambos les gustaba.
Gimió en alto cuando el mayor comenzó a adoptar un ritmo acelerado con sus embestidas, complacido por la placentera sensación del miembro del beta golpeando en su interior con rudeza. La vista que tenía tampoco se quedaba tan atrás, pues el sensual rostro del mayor, con su ceño levemente fruncido en una expresión de concentración y sus labios entreabiertos dejando salir entre gruñidos y fuertes jadeos, lo tenía al borde de delirar.
––Ah, estás tan estrecho–– Suspiró el de rubio con descaro, mirando directamente al rostro del pelinegro con una sonrisa ladina.–– Mi alfa siempre me recibe tan bien–– Canturreó juguetón, aumentando aún más la intensidad de sus estocadas, con la única intención de que el contrario no empezara a quejarse de su comentario.
––Eres un...–– Y supo que logró su cometido, cuando un gemido más sonoro que los anteriores salió de los pomposos labios del alfa, interrumpiendo cualquier otro pensamiento que no fuera sobre la polla del beta, que acababa de dar con su próstata.–– ¡Ah! Innie, ahí–– Pidió con un deje de desespero, sintiendo como sus ojos se cristalizaban producto del placer que estaba sintiendo.
Sonriendo por haber encontrado el punto dulce de su pareja, Jeongin cumplió sin dudar aquella petición, embistiendo sin delicadeza alguna en la misma dirección. Los ruidosos gemidos que Hyunjin dejaba salir, le incentivaban a querer cogérselo con dureza, por lo que para esas alturas no se estaba conteniendo en lo más mínimo.
––Sabes que te amo, ¿verdad?–– Preguntó el mayor con una ceja alzada, su sonrisa de hoyuelos contrastando con el hecho de que se encontraba golpeando con rudeza su interior.
––Imbécil–– Suspiró Hyunjin en alto, dejando reposar su cabeza en la madera debajo suyo.–– También te amo–– Gimió bastante parecido a un lloriqueo, empezando a sentirse ido entre todas las sensaciones placenteras que invadían su organismo.
––También sabes que me encanta follarte, así como a ti te encanta que lo haga–– Seguía hablando entre gruñidos, entrando y saliendo del contrario sin piedad alguna.
––¡Innie!–– Lloriqueaba sin cesar.–– No...
––¿No?–– Imitó burlón, volviendo a alzar una de sus cejas.–– Pero si tú amas cuando maltrato tu próstata así–– Dio una dura embestida, golpeando el punto dulce del menor y haciéndole gritar en cuenta nueva. De repente salió de él y detuvo todo movimiento, recibiendo a cambio una mirada de súplica de los ojitos llorosos del alfa.
––Innie, por...
––¿Cuanto te gusta ser follado por mi, Jinnie?–– Preguntó sonriente, metiendo solo la punta de su miembro, jugando con la paciencia del menor que estaba dolorosamente cerca de venirse.–– Di cuanto adoras mi polla y tal vez continúe.
––Pero...
––Dilo–– Demandó, sin volverse a introducir por completo en la estrecha cavidad de su alfa.
––¡Me encanta, Jeongin!–– Explotó sin paciencia alguna, tanto su lobo como él pidiendo ser llenados por el beta que lo estaba sometiendo.–– M-me encanta tu polla y amo que me folles, Innie, por favor–– Suplicó con sus esponjosos labios en un puchero, un escalofrío recorriéndole de pies a cabeza, cuando sus ojitos brillantes se encontraron con la mirada completamente oscurecida y penetrante del de cabello rubio.
––¿Ves? No era tan difícil admitirlo–– Habló con picardía, metiéndose hasta el fondo de una sola estocada, para retomar la misma intensidad con la que se encontraba embistiéndole anteriormente.
Miraba con atención el tembloroso cuerpo debajo suyo, subiendo sus manos de las caderas contrarias en dirección a sus pezones. Los pellizcó y estimuló con sus dedos, recibiendo a cambio más de esos melodiosos sonidos de placer, que el contrario no le dejaba de dedicar sin inhibición alguna.
––I-Innie, mi...–– Hablaba como podía, el otro entendiendo al ver su mirada suplicante. Amando la sensación de la tersa y sudorosa piel, que sus dedos iban tocando mientras recorría el cuerpo contrario con parsimonia, el mayor dirigía una de sus manos en dirección a su entrepierna.–– Por favor tócame, estoy cerca Innie... ¡Ah!–– Completó su petición, para poco después gimotear de gusto cuando esta se le fue concedida.
Así, con Jeongin masturbándolo al ritmo de sus embestidas sin rastro alguno de piedad, solo fueron suficientes unas cuantas más de estas, para que Hyunjin alcanzara el tan ansiado orgasmo. Se corrió entre sus abdómenes, mientras lloriqueaba con fuerza, sintiendo como el mayor alargaba aquella placentera sensación al seguir arremetiendo contra su próstata, sin bajar ni un poco la intensidad de sus movimientos.
Igual fue corto el tiempo que transcurrió, para que el beta alcanzara su propia liberación, sobretodo con el alfa suplicando por ser llenado de su semen, y las paredes anales de este apretando de la forma más deliciosa posible su miembro. Por lo que cumpliendo su petición, se corrió en el interior del pelinegro sin miramiento alguno, gruñendo su nombre mientras este jadeaba, al sentir el cálido liquido dentro suyo.
Con sus respiraciones agitadas siendo el único sonido que retumbaba en aquella oficina, ambos se mantuvieron casi en la misma posición, mientras trataban de relajar sus acelerados ritmos cardíacos por la reciente actividad que habían realizado. Con la única diferencia de que el beta ya había sacado su miembro del interior del alfa, para poco después observar como su esencia salía de esta y se iba escurriendo por sus muslos.
Mientras Hyunjin seguía tendido en la mesa de escritorio, agotado y manchado con la corrida de ambos, Jeongin se dirigió una vez más a donde estaba su bolso, ubicado a un par de metros de donde ellos se encontraban, sacando de allí un paquete de pañuelos húmedos, con el que volvió a posicionarse en el mismo sitio de antes. Con delicadeza se encargó de limpiar tanto al contrario como a si mismo, dejándole a un lado su ropa para alejarse un poco de él y empezar a vestirse, el menor pareciendo reaccionar al fin mientras imitaba sus acciones.
––A la mierda el resto, Hyunjin–– El de cabello rubio había roto el silencio con aquella frase. Sin tardar en recibir una mirada confundida del otro, por sus repentinas palabras, continuó hablando sin más.–– Nadie tiene el derecho de siquiera hablar de lo que nosotros queramos hacer o no en nuestra intimidad, mucho menos intentar hacerte menos por eso–– Agregó con seguridad, escuchando el pesado suspiro del otro cuando cayó en cuenta del rumbo de la conversación.
––Lo sé, Innie, pero no es solo como que puedas "mandar al resto a la mierda"–– El aludido le miró con una ceja alzada, él volviendo a suspirar.–– Ok, tal vez tú puedas, pero no es tan fácil, además–– Miró a su alrededor algo cohibido, cayendo en cuenta de que acababa de tener sexo con Jeongin en la oficina del consejo estudiantil. De nuevo.–– No es como que este sitio sea precisamente "íntimo", no se si me entiendas–– Agregó resignado, sin arrepentirse de lo que hizo pero maldiciéndose un poco, por lo débil y sensible que podía llegar a ser cuando el beta empezaba a estimularlo.
––Lo entiendo, precioso–– Le sonrió con coquetería, haciéndole ruborizar levemente.–– Igual a esta hora no hay ni un alma cerca, así que no te preocupes por eso–– Le aseguró, organizando los papeles que estaba leyendo cuando su novio llegó.
Estaba completamente dispuesto a dejar su trabajo del consejo para la mañana siguiente, pues tenía otras prioridades completamente distintas. Tomó sus cosas y llegó hasta un lado de su novio, quien estaba de pie frente a la puerta de la oficina con la vista en su dirección, agarrándolo de la mano mientras este las entrelazaba casi automáticamente.
––Mientras dejamos que los demás se crean los rumores sobre nosotros que se les de la gana, ¿Por qué no vienes conmigo y tenemos una segunda ronda en mi departamento? Te puedo asegurar que el sexo es una forma bastante efectiva de mandar a la mierda al resto–– Le guiñó un ojo juguetón, besando sus labios poco después de que este soltó una seca carcajada, cargada de incredulidad.
––Eres increíble–– Se quejó con ironía, pero aún así no se negó ni opuso resistencia ante el beta arrastrándolo fuera del instituto, en dirección a su automóvil.
No estaba mintiendo, Hyunjin pudo comprobarlo esa misma tarde cuando Jeongin lo jodió con fuerza en la cama de su habitación; La existencia de los acertados rumores sobre el beta y él ni siquiera tuvieron el más insignificante lugar dentro de sus pensamientos.
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