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── 🌙⋆ ࣪ :extra short ֶָ֢֪

Había sido en una mañana de Septiembre cuando, acariciando su no tan hinchado vientre, Minho miró las noticias, y su respiración se irregularizó.

Recuerda que Christopher estaba en la cocina, preparándole uno de los primeros antojos que tendría durante el día. Aquello del embarazo le tenía comiendo montones de alimentos, desde cereales hasta palomitas con mostaza, y aquello era rarísimo.

Habían adquirido una TV ante su insistencia, es decir, amaba jugar con Berry, y platicar con Somi, también muy a menudo Miyeon iba y le regalaba algunas golosinas, pero también se aburría y demasiado.

Su esposo le regalaba bastantes cariñitos en su cabello, y susurraba palabras dulces contra su vientre. Y amaba ver al pelinegro a punto de llorar cuando le pedía a su bebé que ya naciera, porque estaba muy emocionado por conocerlo.

Minho sabía que tenía en la palma de su mano a Christopher, y muy a menudo se aprovechaba de aquello. Lo utilizaba para poder conseguir dulces, o besitos en la noche. Así que haciendo un adorable puchero se había parado frente a él y le había dicho:

"¿Sabes? Nuestro bebé se aburre viendo tu cara, por eso me ha dicho que prefiere ver un poquito la televisión"

Christopher se había reído, y después se había hecho el indignado. Aunque claro, jamás podría enojarse con su Minho, mucho menos cuando él se veía tan adorable con los cabellos revueltos mientras le chantajeaba.

Y tras mucho insistir, habían terminado por comprar una TV. Sí, de esas grandes y de excelente calidad. Era obvio, Christopher no escatimaría en gastos, y menos si se trataba de Minho.

Minho le había agradecido con un besito en la mejilla, y había amado ver esa sonrisa reluciente en su rostro por los siguientes días.

En retrospectiva, Minho se había pasado la mañana viendo alguna caricatura. Y sí, se había vuelto demasiado mimado desde que se había enterado que estaba embarazado, ¿Cómo? Aún no lo sabía. Pero había una hermosa criaturita creciendo en su interior.

Se había entretenido viendo Winx, a pesar de que fuera una caricatura para niñas, él amaba ver a Musa, y al idiota de Riven. ¡Definitivamente ella merecía algo más! Aun así él los shippeaba.

Y el programa había terminado, y mientras cambiaba los canales, uno tras otro, hubo algo que le llamó la atención de uno en especial.

Era el canal de las noticias, y él claramente había escuchado al reportero decir:

"Aún se desconoce el paradero de Lee Minho, familiares solicitan que si le han visto se contacten con ellos"

E inmediatamente pensó en su papá, y su mamá.

El tiempo había pasado volando, y él no había tenido tiempo para pensar en aquello alguna vez.

Sí, podían llamarlo tonto. ¿Cómo iba a olvidar, que antes de formar su propia familia, él pertenecía a una?

Inevitablemente, lágrimas se deslizaron por sus mejillas, y náuseas le invadieron.

¿Qué había pasado con sus padres? Seguramente habían estado como locos buscándole, y él simplemente había estado entregándose al mismísimo hijo de Lucifer cada noche.

No pudo soportar demasiado el golpe que aquello significó para él, y corrió al baño a tropezones para vomitar en la taza del baño.

Había sido un mal hijo. A pesar de que había aceptado todo, y su mente era muchísimo más abierta, no pudo evitar sentirse mal.

Sí, sus padres le habían inculcado un montón de cosas que ahora él sabía que tal vez no eran del todo ciertas, pero a final de cuentas, habían sido buenos padres. Y él les amaba.

Los espasmos le recorrieron el cuerpo, y regresó todo lo que había desayunado más temprano. Escuchó pasos apresurados en la habitación y después a la puerta del baño siendo abierta. Una palma se posó en su espalda, y le acarició como terciopelo.

"Mi amor, ¿Estás bien?"

Christopher le sostenía con dulzura, besó su nuca un par de veces y le acarició el cabello. Su mirada preocupada caía en él, Minho estaba seguro de que Chris estaría muy preocupado al verle llorar. Y lo que menos quería era traer problemas a su matrimonio.

Se reincorporó a rastras, y Christopher le ayudó a enjaguarse el rostro y la boca. Le cargó hasta la cama que compartían y le abrigó para después abrazarle.

"Chris..." había susurrado bajito, mientras se aferraba a su pijama. Los brazos fuertes le sostuvieron, y él lloró sabiendo que Christopher estaba ahí para sujetarle.

"Tranquilo, cariño. Todo estará bien"

Minho confió en él, y mientras el medio día se acercaba él se dejó caer en los brazos de su amado, y se sumió en un profundo sueño. Escapando, al parecer, de algo que aún no estaba listo para enfrentar.


꒰🌙꒱


Minho había estado aterrado la siguiente semana en la que se pasó pensando en cuál sería la solución más..., beneficiosa. O menos tormentosa.

Se pasó noches enteras pensando en cómo reaccionarían sus padres al verle.

Estaba más que claro que no podía llegar y plantarse para decirles:

"¡Hey! ¿Qué tal? ¿La señora In les pagó lo que les debía? Bueno, ¡Sorpresa! Me casé con el hijo de Satán y ahora van a ser abuelos, ¡Sorpresa por segunda vez"

No podía llegar así como así. Y temía sus reacciones. Después de todo, eran adultos que toda su vida habían sido criados en la iglesia cristiana, y sus ideas y principios estaban basado en ello.

Afortunadamente, Christopher estuvo ahí para apoyarle y decirle que no importaba qué decisión tomara, él estaría ahí para él.

Fue así como finalmente se decidió, y se dijo a sí mismo que no podía hacer sufrir a su padres, ni a él mismo.

Esa mañana era particularmente fría, estando en el mes de Enero y el frío de la mañana recorriendo las calles. Christopher le había abrigado demasiado bien, exageradamente a decir verdad. Cargaba encima un suéter, un abrigo afelpado y una bufanda cubriéndole parte del rostro.

Según Christopher, así se veía demasiado tierno.

Los nervios le carcomían, y su mente había estado atormentándole lo suficientemente como para hacerle creer que todo iba a resultar muy mal.

Y el viaje dentro del carro fue tortuoso. Chris le sostuvo la mano y nunca le soltó. Vio por las ventanas las calles pasar, y se preguntó cuándo había sido la última vez que había salido. Es decir, con la compañía de Christopher sus días habían sido más que entretenidos, y en casa no había necesitado nada como para tener esa necesidad de salir de aquella comodidad.

La melancolía le recorrió cuando logró reconocer las calles cerca de la casa de sus padres. Lamió muchas veces sus labios en señal de nerviosismo, y tuvo que controlar su propia respiración varias veces.

En algún momento llegaron, y él no lo supo hasta que estuvo frente a la puerta de sus padres. La fachada se veía igual a como la última vez que estuvo ahí, todo estaba exactamente igual.

"Tú puedes, cariño" animó Christopher y él en un impulso tocó la puerta tres veces.

No se escuchó nada, hasta que la puerta delante de él fue abierta y antes de poder ver quién era o de reaccionar, un cuerpo se había abalanzado contra él, apretujándole en un fuerte abrazo.

Sintió sollozos contra su hombro y su pecho se oprimió, ni siquiera pudo reaccionar hasta que el cuerpo se separó de él y pudo ver de quién se trataba.

"Shu-Shuhua..."

"¡Dios, Min! Minho, mi Min, Por fin, fin-finalmente estás de vuelta, te-te extrañé demasiado, ¿Dónde estabas? ¿Por qué-por qué desapareciste así?"

Quien había sido su mejor amiga se soltó a llorar ahí mismo, y él le siguió casi al instante. Se abrazaron durante un par de minutos que fueron como una eternidad, en los que sus corazones se podían sentir aliviados.

"Tus padres, ellos-ellos han estado buscándote, ¿Dónde te habías metido? Nos preocupamos mucho por ti"

"¿Ellos..., Están aquí, en casa?"

Shuhua asintió apresuradamente. Aún con los ojos hinchados y una enorme sonrisa en su rostro. Escaneaba al castaño frente a ella, agradeciendo a Dios por llevarlo de vuelta a su hogar, sin poder creer que estaba ahí realmente.

"Están preocupados por ti, será mejor que entres"

Ella le arrastró hacia adentro, girando su cabeza incontables veces y sonriéndole con ojos llorosos. Christopher, a pesar de que fue totalmente ignorado por la fémina, también entró al hogar del matrimonio Lee.

Dentro, todo estaba acomodado. Había cuadros y varios floreros, la casa era muy acogedora. Incluso captó un cuadro de Minho de bebé, y por un momento pensó en robarse aquel cuadro.

Claro que también le resultó un poco incómodo el lugar. Todo ahí gritaba Dios, y resultaba que él era un demonio. Captó múltiples biblias, y hasta una botella de aceite, que sabía, ocupaban los cristianos al realizar un exorcismo. La piel se le enchinó.

El sonido de una mujer llorando le sacó de su pequeño trance, y cuando volteó hacia el llanto, vio a su esposo ser abrazado por una mujer, que supuso, era su madre.

El llanto era desgarrador, los pequeños gimoteos de Minho también lograban escucharse. Ambos se presionaban contra sí, ante la lejanía que sentían, había entre madre e hijo.

"Gracias a Dios, sabía que volverías, te extrañé muchísimo, Min"

"Mamá... También te extrañé" Pero no fue Dios quien me hizo volver.

Lee Dahyun siempre había sido una mujer hermosa, amada por muchos y excelente madre. Pero justo ahí, se veía destrozada. Con grandes ojeras y cabellos despeinados, rostro afligido y la pesadez de haber sido una mala madre que se asentaba en su pecho.

Había llorado demasiado la pérdida de su tesoro. Y le había orado incontables veces a Dios para que le regresara a su pequeñín, y mientras apresaba a Minho, ella únicamente podía pensar en que todo aquello había sido gracias a Dios. Y por ende, era a quien debía de agradecer.

"Min, ¿Estás bien? ¿Dónde estuviste? ¿Por qué desapareciste? ¿Te hicieron daño?"

Minho negó rápidamente, intentando limpiar sus lágrimas y viendo la apariencia cansada de su madre.

Únicamente quería explicarle todo a sus padres, reestablecer su relación y que todo saliera bien. Pedía porque fuera así.

"Estoy bien, mamá, todo este tiempo lo estuve. Yo-.., lamento haber desaparecido así, de verdad"

"No importa, cariño, ahora debes de estar muy cansado, ¿No? Puedo prepararte algo de comer y-..."

"Mamá, ¿Dónde está papá?"

Dahyun calmó su parloteo, y respiró tranquilamente. Diciéndose a sí misma que claramente su hijo también necesitaba ver a su papá después de haber pasado mucho tiempo sin verles.

Ella le hizo una seña a Shuhua quien salió rápidamente de la sala y se dirigió escaleras hacia arriba.

Volvió a penas unos segundos después, con un Minhyuk sorprendido por la noticia, bajando de las escaleras.

La escena se repitió una vez más. Minhuyk se lanzó hacia Minho y le apresó y lloró largos minutos mientras seguía agradeciendo a Dios por traer de vuelta a su pequeño.

Tras pequeños golpecitos por parte de Minho, finalmente el hombre se alejó.

"Antes que nada, ¿Podemos hablar? Es muy importante"

Minho alcanzó a Christopher y lo arrastró hacia su lado, tomándole como soporte para no derrumbarse ahí mismo. Claramente, ante la conmoción del momento nadie había notado la presencia del pelinegro, y todos susurraron un pequeño "oh, claro, siéntense, están en casa"

Los nervios y la incertidumbre atacó al matrimonio, todos tomaron asiendo en los muebles de la sala. Aun moqueando y llorando por el reciente suceso, sintiendo la alegría en sus corazones.

"Bueno, sé que esto será muy, eh, muy loco, ¿Sí? Y puede que se sientan asustados, pe-pero realmente espero que puedan comprender" comenzó Minho.

Las miradas de las personas que por tanto tiempo apreció se pusieron sobre él, poniéndole más nervioso de lo que estaba. Su garganta se secó, sin saber cómo iniciar adecuadamente. Christopher le apretó el brazo, en señal de apoyo y él asintió listo para todo lo que venía.

"Primero, la-lamento haber desaparecido así, realmente no fue mi intención. Pero todo este tiempo estuve bien, más que bien, no hay de qué preocuparse. Y, esto será raro, y extrañamente va en contra de todo lo que me enseñaron, pero..."

Minho se colocó de pie, y enlazó su mano con la de Christopher bajo la atenta mirada de sus padres, y de Shuhua. Incluso pudo ver cómo el rostro de su madre se contrajo notablemente.

"Bueno, él es Christopher, todo este tiempo estuve con él, y yo-.., nosotros, bueno..., somos esposos" soltó rápidamente, nadie dijo nada, y temiendo lo peor se apresuró a seguir hablando. "Nos casamos hace apenas un par de meses, él, yo- yo le quiero muchísimo y justo ahora soy muy feliz, no tienen de qué tem-..."

Un golpe impactó contra su mejilla.

Todo el mundo se le vino hacia abajo, porque resultaba que sus padres jamás le habían puesto una mano encima. Y recibir una cachetada de su padre, fue lo peor que pudo recibir.

Su mano sostuvo su rostro golpeado, Christopher le jaló detrás de él protegiéndole y vio el rostro rojo de su padre.

"¿Qué has dicho, Min? Hijo, querido, ¿Qué te hicieron? Estás..., estás mal, por favor, retráctate" habló su madre, intentando acercarse a él de no ser porque Christopher aún le protegía.

Aún seguía en su shock. Realmente, no se esperó eso. Tal vez sí esperaba negación por parte de ellos, pero pegarle..., Le rompía todas sus esperanzas.

"Mamá, es verdad. Po-por favor, créeme, no puedo cambiar lo que ya está hecho, y, y, ¡Soy feliz ahora!" lágrimas resbalaron contras sus mejillas. Decepción y miedo eran palpables en el rostro de sus progenitores.

"No permitiré que mi único hijo caiga ante tales artimañas del enemigo" habló por primera vez Minhyuk. Su mirada se calaba en él, y solo pudo hacerse chiquito en su lugar.

"Señores, yo-..." Christopher intentó hablar, pero fue abruptamente detenido.

"¡Tú cállate!" bramó molesta Dahyun.

Pronto, el ambiente se volvió pesado e intranquilo. Todo estaba yendo muy mal, y Minho dudaba que pudiera mejorar. Aun así debía seguir intentando, después de todo, aún eran sus padres, y necesitaba, como mínimo, recibir la misma mirada cálida que le daban cuando era mucho más pequeño.

"Mamá, por favor..., incluso, incluso serás abu-abuela"

Aquello derramó la última gota del vaso.

"¡Minho! ¡Deja de blasfemar de tal forma!" gritó Minhyuk.

"¿Q-qué? ¿A caso te has vuelto loco? Minho, no eras así. No sé qué te hicieron pero te curaremos" Dahyun intentó acercarse una vez más a él, pero Christopher le detuvo y endureció su mirada ante el daño que le estaban haciendo a su pareja.

"Tú.., ¿Qué le has hecho a mi hijo? Ojalá y Dios pueda perdonarlos, pecadores"

Aquello fue señal verde para que finalmente Christopher tomara suavemente a Minho y lo sacara de ahí. No detuvo sus pasos aun cuando escuchó los lloriqueos de su esposo, pero no podía permitirse ser tratado así, mucho menos que lastimaran a su amado.

Minho paró justo en la puerta, de la que alguna vez fue hogar, y respiró hondamente mientas aún lloraba a cantaros.

"Lo siento, mi amor, de verdad..." Chris le ayudó a sostenerse correctamente, mientras intentaba regular su respiración y calmar sus espasmos. También tenía que hacerlo si no quería poner en riesgo la vida de su bebé.

"Creí..., creí que todo s-saldría bien, por un momento lo hice"

"No te preocupes, aquí estoy yo para ti"

Minho apoyó su rostro en el hombro y dejó que le acariciaran la espalda por unos segundos. Le dolía, y muchísimo. ¿Cómo no iba a hacerlo? El rechazo de sus padres le dolía demasiado.

Se imaginó que podrían ser felices todos juntos, tal vez, podían haberse reunido todos los domingos en familia para compartir una rica comida. Con el hijo de Shuhua jugando con su pequeño bebé y su madre diciéndole que hacía una buena pareja con Chris. Pero, lamentablemente, nada de aquello había sucedido.

Su mejilla aún dolía, y tenía unas increíbles náuseas. Deseó jamás haber ido hacia allí.

"¿Podemos irnos?" pidió suavecito y bajito.

Christopher asintió y le ayudó a incorporarse para poder caminar hacia el auto que les esperaba.

Estaban alejándose, cuando la voz de Shuhua rompió el silencio que habitaba las, prontas, frías calles.

"¡Minho!" había gritado, y se había mantenido considerablemente alejada de ellos. Minho volteó y le vio esperando a que ella hablara, con los sentimientos encontrados.

"Min, tú.., ¿Realmente volviste?" dijo ella con mirada impaciente. "Quiero decir, ¿Sigues siendo tú?"

Minho asintió frenéticamente, esperanzas aún volviendo hacia él.
"Siempre he sido yo"

Shuhua asintió con una leve sonrisa, empuñando las manos contra su abrigo.

"Al menos, él te cuidará, ¿Cierto?"

Esta vez, Christopher asintió y se dirigió hacia la mujer.

"Siempre le cuidaré, no dudes de eso."

Shuhua lloró en su lugar. Porque se sentía demasiado feliz de ver a su mejor amigo de nuevo, y ella no lograba comprender nada de lo que había escuchado. Pero, si veía a los ojos de Minho, ella podía ver la felicidad que iluminaba su alma. Y entonces estaba bien. Si Minho estaba bien, ella lo estaba, y con ella, todo también lo estaba.

"Te extrañaré muchísimo"

Y tomando aquello como despedida, Shuhua se adentró hacia la casa, y Minho se sintió bien.

La vio desaparecer por la construcción, y se perdió de su vista en un par de segundos. Lloró una última vez, antes de que Chris le limpiara las lágrimas y besara sus mejillas.

"¿Estás bien?"

"Contigo estoy bien, lo sabes" Christopher juntó sus narices en un beso esquimal, respirando la fragancia que su amado liberaba.

"¿Te arrepientes?" preguntó entonces. " ¿Te arrepientes de haberte casado conmigo? ¿De todo esto? Justo ahora, podrías estar con tu familia, viendo pelis, o compartiendo un chocolatito"

"Christopher" Minho enrolló sus brazos en el cuello del más alto, pegándose más a él y juntando sus frentes. "Tú eres mi familia"

Christopher sonrió, sintiéndose feliz. Porque Minho seguía siendo aquello que siempre había soñado, y no podía estar más agradecido por tenerle allí. Le amaba, le amaba tanto que toda la espera que tuvo que soportar para verle, era compensada por los besitos en las mañanas por parte de su amado. Era compensada por cada Te amo que Minho soltaba cuando se enterraba en él, era muchísimo más que compensada por aquel fruto de su amor que crecía en el vientre de Minho.

Le amaba, y Minho le amaba.

Porque ellos eran su familia, y estaban a nada de agrandarla aún más.

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