ᯓ 𝘁𝗵𝗶𝗿𝘁𝗲𝗲𝗻
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El grupo llegó al lugar donde se encontraba el roble del Ángel, pero la marea había subido y el camino que debían tomar estaba bloqueado por el agua.
—¿Cómo lo véis? —les preguntó JJ.
—Yo lo veo un poco chungo —le respondió Mia cruzándose de brazos mientras John B asentía a su lado.
—¿Por que hacéis como que no vais a seguir adelante? —les dijo Sarah con incredulidad—. Venga ya, ¿desde cuando vais a lo seguro?
—Tienes razón —sonrió John B.
John B arrancó la van, y el vehículo comenzó a avanzar lentamente sobre el agua. Aunque las ruedas patinaron un poco, levantando pequeñas olas que salpicaban alrededor, lograron cruzar sin problemas.
—El roble del Ángel está por aquí —dijo JJ cuando llegaron.
Mia se bajó de la van, cerrando la puerta tras ella.
—Bueno, a ver —dijo JJ girándose para ver a los demás—. En esta zona habitan caimanes, así que estad atentos, ¿vale? No vaya a ser que piséis a una mamá caimán.
—Que buen sitio para aparcar —respondió Sarah con sarcasmo.
—No seáis como Pat Womack, que se llevó un bocado en la pantorrilla —siguió diciendo JJ.
—Eso es una leyenda —le dijo Mia rodando sus ojos—. Tuvo un accidente de coche, pero bueno.
—Vale, tú vive en la ignorancia —le dijo JJ mientras negaba con su cabeza—, pero fue un mordisco de caimán, que lo sé yo.
Mia sonrió levemente antes de contestar con indiferencia.
—Si tú lo dices.
El grupo llegó a un pequeño lago formado por el agua de la marea que había subido.
—Quietos —les ordeno JJ de repente—. He visto algo.
JJ se detuvo en seco y se agachó. Después de mirar fijamente al agua, golpeó la superficie con una rama que recogió del suelo.
—Buena idea, despiértalos —comentó Mia con sarcasmo, cruzándose de brazos.
—Quería asegurarme de que no era un caimán —le respondió JJ encogiéndose de hombros.
De repente, el ruido de un motor atrajo la atención de los Pogues. Rápidamente, todos se ocultaron detrás de unos arbustos lo suficientemente altos para esconderse.
Desde su escondite, Mia observó a Rafe junto con el hombre que acompañaba siempre a Limbrey. Éste último bajaba de un tractor mientras Limbrey, con sus muletas, observaba atentamente la escena.
—No veo nada —se quejó Rafe, claramente frustrado—. ¿Seguro que era aquí?
—El manto está en la cruz, que está encerrada al pie del árbol —le respondió Limbrey con impaciencia.
—Sea lo que sea, quiero mi parte —le insistió Rafe.
La excavadora comenzó a excavar, cuando de repente chocó contra algo sólido. Limbrey se levantó rápidamente con ayuda de sus muletas y se acercó apresuradamente. Rafe también se asomó, encontrándose con un viejo ataúd.
—Denmark la guardó en un ataúd —susurró Pope entre los arbustos.
Mia observó en silencio cómo entre Rafe y el hombre cogían el ataúd con esfuerzo y usaban una palanca para abrirlo. Sin embargo, al revelar el interior, Limbrey se encontró con algo que no esperaba ver.
—Sólo hay un cadáver —murmuró el hombre observando el interior del ataúd—. Lo siento, Carla.
Mia notó cómo Limbrey parecía empezar a desesperarse y su rostro se retorcía de frustración.
—Estará en otro sitio. Se nos ha debido de pasar algo —empezó a decir con la voz entrecortada—. Hay que volver a la sala. ¡Vamos!
Sin perder más tiempo, Limbrey, Rafe y el hombre se subieron a su coche para marcharse del lugar y volver a la mansión de los Cameron para buscar más pistas. A penas unos segundos después de que desaparecieran del roble del Ángel, Pope salió del escondite.
—¡Pope, espera! —le gritó JJ mientras lo seguía.
Mia salió tras ellos, y John B, Sarah y Kiara no tardaron en hacer lo mismo. Pronto, el grupo se posicionó junto al ataúd abierto. Pope se acercó lentamente, observando lo que contenía.
—Cecilia Tanny, la mujer de Denmark —murmuró Pope con la voz temblorosa. Entonces, alzó su mirada hacia los demás—. No se refería a la cruz. La enterró al pie del Ángel.
—"El auténtico tesoro" —susurró Kiara.
—Su mujer —dijo John B.
Pope se arrodilló junto al ataúd, y Mia lo imitó, observando el cadáver descompuesto de Cecilia. Luego desvió la mirada hacia Pope, quien estaba al borde de romper a llorar.
—Denmark fue ahorcado por enterrar a su mujer —dijo Pope con un nudo en la garganta—. Y ahora han profanado su tumba
Mia extendió su mano dentro del ataúd y sacó con cuidado un pequeño anillo plateado de entre las cenizas. Lo observó en silencio mientras sus dedos rozaban la superficie desgastada.
—Seguro que se lo regaló Denmark —murmuró sin quitar la vista del anillo—. Su anillo de boda.
Cuando alza la vista, sus ojos se cruzaron con los de JJ. Por un momento, ninguno dijo nada pero sus miradas lo decían todo. Mia se mordió el interior de su mejilla para apagar sus nervios y apartó la mirada rápidamente, incómoda por la intensidad de la mirada del rubio.
—No podemos dejarla así —les dijo Pope, atrayendo la atención de Mia.
—No te preocupes —le respondió John B mientras se levantaba.
John B y JJ comenzaron a cerrar el ataúd con cuidado. Mientras tanto, Pope recogió unas flores cercanas y las colocó encima con delicadeza. Luego, entre todos, enterraron nuevamente el ataúd.
—Es que no lo entiendo, ya habéis visto el mapa —empezó a decir Pope mientras JJ daba unos últimos golpes con la pala en el suelo—. Escondió el oro para que no lo encontraran en 170 años y le mandó un mensaje a su hijo Robert para que viniera, pero él nunca lo recibió. Denmark quería que encontrara la cruz. Seguro que es aquí, pero es como si...
—¿Se nos pasara algo? —le interrumpió JJ apoyándose en la pala mientras observaba a Pope.
Pope lo miró por la interrupción, pero antes de que pudiera decir algo, JJ llamó la atención de todos.
—Tíos.
Entonces JJ señaló hacia el árbol, y todos se acercaron a él con curiosidad. El rubio comenzó a trepar por la van, y Mia, sin dudarlo dos veces, lo siguió, dejando al resto del grupo observando desde abajo. Una vez arriba de la van, JJ le señaló a Mia un agujero que había en el tronco del árbol.
—Se parece al dibujo de la sala de la isla —comentó Mia observando el agujero detenidamente.
—Habrá que intentarlo —dijo JJ y miró a Mia—. Adelante.
—Estás demente si piensas que voy a meter la mano ahí dentro —le dijo Mia mientras negaba con su cabeza—. Además, yo me metí en la alcantarilla, te toca.
—Vale, ahora voy, es solo que...
—Oh, te da miedo —se burló Mia cuando notó el nerviosismo de JJ—. Es comprensible.
—No me da miedo —le respondió el Pogue rápidamente.
Finalmente, JJ metió la mano dentro del agujero pero de repente empezó a gritar haciendo que todos se sobresaltaran. Parecía que algo lo había agarrado y estaba tirando de él, y JJ luchaba por liberarse de ese agarre.
—¡JJ! —exclamó Mia que rápidamente lo agarró de su brazo para empezar a tirar de él.
Sin embargo, cuando JJ empezó a reír, ella lo empujó ligeramente mientras rodaba sus ojos.
—Idiota —murmuró Mia molesta mientras se bajaba de la van.
—Tendriais que haberos visto las caras —les dijo JJ mientras trataba de contener la risa.
—Que gracioso, JJ —comentó Pope con sarcasmo.
—Ahora en serio, hay algo aquí dentro —les indicó JJ mientras volvía a meter su mano dentro del agujero y sacaba algo de él.
Pope se acercó rápidamente y JJ le entregó el objeto sin rechistar. Mia, curiosa, se asomó por detrás del hombro de Pope, observando una inscripción en la que ponía: "HMS Royal Merchant".
JJ abrió el catalejo y Pope lo examinó de más cerca, dándose cuenta de que en el otro extremo había otra inscripción.
—¿Qué pone? —le preguntó Mia.
—"Sigue buscando con el mismo acierto. La cruz está en el altar del Liberto" —leyó Pope—. ¡Está en la iglesia!
—¿A qué esperamos? —les preguntó JJ mientras bajaba de la van de un salto—. ¡Vamos!
ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲
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