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ᯓ 𝘀𝗲𝘃𝗲𝗻

‎ ‎ᰍ . ° 𝗄𝗈𝗈𝗄𝗌 𝗏𝗌 𝗉𝗈𝗀𝗎𝖾𝗌 . ˎˊ˗
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Mia saltó desde la ventana de su habitación a su jardín, cayendo de rodillas sobre el césped. El golpe de las rodillas hizo que al levantarse se tambaleara, pero ignoró el daño que se había hecho y corrió hacia el muro que rodeaba su casa, tratando de evitar ser vista, y saltó.

Al pasar al otro lado, cayó de nuevo torpemente sobre la acera. Al levantar la vista, se encontró cara a cara con JJ, que tenía su mano tendida hacia Mia, como si supiera que Mia saltaría por esa parte del muro y caería al suelo. Tras Mia aceptar la ayuda de JJ, intercambiaron una sonrisa como saludo y, sin decir nada más, ambos comenzaron a correr.

Llegaban tarde al negocio del padre de Pope, Heyward, donde JJ y Mia se habían ofrecido a trabajar unos turnos para ayudar a que Pope acabara antes.

Cuando llegaron a la tienda, Heyward les recibió sin reclamos por llegar tarde. Era como si el padre de Pope supiera que ambos no llegarían a tiempo.

—Venga, llevad esa comida a Figure Eight —les indicó Heyward mientras le daba dos bolsas de comida a Mia—. Y volved aquí cuando acabéis. Prometí que lo entregaría antes de esta tarde. A los ricos no les gusta esperar a unos Pogues —JJ extendió sus brazos y cogió las bolsas—. Oh, gracias, JJ.

Los tres se despidieron de Heyward y se subieron en la lancha de Mia para poder llevar la comida a los repartos con más facilidad.

—Es como si la tormenta no hubiera existido —comentó Pope observando las mansiones Kooks de su alrededor.

—Porque tienen generadores, tío —respondió JJ—. Dicen que nuestro barrio estará sin luz todo el verano.

—Que guay ser un Pogue —suspiró Pope apoyándose sobre el timón de la lancha con resignación.

Una vez dejaron la lancha en el muelle, Mia y Pope se despidieron de JJ, ya que ambos tenían que repartir los pedidos en la misma zona Kook.

—Se supone que sólo pueden venir por estas zonas gente del club de golf —empezó a decir Mia mientras se adentraban en el campo de golf de los Kooks—, pero mi hermano está dentro de ese club, así que siguiendo una lógica que me acabo de inventar, yo también puedo venir por aquí.

—Dudo que estés en lo cierto —rió Pope—, pero no tenemos mucho tiempo para entregar esto.

Mia, sin embargo, se pasó la mitad del camino tratando de convencer a Pope de por qué la teoría de que ella podía entrar al campo de golf era lógica.

—No puedes negarlo, Pope, sabes que... —comenzó a decir Mia, pero fue interrumpida.

De la nada, Rafe apareció con Topper siguiéndole de cerca con sonrisas arrogantes en sus rostros.

—¿Qué pasa, tío? —les saludó Rafe fingiendo amabilidad—. ¿Cuánto cuestan las cervezas? Oh, hola Mia, no sabía que ahora eras una Pogue —

Mia respondió con una leve sonrisa como si quisiera decir "¡sorpresa!".

—No están en venta —le respondió Pope, que trató de seguir su camino sin prestar atención a Rafe.

—Espera, espera —le detuvo Rafe, bloqueándole el camino con el palo de golf—. Entonces, podrás regalarnos una.

—O podéis encargarla como todo el mundo —intervino Mia tratando de calmar la situación mientras tiraba suavemente del brazo de Pope para salir de aquel lugar cuanto antes.

—Ey, Pope —lo detuvo Rafe de nuevo—, creo que no me estás escuchando. Llevas un montón y nosotros, no tenemos nada.

—Nada de nada —repitió Topper sonriéndole a Rafe.

—Ni siquiera son mías —empezó a decirles Pope—, ya están pagadas.

—¿Ya están pagadas? —se burló Rafe mientras se inclinaba para revisar las bolsas—. Seguro que las has robado.

De repente, Rafe rompió las bolsas de plástico con el palo de golf, haciendo que todos los productos cayeran al suelo.

—¿Qué coño hacéis? —gritó Pope acercándose a Rafe para empujarlo en un arrebato de furia—. Me lo tenéis que pagar.

—No te pienso pagar una mierda, Pogue —le espetó Rafe empujándolo de vuelta.

—¡Tío, sólo queremos una cerveza! —exclamó Topper tratando de acercarse a Pope.

—Estáis dementes —les dijo Mia con impotencia al ver que la situación estaba escalando demasiado rápido—. ¡Pope, vámonos!

Pero ya era demasiado tarde. Antes de que ambos pudieran huir, Topper trató de arrebatarle la bebida a Pope, quien hacía la mayor fuerza posible para que el Kook no se las quitara de las manos.

—¡Venga, danos una! —exclamó Topper, que acabó lanzando a Pope de un empujón al suelo. Mia, al ver a Pope en el suelo lleno de tierra, corrió hacia él.

—Pope, ¿estás bien? —pero el Pogue se había levantado y se había lanzado contra Topper.

Sin embargo, antes de que pudiera hacerle algo, Rafe levantó el palo de golf y le golpeó en el estómago, haciendo que Pope cayera de inmediato al suelo sin aire.

—¡Rafe, para! —exclamó Mia, que corrió hacia Rafe y empezó a forcejear con él para arrebatarle el palo de golf.

Su esfuerzo fue inútil. Rafe era muchísimo más fuerte que ella, por lo que con un golpe con su palo de golf en la frente, Mia cayó al suelo, golpeando su espalda contra la tierra.

—¡Al suelo, idiota! —exclamó Rafe hacia Pope mientras le daba otro golpe con el palo.

—¡Venga, Rafe, vámonos! —le ordenó Topper, al ver a un lado a Pope apenas consciente retorciéndose en el suelo y a Mia tocándose la espalda con dolor.

—Déjalo en paz, Rafe —le pidió Mia desde el suelo cuando vio a su hermano acercándose de nuevo a Pope.

Rafe se inclinó hacia Pope y le dio unos golpecitos en la cara para que recobrara la consciencia.

—No te queremos por aquí —le dijo Rafe con una sonrisa de desprecio—. Aléjate de Figure Eight, Pogue —entonces miró a Mia y le sonrió—. Nos vemos, Mia.

Cuando Topper y Rafe desaparecieron de sus vistas, Mia se dejó caer sobre la hierba sintiéndose mareada y adolorida mientras trataba de retener en sus ojos sus lágrimas de frustración. El dolor de su cabeza era punzante, y cuando se la tocó para tratar de aliviarlo, se dio cuenta de toda la sangre que caía de la herida de su frente.

—Pope —le llamó Mia en un murmuro quebrado y el Pogue giró su cabeza para verla—. Lo siento mucho.

—Mia... no es culpa tuya —suspiró Pope mientras trataba de sentarse.

—Te pagaré la comida y la repartiré mañana a primera hora —le dijo, y a pesar de que Pope trató de negar, Mia no cambió de decisión—. Será mejor que volvamos al barco —suspiró, limpiándose la sangre de su frente con la manga de su camiseta—. JJ debe estar esperándonos.








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Pope y Mia se dirigieron de vuelta a la lancha en silencio. Ambos caminaban lentamente. Sus cuerpos apenas les permitían moverse con normalidad tras haber sido golpeados por Rafe.

Cuando llegaron, Pope fue a encender el motor mientras ambos esperaban a JJ. Mia lo observó con pena al verlo apoyándose en el timón para sollozar.

—Pope, ¿seguro que está bien? —le preguntó Mia tocándole el hombro una vez se acercó a él.

—Eso creo —respondió Pope no muy seguro de sí mismo—. Es que no sé aún cómo le voy a explicar que nos han robado a mi padre, y menos a JJ.

Mia suspiró. Había olvidado el pequeño detalle de que JJ subiría a bordo en cualquier momento e iba a ser imposible esconder las heridas de él.

—¿Qué vamos a decirle a mi padre? —preguntó Pope con un hilo de voz, apoyando su cabeza entre sus manos.

—Yo me encargaré de explicarle todo, Pope —le dijo Mia—. Además, ya te he dicho antes que yo pagaría las entregas.

Pope sonrió en forma de agradecimiento, pero aún había algo que le preocupaba.

—Y a JJ, ¿qué le vamos a decir?

—No lo sé —murmuró Mia con un suspiro—. Pero espero que no se de cuenta. JJ es capaz de hacer cualquier cosa por ti, Pope.

Mia y Pope volvieron a quedarse en silencio, y estuvieron esperando unos minutos hasta que por fin apareció JJ, el cual parecía estar bastante contento.

—¡Pope, Mia! ¡No os vais a creer lo que me acaba de pasar! ¡Los mejores 100 pavos de mi vida! —exclamó eufóricamente mientras entraba en el bote—. Cuenta conmigo para todas las entregas de comida, lo digo en serio.

Pero JJ se extraño cuando vio a Pope mirando fijamente al frente mientras trataba de aguantar las ganas de llorar, y al fondo del bote a Mia, apoyada en la barandilla del barco mientras observaba el mar, y parecía estar evitando la mirada de JJ.

—¿Que os pasa, estáis bien? —les preguntó al notar lo callados que estaban, pero entonces, se fijo en Pope—. Colega, ¿qué te ha pasado en la cara? —JJ levantó rápidamente la gorra que llevaba puesta Pope. Rápidamente apartó la mano de JJ y volvió a colocarse bien la gorra—. ¡Joder! —exclamó cuando vio una gran herida en su cabeza—. ¿Qué ha pasado? —le preguntó JJ con un tono de voz enfadado.

Pope acabó rindiéndose y le contó todo a JJ.

—Rafe y Topper me atacaron y me robaron —empezó a explicar—. Dicen que no quieren Pogues en su lado de la isla.

—Un momento, tú ibas con Mia, ¿no? —Pope no pudo evitarlo y asintió, recibiendo una mirada de reproche por parte de Mia—. Pero Mia es una Kook, ¿por qué no os dejaron pasar?

—No lo sé, JJ —respondió Pope—. Creo que buscaban una venganza por lo que le hicimos a Topper y por eso nos atacaron.

—Espera, ¿nos? ¿A Mia también la han atacado? —preguntó JJ mostrándose aún más enfadado, y de nuevo, Pope no pudo evitar asentir.

—¡Pope! —exclamó Mia—. ¡Habíamos quedado en que no dirías nada!

JJ se acercó rápidamente a Mia y retiró el cabello de su rostro, revelando una herida bastante fea en su frente.

—¡Joder, Mia! Esto tiene muy mala pinta.

—JJ, no es nada que no tenga solución, de verdad —trató de decir Mia restándole importancia mientras volvía a taparse la herida.

—¿Que no es nada? —repitió JJ sin creer lo que acababa de escuchar—. Mia, tu herida y la de Pope están llenas de sangre y no parece algo por lo que no preocuparse.

Mia sabía que ya no había vuelta atrás para que JJ lo dejara pasar, por lo que se mantuvo callada.

—¿Y qué pensáis hacer al respecto? —les preguntó JJ.

Mia no dijo nada, en cambio, Pope sonrió y empezó a caminar hacia el exterior del bote, donde les señaló una lancha que Mia sentía haber visto antes, y unos segundos después, la reconoció como la lancha de Topper.

—El Malibu 24-MXZ, brutal para deportes acuáticos —empezó a explicarles Pope—. El número uno en calidad, lujo y rendimiento.

—Esto es la guerra, Pope —declaró JJ—. Si nos atacan, atacamos.

JJ sacó una bandana y se la puso de forma que dejó su cara completamente tapada. Mia se puso una gorra y unas gafas de sol. 

—Adelante —le indicó JJ y Pope saltó de cabeza de la lancha al agua.

El Pogue empezó a nadar y cuando llegó a la lancha de Topper, se subió. Sin embargo, sintiéndose intranquila, Mia se giró hacia JJ.

—Sigo pensando que esto no es una buena idea, JJ —le dijo Mia preocupadamente—. Quiero decir, es Pope, él no hace estas cosas. Se está jugando una beca.

—Sí, pero no podemos dejar que esos Kooks se salgan con la suya —repuso JJ—. Además, nadie tiene por qué enterarse de esto.

Pope sacó una pieza de la lancha y saltó de nuevo al agua, nadando lo más rápido posible hasta el bote. Cuando Pope llegó, les sonrió orgullosamente mientras les enseñaba la pieza.

—Toma ya, lo has hecho —le dijo JJ entre sorprendido y alegre—. Estoy súper orgulloso de ti.

Pero cuando Pope subió al bote, su rostro se volvió completamente serio.

—Chicos —les llamó, y JJ y Mia lo miraron al instante—. No se lo digáis a nadie.

—Ah, desde luego que no —le dijo JJ despreocupado, pero el rostro de Pope mostraba inquietud.

—No, va en serio, tío —insistió Pope—. Ni a Kie, ni a John B ni a nadie.

—No diremos nada —prometió Mia, haciendo como si se pasara una llave imaginaria por sus labios que más tarde tiró al agua.

—Dame eso, anda —JJ agarró la pieza que sostenía Pope y la lanzó al mar—. Será mejor que nos vayamos.

Finalmente, Pope encendió de nuevo el motor de la lancha para alejarse de la escena del crimen.








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Mia y Kiara se acostaron en una hamaca, justo en frente de la de JJ y al lado de la de John B. Las chicas llevaban un tiempo entreteniéndose con un juego improvisado, tarareando canciones mientras intentaban adivinarlas. Los tres chicos, en cambio, se mantenían en un cómodo silencio.

—Oh, esta es facilísima —rió Mia al escuchar la canción que tarareaba Kie—. You belong with me de Taylor Swift.

—Correcto —asintió Kie mientras reía—. Me plantearía nuestra amistad si no te supieras la canción.

Ambas decidieron que ya habían jugado suficiente tiempo y era hora de dejarlo, por lo que también se mantuvieron en silencio por unos segundos, observando el cielo estrellado.

—¿De verdad crees que está ahí? —rompió el silencio Pope, dirigiéndose hacia John B—. ¿No es un bulo?

—Mi padre lo creía —respondió John B.

—¿Y tú? —le preguntó Pope interesado en la respuesta.

John B se mantuvo en silencio durante unos segundos.

—Después de oír su voz en la cinta... diría que sí, creo que está ahí.

—Sólo hay una forma de averiguarlo —sonrió Pope mientras los demás asentían.

—Lo vamos a encontrar, ¿vale? —le prometió Kiara—. Hasta JJ está convencido.

—Madre mía, JJ, ¿de verdad? —bromeó John B mientras reía.

—Pues claro —asintió JJ—. ¿Cuánto eran, cuatro millones?

—Cuatrocientos millones —respondieron todos a la vez, corrigiéndolo.

—Aún no me creo que estemos hablando de cuatrociento millones —suspiró Mia pensando en todo lo que haría si consiguiera todo el dinero.

—Voy a soñar con barcos hundidos —les dijo JJ mientras se acomodaba en la hamaca—. ¡Buenas noches, chaval!

—¡Buenas noches, payaso! —exclamó de vuelta John B y JJ le sacó el dedo del medio indignado aunque con una sonrisa.

Y así, finalmente todos se acomodaron en sus hamacas y procedieron a descansar después de un día tan largo.

ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲

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