ᰍ . ° 𝗐𝖺𝗋𝖽 𝗂𝗌 𝖺 𝗄𝗂𝗅𝗅𝖾𝗋 .ᐟ ˎˊ˗
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La noche estaba a punto de caer en los Outer Banks. Aún así, los cuatro Pogues decidieron quedarse un rato más hablando en las hamacas del patio de John B.
El hecho de que Mia y JJ tenían algo era muy evidente porque ninguno de los dos se escondía a la hora de mostrarse afecto. Estaban ambos acostados en una hamaca y Mia tenía su cuerpo rodeado por el brazo de JJ, el cual le permitía poder acurrucarse de manera más cómoda sobre el pecho del Pogue.
—Parece que John B se ha quitado del medio —comentó JJ mientras le colocaba en modo de juego su gorra a Mia, quien no pudo evitar sonreír de lado ante las muestras de afecto de JJ.
—Eso, ¿dónde está? —se unió Pope—. Tengo mi entrevista mañana.
—Mi padre se lo ha llevado de pesca —le respondió Mia.
—¿De pesca? —repitió Pope confuso.
—Eso me ha dicho Sarah —contestó Mia sin darle importancia al tema.
Tal vez, Ward tan sólo quería acercarse más a John B para que no se sintiera fuera de lugar en su nuevo hogar. En el fondo, Mia sabía que Ward tenía un poquito de bondad dentro de él y que quería que John B se sintiera como en casa.
—Ey, mirad quién viene —JJ se dio cuenta de que John B por fin había aparecido—. Ya he preparado todo para sacar el oro.
—De eso nada —contestó John B de manera brusca, a lo que los Pogues se miraron con confusión—. Lo he hecho yo.
—Hola, John B —le saludó irónicamente Kie mientras levantaba la mano, pero en lugar de recibir una respuesta por parte de John B, él siguió caminando hacia el interior de la casa alterado—. ¡Oye! —exclamó Kie en un intento fallido de que John B se diera la vuelta.
—¿A qué viene eso? —preguntó Mia con confusión mientras miraba a John B desaparecer por la puerta de la casa.
—¿Qué le pasa? —Pope parecía estar igual de desconcertado que el resto del grupo.
—Eso iba a preguntar yo —comentó JJ por lo bajo mientras se levantaba de la hamaca.
Los cuatro Pogues se adentaron en la casa tras John B para tratar de averiguar qué diablos le pasaba al chico. Pero, en lugar de obtener algún tipo de respuesta por parte de John B, se encontraron al chico rebuscando algo por la casa con nerviosismo y desespero.
—¿Estás bien, tío? —Pope trató de acercarse al lado de John B, pero el Pogue lo ignoró para seguir buscando lo que quería encontrar—. ¿Qué pasa?
—¿Qué estás buscando? —le preguntó Mia con preocupación mientras observaba como John B agarraba la mochila de JJ, y después de rebuscar con inquietud, sacó la pistola.
—John B, ¿para qué quieres la pistola? —JJ se sorprendió por lo alterado y enfadado que se veía John B ya que tan sólo en su mirada podías ver reflejada la ira.
Pero John B no respondió a la pregunta de JJ, por lo que el rubio se acercó a su amigo para tratar de tranquilizarlo para que pudiera contarles lo que le pasaba con tranquilidad, pero John B se tomó aquello como un intento de arrebatarle la pistola de las manos y empujó a JJ con fuerzas sobre el sofá.
—¡Cálmate, John B! —le pidió Mia mientras ayudaba a JJ a levantarse y se aseguraba que no le hubiera pasado nada—. ¿Estás bien? —JJ asintió como respuesta y ambos siguieron a los tres Pogues.
—¿Qué haces? —le gritó Kie con desesperación ante el comportamiento tan misterioso de John B.
Al ver que John B les volvió a ignorar, Pope se puso frente a él para tratar de que John B se detuviera y les explicase lo que estaba pasando, sin embargo, el Pogue, con ira, apartó a Pope de su camino con un fuerte empujón que lo hizo caer al suelo. Kiara, rápidamente, corrió hacia Pope para ayudarlo a levantarse.
—Pope, ¿estás bien? —le preguntó, y cuando el chico asintió con su cabeza, Kiara le dio la espalda a Pope y corrió hacia fuera de la casa tras John B—. John B, ¿qué coño estás haciendo?
Tras largos intentos por parte de los chicos por razonar con John B, el Pogue por fin se detuvo frente a ellos. Cuando Mia observó el rostro de John B, pudo ver cómo sus ojos reflejaban una ira que le erizó la piel del miedo que daba. Su rostro estaba descompuesto por la rabia, cosa que hizo que los Pogues se preocuparan más por su amigo.
—Mató a mi padre —dijo John B con una mezcla de frialdad y rencor que hizo que Mia empezara a temblar al sentir que un mal presentimiento se estaba haciendo presente en ella.
—¿Qué? —susurró Mia cuando notó que John B dirigía su mirada hacia ella con repulsión—. John B, ¿qué te ha pasado? —le preguntó con preocupación al ver que el chico tenía un moretón morado en su ojo. Pero él ignoró la pregunta.
—Lo voy a matar... —el tono en el que John B escupió aquella frase y la forma en la que su pecho subía y bajaba por lo rápido que respiraba le dio un aire de una persona desquiciada—. Voy a matar a tu padre.
Mia sintió como un nudo se formó en su garganta al escuchar aquello. Ella era la primera persona en decir que odiaba a su padre con todo su ser, pero nunca se le habría ocurrido jamás algo como aquello, porque a pesar de lo mal que se lo había hecho pasar a Mia, ella en el fondo lo amaba.
Por aquello, el escuchar las declaraciones de John B sobre sus ansias de matar a su padre, por una parte, quiso indagar en el tema para averiguar los motivos que le llevaban a querer cometer ese crimen, pero por otra parte, Mia no iba a ser capaz de afrontar algo que no quería escuchar. Sin embargo, la ira y el desprecio impregnado en el rostro de John B indicaban que la cosa se iba a poner fea, y que Mia lo iba a pasar fatal tras las explicaciones de John B.
—Ward mató a mi padre.
Al escuchar aquellas palabras, Mia sintió que el mundo se cayó encima de ella. Un gran torbellino de emociones llenas de miedo, tristeza e incredulidad inundaron el cuerpo de Mia. Sin embargo, aunque trató de mantener una mirada fría y una postura defensiva, JJ pudo ver a través de los ojos de Mia la impotencia y el dolor que estaba sintiendo tras aquella noticia.
Sabía que su padre no era la mejor persona de Outer Banks, de hecho, no estaba ni siquiera cerca de serlo. Pero ¿llegar a ser capaz de asesinar a alguien? A pesar de la dura infancia que le dio a Mia y las constantes peleas en su adolescencia, Ward seguía siendo su padre, y por más que lo odiara, lo amaba con todo su ser.
—Mi padre no haría algo así —defendió Mia con un débil hilo de voz, aún incapaz de creer que su padre podía ser un posible asesino.
Mia retrocedió unos pasos hacia atrás, afligida y destrozada. Su corazón no paraba de latir con una fuerza que le provocaba un gran dolor de pecho que le impedía respirar con normalidad.
Vio cómo John B movía los labios en su dirección, claramente contraatacando las defensas de Mia, sin embargo, la chica estaba tan negada a escuchar las verdades que no puso atención a las palabras de John B. JJ también se acercó a ella para darle la mano y tranquilizarla, pero Mia no quiso ni levantar la mirada para verlo.
Se sentía ausente, como si su mente hubiera detenido el tiempo para que Mia se alejara de la realidad y se evadiera como solía hacer con sus problemas. Pero las fijas miradas que mantenían los Pogues sobre ella la estaban agobiando, toda la presión estaba cayendo sobre ella.
Ignorando las caricias para tranquilizarla que JJ le estaba haciendo en la mano, Mia se alejó de él dándose se vuelta para empezar a correr en dirección a su habitación, su zona de confort.
—¡Mia, vuelve! —escuchó como los Pogues le pedían, pero no quería seguir afrontando la realidad, necesitaba evadirse y refugiarse para no pensar en aquello, creyendo que si no prestaba atención a sus problemas desaparecerían, cuando realmente, se volvían cada vez más fuertes y dolorosos de afrontar.
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Mia se encontraba tumbada en la cama de su habitación absorta en sus pensamientos.
Observar las fotos con su familia que adornaban las paredes de su habitación le recordaban los pocos momentos felices de su infancia. Pero esa noche, todas esas imágenes parecían estar distorsionadas por las lágrimas que nublaban su vista.
La incredulidad fue su primera reacción al escuchar las declaraciones de John B. Mia se negó a aceptar la posibilidad de que su padre, a pesar de ser frío y distante con ella, pudiera ser capaz de cometer aquel delito. Entonces Mia recordó como, a pesar del comportamiento que había tenido Ward con ella durante toda su vida y las constantes humillaciones a las que la sometía de constante, ella siempre había encontrado alguna justificación para defender su comportamiento con ella. Al fin y al cabo, él era su padre, y a pesar de no haber sido la mejor figura paternal que podía tener una niña, el cariño, el afecto y el amor que sentía por él eran inquebrantables.
A medida que las palabras de John B resonaban en su mente, la incredulidad se transformó en una profunda tristeza. Mia sintió como si un peso enorme se hubiera colocado sobre su pecho, dificultándole respirar con normalidad. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, deslizándose una tras otra por sus mejillas mientras se dejaba caer sobre su cama abatida, abrazando la almohada como si le fuera la vida en ello.
La tristeza y el dolor que sentía Mia dieron paso a la confusión. Mia no era capaz de comprender cómo alguien tan cercano a ella a quien había amado tanto, aunque con una pizca de resentimiento, podría haber cometido un asesinato. ¿Por qué? Era la pregunta que rondaba por su mente. ¿Qué fue lo que le llevó a su padre a matar al padre de John B? ¿Fue tan sólo por el oro? Si todo esto resultaba ser verdad, esperaba poder encontrar alguna pista que le indicara que Ward tenía unos buenos motivos o lo hizo en defensa propia.
Pero la confusión pronto se mezcló con la culpa, un sentimiento que Mia ya conocía bastante bien. ¿Había algo que ella debería haber visto? ¿Alguna señal, alguna advertencia? Se sintió culpable por haber amado a una persona capaz cometer tal acto, porque por más malo que fuera, nunca llegó a imaginar que podría llegar a asesinar a alguien. ¿Había ignorado todas las señales por temor de ver a su padre como realmente era? Mia tenía tan idealizada la imagen de su padre que la había estado cegando todo este tiempo.
Sin embargo, Mia dejó de llorar por la tristeza y la culpa, y empezó a dejar salir de ella su rabia. Por una parte, estaba enfadada con John B por haberle revelado la verdad de Ward, la cual, Mia había estado evitando durante todo este tiempo. Pero, por otra parte, estaba más furiosa con su padre por haber cometido el asesinato que estaba provocando todo ese dolor.
Sentía muchísima impotencia porque sabía que no iba a ser capaz de enfrentarse a su padre para que le revelara toda la verda. Porque así era Mia, una cobarde, ¿no? Al menos, era lo que ella había estado creyendo durante toda su vida.
Toda esta situación la dejó exhausta, por lo que Mia se quedó tumbada en la cama mirando hacia el techo, de nuevo absorta en sus pensamientos. Quería confrontar a su padre y gritarle todo lo que se había estado callando durante todo este tiempo, pero no podía moverse. Estaba atrapada en un oscuro callejón sin salida con su mundo colapsando a su alrededor.
Sin embargo, la puerta de su habitación sonó y la figura de su padre se asomó por ella. Rápidamente, Mia se sentó en la cama mientras se limpiaba las lágrimas.
—John B ha estado aquí, Mia —empezó a decirle Ward mientras entraba en la habitación, pero Mia no fue capaz de mirarlo a los ojos, no había apartado su vista de sus pies por miedo a no poder esconder su repulsión—. Ha intentado amedrentar a Sarah para...
—Papá, no me mientas —se atrevió a decir Mia, levantando la mirada para ver a su padre.
—Cielo, no lo hago —le prometió a Mia, que no pudo evitar ablandarse ante aquel apodo. ¿Cuándo fue la última vez que la había llamado con ese apodo? Tal vez años.
—Pues si no me estás mintiendo —empezó a decirle Mia—, ¿qué es lo que ha pasado esta mañana cuándo te lo has llevado a pescar?
—Mia, quería llevarme a John B a pescar, Sarah te lo dijo. Lo hice porque todo chico necesita una figura paterna —comenzó a explicarle Ward—. Todo iba bien pero se puso a beber y llegó un momento en el que llegó a acusarme de cosas demenciales —Ward no pudo evitar detenerse horrorizado al recordar las acusaciones de John B—. Y cuanto más intentaba calmarlo más se cabreaba hasta que acabó atacándome.
—No es propio de él —susurró Mia, negando con su cabeza.
—¿No te lo crees? —le cuestionó Ward empezando a alzar la voz—. ¿Quieres ver cómo me clavó el arpón en el brazo? —le imploró, levantándose del sillón en el que estaba sentado para acercarse a Mia—. ¿Quieres ver cómo ha quedado la cubierta del braco?
Ward se levantó la manga de la camisa, revelando un profundo agujero lleno de sangre seca en el brazo a causa del arpón.
—Papá, para —le pidió Mia, que había cerrado sus ojos con fuerza al ver la profunda herida que tenía su padre en el brazo—. Por favor, no me grites.
Mia no pudo evitar sollozar levemente. Ward, al ver a su hija en aquel estado, se sentó de nuevo. Lo último que quería era hacer que Mia se posicionase del lado de John B.
—Lo siento, no quería gritarte —se disculpó Ward bajando el tono de voz y pasando a uno tierno—. John B y sus amigos, no son como tú crees que son, ¿vale? —insistió para tratar de que su hija entrase en razón—. Si hubieras oído las barbaridades que me soltó en el barco...
—¿Como qué? —le cuestionó Mia, expectante por oír la respuesta de su padre, con miedo de que coincidiera con la versión de John B.
—Como que yo había matado a su padre, por ejemplo —le dijo Ward, que al ver el rostro de Mia, supo que John B se le había adelantado—. ¿Te lo ha dicho?
Ward se levantó de donde estaba sentado mientras suspiraba con estrés y se colocaba la mano sobre su frente con preocupación.
—Sé que no he sido un padre ejemplar para ti, he sido muy duro contigo —confesó Ward captando la atención de Mia, la cual había estado toda una vida esperando las disculpas y el aprecio de su padre—. No te di toda la atención que una niña de tu edad necesitaba, sin embargo, te castigaba o gritaba a todas horas. Créeme que si pudiera volver al pasado lo cambiaría y te haría la niña más feliz del mundo, porque te lo mereces.
La sala se llenó de un profundo silencio en el cual, Mia no era capaz de levantar su vista de sus manos, porque sentía que si cruzaba la mirada con su padre, se rompería a llorar.
—Sé que esto no va a cambiar nada entre nosotros, y lo entiendo porque he sido muy malo contigo —le dijo Ward, y realmente, por su tono de voz parecía arrepentido—. El día de la fiesta... No quiero ni recordarlo. Te lo hice pasar tan mal que...
—Papá, lo que pasó en la fiesta ya lo he olvidado, no te preocupes —le interrumpió Mia, alzando la vista para verlo con una pequeña sonrisa.
Ward le sonrió de vuelta, preguntándose cuándo fue la ultima vez que la vio sonreír de aquella manera.
—Sé que sientes algo por ese tal JJ, el amigo de John B, y sé lo intenso que puede llegar a ser, sobretodo a tu edad —Mia abrió los ojos al escuchar aquello, confundida de que su padre lo supiese. ¿De verdad eran tan obvios?—. Pero, cariño, es muy peligroso —le avisó Ward, esta cez con un tono lleno de seriedad—. No sé que podría hacerte si lo hicieras enfadar y eso no puedo permitirlo. Necesito que me prometas que no vas a acercarte a ninguno de ellos y que estaras aquí hasta que todo esto pase.
Mia agachó de nuevo su cabeza con dudas. Por una parte, quería ignorar las acusaciones de John B sobre el asesinato de su padre y empezar de nuevo con él, pero por otra parte, por más que ansiase aquello, sabía en el fondo que lo correcto era ayudar a John B y los Pogues a vengar la muerte de su padre.
—Necesito estar sola y pensar por un tiempo... —acabó respondiendo Mia en un susurro, a lo que su padre suspiró.
—Será lo mejor —le dijo mientras se levantaba del sofá para acercarse a la puerta. Pero antes de salir de la habitación de Mia, Ward se giró hacia ella—. Te quiero, Mia, y no quiero que te pase nada.
—Y yo, papá —respondió Mia mientras veía salir a su padre por la puerta.
En aquel momento, el crimen que había cometido su padre se esfumó de su mente. Las lágrimas empezaron a caer de sus ojos al repetir en su cabeza las dos palabras que tanto habían ansiado escuchar salir de la boca de su padre. Y por primera vez, las dudas sobre con quién posicionarse empezaron a surgir. La idea de que quizás, tan sólo quizás, podrían encontrar una manera de reconciliarse y sanar juntos hizo que, por más egoísta que sonara, Mia quisiera elegir una vida al lado de su padre antes que arriesgarlotodo por vengar la muerte del padre de John B.
ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲
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