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ᯓ 𝗳𝗼𝘂𝗿𝘁𝗲𝗲𝗻

‎ ‎ᰍ . ° 𝗅𝗎𝗄𝖾 𝗆𝖺𝗒𝖻𝖺𝗇𝗄 . ˎˊ˗
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Los Pogues siguieron su camino subidos en la van, sin embargo, volvieron a llegar a una zona inundada por la marea, que esta vez, parecía haber subido un poco más.

—Pinta mal la cosa —comentó John B mientras reducía la velocidad de la furgo.

—¿Qué profundidad tendrá? —les preguntó Kiara inclinándose hacia delante para observar la marea.

—No se ve ni la carretera —respondió Mia asomándose por la ventana de la parte trasera de la van.

John B detuvo la van por completo cuando llegaron a la orilla del agua.

—La marea ha subido más rápido de lo que esperaba —comentó JJ—. ¿A qué altura están las bujías?

—Pues, como la luz trasera —respondió John B.

—¿Eso es como un metro, no? —preguntó Pope.

—Más o menos.

—El agua no debe ser tan profunda —les dijo Kiara tratando de ser optimista.

John B respiró hondo y agarró el volante con fuerza.

—Entonces, señoras y señores, abróchense los cinturones y agárrense —anunció John B—. Arrancando el híper propulsor.

—Amén —susurró Mia antes de que John B arrancara la van.

Cuando John B pisó el acelerador al máximo para lanzarse hacia delante, el barro empezó a saltar en todas direcciones. Sin embargo, el agua era más profunda de lo que habían previsto, por lo que en mitad del camino, el vehículo acabó derrapando. Ese resbalón desvió la van fuera del camino, haciendo que chocara contra un árbol.

El impacto hizo que rodos se tambalearan dentro de la furgo. Mia, con los ojos aún cerrados, soltó el aire que había estado reteniendo.

—Creo que hemos calculado mal —murmuró Pope rompiendo el silencio.

—¿Tú crees? —Mia lo miró con incredulidad.

Los Pogues se bajaron de la van. Mia dudó antes de tocar el agua. Definitivamente sumergirse en el agua llena de barro y suciedad no le hacía mucha gracia. Aunque al final, con una mueca de disgusto, dio un paso, sintiendo el agua turbia llegar hasta sus rodillas.

—Podemos ir andando —sugirió Pope.

—¿Y dejamos la furgo? —le cuestionó John B, claramente negándose a dejar la van tirada en el agua—. La marea está subiendo.

—¿Y qué hacemos? —les preguntó Sarah.

—Puedo robarle el coche a Rose —propuso Mia encogiéndose de hombros.

—¿Estás segura, Mia? —le preguntó Sarah girándose para verla.

—De perdidos al río, ¿no? —dijo Mia sonriendo despreocupadamente.

—También necesitaremos algo para remolcarla —comentó JJ—. En el Chateau está el cabrestante. A unos tres kilómetros.

—Sí, buena idea.

—Pues si vais a hacerlo, salid ya —les indicó John B—. A este ritmo, la furgo se hundirá.








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—¿En serio te parece una buena idea? —le preguntó JJ rompiendo el silencio.

—Nada de lo que hacemos en una buena idea —le respondió Mia sin mirarlo, manteniendo la mirada fija en el camino.

—Eso no responde a mi pregunta —insistió JJ, mostrando una sonrisa ladeada.

—¿Entonces para qué preguntas? —le replicó Mia con ironía.

Finalmente ambos llegaron al muro que separaba la calle de la mansión de los Cameron. Sin pensarlo dos veces, JJ entrelazó sus manos para que Mia se impulsara con ellas.

—Venga, yo te aúpo —le dijo JJ.

Mia se apoyó en sus manos y con un pequeño impulso, escaló el muro. Detrás de ella subió JJ sin ningún tipo de dificultad. Y así, ambos se colaron en la mansión y avanzaron hacia ella a hurtadillas para evitar ser vistos.

—¿Estás segura de hacerlo? —le preguntó JJ en un susurro, deteniéndose antes de que Mia entrara.

—La verdad, no —murmuró Mia—, pero aquí estamos.

JJ asintió y se posicionó cerca de un arbusto para vigilar desde el exterior de la mansión. Mia, por su parte, entró por la puerta trasera que daba a la cocina. Sin embargo, nada más entró, unos pasos acompañados de voces la pusieron en alerta. Mia avanzó pegada a la pared lentamente hasta el lugar del que provenían esas voces, llegando a la sala del mapa de la isla. Con cuidado, se asomó por el marco de la puerta y vio a Rafe, Limbrey y el hombre que la acompañaba examinando cada rincón de la sala, buscando lo que los Pogues ya habían descifrado.

Mia no perdió el tiempo, sabía que en cualquier momento podían adivinar el acertijo como ellos. Caminó hacia el comedor y en la mesita del salón, justo como imaginaba, se encontró las llaves del coche que anteriormente era de Ward. Mia las tomó, cerrando las manos sobre ellas con fuerza.

Mia salió por la misma puerta por la que entró sin hacer ruido. Una vez fuera, corrió hasta donde JJ la esperaba, quien puso una sonrisa de alivio al verla.

—¿Todo bien? —le preguntó él.

—Demasiado fácil para mi gusto —respondió Mia, lanzándole las llaves.

JJ las atrapó en el vuelo y ambos se subieron en el coche de Ward, dejando atrás la mansión para llegar al Chateau. Apenas detuvieron el coche, JJ salió fuera del vehículo.

—No tardo nada, lo prometo —le aseguró JJ mientras se giraba para correr hacia la casa—. ¡Vuelvo enseguida!

Sinin embargo, en un intento de saltar un bordillo, JJ se tropezó y cayó de bruces al suelo.

—¡JJ! —exclamó Mia asomándose por la ventana del coche.

—¡Estoy bien! —respondió JJ incorporándose de nuevo mientras sacudía la tierra de su pelo y continuaba corriendo hacia el Chateau.

Mia negó con la cabeza y dejó escapar una pequeña risa mientras lo observaba desaparecer en la distancia.

Los minutos pasaban, y sentada en el coche, Mia esperaba impacientemente. Tamborileaba los dedos contra el volante mientras miraba a su alrededor, cuando, finalmente, vio salir a JJ del Chateau acompañado de su padre.

Al verlo, Mia se bajó del coche confundida y caminó hacia ellos.

—¿Qué hace aquí? —le preguntó cruzándose de brazos mientras observaba a Luke subirse en el vehículo sin decir nada.

—No importa —respondió JJ rápidamente.

Pero Mia frunció su ceño, evidentemente molesta.

—JJ, la furgoneta se está hundiendo, no hay tiempo —le dijo con impaciencia—. ¿Qué hace tu padre aquí?

Pero JJ la tomó por los hombros, obligándola a mirarla a los ojos.

—Escúchame un momento, ¿quieres? —le pidió JJ—. Vamos al puerto deportivo del Club de la Isla. Allí podrá coger un barco.

—JJ... —Mia lo miró con lástima.

—Necesito 20 minutos —le interrumpió JJ.

—Pero dentro de 20 minutos la furgo será un submarino —suspiró Mia con frustración—. ¿Podemos dejarlo y volver luego?

—¡Lo está persiguiendo la poli! —exclamó JJ haciendo que Mia abriera sus ojos por la sorpresa—. Si hago esto ahora, puede que sea la última vez que lo vea.

Mia lo observó en silencio por un momento, y finalmente cedió con un leve asentimiento.

—Bien —murmuró con resignación.

JJ arrancó el coche y el viaje transcurrió en un silencio bastante incómodo. Mia miraba por la ventana, claramente tratando de evitar la presencia de Luke en el asiento trasero. Por su parte, JJ mantuvo su vista en la carretera sin decir nada.

—Oye, para aquí en la tienda —le dijo Luke cuando llegaron a una gasolinera—. Necesito provisiones.

JJ le obedeció y detuvo el coche en el estacionamiento.

—Galletitas saladas, judías en lata y atún —le ordenó Luke mientras JJ bajaba del coche y se dirigía hacia la tienda.

Mia permaneció en su asiento observando cómo JJ entraba en la tienda, tratando de no prestarle atención a Luke. Sin embargo, éste comenzó a golpear su asiento para llamar su atención.

—Eres un padre horrible, ¿lo sabías? —le dijo Mia sin mirarlo.

—Eso, dame un sermón —le respondió Luke con burla.

—¿Eres consciente de lo especial que es tu hijo? —le preguntó Mia, haciendo que Luke dejara de golpear su asiento—. ¿Remotamente?

—Lo que es es un ladrón —respondió Luke, y Mia negó con su cabeza con incredulidad.

—¿Y tú, qué eres? —le replicó—. Un borracho que solo sabe colocarse y buscarse peleas. Dejas bastante que desear.

Luke se rió ante su comentario, pero Mia no se inmutó.

—Te pareces mucho a tu padre, ¿sabes? —empezó a decirle Luke inclinándose hacia su asiento—. Una Kook que se cree mejor que los demás. Una desagradecida que mira a todos por encima del hombro mientras se pasea en el coche de papá.

Por primera vez, Mia se giró para dirigirle la mirada, y sin pensárselo dos veces, le dio un codazo en el rostro. Luke se echó hacia atrás, sujetándose la cara adolorido.

—No te atrevas a meterte con mi familia —le espetó Mia mientras volvía a dirigir su mirada hacia delante.

Sabía que su familia tenía mucho que reprochar, de hecho estaba formada por dos asesinos, pero no iba a permitir que Luke inventara cosas sobre ella solo para hacerla sentir mal.

JJ regresó en ese momento, tirándole las bolsas de provisiones a Luke antes de subirse de nuevo en el coche.

Finalmente llegaron a su destino. JJ aparcó y se bajó del coche para descargar el maletero. Mientras lo hacía, Luke aprovechó para inclinarse hacia delante desde el asiento trasero.

—Oye, dale saludos a tu padre de mi parte —empezó a decirle Luke con una sonrisa haciendo que Mia se girase para verlo—. Oh, había olvidado ese pequeño detalle.

JJ apareció y apartó a Luke de Mia con brusquedad.

—Calla —le ordenó mientras le hacía salir del coche.

Mia se quedó esperando en el coche, y a cada minuto que veía pasar en su móvil, su preocupación crecía. No tenían mucho tiempo y JJ estaba tardando demasiado para su gusto. Temía que Luke pudiera haberle hecho algo.

Acabó decidiendo bajar del coche e ir a buscarlo. Caminó hacia el muelle, donde se encontró a JJ observando cómo el barco en el que se había subido su padre se alejaba de la orilla lentamente. Sin decir nada, Mia se acercó a él y le ofreció la mano. JJ la tomó y la apretó levemente buscando consuelo.

—¿Cómo te encuentras? —le preguntó Mia con suavidad.

—Mejor que nunca —le respondió JJ esbozando una sonrisa.








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JJ y Mia finalmente llegaron al lugar en el que los Pogues seguían esperándolos. La marea había subido considerablemente y para evitar mojarse, todos estaban subidos sobre la van. Sin embargo, Mia frunció su ceño cuando vio a John B tocándose el pie el cual parecía herido ya que estaba sangrando.

—Mirad quiénes son, el señor y la señora Tortuga —dijo Pope cuando los vio bajar del coche cruzándose de brazos—. Con solo un par de horas de restraso.

—¿Dónde leches os habíais metido? —les preguntó Kiara alzando sus brazos.

—Imprevistos familiares —le respondió Mia encogiéndose de hombros.

—Mi padre estaba en el Chateau —añadió JJ haciendo que todos lo miraran sorprendidos.

—Genial —soltó Pope—. Pues mientras estabas de cháchara con tu padre, a John B le ha mordido un caimán.

—Venga ya —dijo Mia mirando a John B con una mueca de incredulidad.

—¿Es una broma? —le preguntó JJ igual de sorprendido.

—¿A ti te parece que esto es una broma? —exclamó John B mientras se señalaba la herida de su pie—. ¡Me ha mordido un puto caimán!

—Se suponía que ibais a tardar 20 minutos —les dijo Sarah mirándolos acusativamente.

—Hemos venido lo más rápido que hemos podido —se defendió Mia.

—¡Tíos! —JJ elevó la voz para evitar que empezaran una discusión—. En serio, estoy hasta las narices.

Los Pogues se quedaron en silencio mirándose entre sí.

—Mirad —comenzó a decir JJ—. He ayudado a mi padre a irse para siempre. O sea, que no va a volver nunca más. Como dicen los italianos: "bon voyage!"

Mia frunció su ceño ante el comentario, notando que la frase que había dicho JJ no era italiano, sinó francés. Sin embargo, prefirió no decir nada.

—Solo os tengo a vosotros, ¿vale? A nadie más —continuó JJ—. Y he estado muy cerca de perderos a todos. Joder, Kie y Mia, casi os ahogasteis. Pope, a ti te secuestraron. Sarah, a ti te dispararon, y John B, tu casi te conviertes en la cena de un caimán. Esto de culparnos unos a otros es una mierda de Kooks. Nosotros no somos así. Somos Pogues.

—Pogues para siempre —le sonrió Mia.

—Bueno, me he enrollado un poco, no era mi intención —admitió JJ encogiéndose de hombros.

Los Pogues se miraron entre sí en silencio antes de estallar en risas acompañadas por aplausos hacia JJ de forma burlona.

—Creo que este ha sido el discurso de tu vida —bromeó John B.

—Cierto —dijo Pope.

—Sí, pero deberías pensar en apuntarte a clases de italiano porque "bon voyage" es francés —le dijo Mia, que no pudo contenerse.

JJ la miró fingiendo estar indignado y le sacó el dedo del medio, haciendo que Mia riera mientras lo empujaba levemente del hombro.

—Venga, vamos a sacar la furgo de una vez —dijo Kiara saltando de la van.

ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲

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