ᯓ 𝗳𝗼𝘂𝗿𝘁𝗲𝗲𝗻
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Mia decidió que no iba a dejar que sus problemas la absorbieran más. Así que, a pesar de todos los acontecimientos que ocurrieron los últimos días, cuando Mia recibió una llamada de Kie diciéndole que iban a reunirse al restaurante de su padre, aceptó. Pero tampoco quería quería que los Pogues le empezaran a preguntar sobre las heridas que tenía en su brazo. De modo que, como solía hacer anteriormente, se llenó el brazo de pulseras y brazaletes.
Cuando llegó, quedó aliviada al notar que ninguno de sus amigos sospechaban nada sobre sus heridas. Aunque de reojo, pudo ver la mirada preocupada de JJ sobre su antebrazo ya que era el único que sabía sobre su secreto.
—Perdona, ¿dónde dices que te has quedado? —le preguntó Kiara, tratando de confirmar que lo que acababa de escuchar era mentira.
Mia trató de ignorar aquella discusión de nuevo, ya había malgastado demasiada voz y saliva para hablar sobre la nueva vida de John B con la princesa Kook. Tampoco quería crear mal rollos entre ellos, sobretodo porque ahora iba a vivir con él.
—En Tannyhill —le repitió John B.
—Así que vives con Sarah Cameron —murmuró Kie con enfado.
—La razón por la que vivo en casa de Mia es porque su padre me ha echado un cable —se excusó John B—. Y es mucho mejor que un hogar de acogida, que es donde me iban a mandar si Ward no...
—¿Y entonces ahora te dejan entrar en los clubes? —le interrumpió Pope, curioso por saber la respuesta de su amigo.
—Yo que sé, Pope —contestó John B, cansado del tema.
—¿Y qué hay de esos carritos de golf que llevan? —se unió JJ, siguiéndole la corriente a Pope—. ¿Te darán uno?
—¿Viene con el chaleco de punto o eso ya te lo compras tú? —siguió Pope.
—Tío, nos lo prometiste —insistió Kie—. Dijiste que no estabas con ella.
—Es que no lo estoy —negó John B.
—Entonces, si no estás con Sarah, ¿cómo explicas que te besara cuando te quedaste inconsciente delante de todos nosotros? —le cuestionó Mia, cruzando sus brazos—. Parecía que estaba muy coladita por ti.
John B trató de hablar, pero acabó sin articular ninguna palabra, bajando su mirada al suelo.
—Tío, admítelo —le dijo JJ, que se dio cuenta de que su amigo se había quedado sin palabras—, te ha pillado.
—Si quieres juntarte con ella, perfecto, pero te aviso de que ninguna de las dos tiene ganas de hacer nada con Sarah —le avisó Kie mientras a su lado, Mia asentía conforme.
—¿Acaso la veis aquí? No. Pues vamos a centrarnos de una vez —les pidió John B, haciendo que las dos chicas rodaran sus ojos molestas—. Tenemos el mapa, ¿no?
—Está fatal porque el que lo dibujó iba ciego —comentó JJ, observando cómo el dibujo del mapa no se parecía en nada a ahora.
—Es porque la costa ha cambiado —le informó Mia con burla. JJ, al escucharlo, hizo una mueca como si estuviera diciendo que tenía sentido.
—Busquemos puntos de referencia que no hayan cambiado —les dijo Pope, así que todo el grupo empezó a buscar zonas en el mapa que se parecieran a la actualidad.
—¿Los antiguos fuertes? —les preguntó John B mientras señalaba el lugar, pero Pope negó con su cabeza.
Entonces Mia señaló otro lugar.
—Battery Jasper —propuso, y cuando Pope asintió conforme, rápidamente, los Pogues ayudaron a Kie a guardar todo el desorden que habían causado en el The Wreck en au sitio y fueron directos a la van para ir hacia el nuevo destino.
Al llegar a su parada, los chicos bajaron de la camioneta. Como el pico de la colina era tan alto, era más fácil ver todo con claridad. Rápidamente, John B dejó el mapa sobre unas grandes piedras que habían dispersas por la colina.
—Battery está aquí —Pope señaló el lugar en el mapa—. Así que si esto es la parcela nueve —continuó, llevando el dedo índice al lugar en el que estaba la parcela—, estará algún punto en el noreste.
—¿Por allí? —Kie señaló la zona y Pope asintió.
—¿Por allí? —les preguntó JJ confundido—. Eso de allí ya no es Tannyhill, es una urbanización.
—La plantación ocupaba toda la isla, pero se vendió por partes —le explicó John B.
—Hay que buscar un viejo muro de piedra —les indicó Mia, observando el lugar en el mapa.
Todos se acercaron para comprobarlo, y como había dicho Mia, si encontraban el muro de piedra que estaba dibujado en el mapa, conseguirían descifrar el mapa con más facilidad.
Así que, sin perder tiempo, todos volvieron a subir a la van para seguir su camino. Para que John B supiera por dónde debía ir, Pope se sentó en el asiento de copiloto para darle indicaciones.
Cuando giraron a la izquierda después de pasar por una bifurcación, John B aparcó la camioneta y todos se bajaron de ella, encontrándose de frente con un muro, parecido al que buscaban.
—Esto parece un muro de piedra —comentó Pope, comparando aquel muro con el del mapa—. Tiene que ser aquí.
—¿La casa de los Crain? —les preguntó JJ confundido, mirando la casa que había detrás del muro.
—Esto tiene que ser una broma —murmuró Kiara incrédula.
—Con la de sitios que hay, tenía que ser aquí, precisamente —comentó Pope, mientras en su cabeza no dejaba de preguntarse por qué después de una buena noticia siempre venía una mala.
Asegurándose de que no había nadie por los alrededores de la calle, saltaron el muro.
—Después de escuchar todas las historias sobre la señora Crain, este sitio da mal rollo —comentó Kie mientras se adentraban en el jardín de la casa.
—Yo no me creo lo que se cuenta de este sitio —les dijo John B, mostrándose lo más indiferente posible.
—¿Qué sabéis de lo que pasó aquí? —les preguntó JJ a las chicas, adelantando unos pasos para ponerse a su lado.
—Que la mujer mató a su marido con un hacha y lleva encerrada desde entonces —empezó a decir Mia, observando la cara terror que estaba poniendo JJ—. Y que algunas noches, cuando hay luna llena, se la ve en la ventana —acabó de decir, y a su lado, Kie, que había tratado de aguantarse la risa lo mejor que pudo, no pudo evitar soltar una carcajada, haciendo que Mia se uniera a ella.
—No tiene gracia porque es cierto —les interrumpió JJ, haciendo que las dos chicas pararan de reír—. Os juro que todo es verdad. Yo conocía a Hollis.
—¿Conocías a Hollis Crain? —le preguntó Mia sorprendida.
—Sí —contestó JJ.
—Tío, ¿de qué conociste a Hollis Crain? —le preguntó Pope acercándose a JJ, mientras lo miraba con una cara de no creerse nada.
—Fue mi niñera, tío —empezó a explicar JJ—. Ella me lo contó todo. Me contó la verdad sobre su madre, y lo que pasó en esta casa —y aunque la veracidad de aquella historia no era muy creíble, todos siguieron escuchándolo—. De pequeña, oyó historias sobre que su madre mató a su padre. Hollis no lo creía. Hasta aquella noche.
—¿Qué noche? —le preguntó John B con curiosidad.
—En la que lo recordó todo —les dijo JJ—. Cuando Hollis tenía seis años, oyó a sus padres discutir abajo, así que bajó y se encontró a su madre lavándose las manos en un lavabo lleno de sangre.
Mia no pudo evitar tragar en seco. Aunque estaba convencida de que todo era una historia que alguien se había inventado, no podía evitar preguntarse si realmente era mentira o era real.
—Le dijo que se había cortado un dedo, y al siguiente día, le dijo que su padre y ella se habían separado —continuó JJ—. Hollis observó algo extraño: su madre no dejaba de ir al salón y entraba y salía con bolsas de plástico. Pasaron las semanas y un día Hollis salió a la letrina, y estando sentada, miró hacia abajo, y allí, estaba la cabeza de su padre mirándola fijamente —relató haciendo el gesto de "te estoy viendo" con sus dedos.
—Joder, menuda película —se rio John B, seguro de que aquello era sólo una historia, pero Mia, después de escuchar toda la historia, ya no estaba tan segura de ello.
—Tío, te juro que es verdad —insistió JJ, pero John B negó con su cabeza.
—¿Llamó a la policía? —le preguntó Pope, cuiroso por saber qué pasó después.
—No le dio tiempo —le respondió, pero John B se dio la vuelta para empezar a buscar pistas y JJ tuvo que agarrarlo del brazo para que se detuviera—. ¡Espera, tío! ¿De verdad quieres hacerlo? —le preguntó incrédulo—. Mata a gente con un hacha y vas escayolado.
—No me importa que sea una asesina, ¿vale? —le dijo John B, soltándose del agarre de JJ—. No tenemos nada que perder, ¿o sí? —nadie dijo nada—. Entonces, ¿venís?
—Vamos —contestó Kie por todos, y de nuevo, siguieron caminando hacia la casa de los Crain para buscar alguna pista.
Antes de que Mia pudiera seguir a Pope, JJ la detuvo, agarrándole del brazo. Mia se giró para verlo, confundida de por qué no avanzaba con todos.
—Tú al menos me crees, ¿no? —le preguntó JJ, deseando que al menos ella se fiara de su palabra.
—Pues claro que te creo, JJ —respondió Mia, haciendo que JJ sonriera con alivio—. Después de escuchar la historia completa, creo que te juzgué muy rápido —ambos se sonrieron antes de correr para alcanzar a los demás.
Cuando John B les llamó, todos se acercaron a él para escucharlo hablar.
—Este es el plan —les indicó John B—. Tenemos que buscar el trigo junto al agua, como decía la carta de Denmark.
—Ya, pero, ¿qué clase de agua? —le preguntó Pope—. ¿Agua de un estanque o...?
—¿De una cachimba? —le interrumpió JJ, pero lo único que consiguió fue que todos lo mirasen con incredulidad.
—Sólo hablaba de buscar agua —le respondió John B a Pope.
—Es el mensaje secreto más cutre que he oído —comentó Kiara, quejándose.
—Nadie dijo que sería fácil —le dijo John B con recriminación. Kie rodó sus ojos molesta. Ambos fueron a buscar alguna pista por separado, dejando a Pope, JJ, y Mia atrás.
—Yo busco en el sector noreste y vosotros en el noroeste —les indicó Pope.
—¡La zona de la decapitación! —exclamó JJ fingiendo estar eufórico.
Como les indicó Pope, ambos fueron hacia la parte noroeste de la casa. JJ no podía evitar estar algo tenso por miedo a que le apareciera la señora Crain por una esquina o un arbusto. Aprovechando que el rubio estaba despistado, Mia lo asustó por detrás, agarrándolo del hombro y lanzándolo al suelo sobre el césped. JJ, pensando que era la señora Crain, no pudo evitar soltar un grito agudo, pero cuando vio a Mia sobre él, riéndose por su mueca de espanto y su grito con voz de niña, soltó una risita tensa.
—Ja ja ja —se rio JJ sarcásticamente mientras Mia le tendía la mano para ayudarlo a levantase—. Ha sido súper divertido, qué graciosa eres, Mia.
—Esto era una prueba de cómo usarte como arma de defensa contra la señora Crain —siguió burlándose Mia, mientras retomaba la marcha hacia el noroeste.
—No serías capaz —le dijo JJ, apresurándose para alcanzarla.
—Pruébame —le sonrió Mia.
Pero antes de que JJ pudiera decir algo más para contraatacarla, la voz de John B les interrumpió.
—Chicos, venid aquí —les llamó John B—. No hemos mirado por esta parte.
Entonces, señaló una puertecita que parecía dar al sótano de la casa. JJ miró de reojo la cara de espanto de que tenía Mia en su rostro. Los sótanos eran siempre la escena del crimen. Tratando de no pensar negativamente sobre lo que iban a hacer, Mia se adentró al sotano cuando John B abrió la puerta.
—La señora Crain la cabeza nos cortó —empezó a cantar JJ, que caminaba detrás de Mia—. Luego salió el sol y la sangre resecó.
Mia no pudo evitar sentirse irritada ante aquello. Todo esto de la señora Crain le ponía los pelos de punta y la canción era tan ténebre que la hacía entrar en pánico.
—¿Quieres callarte? —le pidió Pope, que parecía estar igual de exasperado que Mia, la cual, agradeció mentalmente que JJ le hiciera caso.
—¿Veis agua por algún sitio? —les preguntó Kie, observando la zona con determinación, pero recibió una respuesta negativa por parte de su grupo.
—Ni siquiera hay agua en las tuberías —le respondió JJ, dándole golpecitos a una de las tuberías, que de lo seca que estaba, parecía que no había sido utilizada durante décadas.
—No hay ni una sola gota de agua —comentó Mia, observando con la linterna que llevaba en la mano.
—¿Sabéis por qué no lo encontramos? —empezó a decir Kiara, girándose para enfrentar a su amigo—. Por el mal karma.
—Sí —corroboró Mia desde lo lejos—. El karma es un dios.
—Ya estamos otra vez —murmuró John B con cansancio, mientras JJ y Pope se preparaban para lo que se venía.
—Escucha, todo iba bien, pero entonces decidiste meter a Barbie y el rastro se enfría. ¿Coincidencia? No lo creo —le espetó Kie.
—Esta es la razón por la que no quería hablarte de Sarah —le dijo John B.
—¿Si?
—Sí. ¿Qué pasa entre vosotras dos? —le preguntó a Kiara, y luego miró a Mia—. Y Mia, se supone que Sarah es tu hermana, ¿qué rollo os traéis entre las dos?
Todos sabían que algo había pasado entre Kiara, Mia y Sarah, pero en todo este tiempo, ninguna de las dos les había explicado cuál era el problema realmente. Ninguno de los tres chicos sabían los problemas con Sarah de ambas chicas.
—Nada —negó Kiara a la defensiva.
—¿Nada? —repitió John B incrédulo—. ¿Es porque te besé? ¿Ese es el problema?
Pero John B fue interrumpido por la fuerte bofetada que le había pegado Kiara. JJ, Pope y Mia no tuvieron tiempo de reaccionar ya que al instante, Kie siguió contraatacando a John B.
—Deja de tratarme como si fuera una tía obsesionada contigo en vez de como tu mejor amiga que intenta protegerte —le pidió Kiara, claramente enfadada.
—¿De verdad me has pegado? —le preguntó John B, incrédulo por el golpe que acababa de recibir por parte de su mejor amiga.
—Un mosquito —se excusó Kiara con una sonrisa, levantando su mano para enseñarle el mosquito muerto.
—¿Un mosquito? —repitió John B.
—Sí, ¿no lo ves? —se burló Kiara con una sonrisa que desapareció en el instante en el que John B le devolvió la bofetada.
JJ, Pope y Mia compartieron miradas de asombro e incredulidad ante aquella situación tan incómoda.
—¿Y la prueba? —le reprendió Kiara.
John B levantó su mano, mostrando un mosquito en ella.
—¿Si? Pues seguro que ahí hay otro —le dijo Kiara, que se acercó a él para empezar una pelea de niños de tres años.
Mia rodó sus ojos. No iba a estar pendiente de la pelea, si habían venido hasta aquí era por algo e iba a seguir buscando pistas como acordaron hasta encontrar algún indicio que le pudiera indicar algo.
—Si no salimos de aquí los mosquitos nos van a comer vivos —les dijo Mia, agitando su brazo para que los tres mosquitos que habían en él se fueran.
—¿Cómo pueden haber tantos mosquitos en un sótano? —se preguntó Pope.
—Malditos mini-vampiros, dejadme en paz —empezó a quejarse JJ, golpeando el aire con sus puños para alejar a los mosquitos de él.
—¿Y si...?
De repente, la mente de Mia se iluminó. Los mosquitos siempre buscaban la humedad, así que el hecho de que los mosquitos estuvieran amontonados en el sótano de la señora Crain sólo podía significar algo: debía de haber algo de agua por alguna parte.
—Pope —le llamó Mia, y le señaló con su cabeza unas tablas de madera mal puestas.
Ambos subieron sobre las tablas y empezaron a dar golpecitos con sus pies, encontrando un hueco bajo la madera. Rápidamente, Pope buscó una pequeña piedra, y tumbándose sobre la madera, la dejó caer entre las tablas. Pope no pudo evitar sonreírle a Mia cuando escuchó el sonido de la piedra chocando contra el agua.
—Eh, chicos —les llamó la atención Pope—. Ayudadme a mover esto.
Aquello hizo que John B y Kiara volvieran a centrarse en la misión, por lo que dejaron de golpearse y se acercaron con JJ al lado de Pope y Mia. Cuando se colocaron alrededor de las tablas de madera, empezaron a moverlas, revelando un pozo bajo ellas.
—Mi gozo en un pozo —bromeó Pope, acercándose al pozo para observarlo.
—Que chiste más malo —le dijo John B mientras imitaba la acción de su amigo para lograr ver la profundidad del pozo.
—Aquí escondía los cadáveres —comentó JJ.
—Corta el rollo —protestó Pope.
—Bueno, John B, aquí está el agua —le dijo Mia, girándose para verlo—. ¿Cuál es el plan?
—Necesitamos una cuerda —les indicó John B, mirándolos con una sonrisa plasmada en la cara.
El oro estaba muy cerca de ellos.
ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲
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