Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ᯓ 𝗳𝗶𝘃𝗲

‎ ‎ᰍ . ° 𝗉𝗈𝗀𝗎𝖾𝗌 𝟦 𝗅𝗂𝖿𝖾 . ˎˊ˗
: 𓏲🐋 ๋࣭  ࣪ ˖࿐࿔ 🌊

La camioneta avanzaba lentamente mientras los cuatro miraban atentos la gran casa antigua que se erguía frente a ellos. Era el tipo de lugar que uno imaginaba lleno de secretos y de historias sobre el Royal Merchant escondidas en cada rincón.

Pope se armó de valor y subió los escalones del porche el primero. Se detuvo frente a la gran puerta y golpeó tres veces, un poco más fuerte de lo que pretendía.

—Creo que me he pasado de fuerte —murmuró, mirando la puerta con preocupación.

—¿Tu crees? —se rió Mia.

—Ha retumbado toda la casa, eso seguro, así que lo habrán oído perfectamente —le dijo JJ.

Pero tras unos segundos en los que el silencio se prolongó, Kiara resopló.

—No habrá nadie...

Pope estaba a punto de tocar de nuevo cuando la puerta se abrió de golpe, sobresaltándolo. Dio un pequeño brinco, pero se relajó al ver que quien lo recibía era un hombre de semblante serio, aunque al ver a Pope, una sonrisa leve se dibujó en su rostro.

—Tú debes de ser Pope —le dijo el hombre.

Pope asintió, intercambiando miradas con sus amigos, desconfiado.

—¿Es usted el señor Limbrey?

—La señora Limbrey —le corrigió el hombre mientras negaba con su cabeza—. Te estuvo esperando ayer.

—Lo siento, tuvimos problemas en el camino—se excusó Pope—. El coche se nos averió.

—El carburador se rompió en mitad de la nada —añadió JJ encogiéndose de hombros—. Lo sentimos.

—Pues no le hizo ninguna gracia que la dejaras plantada —contestó el hombre con frialdad.

—Quisimos llamar, pero la invitación venía sin ningún número de contacto de referencia —intervino Mia.

—No hemos podido venir antes —le dijo Kiara.

—Tampoco esperaba compañía —siguió diciendo el hombre, mirando a los tres Pogues que acompañaban a Pope con desaprobación.

—Son mis amigos —respondió Pope—. Me ayudaron con el Royal Merchant.

—Las instrucciones eran claras: que vinieras solo —el hombre frunció el ceño—. Que esperen fuera.

—Mire, nosotros vamos en el pack —bufó JJ.

—Da igual, JJ, no insistas —le pidió Pope con un gesto de calma—. Estaré bien.

—Te esperamos aquí —le dijo Kiara, tomando su mano preocupada.

Pope siguió al hombre hacia el interior de la casa mientras los demás se retiraron a la camioneta para esperar.

El tiempo pasó lentamente y Pope no volvía. Mia miraba el reloj con inquietud, JJ tamborileaba sus dedos en el volante y Kiara intentaba mantenerse calmada, pero la tensión en sus rostros era evidente.

Finalmente, vieron a Pope salir al jardín de la casa, acompañado por el mismo hombre y una mujer a su lado con muletas, que parecía ser la señora Limbrey. Se movían hacia el callejón trasero, y Pope caminaba con un gesto tenso.

—¿Irá voluntariamente? —preguntó Mia al ver que Pope miraba a todas partes con una expresión rígida.

—No tiene pinta —susurró JJ.

—Vale, vamos a seguirlo —dijo Kiara, que hizo un ademán de salir del coche que fue detenido por Mia.

—Espera, parece que van hacia el callejón de detrás.

—¿Damos la vuelta? —propuso Kiara.

—Sí, los veremos al otro lado —dijo JJ mientras encendía el motor de la camioneta.

Dieron la vuelta rápidamente, pero para cuando llegaron al otro lado, se dieron cuenta de que habían perdido de vista a Pope y a Limbrey.

—¿Dónde han ido? —preguntó Mia.

—¿Y si están bajo tierra? —sugirió JJ—. En C.H.U.D, cuando se metían en las alcantarillas, la radiación convertía a la gente en...

—JJ, no me hables de alcantarillas, por favor —lo interrumpió Mia—. Mejor centrémonos.

—Sí, sí, perdón —se disculpó el rubio—. ¿Alguna los ve?

—No —respondió Kiara.

Al no verlos, decidieron bajar del coche y entrar en la casa en busca de Pope. Corrieron de un lado a otro por la antigua mansión sin rastro de Pope, hasta que finalmente doblaron una esquina y lo vieron en el suelo, forcejeando con el hombre, quien tenía en la mano un objeto que parecía un taser.

—¡Pope! —gritó Kiara al mismo tiempo que JJ corría hacia ellos.

Con un rápido movimiento, JJ pateó el arma, que voló en dirección a Mia, quien se agachó y la recogió.

Pope aprovechó el momento para darle un último puñetazo al hombre y, sin perder tiempo, los cuatro salieron corriendo de la casa. Al ver que el hombre los seguía, saltaron un muro en el patio trasero y se lanzaron hacia la camioneta, donde JJ arrancó el motor para alejarse de allí lo antes posible.

Sin embargo, al girarse, Kiara se encontró con el hombre entrando en su coche.

—Creo que nos está siguiendo —les avisó.

—No sé qué es lo que quieren, pero parece que se lo toman muy en serio —murmuró Mia.

JJ pisó el acelerador, tratando de ganar velocidad. Entró en el carril contrario en un intento desesperado por perder al coche que los perseguía. Pero justo cuando parecía que iban a chocar contra otro vehículo, JJ giró bruscamente hacia un callejón. Salieron a toda velocidad, apenas esquivando a dos personas que caminaban por allí.

—¡Quitaos de en medio! —gritó JJ mientras el coche pasaba a centímetros de ellos.

—¡Joder, JJ! —protestó Mia, asustada—. ¡Casi los matas!

JJ soltó una risa llena de adrenalina, pero al mirar por el retrovisor vio que el coche seguía tras ellos. Kiara y Mia le gritaron para que se concentrara, y JJ asintió, pisando el acelerador. Pero, de pronto, el motor emitió un ruido extraño y una nube de humo comenzó a salir del capó.

—¡No, no, no! —exclamó Kiara.

—Primera regla: nunca te fíes de un mecánico.

Los cuatro bajaron rápidamente del coche y echaron a correr entre el humo que se dispersaba en el aire. Detrás de ellos, el hombre salió de su coche y Kiara se dio cuenta, alarmada, de que llevaba un arma.

—¡Chicos, creo que va armado! —gritó Kiara.

Pero de repente, un disparo resonó y todos se agacharon sin dejar de correr.

—¡Agachaos! —les ordenó JJ, tirando de Mia para cubrirla de las balas.

Corrieron con todas sus fuerzas, zigzagueando por los callejones tratando de despistar al hombre, pero él les seguía de cerca. En una de las esquinas, JJ chocó con un hombre que llevaba unas cajas, haciéndolo caer al suelo.

—¡Lo siento! —se disculpó mientras seguían corriendo.

Doblaron otra esquina y de repente se encontraron de frente con John B y Sarah, que iban en una bicicleta eléctrica con un pequeño remolque. Mia los miró asombrada, como si se hubiera olvidado de que los estaban persiguiendo.

Mia parpadeó varias veces con incredulidad. Después de todo.. tantas especulaciones, tiempo pensando que le había pasado lo peor... Sarah estaba viva junto a John B.

—¡Subid, chicos! —exclamó John B, sacando a Mia de su trance.

No había tiempo ni para preguntas ni para lágrimas, sólo para obedecer. Sarah esataba frente a ella tendiéndole la mano para que subiera al remolque.

—¡Si os lo explicamos ahora bos atrapan! —exclamó Sarah, que aunque no ocultó su risita, la preocupación era evidente en su rostro.

Sin perder tiempo, Kiara y Mia se subieron como pudieron al remolque junto a ella. John B comenzó a pedalear con fuerza, mientras JJ y Pope empujaban desde atrás para ganar velocidad. El hombre seguía acercándose, y todos le gritaban a John B que fuera más rápido. JJ saltó al remolque, pero Pope tropezó, rodando en el suelo.

—¡Pope! —gritaron todos.

Pope se levantó rápidamente y corrió hasta el remolque antes de que el hombre pudiera alcanzarlo. Kiara le tendió la mano y lo ayudó a subir justo cuando el hombre se abalanzó hacia el chico para atraparlo, cayendo al suelo.

—¡Ahí te quedas! —le gritó JJ, agitando su mano en una despedida burlona mientras se alejaban de él.

Finalmente, llegaron al puerto, donde subieron a una lancha, la desataron y encendieron el motor, listos para regresar a casa.








  : 𓏲🐋 ๋࣭  ࣪ ˖࿐࿔ 🌊

La lancha atracó en el muelle y, apenas aseguraron las cuerdas, JJ dio un paso adelante, llevándose una mano al estómago.

—¿Alguien más se muere de hambre? —les preguntó JJ—. Deberíamos desayunar.

—Algo encontraremos —respondió Sarah, bajando de la lancha.

Kiara, Sarah y Mia se adentraron en un campo cercano, cruzando el descampado en busca de cualquier cosa comestible que pudieran encontrar. Caminaron un poco hasta que, entre la hierba alta y algunos arbustos, descubrieron un pequeño huerto con sandías listas para cosechar. No lo pensaron dos veces y tomaron una. Kiara rompió la fruta contra el suelo, dividiéndola en tres trozos, y se sentaron en un tronco cercano.

—Está buenísima —comentó Mia mientras saboreaba la fruta.

Entonces, Kiara miró a Sarah con curiosidad.

—Oye, ¿de verdad os habéis casado? —le preguntó, llevándose un trozo de sandía a la boca.

—No es que tenga validez legal, pero... —dijo, sonriendo mientras se encogía de hombros—. Sí, nos hemos casado.

Las tres compartieron una mirada cómplice antes de que Sarah mirase a Kiara de manera divertida.

—¿Estoy loca, o me ha parecido que hay algo entre tú y Pope? —le preguntó a Kiara.

—Quién sabe...

—Eso no es un no —se rió Sarah.

—No es un no —repitió Kiara, ruborizada.

Entonces, Mia, que ya había acabado de comer su sandía, rodeó a Sarah con un abrazo.

—Tenemos tantas cosas que contarte —le dijo Mia—. Y creo que tú tamnién, empezando por eso de ahí.

Mia señaló la herida que Sarah tenía en un costado del abdomen, cubierta por una venda. Sarah suspiró y comenzó a contarles sobre el disparo de su hermano Rafe, que en realidad había intentado herir a John B. Mia y Kiara escucharon, horrorizadas y atentas, sin poder creer los detalles.

—Es increíble que estés aquí —le dijo Mia, tratando de olvidar lo que acababa de escuchar de Rafe—. Aún no me lo creo.

Mia se dio un pellizco para comrprobar que no estaba soñando haciendo que tanto Kiara como Sarah empezaran a reír.

—Ha sido todo un caos —respondió Sarah mientras suspiraba.

—Aquí todo sigue igual —intervino Kiara—. Excepto que Mia y JJ se han mudado al Chateau.

—¿Qué? —Sarah miró a Mia con sorpresa—. ¿Y cómo va eso de vivir con él?

—Bien, pero JJ es la persona más desastrosa que he visto nunca —rió Mia mientras Kiara y Sarah reían al imaginar cómo debía estar la casa—. En mi defensa, diré que John B se alegrará cuando vea que he conseguido mantenerlo todo intacto.

Finalmente, una vez terminada la sandía, las chicas se levantaron, estirándose antes de volver al muelle. Al llegar, saludaron a los chicos, sosteniendo cada una una sandía más para casa chico.

—Ey, chicos —saludó Sarah, levantando la sandía que llevaba en dirección a ellos.

—Sólo hemos encontrado piezas de fruta pequeñitas —bromeó Mia mientras JJ y Pope miraban asombrados la fruta.

—Qué pasada —exclamó JJ mientras las chicas se subían de nuevo en la lancha con las sandías.

Los chicos comieron tranquilamente disfrutando de ponerse al día entre ellos, y al terminar, encendieron la lancha y pusieron rumbo al Chateau. Cuando la vieja y querida casa apareció a la vista, John B suspiró, un poco melancólico.

—Seguro que te alegras de verla —le dijo JJ mientras le daba un pequeño codazo.

—Sí, hasta que vea el destrozo que le habrás hecho —respondió John B mientras JJ ponía una mueca de indignación.

—No te preocupes, está como nueva —le aseguró Mia, saliendo en defensa del rubio—. He mantenido a JJ muy firme, siguió cada una de mis normas sin rechistar.

—¿Ah, si? —John ab se echó a reír—. ¿Desde cuando JJ sigue reglas?

—Son mujeres, es mejor no llevarles la contraria—respondió JJ, encogiéndose de hombros.

Los Pogues amarraron la lancha y saltaron al muelle. Mientras caminaban hacia el Chateau, Kiara habló en voz baja, con cierta incomodidad.

—Si os digo la verdad, no estoy deseando pasar por mi casa. Mis padres ya estarán de luto.

—A mi tambien se me caerá el pelo por dejar la camioneta en Charleston —murmuró Pope mientras suspiraba.

—Nadie os espera por aquí —les comentó JJ, y entinces dirigió su mirada a John B y a Sarah—. Y a vosotros dos os da igual llegar 12 horas antes o después.

—No te equivocas —asintió Pope.

—Eso quiere decir que tenemos 12 horas más para hacer lo que nos de la gana —dijo JJ, asomando una sonrisa divertida—. Un poco de diversión Pogue.

Todos se miraron con complicidad, excepto Sarah, que lo miró con el ceño fruncido, no del todo convencida.

—¿Y si nos busca la poli? —les preguntó Sarah—. Me parece una estupidez.

—Sarah, me parece que tu no conoces bien la filosofía de JJ —le dijo Mia, haciendo que Sarah negara con si cabeza.

Entonces, todos dijeron a la misma vez:

—"Las estupideces siempre dan buenos resultados"

—¡Vamos, a por cerveza! —gritó JJ, alzando sus brazos en señal de victoria.








: 𓏲🐋 ๋࣭  ࣪ ˖࿐࿔ 🌊

La noche cayó sobre el Chateau, y la fiesta estaba en su punto máximo. JJ, Pope y John B acababan de unirse a las chicas en el jacuzzi que JJ compró con el dinero que le robaron a Barry cuando les asaltó en medio de la cuneta.

Las luces de las linternas iluminaban el jardín, la música sonaba desde los altavoces, y las cervezas ya corrían en cada mano.

—¡Venga, ronda de cerveza! —exclamó JJ, levantando su lata.

Los tres chicos destaparon sus cervezas y comenzaron a beber lo más rápido posible en una carrera que, como siempre, ganó JJ. Kiara, fumando cerca del borde, rió mientras Mia y Sarah también observaban, divertidas.

Cuando Mia y Kiara empezaron a tener frío metidas dentro del jacuzzi, JJ encendió una fogata, donde todos se sentaron a su alrededor. Todos miraron a Mia expectantes cuando una sonrisa divertida apareció en su rostro.

—Ey, ¿os acordáis de la vez que estuvimos en la casa de la señora Crain buscando el oro? —les preguntó Mia, mirando a JJ con una sonrisa traviesa, haciendo que JJ se pusiera en alerta, mirándola con los ojos entrecerrados.

—¿Por qué siento que esto va a terminar en mi contra?

—Bueno, porque probablemente lo hará —intervino Kiara riéndose.

—¡Dios, esa señora estaba loca! —añadió Pope, sacudiendo la cabeza—. Primero pensábamos que estaba en la planta de arriba y, de repente, salió corriendo escaleras abajo gritando como un demonio detrás de vosotras.

—Lo que pasa es que era rápida, ¿eh? —bromeó John B—. ¿Quién diría que es una anciana?

—Se movía mejor que yo —murmuró Mia con una risita.

—Sí, ¿va a clases de yoga o qué? —se burló Kiara.

—Pero lo mejor fue cuando JJ empezó a gritar como una niña —dijo Mia riendo, imitando el grito de JJ—. "¡Aaah, va a matarnos!"

—Oye, oye, eso fue una reacción lógica —se defendió JJ—. ¿Quién no gritaría si una vieja loca armada te está persiguiendo?

—Sí, pero... ¿"gritos de niña"? —se burló Pope, conteniendo la risa.

—Bueno, al menos no me desmayé —contraatacó JJ, cruzándose de brazos mientras miraba a Mia con una sonrisa victoriosa.

—¿Desmayarse? ¿Quién se desmayó? —preguntó Sarah, divertida.

—Nadie se desmayó —le respondió Mia—. Pero casi, cuando la señora Crain me golpeó. ¡Hasta vi estrellitas!

—Ah, sí, esa fue otra cosa —dijo Kiara, asintiendo—. Nos quedamos paralizadas cuando te vi con sangre en la frente.

—¿Y quién gritó más fuerte que nunca cuando me vio? —añadio Mia, lanzándole una mirada burlona a JJ.

—Para que lo sepáis, eso era parte de mi táctica de distracción... aunque, sí, admito que mi grito os dio a todos la energía para correr más rápido, ¿verdad?

—Lo que hizo tu grito fue darme un susto de muerte —le recriminó Kiara.

—Claro, claro, una gran táctica de distracción, JJ —dijo John B, riendo—. Porque luego tú estabas ya a media milla, fuera de la casa, mientras yo aún intentaba salir del pozo.

—¡Eh! —se rió JJ, alzando las manos—. Os estaba cubriendo desde la retaguardia, ¿vale?

Todos estallaron en carcajadas cuando escucharon a JJ tratando de defenderse mientras él los miraba indignado.

—Definitivamente, eso fue un "momento Pogue" —dijo Kiara, sonriendo.

En medio de la charla, JJ y Pope, como siempre, comenzaron una batalla de empujones y golpes amistosos mientras todos los miran, riendo. El juego consistía en darse pequeños empujones en el hombro y lograr mantenerse en pie, sin caer al suelo.

—¡Vamos, Pope! ¡Enséñale quién manda! —lo animó Sarah riendo mientras Kiara y Mia observaban expectantes.

—¿"Quién manda"? ¡Por favor! —dijo JJ, riendo entre empujones—. Pope no tiene ni una oportunidad contra mí.

—Eso ya lo veremos —sonrió Pope, que, de repente empujó a JJ, y cuando perdió el equilibrio, le metió la pierna por detrás, y con un giro rápido, lo lanzó al suelo.

JJ quedó tirado en el césped, atónito, mientras todos reían.

—¡Ja! Así es como se hace —dijo Pope, sacudiéndose las manos con aire triunfante.

—¿Seguro que no fuiste tú el que practicó lucha libre en la escuela? —bromeó Mia, aún riéndose.

—Venga ya, os habéis confabulado todos en mi contra —refunfuñó JJ, levantándose del suelo y sacudiéndose la tierra de los pantalones—. Esperad a que os toque a vosotros.

—Oye, tranquilo, JJ —dijo John B, dándole palmaditas en el hombro—. Reconoce que te han dado una buena.

JJ soltó una risa, reconociendo finalmente su derrota.

—Está bien, está bien... ¡pero la próxima vez, prepárate! —advirtió JJ, señalando a Pope con una sonrisa desafiante—. Porque esta revancha no termina aquí.

—Bueno, tíos —les dijo Pope mientras tiraba la última lata de cerveza que había bedido en la basura—. Yo ya he tenido suficiente, me largo.

Pope se giró y empezó a marcharse, sin embargo, Kiara rápidamente se levantó de donde estaba sentada para seguirlo.

—¡Qué discretos! —le gritó Mia.

—Me voy y mira lo que pasa —suspiró John B, cruzándose de brazos mientras miraba a JJ fingiendo desaprobación.

—¿Nos culpas a nosotros? —le preguntó JJ.

—A ti más que a Mia —respondió John B—. Me voy a por una cerveza.

Sarah miró a JJ con una expresión de reproche mientras John B se alejaba.

—Tenías una sola tarea, JJ —le dijo—. Nada de líos entre Pogues.

—¿Una sola tarea? —repitió JJ.

—Son códigos, los conoces —le dijo Sarah.

Pero antes de que JJ pudiera responderle, Mia le dio un codazo y señaló hacia John B, que se había quedado observando el árbol en el que talaron la frase "P4L". JJ entendió el mensaje de Mia y se levantó de donde estaba sentado para acercarse a John B, dejando a ambas hermanas solas.

—¿Cómo te encuentras? —le preguntó Mia a Sarah, señalando la herida de su abdomen.

—Adolorida, pero bien —le respondió Sarah—. En serio, estoy perfectamente bien.

Ambas se quedaron en silencio, mirándose con una mezcla de alegría y tristeza, hasta que una lágrima se escapó de los ojos de Mia.

—Oh, ¿estás llorando? —le preguntó Sarah cuando divisó la lágrima, dándole un golpecito en el brazo.

—Te echaba de menos, Sarah —susurró Mia, que no pudo detener todas esas lágrimas que amenazaban con salir se sus ojos.

Rápidamente, Sarah envolvió a Mia en un abrazo.

—Yo también te he echado de menos —murmuró Sarah sin separarse del abrazo.

Pero de repente, el sonido de una puerta de coche al cerrarse rompió el silencio, haciendo que las dos se separaran de golpe y miraran hacia la entrada de la casa.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó John B, que también había escuchado el ruido.

—Era una puerta de un coche —susurró Mia.

Por precaución, los Pogues decidieron trepar al árbol donde estaba tallado el "P4L" y se ocultaron entre las ramas. Apenas lograron acomodarse en silencio cuando vieron aparecer de entre la oscuridad a Rafe, quien observaba la zona con los ojos bien abiertos. Al ver el generador del jacuzzi aún humeando, frunció el ceño, indicándole a Barry, que acababa de aparecer desde dentro del Chateau, que efectivamente había estado aquí.

—¿Has encontrado algo? —le preguntó Rafe.

—Que va, no hay ni Dios —contestó Barry.

Pero Rafe negó con su cabeza mientras señalaba el generador.

—Está claro que estaban aquí —le insistió Rafe—. Mira el humo de ese trasto.

—Que gran observación —se burló Barry.

—No pueden estar muy lejos.

Rafe avanzó hacia el árbol que tenía frente a él y de repente se topó con la inscripción. Barry se acercó y leyó la frase en voz alta, riendo.

—"Pogues para siempre" —se burló—. Así que tus hermanas son unas Pogues para siempre, ¿quién lo iba a decir?

El rostro de Rafe se tornó sombrío y, sin previo aviso, comenzó a temblar de furia. Dio un grito de frustración, lo que hizo que Mia diera un brinco, llevándose las manos a su boca para no emitir ningún sonido.

—¡Relájate, tío!

Pero Rafe no se calmó. Sacó su pistola y comenzó a disparar hacia el árbol, apuntando directamente a la inscripción. Los disparos se volvieron erráticos, y una bala golpeó una rama cerca de la cabeza de Mia. Todos se apretaron contra el árbol, intentando mantenerse en silencio y fuera del alcance de las balas.

—¡Para, Rafe, que nos van a pillar! —Barry lo tomó del brazo y le quitó la pistola de las manos—. Venga, nos vamos.

Rafe se quedó mirando el lugar unos segundos más con la mandíbula apretada antes de seguir a Barry hacia el coche. Los Pogues no se movieron hasta que el sonido del motor se desvaneció en la distancia.

Mia soltó un jadeo, tratando de recuperar el aliento. Se miraron entre sí, en silencio, y después de unos minutos, empezaron a bajar del árbol uno por uno.

Ya en el suelo, se tomaron un momento para procesar lo que acababa de ocurrir.

—Definitivamente, esta noche no vamos a dormir —dijo JJ, sacudiendo las hojas que le habían quedado en el pelo.

—Será mejor que vigilemos por si vuelven —les dijo Mia.

—Propongo que hagamos guardias por turnos —les sugirió John B—. Dudo que esta sea la última vez que Rafe venga por aquí.

—Esta vez Rafe se ha pasado —murmuró Sarah—. No podemos quedarnos tan expuestos.

—Si se atreven a volver, que se preparen para la fiesta Pogue, versión dos —empezó a decirles JJ, tratando de levantar el ánimo del resto—. Y esta vez, traemos las "bienvenidas" como se debe.

Mia sonrió, un poco más tranquila.

—Entonces, ¿nos toca una noche en vela?

—Eso parece.

ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro