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ᯓ 𝗲𝗶𝗴𝗵𝘁

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Era la mañana del día siguiente y Mia se encontraba durmiendo tranquilamente en su habitación. Pero, de repente, se levantó de la cama de un salto al ver la hora.

—¡Mierda!

Había olvidado por completo que hoy era el día en el que iban a buscar el Royal Merchant.

En menos de cinco minutos se vistió, se lavó los dientes y se tapó los moretones de la cara con maquillaje, tratando de hacer el mejor esfuerzo para que no se vieran. Sabía que si JJ los veía se preocuparía.

Cuando acabó, salió corriendo de su casa en dirección al muelle, que por suerte, se encontraba a tan sólo cinco minutos.

Nada más llegó, pudo ver a los cuatro Pogues esperándola ya en la lancha y sonrieron cuando la vieron llegar corriendo. Mia tuvo que parar un segundo para recuperar el aire, apoyando sus manos sobre sus rodillas.

—Lo siento, el sueño me ha ganado —se excusó Mia mientras trataba de controlar su respiración.

Kie ayudó a Mia a subir a la lancha y JJ la arrancó, llevándola así, a la x del mapa del padre de John B, donde indicaba el lugar en el que el Royal Merchant estaba hundido.

Una vez allí, cada uno fue asignado para realizar una tarea. Kiara se encargaba de soltar la soga de dron para que este bajara, Pope observaba por la pantalla lo que mostraba el dron, John B sostenía el mapa y se encargaba de decirle a JJ, que controlaba el bote, por dónde ir. Para que Mia no se quedase sin hacer nada, JJ le dijo que fuera con él para pasar un rato juntos.

Desde el incidente con Rafe y Topper, JJ tenía muchas cosas que decirle a Mia, y este podía ser el momento perfecto.

Mia se sentó sobre la encimera del barco al lado de JJ y miraba cómo las olas del mar chocaban contra la lancha. Por otro lado, JJ no pudo evitar observar el moretón que tenía Mia en la frente. A pesar de la venganza que hicieron contra Rafe y Topper, JJ no podía evitar sentirse furioso por no haber podido evitar que aquel incidente sucediera.

Cuando Mia sintió la mirada de JJ sobre ella, supo al instante que estaba mirando el moretón que estaba medio tapado por el maquillaje. En un intento de no preocupar a JJ, Mia giró su cabeza hacia otro lado, impidiéndole la vista de la herida a JJ.

—No deberías dejar que Rafe se salga con la suya —comentó JJ por lo bajo, manteniendo su mirada en Mia.

Mia abrió sus labios para responder, pero después de unos segundos acabó cerrándolos de nuevo. Lo último que quería era preocupar a JJ. Sus problemas eran suyos, y no quería meter a JJ en ellos.

—Estoy bien, JJ —trató de convencerle Mia con una sonrisa forzada—. Además, no me duele y la herida está desapareciendo.

Mia sabía que no había convencido del todo a JJ, que sabía que la herida estaba cubierta de capas y capas de maquillaje. Pero tuvo que salir de sus pensamientos cuando John B le habló.

—¡JJ, tira el ancla! —gritó—. ¡Señores y señoras, por ser unos Kooks!

Kiara lanzó el dron al agua y empezó a soltar la soga del dispositivo. Pope se colocó frente a la pantalla y John B agarró el mapa.

—JJ, estamos justo encima —le indicó John B—. Diez segundos al noroeste.

—Vale, diez segundos al noroeste —repitió JJ girando el timón.

—¡Treinta metros! —exclamó Kiara y lo apuntó con una tiza en el borde de la lancha.

De repente, Pope jadeó, haciendo que JJ y Mia se giraran para ver qué pasaba, y lo vieron mirando con sorpresa la pantalla.

—¿Qué? ¿Qué? —preguntó John B yendo rápidamente al lado de Pope para ver lo que había visto.

—No es nada —dijo Pope de inmediato, avergonzado de haberse asustado por un pez—. Perdona, creía que había visto... —trató de decir Pope avergonzado.

Mia escuchó el soplido de JJ.

—Y citando el Hobbit: bajando, bajando, al pueblo de trasgos, bajando, bajando, vas tú, muchacho —dijo Pope haciendo que JJ rodara los ojos y Mia, a su lado, soltara una leve carcajada.

—¡120 metros! —exclamó Kiara mientras lo apuntaba con la tiza, pero tan pronto como soltó de nuevo la soga, se dio cuenta de que algo iba mal—. La marea está cambiando.

Mia se giró para ver a Kie, y al notar que le estaba costando lanzar la soga por el viento, decidió ir a ayudarla.

—¡JJ, diez segundos al sureste! —le indicó John B.

—¡Recibido! —exclamó JJ mientras giraba de nuevo el timón—. ¡Mantened el cable alejado de la hélice!

—¡Eso intentamos! —exclamó Mia mientras hacía fuerza para tratar de alejar el cable. Hacía tanto viento que Mia era casi incapaz de ver a través de todo el pelo que había en su cara—. ¡210 metros! —exclamó Mia, y Kiara lo anotó con la tiza en el bote.

Cuando Mia fue capaz de quitarse todo el pelo de la cara, vio al fondo cómo una fuerte tormenta se aproximaba hacia ellos cada vez más y pudo notar al instante que las olas de mar crecieron notoriamente. Ambas chicas tuvieron que hacer la máxima fuerza posible para poder controlar el dron. De repente, una gran ola chocó contra el bote, provocando que Mia perdiera el equilibrio y cayera hacia atrás, llevándose con ella a Kiara. Rapidamente, las dos se reincorporaron de nuevo y agarraron la soga.

—¡270! —exclamó Kiara.

—¡John B hay demasiada corriente, lo vamos a perder! —le dijo Mia con preocupación, esperando que John B diera la orden de volver a la orilla antes de que la tormenta los alcanzara.

—¡Sur, suroeste, JJ! —le indicó John B, y a Mia no le quedó más remedio que seguir bajando el dron—. ¿Ves algo? —le preguntó a Pope.

—No hay nada —respondió éste.

—Deberíamos estar justo encima —murmuró John B, insistente en seguir buscando.

—¡290! —exclamó Kiara mientras Mia lo anotaba con la tiza en el borde del bote.

—¡Ya veo el fondo! —les dijo Pope con alegria.

Mia soltó un suspiro, pero no se calmó del todo, de hecho, el sonido de los truenos y los rayos cayendo a metros de ellos tan sólo hacían que su ansiedad creciera.

Kiara y Mia dejaron caer el resto de la soga al mar y luego fueron con Pope y John B. Los Pogues observaban la pantalla fijamente mientras Pope manejaba el dron.

—Deberíamos ver algo... —murmuró John B sin perder la esperanza.

Y después de tanto tiempo, lo que por tanto tiempo llevaban buscando, apareció en la pantalla.

—Díos mío —murmuró Pope asombrado.

—¿Veis algo? —les preguntó JJ con un grito desde la otra punta del bote.

—Es el Royal Merchant —dijo John B con una sonrisa iluminando su rostro, incapaz de apartar la mirada de la pantalla de la emoción. La pantalla mostraba un enorme barco hundido entre la arena del mar.

Pero Mia no vitoreó como los demás, porque había aprendido que después de una buena noticia siempre venía una mala, y así lo predijo.

El detector de metales del dron fue incapaz de detectar algo y ninguno de los cuatro Pogues logró ver algo con el más mínimo valor.

—No está ahí... —dijo John B mostrando una mueca de gran decepción—. Sacad el dron de ahí —les ordenó a las dos chicas.

—Oye, podemos hacer otra pasada —sugirió Pope tratando de ser lo más optimista posible—. Recargamos la batería y volvemos a bajar.

—Lo hemos recorrido tres veces —empezó a decir JJ desde la cabina—. Ahí no hay nada, no podemos...

—¡Cállate! —le ordenó Kie con un grito, enfadada.

—¿Qué? —se excusó JJ—. ¡Es verdad!

—El oro podría estar enterrado, no lo sabemos —le dijo Kiara convencida de que podían encontrar algo con valor entre los escombros del barco.

—Si estuviera enterrado lo habría pillado el detector de metales —le dijo John B, el cual había perdido la esperanza—. Se nos han adelantado.

—O nunca estuvo ahí —susurró JJ lo suficientemente alto para que Mia lo escuchara.

ᯓ★ 𝗺𝗮𝗱𝗱𝘀𝗰𝗹𝗶𝗻𝗲

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