
𝗢𝗢𝟭. . 𝗡𝗶𝗻̃𝗲𝗿𝗮 𔘓̲
Hoy en día ser un niño con padres divorciados parece ser la moda, una no muy sana pero muy común en la actualidad, ni hablar de las madres solteras, en Corea cada vez encuentras más madres solteras y padres ausentes, pero este caso es uno entre cien, bueno, tal vez estamos exagerando, ¿Uno entre diez? Eso no importa, lo que importa es como los adultos manejan estás situaciones en beneficio para el menor al cuidado.
Nakamura Kazuha es una madre soltera de veintiséis años, se volvió madre a los veintidos a punto de terminar su último año de carrera, había sido un simple resbalón, cosa de una noche, la japonesa jamás creyó quedar embarazada con algo de una sola vez, pero cuando busco al chico para informarle sobre la nueva llegada el chico huyó esa misma noche sin dejar un solo rastro para encontrarlo nuevamente. Los padres de Kazuha eran personas muy influyentes, la chica estaba a punto de graduarse y dejar los estudios por un bebé inesperado no era una opción viable, así que se hicieron cargo de la niña hasta que Kazuha se graduara y entonces ellos moverían unos contactos para que ella consiguiera un trabajo conveniente de manera que también pudiera hacerse cargo de la pequeña criatura a la que le había dado el nombre de Eunchae, Nakamura Eunchae.
Sí, desde aquel día en que Eunchae le fue entregada a Kazuha cómo regalo caído del cielo, Kazuha tuvo que despedirse de todas las noches de sueño, o de comer bien sus tres comidas al día, su vida había sido entregada a Nakamura Eunchae desde el momento en que la tuvo en brazos. Ella se había crecido en una familia llena de amor y comodidades gracias a sus padres, así que quiso darle a su pequeña Eunchae la misma vida. Se esforzó siempre en darle lo mejor de lo mejor, los primeros tres años de vida Eunchae recibió todo de su madre y sus abuelos, la ausencia de un padre no fue notable para ella y estaba bien así. Kazuha siempre trataba de que la ausencia de su progenitor no fuera un problema para la pequeña. Hasta ese gran día en el que Kazuha recibió un ascenso laboral que requería un sacrificio algo grande. Mudarse a la ciudad principal de Seúl fue una decisión que Kazuha pensó bastante, su vida y la de Eunchae estaban en Busan con sus padres. El cambio no solo era para ella como persona independiente sino también como madre. Mudarse implicaba buscar un lugar en el que Eunchae pudiera adaptarse rápidamente, además de eso debía buscar un colegio para la niña ya que era momento de iniciar el jardín y una niñera que estuviera a disposición mientras Kazuha trabajaba. Eran demasiadas cosas para ella, quién protegía a su pequeña como si de una cajita de cristal se tratara.
-Si, bueno señora Oh, es una gran oferta pero...
-Nada de eso Nakamura, te necesitamos aquí lo más rápido posible, no aceptaremos un no por respuesta.
Kazuha hizo una mueca al otro lado de la línea, sabía que la oportunidad era muy buena, pero mirando a su pequeña sentada frente a ella en la alfombra de la sala de estar mientras juega con sus libros didácticos no es precisamente algo que a la mayor le interesara.
-Piénsalo Nakamura, oportunidades así no se presentan siempre, además eres una buena trabajadora, solo puedo pensar en ti para este ascenso.
-Sí, muchas gracias señora -Y colgó. Soltó un suspiro cansado antes de regresar su mirada a su pequeña. La pequeña Eunchae estaba muy concentrada en su juego como para darse cuenta de que su madre la observaba detenidamente. No fue hasta unos segundos después que la menor sintió la mirada de la castaña encima que le dedicó una sonrisa sincera mostrando sus pequeños dientitos de leche que Kazuha se encargaba de cuidarles.
-Ven mamá -La menor palmeó a su lado para que la mayor supiera dónde sentarse sin necesidad de arruinar los juguetes que ya tenía escorados.
Kazuha no lo pensó dos veces antes de correr y sentarse justo donde su hija le indicó, Eunchae sonrió aún más de tener cerca a la persona que más amaba y siguió jugando ella sola. Ella era así, desde que aprendió a moverse sola por la casa, no era raro encontrarla en lugares poco concurridos por sus abuelos o los trabajadores de la casa, a Eunchae le gustaba jugar sola y la única persona que podía invadir su espacio personal era Kazuha, nadie más. Aunque tampoco es como si la mayor tuviera un privilegio más grande que los demás, pues si bien lo dejaba sentarse a su lado, no le permitía tocar ninguno de sus juguetes. Si movía algo y Eunchae se daba cuenta -que es casi siempre-, se enojaba y dejaba de jugar para irse a hacer otra cosa. La pequeña era sin duda una persona muy especial.
-¿Qué haces, Eun? -Decidió hablar la mayor cuando notó que su hija de casi cinco años no pensaba decir nada.
-Miro -Y fue todo lo que salió de sus labios. A Kazuha no le sorprendió, esa era Eunchae, podía hablar casi tan claro como una niña de siete u ocho años, pero rara vez lograbas escuchar su dulce pero seria vocecita, a menos que quisiera algo entonces intentaba expresarse con el menor número de palabras posibles.
En un principio Kazuha creyó que tal vez Eunchae había traído algún problema de nacimiento respecto al habla y recurrió a varios doctores que le hicieron pruebas al infante cuando solo tenía dos años y medio. Todos llegaron a la misma conclusión, Nakamura Eunchae no tenía ningún problema del habla, solo no le gustaba hablar. Al principio tanto la mayor como sus padres intentaron hacer que la menor se viera en la necesidad de hablar aunque sea de manera obligatoria, pero esta se ideó la manera para que sus señas fueran más que suficientes. Al día de hoy los abuelos intentaban que la más pequeña hablara con ellos, Kazuha por otro lado decidió respetar la decisión de su niña y comunicarse con ella a como la menor se sintiera más cómoda.
-¿Eunchae? -La mencionada asintió sin mirar a la mayor, pero eso le bastó a Kazuha para saber que su niña la estaba escuchando. - Me están dando un ascenso, para ganar más dinero - Se detuvo para esperar una reacción de parte de la castaña más pequeña pero ni siquiera pareció inmutarse con la palabras de su mamá. Aún así no dejó de hablar. - Pero eso significa mudarnos, alejarnos de los abuelos. No estaré en casa por las mañanas y parte del día, tal vez tengas que quedarte con una niñera incluso ¿Crees poder con eso?
En ese momento Kazuha esperaba que Eunchae al menos respondiera moviendo la cabeza o algo, pero la de pecas nuevamente no intentó moverse, incluso se veía más concentrada en su libro didáctico. La mayor resopló con resignación, debió haber sabido que a su hija no le importaban este tipo de cosas y que probablemente ni siquiera entendía muy bien sobre lo que hablaba. Revolvió los suaves cabellos de su hija y se puso de pie, por más que lo pensara, Eunchae no podría adaptarse a una persona nueva, ¿Cómo se comunicaría con ellas? ¿Les haría señas hasta que su cuidadora entendiera de lo que hablaba? Era un mal trago que no quería hacerle pasar a su hija, su bebé, su sol. Con la decisión ya tomada se puso de pie y tomó el teléfono para marcar a su jefa, antes de agregar el primer dígito la suave y dulce voz de Eunchae pudo escucharse.
-Di que sí -Kazuha creyó que alucinaba, Eunchae no la miraba, su vista seguía en su juguete pero los dedos de sus pies se movían en señal de que estaba usando todas sus fuerzas para no correr a su cuarto.
-¿Qué dijiste, Eun?
Nuevamente Eunchae se tomó su tiempo para responder, pero al final lo hizo y era lo importante. -Acepta, yo estaré bien, me voy a esforzar con mi niñera -Sin más que decir se puso de pie, calzó sus pequeñas sandalias a un lado de la alfombra y sin recoger nada corrió a su habitación.
-¡Kim YongBok! ¡Ven acá! -Y allí estaban, los mellizos Kim, en medio de lo que sería una discusión estúpida y sin sentido como todas las que tenían a diario.
-¿Qué quieres Chae? -El nombrado salía de su habitación con sus lentes puestos en señal de que estaba usando algún aparato tecnológico. La menor arqueó una ceja dejando de lado cualquier tema tonto por el que pensaba pelear.
-¿Estás ocupado?
-Nada de otro mundo, relleno un formulario para solicitar el empleo de niñero.
Los hermanos Kim eran muy conocidos por su amor a los niños, cuando tenían tiempo libre disfrutaban de prestar sus servicios como niñeros, a su padre no le agradaba mucho la idea tomando en cuenta que incluso él los había obligado a estudiar negocios. Pero la mujer se había salido con la suya logrando graduarse tres años antes de la universidad y dedicándole ese mismo tiempo al estudio de la pedagogía y psicología. Ahora solo trabajaba por las noches mientras ganaba un poco de dinero para invertir en su cuenta de ahorro para crearse así sus propios fondos económicos. Yongbok iba por el mismo camino pero no podía dejar caer todo su dinero en la cuenta debido a que el cuidaba pequeños en menor cantidad de tiempo comparado con su melliza, pues el aún estaba en su último año de la universidad.
-¿Formulario? ¿Quién hace una entrevista en línea para que cuiden de su hijo? -La menor hace una mueca al pensar en lo irresponsable que sonaba ese caso.
-En realidad esto es para ver si puedo hacer la entrevista de trabajo, pero debe ser de esos padres estrictos porque me pidió titulaciones y experiencia de trabajo cuidando niños -Eso le produjo mucha curiosidad a Chaewon. Tal vez se apresuró a sacar conclusiones.
-¿Quién es?
-En computadora dice Nakamura Kazuha, por lo que logré buscar en la red es un empleada de los Oh, supongo que tuvo algún cambio de aires o algo porque hasta hace poco vivía en Busan -Se encoge de hombros.
-¿Trabaja en O. Leaders? Si papá se entera se va a enojar mucho -Así es, el padre de los mellizos era el dueño de la empresa más grande de Corea, K. Bussines, que siempre estaba compitiendo con el antes mencionado.
-Si, bueno, papá no tiene porque enterarse -Se encogió de hombros para regresar a su habitación y terminar el formulario. -Además no es como si fuera a cuidar la debilidad de la empresa, solo es el hijo de uno de los empleados y ya.
chaewon no refutó nada, tenía razón, no estaba haciendo nada malo, le deseó suerte a Yongbok con el empleo mientras ella bebía lo que quedaba de su jugo para luego salir del lugar. Apenas era medio día, su trabajo del día iniciaba hasta las ocho de la noche, supuso que tendría un poco de tiempo para dar un paseo por la ciudad y comprar algunas pinturas para terminar de decorar las paredes de su habitación.
Al adentrarse a la tienda de pinturas todos reconocieron a Chaewon, no por su apellido sino porque ya era muy habitual encontrarse al menos una vez a la semana a la chica en el lugar, incluso ya sabían la hora en que siempre iba.
-Ey, Won.-Una castaña un poco más alta se acercó para saludarla como siempre.
- Yujin, ¿Qué tal? -De volvió el saludo.
-Todo de maravilla, las pinturas que nos regalaste han traído mucha clientela y todos compran pintura como si la magia saliera sola del pincel y las pinturas -Ríe. -¿Trabajarás hoy?
-Sí, Sakura me pidió cubrir el tiempo de Wonyoung, creo que se lastimó en una presentación así que se tomará unos días.
Yujin hizo una mueca, conocía la chica que se había lesionado así que no pudo evitar sentirse mal.
-Tal vez lo vea luego, conociéndola debe estar sola en su departamento para no molestar a nadie - Chaewon le dio la razón reconociendo ya el carácter de su amiga.
Se apuró a terminar las compras para regresar a casa con Yongbok, le gustaba aprovechar los ratos en que se encontraban solo ellos dos para pasar el tiempo juntos ya sea mirando una película o discutiendo por una bobada. Para su sorpresa, cuando llegó no encontró a su mellizo, su pijama estaba tirada en el suelo de la habitación y su clóset todo desordenado, como si hubiera buscado algún guardaropa que no sacaba desde los años luz. chaewon aún algo extrañada por el comportamiento de su hermano, decidió marcarle al teléfono, pero aunque sonaba, al parecer Yongbok no tenía intenciones de contestar.
Kazuha estaba nerviosa, lo admitía. Llevaba casi toda la semana buscando una niñera para Eunchae, ero ninguna podía pasar más de tres horas junto a la castaña sin que saliera corriendo con su mamá o que ellas se desesperaran por el hecho de que Eunchae se negaba a decir una sola palabra, tenían miedo de que algo le pasará bajo sus cuidados por no hablar. A la mayor solo le quedaba ese día para buscar una niñera y una persona más por entrevistar. Con Eunchae en sus brazos, Kazuha tomó asiento frente a él chico de mediana edad que lo esperaba en su vestíbulo.
-Buen día - El chico hace una reverencia sin dejar de sonreír, toda su atención la captó el pequeño en los brazos del mayor. -S-soy Kim Yongbok, mucho gusto.
- Nakamura Kazuha -Con un asentamiento de cabeza se quedó observando los movimientos de Eunchae, alerta de que demostrara alguna incomodidad. - Ella es mi hija, Eunchae- La más pequeña removió su mano en un saludo a el chico y este siendo victima de la lindura de la pequeña la saludó de vuelta. -Tu currículum dice que no es tu primera vez cuidando niños.
-Oh no, cuido niños desde los diecisiete, dejé de hacerlo con regularidad cuando inicié la universidad.
-Aquí dice que sigues estudiando la universidad -Kazuha no parecía una mujer que la estuviera juzgando por sus características, al contrario, parecía muy sorprendida por las habilidades que Yongbok parecía tener a tan temprana edad.
-Así es, pero terminé el semestre un poco antes así que estoy de vacaciones por el momento.
-Ya veo, ¿Te puedo llamar Yongbok?
-Claro, lo prefiero así.
-Bien Yongbok, entonces ¿Qué estudias?
-Administración de empresas. Nada difícil más allá de matemáticas - Kazuha sonrió ante la capacidad que Yongbok demostraba, incluso su positividad estaba seguro que le vendría bien a ambas Nakamura.
-¿Y cómo te interesante por los niños?
-Oh, en realidad mi hermana fue quién me metió a esto de los niños, me hacía acompañarla a los jardines donde ella era voluntaria.
-Ah sí, aquí dice que tiene una hermana melliza -Yongbok asintió.
-Bueno, hasta ahora eres el primero que no me da problemas de confianza, pero lastimosamente yo no soy la prueba de fuego -La mirada de ambos se posó en Eunchae, quién al sentir la mirada de ambos adultos escondió su cara en el pecho de su mamá -Eunchae es una niña especial, por decirlo de alguna manera, no es que no pueda hablar, solo no le gusta así que se comunica por señas a su manera.
El menor entendió enseguida. Por primera vez le agradeció a Chaewon todo lo que le había obligado a aprender respecto a estas situaciones.
-¿Puedo acercarme? -Kazuha acarició las hebras de cabello de Eunchae en espera de alguna reacción, este solo asintió lentamente y Felix tomó eso como la oportunidad perfecta. Con lentitud se arrodilló frente al castaño menor para tenerlo a su altura. -Hola Eunchae, soy Yongbok, mucho gusto. Tú no me conoces pero me gustaría que pudiéramos ser amigos, no es necesario hablar para serlo, sé lo difícil que puede ser adaptarse a personas nuevas y no voy a obligarte a nada, podemos hacer silencio juntos mientras vemos alguna película o dibujamos ¿No te agrada esa idea?
La pequeña lentamente giró su cabecita para poder ver a el mayor frente a ella con una gran sonrisa y sus ojos achicandose ante el gesto. Observó detenidamente su cabello castaño oscuro, sus orbes marrones, su nariz fina y sus delgados labios que encajaban en su delgado rostro.
Extendió su mano y fue cuestión de segundos en qué Yongbok la tomara para devolverle ese pequeño saludo formal.
-Eres bonito -Luego de soltar eso de golpe volvió a esconderse en el pecho de Kazuha y ambos adultos solo atinaron a reír.
-Bueno, gracias Eun, tú también eres muy linda-Trató de seguirle el juego al menor para que no volviera a esconderse en su caparazón tímido. -¿Me dejas ser tu niñero?
Y Eunchae solo asintió sin salir de su escondite.
-Bien, entonces te vemos mañana Yongbok.
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