⨳habitación
Después de la ajetreada noche que tuvieron, Christopher y Minho decidieron que sería mejor dormir. Era demasiado tarde como para que Lee regresara solo a casa, así que el alfa terminó ofreciéndole una habitación de huéspedes.
Por lo que sí, ahí se encuentra en medio de la habitación oscura mirando fijamente el techo. Al menos hasta que su celular vibró.
Felix:
Hola Minho, solo quería desearte
un excelente año nuevo, espero hayas
Disfrutado tu noche, ojalá podamos salir pronto.
No quiere admitirlo pero el estómago se le revolvió de pensar en ver a otro alfa, ¿Estaría bien? No lo sabía. No se sentía correcto pero no iba a detener su vida por un alfa, ¿o sí?
Minho:
¡Hola! Gracias y feliz año para ti
también. Claro que pronto podríamos
salir, tú pon la fecha y yo te llevaré
a conocer la ciudad.
Tecleo rápidamente antes de enviar el mensaje y dejar de lado el teléfono volviendo su mirada al techo.
Han pasado casi dos horas desde que entró ahí y ni siquiera a podido cerrar los ojos. El reloj indica que son las 4:35 así que supone que el sol no va a tardar en aparecer por la ventana, sabe que tendrá unas ojeras horribles, pero no le interesa.
Si es honesto está confundido. Nunca pensó que todo el caos de su vida terminaría así, para nada se le habría ocurrido que en algún punto Christopher preferiría estar con él que con su esposa, porque vamos, Eunha es bonita, adinerada, educada, fértil y es una omega. Bang Eunha es la representación personificada de lo que un omega debería ser. Por otra parte está él, un omega hombre, bonito, sí, pero sin experiencia y de bajos recursos que ha tenido que superar una prueba tras otra para llegar al punto dónde está.
Hay muchos pensamientos, tantísimas preguntas en su cabeza, pero ninguno tiene lógica o respuesta, comienza a abrumarle. Así que para distraerse hace lo que mejor sabe hacer, buscar a Christopher.
En silencio se levanta de la cama para ponerse las sandalias afelpadas que Bang le prestó; sin hacer ningún ruido sale del cuarto y camina despacio por el pasillo hasta el cuarto de la pareja que usualmente vive en la casa.
Todavía cuando llega a la habitación se detiene unos segundos a pensar si realmente quiere entrar, ¿sería demasiado? ¿Y si Christopher no lo recibe bien? Es su hogar y claramente puede decidir mandarlo a volar, sin embargo, la necesidad que invade su pecho y mente es demasiado grande así que toma una decisión.
Debe admitir que se siente nervioso de estar ahí dentro, todo está a oscuras y solo entra un poco de luz nocturna a través de las cortinas por lo que apenas y ve el bulto que hace el cuerpo de Bang debajo de las sábanas.
"Christopher..." Murmura bajito parándose al pie de la cama, suave lo empuja tratando de no ser muy brusco. "Chris, no puedo dormir." Balbucea sintiéndose de repente un niño pequeño de esos que van y buscan a sus padres cuando tienen un mal sueño. "Alfa, por favor..." Gimotea bajito haciendo que el hombre suelte un leve gruñido en señal de que está al menos consiente de su presencia. "Chris, no puedo dormir, ¿Me abrazas por favor?" Cuando el mayor abre apenas un ojo para mirarlo hace un lindo y adorable puchero.
Y como no hay nada en el mundo a lo que Christopher pueda negarse mientras Minho se lo pida, se recorre en el colchón para dejarle un espacio y levanta las cobijas, Lee sonríe complacido antes de subir a la cómoda cama y hundirse en las suaves y calientitas sábanas.
"Ven aquí, mi amor." Aunque apenas se entiende, la voz grave de Christopher lo relaja en exceso y atrae al omega como una polilla así que no tarda en apegarse al cuerpo del alfa y rodearlo con todas sus extremidades notando que se encuentra totalmente desnudo.
"Gracias, Chris." Tararea suave escondiendo el rostro en el cuello del mayor.
Sintiéndose seguros el uno con el otro, pronto los dos caen en un sueño profundo.
〔🥢〕
Cuando por la mañana Christopher despierta son alrededor de las 8:30 o 9:00, no está seguro y tampoco le importa mucho porque lo primero que ve es a Minho sobre él.
"Buenos días, Honnie..." Murmura mientras talla sus ojos con los puños de sus manos en un intento de alejar el sueño.
"Buenos días, querido." Despacio el omega se inclino a dejar un beso sobre los labios del mayor. "Feliz año nuevo." La sonrisa que pinto Minho tan natural, tan brillante y bonita lo hizo sentir que todavía estaba soñando. "Espero que este año cumplas todas tus metas y seas muy muy feliz."
"Feliz año nuevo, precioso." Tarareo llevando sus manos a los muslos del otro para darle un apretón a la suave piel. "Despertando contigo encima mío cada día sería más que feliz." El omega se rió ligeramente sonrojado.
Sin prisas ni preocupaciones volvieron a besarse, lento y calmado, disfrutando de la compañía del otro, solo acariciando el cuerpo contrario. Se besaron hasta que los labios les ardieron y se volvieron rojos, hasta que la respiración comenzó a agitarse y sus cuerpos a reaccionar.
Cuando se separaron definitivamente los dos jadearon tratando de obtener aire nuevo.
"Debo tomar mis supresores, casi lo olvido." Balbuceo Minho haciendo el amago de levantarse, Christopher lo tomo por la cadera para impedirlo.
"No los tomes, hueles menos, mucho menos." Gruñó acomodándose debajo del cuerpo de Minho, sin necesidad de moverlo terminó sentado con la espalda recargada en la cabecera.
"Pero estoy en días de celo y... ya sabes cómo funciona esto." Explicó Lee mordiendo su labio inferior.
"Yo tampoco he tomado los míos, estaremos bien..." Dejó algunos besos en el mentón del omega, quién inmediatamente lo rodeó por el cuello.
"Debería salir de aquí, no creo que a tu esposa le agrade llegar y encontrar a tu amante en su cama." Sabían que no debían, que había algo demasiado malo e increíblemente sucio en sentirse un poco excitados ante la idea. Los dos le echaron la culpa al celo que deberían estar atravesando.
"No creo que regrese pronto." Confesó Christopher con el rostro enterrado en el cuello del otro, llenandose de su delicioso aroma. "Cuando se va regresa dos o tres días después, no hay problema." Minho gimió cuando Bang le mordió el cuello, justo donde un lazo debería formarse algún día.
"Aún sería muy sucio porque después dormirás aquí con ella." Cuando las manos grandes le amasaron los glúteos con fuerza volvió a gemir, su cuerpo era demasiado sensible al tacto del alfa.
"Y te recordaré todo el tiempo ahora sí..." Ronroneo el alfa sacando la camiseta (la cual originalmente era suya) que Minho portaba, al no tener resistencia por parte del otro supo que había ganado.
"Eres un sin vergüenza." Entre tirones se también desapareció el pantalón y las cobijas que estorbaban entre ellos.
"Así te gusto." Le restó importancia Christopher, Minho se rió.
"Sí, así me gustas." Acepto antes de juntar sus labios con los del otro en un beso un poco más desordenado, más pasional.
Se acariciaron, exploraron el cuerpo del contrario, tocaron toda la piel expuesta como si quisieran devorarse, como si estuvieran tratando de memorizar el cuerpo de su amante con solo el tacto. Gastaron la piel entre caricias y los labios en besos secretos.
Sin ningún previo aviso Minho se giró en el regazo del alfa y se penetró a si mismo cuando sintió que su cuerpo estaba lo suficientemente lubricado, gimió bajito cuando Christopher tocó fondo e incluso mordió la rodilla del alfa cuando por accidente se removió y la fricción ardió ligeramente. Christopher era grande y ancho, siempre necesitaba de preparación, pero aquella mañana no importaba, necesitaba sentirlo y recordarse a sí mismo que aquello solo era sexual.
"Debes..." Bang jadeó con voz ahogada. "Tú debes moverte, ya." Balbuceo casi inentendible. "Por favor..."
"No, cállate." Negó con la cabeza y el ceño fruncido. "H-hoy mando yo." Se relamio los labios tomándose unos segundos más antes de rodar sus caderas, los muslos le temblaron con anticipación.
El tiempo parecía infinito, de repente lo segundos ya no transcurrían mientras todo desaparecía alrededor de ellos dos. Respiraban lento tratando de controlar sus respiraciones incluso si el corazón les latía desbocado y su cuerpo se llenaba de sudor. El clima era frío, pero dentro todo se sentía demasiado caluroso, ¿Cómo era posible?
Cuando Minho se sintió menos tembloroso levanto las caderas y sin previo aviso se dejó caer, la fricción demasiado buena e intensa para hacer real les hizo revolotear los ojos.
"Joder, Minho..." Gimió Christopher con las manos aferradas a la cadera del omega que comenzaba a moverse sobre él.
La intromisión y la forma de ajustarse uno al otro fue deliciosa, embriagadora. Les hacía poner los ojos en blanco y abrir la boca sin posibilidad a articular alguna palabra.
Pronto un ritmo se impuso, no era lento pero tampoco demasiado acelerado, era profundo, íntimo y primitivo. El pene del alfa salía durante unos segundos antes de volver a entrar de lleno en Minho, quién parecía perdido en sí mismo, buscando complacerse solo a él ignorando las suplicas del otro por ir más rápido. Incluso si era dejado de lado Christopher no se molestó, jamás lo haría, podría pasar una vida entera viendo solo al omega buscar su satisfacción y estaría encantado.
Se descubrió pensando que incluso si Minho quería jugar y utilizarlo, él se lo permitiría porque era Minho y no podía resistirse ni negarse. No cuando le sonreía con dulzura, no cuando le daba besos y caricias que sin saberlo estaba ambicionando, no cuando estaba con él y parecía un jodido Dios incluso recién despierto o en pleno sexo mañanero. Estaba hecho y vivía solo para admirarlo, lo supo en ese momento en el que Minho lo cabalgaba con los ojos cerrados, la frente húmeda por sudor, la cabeza echada hacia atrás mientras mordía sus labios con fuerza.
Por la posición en la que se encontraban Christopher no podía apreciar demasiado del otro, solo su rostro cuando giraba y se burlaba de sus súplicas, tenía en su máximo esplendor su bonita y brillante espalda, los hoyuelos en la espalda baja, como sus grandes y redondas nalgas lo hacían desaparecer una y otra vez dentro del estrecho canal.
"Te siento tan profundo..." Gimió Minho apoyándose durante unos segundos en las rodillas del alfa para darse soporte. "J-joder, no puedo..." Lloriqueo bajito arañando los muslos del otro en un intento desesperado de aferrarse a algo que lo mantuviera todavía consiente
"Sí, si puedes." Ánimo Christopher con bastante trabajo, le era muy difícil lograr conectar palabras y poder hablar.
Les tomó un poco más establecer otra vez un ritmo, está vez con las manos de Lee aferradas a las rodillas del alfa y las manos de Christopher agarrándole las caderas para ayudarlo a subir y bajar, cada vez más rápido, cada vez más profundo, cada vez más lleno. Se sentía bien, exquisito.
Fue un movimiento accidental el que los hizo gritar, un mínimo movimiento en el que Bang levantó sus caderas para chocar con las del omega para hacerlo desvanecerse, enterrar sus uñas en las rodillas del otro y sus ojos llenarse de lágrimas saladas reflejo del placer.
"Otra vez, otra vez, por favor." Gimió bajito brincando sobre el alfa con devoción, intentando encontrar nuevamente ese punto dulce que lo hizo ver fuegos artificiales. "Te sientes tan bien..."
El sonido que hacían sus pieles humedas al chocar era casi vulgar, el calor en la habitación, todo era demasiado para ser descrito, no existían palabras para poder expresar todo lo que recorría sus terminaciones nerviosas hasta ponerlos a temblar.
"Ven aquí." Gruñó Christopher tirando de los cabellos castaños para unir sus labios en un beso demandante, voraz.
"T-te siento..." Minho jadeo contra los labios del otro antes de volverse a besar hasta quedarse sin aire. "...Aquí" llevo la mano del alfa hasta su vientre bajo dónde con cada movimiento que Lee hacia, lograba sentirse un pequeño empujón contra su mano.
Sin duda alguna aquello fue lo que los hizo llegar al climax donde sin poder avisar Minho se corrió manchando las piernas del rizado, Christopher quedó atrapado dentro del ojimiel llenándolo de su semilla.
〔🥢〕
"Nunca había durado tanto en la cama sin hacer... Nada." Confesó Christopher.
"Bueno, nunca es tarde para una primera vez."? Minho presionó un beso justo en medio de los dos tatuajes que adornaban el pecho del rizado. "Tenía muchas ganas de tener un día contigo, solos y sin nada que hacer." Volvió a recostar su cabeza sobre el pectoral derecho del alfa.
Era cerca de medio día y como no había mucho para el día decidieron quedarse en la habitación principal envueltos entre sábanas. Para su buena suerte, el día anterior los padres de Christopher se habían llevado a Jungwon para pasar el fin de semana con él y bueno, ni hablar de Eunha.
"Christopher..." Murmuró después de unos minutos en silencio, el nombrado detuvo las caricias que estaba haciendo sobre el muslo del omega.
"¿Qué pasa, mi amor?" Bajo la mirada hasta toparse con los bonitos ojos mieles.
"Tú... ¿qué pasaría si otro alfa intenta cortejarme?" Preguntó dubitativo.
"Pues lo mandamos al diablo, precioso." Soltó una leve risa como si fuera lo más obvio del mundo. "Eres mí omega, Honnie. No deberías preguntar eso."
"Pero tú estás casado." Justificó Minho. "Y yo también quiero ser feliz, no solo esconderme."
"¿Estás tratando de decirme algo?" Levantó ambas cejas con incredulidad.
"No, no, para nada. Solo pregunto qué va a pasar si ya sabes, Eunha se entera o si alguien más me gusta." Se justifico sentándose en la cama, Christopher frunció el ceño no muy contento con la conversación.
"Bueno, Eunha no debería enterarse." También él se sentó en la cama. "Y en segunda, no te gusta nadie más, estoy seguro."
"¿Y si lo hiciera? ¿Si las dos cosas pasarán?" Insistió Minho. "Yo no voy a vivir oculto toda una vida, eso no es ser feliz, en algún momento Jungwon va a crecer, lo va a notar, Eunha se va a enterar, todo se va a derrumbar, Christopher. No quiero vivir a las sombras."
"¿Entonces tú qué propones?" Se tomaron de las manos y entrelazaron sus dedos, inconscientes los dos sonrieron.
"Si yo te lo pidiera, ¿Dejarías a Eunha?"
Cuando iba a responder, otra voz lo interrumpió.
"¿Christopher? ¡Christopher! ¡¿Estás en casa?!" La voz aguda de Eunha a mitad de pasillo los hizo mirarse con sorpresa. "¡Christopher!" Tocó la puerta de la habitación, inmediatamente Minho se levantó de la cama para tomar su ropa, el alfa se colocó la pijama prenda que encontró en su camino.
"¡Aquí estoy, Eunha!" Con increíble rapidez abrió la puerta y salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él, la mujer frunció el ceño. "¿Qué haces aquí?"
"¿Cómo que qué hago aquí?" Se rió totalmente confundida. "Está también es mi casa, tonto." Se cruzó de brazos.
"Pues sí, pero ayer..." Comenzó a balbucear demasiado nervioso.
"Sí, sí, ayer fue horrible y tal vez fui un poco grosera, ¿vale? Pero estoy aquí para remediar las cosas." Rodeó el cuello del alfa con sus brazos, Christopher retrocedió un paso.
"S-sí pero..." Se relamio los labios sin saber que decir, aquello no lo había visto venir para nada.
"Pero nada, es un nuevo año y no quiero empezar discutiendo, ¿si?" Enredo sus dedos entre los rizos de Christopher en una caricia suave e inocente. "Este puede ser un excelente año para los dos, por favor."
"Le debes una disculpa a Minho." Fue lo primero que se le ocurrió decir, Eunha rodó los ojos.
"Claro, cuando lo vea lo haré, ¿ya? Solo no quiero que estemos peleados."
"Está... Bien." Termino cediendo. No tenía opción, no podía simplemente armar una guerra en su casa por nada y mucho menos con Minho al otro lado de la puerta.
"Sabía que lo entenderías, Christopher, no debemos pelear tanto, somos esposos no enemigos." Dejó un corto beso en los labios del alfa. "¿Qué te parece si vamos a comer a algún restaurante? Para festejar nuestra reconciliación."
"Sí, sí, seguro. Vamos." La tomó de la mano para ir escaleras abajo, sin embargo, Eunha no se movió, solo se rió.
"Estás en pijama, tontito; además no planeo ir con esta ropa. Venga, vamos a cambiarnos." Apenas hizo el ademán por entrar al cuarto, Bang grito.
"¡No! Eh... Yo... Así te ves bien, ¿vale? No hace falta que entres a cambiarte porque después nos tardaremos horas en salir y tengo hambre, solo ve y espérame en la sala, yo no me tardo ni cinco minutos." Sin mucha fuerza empezó a encaminarla hacia las escaleras.
Y aunque a Eunha le pareció extraño, no se atrevió a decir nada, acababan de solucionar un problema para pelear por algo tan sencillo, mucho menos cuando exactamente cinco minutos después su marido apareció en la sala totalmente vestido, tal vez el castaño sí tenía mucha hambre.
O tal vez y solo tal vez, Eunha no estaba lista para enfrentarse a lo que bien podría esconderse detrás de la puerta.
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