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★ : finale ¡!

Un lugar tan estrecho como lo es un armario de abrigos estaba siendo utilizado como calabozo en el hogar de ambos prisioneros. El ritmo cardíaco de ambas partes estaba a rienda suelta, creando el ambiente sorpresivo en el que sus pobres mentes se habían shockeados.

Después de una semana evitándose a toda costa, Felix y Bang Chan fueron obligados a estar frente al otro. Sin opción a elegir.

La primera acción realizada por el menor, fue azotar la puerta con patadas y golpes, rogando que le sacasen de allí.

— Lixie, te puedes hacer daño —Christopher por más que intentó permanecer en silencio, no lo logró, soltando la sugerencia con un tono preocupado y dócil.

Para ser correspondido con un— ¿y qué? No quiero estar aquí, contigo.

A dos agitaciones violentas y dolorosas fue sometido el corazón de Bang tras esa contesta.

Aún así se acercó a Felix para frenar su arrebato contra la madera, y a pesar de haber recibido algunos golpes, no paró de sostener el cuerpo de Lee hasta que yacía calmado en una esquina del armario.

El ambiente era todo menos ameno, las respiraciones de Felix le daban a entender que no estaba feliz con esto. él tampoco lo estaba, y no era porque estuviese enojado, sino que sentía que la inquietud que reposaba en su pecho.

Sabía que sería difícil, pero Bang Chan haría funcionar el desquiciado plan -del cual no estaba enterado- de sus amigos.

Tan solo tenía lo que restaba de día y toda una madrugada. Si no se acobardaba, todo saldría bien.

Si hablamos de Felix, sí se hallaba muy enojado. Tanto por engañarlo en la mañana, como por lo de ahora. Y esa molestia puede que la pague con Christopher, pero, realmente no desea eso.

Lee repiqueteó sus cortas uñas en la superficie del suelo, haciendo el ruido agudo llenar los alrededores, donde la oscuridad estaba envolviéndoles, sin razón alguna.

— Está... muy oscuro —Felix no tardó en levantarse, para luego encender el interruptor situado sobre su cabeza.

Al volver su cabeza a la dirección de Chris, sin siquiera quererlo, terminó observando lo que sería la perdición para su cordura, pero que realmente ustedes no entenderán hasta más adelante.

— ¿Por qué tienes eso puesto? —entre sus cejas se formó un tumulto gracias a que su expresión se endureció, mirándole de pies a cabeza.

Las palabras tropezaron en la lengua de Chan, expresando como pudo— Y-Yo... Era lo único que t-tenía limpio. Lamento mucho si te incomoda.

Incomodar no era la palabra, pero, si le causaba un vuelco molesto en su estómago, el acelero en su palpitar y que su boca se secase al recaer en el mundo de los recuerdos.

Esto será aún más difícil de que imaginé.

Chan habló una vez más— P-Puedo... Yo mejor me-... —no puedes irte, está con llave. Su mente razonó, provocando que soltase un lamento silencioso—. Sólo no hablaré, si te sientes tan incómodo.

Adiós intentos de conversar.

La única idea que cruzó por la mente de Chan para desaparecer de la vista de Felix, fue retroceder hasta que su rostro y torso estuvo escondido entre el centenar de suéteres, la mayoría de Felix.

Nada estaba saliendo como debía.

Felix estaba reprochándose su agresividad, y Bang Chan estaba muy intimidado, además de la asquerosa autoestima que mantuvo esos últimos días, todo aquello le impedía tomar la palabra otra vez.

Pero realmente todo estaba siendo muy absurdo, ¿qué tanto cuesta conversar lo sucedido?

Tal vez un poco mucho para ellos.

Pero aún así, había que hacer algo al fin— Minho habló conmigo...

Felix comenzó, mirando las piernas extendidas de Christopher relajarse un poco, tras el quebranto del silencio.

— ... Supongo que no tuviste que ver con esa salida al centro comercial, por lo que noté al verte ser empujado también. Pero, los chicos me engañaron para encontrarme con Minho —Lee atrajo sus piernas a su pecho, adaptando una posición donde se sintiese cómodo para conversar sobre sus sentires—, lo tenían bien planteado...

Chan escuchaba, atento a lo que sería la perspectiva de Felix a ese día tan loco. Podrán querer caerle a pedradas por pensar en lo linda que era la voz de Felix en esos momentos, pero, él lo hacía, con mucha alegría nostálgica.

— ... Él me dijo- me convenció que debía hablar contigo Chan... Y dejarte hablar también. Así que...

Calló. El silencio llegó suavemente, incrementando la impaciencia en Bang, quien se hallaba luchando con no ilusionarse demasiado.

—... ¿Así que?

—... Vamos a conversar, Channie —susurró, casi, casi inaudible. Para después suspirar, autoconvenciéndose de que no saldría con una pataleta a mitad de la conversación.

De igual manera Bang Chan no se atrevía todavía a comenzar, y mucho menos a exponer nuevamente su rostro. Por lo que esperó a que Lee comenzase, ya que él estaba muy seguro de que Felix quería empezar.

Y no se equivocó.

— Primero que nada, me voy a disculpar por mi actitud horrible de estos días. Además de mis malas palabras de... De esa vez. Lo siento mucho, Bang Chan.

— Está bien, te dejaste guiar por la molestia, estabas con todo tus dere-...

— No me justifiques —interrumpió—. Yo no tengo el derecho a denigrarte, ni yo, ni nadie. Dije palabras feas, y quiero que me perdones, por favor.

Christopher quedó en silencio, escondido entre la lana teñida de colores pastel.

Su voz salió en un hilo— Te perdono. Pero... También quiero pedir muchas disculpas, y por favor Felix, te lo suplico, déjame terminar, déjame hacerlo.

— ... Te escucho.

Exhalando alivio, Chan comenzó lo que esa semana le carcomía la mente, alma, y corazón.

— Pido que por favor me disculpes por quebrantar mi promesa —suelta tembloroso—. Antepuse a alguien ante nuestra relación sin darme cuenta, estuvo muy mal que lo haya hecho, y me arrepiento demasiado. Te lo digo que corazón, y-y por favor anhelo que me disculpes.

Felix tragó fuerte, y pensó en todo lo que había ocurrido en los últimos meses. Le dolió mucho de verdad, pero también sabe que para Christopher no fue lo contrario a su situación. Él más que nadie conoce a Bang, dos años de relación le enseñan muchas cosas.

Y sinceramente, él no tiraría dos maravillosos años de amor, confianza, y paraíso, gracias a un mes de terror... Que fueron consecuencias de una mala persona.

— Primero respóndeme, ¿Cómo sucedió eso?

La respuesta llegó rápido, gracias a que anteriormente Chan se había hecho la misma cuestión, y llegó a la simple conclusión de— Me dejé llevar ingenuamente por las apariencias, porque creí que había ganado una nueva amistad como la de Sana o Jamie. Pensé que porque era una chica me cuidaría al igual que mis otras amigas lo hacían... Y me dejé llevar demasiado, tanto que no me di cuenta que le creía todo lo que me decía.

La mano temblorosa de Chris jugaba con las prensas pertenecientes a Felix, aspirando de a poco el aroma que desprendían con el movimiento.

Tras unos segundos silenciosos, reanudó su enunciado—. No recaí en que la conocía de hace poco, y de verdad que me lo reprocho demasiado, pienso que nunca dejaré de hacerlo.

— No lo hagas —dijo sin más Felix, porque:—, si yo no lo hago, tampoco deberías. Sé que aprendiste la lección, te conozco mucho, Chan... así que te perdono, por todo.

—... ¿E-En serio?

— Sip, así que sal de ahí ahora —pidió impaciente. El ritmo en su corazón marrilleaba fuerte su pecho.

Pero tan sólo un sonido negativo consiguió Felix como respuesta, y ya sabía el porqué de ello.

— ¿Por qué estás llorando, Christopher Bang Chan?

Ahora que había sido descubierto, no se molestó en esconder los hipidos involuntarios que soltaba de vez en cuando, mientras respondía entrecortado:

— Es q-que... Realmente fui muy tonto, Lixie.

— Deja de reprochártelo, te dije —Felix bufó, gateando hasta el montón de prendas, donde Bang Chan estaba escondido.

— Tamb-bién porque te —sollozó— extrañé demasiado.

Ahora ambos estaban cara a cara, Lee Felix observaba cómo las lágrimas adornaban el bonito rostro de Bang Chan bajando como cataratas por sus mejillas rojas.

— Perdón p-por gritarte esa vez en el baño.

— Ya te perdoné.

— También por no b-buscarte.

— Te disculpo, Chris.

— También por no darme cuenta que Minyu me estaba controlando.

— ... Ya te dije que te perdoné por todo, Bang Chan —reclamó el menor.

Chan suspiró, limpiando sus lágrimas con ayuda de Felix— Igual siento que necesitabas que te pidiese disculpas por cada cosa.

— Ya no lo hagas, ya estás perdonado. Ahora... —inevitablemente, se volvió a cerciorar de una cosa— ¿me dices por qué específicamente tienes puesto ese suéter?

El rostro de Christopher se tornó rosa tras la pregunta, una sonrisa risueña se adueñó de su cara.

— Te dije que era lo único limpio, no lo elegí yo... Fue Innie.

— ¿Y tenía que ser ese?

— ¿Algún problema con el suéter?

Ahora el turno de ruborizarse llegó para el pequeño Felix.

— N-No, solo que sabes que es del día en que nos conocimos.

— ¿Por eso lo odias?

— Hice. El. Ridículo. Frente. A. Tí. —puntuó, reviviendo todo el proceso de sus pies enredándose por ver a un lindo chico en la cafetería en la que trabajaba.

Digamos que Felix no salió muy limpio ese día.

— Te viste muy lindo —dijo enamoradizo, su voz aún gangosa por el llanto ya apagado.

— Tú te viste muy caliente —acotó sin más, sabiendo que Christopher se pondría nervioso por el imprevisto halago.

No se equivocó, porque segundos después Bang Chan estaba ahogándose con su propia saliva, provocando una carcajada en Felix.

— Te extrañé demasiado.

Felix sonrió— También te extrañé... Y, otra vez lamento haberte tratado así el día que volví a casa —habló bajito, avergonzado de recordar su comportamiento. Esperó por un "Está bien" o un "Te disculpo, Lixie" pero nunca llegó— ...¿Chris?

— ¿Quieres saber algo? —el menor asintió— Y-Yo te justifique y dije que estaba bien porque... La verdad es q-que me gustó e-eso.

Caliente al extremo, el rostro de Bang Chan se calentó al soltar esa declaración, el pulso acelerado, y el sudor comenzaba a recorrer su frente, mejillas y cuello. La mirada de Felix no le ayudaba, tan solo le hacían revivir ese día, sintiendo el repentino tacto de Felix como lava.

Y él preguntó— ¿Faltará mucho para que los chicos vuelvan?

Demostrando que de angelical solo tiene su rostro... Que es la mismísima descripción de la tentación a pecar.

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