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—Estoy... E-Estoy cerca, mhg —largó en un gemido quedito, apretando los brazos que los rodeaban.

—Y-Yo igual —gruñó por lo bajo.

Una, dos, tres estocadas más bastaron para que el rubio se descargara en el interior del castaño. Siguió con un pausado, pero duro, movimiento hasta que observó al menor dejarse ir en su abdomen soltando un agudo gemido ahogado, boqueando por aire mientras cerraba sus llorosos ojitos.

El rubio sonrió enternecido, agachándose un poco para dejar un beso en la perlada frente del menor, quien también sonrió cansado ante el contacto.

—¿La quieres con burbujas y sales, mi cielo? —preguntó despacio, corriendo un mechón rebelde del rostro del menor.

El aludido asintió despacio, jadeando después al sentir al mayor salir de su interior. Otro beso fue depositado, esta vez en su mejilla, antes de sentir el peso extra abandonar la cama.

Sonrió enamorado.

Escuchó la puerta del baño ser abierta, y segundos después la llave de la bañera abrirse. Se incorporó en la cama, quejándose bajo al sentir un pinchazo en su espalda baja, observando desde lejos al mayor hincado frente a la bañera vistiendo solo unos bóxers negros.

Se quedó observándolo unos minutos más hasta que este se levantó y giró en su dirección, sonriendo inmediatamente al conectar miradas. Hizo un puchero y extendió sus brazos en dirección del mayor, quien entendió lo que quería.

Sin borrar su sonrisa, el rubio caminó hasta la cama llegando justo al frente del menor tomándolo en brazos, siendo apresado por sus piernas y brazos inmediatamente como si fuera un pequeño koala. Soltó una risita al sentirlo esconder su rostro en la curvatura de su cuello, y volteó de nuevo hacia el baño.

Una idea cruzó por su cabeza, causando que una sonrisa traviesa apareciera en su rostro. Soltando una de sus manos, la estrelló contra el glúteo derecho del menor, sacándole un chillido y ganándose una palmada en su pecho.

—¡Hyung! —lo escuchó quejarse abandonando su cuello para mirarlo con el ceño fruncido y su cara sonrojada.

—¿Sí, bebé? —contestó divertido, dejando al castaño en la tapa del retrete quien lo miraba con un puchero y los brazos cruzados.

—No haga eso, es vergonzoso —dijo en voz baja, ocultando su rostro bajo sus manos.

El rubio soltó una carcajada, acariciando los castaños cabellos del menor, antes de inclinarse hacia su oído y susurrar.

—Eso no decías hace un rato, cielo —dijo ronco, ganándose otro chillido del contrario— Estoy jugando amor, ven la bañera está lista y justo como te gusta.

Con un puchero en sus labios se dirige hacia la bañera entrando en ella, esperando con sus brazos cruzados a que el contrario entrara con él. Cuando sintió el agua removerse tras de sí y un par de brazos apresar su cintura, se permitió soltar un suspiro recargando su espalda en el pecho contrario.

—¿No te duele nada, precioso? Creo que fui muy duro contigo —escuchó al contrario soltar en su oído en voz baja, mientras una de sus manos se encargaba en dejar suaves caricias en su cabello.

—Estoy bien hyung, no te preocupes —murmuró cerrando sus ojitos, relajándose ante el contacto que le era impartido por el rubio.

El susodicho sonrió, observando la carita relajada de su bebé en sus brazos.

—¿Fresa, naranja o limón, corazón? —murmuró minutos después, rompiendo el relajante silencio en el que estaban sumergidos.

—Uhm... Fresa, por favor —respondió el menor con voz adormilada, bostezando mientras se incorporaba esperando paciente a que su hyung lo atendiera.

Las grandes manos del mayor se enterraron con suavidad entre sus hebras, pasando el shampoo con cuidado de que no le cayera en su cara. El cansancio y el masaje en su cuero cabelludo causaba que cabeceara de vez en cuando, sacándole risas de ternura al rubio.

Cuando el mayor terminó de lavar su cabello, se levantó de la bañera para acomodarse ésta vez viendo de frente a su novio, quien lo recibió con una linda sonrisa al verlo con su carita adormilada.

Tomando el bote de shampoo del costado, esparció un poco en sus manos dirigiéndolas al cabello de su hyung, jugando con la espuma que generaba el producto.

Una risa abandonó sus rellenitos belfos ante la extraña forma en la que había peinado el cabello de su hyung, el susodicho lo apresó entre sus brazos arrancándole más risas ante el ataque de cosquillas al que se vio sometido sorpresivamente.

Al mayor le encantaba escuchar al castañito reír, era como medicina para su cuerpo. Acunó su rostro entre sus manos, amando la manera en la que sus grandes ojitos lo observaban brillozos de amor, se acercó depositando un dulce beso que el castaño no dudo en corresponder, sonriendo en medio de este.

—Te amo mucho, Jungkook —susurró sobre sus labios al separarse, observando la sonrisa del castaño ensancharse más.

—Yo también te amo, Tae —respondió, dejando otro suave besito en los labios del mayor.

El castañito siguió lavando el cabello de su hyung, hasta que retiró cualquier rastro de shampoo de este. El mayor ahora se encontraba pasando el jabón por el cuerpo del castañito, encargándose de limpiar cuidadosamente el cuerpo de su menor.

Cuando ambos estuvieron totalmente limpios, el mayor salió de la bañera para tomar una de las batas de baño para enrollar su cuerpo después de haberlo secado. Se acercó a la bañera de nuevo, ésta vez cargando al castañito hasta afuera, encargándose de secarlo y envolverlo en su propia bata de baño, la cual tenía orejitas de conejo en la capucha.

Tomó la manita del menor, sacándolo a paso lento del baño al verle parpadear con cansancio de nuevo. Lo dirigió hasta la cama, haciéndolo tomar asiento en esta para buscar el secador de cabello entre las repisas del baño, una vez con el objeto de en manos volvió hacia el menor, secando con tranquilidad y suavidad su cabello.

Repitió lo mismo con sus propias hebras, observando al menor hacerse bolita en medio de la cama con sus ojos cerrados. Rió suave al verlo.

—Mi amor, no te duermas todavía. Aún debo vestirte —murmuró acabando de secar su cabello, dirigiéndose hasta la cama mientras incorporaba a su novio de nuevo, recibiendo un pucherito de su parte.

Acunó su cansado y níveo rostro de nuevo, dejando un casto beso en la punta de su nariz que le sacó una pequeña sonrisa. Fue en busca de un par de pijamas para ambos, sacando aquel conjunto de pareja que habían comprado hace no mucho.

Retiró la bata de baño del cuerpo del menor, aplicando algunas cremas corporales que sabía su novio usaba todo el tiempo, antes de ponerle el pijama.

Para este punto, el castañito dormitaba dejándose hacer en manos de su novio, que lo observaba con ternura pura.

Una vez terminado de vestir a su menor, lo acomodó en la cama arropándolo con suavidad, observando cómo el castañito suspiraba con comodidad cayendo rendido entre los brazos de Morfeo en cuestión de segundos.

Se retiró de la cama, acomodando todo lo que habían usado de nuevo en su lugar. Prendió la calefacción del lugar y apagó las luces, volviendo de nuevo hacia donde descansaba su preciado tesoro.

Terminó de apagar por último la lámpara que había en la mesita de noche, quedando en la oscuridad de la noche con la tenue luz de la luna. Entró entre las sábanas, siendo apresado rápidamente por unas manitas.

Sonrió ante ello, acomodándose hasta apresar el cuerpo del castañito entre sus brazos, dejó un dulce beso en su frente antes de susurrarle dulces sueños dejándose caer también en brazos de Morfeo.

Realmente, Taehyung nunca se cansaría de consentir a su lindo novio.

Les juro que hace un buen no escribía algo así, espero y les haya gustado <3

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