𝟬𝟭 |TABERNA
Hace unos meses atrás, el santo dorado de libra regresó a su país natal. ¿Con qué motivo? Una misión que le fue asignada para él. Lo poca información que le dio el patriarca Sage con respecto a causado algo de consternación en el chino. Un gigantesco cosmos destructivo se concentra al norte de China. Este cosmos no se ha podido identificar su procedencia es como si no fuera de este mundo.
Con esa información en mente, el caballero de la séptima casa se tuvo que conformar y a su vez de tratar de investigar a profundidad este misterioso cosmos y dependiendo de esto, de ser un peligro, debe ser eliminado. Eso significaba un largo viejo a su tierra natal.
- Ha sido de mis caminatas más largas que no he tenido -expresó el castaño rojizo para sí mismo.
Llevaba ya dos semanas desde que en emprendió viaje desde Grecia hacia China, sin embargo, ya llevaba cinco días desde que llego a China, al mismo tiempo empezó su larga caminata hacia al norte. No sería hasta el décimo cuarto día llegar por fin al norte.
No pudo negar, la belleza naturaleza que hay al norte, repleta de un espectáculo montañoso, un aire fresco y al mismo tiempo helado, tampoco pueden faltar los habitantes de los pequeños pueblos que viven al norte. Para suerte de Dokho llego antes del atardecer, permitiéndole a este buscar una posada en el cual le permita descansar por los siguientes días.
- Es rara vez, ver a los caballeros de la diosa griega por estos lugares -comentó la casera de la posada -, ¿se va a quedar por cuanto tiempo?
El chino miro a la casera, antes de ir a responderle.
- Puede ser un tiempo indefinido -explicó -, sin embargo, haré un esfuerzo que mi estadía no sea extensa más de lo estimado.
-ya veo, espero que logre completar su misión con éxito.
- De hecho, puedo preguntarle algo sobre el lugar -esto llama la atención de la casera.
- ¿en qué le puedo ayudar? -preguntó la casera con curiosidad.
- entre los pueblerinos, ¿han comentado algo que rara vez sucede en este tranquilo pueblo? -La casera parece pensarlo por un breve momento -, un poco de información me puede serme útil.
-tienes razón, este pueblo siempre es un lugar tranquilo -respondió ella, tratando de ayudar al viajero -, sin embargo, estos últimos días he escuchado que ha llegado una mujer rara.
Esta información llama la atención del caballero, provocando fruncir el ceño levemente en su rostro. La casera prosiguió a dar más información.
- si me preguntas, no la he visto con mis propios ojos -la señora queda callada por uno segundos para luego continuar -, pero he escuchado algo de su descripción, es una mujer alta, siempre lleva una túnica que cubre su rostro y mayormente su cuerpo, pero, quienes la alcanzaron verla mejor, su cabellera tiene tres tonos cálidos, empezando con un amarillo y finalizando con un rojizo fuerte en las puntas. Tiene los ojos rojos y lo más extraño que alcancé a oír -hizo una breve pausa -, la mujer porta una armadura dorada todo el tiempo, pero lo más controversial es que usa falda.
Con esta información, Dokho no pudo evitar rascarse el mentón un tanto pensativo mientras conectaba la información nueva con la que ya conocía. Concluyendo con la hipótesis de la proveniencia del cosmos destructivo. Una mujer de armadura dorada. Eso quizás no fuese nuevo, pero al mismo tiempo era extraño.
- ¿esa información te puede ser útil? -preguntó la casera al caballero.
Sacándolo de sus pensamientos y luego fijo su mirada en la dueña de la posada.
- Lo es, se lo agradezco -sonrió el chino -, ¿puedo hacerle una última pregunta?
La mujer asintió.
- ¿hay una taberna en el pueblo?
Esto provocó que la mujer alce una ceja y ponga sus manos en sus caderas.
- pensé que todos los caballeros tienen alguna prohibición al licor.
Esta oración provoco una ligera risita por parte del caballero.
- De hecho es algo así, pero son pocos que siguen estas reglas, en ella me incluyo un poco -argumentó sonriente -, me encanta el licor, pero, no soy de tomarlo frecuentemente cuando estoy en Grecia.
- Ya veo -la casera se cruzó entre brazos -, lo hay, no muy lejos de aquí -responde a la pregunta -, por cierto, te recomiendo que no regreses muy tarde a la posada.
- No se preocupe mucho en ese aspecto -dijo por fin subiendo las escaleras en dirección a su habitación -, no tengo la mala costumbre de regresar tan tarde.
La doña no respondió, solamente se limitó a observar a su cliente irse a su habitación.
Cayendo la noche, Dokho deja su armadura en la posada, y aprovechó explorar un poco los alrededores con la vista, mientras dejaba divagar su mente en aquella mujer misteriosa. ¿Cómo era posible que ella posea un cosmos poderosísimo hasta verse como destructivo? Quizás... eso puede rivalizar con el cosmos de un santo dorado.
Al llegar a la taberna, el castaño rojizo no dudo en pedir un buen plato de comida tradicional de su país acompañado de un gran jarrón de licor. Llevaba un buen tiempo el caballero disfrutar de una comida local dentro de su tierra natal. Mientras tanto, él se acomoda en una buena mesa de la taberna.
No fue tanta la demora por su pedido, una gentil dama le llevo su buen plato acompañado de su amado jarrón de licor.
-Que tenga buen provecho -dijo la china guiñándole el ojo pícaramente.
Para Dokho, se limitó a asentir con la cabeza, poniendo atención en la comida, y en especial en el jarrón, quien al agarro con delicadeza y posando en sus labios la boquilla de la pequeña jarra, el sabor fuerte de un buen licor fermentando, endulzando su buen paladar.
Dio inicio a su pequeño festín. Mientras en el interior de la taberna apenas se había llenado un poco desde que llegó Dokho. Mayormente eran hombres tomando alcohol tranquilamente, u otros comían en el lugar, sin embargo, había muy pocas mujeres, la mayoría venían con sus respectivas parejas, con excepción de una que estaba sentada en lo más solitario del establecimiento.
Esta mujer jugaba con la vasija de licor, al mismo tiempo observaba el reflejo de sí misma en el alcohol, como ella lleva una capucha muy pocos podían verla. Para ella era lo mejor, y más que nadie la provocara con raros cotilleos o coqueteos que hacen hervir la sangre de la mujer encapuchada.
Mientras Dokho, quien disfruto de la comida y del licor, no dudo un poco en pedir una vasija más del delicioso alcohol.
Apenas estaba ligeramente embriagado por la bebida. Pero aún no estaba del todo ebrio absolutamente, aun es coherente y tiene la mente clara. Minutos después le sirvieron una nueva ración de licor.
Estaba el castaño rojizo a punto de dar un sorbo, cuando la misma mujer encapuchada paso al lado suyo, no llamo su atención hasta que vio quitarse la capucha, la cabellera de esta mujer, un tono amarillo al principio, no muy lejos también tenía un tono anaranjado.
Pudo escuchar los repentinos jadeos de aquellos hombres solteros viendo a una hermosa mujer, ella fue a dejar el dinero de lo consumido dentro del local en una bolsita, y rápidamente se puso de nuevo la capucha y se fue poco después de ahí. Provocando una conversación entre ellos sobre la misteriosa mujer. La misma mujer que la casera de la posada le dio la descripción.
Sin una explicación termino su segunda bebida sin disfrutar como siempre lo hace, se acercó a la barra donde está el dueño de la taberna, quien también pago por lo consumido.
Aunque le arde ligeramente la garganta, el santo dorado no pudo desperdiciar esta primera oportunidad.
Algo de que se percató ahora de esa mujer, es como lograba ocultar ese poderoso cosmos de cualquier cosa, eso lo incluye, complicando un poco en este momento encontrarla.
- ¡Acabo de perderla! -Exclamó con frustración poniendo sus manos en la cabeza revolviendo un poco el cabello -, debí seguirla al menos.
Desde lejos, una discusión entre la misteriosa mujer y a dos voces masculinas hablarles. Aunque no escucha bien de lo que se trata.
- ¿pueden simplemente dejarme en paz? -su tono detona cierto enojo.
- oh vamos linda, yo y mi amigo estamos invitándote a tomar con nosotros en la taberna.
- Ya les he dicho que no -la mujer parece tratar de contenerse de hacer algo -, no sigan insistiendo. Y solo déjeme en paz.
Ambos hombres rieron.
-mira preciosa, te aseguramos que con nosotros te vas a divertir mucho -habló el segundo hombre.
La mujer misteriosa que llevaba un rato sin la capucha, parecía perder poco a poco la paciencia, aquellos ojos dorados miraron con una furia evidente en ellos.
Esta mujer noqueo sin pestañar a los dos acosadores dejándolos inconscientes en el suelo, ya que muertos parecía poco probable. El chino frunció el ceño al verla mejor, y no se puede negar que es una mujer hermosa.
A ella no le costó mucho noquearlos, ver a estos seres inferiores era ver a unos muñecos molestos y repugnantes que le asqueaban. Tantos recuerdos asquerosos le trae a la cabeza del humanoide. ¿Vale la pena este planeta? Se cuestionó la mujer quien sigue caminando sin rumbo por el sendero.
Con cada paso dado por esta persona, recibiendo la brisa fría del cielo nocturno en su cara, sino fuera por la gran capucha su larga cabellera menearía al compás de aquella brisa fría.
- ¿Sabes el verdadero significado de aquellos cuerpos celestes que hay en el manto nocturno? -preguntó una misteriosa voz a la humanoide.
La mujer quedó desconcertada, no muy lejos de ella vio alguien encapuchado arriba de un pequeño de un montículo cubierto del pasto. Esta entidad manipula una esfera entre sus manos.
- ¿Quién eres?
- Él que te responderás a tus incógnitas -declaró -, es más si estoy en presencia de Adhara de Lazurita, o mejor dicho Sailor Galaxia.
Estas palabras hicieron estremecer al humanoide, con quién arrogancia y fría responde al encapuchado.
- ¿el planeta Lazurita? Aquel planeta dejo de existir desde hace mucho tiempo -anunció la guerrera -, Adhara de Lazurita murió también con el planeta.
- ¿es verdad que la guardiana del planeta, lo destruyó con un solo dedo?
La mujer sonrió con orgullo, dando confirmación a su macabro genocidio.
-por ahora soy Adhara, pero pronto seré Sailor Galaxia -se autoproclamo.
-Me encanta tu determinación -expresó el encapuchado.
- ¿Quién eres? No me has confirmado tu identidad.
Por un breve silencio, el misterioso respondió:
- Soy el adivino, me llaman Wiseman -anunció el misterioso -, el que las estrellas, el que conoce la manera de enseñarte tu verdadero potencial como guerrera.
- ¿mi verdadero potencial?
- Tienes un futuro prometedor -proclamó Wiseman -, si me convierto en tu guía, te ilustraré la mente para poder alcanzarlo.
La guerrera de ojos rojos miró con desconfianza pero al mismo tiempo un poco tentada.
- ¿Eso es posible o acaso es una estafa?
- ¿dudas de mis promesas?
El mago pudo observar en el rostro del humanoide teñido de aun desconfianza sobre sus palabras.
- Te dejare meditar y esperare tu respuesta a mi propuesta -anunció por última vez el mago -, pero te haré una pregunta ¿sabes dónde nace las estrellas?
Con ello, esta entidad desaparece de la vista de Galaxia, dejándola con dudas y desconciertos en el aire. Provocando fruncir el ceño y sin evitar de hacer una mueca de desagrado.
-¿el lugar dónde nacen las estrellas?
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