𝗪𝗲𝘀𝘁𝗲𝗿𝗺𝗮𝗿𝗰𝗸 𝗘𝗳𝗳𝗲𝗰𝘁 - 04
⚠️-Aviso de incesto entre hermanas gemelas biológicas, temas relacionados al suicidio, autolesión, depresión y bullying, tener precaución al leer-⚠️
Presente
T/n había estado más de dos horas allí sentada. En todo el tiempo que llevaba allí la azabache pudo entender lo estresante que era la vida de un doctor de triage, decenas de camillas con heridos de distintas maneras habían pasado por allí en cuestión de minutos, gritos desgarradores, llanto, dolor y sangre era el minuto a minuto de lo que sucedía allí.
La azabache suspiró audiblemente, la toalla que antes era húmeda reposaba en sus manos ya seca, con manchas de un tono rojizo allí.
¿Que tanto estaban haciendo con Rosé allí adentro?
Las enfermeras que habían recibido a la rubia no sabían darle razón sobre el estado de la mayor, lo único que sabían y que podían decirle era que mientras ella tuviera el nivel rojo de emergencias y mientras aún estuviera en el quirófano de emergencias no lo podrían decir nada.
Solo habían dos opciones para pensar.
Vive, o no vive. Sea cual fuese la respuesta aún tendría que esperar para saberlo.
Mientras la azabache esperaba impacientemente en su lugar está miro su teléfono móvil, al desbloquear la pantalla y ver el fondo de papel tapiz que tenía miles de recuerdos de su pasado invadieron su mente. Llevándola de regreso al día que iniciaron todos sus problemas.
La mirada de T/n se quedó en el vacío, perdida en la fotografía de fondo.
Un lindo y blanco vestido estampado de girasoles y, casualmente, una camisa ancha que ella recordaba muy bien.
El último día de campo.
El día en el que ella supo lo que realmente era sentir "el verdadero amor".
Pasado
¿Por dónde podría empezar?
Los problemas entre ella y T/n habían iniciado pocas semanas después de entrar en la preparatoria. Con solo haber tenido unas cuantas semanas de clase, como cuatro o cinco, ya se sabía que iba a ser en el futuro. Las calificaciones de ambas chicas habían tomado un rumbo distinto cuando Roseanne había llegado a casa orgullosa de su siete, la preparatoria era difícil, no era nada comparado a estar en secundaria; las materias eran más complejas, los problemas eran difíciles y la intensidad horaria era mayor, y aunque un siete era una calificación relativamente buena no era nada comparado con el brillante, rojo y enorme número diez en la hoja de T/n.
No solo había sacado una mejor nota que ella, no... La había humillado inconscientemente frente a sus padres.
“¿Cómo es que tu hermana es más inteligente que tú si son iguales?”
Ella y T/n no eran iguales en nada, absolutamente nada más que su apariencia, de todo lo demás eran como polos opuestos; mientras T/n era callada y poco expresiva ella era más extrovertida, sonriendo y cantando alegre de la vida. T/n comía lo suficiente para no morir de hambre, Rosé comía hasta que su estómago no podía más o su madre la miraba mal, alguna de las dos. T/n quería ser una gran doctora, Rosé quería ser una idol mundialmente famosa. Rosé amaba la idea de vestir iguales, T/n decía que era algo ridículo y nunca usó lo que su madre compraba para las gemelas.
Sus metas de vidas de cuando eran niñas eran muy distintas, sus pensamientos eran diferentes, ni que decir de ellas mismas.
Volviendo a lo otro, los humillantes comentarios de sus padres no se detuvieron después de eso, al parecer T/n tenía un gran intelecto ya que sus notas nunca bajaban de un nueve o un diez, Rosé por su parte se sentía orgullosa de mantener estable su siete y solo tal vez, usando la copia correcta podría tener un 8.
En el pasado eran muy unidas, casi inseparables, estaban juntas todo el tiempo y procuraban tener fuerte ese vínculo de hermandad que solo ellas tenían. Pero con el pasar del tiempo, ambas creciendo y viendo cómo era el mundo ese vínculo se fue perdiendo, Rosé aún cree que existe, pero de estarlo estaría casi roto. Y aunque sus padres eran unas completas mierdas ellas estaban bien, no tanto como antes, pero aún así podían compartir una habitación.
Claro, hasta que "aquello" sucedió.
Para Rosé no era un misterio que las mujeres resultaban ser mucho más atractivas que su contraparte masculina, la rubia siempre fue admiradora de su género, del como una chica solo siendo ella misma podría resultar mil veces más atractiva que el chico que solía acosarla enviando cartas y dulces. Y Rosé no se sentía mal por eso, tal vez el que le gusten las mujeres no era lo malo o lo incorrecto, de hecho era bueno, lo malo era que sus padres se entrarán de ello. Ella no recuerda como fué que sucedió, pero un día sin siquiera pensarlo su madre llegó iracunda de rabia hasta la habitación que ella y su hermana compartían, sosteniendo en sus manos sosteniendo su laptop, con el navegador abierto y una página porno abierta, ¿Lo peor? Era una página porno que solo tenía pornografía lésbica.
En ese momento no solo sintió lo que fue vivir una verdadera paliza, no, sintió la estupidez que fue no borrar el historial de navegación, de borrar los gadgets de sitios más visitados y de no ponerle una clave a su computadora tal y como Jennie le había dicho.
Ella, aún con el rostro lleno de golpes y con sus labios rotos le aseguraba a su madre que solo era curiosidad, que ella realmente no tenía esas "desviaciones" y que solo fue el momento, que Naver era muy inteligente y que solo guardó el sitio por si quería visitarlo una vez más. Claro que lo hizo, y muchas veces, pero ella sabía que su decía eso los golpes empeorarían.
Y desde ese momento Rosé fue conocida en su familia como la "lesbiana". Y era cierto, muy cierto, ella ya lo tenía bastante claro, pero la forma despectiva con la que era llamada por sus padres le dolía demasiado. Y por esa razón su madre arregló el cuarto de visitas, lo reformó y la obligó a salir de la habitación compartida, no podía dejar que su otra hija también se volviera una desviada cómo la otra.
Y eso solo es el inicio de sus problemas.
Al terminar de preparar la cena y dejarla en el horno para que se conservará caliente está miró hacía el living, todo estaba organizado, limpió, sus padres estaban trabajando hasta tarde ese día y Alice muy seguramente había salido con sus amigas a beber alcohol en un karaoke y no llegaría hasta el otro día, está podía escuchar a T/n batallando con la lavadora de fondo. Básicamente estaban solas hasta más o menos las ocho o nueve de la noche. Limpió sus manos, se quitó el delantal que tenía y desabrochó los únicos dos botones que tenía su camisa.
Al subir las escaleras hacia el segundo piso ignoró los cuadros y fotografías que allí habían colgadas, su perturbada mente no le permitía ver las fotos de su hermana con tranquilidad, y así sucesivamente está llegó hasta su habitación, y tal y como le dijo a T/n está se encerró.
Su cama crujió levemente cuando está se arrojó en ella, y hundiendo su cabeza en las almohadas Rosé se replanteó todo lo que había sucedido ese día. Su hermana otra vez la había superado, su madre le había agregado un comentario despectante más a la lista y su padre... Bueno, el hombre solo hacia lo que su instinto le decía: No meterse en los conflictos de su familia.
—Quiero darme de baja de la vida -esta susurró, luego sacó medio rostro y suspiró, maldiciendo internamente a quién sea que la escuchará- ¿Por qué tenía qué sucederme esto a mi?
Tenía que sucederle a alguien, y T/n era demasiado buena para sufrir toda la mierda que ella estaba viviendo por los últimos años.
Pero entonces, ¿Ella no era buena también?
Pronto la ansiedad comenzó a consumir la poca tranquilidad que Rosé tenía, y al verificar en su reloj que aún era bastante temprano está se levantó de su cama en total silencio.
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