
𝟬𝟮𝟯 ✧┆ chillin' like a villain
٭ chapter twenty three ٭
✩*⢄⢁ ❝Tranquilo como un villano❞ ⡈⡠*✩
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Peter se encontraba bastante intranquilo desde la tarde. Cuando la conversación con Killian sacó a relucir varias incomodidades que ella compartía en base a su relación. Sumándole el hecho de que la llegada de Aria no había sido para nada bien recibida por la pirata. No había visto a la hija de Ariel lo que restó de la tarde, y esperaba que siguiera así, al menos hasta que pudiera volver a hablar con Lia.
Pero un extraño presentimiento recorrió gran parte de su cabeza, haciéndolo sentir aún más intranquilo.
Arrojó una roca al arroyo, acumulándola con las otras que había estado arrojando hace ya veinte minutos. Su pie repiqueteó con incomodidad en el suelo y tragó saliva sintiendo un nudo en la garganta.
—¿Qué te tiene tan nervioso, hijo? —Peter mayor comentó detrás de él, pero el rubio no le prestó atención. —¿Tiene que ver con Lia?
Peter dejó de mirar el arroyo y dirigió su vista a su padre. El hombre se encontraba cruzado de brazos, con su mirada insistente en él.
Desde que Peter formalizó con Killian, Wendy y él siempre buscaban la manera de integrar a la pirata en sus cenas familiares, en las salidas y visitas guiadas por Nunca Jamás... Ya que querían hacer sentir a Killian bienvenida. Y hace un par de días, había sentido una tensión entre ambos. Como si no todo estuviera yendo bien en su burbuja de cuentos de hadas.
—Creo que arruiné todo... —Murmuró. Su mirada volvió a dirigirla al arroyo, perdiéndose en el recorrido del agua.
—¿Qué sucedió? —El mayor tomó asiento cerca suyo.
—Killian ha estado... —Buscó algo que pudiera definir su condición. —Algo perdida. Creo que tiene que ver con su padre. Sabes que ellos tienen una relación bastante estrecha, algo completamente diferente a lo que cualquier villano tiene con su hijo... Y hace un par de meses, Lia mandó cartas a la Isla.
—Pero no recibió contestación —Completó el adulto —. El Capitán siempre ha sido un hombre aferrado al pasado. No creo que haya tomado bien la noticia de ustedes.
—Es lo que Lia siempre dice. Quiero hacer algo para ayudarla... Para verla nuevamente feliz. Pensé en escribirle al Capitán, pero dudo mucho que quiera leer una de mis cartas, así que pensé en...
—No. —Dijo con firmeza.
—No sabes lo que iba a decir.
—Sí. Lo sé. —Peter mayor volvió a reincorporarse y señaló a su hijo —No vas a ir a la Isla, Peter.
—Pero, papá, es la única forma de hablar directamente con él. Para que pueda entender que su hija lo necesita.
El mayor pasó una mano por su cabello, frustrado.
—La Isla no es un lugar al que vas de visita, Peter, entiéndelo. —Su mirada se relajó.
—Lo sé, pero...
—Ya dije que no. Si quieres ayudar a Lia, busca otra manera. Pero no pondrás un pie nunca en esa Isla. ¿Entendido?
Peter agachó la mirada.
—Sí, señor.
—¿Sabes? Me encontré con Aria cuando venía para acá. —Comentó. —Hace tiempo que no la veía.
—Sí... También me la crucé por la tarde —Pateó una piedra que rodó hasta llegar al arroyo —. Y Lia igual.
—Oh, ahora todo tiene un poco más de sentido... —Dijo dándose cuenta. —Lia no solo está perdida por la indiferencia de su padre, sino que también por tu culpa.
—¿Disculpa? —Lo miró con el ceño fruncido. —¿A qué te refieres?
Peter padre comprendió con rapidez las palabras previas de su hijo. Killian podía sentirse confundida a causa de la ignorancia del Capitán, pero también sabía que había una tercera en discordia que hacía sentir a la pirata insegura.
Aria y Peter eran mejores amigos desde que eran unos niños. Compartiendo recuerdos familiares y anécdotas que siempre comentaban cuando volvían a reencontrarse después de unas vacaciones. Pero nunca pasó nada más allá de eso.
Talvez porque uno mantuvo oculto sus sentimientos por preocupación de quebrar el lazo que los mantenía unidos, o solo porque no estaban destinados a estarlo.
—¿Alguna vez le hablaste de Aria a Killian? —Interrogó, cruzándose de brazos.
—Eh... No.
—¿Por qué?
—Aria llevaba fuera mucho tiempo antes de que los villanos arribaran a Auradon. No creí que ella quisiera regresar... Así que, ¿Por qué?
—Ese fue tu error. —Indicó. —Tú conocías muy bien tu relación con Aria, Peter. Sabes lo intensa que puede llegar a ser y eso es herencia de su madre. Ahora, ponte en el lugar de Killian un minuto... ¿Cómo te sentirías tú si no hubieras sabido de la existencia de Jay y él llega de la nada y se lanza a los brazos de Killian?
—Pues... No me sentiría bien. Le pediría explicaciones de porque no me habló de él si es su mejor amigo...
—Ahora te pregunto, ¿Puedes culparla? —Formó una línea con sus labios. —Los villanos han vivido en una barrera toda su vida, Peter. No entienden muchas cosas del exterior y cada nuevo personaje es una amenaza para ellos.
—Entiendo. Lia no se tomó muy bien lo de Aria. Y lo que le cayó peor es que no se enteró de ella por mí, si no que por Finn. —Peter mayor frunció leve su entrecejo. —Su nombre comenzó a estar más presente después de lo que pasó con Tiago. Ella quería saber más y sabía que conmigo no conseguiría respuestas, así que recurrió a Finn.
—Y el príncipe desembuchó todo lo que sabía.
—Oye, Lia puede ser muy persuasiva cuando se lo propone —Sonrió —. Además, hay veces en las que Finn le tiene miedo. Prefirió hablar antes de terminar atado a una roca y en el fondo del mar.
—Peter, escucha... —Colocó una mano sobre el hombro de su hijo. —Estos son baches que aún estás a tiempo de arreglar. Solo no dejes que se vuelva algo que no vas a poder reparar.
—¿Cómo puedo arreglarlo si ni siquiera quiere verme?
—Dale su tiempo. Todo esto es nuevo para ella y para ti también. —Sonrió con ternura. —Son niños aprendiendo lo que es el amor, hijo. Y es algo que no viene con instrucciones.
—Gracias... —Peter abrazó a su padre y este palmeó su espalda. —Ahora dime, ¿Mamá te ordenó que vengas?
—Cree que son cosas que se charlan entre hombres. —Respondió.
El adulto cruzó su brazo por los hombros del menor, comenzando a alejarse del arroyo. Solo que la tranquilidad del momento duró muy poco tras sentir un escalofrío que recorrió la espalda del menor y lo hizo tensar cada músculo de su cuerpo.
—Peter, ¿Qué sucede? —Preguntó el mayor al verlo reaccionar.
—Es... Alguien dejó Nunca Jamás. —Aclaró.
—Talvez fue tu madre o...
—No —Negó con la cabeza —. Lo sentí extraño. Como si alguien saliera de una zona poco concurrida de la isla.
—¿En qué piensas?
Peter miró en dirección a la frontera de Nunca Jamás y sintió su corazón palpitar con más intensidad. Recordó las visitas guiadas que le dio a la pirata por la isla, y sus fronteras con otros reinos. Incluso con la Isla.
—Necesito encontrar a Lia.
Caminó con pasos apresurados por el sendero, dirigiéndose a la salida. Por más que su padre gritó detrás de él para evitar que se fuera y para tratar de calmarlo, sabía que había sido en vano cuando sintió el escalofrío en su espalda, producto de la salida de su hijo de Nunca Jamás.
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Ray salió de las cocinas poco tiempo después de que Killian se fuera. Guardó la carta que ella le dio en el interior de su saco una vez cambió su ropa de cocinero por algo más formal y acorde a los habitantes de Auradon. También sostuvo entre sus manos el collar con la bellota, guardándolo en el bolsillo de su pantalón.
Toda esta situación le parecía muy extraña al hijo de Tiana, pero tampoco quiso interferir mucho en los problemas de la pirata ya que no lo vio adecuado después de que su hermano causara tantos conflictos.
El príncipe de Maldonia caminó por los pasillos de las habitaciones buscando el cuarto del hijo de Peter Pan o el de alguno de sus conocidos que pudiera indicarle su ubicación para cumplir con el acuerdo que hizo con Killian. Cuando dobló por una de las esquinas principales, su vista dio con el llamativo cabello azulado de la hija de la Reina Malvada.
—Ah, Evie, ¿Cierto? —Preguntó.
—Esa misma. —Se detuvo frente al moreno con una sonrisa. —Tu rostro se me hace familiar... —Entrecerró los ojos.
—Soy Ray —Extendió su mano. Evie aceptó su saludo —. Hijo de Tiana y Naveen. Lo que también involucra ser...
—El hermano de Tiago. —Se cruzó de brazos. —Sí, Lia nos contó. Un placer conocerte y me alegra que no seas como ese despreciable príncipe. Sin ofender.
Ray negó. —Oye, Evie... ¿De casualidad sabes dónde puedo encontrar a Peter? —Preguntó. —Estuve buscando su cuarto, pero algo me dice que no tiene.
—Y estás en lo correcto. —Abrazó los libros de clases que llevaba en sus manos. —Peter no quiso apegarse a las reglas de los dormitorios de Auradon, así que prefirió quedarse en su casa. En medio del bosque. En Nunca Jamás.
—Eso tiene mucho sentido...
—Hay días que suele quedarse con Finn, pero son ocasiones especiales. Como cuando Lia se lo pide o cuando pasa mucho tiempo con Lia y ella no lo deja irse porque dice que es muy tarde y algún cocodrilo puede comérselo si se va. —Restó importancia. —En fin, ¿Para qué lo buscas?
—Ah... —No quería confesarle que Killian le dejó una carta y su collar. —Necesito hablar con él, eso es todo.
—Sí, okey... —Evie arrancó una hoja de su cuaderno de tareas que tenía infiltrado entre los libros y dibujó una especie de mapa. —Para llegar a Nunca Jamás tienes que salir de la preparatoria e ir por este sendero que verás no muy lejos. Ahí encontrarás una bifurcación con un cartel que indica las direcciones y un arbusto en forma de estrella. Tienes que seguir por el camino de la derecha que te llevará hasta Nunca Jamás. El otro es para ir al bosque de Sherwood.
—Gracias, Evie. Eres increíble.
—No hay de qué... —Antes de que Ray le diera la espalda para continuar, volvió a hablar —No has visto a Mal por ahí, ¿No? Creí que estaría en el cuarto de los chicos, ya que Carlos le pidió algo, pero no está.
—No, lo siento... Solo vi a Killian hace un rato.
—Seguro estará en el cuarto. Iré a buscarla. —Evie pasó por su lado. —Nos vemos luego, Ray.
Él solo asintió. Le tomó un largo segundo darse cuenta de que había mencionado a Killian en la conversación. Y si algo sabía, es que Killian mintió sobre ir a Bahía Tritón y pasar tiempo de calidad con su tío. Así que si podía evitar que ella hiciera una locura, encontrando a Peter, entonces tendría que correr antes de que fuera tarde.
Siguiendo las indicaciones del mapa que le dibujó la peliazul, salió de la preparatoria Auradon. Pero iba tan sumido en sus pensamientos dentro de su cabeza, que no se fijó cuando chocó con alguien.
—Lo siento... —Murmuró.
—Hazte a un lado, Maldonia. No tengo tiempo. —Reconoció la voz de Peter gruñir entre dientes.
—Ah, no, espera... —Dio media vuelta cuando notó que el rubio entró a la preparatoria y caminaba con pasos apresurados. —Peter, alto.
—Te dije que no tengo tiempo. ¿Por qué no vas a cocinar o algo?
Ahora que Lia no estaba entre ambos, Peter podía dejar de fingir que le caía bien. Porque tomaría mucho tiempo para que un Maldonia volviera a ganarse o siquiera intentar tener algo de su confianza después de lo que Tiago le había hecho a su novia.
—Peter, es sobre Killian.
El rubio detuvo su caminar abruptamente. Apretó los puños al costado de su cuerpo, giró sobre sí mismo, acercándose a Ray con determinación.
—¿Dónde está? ¿Qué fue lo que le hiciste? —Tomó al moreno por las solapas de su traje.
—No lo sé y... Yo no le hice nada —Murmuró —. De hecho, estoy preocupado por ella.
—¿Ah, sí? No me digas.
—¿Podrías soltarme, por favor? —Pidió el príncipe.
Peter lo miró una última vez entrecerrando los ojos y tras un largo segundo, soltó el saco. Alisó las solapas del traje con una falsa delicadeza.
—Gracias.
—Dime qué sucede con Lia.
—Hace como una hora vino a las cocinas. Al principio creí que quería algo para llenar el estómago, pero después... —Abrió su saco, sacando la carta del bolsillo interno. —Me dio esto. Dijo que era para ti.
Peter miró con desconfianza el sobre en las manos del príncipe. Hasta que distinguió la caligrafía de la pirata en la parte frontal, con un garfio al final de su nombre y una pluma roja en el suyo. Algo que solo Lia hacía.
No tardó en quitar la carta de sus manos y abrió rápido el sobre. Su corazón bombeó con furia dentro de su pecho y tenía en verdad mucho miedo de leer esa carta.
Desplegó las hojas, encontrándose con la letra de Killian escrita en tinta negra. Tragó saliva y comenzó a leer para sus adentros.
Peter:
Sé que hubieras preferido recibir esta carta de alguien más y no de Ray. Pero es la única persona que sé que no dirá nada y que tampoco juzgará mi mal aspecto.
Tengo que irme.
Y no hablo de quedarme un tiempo con mi tío, no. Ya que... Con él tampoco me siento yo misma ahora. Una amiga me hizo darme cuenta de que él no solo me ve como la versión de lo que no pudo ser con su hermano, sino que como una hija. Y yo... No me siento bien con esa idea.
Necesito saber en qué momento de mi vida dejé de ser Killian para convertirme en Lia: La pirata buena de Auradon rodeada de sonrisas y mechones verdes. Y la respuesta la encontraré en un solo lugar.
La Isla.
Aquel pedazo de tierra flotante rodeado por una barrera que ha sido mi hogar más del tiempo que me gustaría admitir. Tengo que irme lejos de Auradon, donde pueda volver a encontrarme con la que solía ser. Estos siete meses que pasé contigo han sido los mejores de mi vida. Has sido mi estrella en mis noches de oscuridad y el sol en los días de tormento. Jamás podré olvidar cada momento que compartimos... Cada beso, cada sonrisa...
No te culpo por lo que pasó con Aria. Lo entiendo, de algún extraño modo. Así que no te sientas culpable y no sientas que eres el motivo de mi decisión.
El problema soy yo. Siempre he sido yo.
Porque he vivido bajo los pensamientos incorrectos durante dieciséis años. Mi cabeza crea los peores escenarios y todos terminan de la misma forma; en tragedia.
No te pido que me comprendas, porque creo que ni yo misma lo hago. Solo te pido que no me busques. Vive con el recuerdo de lo que fui, de lo que fuimos y de lo que pudimos haber sido.
¿Sabes? Traté de ignorar los comentarios que algunos soltaban por lo bajo, los comentarios de aquellos que con sus mentes enfrascadas en el pasado no podían aceptar lo nuestro... Comentarios que repetían una y otra vez que no merecíamos ser felices. Que tendríamos que haber repetido la historia de nuestros padres.
Talvez fue un error enamorarme de ti...
Pero fuiste mi perfecto error.
Ojalá que en otra historia haya otro Peter y otra Killian que puedan cumplir lo que nosotros no.
Espero que nos reencontremos en un futuro. Talvez un día los villanos dejemos de tener esta etiqueta pegada en el alma que nos marcó para la eternidad. Ojalá el mundo pueda entender que no todos somos como nuestros padres.
Te pido que cuides a Crockie por mí. Asegúrate de que no se coma a nadie y sigue con su régimen como cada día. Lo voy a extrañar demasiado. También te pido que no dejes que Jay, Evie o Carlos vengan por mí. Ellos ya tienen un propósito en Auradon. No quisiera ser la responsable de arruinar sus finales felices...
Dile a Raizel que no podré asistir al festival de Corona como le prometí. Dile a Finn que siga con su sueño de explorar cada reino y que no se sienta atado por la presión de la corona. Me hubiera encantado estar en la inauguración de la boutique que le está construyendo a Evie...
No quiero extenderme más porque sé que terminaré renunciando a mis principios, pero en verdad necesito irme.
Perdón por romper tu corazón. Jamás fue mi intensión. Eso solo confirma que todo lo bueno que me rodea, termino destruyéndolo. Espero que puedas sanar...
Sé que no te gusta que lo diga, pero...
Adiós, Peter. Sí, me iré lejos. Pero prometo nunca jamás olvidarte.
K. Hook.
Peter terminó de leer la carta con sus ojos inundado en lágrimas. Dobló la carta siguiendo los pliegues previamente hechos y volvió a guardarla dentro del sobre. Todo pareció ser tan irreal. Un sueño del cual quería despertar en ese mismo segundo y volver a la normalidad.
Ray tragó saliva con dificultad sintiendo un nudo en su garganta. El momento que Peter pasó leyendo la carta, sintió una horrible sensación en el estómago. De esas cuando comes algo en mal estado que ni una pastilla podrá aliviarlo. Dirigió su mano al bolsillo del pantalón y sacó el collar.
—También... —Peter enfocó su mirada destrozada al hijo de Tiana. —Me dio esto.
Dejó el collar en la palma del rubio. Este lo apretó, resguardando el último rastro de ella.
—Necesito... —Balbuceó —Necesito ir a buscarla.
—¿Dónde se fue? —Ray preguntó realmente interesado.
—A la Isla. —Pasó una mano por su cabello con desesperación. —Tengo que ir hasta allá. Ella no puede quedarse ahí.
—Pero, ¿No fue su hogar? —Aclaró el príncipe, ignorando por completo el pasado de la pirata. —No creo que sea tan malo...
—Escucha, Ray... —Pronunció su nombre sin rastro de resentimiento. —Te agradezco que me hayas entregado la carta y el collar, pero no sabes lo que Killian vivió en la Isla.
—¿Tan malo fue?
—Mucho más de lo que puedes imaginar. —Tomó una bocanada de aire, lo retuvo un minuto y luego lo soltó con un sonoro suspiro. —Necesito hablar con Ben. Él... espero que pueda ayudarme.
—Iré contigo —Comenzó a caminar detrás del rubio cuando lo vio emprender la caminata a la oficina del rey.
Peter no lo detuvo porque no estaba para perder el tiempo con una discusión que no veía al caso. Así que solo lo dejó seguirlo. Cuando ambos estuvieron frente a la puerta de la oficina del rey, Peter dio insistentes golpes en la madera, recibiendo el permiso para ingresar del otro lado.
—¿Peter? ¿Qué sucede? ¿Por qué esos golpes? —Preguntó el hijo de Bestia.
—Lo siento, yo... Tengo que decirte algo importante.
Antes de que pudiera continuar, otros golpes resonaron en la puerta que Ray dejó abierta cuando ingresó a la oficina. Los tres miraron hacia atrás, encontrándose con la mirada preocupada de la hija de la Reina Malvada.
—¿Ben? —Preguntó ingresando con cuidado.
—¿Evie? —Ray frunció el ceño. Los puntos comenzaron a unirse en su cabeza.
La peliazul buscaba a la hija de Maléfica cuando se cruzó con ella. ¿Y si Killian no había sido la única en volver a la Isla?
—¿Pasó algo? —Continuó el rey.
—Mal se fue a la Isla. —Soltó sin tanto detalle.
—¿Ella también? —Peter preguntó, perplejo. —Por eso sentí esa sensación antes de venir.
—¿Cómo que «también»? —Indagó la peliazul. Observó a Peter con una carta en sus manos. —Lia también regresó.
Asintió con lentitud. Evie negó con la cabeza y sus ojos comenzaron a arder por la impotencia de no haber podido ayudar a sus dos mejores amigas. Se acercó a Ben y le entregó la carta y el anillo que la pelimorada dejó sobre el escritorio de la habitación.
Ben leyó la carta para sus adentros. Una vez terminó, arrugó el papel entre sus manos.
—Esto es culpa mía... —Agregó el rey —Es culpa mía y lo... Lo arruiné. Ha estado demasiado presionada y en vez de ser considerado fui toda una bestia con ella. —Apoyó con ira ambas manos sobre el escritorio.
—Los dos somos culpables de alguna forma u otra por las decisiones de ellas, Ben. —Peter aclaró, entregándole la carta de Killian a Evie para que pudiera leerla. —Aunque ellas digan lo contrario.
Evie leyó la carta bajo la atenta mirada de los tres hombres en la habitación. Una lágrima se deslizó por su mejilla y apaciguó un sollozo que amenazó con dejar sus labios.
—Yo... Sabía que Lia se sentía diferente desde hace mucho tiempo... —Avisó, devolviéndole la carta al rubio. —Debí prestarle más atención. Debí estar atenta a lo que necesitaba, pero yo... Solo dejé que ambas se hundieran en sus pensamientos.
—No, Evie... Tú no tienes la culpa de nada —Ray se acercó a ella y la abrazó de costado. —No podías saber qué es lo que pasaba con exactitud dentro de la cabeza de Mal y Killian.
—Lia me habló sobre volver a la Isla —Peter continuó —. Tuvimos una discusión y ella... Dijo que no pertenecía aquí. Pero jamás creí que se iría. Que solo había sido un pensamiento que cruzó por su cabeza en ese momento.
—Ella a estado queriendo volver desde hace tiempo, Peter —Evie confesó —. Pero entre Mal y yo encontrábamos la manera de persuadirla de su idea. Siempre encontraba un motivo para quedarse. Y ese eras tú.
—Y ahora que arruiné todo, ya no encontró motivos para quedarse.
—No puedo responder eso, Peter, pero si Lia regresó, no fue solo para alejarse de ti... Necesitaba reencontrarse consigo misma como explica en la carta. Y eso, no llevará a nada bueno.
Evie vivió en carne propia el pasado de Killian. Cada recuerdo tormentoso y el poder que tenía la pirata en la Isla antes de que ambas fueran amigas. Las amenazas recurrentes que atentaban contra la vida de la pelinegra y las manchas carmesí que permanecían intactas y secas en el frío y sucio pavimento de los callejones oscuros de la Isla.
—Tengo que ir a buscarla. Sacarla de esa Isla. —Peter dijo con determinación.
—Yo igual —Continuó el rey —. Necesito encontrar a Mal y... decirle que lo lamento. Tengo que ir a suplicarle que vuelva.
—Oigan, chicos, la Isla es enorme. ¿Cómo piensan encontrarlas? —Ray preguntó, señalando el pedazo de tierra flotante que se veía a través de la ventana de la oficina del rey.
—Ray tiene razón —Evie apoyó —. Jamás las encontrarán. Tendrían que saber cómo es la Isla y... —Las miradas eran insistentes en los rostros de los jóvenes. —Tienen que llevarme con ustedes.
—Sí. —Respondió el rey sin dudar.
Peter lo observó con el ceño fruncido y negó con la cabeza. Se acercó a la hija de la Reina Malvada y colocó una mano sobre su hombro.
—¿Estás segura, Ev? —Preguntó —¿Segura que quieres volver?
—Haría lo que fuera por traer a mis amigas de vuelta. —Dijo con firmeza. —Llevaremos a los chicos, porque cuantos más mejor... —Indicó. —Y no somos tan populares allá ahora.
—Más razones para ir a buscarlas. —El rubio rascó su nuca, nervioso. —No puedo imaginar lo que podría pasarles. —Le regaló una sonrisa compasiva a la peliazul —Gracias, Evie. Eres muy valiente...
—Dejemos dos cosas en claro —Los señaló —. Tendrán que prometerme que no me dejarán sola allá.
—Sí... Lo prometemos. —Ben prometió.
—¿Y lo segundo? —Continuó Peter.
—No hay chance de que vayan vestidos así.
Ray ahogó una risa cuando Evie los señaló de forma despectiva por sus atuendos muy... Auradon. Peter elevó una de sus cejas, mientras que Ben mantuvo su mirada en su ropa formal.
—Sí, creo... Que tendré que revisar el guardarropa de mi padre y ver si encuentro algo más decente para la Isla —Comentó el rubio —. Nos vemos en la entrada dentro de... ¿Una hora?
—De acuerdo. Así nos da tiempo para alistar todo. —Evie dirigió su mirada a Ray —¿Tú irás?
—Yo, ah... No... —Negó —No creo serles útil. Además, van a necesitar a alguien que los cubra de este lado.
—Sí, eso sería genial. —Ben aceptó.
—Bien, no perdamos más tiempo —Peter caminó hasta la salida. —Los veré en una hora. Antes necesito avisarle a alguien más sobre lo que está sucediendo con Lia.
Evie asintió comprendiendo las palabras del hijo de Peter Pan. Él no agregó nada más y salió de la oficina de Ben, apresurando su paso hasta Bahía Tritón.
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Peter llegó hasta el puerto observando la flota de barcos a la distancia. Con pasos decididos, se acercó a La Joya del Reino donde el Capitán Liam prácticamente pasaba todo el tiempo. Frotó sus manos entre sí, nervioso por tener que darle la noticia de Killian.
También se percató de la presencia de otra mujer cerca de él. Su cabello rizado caía largo detrás de su espalda, una bandana cubría la parte de su frente y vestía una chaqueta de cuero arriba de una camisa blanca, pantalón del mismo material que la chaqueta y unas botas largas que llegaban hasta casi sus rodillas.
Cuando Liam levantó la mirada del rostro de la mujer, observó con el ceño fruncido al rubio que se acercó a ellos con la cabeza gacha.
—Peter... ¿Otra vez por aquí?
—Yo, ah... —Balbuceó.
—Déjame presentarte a Zarina —Presentó a la mujer —. Zarina, él es Peter. Hijo de Peter Pan y el novio de Lia.
—Así que tú eres el encargado de cuidar mi hogar. Un placer. —El hada le extendió su mano para saludarlo. Peter frunció el ceño, aceptando el saludo. —Soy un hada. Pero paso la mayor parte de mi tiempo en el mar, lejos del Árbol del Polvillo.
—Porque tú puedes fabricar tu propio polvillo de hada. Sí, papá me contó esa historia. —Cambió la mirada al hombre. —De hecho, vine a hablar con usted, Capitán.
—Peter, si es sobre el regalo de Lia, ya te dije que no tienes que preocuparte por nada. Todo está yendo perfecto.
—No, ahm, bueno... Sí es sobre Lia, pero no sobre eso. —Jugueteó con sus manos otra vez.
—Niño, estás comenzando a preocuparme. —El Capitán tensó el cuerpo. —¿Qué pasó con Lia?
Peter relamió sus labios, dejó caer sus manos a los costados y enderezó su postura. Sin dar muchos rodeos para evitar seguir perdiendo tiempo, lo soltó.
—Killian regresó a la Isla.
—¿Qué?
Liam y Zarina permanecieron expectantes al rubio. Este tomó una bocanada de aire y explicó toda la situación.
—Lia regresó a la Isla —Repitió —. En una carta que me dejó, dice que volvió porque necesitaba encontrarse a sí misma. Necesitaba alejarse de Auradon porque no pertenece aquí.
—Esto es mi culpa. Yo la presioné demasiado... —Liam pasó una mano por su cabello, dándole la espalda. —Debí escucharla, estar más atento a ella.
—Liam, no fue culpa tuya. —Zarina colocó una mano sobre el hombro del hombre Jones. —Cuando hablé con ella me dijo que no estaba segura de sentirse aquella chica que ustedes conocieron por primera vez. Que había olvidado lo que es sentirse una villana.
—Todos la hemos presionado de alguna manera u otra para hacerla sentir así —Peter continuó —. Intentó adaptarse a la idea de Auradon, creando una falsa versión de sí misma. Una que todos aceptarían y no señalarían con el dedo por ser... diferente.
—Hay que hacer algo. —El Capitán miró al rubio. —Porque es obvio que no regresará por su cuenta.
—Ya estamos en eso —Informó —. Resulta que Mal también huyó a la Isla, así que Ben irá por ella. Evie, Carlos y Jay nos acompañarán a buscarlas porque conocen la Isla mejor que nadie. —Liam iba a decir algo, pero Peter siguió hablando. —Sé lo que va a decir; "Iré con ustedes porque necesitan a un adulto que los cuide". —Fingió su voz y el Capitán lo miró enarcando una ceja. —Pero esto es asunto nuestro. Además necesitamos que alguien mayor reafirme la historia que Ray dirá en caso de que nos descubran.
—¿Desde cuándo nos toca obedecer lo que unos niños dicen? —Inquirió el hombre.
—Desde que Bella y Bestia nombraron a su hijo de dieciséis años como el rey de Auradon.
—El chico tiene un punto —Señaló Zarina, cruzándose de brazos —. Yo me encargaré de controlarlo. Ustedes vayan por ella.
—Gracias —Asintió el rubio —. Lo ideal es regresar antes del baile real.
—De acuerdo... —Liam dirigió otra vez la mirada al menor. Una que demostró impaciencia y suplica. —Traigan a mi hija de vuelta, por favor.
—Me encargaré de que así sea.
Liam asintió como agradecimiento y palmeó el hombro del rubio. Luego solo se acercó al borde de la cubierta y apoyó ambas manos, con la mirada perdida en el horizonte. Esa fue la señal de Peter para alejarse del puerto y dejar solo al Capitán tratando de digerir la noticia.
Retomó el camino, esta vez desviándose hasta Nunca Jamás que quedaba solo a diez minutos de Bahía Tritón para adaptar su vestimenta a la Isla. Ingresó a su cabaña sin prestar atención a nada más y se dirigió hasta su habitación.
En una esquina de la habitación, Peter solía tener un viejo baúl con recuerdos, tesoros y ropas de cuando su padre era un niño. Revoleó objetos y ropa por toda la habitación, pero no encontró nada que le fuera útil.
—Papá, ¡¿Has visto la chaqueta verde!? —Gritó.
El adulto se asomó por la puerta de la habitación.
—Creo que está en mi armario. —Avisó. —¿Para qué la quieres? Está toda fea y desgastada.
—Es que Evie le hará algunas remiendas... —Mintió, yendo hasta la habitación de sus padres. —Además, ya no te queda.
Peter sacó la chaqueta del armario y se la probó. Encajó a la perfección en su cuerpo. La chaqueta era de un verde oscuro con vetas en verde claro y también algunas tachas plateadas que usaba de decoración en la parte de la espalda, hombros y mangas. Sintió el olor al cuero viejo y desgastado.
—Bien, ya tengo que irme. —Comentó después de cambiar su ropa por una acorde a la Isla, con la chaqueta de cuero haciendo juego. —Te veré luego...
—Un minuto. Vuelve aquí.
Peter cerró los ojos y maldijo por lo bajo. Era obvio que el adulto se daría cuenta de sus intenciones.
—¿Qué es lo que realmente planeas, Peter Pan?
—Voy a ir a la Isla por Killian. —Repitió por décima vez en la última hora. —Ella regresó allá y no puedo permitirlo.
—Peter, no vas a ir a la Isla. Creo que ya te lo había dejado en claro. —Se cruzó de brazos, endureciendo la mirada en su hijo.
—Parece que esta vez no podré hacerte caso, padre. —Desafió su mirada. —Es mi culpa que ella se haya ido. Y como tú dijiste, arreglaré el problema antes de que sea irreparable.
—Daremos aviso al rey sobre la situación de Killian si es que quieres ayudar, pero no pondrás un pie en esa Isla. No es segura para alguien como tú.
—¿No es segura para mí? —Preguntó, perplejo. —¿Acaso la Isla es segura para los niños que son maltratados por sus padres y sus ideas retrógradas de venganza? ¿Acaso la Isla fue segura cuando Killian fue golpeada de niña hasta casi morir? —Resopló, irritado. —Por favor, papá, no vengas con ese cuento. Lia me necesita. Ella no puede regresar a esa Isla. No de nuevo. Si te hace sentir más seguro, no iré solo. Evie, Jay y Carlos irán conmigo.
—No podré hacerte cambiar de idea, ¿Verdad? —Peter negó. —Lo imaginé. Yo hubiera hecho exactamente lo mismo en tu lugar.
El mayor caminó hasta la sala principal y se acercó a la repisa arriba de la chimenea. Abrió la tapa de una pequeña caja de madera oscura y sacó una daga de su interior.
—No te dejaré ir desarmado a esa Isla. Ten... —Le entregó con cuidado la daga. La hoja era plateada y el mango era de madera, adornado con algunos apliques dorados. —Es la que usaba cuando era joven. Tiene su historia.
—Gracias, padre. —El adulto le dio la funda y él la enganchó al cinturón de su pantalón para guardar la daga ahí. —Se me hace tarde. Tengo que irme.
—Cuídate, Peter. Y vuelve antes de que tu madre se dé cuenta.
—Lo intentaré.
Casi veinte minutos después de la hora acordada por el rubio, Peter llegó hasta la entrada de la preparatoria donde la limusina ya se encontraba estacionada al frente. Cuando vieron llegar al hijo de Peter Pan, los villanos y Ben salieron del establecimiento.
—Lo sé, llego tarde. Tuve algunos... imprevistos. —Dijo sin mucha explicación. —¿Ya está todo?
—Sí. Jay, ten... —Ben llamó —Las llaves y el control.
—Esperen. Algo anda mal. —Evie murmuró.
Se acercó a Ben y acomodó el gorro sobre su cabeza. Luego examinó a Peter con el ceño fruncido y alzó los pulgares, aprobando su atuendo.
—Ahora sí. Y adoro esa chaqueta Peter. Estupenda.
—¡Yo adelante! —Chico gritó desde las escaleras de la entrada.
Los dos chicos de Auradon y los villanos, a excepción de Carlos, dirigieron su mirada al canino, sorprendidos.
—No, Chico, quédate. La Isla es peligrosa. —Ordenó el hijo de Cruella.
—¿Acaso él...? —Jay preguntó.
—¿Habló? Sí, lo sé. Luego les contaré —Dijo para después subir a la limusina.
—Okey, andando —Evie siguió —. Cuando crucemos el puente, estaciona bajo el muelle en el viejo garage. ¿Entendido?
—Entendido. —Jay acató.
Jay encendió el vehículo, avanzando poco a poco por las calles de Auradon hasta llegar al borde de la frontera donde apretó el botón y el puente dorado se elevó frente a ellos. Ben y Peter cruzaron miradas por un segundo cuando sintieron atravesar la barrera protectora de la Isla.
Pocos minutos después, Jay estacionó la limusina en un viejo aparcamiento cubierto de basura, cajas y materiales de construcción abandonados. El hijo de Peter Pan escaneó la zona, atento a cada detalle. Aunque era de noche, los colores opacos invadían las paredes y el cielo estrellado era inexistente debido a la nube gris que rodeaba el cielo nocturno de la Isla.
—Ben, Peter, ayúdenme con las lonas, por favor —Pidió Carlos.
Los tres cruzaron un par de lonas por sobre la limusina para cubrirla por completo y evitar que alguien se diera cuenta de su presencia en aquel lugar.
—Se siente raro volver aquí... —Evie murmuró.
—Nos iremos cuanto antes —Jay tranquilizó.
Ben se alejó un poco del resto y mantuvo su mirada en un túnel de metal con algunas chapas que se desprendían del techo y un viejo farol siendo sostenido por oxidados alambres en un poste de madera bastante podrido.
—¿Qué hay aquí dentro? —Preguntó.
Peter se acercó a él y sintió un aroma salado salir del túnel.
—Es el muelle... —Aclaró. —Lia me contó sobre el puerto y su... peligrosa entrada.
—Aléjense de ahí —Jay los tomó del brazo —. No es seguro.
—Killian debe estar ahí, Jay —Señaló Peter —. ¿Qué no es su lugar?
—Lo es. Pero no sabemos con exactitud si está ahí. Primero iremos a nuestra guarida y si no hay rastro de ella ahí, te acompañaré al muelle. Pero no es un lugar al que te gustaría entrar solo, Peter.
—Bien...
—Hey, chicos, despacio. ¿De acuerdo? —Carlos recomendó —No queremos que nuestros padres sepan que vinimos.
Los cinco salieron del estacionamiento, comenzando a introducirse en las calles de la Isla. Había basura, mucha basura. Puestos precarios de tiendas que los villanos usaban para vender sus artilugios para sobrevivir, algunos dormían en el suelo cubriendo sus cuerpos con desgastadas mantas de lana.
Ben observó cada detalle del lugar, sintiendo un nudo en el estómago. ¿Cómo era posible que personas pudieran vivir así? Y la respuesta llegó instantánea a su cabeza.
—Nosotros provocamos esto... —Murmuró.
Peter lo miró. Tragó saliva, con sus labios apretados.
—Pero puedes cambiarlo.
—Eso espero... —Dejó de mirar el suelo e intentó saludar a un sujeto que estaba apoyado de espaldas en un poste. —Hey, hola.
Este le gruñó, acercándose peligrosamente al rey. Peter alejó a Ben tomándolos de los hombros, para querer enfrentarlo él mismo. Jay, Evie y Carlos aparecieron pocos segundos después, pues unos niños habían intentado robar la billetera de la peliazul, que después ella misma terminó cediendo. Carlos cruzó un par de palabras con el sujeto, alejándolo de ahí.
—Ben, no —Evie informó —. Y tú, no provoques a nadie.
—¿Por qué? —Preguntaron ambos.
—Esto no es un desfile, es la Isla.
—Las manos en los bolsillos si no van a robar —Jay aconsejó.
—Caminen encorvados y seguros —Carlos continuó —. Peter, tú lo haces bien, pero te ves como un villano primerizo. No queremos eso.
—Y jamás se vean simpáticos.
—Okey, gracias... —Ben agradeció las palabras de la hija de la Reina Malvada.
—No. Nada de «gracias» y sin «por favor».
—Relájate, Evie... —Peter sonrió con una sonrisa traviesa. —Muy en el fondo creo que Ben y yo tenemos algo de villanos, ¿No crees?
—¿Y eso se debe a...? —Jay lo miró elevando una ceja.
—El padre de Ben fue una bestia, el mío fue un niño con un terrible comportamiento y tendencias violentas. —Se cruzó de brazos. —Será fácil adaptarnos.
—Sí, pero ustedes han vivido sobre el castillo de las nubes toda la vida. —Carlos indicó. —No saben cómo comportarse en la Isla.
—Solo luzcan... Tranquilos. —Evie sonrió ━Let me tell you something you can really trust. ━Apoyó su brazo sobre el hombro de Peter de forma relajada. ━Everybody's got a wicked side. I know you think that you can never be like us ━Se acercó a sus compañeros y ellos asintieron con sus cabezas Watch and learn so you can get it right.
━You need to drag your feet. ━Explicaron los tres villanos, arrastrando sus pies por el suelo de la calle. ━You need to nod your head. You need to lean back. Slip through the cracks.
Ben imitó el reclinar su espalda hacia atrás, chocando con el sujeto que previamente le gruñó.
━You need to not care...
Carlos evitó la mirada de Peter sobre él ━Uh, you need to not stare.
━You need a whole lot of help ━Jay robó la billetera de Ben.
━You need to not be yourself... ━Evie miró a Ben y le señaló a Jay, avisándole del robo. ━¿You wanna be cool? Let me show you how. You need to break the rules. ━Cambió la mirada a Peter e hizo una seña como si hubiera roto algo. ━I can show you how. And once you catch this feeling... ━Les dio la espalda a ambos chicos y miró al frente con seguridad, deslizando su mano por su cuerpo.
━And once you catch this feeling... ━Jay y Carlos imitaron la acción de la peliazul.
━You'll be chillin', chillin', oh... ━Peter los observó hacer un movimiento. Trató de imitarlos, pero no lo consiguió. ━Chillin' like a villain.
━¡Chillin'!
━Chillin' like a villain. ━Con un chasquido, pusieron alerta a los dos jóvenes de Auradon.
━¡Chillin'!
━Chillin' like a villain.
━¡Hey! ━Exclamaron los villanos, llamando la atención de los muchachos que intentaban imitar sus movimientos sin gracia alguna.
━Chillin' like... Chillin' like... ¡Hey! A villain.
Los tres villanos y los dos jóvenes de Auradon siguieron avanzando por el callejón, estos últimos dos tratando de imitar las acciones de los villanos. Pero tenían una caminata tan determinada y predispuesta, que les llevaría tiempo alcanzarles el paso.
Ben se separó un poco del resto para observar a un sujeto que abrió su chaqueta mostrándole los objetos y posesiones interesantes que podría venderle al rey de Auradon. Peter se acercó a él y le tocó el hombro, negando con la cabeza. Luego le señaló a Evie que los miró a ambos con expresión seria.
━You get attention when you act like that... ━La peliazul los tomó a los dos del brazo, alejándolos del sujeto que dio una vuelta, yéndose por un oscuro pasillo. ━Let us teach you how to disappear. You look like you would lose a fight to an alley cat... ━Los villanos subieron sobre un barandal que estaba detrás de ellos, dejando a los jóvenes observarlos con curiosidad desde abajo. ━You gotta be wrong to get it right 'round here.
Evie simuló empezar una pelea con Peter. El rubio trató de seguirle el juego, pero cuando sintió que podría llegar a pegarle sin querer, se disculpó con ella. Evie rodó los ojos.
━You need to watch your back. ━Los villanos miraron por sobre sus hombros. ━You need to creep around. ━Caminaron por el barandal sin miedo a caerse. ━You need to slide real smooth. ━Deslizaron sus pasos por la superficie, pero cuando Ben lo intentó en el suelo, chocó con un bote de basura y Peter chocó con Ben. ━Don't make a sound. And if you want it, take it. ━Pasaron por debajo del barandal. ━And if you can't take it, break it. ━Fingieron romper el objeto con una patada. ━If you care about your health.
Peter trató de dar una vuelta, imitando el baile de Carlos. Pero enredó sus pies y cayó de trasero al suelo.
━Seriously, you need to not be yourself... ━Murmuró Evie. Carlos ayudó a Peter a levantarse. Los cinco tomaron asiento en el barandal. Ben quedando entre Carlos y Evie, y Peter entre Evie y Jay. ━¿You wanna be cool? Let me show you how. ━Chasquearon sus dedos, haciendo sus cuerpos a un costado. Peter comenzó a captar la onda. ━You need to break the rules. ━Cruzaron sus brazos y piernas en una posición relajada. ━I can show you how. And once you catch this feeling...
Evie bajó del barandal, repitiendo el movimiento de deslizar sus manos por el cuerpo. Ben con una sonrisa, comenzó a retener los pasos y palabras de la peliazul.
━And once you catch this feeling... ━Carlos, Jay, Peter y Ben siguieron sus movimientos. Los últimos dos algo torpes, pero con más determinación que antes. ━You'll be chillin', chillin', oh... Chillin' like a villain.
━¡Chillin'! ━Evie colocó su mano sobre la mejilla de Ben, girando su rostro al frente.
━Chillin' like a villain. ¡Hey!
━¡Chillin'!
━Chillin' like...
━I really wanna be bad a lot... ━Ben continuó, chocando el puño con Jay para después dejar una palmada en su espalda. Peter pasó detrás del hijo de Jafar.
━And i'm giving it my best shot... ━Peter deslizó uno de sus brazos por los hombros de Evie.
━But it's hard being what i'm not. ━El hijo de Bestia se colocó a un lado del rubio, pasando su mano por la espalda de Peter y Carlos.
━Well if they don't, you're gonna get us caught ━Carlos les dijo señalando el camino.
━He's right, we gotta stay low-key... ━Evie intercaló miradas entre ambos. ━Now show us how bad they can be.
━¿Like this? ━Peter se colocó los lentes de Evie.
━Yeah, yeah, yeah...
━¿Like this? ━Ben le entregó su billetera a Jay.
━Yeah, yeah, yeah...
━Oh, ¿Maybe like this? ━Comentaron ambos jóvenes. Ben dándole su teléfono a Carlos y Peter a Jay que arrebató cuando pasó detrás de él. ━Oh, yeah, i think i got this. Let's go, i'm ready to rock this... ━Antes de que los villanos dieran un paso, Peter y Ben estiraron sus brazos, evitando que cruzaran. Jay los observó sorprendido. ━And i ain't gonna thank you for your help. I think i found the worst in myself.
Peter quedó entre Jay y Evie, mientras que Ben entre Evie y Carlos. Los cinco cruzaron uno de sus brazos por sobre el otro, comenzando a caminar por los callejones de la Isla, ahora los jóvenes de Auradon captando aquel sentimiento de sentirse como villanos por un día.
━¿You wanna be cool? ━Evie prosiguió ━Let me show you how. You need to break the rules. I can show you how. And once you catch this feeling...
━And once you catch this feeling...
━You'll be chillin', chillin', oh... ━El joven rey y el rubio jamás se habían sentido de aquella manera. Una sensación nueva que adaptaron a su espíritu de Auradon. ━Chillin' like a villain.
━¡Chillin'!
━Chillin' like a villain.
━¡Chillin'!
Ben y Peter ya no perdían el tiempo enredando sus pies en la coreografía de Evie. Sus pasos eran determinados y se deslizaban entre los callejones de la Isla como si la conocieran como la palma de su mano.
━Chillin' like a villain.
━¡Chillin'!
━Chillin' like a villain.
━¡Chillin'!
━Chillin' like a villain.
Ben continuó mostrando su caminata a los villanos que aplaudían detrás, hasta que por estar perdido en sus pies, chocó de frente con un sujeto fornido. El rey tragó saliva y levantó la mirada, encontrándose con un chico castaño.
—Oye, cuidado. —Comentó él. —Espera un segundo...
Los villanos y Peter se acercaron rápido hasta quedar detrás de Ben para evitar que este fuera reconocido por el hijo de Gastón.
—¡Gil! ¿Dónde estás? —Una voz femenina se escuchó detrás. —¡Te dije que me esperaras!
Una chica de hermoso cabello castaño con destellos dorados apareció a su lado. Sus facciones eran delicadas, pero tenía esa mirada que destellaba peligro y advertía estar a no más de dos pasos de distancia. En su chaqueta de color marrón algo desgastada, Peter distinguió las iniciales de O.R, y cuando les dio la espalda para mirar a Gil de frente, el parche de una daga relució en su espalda.
—Sé que Uma te prohibió que comieras más huevos, pero no por eso tienes que obligarme a robarlos por ti. —Le pasó una bolsa. —Ten, pero cómelos moderadamente. Puede darte una alergia o algo.
—Sí, lo siento, Oryn.
La castaña dio media vuelta, encontrándose con los villanos y los jóvenes de Auradon.
—Oh, ¿Y ustedes quiénes son?
—Sí, estaba por decir que me recuerdan a alguien... —Entrecerró los ojos. Pasó su mirada de Ben a Peter consecutivamente. —Sé que así es. Tengo que acordarme o esta noche no voy a dormir.
—No, yo no te conozco, viejo... —Negó Ben, pareciendo desinteresado.
—Creo que es mejor nos irnos de aquí. —Murmuró Peter.
Tocó el hombro de Evie y señaló discreto el cartel detrás de Gil y Oryn. Era uno de él y Lia cuando su relación se hizo pública. Solo que este estaba algo... alterado por los grafitis de los villanos.
—Alto —Volvió a hablar el hijo de Gastón —. No, al final no los conozco.
—Tienen un parecido a alguien, sí... —Oryn continuó. —Ya que. Mejor vámonos o Morgan se pondrá histérico porque le dije que lo ayudaría con su problema con Killian.
Evie tuvo que mantener a Peter en su lugar porque estaba segura de que metería la pata diciendo algo que no correspondía. La castaña volvió a mirarlos de arriba a abajo y soltó una risa nasal para después alejarse de esa zona del callejón. Gil por su lado, permaneció un minuto más cerca de ellos.
—Oigan, oigan... Ya que no me conocen, les daré una pista de quién soy —Sonrió —. Mi padre es rápido, intenso y su cuello es realmente grueso. Vamos, tienen que saberlo. —Un cartel detrás de los villanos llamó la atención de Gil y este señaló el dibujo y luego a Ben. —Oh, rayos... —Giró sobre sí mismo, encontrándose con el cartel de Peter y Killian. Volvió a mirarlos. —¡Ahora sé quiénes son! ¡No puede ser! ¡Son el rey Ben y Peter Pan!
Los villanos tomaron a los jóvenes por los hombros y corrieron lejos del hijo de Gastón. Al parecer él no era tan tonto como solían pensar.
—¡Sí, estoy seguro! Y ustedes son Jay, Carlos, Evie. Hola, chicos... —Murmuró, pero ellos ya se habían alejado. —¡Ooh, a Uma le encantará la novedad!
Cuando se aseguraron de que Gil no los perseguía, dieron vuelta por uno de los callejones, llegando hasta el edificio que servía como guarida de los villanos. Jay agarró una piedra del barril y lo arrojó al cartel que abrió la puerta de la escalera que los llevaría hasta arriba.
—¿Quién sube primero? —Peter preguntó.
—Es más probable que Mal esté aquí antes que Lia —Evie avisó —. Que suba Ben primero y que él te avise si Killian está o no allá arriba. ¿Bien?
—Sí, sí, bien —Respondió el hijo de Bestia. Tomó una bocanada de aire y se acercó a la escalera. —Deséenme suerte.
—Hasta la cima —Indicó Jay.
—Buena suerte.
Los minutos pasaron y no habían tenido señales del rey de Auradon. Peter dejó de estar sentado en la escalera y comenzó a dar vueltas por ahí, impaciente. Algo le decía que Lia no estaba allá arriba y que tendría que haber cruzado el muelle cuando su instinto se lo dijo.
Escucharon los pasos de los escalones de metal y poco después bajó Ben con el semblante decaído y ojos levemente llorosos.
—¿Y? ¿Dónde está Mal? —Preguntó Evie.
—No quiere volver... —Ben pasó cerca de Peter. —Lia no está con ella. Mal dijo que se separaron hace rato. Que podría estar en el muelle. —Continuó su camino, adentrándose un poco más en el callejón.
—Lo sabía... —Dijo por lo bajo.
—Hablaré con ella. —Evie se acercó al intercomunicador de línea directa con la guarida. —¿M? Mal, soy Evie. Déjame hablar contigo un segundo. Mal, vamos...
—No te quiero aquí. —Escucharon por el megáfono.
—Démosle un par de horas para calmarse —Jay propuso —. Por mientras, vamos a buscar a Lia.
—Sí, me agrada esa idea... —Peter aceptó.
—Chicos, ¿Dónde está Ben? —Carlos preguntó cuando no vio al rey cerca.
Los cuatro dirigieron sus miradas al interior del callejón por donde habían venido, cuando una sombra comenzó a acercarse a donde estaban, poniéndolos alerta.
—¿Ben? ¡Ben! —Evie gritó cuando la sombra estuvo más cerca de ellos. —Ben, no nos asustes así.
—¿Qué no los asuste?
Apenas la voz salió de la persona, Jay se encargó de ocultar a Peter con un empujón, dejándolo detrás de un montón de barriles que podrían cubrir por completo su cuerpo. El rubio lo miró con el ceño fruncido, hasta que captó de reojo un garfio siendo sostenido por una de las manos de la sombra. Una chaqueta roja larga llegó hasta casi sus rodillas, y las botas negras golpeaban el piso con cada paso.
—Pero esa es mi especialidad.
—Harry... —Murmuró Evie. Peter supo que se trataba del hermano de Killian.
—¿Qué hiciste con Ben? —Jay insistió.
—Ouh, sí, ahm... Lo secuestramos. —Sonrió con falsedad. —Gil no es bueno para mantener la boca cerrada. Y si quieren verlo otra vez, que Mal venga a Chip Shoppe está noche. Sola. Uma quiere que la visite. —Advirtió. Elevó la mano con el garfio e inconscientemente señaló al rincón donde Peter estaba escondido. —Oh, Jay... Parece que perdiste tu encanto. —Fingió un puchero. —Todavía no sé cómo es que mi hermana te tolera.
Jay amagó a ir contra Harry, pero Evie lo sostuvo del brazo.
—Ella está contigo, ¿No es así? —El hijo de Jafar clavó la mirada en él. —Te aseguro, Hook, que si le hiciste algo...
—Es mi hermana, por todos los cocodrilos —Exclamó el pelinegro —. Ni loco le haría daño. No como... —Jugueteó con el garfio y apuntó al rubio, pero el hijo de Garfio no quitó la mirada de Jay —Tú.
Harry giró sobre sí mismo y por un corto segundo, chocó su mirada con el rubio. Soltó una sonrisa sínica y se alejó de los villanos silbando.
Jay le hizo una señal cuando Harry ya no estuvo cerca. Peter salió de atrás de los barriles y pasó una mano por su cabello.
—Es obvio que sabe que estoy aquí —Pasó la mirada por cada villano —. Si ese Gil les dijo sobre Ben, es obvio que también de mí.
—Hay que avisarle a Mal. —Jay escaló por el costado de la escalera, hasta abrir la puerta de metal de manera manual. —Andando.
—Sí, yo... Necesito un poco de aire. Los espero aquí. —Avisó el rubio.
—¿Seguro?
—Sí, vayan. No planeo convertirme en carnada de ningún pirata. Por ahora... —Frotó sus manos entre sí. —Aquí los espero.
Peter mantuvo su mirada en los villanos que subieron los escalones hasta perderse en el interior de la guarida. Solo así se permitió tener la vía libre para adentrarse a los callejones y seguir sus pasos anteriores e ir al túnel del muelle.
Distinguió el farol cerca, así que se mentalizó todas las posibilidades posibles, y con pasos precavidos avanzó a través del túnel. Las filosas chapas de metal que sobresalían del techo le causaron escalofríos, hasta que percibió una luz a lo lejos.
Bajó del túnel sintiendo la madera húmeda del muelle debajo de sus pies, con algunos montículos de tierra provenientes de la costa. La flota de barcos piratas se elevó frente a él, todos siendo iluminados por viejos faroles de aceite y linternas a punto de ser apagadas.
Comenzó a divagar por el muelle, cubriendo su rostro con el cuello de su chaqueta y evitar ser reconocido por piratas y marineros que se encontraban descargando los barcos o simplemente paseando por ahí. Dos niños con ropa de color blanco y líneas celestes pasaron frente a él soltando risitas. Distinguió unos gorros de lana roja sobre sus cabezas antes de que desaparecieran en la cubierta de un barco.
Continuó caminando por el muelle sin prestar mucha atención a su alrededor. Su cabeza solo pensaba en encontrar a Killian y convencerla de dejar la Isla para volver a Auradon.
Fue tanta su distracción, que tuvo que hacerse para atrás cuando alguien pasó rodando un barril frente a él.
—¡Eh, cuidado, chico! —Gritó un marinero.
—¿Por qué no te fijas tú por dónde vas, amigo? —Respondió él, con brusquedad.
El marinero abrió la boca indignado y murmuró algo por lo bajo. Peter sonrió con suficiencia y siguió su camino.
—¿Acaso te crees con el derecho de dirigirte así a mis piratas? —Una voz gruesa y ronca habló detrás de él. —El único con ese derecho aquí soy yo.
Peter cerró los ojos un largo segundo y maldijo por lo bajo. Apretó los puños con fuerza a su costado y giró con lentitud enderezando su cuerpo.
Mantuvo la mirada baja. Las puntas de las botas del hombre brillaban por el cuero pulido. La chaqueta negra le llegó hasta casi los tobillos. Notó el estuche vacío de una espada en su cintura y al levantar un poco más la vista, distinguió una camisa roja adornada con calaveras más oscuras. La mano que se encontraba en el borde de su pantalón estaba cubierta de anillos grandes y pesados. Su cerebro hizo «clic» cuando notó el plateado y filoso garfio en lugar de otra mano.
—¿Quién eres tú...? —El Capitán frunció el ceño. —Anda, levanta la mirada, chico, no estoy de buenas.
Peter obedeció la orden del hombre. Cuando su mirada chocó de lleno con los ojos oscuros del pirata, toda la seguridad que había adquirido con los villanos, desapareció en el acto.
—Oh... —Balbuceó el adulto. —Miren lo que trajo la marea...
Tras notar la sonrisa burlona en el rostro del Capitán Garfio, Peter quiso huir de ahí.
Mientras que los pensamientos más tranquilos del Capitán consistían en qué lugar serían menos escuchados los lamentos del joven Peter Pan.
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