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٭ chapter seventeen ٭

✩*⢄⢁ ❝Prueba de vestuario❞ ⡈⡠*✩

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Killian dejó el salón de clases más irritada de lo normal. La clase de Valores y Virtudes era su menos favorita. A pesar de estar hace seis meses en Auradon, le cansaba escuchar sobre los "valores morales" que cada héroe poseía. Que era mejor dejar el ego a un lado y aceptar que todos eran iguales y que tenían los mismas virtudes que cualquiera.

La pelinegra creció con pensamientos contrarios a los habitantes de Auradon. Los únicos buenos valores morales que tenían los piratas eran darle un minuto de piedad a los marineros para poder despedirse antes de ser arrojados al mar. Pero, durante ocho años, después de sufrir ese ataque, Killian jamás tuvo piedad con nadie. Y el recuerdo de cada uno, atormentaba su memoria cada vez que miraba sus manos y sus dedos adornados con joyas brillantes.

Así que para ella, la buena moral y las virtudes escondidas bajo la superficie, eran características que no podía adoptar con tan solo escasos seis meses. Y de alguna manera, eso la hacia sentir diferente al resto. En muchas oportunidades pensó que no lograría superar el pasado. El cual estaba repleto de secretos y que no había logrado obtener la fuerza para contárselo a nadie. Ni siquiera a Peter. Ni siquiera a Jay, a quien consideraba su cofre de secretos.

Bueno, de hecho sí habían personas que sabían sobre eso. Pero estaban muy lejos como para siquiera tratar de obtener un consejo al respecto. Y con toda la nueva situación, dudaba mucho que esas personas quisieran ayudarla ahora.

Soltó un largo y sonoro suspiro que atrajo la mirada de varios estudiantes alrededor. Killian rodó los ojos y continuó su camino a la siguiente clase debido a que ya había buscado los libros con anterioridad.

Entró al salón de Historia de Reinos Mágicos y varios alumnos ya estaban sentados en sus respectivos lugares esperando que la profesora Darling llegara para dictar las clases. Luego de que Killian supiera que la profesora D era la madre de su novio, ya no le vio necesidad a seguir ocultando su apellido. Después de todo, Wendy lo hizo para que la pirata no odiara más a su familia y por petición de su hijo. Pues quería que ella se sintiera cómoda sus primeros días en Auradon. Que tan lejanos se sentían esos recuerdos.

Una mano alzada en el aire llamó su atención y frunció un poco las cejas al ver a Ray sentado en medio del salón. Se acercó a él, cruzándose de brazos. El príncipe por su lado, le regaló una sonrisa.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó.

—Pues, asistiendo a clases. ¿Qué no es obvio?

—Bueno, sí, pero... Jamás vi a tu hermano asistir a alguna clase. Creí que ustedes los Maldonia estaban recluidos a la cocina.

—Mi hermano no asistía a las clases porque ya se había graduado.

—¿Disculpa? —Lo miró sorprendida —¿Tiago es mayor de edad?

—Cumplió dieciocho hace seis meses. —Ray pareció recordar algo—. De hecho, fue el día anterior a que ustedes llegaran, si las fechas no me fallan.

Guacala... Estuve saliendo con un viejo -Killian arrugó la nariz con desagrado —. Eso en muchos lugares se considera ilegal. Incluso en la Isla.

—Ay, Killian, si supieras cuantos reyes tienen una gran diferencia de edad con sus parejas. —Soltó una leve risita.

—¿Tú cuántos tienes?

—Diecisiete recién cumplidos -Sonrió con satisfacción —. Cumplimos diecisiete hace dos días. Pero no quería festejar lejos de mi hermana, así que por eso me tocó atrasarme un poco en las clases.

—Lo entiendo... —Lia tomó asiento en la silla vacía junto a Ray —Mi hermano y yo cumplimos el mismo mes, con tres días y un año de diferencia. —El moreno la miró medio confundido. —Vaya, chefsito, creí que serías más inteligente.

—Las matemáticas no son lo mío.

—En algo coincidimos. En eso y en lo de describir a tu hermano como un "torpe e idiota" —Sonrió —. En fin, Harry es mayor por un año. Yo nací en el mismo mes que él, pero tres días antes de su cumpleaños. ¿Ahora lo entiendes?

—Ahora es más claro, gracias.

—Entonces desde que tengo memoria, papá decidió unir nuestros cumpleaños y festejarlos el mismo día. —Lia comenzó a jugetear con su anillo anular —Y en un mes y medio, será el primer cumpleaños que pase lejos de él.

Las cosas entre Harry y Killian venían turbulentas hace un par de meses antes de que ella fuera enviada a Auradon, pero había un día donde todo volvía a ser normal.

O al menos eso intentaban aparentar ambos hermanos.

El Capitán siempre se esforzaba para darles lo mejor a sus hijos y cada fiesta de cumpleaños era única. Aunque Killian siempre pensó que la idea de unir sus cumpleaños era para ecatimar en gastos. Aún así, amaba sus esfuerzos de cada año.

—Papá siempre nos organizó fiestas de cumpleaños juntos. Un año, cuando yo cumplía ocho y él nueve, fue temática de animales —Comenzó a contar, recordando aquel año —. Y un invitado llevó un globo en forma de cocodrilo. Jamás lo vi correr más rápido en mi corta vida.

—¿Qué diría ahora si te ve con Crockie? —Ray notó la mirada de Killian y supo que había tocado una fibra sensible —Lo siento, yo...

—No, descuida —Hizo un ademán con su mano —. De todas formas, es algo que me pregunto todos los días.

El silencio se hizo presente entre ambos casi un minuto entero. Ray se maldijo a sí mismo por sacar temas que sabían incómodaban a la pirata. Segunda conversación en el día con ella y ya lo había arruinado.

La observó un corto segundo y analizó su expresión decaída. La pirata no estaba en su mejor momento. Ray sabía descifrar las emociones de los demás, era algo que su madre le enseñó. Saber cuándo era necesario ayudarlos y cuando tenía que poner su distancia, pues podría empeorar la situación.

Y en el caso de Killian, era mejor quedarse al margen. Si ella quería ayuda, entonces la ayudaría. Pero por el momento y gracias a su hermano, sabía que en un momento de depresión, su ayuda no serviría. Al menos hasta que Killian tuviera la confianza necesaria con él. Y Ray esperaría a su debido momento.

—Oye, que lindo collar —Volvió a hablar, señalando la cadena que rodeaba el cuello de la pirata —. ¿Acaso es una bellota?

Killian miró el colgante —Ajá. Me lo regaló mi novio. De hecho, fue su propuesta para comenzar a salir.

—Dejame adivinar. —Ray alzó una ceja —Tú le diste un dedal como respuesta, ¿Verdad?

—El reportaje de Blancanieves llegó hasta Maldonia, ¿No es así? —Ray asintió —Entonces no será necesario decirte que mi novio es...

—¿Peter Pan Junior, el hijo del mayor enemigo de tu padre? No, no es necesario. —Killian negó sonriendo —Oye, no te juzgo. Cuando el corazón manda, es porque ahí pertenecemos. Y Peter y tú... Bueno, merecen tener su propia historia.

—Gracias, Ray. Es algo que necesitaba escuchar.

—No lo agradezcas, Killian. Puedes confiar en mí. Te lo prometo.

—Sé que es así, pero... Entiende que necesito mi tiempo.

—Lo sé. Y lo entiendo. No planeo ganarme tu confianza tan rápido, pero dejame decirte que siempre tendrás un amigo en quien descargar todos tus problemas —Ray apoyó una mano sobre el hombro de Lia, ella no lo apartó —. O si quieres vengarte de alguien, conozco un par de personas que podrían ayudarnos también.

Aquello provocó cierta alegría en Killian. Asintió en agradecimiento, mientras que Ray sonrió de lado y alejó la mano del hombro de ella, pues no quería sobrepasarse tanto.

Killian ladeó un poco la cabeza y no podía encontrar en Ray siquiera ni una pizca de lo que Tiago fue con ella. Eran tan diferentes... Que incluso no parecían hermanos. Se lamentó por Ray. Él no merecía tener un familiar tan despreciable como Tiago.

Y talvez, podría comenzar a depositar su confianza en él.




















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El aroma a brisa marina y el tintineo de las cadenas que golpeteaban contra el muelle, se habían vuelto dos sensaciones cotidianas los últimos dos meses en la vida de Peter.

Cada mañana en los tiempos libres que tenía entre clases y cuando se aseguraba de que Lia no podía seguirlo, se escabullia hasta Bahía Tritón para supervisar su trabajo.

Con un portapapeles en la mano, caminó dirección al muelle para encontrarse con otro de los supervisores, que lo cubría la mayor parte del tiempo. El Capitán Liam lo divisó apenas puso en pie en la cubierta de La Joya del Reino.

—Peter, hola —Saludó el adulto acercándose a él —. ¿Otra vez por acá?

—Sí. Ya sabe lo que dicen, si quieres hacer algo bien, entonces tienes que hacerlo tú mismo.

—Y yo te dije que no es necesario que vengas todos los días. Todo está bajo control —Señaló un rincón del muelle, donde una construcción se estaba llevando a cabo —. Por ahora no hemos tenido complicaciones.

—No lo dudo, señor, pero...

—Pero nada. Si no quieres levantar sospechas con Lia, es mejor que dejes de venir tan seguido, muchacho —Aconsejó —. Sabes que cuando ella tiene ciertas dudas sobre algo, no hay nada que la detenga hasta que las resuelva. Yo soy un claro ejemplo de eso.

—Sí, bueno... Me incluyo la culpa —El rubio alzó los hombros —. Fui yo quien le dio el archivo, después de todo.

—Y te agradezco por eso. Yo no hubiera podido encontrar la manera de confesarle quién era... —El Capitán palmeó el hombro del rubio. —En cuanto a lo otro, por el momento no ha preguntado nada sobre eso cuando viene a dar las clases.

—¿Cuál fue la excusa? —Preguntó curioso.

—Ahm, le dije que era uno viejo. De esos que solo sirven para carga de basura y que estábamos tratando de "recuperarlo" —Imitó comillas con sus dedos —. Al parecer quedó conforme porque no ha vuelto a preguntar nada al respecto.

—Mejor así. —Miró el portapapeles —Tengo algunas modificaciones que me gustaría hacerle. Además ya tengo la paleta de colores y los accesorios que sé le encantarán. Solo faltaría el nombre... ¿Alguna idea?

—Ay, niño. En serio quieres que todo salga perfecto, ¿Verdad? —Liam se cruzó de brazos.

Peter asintió —Lia soñó con esto toda su vida. Nosotros siempre tuvimos todo en Auradon, mientras que ellos...

Pensar en todo lo que Killian sufrió estando encerrada en una Isla con un campo de fuerza invisble, privandola de su libertad... solo hacia sentir a Peter un miserable.

¿Por qué cuándo ellos eran felices y consentidos, los villanos tenían que pudrirse en el bajo mundo, tratando de sobrevivir por cuenta propia?

Peter se sentía privilegiado cuando Killian decidía confiarle un poco de lo que fue su infancia. Aunque sabía que la pirata se reservaba muchas cosas, jamás le exigió saber un poco más. Cuando fuera el momento, ella se lo contaría.

Sabía que había mucho por descubrir de la pirata. Conocía solo una cuarta parte de lo que fue la vida de ella en la Isla. Cada vez que ella se abría con él, podía sentir la tristeza brotar de sus palabras. Los recuerdos invadían su cabeza como crudas cuchillas incrustandose y causando solo dolor. La vulnerabilidad era algo que Killian jamás demostró con nadie, pero en aquellas ocasiones, se sentía segura. Porque él la hacia sentir segura. Aunque aún tuviera algún que otro secreto escondido en lo más profundo de sus recuerdos que no podía revelar con tanta facilidad.

—¿Sabía que sufrió un ataque violento cuando tenía ocho? —Levantó un poco la cabeza, mirando al capitán que negó con confusión. —Fue la primera vez que su padre la dejó salir sola del muelle. Alguien quiso vengarse de ella por... no lo sé, cosas de piratas. Un grupo de chicos la golpeó sin remordimiento... Hasta que Jay llegó en su ayuda y les dio una probada de su propia medicina. Él la llevó con el Capitán Garfio justo a tiempo. Lia casi muere ese día.

—Por el mar... —El adulto quedó perplejo. Jamás pensó qué tanto mal podría haber en la Isla.

El nudo en la garganta de Peter era notorio. Apenas y podía seguir hablando de la angustia que sentía tras recordar aquel día que Killian le contó sobre eso.

—Así que si puedo hacer de la vida de Lia, aunque sea un poquito mejor, cumpliendo con sus sueños de niña... Claro que lo haré.

—Me duele pensar que si hubiera mantenido contacto con mi hermano, después de separarnos hace muchos años... —Liam sintió una presión en su pecho. Una punzada de culpabilidad. —Ella, ambos... Ahora tendrían una vida diferente.

—Tal vez... Pero tal vez no, porque esa Lia sería diferente. —Indicó. Liam frunció el ceño. —La Lia que conocemos es ruda, hiperactiva, curiosa, sarcástica... En cambio, si hubiera crecido en Auradon sería; risueña, amable, tal vez sí un poco sarcástica... Pero no sería mi Lia. Y yo, por mi parte, amo a la Killian que el destino puso en mi camino.

—Tienes toda la razón, joven Pan. No podía haber pedido a alguien mejor para ella, que tú.

—Gracias... Al menos sé que a alguien de la familia le agrado.

—¿Lo dices por su padre? —El rubio asintió —. Mira, Peter... Si algo sé de mi hermano, es que le importan los suyos. Killian pondría la felicidad de su familia por sobre su orgullo. El poco tiempo que lo vi a través de la barrera, me dejó ver cuan importante son sus hijos para él. Puede ser que ahora esté dolido, talvez se sienta traicionado... pero tarde o temprano entenderá que no hay mejor cosa en la vida que ver a los hijos felices.

—¿Usted cree que logre aceptarme? —Curioseó.

—Talvez, pero si algo aprendí de los piratas... Es que tienes que ganarte su respeto.

—Así que si un día logro encontrarme con mi suegro, lo que tengo que hacer es ganarme su respeto. —Peter lo miró —¿Pero cómo me gano el respeto del hombre que me odia?

—No lo sé, es algo que tú mismo tienes que descubrir, Peter.

El rubio había pensando varias veces en la posibilidad de algún día conocer al padre de Killian. Tal vez él lo saludaría con un apretón de manos y una palmada en la espalda. O en el peor de los casos, tendría que charlar con él mientras colgaba del mástil del Jolly Roger. Cualquier opción era posible.

Cuando Killian conoció al Peter Pan original, todo salió perfecto. Los prejuicios habían sido dejados de lado, para coexistir en armonía y paz. El mayor comprendió que no había que repetir historias que tanto dolor habían causado en el pasado, por estúpidos juegos de un niño que no quería crecer.

Entendió que todos tenían la oportunidad de cambiar y que no todos siempre estaban destinados a la maldad. Y cuando su hijo le contó sobre la proclamación de Ben y que cierta chica, hija del que alguna vez fue su enemigo, vendría a Auradon... Supo que era momento para un cambio. Uno donde su propia historia podía tomar otro rumbo. Uno donde la regla de; «no hablar con piratas» podía ser rebocada, y aceptar que solo eran niños tratando de tener una vida normal.

Pero, en la situación del Capitán Garfio, quien siempre vivió rodeado de personas que repetían una y otra vez que merecía sufrir una vida infeliz, todo nuevo cambio lo veía como una amenaza. Sino demostrabas respeto y fuerza en la Isla, podrías terminar siendo polvo en la suela de algún zapato malgastado.

Por eso, cada villano, cada adolescente, cada niño... Cada descendiente, se moldeó a algo que siempre visualizaron. Se adaptaron a la forma de vivir que un villano les enseñó. Y por sobre todas las cosas; a jamás confiar en alguien que viniera del otro lado del puente destruido. Mucho menos si esa persona era el causante de su destrucción y perdición.

Así que no. No sería fácil para Peter algún día ganarse el respeto del Capitán Garfio.

—Bueno, creo que... Tengo que irme si quiero llegar a tiempo a mi siguiente clase. —Peter comentó. —Pero volveré mañana y podremos seguir hablando sobre los cambios que podemos hacerle al...

—No —Detuvo el Capitán —. Vendrás cuando yo lo diga y cuando te necesite. Todo está bajo control ahora, niño.

—Pero-

—Pero nada. ¿O acaso quieres que Lia sospeche? —El rubio negó —Entonces no vengas. Disfruta tus tardes libres con ella.

—Sí. De acuerdo.

—Pero controla tus manos, al menos que quieras conocer al otro capitán que podría arrancartelas. —Sonrió con malicia. Peter tragó saliva.

—Eh, ¿Es una rara cosa familiar o...? —Frunció el ceño, confundido. —En fin, mejor me iré. Pero prometame que si algo falla, me avisará.

—Tranquilo, Peter. Serás el primero en saberlo.

El Capitán Liam palmeó el hombro del muchacho antes de que este bajara del barco. Con una rápida mirada hacia un costado, el rubio observó la construcción. Todo parecía estar en orden, lo que relajó a su mente que maquinaba mil y un ideas por minuto respecto a los cambios y modificaciones para el futuro barco de Killian.

Cuarenta y cinco minutos después, Peter se encontraba nuevamente en la preparatoria Auradon. Varios estudiantes corrían de un lado a otro dispuestos a llegar a sus siguientes clases antes que la campana sonara.

Al doblar por uno de los laberintos de pasillos, se encontró con Finn. El joven rey cargaba entre sus brazos un par de bolsas de varios colores que dejaban sobresalir distintos tipos de telas.

—¿Necesitas ayuda? —Preguntó, cruzándose de brazos y observandolo maniobrar para que ninguna bolsa se cayera al suelo.

—No, yo... Yo puedo solo —Antes de que una bolsa tocara el suelo, Finn logró sujetarla con la punta de su pie —. Todo bajo control.

—¿Qué haces con todo eso?

—¿Esto? Son las nuevas muestras de telas para Evie —Explicó y Peter entendió porqué la delicadeza con las bolsas —. La mayoría de princesas pidieron telas importadas de sus reinos para que ella les confeccione sus vestidos para el baile real.

—Y por lo visto llegaron todas hoy... —Finn asintió, acomodando las bolsas. —¿Por qué no las llevas todas en un carrito? Así te aseguras de que ninguna se caiga y además, te ahorras un horrible dolor de brazo.

—¿Sabes? No se me había ocurrido.

—No todos pueden ser perfectos, amigo —Sonrió.

—Ja-ja —Soltó sin gracia —. Oye, ¿Cómo va tu regalo para Lia? ¿Le falta mucho?

—Ahm, no. Solo últimar detalles. De igual manera, aún me queda un mes y medio para tenerlo listo.

—¿Por qué en un mes y medio? —Finn enarcó una ceja. —¿Es alguna fecha importante?

—Es el cumpleaños de Lia.

El castaño abrió los ojos sorprendido —¿En un mes y medio es el cumpleaños de Lia? No lo sabía.

—Ni yo —Confesó —. Tuve que preguntarle a Jay.

—Entonces quieres dárselo como regalo de cumpleaños. —El rubio asintió. —Será el mejor regalo de su vida. Lo sé.

—Eso espero...

—Me encantaría seguir charlando, pero las tiras de las bolsas comienzan a cortar mi circulación. Nos vemos luego.

—Ah, sí... Una última cosita. —Finn se quedó mirándolo. —Si Lia te pregunta acerca de una sorpresa para Evie, dile que no le puedes decir nada.

—Pero por el momento no le tengo nada a Evie.

—Por eso mismo. Esa ha sido mi excusa la última semana para escaparme a Bahía Tritón.

—Oye, me siento usado...

—Tranquilo. Liam me prohibió seguir yendo. Así no levanto sospechas en Lia.

—Me parece perfecto. Ahora si me disculpas, aparte de llevar estas telas al cuarto de las villanas, tengo que pensar en un obsequio para mi novia.

—¿Por qué?

—Porque tú me atrapaste en una mentira. Y con Evie y los obsequios no se juega.

—Bueno, entonces... ¿Por qué no le construyes un lugar para que ponga su boutique de ropa? —Bromeó, pero Finn no se rio.

—Oye, esa es una muy buena idea. Necesito diseñar los planos. ¡Adios, Peter!

—¡Finn, no! ¡Solo fue un comentario sarcástico!

Pero Peter no obtuvo respuesta. El castaño ya se había alejado de él con las bolsas colgando a su paso. Soltó una risita por lo bajo, mientras negó con la cabeza.

Continuó su camino a través del pasillo hasta llegar al salón de clases. Faltaban cinco minutos para que su madre llegara, así que aprovecharía esos minutos para estar con Lia. Ya que la pirata amaba esa clase y no quería interrumpirla en medio de la lección.

Entró al aula y buscó con la mirada su adorada cabellera negra con, ahora, mechas de color verde. La encontró enseguida tras escuchar la risa que solía alegrar sus días cuando estaba triste. Pero, en lugar de poner una sonrisa en su propio rostro, la mueca de Peter fue una mezcla de confusión e ira.

Killian no se encontraba sola. Cierto morocho de sonrisa cautivadora y facciones elegantes, estaba sentado con ella, mientras ambos reían en sincronía tras algo que él había comentado.

Rápidamente un fuerte dejá vú se instaló en los recuerdos de Peter. No dejaría que ocurriera dos veces la misma situación. La primera vez no podía hacer nada en contra de Tiago porque Killian apenas y le dirigía la palabra, por más que él hubiera estado siempre atento a ella desde su primer encuentro.

Y ahora con el arribo del nuevo hijo de Tiana y Naveen, sabía que tenía que tomar cartas en el asunto. Porque, a diferencia de esa vez, no dejaría que nadie le pusiera siquiera una mano encima a su novia.

Haría cualquier cosa para protegerla.

Con pasos decididos se acercó a la mesa compartida, colocando ambas manos sobre los hombros de Lia. La pirata lo miró levantando un poco la cabeza y sonrió.

—Peter, hola. Creí que ya no vendrías.

—¿Por qué no vendría? Adoro esta clase. Como te adoro a ti.

Peter inclinó la cabeza, acercando su rostro al de Lia para depositar un beso sobre sus labios.

—¿Te sucede algo, Peter? —Preguntó Lia, frunciendo el entrecejo.

—Nada. ¿Acaso ahora no puedo besar a mi novia? —Remarcó.

Lia rodó los ojos. Entendió exacto por donde iba todo el show del rubio.

—Peter, por si no lo has notado, él es Ray. Hijo de Tiana y Naveen. —Señaló al moreno que asintió en respuesta. —Ray, él es Peter. Mi...

—Su novio. —Se cruzó de brazos, aún quedándose detrás de Killian. —Así que tu eres el hermano del bacalao que hirió a Lia, ¿Eh? Sabrás entonces que esto... —Señaló a la pirata y al moreno —No me genera buena sensación.

—Sí, Peter, creo que Ray ya lo notó —Dijo con obviedad —. Pero tranquilo. Él y yo ya hemos tenido... una conversación respecto a todo ese asunto.

—Escucha, Peter... —Ray tomó la palabra —Sé que mi hermano causó mucho daño en ustedes. Incluso sé lo que pasó antes de Killian. —Peter tragó saliva y Lia se notó confundida. —Pero yo no soy mi hermano. Puedes confiar en mí. Ambos pueden confiar en mí.

El rubio no agregó nada más a la conversión, mientras que Killian exploró internamente ciertas palabras anteriores dichas por el moreno. Sabía que Peter andaba en malos términos con Tiago desde mucho antes que ella llegara a Auradon. Pero, ¿Por qué?

¿Qué extraña historia envolvía a los dos y por qué sentía que cuando lo descubriera, no sería nada bueno?

—Clase, disculpen la tardanza. Los nuevos horarios que colocó el Hada Madrina me están dando dolor de cabeza. —Wendy ingresó al salón con su clásico porte elegante. Su castaño cabello caía como siempre en perfectos bucles y su traje era de un celeste cielo. Lia notó un característico prendedor de una pluma roja en su abrigo. —Antes de comenzar con la lección de hoy, quiero darle la bienvenida a un nuevo estudiante; Ray. Ojalá te sientas conforme y no dudes en preguntar si no entiendes, ¿Bien?

El nombrado asintió, regalándole una sonrisa a la mujer. Wendy dio media vuelta y comenzó a bajar uno de los tantos mapas que decoraban el salón.

—La primera clase no será un problema para ti, Ray —Killian comentó.

—¿Por qué?

—Ah, es una pequeña cosa que tiene la profesora con los estudiantes nuevos. ¿Verdad, Peter? —Lia miró hacia atrás, pues el rubio aún no había tomado asiento.

—Ah... Pero hoy no tiene que ser igual. Sé el cronograma y dudo que mamá quiera cambiarlo.

—¿Mamá? —Ray frunció el ceño y se permitió intercalar un par de miradas entre el rubio y la mujer. —La profesora es Wendy Darling. Tu madre.

—Puedo ser su madre, pero también soy su profesora y no tengo favoritismos por nadie —La voz de la mujer se escuchó a través de la conversación —. Así que, Peter, por favor te sugiero que elijas un asiento para poder comenzar.

Peter pasó su mirada por todo el salón, encontrando un solo lugar vacío casi al fondo. La pareja siempre solía sentarse juntos como el primer día en aquella clase, pero ahora Killian parecía estar muy cómoda junto a Ray.

No feliz con la idea de tener que separarse de ella, arrastró la silla vacía para dejarla entre medio de Killian y Ray.

—Listo. Ya estoy sentado. —Sonrió. —Hoy nos toca aprender sobre Arendelle, ¿Verdad, ma... profesora?

—De hecho, quiero hacer la primera clase de Ray entretenida y sé que podrá aportar varios datos al respecto. —El mapa frente al pizarrón mostraba el reino de Maldonia. —¿Quieres ayudarme, Ray?

—Te lo dije. Conmigo hizo lo mismo. —Murmuró la pelinegra. —Mi primera clase fue sobre Nunca Jamás. Adoro ese país desde que soy una niña.

—Y todo fue gracias a mí —El rubio se señaló —. Sino hubiéramos aprendido sobre Agrabah.

—Clase, hoy aprenderemos un poco sobre el reino de Maldonia...

Pff, Maldonia... —Murmuró el rubio cruzándose de brazos. —¿Qué clase de nombre es ese? Suena tan fantasioso como Genovia.

—De hecho, Genovia también es un reino, Peter —Aclaró la profesora.

—¿Ah, sí? —Deshizo el cruce, nervioso. Lia rodó los ojos.

Sabía que el extraño actuar de Peter era porque estaba celoso. Y eso de cierta manera, le causaba ternura a la pirata. Así que seguiría en ese jugueteo un par de minutos más.

—Sí, pero ya habrá otra clase para hablar sobre él y su fruta del cual recibe su nombre. Por ahora, enfoquemonos en Maldonia. Ray...

—¿Sí?

—¿Te gustaría pasar al frente y dar la clase conmigo? —Preguntó con una sonrisa.

—Claro, señora Darling. Sería un placer.

El moreno dejó el asiento libre para caminar a través del angosto pasillo que dejaban las mesas, acercándose al frente.

Cliri, siñira, Darling. Siria un plicir... —Peter se burló por lo bajo. Killian lo codeó. —¿Qué?

—Basta. Estás actuando como un niño.

—Él empezó. —Se cruzó de brazos y abultó su labio en un tierno puchero.

—No, tú lo hiciste cuando remarcaste que eras mi novio. —Sonrió.

—¿Acaso mentí? —Enarcó una ceja.

Killian se acercó y juntó sus labios con los de él, en una clara demostración de que no era ninguna mentira.

Al separarse, una sonrisa boba se instaló en los labios del rubio. Lia sonrió satisfecha.

—¿Eso responde tu pregunta?

—En efecto, sí.

—Bien, entonces ahora dejame prestar atención a la clase, niño perdido.

—Como ordene, capitana.

Lia rodó los ojos divertida, volviendo su vista al frente.

Peter hizo oídos sordos a la clase que se desarrollaba frente a él, pues su atención se encontraba sola y completamente en Killian. El brillo en sus ojos era tan cautivador que no supo descubrir cuándo fue que había quedado totalmente perdido por la pirata.

No había nada de qué preocuparse. Todo estaba en orden. Ambos estaban contentos y enamorados uno del otro. No había nadie que pudiera romper su mágica burbuja de ensoñación... ¿Verdad?




















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—¡Yo no estaba celoso!

—Sí lo estabas.

—No. —Negó el rubio mientras se dirigían al cuarto de la villana.

—Sí.

—No. —Repitió.

—No. —Killian intentó jugar a la inversa.

—Sí.

—¡Ajá! —Lo señaló —Sí lo estabas.

—Sí... digo, ¡No! Agh...

—Tranquilo, Peter. Ya te dije que Ray es... por el momento, alguien completamente diferente a Tiago. No hay nada de qué preocuparse. —Lia abrió la puerta del cuarto, encontrandola repleta de bolsas por todos lados —Santos cocodrilos... ¿Qué pasó aquí?

—Ah, sí... —Pasó una mano por su cabello —Me encontré con Finn esta mañana antes de clases y me dijo que a Evie le llegaron las telas importadas para los vestidos de las princesas.

—Bueno, mi amiga tendrá que trabajar día y noche si quiere terminar todo antes del baile. —Lia se cruzó de brazos —. Por cierto, ¿Para qué es este baile que parece ser tan especial?

Peter alzó los hombros —No lo sé. Ben lo planeó y quiere que todo salga perfecto.

—Típico de Ben.

Un movimiento cercano a ambos, llamó por completo su atención. La azulada cabellera de Evie apareció entre los vestidos semi terminados que colgaban del perchero.

—Ouh, hola, chicos. ¿Cómo están? —Los saludó con una sonrisa, saliendo de entre las telas —Disculpen el desorden. Ahm, Lia, ¿De casualidad has visto a Mal?

—Ah, de hecho, sí. Cuando veníamos para acá, ella estaba frente a la estatua de Bestia con un montón de reporteros rodeandola —Aclaró —. Parecía estar... incómoda, ahora que lo pienso.

—Iré por ella. Necesito hacerle la prueba del vestido —Caminó hasta la puerta, pero dio una vuelta para ver a la pirata —. Tú también. Y ya que estás aquí, ¿Por qué no te lo pruebas? Lo dejé colgado frente a tu armario.

Antes de que Killian pudiera negarse a la prueba de vestuario, Evie salió disparada del cuarto en busca de la pelimorada.

—Yo te haré compañia hasta que lleguen. Ve, pruebate el vestido. —Peter dejó un beso en su mejilla y tomó asiento en la cama de Lia.

—Bien, pero cuando Evie te vea acá y a mí usando el vestido en tu presencia, ambos terminaremos muertos. —Tomó el vestido que colgaba del armario y desapareció puertas adentro hacia el baño.

—¿Por qué?

—Porque Evie dice que todo atuendo tiene que ser sorpresa para causar la mayor impresión en el espectador la primera vez que lo ve —Contestó desde el baño —. ¿O acaso viste que alguna de nosotras, días previos a la coronación de Ben y Raizel, saliera con los vestidos puestos?

Peter negó —No, de hecho no.

—Ahí tienes mi punto...

Mientras Lia terminó de cambiarse, Peter mantuvo su mirada en la televisión que mostraba algún que otro reportaje real. Minutos después, la puerta del baño se abrió y Killian salió con el vestido ya puesto.

Las costuras aún no estaban definidas, por lo que algunos alfileres sobresalían de la tela de color rojo carmesí. El escote en forma de corazón moldeaba muy bien su figura y la falda de tul caía como lluvia hasta un poco más abajo de sus rodillas.

—No está terminado, pero tú, Lia... Ya te ves magnífica.

—Siento las diminutas espaditas clavandose en mi piel una y otra vez... —Murmuró caminando con cuidado hacia la tarima que Evie tenía en medio del cuarto.

—¿Te refieres a los alfileres?

—Como sea que se llamen. —Levantó la mirada, enfocandola en la tv —. ¿Esos somos nosotros? A ver, subele.

Peter buscó el control remoto para subirle el volumen a la televisión que justo pasó un reportaje de ambos.

Parece que las cosas han resultado más que bien para los novios de Nunca Jamás —Comentó la reportera, mientras varios videos de Peter y Lia se mostraban en pantalla.

—Agh, sí... Tomenme ese ángulo. —Agregó con disgusto.

—Te ves genial. —Peter halagó.

—Lo sé.

Pero, la verdadera pregunta aquí es; ¿Cómo estará llevando la noticia el padre de la novia? —Lia tensó la mandíbula —No es novedad para nadie el mal pasado que este tiene con la familia del joven Peter Pan Junior. ¿Acaso se sentirá decepcionado? ¿Traicionado? ¿Querrá ver a su hija después de que...?

La pregunta quedó incompleta ya que Peter decidió mutear el noticiero para no seguir carcomiendo los pensamientos de Killian.

—Lia, ¿Estás bien?

—Claro. ¿Por qué no lo estaría? —Mantuvo su postura firme. No quería demostrar que ese reportaje había afectado en ella. —Yo estoy bien. Tú estás bien. Todos estamos bien.

—Sí...

Peter se levantó de la cama y se acercó a Lia. Con un suave movimiento, colocó ambas manos en la cintura de la pirata. Ella levantó la mirada, perdiéndose en los verdes irises del rubio.

En un pequeño espacio donde solo eran ellos dos, Lia se permitió rodear el pecho de Peter y hundirse entre sus brazos donde se sentía refugiada. El joven Pan acarició su espalda con suaves movimientos circulares, dándole todo el confort que ella necesitara.

La distancia entre ellos se hizo presente solamente cuando escucharon la puerta del cuarto abrirse. Killian limpió una diminuta lágrima de su mejilla, mientras que Peter no se atrevió a alejarse de ella.

—¡Peter! ¿Qué haces aquí? —Preguntó la peliazul.

—De hecho, ya estaba acá antes de que fueras por Mal... —Aclaró.

—Sí, pero me refiero a; ¿Qué haces aquí, cuando Lia está con su vestido puesto? —Evie tomó al rubio por los hombros, separándolo de la pirata —No puedes estar aquí. Así que... Shu. Ve a molestar a Finn o lo que sea que hagan ustedes dos.

—Al menos dejame despe-

Lia soltó una risita cuando la princesa villana cerró la puerta en todo el rostro de Peter, sin posibilidad siquiera de darle un besito de despedida a su novia.

—Creí que teníamos una regla, Lia. Nada de chicos en el cuarto cuando los vestidos están siendo probados. —Colocó ambas manos en su cintura.

—Lo siento. Necesitaba compañia hasta que ustedes llegaran. Por cierto, hola, Mal. —Saludó.

—Al menos Evie me salvó de las incómodas preguntas de los reporteros... —Mal comentó.

La apariencia de la hija de Maléfica también había tomado otro rumbo. Su cabello estaba un poco más largo de lo normal y ahora era de un color rubio con las puntas en tono morado. Además, su vestuario ahora consistía en usar colores más claros, como el lila, blanco o incluso el rosa.

—Te salvé porque sino irías al baile con una bata. —Le extendió el vestido pomposo y muy llamativo —Ten, ve a ponertelo mientras hago los arreglos en Lia.

Mal soltó un suspiro y desapareció dentro del baño. Killian se preparó mentalmente para las maniobras de Evie y los miles de pinchacitos de alfileres.

—¿Todo bien entre Peter y tú? —Preguntó, haciendo un poco los hombros de Lia para atrás.

—Sí, ¿Por qué la pregunta? —La miró de reojo.

—Ah, por nada... Es que me pareció notarte triste cuando entré.

—No es nada, olvidalo.

—¿Segura? —Asintió —Okey. Ahora solo tengo que ajustar un poco más aquí...

—Oh, Evie... No puedo respirar.

—Respirarás después del baile. —Se alejó de Lia para examinar su obra. Lanzó un beso al aire, halagando su propia confección —Perfecto.

La puerta del baño se abrió y Mal salió arrastrando el gran y pesado vestido. El tono amarillo invadió por completo la prenda, que además era adornada por algún que otro detalle en azul.

—Pareces un pompon —Agregó la pelinegra.

—Y tú estás más pálida de lo normal.

—Culpa a Evie y su vestido. —La peliazul arqueó una ceja. —El cual es divino y super cómodo. Ideal para todo evento. Talvez Mal podría usarlo para el próximo.

—Lo dudo. Tengo como veinte eventos más después del baile y ya he olvidado cuál es cada evento. —La rubia tomó asiento en la cama en tanto Evie terminaba con Lia. Desvió la mirada a su chaqueta morada que colgaba del perchero. —Chicas, ¿No han pensado sobre qué estaríamos haciendo en la Isla?

—Sí, qué graciosa...

—Yo probablemente estaría en el Jolly Roger dándole órdenes a los piratas, mientras nos preparamos para tirar a alguien por la borda —Lia sonrió tras solo imaginarlo.

Ambas miraron a Lia para nada sorprendidas. Pues, al fin y al cabo, esa era su rutina diaria en tiempos pasados.

—Oye, Mal... Eres tú —Evie señaló el aparato electrónico —¿Quién muteó la televisión?

Mal, quién era la más cercana al control remoto, cliqueó los botones, volviendo a poner la televisión con sonido.

La pareja real continuó con su viaje por el reino y cenó con Aladdin y Jazmín. —La pantalla mostró a ambos reyes de Agrabah, mientras que Lia se enfocó en ver cómo Mal ocultaba entre la servilleta un trozo de comida que no le gustó. —Hace seis meses, nadie pensaba que el rey Ben y su novia del lado equivocado del puente seguirían juntos... Mal debe estar contando los días para el baile real. Cuando se convertirá oficialmente en Dama de la Corte.

—Así que por eso es tan importante este baile... —Murmuró la pelinegra —Gracias, televisión.

—Bien, Lia, puedes descansar un rato... —Evie indicó.

—¡Al fin! —Exclamó alzando ambas manos al aire. Tomó la tela del vestido para levantarlo un poco y caminar hasta sentarse junto a Mal. —Uhm...

"Leelo pronto, no tardes mucho. No olvidemos lo que busco" —Pronunció la futura dama leyendo el libro de hechizos. Luego cambió de libro a uno más pesado que leyó con mucha rapidez.

—Malita, conocemos tu secreto para ser una dama...

—Y a Ben no le gustaría nada —Completó Evie —. ¿No ha habido ya suficiente secretos entre los dos?

—Evie, no olvides cómo era yo antes de usar mi libro de encantamientos. Era un completo desastre.

—Bueno, me parece que como tu mejor amiga, que este libro de encantamientos... —Tomó el libro del regazo de Mal —Pertenece al museo junto con mi espejo.

—Pero... ¿Por qué? Yo no veo que la espada de Killian esté adornando el museo —Indicó.

—Porque, Malita, yo la uso para trabajar —Aclaró ella —. Además, a diferencia de antes, ya no la llevo conmigo todo el tiempo. La dejo en el barco de mi tío.

—Igual pienso que debería estar en el museo... —Se cruzó de brazos como una nena chiquita.

—Vamos, Mal. Cambia esa mirada...—-Mal formó un puchero con sus labios —Cambia esa cara. Mhm, es la verdad.

—¿No extrañan un poco hacer lo que quieren sin cumplir reglas?

Lia miró a Mal y pensó. Talvez sus palabras no estaban del todo erradas.

—¿Robar, engañar y pelear? —Evie soltó.

—Sí. —Mal y Lia dijeron a la vez sin siquiera pensarlo.

—¡No! ¿Por qué extrañarlo? Chicas, vengan aquí... —Evie tomó a ambas de la mano, dirigiendolas al centro de la habitación —Miren dónde estamos. Estamos en Auradon. Somos chicas de Auradon ahora.

Desde que Mal reveló su amor por las fresas... —La televisión volvió a escucharse, ahora mostrando un clip de Mal y Ben degustando aquella fruta mencionada —Ha recibido cientos de cajas de sus admiradores.

—Ay, unas fresas... A mi solo me dieron un shampoo.

—De hecho, Lia... En ese reportaje, tú te robaste el shampoo del camerino. —Evidenció la peliazul.

—¡Era de algas marinas! —Exclamó —Te deja el cabello super sedoso y brillante. Mira...

—Oye, tienes razón... ¿Lo ven? Esta es la tierra de las oportunidades. Seremos... Lo que sea que deseemos ser. —Las miró a ambas con una sonrisa sincera —Se los suplico. Dejemos atrás el pasado, ¿Okey?

—¿Estás segura? —Murmuró la rubia.

—Míralo así... —Evie agarró los zapatos que diseñó en conjunto con el vestido real de Mal —A ver, ¿No te gustan? Son hermosas.

La hija de Maléfica soltó una risita que contagió a Evie. Por su lado, Lia quedó pensativa a las palabras de Mal.

¿Extrañaba su vida en la Isla? Talvez un poco. Talvez... Más de lo que le gustaría. Tanto así, que estaba comenzando a sentirse algo vacía por dentro. Como si... Una pequeña chispa en su interior se hubiera estado apagando.

Esa pequeña chispa de maldad que había adquirido... desde la cuna estaba a punto de extinguirse.

Y la pregunta era; ¿Estaba dispuesta a apagarla para siempre?





































































































━𝗪𝗔𝗥𝗜𝗜'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🧚🏻‍♀️

Segundo capítulo ya lanzado especialmente para ustedes! A ver, cuentenme, ¿Qué les pareció?

Antes de continuar, quería aclarar un poco sobre el avance temporal del fic... Si nos guiamos por la línea temporal original, no sabemos cuánto tiempo transcurre entre cada una de las películas de Descendientes. Así que yo misma me he creado una línea que también va acorde a mi trama... Esto más bien quiero aclararlo por las edades de los personajes. Ya que tanto Killian, Peter, Ben, Raizel y algunos personajes más, tienen dieciséis entre la primera y la segunda o incluso cumpliendo los diecisiete al finalizar la segunda película, como sería en el caso de Lia y Peter...

Por que en sí, todos son adolescentes con altos cargos de responsabilidad que les fueron dados por sus padres. Lo que también quiero remarcar en mi fic. Como gobernar reinos o la toma de decisiones importantes que los marcará el resto de su vida. Prácticamente un poco de lo que sería la vida real de un adolescente promedio hoy en día, pero disfrazado de cuento de hadas...

Así que nada. Era solo eso. Espero haberme hecho entender y que no se les haya formado todo un lío temporal en sus cabezas jahaj.

Espero traerles otro capítulo pronto así no se me desmayan de tanta espera.

Gracias por leer. Gracias por votar. Y gracias por comentar. Los quiero mucho <3.

palabras; 6852

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