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𝟬𝟭𝟯 ✧┆ disastrous family day

٭ chapter thirteen ٭

✩*⢄⢁ ❝Día familiar desastroso❞ ⡈⡠*✩

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Evie estaba junto a Killian en la habitación, planchandole el pelo. Las ondas habían comenzado a notarse en el cabello de la pirata, por lo que Evie se encargó de dejarselo alisado como siempre lo tenía.

—¿Cómo estuvo tu cita? —Preguntó la princesa villana, pero ninguna de las otras dos respondieron.

Mal levantó la vista de su libro de hechizos, con una discreta sonrisa. Mientras que Killian se miró las uñas de su mano que poco a poco estaban comenzando a perder el esmalte de uñas.

—Mal, Evie te habla —Indicó la pelinegra, sin moverse mucho para que la princesa no la quemara con la plancha.

—De hecho, te hablé a ti, Lia.

Killian giró su rostro para verla, ahora sí sin importarle quemarse en el proceso.

—¿Disculpa?

—Mal ya me contó todo sobre su cita con Ben, pero tú... No me has contado nada de tu cita con Peter.

—Yo no tuve una cita con Peter —Se cruzó de brazos y volvió la vista al frente. Evie continuó con el planchado. —Bueno, no fue una cita como tal. Él dijo que fue como un regalo por aprobar el examen.

—Dile como quieras. —Evie alzó los hombros —Ya puedo ver las flores rojas y verdes creciendo a las orillas de los arroyos de Nunca Jamás.

Lia rodó los ojos y se acomodó en el asiento. Cruzó sus brazos y formó un pequeño puchero con sus labios, como una niña chiquita.

—Ya no quiero que sean mis amigas... —Murmuró —Ahora Crockie será mi único amigo e hijo.

El reptil levantó su cabecita del plato de carne que Killian le dejó dentro de su casita, y la inclinó un poco sin comprender de todo la situación.

—Hijo tuyo y de Peter.

—Oye, princesa, ya no me gustan tus comentarios.

—Ay, Lia, por favor... —La peliazul dejó la plancha de pelo a un lado y agarró el cepillo para pasarlo por el cabello de la pirata —Crockie los ve a ambos como sus padres reptiles. Nadie más que ustedes entienden a ese animalito.

—Escuché decir a Tiago que Crockie casi le come la mano —Mal agregó.

—Es que fui a buscarle comida a la cocina y lo dejé solo dos segundos... Tiago entró y Crockie lo persiguió. —Señaló al cocodrilo que seguía comiendo —Aún intento que sean amigos.

—Talvez no quiere que reemplaces a su padre.

—Mal, te estás ganando todos los tickets para caminar por la tabla.

—Sí, bueno... Un sacrificio que haré. Ahora dinos, ¿Cómo estuvo tu cita con Peter?

Killian rodó los ojos ante la insistencia de sus amigas. Una diminuta sonrisa salió de sus labios y se colocó de frente a ellas para comenzar.

—Bueno, primero y como ya les dije, no fue una cita como tal... —Explicó gesticulando con sus manos —. Me llevó hasta la Roca Calavera en una canoa. ¿Y recuerdan que el otro día les conté sobre mi sueño y de aquel botecito naufragado? —Ambas asintieron —Bueno, puede ser que haya sido Peter.

—Espera un segundo... —Evie se levantó de la silla como si estuviera viendo su telenovela favorita —Eso quiere decir que tú y Peter ya se habían visto antes. A lo lejos, pero se vieron.

—Supongamos que haya sido así, ¿Por qué no lo recuerdo? —Killian inquirió.

—Porque, Lia, tenían seis años... —Mal recordó —Eran niños. Tú con suerte te acuerdas lo que comiste ayer.

Lia le dio la razón y se cruzó de brazos —En fin, luego de visitar la Roca creí que volveríamos al Árbol, pero visitamos también la laguna de las sirenas.

—Ay, que romántico que suena todo —Una gran sonrisa se instaló en el rostro de la peliazul —. ¿Cómo son las sirenas? ¿Son bonitas o tienen escamas y son feas como las historias que solía contarnos el profesor de leyendas míticas?

—No lo sé —Alzó los hombros —. Cuando llegamos no había ninguna. Peter recordó que era día de la Luna de Coral.

—¿Y qué es eso?

—La Luna de Coral es cuando Tritón llama a todas sus hijas, dueñas y amigas de los siete mares para informarle sobre la situación y en qué estado está el océano.

—Peter sabe mucho.

—Es que su padre algunos días le da lecciones y explica el orden del país para cuando sea su turno de tomar el mando.

—O sea que lo están preparando para reinar —Mal simplificó —. Peter Pan lo prepara para que lleve una corona sobre su cabeza.

—No una corona como tal, porque no hay reyes en Nunca Jamás. Pero sí. Algo parecido a eso.

—¿Se dan cuenta de que todos aquí tienen un propósito? —Evie volvió a tomar asiento en su escritorio —Es decir, se preparan para algo más que solo existir...

—Se preparan para ser dueños de grandes tierras y de sus vidas —Killian continuó, entendiendo la mirada de Evie —. Y nosotros destruiremos eso cuando robemos la varita.

—¿No es lo que se merecen? —Ahora fue turno de Mal —Nosotros hemos vivido encerrados dieciséis años. Para lo único que nos prepararon fue para robar y vernos malvados. No creo que sea momento para tener compasión.

El ambiente quedó en silencio. Mal dejó su mirada en un punto fijo de la habitación y Killian por más que trató, no pudo descifrar cuáles eran sus pensamientos en ese momento.

Ningún villano había crecido con la idea del final feliz. Siempre vieron el lado negativo de cualquier situación, incluso por más favorable que estas parecieran.

Pero las cosas en Auradon estaban yendo tan bien, que incluso sentían pena por aquellos de corazón bondadoso cuando todo se viniera abajo. Porque, al final de cuentas, su trágico destino había sido pactado desde el día en que nacieron dentro de una isla llena de villanos.

Un par de golpes en la puerta del cuarto de las villanas las distrajeron de sus pensamientos, y Killian fue la que se levantó para ver quién era.

Al abrirla, un niño que Lia reconoció como uno de los pequeños marineros a los que le daba clases en Bahía Tritón, apareció frente a ella. La pirata lo notó nervioso y jugeteaba con sus manos.

—Hola, amigo... —Saludó ella para entrar en confianza —¿Sucede algo? Hoy no teníamos clases, ¿Verdad?

—Ho-hola... —Tartamudeó —No, hoy no había clases. No se preocupe, señorita.

—Ah, bien. Entonces... ¿Qué haces aquí? —Se cruzó de brazos.

—¿Recuerda que usted nos dijo que le avisaramos cuando el Capitán ya estuviera aquí?

—Sí... ¿Ya está aquí?

—Sí, señorita... —Afirmó el niño —Llegó esta mañana. Pero como usted tenía clases no quise interrumpirla.

—Sí, sí... Gracias por recordarlo, amigo. —Lia revolvió el pelo del pequeño y él pareció soltarse de la timidez. —Tu nombre era Jason... ¿Verdad?

—Mason, señorita.

—Bueno, es lo mismo —Hizo un ademán con su mano —. Ya puedes irte. Iré a ver al Capitán en cuanto me desocupe.

—Adiós, señorita. —Se alejó de ella, agitando su mano.

—Dime Lia. Dejemos las formalidades de lado —Gritó ella antes de que el pequeño diera vuelta en el pasillo.

—¡Adiós, Lia! —Lo escuchó gritar.

Con una risita, Killian entró nuevamente a la habitación. Ahora Mal estaba ocupando su lugar anterior, mientras Evie le formó ondas en su cabello. El ambiente tenso pareció ya alivianarse un poco más.

—¿Un pequeño marinero necesita tu ayuda?

—De hecho, vino a avisarme que Liam ya está aquí.

—¿No había regresado hace un par de días? —Evie preguntó.

—Su viaje tuvo un imprevisto y tuvieron que quedarse un par de días más en el Reino de Blancanieves.

—¿Qué? ¿Las manzanas aún no habían madurado? —Mal soltó una risita y Evie la golpeó leve en el hombro —Perdón, toqué una fibra sensible.

—Su barco tuvo una fuga y los enanos lo arreglaron, pero no viene al caso... —Restó importancia —El asunto es que no hemos hablado desde que me enteré la verdad. Y él dijo que hablaríamos cuando regresara.

—Y ya regresó.

Lia asintió e inconscientemente tocó el anillo que utilizaba como collar. Necesitaba respuestas. Necesitaba escuchar toda la historia completa. Tomó un poco de aire y lo contuvo dentro de sus pulmones. Luego solo lo soltó y dio media vuelta, otra vez quedando frente a la puerta.

—Tengo que ir. Ya lo he postergado mucho tiempo. —Lia descolgó la espada del perchero y la abrochó a su cintura —Prometo regresar para la clase de Bondad.

—Aquí estaremos. Siempre. Lo sabes, ¿Verdad?

—Lo sé, Ev, lo sé... —Lia agitó su cabeza, alivianando su ambiente —¿Pueden cuidar a Crockie por mí? Llevenlo a la clase del Hada Madrina después.

Evie le regaló una última sonrisa aceptando, al igual que Mal. Y solo así, Killian abandonó la habitación. Porque sabía que estaría acompañada en todo momento, y que siempre podía confiar o correr a los brazos de sus mejores amigas.









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Había pisado el muelle varias veces desde que llegó a Auradon. Pero ese día lo sintió raramente extraño. Talvez porque las circunstancias eran completamente diferentes a sus actividades del día a día. Aún así, se sintió en sintonía con el mar cuando el aroma marino llegó hasta sus fosas nasales.

El muelle se encontraba bastante concurrido y había más barcos de lo normal. Killian recordó que se acercaba el día de la coronación y talvez eran los últimos preparativos antes del gran día. O simples visitantes de los reinos cercanos que venían de visita. Quién sabe.

Cuando Lia distinguió la Joya del Reino en el muelle principal, su corazón comenzó a dar más bombeos que de costumbre. Apretó el agarre en su espada como una forma de deshacer sus nervios y dio varios pasos hasta llegar al barco.

Algunos marineros saludaron a la pirata y ella sin querer ser descortés, les dio nuevamente la bienvenida. Con una sonrisa, los marineros se retiraron felices a seguir con sus tareas de descarga.

—Muy bien, tengan cuidado con esa caja. Asegúrense de que las bebidas lleguen sanas y salvas a las cocinas. —La voz de Liam sonó potente sobre la cubierta, dando indicaciones a sus marineros. —No queremos hacer enfadar al futuro rey de Auradon.

Liam revisó por última vez un portapapeles que tenía en sus manos, y dio media vuelta, encontrándose con la pequeña anatomía de Killian.

El Capitán permaneció estático en su lugar, mientras que la pirata dio unos pasos cortitos hasta quedar frente a él. Y fue solo ahí donde Liam pudo por fin reaccionar.

—Hola.

—Hola.

Era notoría la diferencia. Antes de saber la verdad ambos actuaban con agilidad y destreza frente al otro. Y ahora que la botella se destapó, apenas y sabían qué decir.

—Eh, ahm... —Lia fue la primera en hablar. Otra vez. —Vine por-

—Las respuestas —Interrumpió él —. Sí, vi como uno de mis chicos corrió a buscarte en cuanto llegué.

—El pequeño Jason tiene que ser más discreto.

—Su nombre es Mason. —Liam sonrió.

—Sí, bueno, como se llame.

—Lia, yo... —El Capitán pasó una mano por su cabello, nervioso. —¿Sabes qué? Mejor sígueme.

Liam dejó sus quehaceres para más tarde y dirigió a la pirata hasta el camarote del barco. Luego de un par de largos minutos en que la pirata lo vio buscar algo en viejos cofres, éste dejó una fotografía sobre la mesa.

Killian deshizo su cruce de brazos y tomó la foto entre sus manos. Dos marineros sonreían felices a la cámara, mientras que uno de ellos sostenía con orgullo un papel pergamino. Lia miró al Capitán.

—Somos tu padre y yo. Hace un par de años. —Señaló un asiento para que la pirata pudiera sentarse. —Fue cuando aceptaron mi petición para ser un marinero oficial en la flota real.

—¿De Auradon?

—No, no... Eso fue mucho antes de Auradon, mucho antes de toda la historia que ya conoces sobre tu padre.

—No entiendo —Dejó la fotografía sobre la mesa —. ¿Cómo es que tú terminaste aquí y él terminó allá?

—Un par de años después de ser aceptado en la flota del rey de aquel entonces, mi hermano y yo tuvimos que hacer un viaje al extranjero... —Killian apoyó los codos sobre la mesa, poniendo toda su atención en la historia. —Teníamos que buscar una extraña flor que ayudaría a la reina. Ahí fue donde tu padre conoció por primera vez Nunca Jamás.

—Y por ende, donde conoció también a Peter Pan.

—Así es. Ya conoces a los niños perdidos. No siguen las reglas y todo extraño es sinónimo de peligro. Así que tuvimos que tolerar ciertas... Bromas. —Los recuerdos de aquellos años pasaron fugaces por la mente del Capitán. —Y Killian nunca fue bueno para tolerarlas.

—Dímelo a mí —Lia soltó una risa nasal —. Cuando éramos niños, Harry y yo decimos esconderle su última botella de ron. No nos habló como por una semana.

—Ahí está la diferencia, Lia. Ustedes son sus hijos. Estos niños no eran nada de él. Por lo tanto, no eran bromas piadosas.

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—Los odio. —Un joven Hook, Jones en aquel entonces, estrujó su chaqueta de marinero, tratando de quitarle el restante de agua.

Los niños perdidos habían hecho otra de sus bromas y habían guiado a ambos hermanos Jones hasta orillas del arroyo del cocodrilo. Cuando dieron un paso en falso, estos se hundieron por completo en el agua, con la incertidumbre palpable de no saber cuándo vendría un cocodrilo a atacarlos.

—Son niños, hermano. Solo buscan divertirse.

—Y esa es la razón por la que nunca tendré hijos.

—Nunca digas nunca, Killian. —El joven Liam rio —. Vamos, aún nos queda subir la colina.

Los hermanos Jones siguieron su camino a través del bosque, hasta dar por fin con la colina que los llevaría hasta la flor que sanaría a la reina.

Subieron con precaución la colina rocosa, y en la cima, donde la luz de luna acariciaba los pétalos de una flor plateada, los hermanos descansaron.

Sus respiraciones estaban agitadas por el ajetreo. Killian se asomó al borde y soltó un silbido ante la altura a la que estaban.

—No le deseo a nadie una caída por ahí. —Volvió la vista a su hermano —En fin, ¿Esta es la flor?

—Es lo que dice el mapa. —Liam buscó un saco en su bolso y se lo pasó a Killian. —Hay que sacarla con cuidado y tratar de no romper las raíces. La necesitamos completa.

—De acuerdo. Tú tomala de allá y yo de acá. A la cuenta de tres, los dos jalamos hacia arriba. ¿Okey?

—Okey.

—Uno... —Liam agarró las hojas y raíces de la planta —Dos.. —Killian aseguró el agarre en las raíces. —Y...

—Tres. —Dijo una voz ajena a ambos.

Varios grititos indios salieron de entre los arbustos, que iban acompañados de pequeños niños disfrazados de animales. Estos extendieron una soga y rodearon a ambos marineros con la misma.

—¡Vamos, niños, a jugar!

Los niños perdidos comenzaron a girar alrededor de los hermanos, apretando cada vez más la soga.

—Sueltennos, insolentes mocosos —Pidió Killian.

—Vaya, parece que un sucio bacalao quiere liberarse.

Un niño de cabello rubio y ropas verdes llegó hasta ellos. En su cabeza tenía un sombrerito del mismo tono que su ropa, nada más que lo adornaba una pluma roja en la punta.

—Genial, lo que faltaba. Otro adolescente trastornado.

—Cuida tu boca, sucio bacalao —Apuntó a Killian con una daga —. Mis niños solo se divierten. Y ustedes, le están quitando esa diversión al querer llevarse algo que me pertenece.

—Niño, necesitamos esta flor —Liam habló ahora —. Nuestra reina corre peligro. Ella está embarazada.

—Bien, si tanto la quieren, tendrán que ganarsela —Peter chasqueó los dedos y los niños soltaron la soga —. Tienen que probar si son de corazón puro.

—¿Disculpa?

—Si quieren llevarse la flor, tendrán que hacer una prueba. —Comenzó a caminar alrededor de los dos hermanos —Eligiré a uno de ustedes y le esparciré un poco de polvillo. Luego, tendrá que caminar hasta el borde de la colina y saltar. Si es puro de corazón, entonces volará.

—¿Y si no?

—Bueno, ya saben lo que hay debajo, ¿No?

—Eres un niño irritable, ¿Lo sabías? —Inquirió Killian.

—Me lo dicen seguido. —Peter sonrió. —En fin, ¿Aceptan?

Ambos hermanos se miraron entre sí. Killian quiso negarse a la petición de Peter Pan, pero Liam habló por los dos.

—Aceptamos.

—Hermano, no. Esto es otra de sus tontas bromas.

—Si no confías en mí, entonces no eres digno de corazón... Peter alargó la palabra, ya que no sabía el nombre del marinero frente a él.

—Killian —Informó al niño —. Killian Jones.

—Vamos, Killian. Solo será un minuto —Peter volvió a incentivar al joven Jones —. ¿Aceptas?

Killian rodó los ojos y caminó hasta el borde de la colina. Miró una última vez hacia abajo y suspiró. Peter caminó hasta él y de su bolsillo sacó una bolsita con un polvo negro, pero cuando lo roció sobre el marinero, este se volvió dorado brillante. Era... Mágico.

—Bien, ahora solo da un paso y... ¡Salta!

—Relájate, niño.

El joven Jones cerró los ojos y dio un paso hacia adelante. Sus pies dejaron de tocar la tierra, por lo que abrió los ojos otra vez. Una sonrisa adornó el rostro del Jones en tierra, mientras que el otro se sintió ligero como pluma al flotar.

Pero un segundo después, su cuerpo se volvió pesado. Como si un centenar de piedras hubieran estado adheridas a su espalda. Por inercia su cuerpo cayó, pero Killian logró sostenerse de una rama y no caer por completo al fondo del precipicio.

Liam corrió en su ayuda y le extendió su mano. Killian logró alcanzarla y se impulsó hacia arriba, para poder subir nuevamente a la cima.

—Vaya, parece que tu corazón no es puro, Killian —Peter soltó una risita que fue acompañada de los demás niños.

—¡Pude morir!

—No han pasado la prueba —Ignoró el reclamo de Killian —. Así que, pueden irse por donde vinieron.

—No, alto. ¿Hay algo más que quieras? —Liam insistió —¿Como joyas o dinero?

—No. Ya tenemos suficiente de eso en la Roca Calavera. Adiós.

Peter Pan desapareció de la vista de los hermanos con una sombra siguiéndolo detrás. Los niños volvieron a soltar sus grititos indios, perdiéndose en el frondoso bosque.

—Bien, que se pudra ese Peter Pan —Killian acomodó sus ropas que habían sido desordenadas tras la caída —. Encontraremos otra variante de la flor.

—Oí sobre una flor dorada. Pero está lejos de aquí. —Liam aclaró, comenzando a caminar nuevamente hacia el barco.

—Entre más lejos estemos de Nunca Jamás, mejor para mí. Andando.

Liam y Killian abandonaron Nunca Jamás esa misma tarde para ir en busca de la mágica flor dorada, que sanaría a la reina embarazada del reino de Corona.

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—No volví a visitar Nunca Jamás después de eso. —Liam siguió contando —. Encontramos la flor dorada y pudimos sanar a la reina.

—¿Qué pasó con papá después de eso? —Killian le dio un sorbo a su taza de café que Liam le ofreció durante la historia.

—Quedó... Perseguido con la idea de Peter Pan. Un año después de eso, Killian renunció a la marina. Se robó un barco de la flota del rey y convenció a varios marineros de seguirlos porque según él, el rey solo nos enviaba a misiones suicidas.

—Esa historia la conozco —Lia continuó —. Los marineros lo siguieron porque tenían sus mismos pensamientos. Tomó "prestado" el Jolly Roger y se convirtió en pirata. Robó cada barco que se cruzó y aquellos que buscaban reminiscencia, se unieron a él.

—Esa fue la última vez que vi a mi hermano —Liam suspiró —. Luego ocurrió lo que ya conoces. Se instaló un tiempo en Nunca Jamás. Buscó su venganza contra Peter Pan, pero eso no resultó para nada bien.

—Su mano terminó dentro de un cocodrilo y blah, blah, blah...

—Ahí tienes tu explicación de porqué terminó en la Isla. La historia que todos conocen. —Un nudo se formó en la garganta del Capitán. —Y en cuanto a mí, bueno... Seguí en la flota del rey un largo tiempo, incluso cuando su hija continuó el mandato. Y bueno, luego se creó Auradon y aquí estoy. Y desde que supe que mi hermano estaría más cerca, siempre intenté comunicarme con él.

Killian recordó los sobres con el característico sello dorado de Auradon. Y su mente hizo clic al mensaje en la botella de hace tiempo.

—Mi padre recibió tus cartas —Informó —. Lo sé porque una vez yo le entregué una. Creí que era para mí, porque tenía mi nombre... Pero era una niña de seis años, así que...

—¿Alguna vez las leyó? —Preguntó el Capitán con la mirada perdida en la fotografía de ambos. La pirata no respondió. —Lo suponía. Killian rompió todo contacto y lazo conmigo cuando se volvió pirata.

—Pero tú no. Siempre trataste de buscar la manera de contactarlo —Él asintió —. Y aún así, él jamás te mencionó.

—Lia, yo... Ahí algo más —Killian volvió a prestarle atención —. Antes de que la proclama oficial para traerlos a Auradon se diera a conocer, Ben vino conmigo para saber si las situaciones en las fronteras estaban tranquilas. Como soy el encargado de llevar las provisiones, quería mi punto al respecto.

—¿Y qué le dijiste?

—Que todo estaba en orden. Los lazos seguían fuertes y nadie tenía queja alguna. —Tomó una bocanada de aire. —Entonces me dijo su idea de traer a cuatro hijos de villanos.

—Espera, ¿Dijiste cuatro? —Liam asintió y Lia entendió. —Yo no había sido elegida por Ben.

—Tus amigos fueron los postulantes originales de Ben —Continuó —. Yo... Moví algunos hilos para que él te aceptara también. No solo dejé de llevar las sobras a la Isla porque era una locura, sino que lo hice por ustedes. Por mi familia. Haría cualquier cosa para tenerlos conmigo otra vez.

—¿O sea que Ben sabía sobre nuestro parentesco? —Otra vez, Liam asintió —Asombroso.

—No lo culpes a él. Yo le dije que no te dijera nada. Yo quería encontrar la forma de hacerlo.

—¿Y por qué a mí? ¿Por qué no traer a Harry? —Y nuevamente, la respuesta fue dada por ella misma —Porque yo me llamo Killian, ¿No? Tengo su nombre, y por ende, te recuerdo a él.

—Sí —Dijo sin dudarlo. —. Y al pasar este tiempo, me di cuenta de que sí, te pareces demasiado a él.

—Pero él es él y yo soy yo —Aclaró la pelinegra —. Podemos parecer iguales, pero no lo somos.

—Lo sé... Lo sé. —Suspiró —Lo lamento, Lia. Sé que es mucha información y entenderé si luego de todo lo que te dije decides odiarme.

—No te odio —Interrumpió —. Sí, es mucho para procesar, pero... No lo sé. Creo que desde que llegué sentí esta extraña sensación en mi pecho que me decía que tú eras algo más que un simple Capitán.

—Y yo lo sentí en mi primera descarga en la Isla. Ahí fue cuando volví a contactar a Killian, pero como siempre, las respuestas muñeca llegaron.

—Hasta que Ben anunció su proclama oficial. Ahí tenía que responder sí o sí.

—Y lo hizo, pero porque era una carta real. No de su hermano. —Liam alzó los hombros —Pero bueno, resultó bien porque pude volver a hablar con mi hermano otra vez. Claro, en su versión femenina.

Una pequeña risa proveniente de ambos se escuchó por todo el camarote. Luego Killian se cruzó de brazos y su mirada se perdió nuevamente en un punto lejano.

Al fin consiguió las respuestas. Su cabeza había dejado de maquinar escenarios catastróficos y ahora talvez podría descansar en paz.

—¿Cómo crees que reaccionará papá cuando se entere de que ya sé que tengo un pariente en Auradon?

—Querrá arrancarme las manos, así que por ahora... Dejémoslo así.

—De acuerdo —Sonrió —. Tengo que... tengo que irme. Mi clase del Hada Madrina comenzará pronto y es una materia obligatoria si es que quiero seguir en este lado del puente.

—Claro, no quiero perderte tan rápido.

Killian formó una fina línea con sus labios y subió nuevamente a la cubierta. El Capitán la siguió detrás, pues tenía que retomar sus tareas.

La pirata dio media vuelta antes de bajar del barco y miró una última vez al Capitán. Este la saludó con su mano y un asentimiento de cabeza.

—Nos vemos... tío.

Liam parpadeó un par de veces, confundido. Una sonrisa ladina salió de sus labios, pero Lia ya se había alejado del muelle.











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La hija del Capitán Garfio se adentró al salón de clases pocos minutos después de que el reloj marcara la hora en punto. Sus amigos ya estaban sentados en sus lugares, y voltearon a verla en cuanto se dieron cuenta de su presencia.

—Lia... ¿Cómo... cómo te fue? —Jay fue el primero en hablar.

—Genial. —Contestó y Jay inclinó un poco la cabeza —Y no lo digo de forma sarcástica, amigo. Lo digo de verdad. Al fin tengo respuestas para mis preguntas.

—Bueno, así que... ¿Ahora eres una chica de Auradon oficial?

—No —Tomó asiento en su mesa —. Soy una villana, Jay. Eso es algo que jamás cambiaré. Ni por más familiares que tenga en Auradon.

—Ah, Lia —Evie la llamó. La peliazul estaba en el otro extremo de la mesa. —Mientras veníamos para acá, nos cruzamos con Peter.

—¿Y qué dijo?

—Le comenté que estabas hablando con el Capitán, nos dijo que ya sabía sobre el vínculo compartido y que después te buscaría para hablar.

—De acuerdo. Por cierto, ¿Dónde está Crockie?

—Con su padre —Mal aclaró. Lia rodó los ojos —. Estaba durmiendo sobre la cabeza de Evie, pero cuando vio a Peter salió corriendo hacia él.

Lia asintió. No le molestaba que Crockie pasara tiempo con Peter. Así ella podía relajarse y descansar de las responsabilidades parentales un minuto.

Al poco tiempo, el Hada Madrina entró al salón con un televisor. Los villanos la miraron confundidos y ansiosos por saber de qué se trataba su clase de hoy.

—Niños, hola, ¿Cómo están? —Algunos sonrieron, otros solo alzaron los hombros —Bueno, es un progreso. En fin, como saben, se acerca el día de la familia en nuestra preparatoria y como sus padres no pueden estar aquí debido a la... —Pensó en una palabra adecuada —Distancia. Arreglamos una sorpresa especial para ustedes.

Se colocó frente a la TV y apretó un par de botones en el control remoto. Al poco tiempo, Maléfica, Jafar, Cruella y la Reina aparecieron en la pantalla. La villana más temida en la Isla tenía el ceño levemente fruncido, mientras intentó descifrar cómo usar el aparato electronico.

Aquí... no hay nada. —Miró la pantalla —Y no escucho nada. Esto es... ¿El control remoto? La Reina se lo entregó, pero pareció no hacer nada. —Está roto. Odio los aparatos electrónicos.

Jafar tocó el teclado de la computadora que habían conseguido para comunicarse con sus hijos, probando teclas al azar, hasta que la imagen se hizo visible en la pantalla de los villanos.

Oh, Evie. —La Reina fue la primera en hablar al distinguir a su hija. —Es mami, hola. Mira que hermosa. Ya saben lo que dicen, de tal manzana envenenada tal manzanita.

¿Estás hablando de tu hija? —Le preguntó Maléfica.

Killian buscó con la mirada a su padre, pero no lo encontró en ningún ángulo visible de la pantalla.

Oh, ¿Quién es ese espanto? Preguntó Cruella alejándose de la pantalla y señalando a la mujer.

—Ella es el Hada Madrina. —Respondió Mal mientras el resto de jóvenes villanos se colocaron a su lado.

¿Aún haces trucos con calabazas? —Maléfica preguntó con burla. Los villanos rieron.

—El truco de la calabaza fue muy exitoso. —Afirmó el Hada un poco enfadada.

¿No podías darle a Cenicienta hasta la una al menos? —Continuó —Deberás que los hámsters debían volver a sus rueditas.

—No eran hámsters, no lo eran. Eran ratones. —Aclaró indignada. —No eran hámsters.

—Sí, sí... Le creemos —Killian siguió. El Hada se hizo a un lado para evitar interrumpir en la llamada familiar —¿Dónde está mi padre?

Como si lo hubiera invocado, la voz del Capitán llegó a oídos de Killian pocos segundos después. Una sonrisa se instaló en su rostro.

¡Lo siento! Un tonto desparramó mi nuevo barril de ron en toda la cubierta y lo hice limpiar —Explicó —. Y luego caminó por la tabla derechito al fondo del mar.

—Típico del Capitán.

¡Hola, Lia! —Saludó el adulto, acercando su rostro a la pantalla —¿Cómo está mi espada?

—Aquí la tengo, mira. —Alzó el arma para que pudiera verla. —La tengo siempre cerca mío.

Oh, que orgulloso estoy de ti, cariño.

Sí, sí, apartate —Maléfica lo alejó —. Hueles a pescado.

—No es como si tú olieras a rosas...

—Hola, mamá. —Mal saludó para evitar otra distracción.

—¡Mal! —Exclamó al verla —Que-que bu-bueno verte.

Siempre pensamos en ustedes. —Esta vez habló Jafar.

Yo hablaré —Ordenó la villana —. Mal, ¿Cuánto tiene que esperar mami para verte?

—Ahm, se acerca una coronación importante y probablemente sea después de... Eso. —Respondió cruzada de brazos.

¿¡Cuándo!? —Preguntó desesperada.

—Viernes. A las diez.

¿Estás segura de que no puedo verte antes? No sé qué haré si no logro poner mis manos sobre... —La Reina la codeó antes de que metiera la pata —Digo... Alrededor de ti, mi precioso bebé.

—Sí, comprendo lo que sientes, madre.

¡Ca-Ca-Carlos! —Cruella se acercó a la pantalla al distinguir al animal sobre los brazos de su hijo —¿Qué haces con eso? Sí, sí, bebé, tranquilo —Le habló a su peluche —. Entiendo. Sería perfecto para unas orejeras.

—Es de buen tamaño para ser una mascota —Carlos defendió —. Este perro me ama y yo lo amo también. Y por si no lo sabes, ¡Tu perro es de peluche! Déjame tranquilo.

—Bien hecho, amigo —Lia palmeó su hombro. —Menos mal que Crockie se quedó con Peter... Sino, mi padre saltaría de la pantalla.

—Quería decirle eso hace mucho tiempo. —Sonrió el menor. —Fue liberador. ¿Por qué no lo intentas?

—Porque estoy en paz conmigo, Carlitos. No tengo que decirle sus verdades a mi padre.

—¿Ni siquiera reprocharle el hecho de que te ocultó un tío? —Enarcó una ceja.

Lia dejó de prestar atención a la conversación un minuto. Miró la pantalla frente a ella y observó detalladamente la sonrisa de su padre tras reírse de la pelea entre Cruella y Jafar.

—Talvez en otro momento —Murmuró.

Vete a vender una tostadora, vendedor torpe. —Cruella insultó al ex visir.

¿A quién llamas vendedor torpe? ¡Encantadora de perros de peluche! —Jafar respondió.

A ti, vendedor de tostadoras. ¡Así que no uses metáforas conmigo!

—¡Ya basta!

Fue lo último que escucharon de los villanos antes de que Jay decidiera apagar la tv. Killian logró escuchar su nombre y como su padre quería decirle algo antes de que la pantalla se volviera negra, pero no pudo saber qué era.

—Lo siento mucho, chicos. —El Hada se disculpó.

—Gracias por la sorpresa. —Agradeció Jay regalándole una sonrisa.

—No fue nada.

Los villanos dieron media vuelta, volviendo a tomar sus pertenencias que habían dejado sobre la mesa. Al estar cerca de la entrada al salón, Evie miró a la pelimorada.

—Mal, ¿Qué te parece que harán nuestros padres si no lo conseguimos? —Colgó su bolso en el hombro.

—Creo que se sentirán de algún modo... Silenciosamente decepcionados —Respondió —, pero creo que también... Orgullosos por nuestro esfuerzo.

—¿En serio? —Carlos preguntó.

—No. Aún creo que nos van a destrozar.

Devuelta en la habitación de los chicos, Mal desplegó un mapa sobre la mesa. Era una de las últimas reuniones antes de la coronación, y donde el robo por fin se realizaría.

Killian estaba sentada en una silla con los brazos cruzados y la mirada perdida. Se había encontrado con Peter saliendo de la clase de bondad y Crockie saltó hacia ella apenas la vio. Intercambiaron un par de palabras, pues el chico tuvo que continuar su camino a sus siguientes clases.

Pero algo en el pecho de Lia la dejó confundida y por eso su desinterés a la conversación de Mal. Sus reacciones frente al chico se habían vuelto nerviosas y torpes. Y además sentía extrañas cosquillas en su estómago.

Había terminado con un ciclo consecutivo de preguntas, para que nuevas volvieran a instalarse en su cabeza.

—Lia, ¿Estás con nosotros? —Jay la llamó.

—Ah, sí. Perdón —Se reincorporó y miró el mapa —¿Dónde estábamos?

—En la parte que les decía que estaremos en el estrado, bajo el jarrón de hechizos —Mal retomó la explicación —. Y entraremos desde aquí. Yo voy a estar en el frente y usted estarán arriba en el palco.

—Espera —Prestaron atención a la pirata —. Evie y Jay también estarán contigo.

—Lia, solo la familia real puede estar ahí —Carlos recordó.

—La familia real y sus parejas —Indicó —. Evie, tu relación con Finn ha mejorado. Estoy segura de que te invitará para que estés con él. Y Jay, bueno... Es precipitado, pero siento que muy pronto habrá otra pareja de reyes.

—Claro, Jay y Raizel —Carlos apoyó —. Bien pensado, amiga.

—Y solo quedaríamos nosotros dos, Carlitos. Haciéndonos compañia.

—Siempre, Lia —Sonrió.

Nadie puso negativas a las palabras de Lia, porque al final de cuentas, sabían que ella tenía razón.

—Después de que pase todo, yo iré por la limusina para romper la barrera y volveré a la Isla con la varita. —Carlos continuó.

—Perfecto. Evie. —Mal la llamó. —Usa esto y duerme al conductor. Si lo rocías quedará inconciente. —Le pasó un frasco de perfume.

Con el plan pactado, los villanos comenzaron a dispersarse por la habitación. Solo que algo distrajo la vista de Lia y codeó a Evie. Ella la miró y señaló a Mal que leía su libro de hechizos.

—Mal —Ella la miró —¿Quieres romper el hechizo de amor de Ben?

—Sí, bueno... Para después.

—¿Por qué? —Killian preguntó, sentándose otra vez en la silla —¿O quieres que algún día ese amor sea... real?

—No, yo... Estuve pensando. Cuando los villanos empiecen a invadir Auradon, destruyan la ciudad y saquen a todos de sus castillos, encarcelen a los líderes y destruyan todo lo que es bueno y hermoso, que Ben siga enamorado de mí sería un tanto... —Pensó la palabra adecuada —Cruel.

Mal se alejó de ambas villanas con su libro en mano. Cuando la pelimorada se cerraba en sus ideas, solo ella misma era capaz de soltarlas. Por más que Evie y Lia siempre la intentaran convencer de lo contrario.

Evie pasó su mirada por la pirata. Era una noche sensible para todos los villanos que parecían tener pensamientos confundidos dentro de sus malvadas cabecitas.

La observó gujetear con el anillo en su dedo anular, y mover el pie repetidas veces. La pequeña mascota por su lado descansó sobre la mesa, ajeno a la situación. Después de todo, era solo un pequeño cocodrilo.

—¿Qué sucede?

—¿Qué?

—Has estado perdida desde tu corta conversación con Peter esta tarde. ¿Qué sucede?

—Te lo diría si lo supiera, pero... Es que no lo sé —Confesó —. Bueno, de hecho sí lo sé. —Evie soltó una risita. —Me siento confundida, Ev. Estos últimos días que he pasado con Peter fueron los mejores. Los paseos, las charlas, los cuidados a Crockie. ¿Por qué no me siento así cuando estoy con Tiago?

—Porque, Lia... No lo quieres como quieres a Peter. —Se permitió tomar la mano de la pelinegra —Comenzaste a salir con Tiago porque fue la primera persona que te escuchó, la que no se alejó... Pero después comprendiste que no todos somos perfectos. Incluso en Auradon.

—Eso es verdad. Tiago se ha comportado extraño estos días en los que no le presté atención —Recordó —. Pero creí que solo era temporal.

—Y en esos días que lo ignoraste, ¿Te sentiste culpable? —Ella negó —¿Qué pasó el otro día cuando olvidaste ir a la clase particular de Peter?

—Me sentí horrible. Él se había esmerado en la clase ese día y yo me quedé dormida por estar estudiando toda la noche.

—Pero después te viste en la obligación de aclararlo, y él lo entendió.

—¿A dónde vas con todo esto, Evie? Porque ya me perdí...

—No ves lo que yo veo, Lia —Se tomó un segundo y continuó —. Te has enamorado del hijo de Peter Pan.

Las palabras de Evie hicieron eco dentro de su cabeza. Lia nunca sintió que podía llegar a amar a alguien. Y cuando encontró a ese alguien que le hacía sentir mariposas en el estómago, se dio cuenta de que era, talvez, un amor que jamás tuvo que suceder.

Se levantó de la mesa sin decir nada más. Necesitaba tiempo para pensar y procesar. Evie la siguió detrás pues ya era tarde y tenían que volver a sus habitaciones.

Ningún villano durmió esa noche.

Carlos acarició el pelaje de Chico, disfrutando de la compañía de su nuevo amigo. Jay observó el trofeo sobre la repisa, y un nudo se formó en su garganta. Evie sacó del cajón su examen de Química, acompañada de una fotografía que Finn y ella se habían tomado esa tarde después de ayudar a Mal con su cita.

Killian se removió entre las sábanas aterciopeladas rojas y negras, sin poder quedarse tranquila. Se sentó en la cama, apoyando su espalda en el respaldar. Escuchó a Evie sollozar y decidió no molestarla. Miró su mesita de noche donde la aceptación al curso de marineros se encontraba enmarcado. Lo tomó entre sus manos e inconsciente trasladó la otra mano al collar en su cuello. Quitó la cadena y el anillo, para volver a colocarselo en la mano. Donde siempre debió estar.

Luego pasó la mirada a su pequeña mascota dormida en su casita. Sonrió ante los lindos recuerdos compartidos con el reptil, Peter y los niños perdidos. Y ahí se dio cuenta de que no quería terminar con eso. De que todos sus tropiezos y coincidencias, la habían dejado justo donde quería estar.

Mal estaba en la cocina. El libro de hechizos abierto en la página de la poción antiamor. La poca iluminación acompañó su pesar, y revolvió la mezcla en el bowl.

A million thoughts in my head, should i let my heart keep listening? ━Cantó en su pequeño espacio personal ━I know it's time to say goodbye... So hard to let go...

Una lágrima rodó por su mejilla, cayendo en el medio de la preparación. El ingrediente final para una poción efectiva.












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El sol brilló anunciando otro nuevo día en Auradon. Las familias estaban felices y compartían juntas en el Día de la Familia que la preparatoria y el reino organizaba cada año.

Los villanos aún no habían llegado, pero la música y la buena vibra podía sentirse kilómetros a la redonda.

Ma chère MademoiselleBen comenzó, acompañados de sus demás amigos. ━It is with the deepest pride and greatest pleasure, that we welcome you tonight. And now we invite you to relax. Let us pull up a chair as the dining room, proudly presents... Your dinner!

Hizo una reverencia frente a todos los padres y alumnos que estaban admirando y compartiendo aquel momento musical.

Be our guest! Be our guest! ━Raizel continuó en compañía de Lonnie, Jane, Audrey y otras princesas ━Put our service to the test. Tie your napkin 'round your neck, chérie, and we provide the rest.

Doug hizo un baile gracioso detrás de ellas y Chad lo miró alzando una ceja.

That's right. ━Afirmó el futuro rey.

Soup du jour, hot hors d'oeuvres. Why we only live to serve. Try the gray stuff it's delicious...

All right.

Don't believe me? Ask the dishes...

They can sing, sing, sing ━Ahora fue turno de los príncipes de cantar su parte, dándole un poco de ritmo rapero. Entre ellos estaba Finn, Chad, Doug y obvio Ben ━They can dance, dance, dance. After all, Miss, this is France. And a dinner here is never, never second best. Come on! Go on, unfold your menu. Go on, take a glance and then you'll.

All right ━Ahora comentaron las chicas.

Be our guest, be our guest, be our guest. ━Volvieron a hacer una reverencia frente a los padres ━Come on! Yeah! Be our guest, guest, guest.

Los villanos por fin hicieron acto de presencia en la fiesta. Se quedaron un par de segundos parados arriba del balcón, observando la presentación de los hijos de reyes.

Después de un rato, bajaron para unirse al resto de alumnos. La música se volvió más intensa y el cantar se escuchó mucho más.

We tell jokes. I do tricks. With my fellow candlesticks ━Ahora todos se unieron a Ben, fusionando las voces ━And it's all in perfect taste that you can bet. Come on and lift your glass. You've won your own free pass. To be out guest...

If you're stressed ━Ben volvió a su solo cantar, con el coro de los demás soñando atrás ━It's fine dining we suggest. Be our guest! Be our guest!

Come on... Be our guest! Be our guest! Come on, come on. Be our guest!

Los aplausos sonaron apenas la presentación terminó. Evie alzó a Chico en brazos y se alejó para saludar a Finn. Mal por su lado se fue con Ben, porque según él, era hora de presentarla como su novia a sus padres.

Mientras que Killian, Jay y Carlos se quedaron juntos, justo al lado de una deliciosa fuente de chocolate.

—¿Se podrá meter la cabeza de alguien ahí adentro? —Pensó la pirata.

—No lo sé. Podrías comprobarlo.

Una sonrisa traviesa atravesó el rostro de la villana y miró a su amigo. Carlos con pánico tocó el hombro de Jay. Este lo miró enarcando una ceja.

—Jay, Lia quiere usarme como cocodrilo de indias otra vez.

—No digas eso en frente de Crockie —Bajó la voz señalando al reptil recostado en su hombro —. Puede ser pequeño, pero entiende todo lo que le dicen.

—Tendrás que buscar otro animal para experimentar ahora —Aconsejó Jay —. Porque los cocodrilos ya no son tus enemigos.

Jay acarició la pequeña cabecita del reptil que descansaba en el hombro de la pirata. Este abrió uno de sus ojos y pareció sonreír gustoso por el mimo.

Raizel se acercó a los tres villanos dando saltitos y con una sonrisa encantadora. Se colocó a un lado de Jay y este se puso nervioso cuando la princesa cruzó uno de sus brazos por su hombro.

—¿No es un hermoso día? —Preguntó feliz y ellos asintieron —Vengan, quiero que conozcan a mis padres.

Otra vez la rubia agarró del brazo al hijo de Jafar y lo arrastró por todo el patio. Carlos y Killian los siguieron detrás, sonriendo por lo bajo.

Un hombre de porte elegante y facciones perfectas se encontraba cruzado de brazos hablando con Finn. Killian notó el ceño levemente fruncido en el hombre, mientras que Finn tenía la cabeza gacha. Por otro lado, no muy lejos de ambos, una hermosa mujer rubia disfrutaba del sol sentada en una silla a la vez que bebía una limonada.

—Papá, mamá —Raizel los llamó y ambos dirigieron la mirada a su hija. Finn decidió dejarlos solos. —Quiero presentarles a mis amigos. Él es Carlos, hijo de Cruella —Presentó al peliblanco.

—Hola, un gusto conocerlos. —Estrechó manos con el hombre.

—Ella es Killian, hija del Capitán Garfio y mi mejor amiga —Sonrió feliz.

—Un placer conocerlos al fin, señor y señora Fitzherbert.

—El placer es nuestro, Killian —Habló Eugene —. Oye, que bonita espada. ¿Es tuya?

—De mi padre, de hecho. Me la dio para que tenga algo de él en Auradon.

—Se nota que te quiere mucho, Killian —Continuó Rapunzel que seguía sentada en su silla.

—Y por último, él es Jay, hijo de Jafar. —Raizel señaló al chico y Rapunzel no pasó desapercibida la sonrisa de su hija.

—Muy bien, ahora... —Eugene miró a ambos villanos —¿Quién de ustedes está saliendo con mi hija?

—Ay, no puede ser... ¡Papá! —Exclamó la princesa.

Killian soltó una risita y Jay no sabía donde meterse. Mientras que Carlos permaneció tranquilo y Rapunzel al fin se levantó de su silla.

—Yo sé quién es —Se acercó a su esposo y clavó la mirada en el hijo de Jafar. —Tú.

Las mejillas de Jay volvieron a tornarse rojas de la vergüenza. Quería salir corriendo o ser la próxima comida de Crockie. Cualquier opción le venía bien.

—Mamá, ¿Ahora tú? —La rubia mayor alzó los hombros —Mejor vámonos. Este interrogatorio no terminara jamás.

Raizel agarró a Jay del brazo y junto a Carlos se alejaron de ahí para dirigirse al campo de juego donde algunos jugaban croquet.

Eugene y Rapunzel se despidieron de la pirata y ella les sonrió.

—¿Conociste a los padres de Finn y Raizel?

Killian sonrió al escuchar esa voz. Dio media vuelta, encontrándose con Peter.

—Ajá. Y ellos son literalmente iguales a sus padres. —Se cruzó de brazos —Todos aquí son iguales a sus padres.

—Hablando de padres, el mío también está aquí.

—Oh.

—Ven, le encantará conocerte —Extendió su mano para que pudiera tomarla.

Killian lo dudó un segundo, y pensó que talvez la idea de conocer al Peter Pan original no sería tan mala. Aceptó, entrelazando su mano con la de él.

Peter dirigió a la pirata entre los alumnos y sus padres, sin percatarse que cierto príncipe cocinero los veía desde lejos. Chad, quien estaba cerca de él, negó con la cabeza para después ir con Audrey.

La pirata divisó a un hombre rubio muy parecido a Peter charlar con una hermosa mujer de cabellos castaños y vestido primaveral celeste. Lia la reconoció como la señora D. La profesora de Historia de Reinos Mágicos.

—Espera, ella es... —Antes de poder terminar, Peter habló.

—Mamá, papá... Quiero presentarles a alguien.

Ambos adultos miraron a su hijo y después pasaron la mirada a la pirata. Lia jugueteó nerviosa con su anillo y se mordió la mejilla interna.

—Dejame adivinar —Peter mayor fue el primero en hablar —. Tú eres Killian, ¿Verdad? La hija del que alguna vez fue mi enemigo.

—Sí, se-señor. —Contestó nerviosa.

—Oye, tranquila. Sin resentimientos.

—¿Disculpe? —Killian alzó una ceja —La que tendría que estar enojada sería yo. Después de todo, usted le hizo la vida imposible a mi padre.

—Sí que has heredado su carácter. Me agradas, niña.

—No estamos aquí para revivir viejas historias, cariño —La mujer apoyó una mano sobre el hombro de su esposo —. Al fin puedo presentarme adecuadamente. Soy Wendy, un gusto.

—Ya nos conocíamos. —Dijo aceptando la mano de la mujer.

—La primera clase de Historia de Reinos Mágicos le pedí a mamá que intentara mantener su nombre en secreto —Peter confesó —. Sabía que si sabías quién daba esa clase, te irías.

—¿Cómo hiciste para convencer a los demás de que todos le dijeran señora D?

—Supongo que solo me tocaba confiar en que me harían caso —Sonrió —. Lo lamento.

—¿Por qué te lamentas? Solo querías asegurarte de que estuviera cómoda.

Peter mayor miró a su esposa e hizo una mueca tierna al ver a los adolescentes interactuar de esa manera.

—Sabe, señor... —Killian miró al hombre —No tengo resentimientos hacia usted. Incluso después de saber aquella historia donde casi asesina a mi padre tirandolo de una colina cuando apenas se conocieron.

—Sí, no era mi mejor época —Los presentes rieron —. ¿Cómo sabes esa historia? ¿Él te la contó?

—Ah, no. Fue mi tío. —El mayor frunció el ceño, confundido —Talvez lo debe conocer como el Capitán Liam.

—Sí que es pequeño Auradon.

—¿Acaso alguien mencionó mi nombre? —El nombrado se hizo presente a un lado de Lia, abrazandola —¿Estabas contándole cuando nos hacías la vida imposible, Peter?

—Algo por el estilo. Había olvidado que eras hermano de Garfio.

—No es algo que todo Auradon sepa, amigo.

—Oye, Lia, ¿Tu mano se encuentra mejor? —Wendy habló mientras dejó a ambos hombres charlando —Peter dejó todo hecho un desastre cuando buscó la crema.

—Mamá...

—¿Qué? ¿Acaso miento?

—Ya no se nota nada —Aclaró dejando su anterior mano herida a la vista —. Seguí los consejos de Peter y eso la sanó por completo.

—Me alegra saber eso. —Crockie salió de entre los cabellos rojos de Lia y miró curioso a la mujer —Oye, ¿Tú quién eres, amiguito?

—Se llama Crockie —Presentó —. Lo rescate cuando apenas era un huevo. Estaba solito a los pies de un árbol. Incluso creí que era un ave.

—Es un cocodrilo con complejos de lagartija y ave —Peter señaló —. Lo cual lo hace único. ¿Verdad, Crockie?

El cocodrilo correteó por el cuerpo de Lia y bajó para después subir hasta el hombro de Peter.

—¿Sabes jugar croquet? —Preguntó mirándola. Lia negó —Bien, entonces aprenderás.

—Peter, no. Se escucha aburrido.

Sin escuchar las quejas de la pirata, la agarró de la mano y dirigió al campo donde algunos jugaban. Lia divisó a Jay tratando de golpear una pelota con el maso y rio tras el golpe fallido de su amigo.

Tras una corta explicación, Lia logró entender más o menos como se jugaba. Observó a Raizel y Jay cruzando las pelotas por los aros y decidió que hacer una pequeña competencia sería divertido. El villano aceptó sin dudar al igual que la rubia.

—Van a perder. —Killian sonrió competitiva.

—Ya lo veremos, mechitas.

—¡Vamos, chicos, a jugar! —Exclamó Peter llamando la atención de los jugadores cercanos.

—¡Oye! Yo solía decir eso. —Su padre reclamó desde lejos.

Al cabo de un par de minutos, el equipo de Killian y Peter llevaba la delantera. Carlos se había acercado a ellos después de corretear a Chico por todo el campo. Evie y Finn se unieron al juego, funcionando como los árbitros y observaron también a ambas parejas enternecidos.

—¡Tú! —Su juego se vio interrumpido por el grito de una anciana que estaba a un lado de Mal —¿Qué estás haciendo aquí? No entiendo cómo estás tan joven.

—¿Y a esa anciana que cocodrilo le picó? —Killian preguntó. Crockie la miró inclinando la cabeza. —No, ya se que tú no.

—Ella es la reina Leah. La abuela de Audrey —Peter explicó —. La madre de Aurora.

—Ouh...

Peter, Killian y el resto de villanos acompañados por sus amigos se acercaron a Mal y a la mujer. Ben también lo hizo, tratando de detener el malentendido.

—Reina Leah —Habló él —, está bien. Maléfica aún está en la Isla. Ella es su hija, Mal —Abrazó de costado a la pelimorada —. ¿Recuerda mi proclama para dar oportunidad a la nueva generación?

—¿Lo dices en serio, Ben? Nos destruirán —Soltó la mujer —. ¿Qué pasa? ¿No lo recuerdan? Manzanas envenenadas. Y esa magia. Su magia. Mi hija fue criada por hadas debido a la maldición de tu madre.

Mal no supo qué decir. La mujer la estaba culpando de algo que ella no había cometido y no sabía cómo reaccionar al respecto.

El Hada Madrina se acercó a la reina y Chad a Audrey. Lia notó también a Tiago cerca de Chad. Este no le dirigió la mirada.

—Sus primeras palabras —Continuó —. Sus primeros pasos. ¡No estuve con ella! No confíes en ella.

La reina Leah le dio la espalda. Mal intentó acercarse a ella, pero Chad se puso en su camino. Killian no dudó en acercarse a su amiga, mientras que Peter la siguió.

—Aléjate de ella. —Chad avisó.

—No hagas esto, Chad. —Ben lo detuvo.

—¿Qué? —Preguntó indignado —Los criaron sus padres, Ben. ¿Qué le enseña un villano a su hijo? ¿Eh? ¿Bondad? ¿Juego limpio? ¡Claro que no!

—Cierra la boca, Chad. —Finn exigió. —¿O quieres otra vez la nariz rota?

—No, Finn... Tranquilo. —Evie lo agarró de la mano para calmarlo.

—Le robaste a otra chica el novio —Chad continuó, señalando a la hija de Maléfica —. Tú, disfrutas lastimar —Señaló al hijo de Jafar —. A ti, solo te importa el dinero y engañar. —Siguió con la hija de la Reina Malvada

—Ahora sí, saludame a la enfermera otra vez —Finn se acercó a Chad, pero este volvió a hablar.

—Oh, alto. Aún tengo mucho más para decir. —Ahora fue turno de mirar a la hija del Capitán Garfio. Chad disfrutaría aquel momento. —Tiago, ¿Por qué no le dices a nuestra pirata lo que hiciste?

—Para ti es Capitán —Contestó. Tiago se acercó y Lia desvió la mirada hacia él. —Tiago...

—Lia, lo lamento...

—Ay, tardas mucho, amigo —La odiosa voz de Chad volvió a escucharse —. Todo su corto noviazgo, fue una farsa.

Killian parpadeó un par de veces, confundida. Intentó mirar al chico, pero este solo agachó la cabeza. Peter por su lado, tensó la mandíbula y su mano se volvió un puño.

—Verás, cuando supimos que ustedes, escorias, vendrían, Tiago y yo creamos una apuesta. ¿Quién sería el primero en enamorar a una villana y conseguir el primer beso de amor? ¡Sorpresa! Tú caíste redondita.

—¿Qué?

—Creí que yo ganaría porque estabas tan sedienta de amor —Miró a Evie —. Pero al parecer no fuiste tan ingenua como pensé. Así que solo quedó Tiago en pie. Todo terminaba el día de la coronación. Él hubiera ganado. Si tan solo no anduvieras detrás del niño perdido. —Señaló a Peter.

—Estás tan podrido por dentro, Chad... —Las lágrimas se acumularon en los grisáceos ojos de Killian, pero no se permitiría llorar. No les concedería ese placer. —Tan necesitado de atención.

—Y tú estás tan equivocada sobre a quien darle atención — se acercó más a ella —. ¿Acaso no te diste cuenta de que él no es para ti? —Sabía que se refería a Peter. —Te aferras a algo que nunca podrás tener, porque solo fueron hechos para odiarse. —Lia levantó la mirada, enfocandola en el hijo de Cenicienta —Sí, te estoy hablando a ti, Capitán.

Ese fue el punto culmine. Pero no de Killian. De Peter.

A grandes zancadas, se acercó al rubio y sin importarle nada, le propinó un golpe en todo su rostro real. Chad cayó desmayado al suelo, siendo atendido enseguida por Audrey y los adultos cercanos.

Tiago rodeó a su amigo inconciente y trató de acercarse a Killian, pero Jay se le puso en medio.

—Claro que no, amigo. Aléjate de ella.

—Por favor, solo quiero contar mi versión.

—Sí, seguro... —Chistó.

—Evie, ayudame... —Le pidió a la peliazul.

—Claro, dejame lo consulto con mi espejo —Lo sacó del bolso —. Espejito, espejito en mi mano... ¿Quién es el mayor gusano?

Apuntó el espejo a Tiago y su reflejo apareció a través del cristal.

—¿Qué? Vamos... —Alejó la mano de Evie.

Jay agarró del saco al hijo de Tiana para darle su merecido, pero Evie fue más rápida y le roció el perfume que Mal le dio la otra noche.

Al igual que Chad, cayó dormido en el césped y todos corrieron en su rescate.

—¡Oye, Tiago! ¡Tiago!

—Evie le hizo algo a Tiago...

Killian observó todo el caos en silencio. Su corazón palpitó más acelerado que antes, debido a todo el cúmulo de información y decepciones.

Dio media vuelta, alejándose de una buena vez de ese sitio. Ignoró los llamados de Raizel. Ignoró los pedidos de su tío. Ignoró los gritos de sus amigos. Ignoró su nombre saliendo de los labios de Peter.

Solo quería estar en compañía de su soledad.































































━𝗪𝗔𝗥𝗜𝗜'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🧚🏻‍♀️

Lpm, me re alargué en este capítulo. Es el más largo de todo el fic. Impresionante.

En fin, aquí se hacen los descargos hacia Tiago. Todo insulto es válido >>>>

Pobre de mi nena... Un segundo esta feliz porque ya no estaba sola en Auradon, de apoco había comenzado a aceptar lo que siente por Peter, y al otro... Lo tenemos a Chad y a Tiago destrozandole la vida.

Yo les dije que no se confiaran en él. Todo rostro bonito tiene su desperfecto. Pero bueno, ya Lia sabrá darle su merecido y eso me deja en paz.

¡Quedan dos capítulos para terminar el primer acto! Si mis tiempos me lo permiten, quiero hacer antes de que termine el año. Así que, recen porque así sea.

Hasta aquí mi mensaje. Espero que este cap haya resuelto un par de sus dudas y que no haya quedado colmado de información. Nos leemos otra vez, espero que pronto. ¡Besitos!

palabras; 9296

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