
𝟬𝟭𝟮 ✧┆ is this a date?
٭ chapter twelve ٭
✩*⢄⢁ ❝¿Es esto una cita?❞ ⡈⡠*✩
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Killian fue la primera en despertarse la mañana siguiente. Frotó sus ojos con el dorso de su mano, tratando de quitar el sueño que aún invadía su cuerpo. Sintió como alguien se removió a los pies de su cama y frunció el ceño. Hizo medio de su cuerpo hacia adelante, encontrándose a la rubia totalmente enrollada en la bolsa de dormir.
Ahí se acordó lo que pasó la noche anterior. La información que reveló de ella misma y como sus amigas la contuvieron con un enorme abrazo. Talvez y en Auradon todo sí podía solucionarse con abrazos que servían de curita para el corazón. Y más si aquellos venían de personas tan importantes como lo eran esas princesas y sus infaltables amigas villanas.
Sonrió con ternura al verlas dormir tranquilamente. Para no despertarlas, se dirigió a pasos lentos hacia el baño, después de buscar su ropa en el gran lío de prendas que habían causado dentro del armario de Evie.
Raizel antes de dormir creyó que probarse los nuevos vestidos de la peliazul sería divertido. Solo que no pensó en el lío del día siguiente cuando le tocara acomodar las preciadas prendas de la villana.
Una vez estuvo lista, se acercó al tocador y deshizo la trenza que Lonnie había hecho anoche en su cabello. Pasó el cepillo deshaciendo los nudos, volviendo a su alisado de todos los días.
—Hola, chiquito. ¿Cómo estás? —Saludó a su pequeña mascota que seguía sin romper cascarón —¿Cuánto tiempo más tendré que esperar para conocerte?
Al pronunciar aquello, el cascarón comenzó a moverse poco a poco hacia los lados.
—Oh, vaya... Lo manifesté. —Pequeñas grietas aparecieron en el huevo y la pelinegra se alarmó —Ah, de acuerdo... ¿Ahora qué hago?
Cuando las grietas se hicieron más grandes y el cascarón comenzó a resquebrajarse cada vez más, Lia sacó los pequeños pedazos que se iban desprendiendo por sí solos.
Un agujero de gran tamaño era visible en el cascarón, lo que le daría total libertad al ave de salir cuando quisiera. Claro, en caso de que fuera un ave.
Pero como aquel huevo que rescató de los pies de un árbol no era de ave, Killian soltó un gritito que tapó con su mano para no despertar a las princesas.
La pequeña cabecita de un reptil escamoso se elevó por sobre el huevo, mientras soltó pequeños rugiditos, como si estuviera llamando a su mamá. Killian colocó una mano en su pecho al sentir pánico frente a la fea y pequeña criatura.
—Chicas... —Murmuró sin quitar la mirada del cascarón —Chicas...
No podía moverse. Había quedado quieta en su lugar cuando comenzó a salir por completo del cascarón y el reptil dio cortos pasos por la casita de cristal que ella misma le armó.
—¡Chicas! —Gritó.
Las princesas y villanas se levantaron de sus camas y bolsas de dormir a toda prisa. Todas con rostros dormidos y respiración agitada por el sobresalto.
—Lia, ¿Qué sucede? ¿Te pasó algo? —Raizel fue la primera en acercarse a ella. Su rubio cabello estaba todo hecho un lío.
Killian balbuceó intentando decir algo, pero no salió ni un murmullo de su boca.
—Algo le pasa. No reacciona.
—Ah, Raizel... —La voz de Mal se escuchó a su espalda —Ya sé por qué está así.
La rubia volteó hacia la pelimorada y siguió con la mirada su dedo que señaló un rincón en específico. El reptil intentó escalar la casita, pero se resbaló a causa del cristal, quedando otra vez sobre el césped artificial.
—Ah.
—Killian no solo heredó de su padre la cualidad de manejar la espada y su amor por el océano. Sino que también...
—Su cobardía por los cocodrilos. —Evie completó.
La villana dio cortos pasos hasta quedar frente a la pirata. Al ver que no reaccionó en absoluto, palmeó su mejilla, intentando traerla nuevamente a la realidad.
—¡Oye, Lia! ¡Despierta! —Tras soltar un aplauso frente a su rostro, pareció por fin reaccionar.
—¡Es un cocodrilo! —Exclamó escondiéndose detrás de Evie —¡Es una bestia come gente!
—Ay, Lia... Es un bebé. No puede hacerte nada. —Raizel caminó hasta la casita y agarró al reptil entre sus manos —Aw, se parece a Pascal Junior.
—Pero tu camaleón no te saltará para comer tu mano...
Una sonrisa salió de los labios de la futura reina y se acercó a la pirata con el reptil en sus manos.
—Aleja esa cosa de mi, Raizel —Advirtió con claro temor. La princesa no le hizo caso. —No, no, no.
—Raizel, yo que tú no me arriesgaría. —Mal trató de detenerla.
—Continúa, Rai, tengo la espada de Lia justo aquí en caso de que quiera amenazarnos. —Lonnie alzó la espada de la pirata, resguardandola detrás de ella.
Killian se vio arrinconada entre la pared y una diabólica princesa con sonrisa encantadora. El corazón de Lia pareció querer salir de su pecho cuando los ojos amenazantes de la criatura se clavaron en ella.
Los pasos de Raizel eran lentos, pero decisivos. Al no ver una escapatoria, Lia se refugió cubriendo su rostro con sus manos. Sintió el respirar de la rubia muy cerca de ella, y entre abrió un poco los dedos, para ver a través de ellos. Los curiosos ojitos del cocodrilo la observaron e inclinó un poco la cabeza.
—Anda, míralo. No hace nada —Animó otra vez —. Es apenas un bebé.
—Eso no le quita lo mortífero.
—Chicas, Lia es testaruda. No la harán entrar en razón —Mal agregó, sentándose al borde de la cama.
—Sabes, Lia, cuando tengo miedo... —Jane se acercó a ella, colocando ambas manos sobre sus hombros —Y eso suele ser la mayor parte del tiempo, escuchó una vocecita en mi cabeza que dice que tengo que hacerle frente a ese miedo.
—Eso es porque estás loca, Jane. —Aprovechó la cercanía de la chica y se escondió detrás de ella. —Esto es muy diferente a sentir miedo de tu sombra.
—Solo dale una oportunidad...
Killian miró a la hija del Hada Madrina un corto segundo, para después pasar la mirada a la rubia. Jane se hizo a un lado para que la pirata no volviera a esconderse detrás de ella. Raizel acercó nuevamente sus manos con el pequeño cocodrilo y Killian lo analizó, expectante.
Sus ojitos eran grandes y la miraron curiosos. Sus escamas eran de un color verde moho, además de tener pequeñas y apenas visibles líneas negras. El reptil inclinó un poco la cabeza y soltó un rugidito.
—Oh, vaya... —Murmuró la pirata —No... Así no pareces tan aterrador.
—¿Lo ves? Además, puedes criarlo y educarlo para que... No coma manos ajenas —Dijo divertida.
—Talvez podría entrenarlo para que se coma a Audrey. ¿Puedo? —Señaló al reptil, mientras hizo un huequito con sus manos.
—Todo tuyo, amiga.
Raizel dejó al cocodrilo en manos de Lia y se unió al resto de chicas que observaron la escena, enternecidas. ¿Quien lo diría? La hija del Capitán Garfio siendo mejor amiga de los cocodrilos. Eso es algo que no se ve todos los días.
La pequeña criatura dio una vueltita sobre las manos de Lia y se recostó en sus palmas para descansar.
—¿Cómo te encuentras, Lia? —Evie se acercó a ella, colocando ambas manos sobre sus hombros —¿No sientes pánico ni miedo?
La pirata negó sin poder quitar la mirada del pequeño cocodrilo que descansaba sobre ella.
—Lonnie, ven. Enganchame la espada en mi cintura, por favor. Mis manos están ocupadas... —Pidió la villana, acercándose a la asiática.
Lonnie obedeció la orden y ajustó bien el cinturón de la pirata alrededor de su cintura, evitando así que se cayera. Luego con el mentón señaló su mochila escolar y la hija de Mulán también se la acercó, para con cuidado cruzarla por uno de sus hombros, sin despertar a la mascota al cambiarla de mano.
—Muy bien, tengo que... —Se acercó a la puerta y miró a Jane que era la más cercana. La abrió por ella. —Gracias. Tengo que enseñarselo a Peter. Le encantará.
—Nos vemos luego, Lia —Raizel agitó su mano. Cuando Killian dejó el cuarto, volvió a mirar a sus amigas —¿Escuché mal o dijo Peter?
—No, todas la escuchamos. —Mal agregó, buscando su ropa para el día.
—Creí que diría Tiago... —Jane pensó —¿No se supone que es su... Novio?
Raizel alzó los hombros en desconcierto, para luego escucharse varias risas de princesas y villanas que no lograban entender para nada a la pirata.
Killian caminó por el pasillo de casilleros buscando una cabellera rubio oscuro. Las personas que interrumpían en su camino se corrían amablemente tras pedir el permiso apropiado. Lo cual era irónico, porque un mes atrás, la pirata les exigía que se corrieran.
Llegó hasta el casillero de Peter y agradeció al mar cuando lo vio buscando algo dentro del mismo. Sin hacer mucho ruido se acercó al chico y levantó ambas palmas con la mascota. Colocó una sonrisa en su rostro, y esperó el momento en que decidiera cerrar el casillero.
Mientras tanto, Peter sintió el ajetreo a su alrededor y mirando de reojo se dio cuenta de la presencia de la villana. Se hizo el desentendido y la obligó a esperar un par de segundos más. Cuando notó el repiqueteo del pie contra el suelo, ahí supo que estaba comenzando a molestarse. Y era muy temprano como para hacer enojar a una villana.
Cerró el casillero y la radiante sonrisa de Lia chocó en todo su campo de visión. Frunció el ceño confundido y siguió el camino hasta las manos de la pelinegra. Donde por fin se dio cuenta de la pequeña criatura que descansaba sobre sus manos.
—¡Mira! —Lo acercó más a él —No era el huevo de un ave. ¡Era de un cocodrilo!
—Y es sorprendente que lo tengas en manos.
—Bueno... Fue todo un proceso.
—Te paralizaste, ¿Verdad? —Inquirió alzando una ceja.
—¿Tú cómo sabes?
—Ah, papá una vez me contó que cuando Tic-Toc se acercaba a tu padre, él solía quedarse quieto un muy largo rato. Y no reaccionaba sino después de que el señor Smee lo abofeteara.
—Adivino. Cuentos que te contaba tu padre para dormir, ¿No? "Las increíbles aventuras de Peter Pan, el niño que no crecía". —Relató.
—Algunas veces, sí. —Sonrió, contagiando también a Killian. —Así que, ¿Cómo le pusiste?
—No lo he pensado. —Miró a la criatura que ahora parecía querer escalar por su brazo. —¿Tú cómo le pondrías?
—Mhm... Muy buena pregunta —Colocó una mano sobre su mentón, pensando. —¡Ya lo tengo! ¿Qué te parece Crockie?
—¿Crockie? —Frunció el ceño —Que poco original.
—Bueno, Lia, no te vi pensando en uno.
—De acuerdo, chiquitín, a partir de hoy, serás Crockie. ¿Te gusta? —Killian elevó la mirada hacia su cabeza, donde sintió al cocodrilo dar vueltitas sobre su cabello y luego acostarse a dormir.
—Oye, ahm, no quiero arruinar el momento, pero... —Lia volvió su mirada a él —Me enteré de lo tuyo con Tiago.
—Ah, eso —Se cruzó de brazos —. Vuelan rápido las noticias.
—Ben lo escuchó de unos chicos que hablaban con Chad. Me lo contó ayer en la noche de chicos.
—¿Tuvieron una noche de chicos? —Inquirió.
—Claro. ¿Qué acaso nosotros no podemos tener una? Además, fue idea de Finn. Nos reunimos en el cuarto de tus amigos.
—Tranquilo, niño perdido, que no se altere tu polvillo —Sonrió —. Y lo mío con Tiago, no creo que sea algo serio, de todos modos.
—¿Por qué?
—Peter, vengo de la Isla. La relación más larga y sería que tuve fue con un barril de granos de café que arribó un día al muelle. —Soltó una risita —Hasta que papá descubrió que no era de ron y lo descartó una semana después.
—Entonces...
—Entonces... —Repitió —Le dije a Tiago que me diera mi tiempo. Pero él parece estar empecinado en dar ciertas muestras físicas.
—Y a ti no te gusta. —Aclaró, mientras su mandíbula se tenso. Por algún motivo. —Lia, sé que dije cosas horribles del cocinerito, pero algunas eran ciertas. No te estoy pidiendo que me creas, solo que... Te cuides. ¿Sí?
—Lo haré. Descuida. —Sonrió —. Gracias por... Preocuparte.
—Es mi naturaleza, supongo. —Pasó una mano por su cabello, nervioso. —A propósito, el examen del señor Deley será en una semana. ¿Lo recuerdas?
—¿Y como olvidarlo? La fecha en mi calendario me ha estado atormentando desde el primer día.
—Que bueno que tengas a alguien que pueda enseñarte.
—¡Claro! —Golpeó levemente su hombro —Lo había olvidado.
—Auch...
—Lo siento. Me emocioné —Rio por lo bajo —. Entonces, ¿Cuándo comenzamos con estas raras tutorías?
—¿Te parece bien esta tarde? —Ideó.
—Claro. Tú luego dime dónde y ahí estaré. Ah, y con Crockie, porque dudo que se despegue de mí —Señaló su cabeza —. Creo que me ve como su mamá cocodrilo.
—Eso es algo muy irónico, ¿No crees?
—Mucho, pero ya qué. Todo es posible en Auradon.
—Adiós, Crockie. Nos vemos luego, Lia.
Saludó a ambos para después alejarse de la zona de casilleros. La pirata solo agitó su mano con una sonrisa.
El cocodrilo sobre la cabeza de Lia dio unos cortos pasos hasta su frente, y la miró.
—¿Qué? —Él le soltó un leve rugidito —No, no tengo nada que ver con el niño perdido. —Ladeó un poco la cabeza —Sabes, puedo dejarte tranquilamente en un árbol para que los pájaros te lleven. —El cocodrilo corrió nuevamente a refugiarse entre sus rojos cabellos —Así me gusta. Obediente.
Killian caminó hasta su casillero que distinguió entre los demás gracias al dibujo de su amiga pelimorada. Abrió la puerta y dejó un par de libros de la mochila en el interior, lo que despertó la curiosidad de Crockie. Quien a pesar de ser apenas un bebé, correteaba con todas sus energias como un adolescente.
—¿Te gusta? Podría ponerte algo cómodo para que descances aquí si gustas...
—¿Ya enloqueciste? —Murmuró alguien detrás de la puerta. Killian la cerró un poco para encontrarse con Tiago. —Hola, pirata.
Killian enarcó una ceja. A pesar de que el moreno lo dijo de una forma tierna, Lia se sintió extraña. O talvez porque alguien ya solía referirse a ella de ese modo y que alguien más se lo dijera, le causaba cierto conflicto interno.
—Ah, no... Hablaba con Crockie.
—¿Quién es Crockie?
—Él.
El animalito escaló con rapidez por el brazo de Lia hasta llegar a su mano que sostenía la puerta del casillero. Inspeccionó con la cabeza ladeada al joven príncipe y soltó un rugido para nada amistoso.
—Creo que no le caigo bien...
—Es que nació hace como media hora. Apenas está conociendo el mundo. —Trató de apaciguar el humor de su mascota acariciando su pequeña cabecita.
—Creí que odiabas los cocodrilos.
—Odiaba. Tiempo pasado.
—Ah, sí bueno... —Desvió la mirada del cocodrilo para ver a la pirata —Quería saber si esta tarde quieres salir.
—No puedo. —Dijo sin siquiera pensar.
—¿Perdón? —Tiago enarcó una ceja, confundido.
—La semana próxima tengo un muy importante examen de Química. Y necesito estudiar. Lo lamento.
—Podría ayudarte si quieres.
—No, gracias. Peter se ofreció.
Killian solía ser buena en descifrar las expresiones de la gente. Claro, cuando quería ser muy minuciosa con ciertas emociones. Y aquella no fue la excepción.
Tiago había tensado la mandíbula, lo que dejó en evidencia que estaba apretando sus dientes. También notó cierto ceño fruncido, y la mirada penetrante en ella.
—Lo siento, Tiago. Talvez otro día.
—Claro. El estudio es lo más importante. No queremos que el Hada Madrina los desapruebe y tengan que volver a la Isla. —Soltó una risa, pero para Lia fue totalmente sarcástica. —Adiós.
Tiago volvió a hacer un movimiento hasta ella, queriendo besarla. Lia lo detuvo a cortos centímetros, formando una línea con sus labios. El príncipe solo asintió, para después alejarse con pasos decididos seguramente a las cocinas.
—Así que no te cae bien Tiago, ¿Eh? —Crockie agitó su cabecita y Lia lo tomó como un no. —Todo se está volviendo raro, pequeño. Y no me gusta el rumbo que está llevando esta historia.
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Killian y Peter se reunieron todos los días por una semana en el Árbol del Ahorcado. Ya que, según el rubio, ese sería el lugar más tranquilo y donde Lia podría sentirse más en sintonía.
Las tutorías de Peter nunca se hicieron pesadas para la villana. Él tenía una forma de explicar tan pacífica y tranquila, que Killian lograba entender cada fórmula y componente a la perfección.
Y los más felices con ese encuentro eran las niños perdidos. Que siempre observaron desde los agujeros del tronco hueco las interacciones de su rey. Y quienes también solían jugar y cuidar a Crockie mientras su madre estudiaba las diferentes fórmulas químicas.
Evie y Mal veían cada noche llegar a Killian con una sonrisa. No quisieron decir nada, pero en el fondo sabían que eso no era producto de su relación con el hijo de Tiana y Naveen, sino que de cierto rubio al que alguna vez le juró odio eterno.
La noche previa al examen, Killian repasó las anotaciones y consejos que Peter le dejó. Y justo antes de entrar al salón, el rubio le dio su más sincero apoyo, mientras le dijo que todo saldría bien.
Y con una sonrisa, entró al salón después de asegurarse que Crockie no se escaparía de los brazos de Peter para ir con ella. El pequeño animal había formado un vínculo muy fuerte con la villana, tanto que apenas se despegaba de ella para comer. Lo cual sería complicado cuando este comenzara a crecer. Lia tendría que buscarle alguna laguna cerca y preveer que no saliera de ahí y espantara a medio Auradon.
Evie y Doug se unieron a la clase poco tiempo después. La peliazul había estado repasando algunas cosas con Killian, para no olvidarse de absolutamente nada. Aunque si eso llegaba a ocurrir, tenía su espejo mágico para cualquier situación. Solo que... Este no aparecía por ningún lugar dentro de su bolso.
—Evie, tranquila —Lia trató de calmarla —. Talvez lo olvidaste en el cuarto. No lo necesitas de todas formas.
—¿Y si me olvido de alguna definición? —Miró a la pelinegra con miedo —No, no, no. Lo necesito.
Lia rodó los ojos. A lo lejos, notó como Chad habló sobre algo con el señor Deley. Luego, le entregó algo que provocó el ceño fruncido de la pirata.
—Evie —Llamó el adulto. La villana levantó la vista de su bolso para verlo —¿Buscabas algo? —El hombre alzó el pequeño espejo dorado. —Gracias, Chad. Es gratificante ver a alguien que aún respeta el código de honor.
—Maldito... —Murmuró Killian entre dientes.
Había olvidado su espada en el árbol el día anterior tras la última clase con Peter. Sino, ya estarían rodando manos por el suelo. Y de prefencia, manos reales como la de Chad.
—Te aseguro que mi recomendación será que te expulsen. —Volvió a hablar el señor Deley.
—Oiga, eso no es justo —Killian golpeó la mesa —. Tiene más consideración con Charming solo porque es un príncipe y porque cree que es el más bueno de todos. Pero no es así, señor Deley. Lo hizo solo por venganza.
—¿Por venganza? ¿Yo? —Chad rio.
—Claro. Porque aún le tienes rencor porque Finn te partió la nariz tras insultarla en medio del partido de Tourney.
—Killian, detente. Al menos que quieras terminar afuera de mi clase con claras amonestaciones por agresión.
Killian iba a reclamar ciertas cosas nuevamente al profesor Deley, pero Evie le colocó una mano en el hombro, evitandolo.
—Oiga, señor... —Doug habló a continuación —Evie no estaba engañándolo porque no tenía ese... Lo que sea.
—No tenía mi espejo magi-
—No estás ayudando, basta —Susurró el hijo de Tontin hacia la peliazul —. Talvez necesitaba otro lápiz.
—Talvez buscaba un lápiz más afilado para clavarselo a...
—Lia, tú tampoco ayudas. —Doug detuvo también —¿Podría tan solo darle el beneficio de la duda?
—Por favor... —Pidió la princesa, con los ojos más tiernos que alguna vez tuvo.
Al cabo de un par de segundos, el profesor la miró.
—Si apruebas este examen, entonces te devolveré el espejo y olvidaré el tema.
-—Gracias. —Doug agradeció.
—Sí, muchas gracias.
El señor Deley se alejó yendo a su escritorio, para comenzar a repartir los exámenes.
—Está colmando mi paciencia, Evie... —Murmuró la pirata, para no ser escuchada por el profesor —Primero lo del juego de Tourney, ahora esto. Alguien tiene que darle un alto.
—Déjalo, Lia. No le des importancia. —La peliazul hizo un ademán con su mano. —Ya conseguirá lo que merece. Ahora, concentrate en el examen. Has estado estudiando mucho.
—Sí, tienes razón. De acuerdo... —Soltó un largo suspiro y sacó los útiles adecuados para el examen.
El profesor pasó por cada mesa dejando un perfecto examen de varias páginas. Lia escribió su nombre en el suyo, decorandolo con un pequeño garfio al final de su apellido.
—Muy bien, alumnos. Tienen dos horas para terminar el examen. Pasado ese tiempo, me los darán, y yo los calificaré. ¿De acuerdo?
El alumnado respondió a coro con un «sí». No eran muchos en la clase de Química, pues algunos habían decidido no presentarse al examen por no estar a la altura. Lo cual favorecía a las villanas, porque les daba una oportunidad de hacerse notar entre los demás.
Cuando el señor Deley anunció que ya podían comenzar, Lia abrió su examen y se mordió la mejilla interna. Su pie repiqueteó contra el suelo y la pobre goma del lápiz estaba deshecha de tanta fuerza con que la mordió a causa de los nervios.
Una vez le hizo toda una lectura completa al examen, apoyó la punta del lápiz negro en la hoja y las respuestas fluyeron de ella como cascadas desbordantes de información. Gracias al temario ya previsto, y las enseñanzas del hijo de Peter Pan, Lia había logrado vencer su miedo a las complicadas fórmulas.
Al pasar las dos horas, el señor Deley anunció que todos los exámenes fueran entregados en su escritorio. Y casi una hora después, ya tenía todas las calificaciones anotadas en las hojas de papel.
Cuando Killian entró a buscar el suyo, una enorme sonrisa invadió su rostro. Miró a Evie y la peliazul le sonrió de la misma manera cuando ella recibió el suyo. Ambas habían aprobado.
—Las felicito, chicas. Y la próxima, por favor evitemos los enfrentamientos y engaños con espejos. —Felicitó el adulto. Buscó en su escritorio y le entregó el espejo a Evie. —Ahora pueden retirarse. Nos vemos en la próxima clase.
—Gracias, señor.
—Yo también las felicito. Hemos hecho un gran progreso, ¿No creen? —Doug también las felicitó y recibió una gran sonrisa de ambas —Ahora tengo que dejarlas. No es el único examen que tendré esta tarde... Ah, por cierto. Evie, Finn me dijo que quería verte en la cafetería exterior.
—Ah, sí. Iré enseguida. Gracias, Doug.
Con un asentimiento de cabeza, Doug se alejó de las villanas. Y entre chillidos de emoción y cuchicheos sobre que en realidad no fue tan difícil, Evie llegó hasta la cafetería del exterior, mientras que Lia se desvió del camino hacia cierto sendero en el bosque. La princesa vio de espaldas al hijo de Eugene, y cuando estuvo cerca de él, le mostró su examen.
—Por primera vez siento que soy más que una cara bonita. —Sonrió, sentándose a su lado.
—Wow, Evie... —Finn exclamó orgulloso de la peliazul. Una gran B+ adornó la hoja del examen —Siempre fuiste mucho más que una cara bonita. Solo que... No querías verlo.
—Tuve ayuda de Lia. A diferencia mía, ella obtuvo una A+.
—Las tutorías de Peter han dado sus frutos —Sonrió —. Aún no los entiendo. Lia sale con Tiago, pero parece que le pone más atención a Peter que al que supuestamente es su novio.
—Lia tiene... Ciertas dudas con respecto a Tiago.
—Tiene su historial... —Finn apoyó sus codos a la mesa —Tengo entendido que un año antes de que mi hermana y yo llegáramos a la preparatoria, hubo un cruce con Peter por una chica.
—¿Qué chica? —Preguntó la peliazul, interesada.
—Creo que es hija de Ariel. Su nombre es Aria. Y por si fuera poco, también es pelirroja. Aunque Lia tiene mechas, es como si fuera lo mismo, ¿No?
—De cierto modo, sí... —Inclinó un poco la cabeza —¿Qué más pasó entre ellos?
—Peter no me contó mucho. Solo que Tiago comenzó a salir con Aria, pero algo hizo que se separarán. Ahí fue donde entra Peter, enfrentando a Tiago —Contó con detalle —. Su padre y la madre de Aria son buenos amigos. Incluso desde antes de Ariel conociera al príncipe Eric. Y creo que cuando ambos tuvieron hijos, quisieron recrear ese vínculo de amistad con ellos.
—Y Peter solo buscó la manera de protegerla de lo que sea que Tiago le hizo. ¿Dónde está Aria ahora?
—En su reino. Melody, su hermana, alcanzó la mayoría de edad y su coronación fue hace una semana. De paso se tomó unas vacaciones.
—Y la historia se repite. Una pelirroja se encariña con un cocinero, y el niño perdido interrupe.
—Algo por el estilo, sí —Sonrió —. Pero Killian es mucho más que una simple amiga para Peter.
—Espera que se vuelva algo más.
—Pero... Mi amigo es tan terco, que le cuesta verlo.
—Mi amiga igual —Ambos soltaron una suave risa —. Oye, Finn...
—Sí, por eso mismo quería verte esta tarde, Evie... —Habló pensando en lo que diría la peliazul —No sé qué me ha pasado estos últimas días, pero... Quería pedirte perdón.
—No, Finn. La que debería pedir perdón soy yo —Evie lo miró —. Fui encantada por la idea de lo que creí que sería Chad. Sin ver lo que en realidad tenía al frente desde el primer día.
—No soporté la idea de que Chad solo jugara contigo. Él siempre sintió algo por Audrey, pero ella estaba con Ben. Y ahora que se liberó, bueno... Olvidó todo para irse con ella. —Tomó la mano ella, con delicadeza —¿Qué te parece si empezamos de nuevo? Olvidemos a Chad y a cualquier otro príncipe despreciable. Empecemos siendo solo tú y yo.
Una sonrisa apareció en el rostro de la villana. Y asintió, provocando también la sonrisa de Finn.
—Lia estará feliz —Comentó Evie —. Incluso le pedí que hablara contigo porque yo no podía hacerlo.
—Peter me dijo que también le pidió hablar conmigo porque no le gustaba verme... En modo Flynn Rider —Soltó una risa —. Y a cambio, él le daría las tutorías para Química.
—Y se las dio aunque nunca habló contigo. —Evie soltó una risa nasal —Estos dos en algún momento van a tener que caer.
—Talvez Lia lo enganche pronto.
—Buen juego de palabras.
Ambos rieron en sincronía, creando por fin un ambiente de paz que les daría la seguridad de que todo estaría más que bien a partir de ahora. Y juntos podrían formas más que una bonita amistad, porque Finn se encargaría siempre de cumplir el sueño de Evie. Vivir en su propio cuento de hadas y conseguir su "felices para siempre".
—Aquí estabas —Mal se colocó a un lado de Evie, interrumpiendo el cruce de miradas melosas con Finn —. Literalmente te busque por todos lados.
—¿Qué sucede? —Preguntó.
-—Ben acaba de invitarme... —Soltó un largo suspiro y miró a otro lado —A una cita.
—Bien, para eso tenemos una solución. —Se levantó de la mesa y agarró otra vez su examen —Lo siento, Finn, eso es una situación muy importante y requiere mi completa atención.
—Ah, no, descuida —Sonrió —. Ve, nos vemos luego.
—¿Estamos bien? —Preguntó, mirándolo dudosa.
—Más que bien.
Con otra sonrisa dedicada al príncipe, Evie comenzó a alejarse con Mal.
—Creo que voy a tener que cambiar tu ropa, Mal. También tu cabello y...
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—Crockie, por favor... Baja de ahí antes de que Lia decida colgarme de la punta del árbol...
Peter le gritó al pequeño cocodrilo que de alguna manera había logrado escalar uno de los árboles y no quería bajar por estar entretenido con una mariposa que revoloteó por ahí.
Una sensación recorrió su espalda baja y sus sentidos se alertaron tras darse cuenta de lo que acercaba.
—Oh, no... En definitiva ahora sí se olvidará de la tregua.
—¡Peter!
La figura de Killian se acercó a los pocos minutos después de cruzar la entrada del sendero y el puente colgante al cual ya le había perdido el miedo.
—Ah, hola, Lia... —Se alejó del árbol y pasó una mano por su cabello, nervioso.
—¡Mira lo que tengo! —Alzó el examen con una gran sonrisa.
—Genial. Dejame ver —Se acercó a ella y observó la nota en rojo —. ¡Increíble, Lia!
—Tuve al mejor profesor. —Alzó los hombros. —¿Dónde está Crockie?
—Ahm...
Miró discretamente hacia arriba, notando un pequeño cocodrilo con complejos de lagartija, en una rama.
—Peter, ¿Dónde está? —Se cruzó de brazos y golpeteó el suelo con la suela de su bota de combate.
—Yo... —Resignado, señaló sobre su cabeza. —Le dije que no subiera... Pero comienzo a sospechar que tu cocodrilo tiene complejos de lagartija y ave.
Lia rodó los ojos y dio media vuelta para observar al reptil. Crockie asomó su cabecita entre unas hojas y al notar la dura expresión de su dueña, corrió por el tronco, hasta subir por su pie y refugiarse entre los rojos cabellos de la pirata.
—¿Cómo lo...? —Peter parpadeó, estupefacto —¿Cómo lo hiciste?
—Dicen que tengo una mirada dura... —Sonrió inocente. —Sabes, no te lo dejaré nunca más para que lo cuides.
—¡Killian, Killian, Killian! —El niño con disfraz de mofeta se acercó a la pirata, emocionado —Ven, mira lo que hicimos para Crockie.
El niño la agarró de la mano y la llevó hasta el Árbol del Ahorcado. Peter los siguió detrás, con una sonrisa ladina. Killian tenía afinidad con los niños y sabía cómo tratarlos. Después de todo, ella era la encargada en la Isla de darle clases como siempre remarcó.
—Mira, le hicimos esta casita con ramitas secas y hojas. Al menos hasta que crezca. Después necesitará una más grande.
Lia observó un lindo nido hecho con ramitas secas y hojas que los niños habían hecho para Crockie. Además tenía también pequeñas piedras que el reptil solía morder para afilar sus peligrosos dientes mortíferos. Y flores de varios colores adornaron el alrededor de las ramitas.
—Oigan, es preciosa. Muchas gracias. —Lia se agachó al nivel de los niños para examinar mejor el nido.
Crockie salió de entre los cabellos de Lia y enseguida inspeccionó su nuevo hogar. El nido era perfecto para su pequeño tamaño y tenía las comodidades necesarias. También se comió una flor que estaba cerca de las piedras para morder, pero la escupió enseguida.
Los niños soltaron una risita graciosa que contagió a la pirata. Y Crockie inclinó su cabeza hacia un costado, sin comprender absolutamente nada.
Peter se apoyó sobre el tronco de un árbol, cruzado de brazos. Una sonrisa tierna escapó de sus labios al ver a la pirata jugar con los niños perdidos.
━Que gran bondad descrubro ahí ━Murmuró sin poder apartar la mirada de ella ━. Aunque al principio ruda y mala la creí... Ahora sé que ella no es así, no sé porque yo esto en ella jamás lo vi.
Lia dejó de jugar un segundo con los niños para mirar al frente, encontrando la mirada de Peter sobre ella. Peter disimuló espantar una mosca.
━Miró hacia acá, me pareció... ━Killian se levantó del suelo y apoyó su espalda contra el árbol hueco ━Y al estar de cerca no me rechazó. Nunca se fue. Lo ignoraré. Más sin embargo nunca me ha mirado así...
Crockie subió al hombro de Killian y juntos se alejaron un poco de los niños. Se sentó sobre una roca y el reptil pasó a las palmas de sus manos. Él la observó curioso.
━Su calidez me alarma... Que sorpresa la que recibí. ━La pirata dejó de ver a su mascota para ahora darse cuenta que Peter ocupó su lugar, jugando con los niños a las espadas ━No es... Un despreciable príncipe. Pero hay mucho que no pude ver antes en él.
—Niños, quiero que se queden aquí, ¿Sí? —Peter les pidió una vez dejaron de jugar —Llevaré a Lia a un lugar.
—Pero, Peter... Ya casi es hora del cuento.
—Lo sé, lo sé... ¿Podemos dejarlo para mañana?
—Pero-
—Descuida, Peter. Sobreviviremos sin un cuento esta tarde —Un niño codeó al más pequeño, acortando sus quejas —. Ve. No nos moveremos de aquí hasta que vengan nuestros padres por nosotros.
—Bien. Adiós, y lo siento.
Con un asentimiento de cabeza, Peter se alejó de los niños y caminó hasta donde Lia estaba. Le extendió su mano y juntos desaparecieron por otro sendero que los llevó hasta cierta roca en Nunca Jamás.
━Nadie pensó, que bendición... ━Continuó uno de los niños mientras veían como ambos se iban ━Nadie soñó.
━Cómo iba a ser que al juntarse algo increíble resultó. ━Siguió su amigo junto a él.
━Esto es tan raro, hay que esperar.
━Hay que esperar que siga así... ━Se unió a su compañero, con una sonrisa ━Y puede ser que haya algo más ahí.
━Y creo yo... ━Una mujer de cabellos castaños se acercó al árbol como cada tarde, llevando galletas para los niños. ━Que puede ser que haya algo más ahí.
—¿Qué, Wendy? —Preguntó el más pequeño.
━Y puede ser que haya algo más ahí...
—¿Qué tiene? ¿Qué hay ahí?
—Oh, pequeño, te lo contaré cuando seas más grande. —Wendy acarició el cabello del menor.
Él dio una vuelta alrededor de Wendy y la miró con una sonrisa.
—Listo, soy mayor. —Comentó engrosando su voz.
Los niños perdidos en compañia de Wendy rieron a carcajadas por las ocurrencias del menor. Luego de eso, solo se dedicaron a degustar las ricas galletas de vainilla que la mujer siempre les llevaba para merendar.
Al otro extremo de Nunca Jamás y cerca de la bahía, Peter llevó a Lia a cierto lugar que sabría la pirata siempre anheló visitar.
—¿Dónde estamos yendo? Sí sabes que está por oscurecer, ¿No? —Inquirió siguiéndolo entre las rocas —Y odio cruzar ese puente de noche. Da más miedo.
—Bueno, si nos agarra la noche, yo te ayudó a cruzar. —Propuso para luego acercarse a un arbusto y hacer a un lado un par de hojas.
—Peter, ¿Eso es una...?
—Una canoa, sí. —La sacó del arbusto y la colocó a orillas del lago. —La tengo amarrada fuera del agua porque un día cuando era niño se soltó y terminé perdido en medio del océano.
Lia frunció el ceño confundida. El sueño del otro día se reprodujo otra vez en su memoria. El barquito en medio del océano en completa soledad y cierto cabello rubio oscuro que ahora reconocería sin dudarlo.
Pero no se lo diría, no. Al menos, hasta que pudiera entender qué le estaba pasando. Porque Lia no se había dado cuenta, pero desde esa vez, a los seis años, la pequeña Killian Hook tenía cierta fascinación con todo chico que tuviera el cabello rubio. Y ahora, al parecer por fin lo había encontrado.
—¿Sucede algo, pirata? —Peter la trajo nuevamente a la realidad.
—Ah, no. Descuida. Suele pasarme seguido este último tiempo. —Se cruzó de brazos.
—Sí, de acuerdo. —Peter extendió la mano otra vez hacia ella —Ven, sube.
Lia intercaló miradas entre él y su mano. Y luego solo la aceptó y subió al pequeño botecito.
—¿A dónde vamos? —Preguntó curiosa —¿Esto es una cita?
Peter tomó los remos y comenzó a seguir la corriente, nervioso por la pregunta de la pirata.
—No, ahm... Tómalo como un... —Pensó en cómo describirlo —Regalo por pasar el examen.
Killian soltó una risita y observó como las estrellas comenzaban a aparecer en el cielo semi oscuro. Peter se permitió observarla un minuto. Sus ojos tenían un brillo hermoso de emoción. Una sonrisa salió de sus labios.
—¿Te gustan las estrellas?
—¿Y a quién no? —Apoyó los codos en sus rodillas —La Isla siempre tiene una horrible nube gris. Lo que ocasiona que el sol no brille y que la luna se vea apenas. Por ende, las estrellas también. —Peter siguió remando, pero sin dejar de mirarla. —Había ciertos días en que esa nube se iba y las estrellas brillaban al anochecer. Entonces, esos días, papá me enseñaba a navegar.
—¿Navegar?
—Ajá. Los piratas navegamos sabiendo la ubicación por las estrellas. Así es como papá nos enseñó —Sonrió al pensar en aquellos recuerdos —. Aterosabamos esas noches como si fueran las últimas. Porque nunca sabíamos cuándo sería la próxima vez que veríamos cielos estrellados. Y además porque las estrellas hacen ver a la Isla menos desagradable.
—Gracias por contarmelo. —Dejó de remar un minuto —. Sé que no soy el indicado, pero...
—Contigo siento más confianza que con cualquiera, Peter.
—¿Y Tiago?
—Tiago... —Soltó un largo suspiro —Siento que él se comporta muy diferente a cuando éramos solo amigos. No lo sé.
—¿Cuánto llevan? ¿Una semana? —Lia asintió —¿Por qué no solo lo dejas? Ya ves que como pareja no funcionan, vuelvan a ser amigos.
Lia ocultó una sonrisa discreta pues Peter parecía muy decidido a que ella terminara con Tiago.
—Quiero darle el beneficio de la duda.
—Bien, pero si llega a hacerte daño... —Agitó la cabeza —Olvídalo.
El resto del corto camino permaneció en silencio. El cielo se había vuelto oscuro por completo y las estrellas brillaron con su resplandor. Crockie decidió seguirles el paso, pero nadando con sus cortas patitas de cocodrilo. Killian abrió los ojos sorprendida cuando la gran roca comenzó a hacerse visible.
—No es cierto...
—Recuerdo nuestra primera clase de Historia de Reinos Mágicos. Y recuerdo lo emocionada que hablabas de la Roca Calavera.
—¿Lo recuerdas?
—Por supuesto —Indicó —. Entonces creí que un recorrido por esta roca sería lindo.
Una vez llegaron hasta la orilla de la roca, Peter ancló el bote para que no se fuera. Luego le indicó el camino a la pirata donde podrían adentrarse más y explorar. O hacer lo que hicieran los piratas en la Roca Calavera.
—Según tú, aquí había un tesoro, ¿No? —Peter preguntó recordando aquella clase.
—Ah, sí —Aclaró observando su alrededor —. Unos piratas lo dejaron en lo más profundo de la roca.
—Bueno, no quiero desilucionarte, pero aquí no hay nada... —Lia lo miró —Papá limpio esta roca de todo tesoro oculto cuando se fusionó con Auradon. Para evitar eso, que otros quisieran venir a buscar el gran secreto oculto. Y él jamás encontró nada.
—Porque tu padre lo buscó con ojos de Peter Pan —Lo señaló. Peter la miró indignado. —Yo, amigo mío, soy una pirata. Sé cómo piensan.
—De acuerdo, cuando lo encuentres, entonces esta roca será tuya. ¿Qué dices?
—¿Me estás retando, Pan? —Enarcó una ceja, divertida.
—Tómalo como quieras, Hook, pero sí. Te estoy retando.
Killian cambió su seriedad a una gran sonrisa que contagió de inmediato a Peter. Luego de un par de segundos, Lia se alejó del lugar para subir una escalera de roca que la llevó hasta la parte de arriba de la Calavera. Donde, por una de las cuencas del ojo, podía verse la Isla a la lejanía.
La nube gris adornó como cada noche el cielo de la Isla y las tenues luces iluminaron apenas los caminos. Killian se abrazó a sí misma tras el recuerdo de porqué estaban en Auradon.
Desde un principio jamás se imaginó alejarse de esa Isla, y ahora que la veía tan lejana... Su pensamiento era que talvez ya no quería volver.
—¿Todo en orden? —Peter preguntó a su espalda. —¿O es uno de esos momentos que suelen pasarte seguido?
—De hecho, sí... Pero olvídalo —Agitó su mano para que olvidara el tema —. ¿Con qué otra cosa planeas sorprenderme ahora, niño perdido?
—De hecho, se me acabaron las ideas, pero podemos-
—Oye, Peter —Lia lo detuvo cuando comenzó a dar vueltas —. Estaba bromeando. Esto es mucho más que suficiente. Gracias.
—No hay de qué. Solo quería que tu estadía en Auradon fuera menos... Desagradable. Y que pudieras vivir las mismas aventuras que tu padre.
Lia frunció el ceño —¿Acaso leíste mi cuaderno?
—Ah... Fue una breve observación el día de las gradas.
Lia soltó una risa que resonó por todo el interior de la roca. Y en aquel momento, donde Killian se desvió un corto segundo al ver la Isla, y la luz de luna chocó con su rostro, Peter se dio cuenta de lo perdido que estaba por la pirata.
━𝗪𝗔𝗥𝗜𝗜'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🧚🏻♀️
AAAAAAAHHHHHH ¡AL FIN SE DIO CUENTA! ¡Se festeja en el obelisco! Ahre.
Este es mi segundo capítulo favorito, pero tranquilamente puede quitarle el podio al capítulo anterior.
Bueno, quería incluir If Only en este cap porque en simultáneo se realiza la cita de Ben y Mal, pero no le vi necesario escribirla, porque sino sería repetir mucho ya la película y no es como si Lia estuviera en ese momento, de todos modos. Aún así, está incluida en el soundtrack del principio porque amo mucho ese tema jahajah.
Otra noticia; ¡Hoy es el aniversario de Villains Among Royalty! Hoy hace un año decidí volver a publicar esta historia y fue una perfecta decisión a mi parecer. ¿Ustedes qué piensan?
Jamás creí que esta historia tendría otra vez el reconocimiento que alguna vez tuvo, y me encanta porque esta versión es mi favorita de tantas veces que la modifiqué.
Aún quedan muchas cosas pensadas para Lia y Peter, como también para mis otros oc's y sus futuras parejas. Y espero que sigan acompañandome en esta travesía.
¡Por muchos aniversarios más! 🥂
Ahora sí, nos leemos en otro capítulo. ¡Adiós, sucios bacalaos!
palabras; 6926
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