𝟬𝟭𝟬 ✧┆ i know who you are
٭ chapter ten ٭
✩*⢄⢁ ❝Sé quién eres❞ ⡈⡠*✩
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Al doblar por un pasillo, las puertas de las cocinas se hicieron visibles frente a la pirata. El partido de Tourney ya había finalizado sus festejos, así que luego de explicar muy brevemente a sus amigas lo que haría, salió del campo y volvió a adentrarse a la preparatoria.
Soltó un largo suspiro cuando colocó su mano sobre una de las puertas, y una extraña sensación de escalofríos recorrió su espalda baja. Miles de pensamientos pasaron fugaces dentro de su mente y no entendió el por qué.
Lo único que reconoció y lo que provocó que el corazón de Killian comenzara a latir con rapidez fue la sonrisa de un conocido chico de cabello rubio oscuro. Ella tensó la mandíbula y agitó su cabeza varías veces para deshacerse de esa imagen.
Acomodó uno de sus rojos cabellos detrás de su oreja y forzó una sonrisa, para luego abrir las puertas y adentrarse por completo en la cocina. El moreno observó a Killian acercarse y replicó su sonrisa, nada más que la de él pareció ser un poco más genuina que la de ella.
-—¡Hey, hola! —Tiago dio media vuelta a una de las mesas y se cruzó de brazos, apoyando su espalda baja sobre la mesada —¿Cómo estuvo el juego?
—Ahm, ¿Por dónde empiezo? —Colocó una mano sobre su mentón —¡Oh, claro! Por el principio. —Tiago rio —El juego comenzó, le grité al entrenador por no incluir a Jay y Carlos en el juego, insulté a Chad, insulté al equipo contrario, volví a gritarle al entrenador, festejamos las anotaciones, el entrenador incluyó a Jay y Carlos, ellos jugaron sensacional, volví a insultar a los Halcones, Ben con ayuda de Finn, Carlos y Jay anotó el punto ganador. —Se tomó un segundo para respirar y continuó —Grité como nunca, Ben le declaró su amor a Mal con una pegajosa canción, Audrey se expuso como la nueva novia de Chad, ambos se besaron, Evie entristeció, Finn se enojó por eso y le dio a Chad un tremendo golpe en su principesca nariz. Fin. ¿Me olvidé de algo?
—Vaya... El día que decido no ir, pasan estas cosas. ¿Quién lo diría?
—Nah —Hizo un ademán con su mano —. No te perdiste de casi nada. Y bueno, ¿Qué tienes planeado para hoy?
—Bien, mi querida Lia —Tiago rodeó nuevamente la mesa y de abajo de la misma, sacó una canasta repleta de delicias —. ¿Alguna vez fuiste a un picnic?
—Interesante. Cuentame más —Apoyó su codo sobre la mesa y su mentón sobre su palma y miró al chico —. ¿Qué has preparado?
—Ah... —Comenzó a rebuscar entre la canasta —Preparé un par de galletitas de vainilla, un pastel de frutos rojos, y si prefieres algo salado, también hice sándwiches de jamón y queso. Oh, claro... Y un enorme termo de café.
—Genial.
Tiago cubrió otra vez la canasta y la cruzó sobre su brazo. Rodeó la mesa y caminó hasta llegar a un lado de Killian. Este le ofreció su brazo libre, la pirata lo miró dubitativa y luego solo enganchó su brazo con el de él y abandonaron las cocinas, saliendo al exterior.
El sol de media tarde los recibió muy a gusto, mientras Killian se dejó guiar por el cocinero. Al cabo de un par de minutos, Tiago depositó la canasta en un perfecto claro iluminado por tenues rayos solares, y donde nadie podría molestarlos.
—Creí que un lugar al aire libre sería más de tu agrado que unas grises cocinas. —Comentó mientras sacó las preparaciones de la canasta.
—Pasé toda mi vida rodeada de colores grisáceos y opacos. Me hubiera sentido como en casa —Sonrió. Apoyó sus rodillas en la manta a cuadros sobre el césped y agarró una galletita del tazón —¿Tu madre te enseñó todo lo que sabes de cocina?
—Mhm —Asintió, cruzándose de piernas también sobre la manta —. Solía cocinar con ella casi todos los días cuando era niño. Así aprendí todas sus recetas y por supuesto, el famoso gumbo del abuelo. Hasta que vine a la preparatoria y me tocó cocinar solo por mi cuenta.
—Imagino que eso te dio un poco de libertad para crear tus propias recetas. Y por lo visto, la gente ya tiene toda tu confianza. —Alzó los hombros —Es decir, sino no te hubieran elegido para preparar el banquete real de la coronación.
—Es todo un lío, pero todo se vuelve fácil y entretenido cuando haces lo que amas.
Tiago destapó el termo con café y vertió un poco en dos pequeñas tazas, para después entregarle una a Lia. Ella la aceptó con una sonrisa y le dio una probada, saboreando el delicioso sabor de los granos de café triturados.
—¿Cómo van tus entrenamientos en la Bahía Tritón? —Preguntó él, también tomando un poco de café.
—¡De maravilla! —Exclamó y una sonrisa genuina adornó todo su rostro —Esta mañana fue mi primera clase, de hecho. El Capitán quería ver cómo era mi desarrollo antes de zarpar mar adentro para hacer sus entregas mensuales.
—¿Te dio el sí?
—¿Acaso lo dudas? —Enarcó una ceja divertida —¡Por supuesto que sí! Incluso ya armamos todo el cronograma para los días que él no esté. Así que esos marineros tendrán que respetarme a mí y solo a mí.
—Salud por eso, entonces —Tiago alzó su taza de café y la chocó con la de Lia.
—¡Salud! —Sonrió. Dejó la taza sobre el plato, y miró nuevamente a Tiago —Muy bien, ahora... ¿Por qué?
—¿Disculpa? —Dejó el avance del sándwich a medio camino de su boca.
—¿Por qué invitarme a esta clase de picnic?
Tiago miró a su alrededor y balbuceó. Killian lo observó con una sonrisa discreta, hasta que sintió como el moreno largó el aire contenido y la miró otra vez.
—Quería saber un poco más de ti. Y porque... —Tomó la mano de Lia entre las suyas. El corazón de la pirata latió con fuerza dentro de su caja torácica. —Me siento diferente cuando estoy contigo, Lia. Sé que nos hemos visto relativamente pocas veces, pero esta sensación que siento dentro mío es diferente a cualquier lazo de amistad.
—No... No comprendo.
—Me gustas, Lia —Confesó —. Y no lo sé, pero contigo me siento bien y creativo. Me gustaría que me dieras una oportunidad.
—Ahm... —Sintió la garganta seca —¿Te refieres a salir contigo? ¿Como... pareja?
Tiago asintió. Killian se tomó un largo rato para pensar en la respuesta que le daría al príncipe cocinero. ¿Estaba dispuesta a abrir su corazón aquí en Auradon? Porque de verdad esa idea le estaba aterrando y sintió una extraña sensación recorrer su pecho.
Cruzó miradas con él y pensó en la posibilidad de que talvez no le haría ningún daño disfrutar un poco de los pequeños placeres que Auradon ofrecía. Talvez podría abrirse a la oportunidad de querer a alguien más y apaciguar sentimientos extraños que estaba sintiendo horas atrás.
Impaciente, Tiago esperó la respuesta de Killian. Todo había sido muy apresurado, pero esa idea había dado vueltas en su cabeza desde esa mañana, y el silencio de la pirata lo hacía cada vez más difícil.
Sus miradas volvieron a cruzarse y un poco nerviosa, Lia asintió.
La sonrisa de Tiago se agrandó a más no poder y se abalanzó contra ella, para envolverla en un cálido abrazo. Killian soltó una risa, y aceptó gustosa el contacto con el chico.
Una vez el apego se deshizo, el moreno volvió a enfocar sus oscuros ojos en los grisáceos de ella. Tiago acercó su rostro al de Lia, pero unos dedos sobre sus labios detuvieron el avance.
—Tranquilo, cocinerito... —Sonrió —Dije que sí, pero te pido tiempo para... las demostraciones.
—Sí, claro, yo... Lo siento. Me emocioné. —Rascó la parte trasera de su cabeza, nervioso.
—Descuida, y gracias por... Comprender.
Tiago entrelazó su mano con la de ella, y depositó un beso en el dorso de la misma. Killian elevó la comisura de sus labios, enternecida.
El ruido de hojas y el crujir de ramitas secas se escuchó cerca, lo que obligó a ambos a buscar el origen de dicho sonido.
Luego de un par de segundos, una presencia más apareció en el claro donde estaba la pareja. Killian quitó su mano de la de Tiago con rapidez y observó confundida a Peter. El moreno, por su lado, tensó la mandíbula por el momento interrumpido.
—¿Qué haces aquí, Pan? —Preguntó él, cambiando por completo su tono de voz.
—No vengo por ti, cocinerito —Aclaró y Lia escondió una sonrisa tras el apodo —. Vengo por ella.
—¿Por mí? —Killian se autoseñaló —¿Por qué por mí?
—¿Vienes un minuto? —Preguntó mirándola.
—Ella está conmigo ahora, Peter. Lárgate.
—Tiago, no... —Lia detuvo al chico —Será solo un minuto, ¿Sí? Ya regreso.
—Bien.
Killian se levantó de aquella manta donde se encontraba sentada, y limpió sus manos en la parte delantera de su pantalón negro. Soltó un largo suspiro y caminó un par de pasos hasta llegar donde Peter.
Él la observó de arriba a abajo, buscando algún detalle extra en su comportamiento. O más bien buscó alguna excusa para acusar a Tiago y alejarlo de ella de una buena vez.
—¿Qué quieres? —Se cruzó de brazos, esperando una respuesta.
—Sí, ah... Ten. —Le entregó un pequeño frasco con alguna crema en su interior —Quise dartela después del juego, pero... Pasó lo de Finn y Chad, y luego ya no te encontré.
—¿Qué es? —Examinó el contenido con un ceño fruncido.
—Es un ungüento para tu quemadura —Aclaró —. ¿Recuerdas qué te dije que mamá se quemó una vez? —Ella asintió —Bueno, papá le fabricó esa crema con algunas hierbas medicinales de Nunca Jamás para curarse. Creí que talvez te serviría.
—Gracias... —Formó una línea con sus labios —No tenías que hacerlo.
—Nah —Chasqueó la lengua —, no es como si me hubiera perdido los primeros diez minutos del partido...
—¿Eh?
Miró a su alrededor, evitando contestar, pero la mirada penetrante de Killian lo intimidó un poco.
—Luego de nuestra clase compartida, fui a casa para buscar la crema. Y no es un camino corto, para variar... Así que entre una cosa y otra, llegué tarde al juego.
—¿Y todo porque querías darme esto? —Alzó el frasco.
Peter asintió. —No es lindo tener una mano quemada... Bien, no te quitaré más tiempo. Vuelve con... Él. —Lo señaló con el mentón. —Ah, sí... Ponte un poco durante la noche, que es donde mayormente la mano descansa. O sino, cuando sientas malestar, pero yo recomiendo lo de la noche.
—Así será —Sonrió —. Adiós, Peter.
—Sí, nos vemos luego, Killian.
La pirata se quedó un minuto casi entero observando el camino por donde el rubio se fue. Miró el frasco en una de sus manos y luego la pasó a su vendaje en la otra. Había comenzado a picarle un poco la palma, seguro por la curación interna de las células muertas a causa de la quemadura.
Dio media vuelta sobre su propio eje y volvió a la manta donde Tiago la esperaba. El moreno la observó con una expresión neutral, aunque Lia sintió raro el ambiente una vez Peter se fue.
Restándole importancia a la situación, abrió el frasco y quitó el vendaje de su mano. Luego solo desparramó un poco del ungüento sobre la quemadura, lo que provocó que hiciera una muequita por el dolor y la cubrió nuevamente con la venda para evitar suciedades y futuras infecciones.
—¿Desde cuándo tienes esa venda en tu mano? —Preguntó el chico, frunciendo el ceño.
—Ahm, desde ayer. —Aclaró. Tapó el frasco y guardó el resto del ungüento en un bolsillo interno de su chaqueta. —Jay me dio una bandeja caliente y mi mano quedó achicharrada.
—¿Por qué no lo noté esta mañana?
—Descuida, no es algo que se ve a simple vista.
—Sí, pero parece que Pan sí la notó —Tiago evitó su mirada—. ¿O sino por qué te dio esa crema?
Killian frunció el ceño confundida, ignorando el corto arrebato de celos que eran notorios en el moreno.
—Solo fue amable, creo... Como todos en Auradon. —Soltó una risa nerviosa. —Olvidemos el tema de Peter, ¿Sí? Mejor sigue contandome sobre tu niñez y las recetas que hacías con tu mamá.
Killian decidió cambiar el rumbo de la conversación. Agarró un sándwich de jamón y queso, para luego darle otro sorbo a su taza de café.
—Sí, claro... Este momento es de nosotros ahora.
Tiago volvió a enfocar la mirada en Killian. Una sonrisa de suficiencia adornó su rostro y anotó otro punto en su lista mental. Él sería el primero en ganar la batalla, de eso estaba más que seguro.
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—Necesito tu ayuda. No importa si dices que no, lo harás igual.
Peter entró sin pedir permiso a la habitación de Finn en la preparatoria Auradon. El príncipe estaba sentado en el escritorio cerca de la ventana, con el teléfono en uno de sus oídos. Alzó un dedo en dirección a Peter, pidiéndole que espere un minuto en tanto terminara la llamada.
—Sí, mamá... Lo sé, ya dije que lo siento... —El castaño rodó los ojos ante el sermón que su madre le dijo del otro lado del aparato —¡Pero él se lo buscó! Ha estado jugando con ella desde que llegó. Alguien tenía que darle un alto.
—Y ese fuiste tú, mi amigo —Murmuró Peter, jugando con el palo de Tourney que encontró cerca de la entrada.
—Shh —Lo calló él —. No, mamá, no iba para ti. Agh...
Finn estuvo los próximos diez minutos seguidos peleando con su madre y recibiendo sermón tras sermón por el incidente que había tenido con Chad en pleno partido de Tourney. Soltó un largo suspiro y se reclinó en el asiento cuando la llamada finalizó.
—¿Cuál fue tu castigo? —Preguntó Peter acercándose a él.
—No podré jugar los dos próximos partidos de Tourney. Eso por encargo del entrenador. Y el castigo de mamá me será dado cuando venga para el día de la familia.
—Uy...
—Sí, uy... —Pasó ambas manos por su rostro, frustrado—. En fin, ¿En qué quieres que te ayude?
—Ah, sí eso. —Agarró la otra silla del escritorio y se sentó a su lado —Quiero que me ayudes a entrar en la sección de los archivos de Auradon.
—¿Disculpa? —Frunció el ceño —. ¿Entrar a los archivos de Auradon? ¿Por qué quieres hacer eso?
—Killian tiene dudas sobre el Capitán Liam. Y ya que casi nadie en Auradon sabe de su vida personal, pensé que talvez estaría toda su historia en esos archivos. ¿No es para lo que sirven?
—Si sabes que esos archivos solo pueden verlos el rey y la reina, ¿Verdad?
—Ahí es donde entras tú, amigo —Lo señaló —. Raizel puede pedirle permiso a Ben, con alguna excusa de que necesita saber algo para su clase de modales o lo que sea que estudie para ser reina.
—¿Por qué haces todo esto, Peter, si según tú, no te interesa para nada Lia?
Peter evitó la mirada de Finn un largo tiempo. Miró un punto fijo en la pared y se perdió dentro de su cabeza. ¿Por qué hacía todo esto? Talvez porque por fin algo dentro de él estaba tomando conciencia de lo que en verdad le sucedía con Killian. Y dichas acciones, lo harían salir de la negación de una buena vez.
—¿Vas a ayudarme o no? —Preguntó un poco más serio que antes.
—Lo haré.
Finn llamó a Raizel quien se presentó en su habitación casi media hora después, pues la intensidad de sus clases le demandaba mucho tiempo.
Tocó la puerta de madera con sus delicados nudillos y tras escuchar un «pase», la rubia se adentró al cuarto de su hermano.
—Bien, tengo solo diez minutos libres antes de salir corriendo a mi clase de "cuarenta y cinco reglas que debes saber antes de reinar"
—¿Eso es una clase? —Peter frunció el ceño —Menos mal que nunca seré rey.
—De hecho... —Raizel lo miró —Si algo aprendí en mis clases, es que todo reino o isla tiene un heredero. Y ese heredero por consecuencia se vuelve rey tarde o temprano.
—Vaya, mi amigo... —Finn palmeó su espalda —¿Así que ahora puedo llamarte príncipe también?
—¿Podemos enfocarnos en lo importante?
—Claro sí. Pero antes, ¿Por qué quieres entrar a los archivos? —Raizel se cruzó de brazos, mirándolo.
—¿Le dijiste? —Miró a Finn y este alzó los hombros. —Killian cree conocer al Capitán Liam de algún otro lado y no de sus entrenamientos. Y por eso creí que su historia estaría en los archivos.
—Y tienes razón —La rubia tomó asiento en la cama de su hermano —. Cuando el rey Bestia creó Auradon, pensó que guardar el historial de cada ciudadano sería efectivo para saber sus necesidades e historias. Incluso la persona más reservada de Auradon tiene su propio expediente, eso incluye toda su historia de vida.
—Ese debe ser un archivero muy grande... —Peter miró a la rubia una vez más —¿Puedes hacernos llegar hasta ellos? Talvez puedes decirle a Ben que necesitas un archivo para una clase o...
—Peter, tengo la llave —Alzó una pequeña llave metálica —. Finn me explicó todo cuando me llamó.
—¿Y como la obtuviste?
—Tengo mis secretos —Sonrió —. Mentira, se la pedí a Ben. Tranquilo, él no sospecha nada.
—Gracias, sol, eres la mejor.
Peter se acercó a ella y la abrazó. Raizel sonrió y correspondió el abrazo del chico.
—Lo sé, lo sé... —Aceptó el halago —. Lo que sea para ayudar a un corazón enamorado.
Finn soltó una risa que opacó con una tos, mientras que Peter miró a la chica entrecerrando un poco los ojos. Raizel se hizo la inocente, mirando a otro lado.
—Ahora, si quieren estar tranquilos buscando lo que sea que busquen, pueden ir cuando la biblioteca cierre. —Se acercó a la puerta. —El Hada Madrina puede ser muy exigente con el horario, pero no se da cuenta si alguien husmea por ahí pasado el horario de cierre. Lo siento, pero tengo que irme. Suerte.
—Sí, adiós gracias otra vez, Rai.
Asintió en respuesta, para después solo salir de la habitación y dejar a los dos adolescentes solos otra vez.
—Bien, ¿Qué hora es? —Preguntó Peter, mirando a su amigo.
—Ah... —El castaño se fijó la hora en el reloj de pared ubicado cerca de la puerta —Como las ocho. ¿A qué hora cierra la biblioteca?
El rubio soltó un bufido y se tiró sobre la cama del príncipe —Cierra a las once. Por ende, nos quedan como tres horas todavía. —Miró el techo, pensativo —¿Raizel tiene clases hasta tan tarde?
—Es lo que pasa cuando eres la futura reina de Corona. Tienes que aprender hasta los mínimos detalles. Además, ya falta menos de dos semanas para la coronación. Las clases se vuelven mucho más exigentes que antes.
—¿Crees que sea cierto? —Cuestionó el chico —Hablo de lo que dijo Rai, de que posiblemente sea un príncipe.
—No lo sé, amigo. Todo es posible. —Finn se reclinó un poco más en la silla —A ver, Nunca Jamás tiene habitantes, y tu padre formó un consejo para reunirse cada semana y pactar acuerdos y ver por el bienestar de sus... ¿Niños perdidos? —Enarcó una ceja —¿Cómo se les dice a los habitantes de Nunca Jamás?
—No solo hay niños perdidos —Inquirió —. También hay sirenas, indios, cocodrilos, hadas...
—Que fantasioso que suena todo. —Un cojín terminó estrellándose en el rostro del castaño —¡Oye! ¿Por qué?
—No te rías de mi hogar.
—Sí, de acuerdo. Lo lamento —Alzó las manos en paz —. Igual digo que podrías ser un príncipe. Aunque hasta que te adaptes a la idea, te diré... —Pensó en un apodo adecuado —Ay, no tengo la habilidad de Lia.
Peter soltó una risa nasal y negó con la cabeza. Volvió a tirarse de espaldas sobre la cama de Finn y colocó su brazo sobre sus ojos, dispuesto a dormir un poco.
—¿Sabes que significa que seas un futuro rey de Nunca Jamás? —Peter solo se limitó a escuchar —Que cuando tú aceptes lo que te pasa con Killian, ella se volverá reina consorte.
El rubio se reincorporó para mirarlo, mientras que Finn solo sonrió.
—Fue Chad el que recibió el golpe, no tú. Deja de hablar tonterías.
—No son tonterías, Peter, son verdades. —Lo señaló.
—¿Sabes qué? Mejor llamaré a mamá para decirle que hoy me quedaré aquí. Así no tengo que escuchar tus malos chistes.
Finn alzó ambos hombros y Peter salió al pasillo para conversar con su madre tranquilo y sin ningún príncipe sacando falsas teorías detrás de él.
Cuando la noche cayó en su totalidad, las estrellas brillaron en el cielo y los faroles iluminaron los senderos de Auradon, ambos amigos salieron de la preparatoria para ir en dirección a la biblioteca, que no quedaba muy lejos de ahí. Lo cual era un punto a favor cuando tuvieran que correr de regreso.
Al llegar a la puerta del edificio, Finn intentó abrirla, pero esta no cedió. Miró al rubio un corto segundo, y él se adelantó para sacar algo de su bolsillo trasero.
—¿Qué haces? —Preguntó, cuando se colocó de cuclillas y maniobró algo de la cerradura.
—¿No es obvio? Estoy cocinando.
—Tu sarcasmo duele, Peter. Me refiero a cómo lo haces. ¿Cómo abres la cerradura?
—Tenemos frontera con el bosque de Sherwood. Se aprenden algunas cosas de la pandilla de Robin Hood. —Siguió moviendo la horquilla de un lado a otro, buscando el seguro. —Todo el truco está en el... Pestillo. —Aclaró cuando escuchó el «clic» del seguro.
—Vaya, interesante.
—Los príncipes primero.
Peter dejó la puerta abierta para que el castaño pudiera pasar. Luego de una pequeña reverencia, que contagió con una sonrisa al rubio, ambos entraron a la biblioteca.
Para suerte de ambos, el guardia de seguridad no estaba por ningún lado cercano, lo que les permitió caminar libremente entre los miles estantes ordenados paralelamente.
—Mira, ahí debe ser.
Finn señaló una puerta de madera oscura con un cartel que decía; "Archivos, solo personal autorizado".
Tras un asentimiento por parte del rubio, se acercaron a la puerta. Peter buscó la llave metálica que Raizel le entregó horas antes, y la introdujo en la cerradura. Tomó una larga inhalación y volvió a respirar cuando la llave giró, abriendola.
—¿Qué? ¿Creíste que mi hermana te daría una llave falsa? —Inquirió el castaño —Raizel no es de hacer esa clase de bromas, yo probablemente sí. Pero no en una situación importante como esta.
Peter decidió ignorar a su mejor amigo y continuó con su trabajo de infiltración. Abrió la puerta con mucho cuidado, siendo recibido por una gruesa capa de oscuridad. Entró con cuidado y tanteó la pared de al lado, hasta que dio con el interruptor de luz.
Una vez la habitación se encontró medianamente iluminada por el candelabro del techo, cerró la puerta cuando Finn cruzó, para evitar que alguien más se uniera a su misión.
—Bien, ¿Por dónde empezamos? —Miró alrededor, notando miles y miles de archiveros —Esto nos llevará casi toda la noche.
—Imagino que todo debe estar ordenado alfabéticamente. —Peter se acercó a un archivero y abrió el de arriba de todo —. Aquí está la letra S, por ejemplo.
—Reafirmo. Esto nos llevará toda la noche.
—Deja de quejarte y comienza a buscar. —Pidió, revisando otro archivero.
—¿Y qué se supone que debo buscar? —Preguntó el castaño, alejándose un poco para revisar los archiveros más lejanos.
—Ah. Eso no lo pensé... —Se mantuvo quieto y pensando un par de segundos —Eh, busca algo que sea del Capitán Liam. Algunos expedientes, ofertas de trabajo, historial clínico. No sé, lo que sea.
—¿En verdad de llama así? ¿Capitán Liam?
—El título de Capitán se le fue dado cuando subió de rango. Liam sí es su nombre, pero no sé su apellido. —Abrió un expediente, leyendo el nombre. Pero no era el que buscaba. —De todos modos, no creo que hayan muchos Liam's en Auradon, ¿Verdad?
Y así, se les consumió la mayoría de la noche. Buscando entre papeles, archivos, estantes, y más papeles algo que les sirviera para identificar al Capitán.
Cuando el sol comenzó a verse por una de las pequeñas ventanas de la Oficina de Archivos, Peter soltó un grito que despertó a Finn que se había quedado dormido sobre el expediente del Capitán Nemo. No el pez, sino otro Capitán de una bahía vecina.
—¡Acá está! ¡Por fin la encontré! —Exclamó. Dejó el archivo sobre la mesa. Finn lo observó con un ojo abierto y otro cerrado.—"Capitán Liam Jones". Tiene que ser él, ¿Verdad?
Finn alzó los hombros. Apoyó una mejilla en la palma de su mano, y descansó el codo sobre la mesa. Aunque sus ojos se fueron cerrando otra vez poco a poco.
—¡No te duermas! —Peter aplaudió frente a él, despertandolo —Esto es importante, Finn.
—Mis ocho horas de sueño también son importantes, Peter —Bostezó —. Da igual, ¿Qué dice?
—Ah, "Liam Jones, joven marinero de unos treinta y cinco años que subió de rango a Capitán por su buen desempeño y respeto por el reino. Dueño de «La Joya del Reino» y distribuidor oficial de mercancías mensuales a los reinos vecinos." —Peter leyó, saltándose algunos puntos que no le resultaron importantes —También dice que tiene a cargo a un grupo de jóvenes marineros, lo cual tiene sentido porque ahí es donde entrena Killian. Y datos menores, como fechas importantes, cumpleaños...
—A ver, pasame —Pidió. Peter le cedió el archivo. Revisó algunas páginas, hasta que se detuvo en una en específico. —"Liam también es el hermano mayor de dos. Datos del hermano menor archivados en IDLP".
—¿Qué es IDLP? —Preguntó curioso.
—Significa Isla de los Perdidos —Aclaró —. Peter, el Capitán tiene un hermano en la Isla.
—¿Y por qué uno terminó allá y el otro acá? —El castaño alzó los hombros —¿No dice el nombre ahí?
Finn negó y cerró el archivo del Capitán. Solo que su mirada se mantuvo un largo rato en el nombre. Inclinó un poco la cabeza y entrecerró los ojos tras recordar algo.
—Algo piensas... ¿Qué piensas?
—Jones... —Repitió. Miró al rubio —. Creo que puede ser por el sueño, pero... El Capitán Garfio no siempre se llamó así.
—No. Se llamó Killian —Agregó —. Por eso Killian se llama así, en honor a su padre.
—Sí, eso lo sé. Pero no siempre se llamó Killian Hook. Ese es solo el apodo que le pusieron cuando... Bueno, ya sabes.
—Cuando mi padre le cortó la mano y se la dio al cocodrilo.
—Si Lia cree conocer al Capitán de algún lado, posiblemente sea porque... Ya lo había visto. No presencial, pero talvez por alguna fotografía o historia contada.
—¿Insinuas que el Capitán Liam es el... tío de Killian?
—No lo insinuo, estoy seguro —Dijo con seguridad —. Por eso tiene todas esas reacciones con ella. Y talvez esa fue la razón número uno de por qué ya no quiso llevar las sobras de aquí a la Isla. Porque era basura que su sobrina consumía.
—Buscaré el archivo del padre de Killian. Es lo único que nos confirmará la teoría.
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Killian se despertó temprano esa mañana para alistarse, ya que los entrenamientos eran durante la mañana hasta que las clases comenzaran. Y tenía que ser responsable, pues sería su primera clase a cargo sin el Capitán supervisandola. Ya que él tenía que ultimar detalles para salir mar a dentro esa misma tarde.
Evie y Mal habían abandonado la habitación hace cinco minutos, dejándola sola. Aún no les había dicho a sus amigas sobre el intento de relación que estaba manteniendo con Tiago. Pues creyó que si Mal se enteraba, le diría todo un sermón ya que estaban ahí por una misión y no para entablar relaciones.
Aunque los pensamientos de la pelimorada parecían estar contradictorios este último tiempo. De hecho, el de todos. Pero era algo que por ahora no admitirían en voz alta.
La pelinegra se acercó a la casa de cristal que había creado para su pequeño amigo y se aseguró de que todo estuviera impecable. La luz le dio en el punto justo y el nido hecho de ramitas y hojas estaba bien mullido para que el huevo no se quebrara. Inclinó un poco la cabeza y lo miró. La espera comenzaba a hacerse infinita. Ya quería ver a su emplumado amigo fuera del cascarón.
Unos golpes en la puerta la obligaron a quitar la mirada del huevo y frunció el ceño, confundida. No esperaba visitas, mucho menos tan temprano. Se acercó a la puerta y tras abrirla, una cabellera rubia apareció.
Abrió los ojos sorprendida cuando se encontró al hijo de Peter Pan frente a ella. Solo que su rostro pareció algo cansado. Tenía unas marcadas ojeras debajo de los ojos y un poco de tierra adornó una de sus mejillas, como si hubiera estado metido en el polvo.
—Oye, ¿Estás bien? —Preguntó ella, escuchandose de verdad preocupada.
—Sí, descuida. Tuve una larga noche, es todo. —Señaló el interior de la habitación —¿Puedo pasar? Tengo que hablar contigo, es importante.
—Eh, sí... Pasa —Killian se hizo a un lado, dejando la entrada libre para el rubio.
—Gracias. No te quitaré mucho tiempo de todas formas. —Observó la habitación con detenimiento. Su mirada se detuvo en el amigo no nacido de Lia. —Oye, que lindo. ¿Quién te lo dio?
—Me lo encontré cuando iba caminando por el bosque. Imagino que se habrá caído de algún nido o algo. Así que lo cuido hasta que nazca y después pueda ser libre en la naturaleza. —Miró la casa de cristal —Será una linda ave. Aunque no sé de qué especie será.
—¿Ave? Ese huevo no es de un a- ¿Sabes qué? Da igual, no vine para hablar de aves. —Buscó algo dentro de su mochila.
Killian lo observó sacar dos carpetas repletas de papeles y pensó que serían algunos ejercicios de Química, pues él se había ofrecido para enseñarle antes del examen del señor Deley. Aunque ella todavía no había cumplido su parte del trato, que era hablar con Finn y sus celos sobre Chad. Pero pensandolo mejor, ya no venía al caso. Pues ahora andaba con Audrey, dejandole la vía libre a Finn para estar con Evie.
—Ten esto —Le entregó las carpetas —. Quiero que las leas sola y en calma. Es mucha información que procesar.
—Peter, esto ya no es divertido. ¿Qué es todo esto? —Miró las carpetas —Un segundo, ¿Capitán Liam Jones? ¿Capitán Hook? —Cambió la mirada al rubio —Esto es...
—Ahí está la historia de tu padre y de Liam. ¿Recuerdas que me dijiste que sentías algo familiar o extraño en él? Bueno, ahí está tu respuesta.
—No entiendo.
—Leelos, Killian. Y todo se hará más claro —Peter caminó otra vez a la puerta de entrada —. Cuando termines de leerlos, por favor necesito que me los devuelvas. Puede ser que haya sido un tanto... Ilegal conseguirlos.
—¿Acaso los robaste? —Enarcó una ceja, divertida —Vaya, niño perdido, eso no se ve todos los días. Tranquilo, te los devolveré.
—Gracias. Ahora me iré. Ha sido una noche agotadora. Incluso creo que Finn se durmió en medio del pasillo porque no contesta mis mensajes.
—Ah, Peter... —Lo llamó antes de que se fuera —No sé por qué haces todo esto, pero gracias. De verdad.
—Así somos por aquí. Muy amables. ¿No es lo que sueles decir? —Guardó sus manos dentro de los bolsillos delanteros de sus jeans.
—Algo así —Sonrió —. Y por cierto, tu crema funcionó también. La picazón ya no es tan irritable y parece sanar poco a poco.
Le mostró la palma de la mano que ahora solo tenía una zona semi colorada alrededor y la piel había comenzado a cicatrizar.
—Genial. Sabía que funcionaría. Es de acción rápida.
Peter dio media vuelta y retomó el camino hasta el cuarto de Finn. Killian por su lado volvió a adentrarse al cuarto, cerró la puerta con seguro para no ser molestada y tomó asiento en el escritorio nuevo. Pues tuvieron que pedir otro, ya que Evie les usó el que ya tenían como mesa de costura. Estaba repleto de telas, hilos, adornos, diseños y más telas.
Leyó una última vez los nombres en los expedientes y abrió el primero. El del Capitán Liam. Sus ojos se movían de un lado a otro con rapidez, leyendo cada párrafo sin saltarse ni perderse ningún detalle. Pasó las páginas una detrás de la otra, y su corazón comenzó a latir con fuerza dentro de su pecho cuando relacionó algunos datos con otros.
Al cerrar el expediente de Liam, miró su reflejo a través del espejo del tocador no muy lejos del escritorio. Sus ojos ahora tenían algunas acumulaciones de agua, debido a las lágrimas que amenazaban con salir.
Pasó la mirada al expediente de su padre y se tomó un segundo para respirar y después continuar con la lectura. Un nudo se formó en su garganta, lo que le impidió tragar la saliva acumulada. Soltó un largo suspiro y abrió la carpeta.
Los hilos sueltos dentro de la cabeza de Killian comenzaron a atarse con otros, dándole un cierre a ese ciclo consecutivo de preguntas y sospechas hacia el Capitán Liam. Ahora por fin ya tenían respuesta y sintió un peso menos sobre su espalda.
Limpió con el dorso de su mano una lágrima que bajó por su mejilla derecha. Agarró su mochila y guardó los expedientes en la misma. Miró el reloj sobre la pared y llegaría con el tiempo justo a la Bahía Tritón para el entrenamiento.
Caminó hasta su cama y descolgó el cinturón con la espada, ajustandolo bien alrededor de su cintura. Luego colgó una de las correas de la mochila en uno de sus hombros, para salir de una buena vez de esa habitación.
Con pasos decididos y sin distracciones, cruzó el patio delantero de la preparatoria, las mesas de la cafetería y el bosque. Juró sentir que sus pies se movieron mucho más rápido que cualquier otro día.
El aroma a sales marinas, el graznar de las gaviotas y el tintineo repetitivo de las cadenas chocando contra el muelle, le dio un aviso de que ya había llegado a la Bahía Tritón.
La Joya del Reino se elevó entre la flota de barcos, con sus característicos banderines azules y amarillos. La tripulación del Capitán se encontraba de un lado a otro, subiendo las últimas cajas y barriles al barco para zarpar en pocas horas.
—Oigan, ¿Alguno vio al Capitán? —Preguntó ella.
—Hola, señorita —Saludó un marinero que pasó junto a ella —. Creo que está revisando las últimas coordenadas, como hace siempre. Solo tiene que ir por...
—Sí, sé dónde queda —Lo interrumpió —. Gracias, amigo.
El marinero asintió y continuó con su trabajo. Killian por su lado subió al barco y caminó a través de la cubierta hasta llegar a la zona de camarotes y a la pequeña oficina. Al estar la puerta abierta, no hizo falta dar aviso de su presencia, pues Liam ya la había visto.
—Killian, viniste. Te estaba esperando. Ya casi es la hora de entrenar. —Caminó hasta ella y le dio un abrazo. La pirata siquiera reaccionó al contacto. —Ven sígueme, tengo unas cosas que mostrarte y que usarás hoy en la clase.
Ambos subieron nuevamente a la cubierta. Liam caminó hasta la popa, para buscar algo cerca del timón. Lia lo siguió, pensando qué decirle.
—Capitán... —Lo llamó.
Liam enfocó la mirada en ella y su expresión cambió cuando notó el rostro serio de la pirata.
—¿Qué sucede, Killian?
—Tengo una sospecha curiosa desde que lo conocí. Algo que me mantuvo casi toda una noche despierta porque no podía recordar dónde lo vi antes... —Se cruzó de brazos —Pero ahora ya sé.
—¿De qué hablas? —Liam sintió una presión en su pecho.
—Sé quién eres.
—¿Y quién soy? —Preguntó.
—Eres Liam Jones —Dijo sin titubear —. Hermano mayor de Killian Jones, mejor conocido como el Capitán Garfio. Quien también es mi padre, y eso te convierte en...
—Tu tío —Aclaró de una buena vez sin siquiera negar las pruebas de la pelinegra —. Sí, Killian. Al fin lo sabes. Yo soy tu tío.
Maratón 3/3
━𝗪𝗔𝗥𝗜𝗜'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🧚🏻♀️
*inserte voz de Darth Vader* Yo soy tu padre... JAJAJA
Ay, ¿No es lindo cuando los secretos se empiezan a revelar poco a poco? A mí me gusta mucho jahajh.
En fin, ¡Maratón de tres capítulos! Eso no se ve todos los días... Bueno, este maratón quise hacerlo en agradecimiento por las 200k de lecturas en el fic. Saben que yo soy muy emocional y estos detalles así, me llenan por completo el corazón, porque también me demuestra que estoy haciendo algo bien y que a ustedes les gusta y entretiene. Espero que sea así pronto y que podamos seguir disfrutando mucho más de estos momentos.
De verdad, muchas gracias.
Ahora, ¿Qué les parecieron los capítulos? Hubo de todo un poco. Entre recuerdos de la niñez, pensamientos confundidos, golpes en narices, castigos, ¿Y qué fue eso entre Tiago y Lia? Mhm... Sospechoso -_- solo les dijo que no se confíen, todo lo lindo tiene su cuento trágico y acá no es la excepción.
¿Podemos hablar de las acciones que Peter tiene con Lia? Fue hasta Nunca Jamás para traerle una cremita para su mano... Más lindo. Y se quedó toda la noche buscando lo que sea del Capitán solo porque ella le dijo que le sentía vibras extrañas. Quiero un Peter. ¿Alguien me trae uno?
Bueno, ya que... Eso es todo por ahora. Espero poder traerles otro cap pronto. Y si mis cuentas no me fallan, nos quedan solo cinco para terminar el primer acto. ¡Que emoción!
Nos leemos pronto. Los quiero y muchas gracias otra vez por esas 200k de lecturas. ¡Espero que pronto sean el doble! *se va llorando de la emoción*
palabras; 6289
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