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𝟬𝟬𝟲 ✧┆ history of magical kingdoms

٭ chapter six ٭

✩*⢄⢁ ❝Historia de Reinos Mágicos❞ ⡈⡠*✩

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—¿Por qué le dijiste que yo nunca voy a verte a los entrenamientos? —Preguntó cuando Finn hizo presencia frente a él.

El príncipe lo miró confundido. Apenas había llegado a su cabaña en el bosque, y Peter decidió atacarlo con preguntas sin siquiera dar una explicación antes.

—¿De qué hablas? —Finn se cruzó de brazos y apoyó medio cuerpo en el armario del chico.

—Que ayer le dijiste a la pirata que yo nunca te acompaño a los entrenamientos de Tourney —Aclaró.

—Aah, ahora entiendo —Finn se reincorporó —. ¿Acaso mentí?

—No, pero... Me hubieras seguido la corriente.

Peter terminó de guardar las cosas en su mochila, para después colgar una de las tiras en su hombro.

—Oh, disculpame. No recibí tu hada diciendo que tenía que seguirte la corriente porque te gusta la pirata.

Finn miró al chico que quedó estático a centímetros de la puerta y con una mano sobre el picaporte. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

—¿Disculpame? —Peter enarcó una ceja —A mí no me gusta ninguna pirata. Mucho menos ella.

—¿Entonces qué hacías en el campo ayer? —El príncipe se cruzó de brazos, esperando la respuesta de su amigo. —Y no me digas que es para entrar al Tourney, porque lo odias.

—Bien, sí... La estaba siguiendo, pero no porque me gusta —Aclaró mientras ambos salieron del cuarto —. Desde que entró a Nunca Jamás por error aquella noche, sentí algo extraño en ella.

—¿Extraño?

—Como si ya la hubiera visto antes... —Finn frunció el ceño, confundido. —Creerás que estoy loco, lo sé. Pero necesito saber dónde la vi.

Peter tenía en su memoria la imagen de Killian desde esa noche que ambos se encontraron en la frontera de Nunca Jamás. Y un vago recuerdo invadió su cabeza apenas la vio. No era muy claro, todo estaba distorsionado y borroso, pero haría cualquier cosa para entender por qué no podía odiar a la hija del villano que tanta vida imposible le hizo a su padre.

—Okey, averigüalo. Solo intenta no perderte en el proceso.

—¿Perderme?

—Ajá... Ya sabes —Sonrió de lado —. Trata que la pirata no te enganche.

Peter rodó los ojos tras entender las palabras de Finn. El príncipe soltó una carcajada que resonó por el pasillo de la cabaña y luego siguió a su amigo hasta la sala principal.

La cabaña en medio del bosque de Nunca Jamás era muy acogedora. De tamaño promedio para una familia de tres, con la cantidad de cuartos necesarios para cubrir cualquier necesidad básica. La sala de estar era iluminada por la cálida luz proveniente de la chimenea que creó un hermoso fuego muy acogedor, pero que había comenzado a consumirse poco a poco. Y los colores variaban entre distintos tonos de verdes y celestes. Las ventanas estaban abiertas, y la suave brisa movió las cortinas, dejando entrar un aire primaveral.

La puerta contigua a la sala de estar se abrió, y una mujer de agradable sonrisa, cabello castaño ondulado y vestido celeste, se hizo presente frente a los dos adolescentes. Sonrió con emoción al ver al príncipe y dejó la bandeja que traía, sobre la mesa.

—¡Finn, querido! —Lo estrujo en un abrazo. —Hace tiempo que no te veía por aquí. ¿Cómo estás?

—Muy bien, señora Darling. Gracias por preguntar. —El hijo de Rapunzel acomodó un poco la correa de su mochila, pues se había deslizado por su brazo tras el abrazo.

—¿Cómo están tus padres? —Volvió a tomar la bandeja y guardó un par de pancitos recién horneados en una bolsa de papel —Tengo que ir a visitarlos, pero he tenido el tiempo muy acortado.

—Aunque no lo parezca, Nunca Jamás también tiene sus problemas políticos —Peter agregó. Trató de comer un pan de la bandeja, pero su madre le golpeó la mano. —Oye... Tengo hambre.

—Están calientes, Junior, deja que se enfrien. —El nombrado frunció el ceño. Extendió la bolsa de papel hacia él —Toma, te guardé unos para que comas entre clases.

—Gracias, mamá... Y ya hablamos sobre decirme así. —Agarró la bolsa y la guardó dentro de la mochila.

—¿De qué otra manera quieres que te diga, hijo? —Guardó más panes en otra bolsa —Sí así te llamas.

—Pues «Peter» también funcionaría, madre.

—De acuerdo... Peter. —Wendy extendió la otra bolsa de papel a Finn —Ten, Finn. Son para ti.

—Gracias, señora Darling —Aceptó gustoso el regalo —. Se ven deliciosos. Ah, mis padres se encuentran bien —Respondió a la pregunta previa hecha por la mujer, antes de ser interrumpida por el hambre de su hijo. —Aunque están también ocupados por la coronación de Raizel.

—¡Claro! ¿Cuándo será?

—Mamá planea hacerla junto a la coronación de Ben. Pues mi hermana se niega a hacerla en Corona. —Finn guardó también la bolsa en la mochila. —Dice que como todos ya estarán reunidos en Auradon para la coronación de Ben, y en vez de que todos vayan de un lado a otro, prefiere hacerla ahí.

—¿El Hada Madrina está de acuerdo con eso? —Preguntó, cruzándose de brazos. —Serán dos coronaciones en un día.

—De hecho, le resulta más fácil —Aclaró —. Y así se verá mejor la unión que Auradon tiene con nuestro reino.

—Fortalecerá las alianzas venideras. —Finn asintió. —Será un mes muy agitado por lo visto. De acuerdo, es hora de irse o se les hará tarde.

—Adiós, señora Darling. Y gracias otra vez por los panes. —Finn agitó la mano en un saludo de despedida y caminó hasta la puerta que da al exterior.

Peter se despidió de su madre con un beso en la mejilla y la mujer le sonrió tiernamente como todas las mañanas.

—No olvides lo que te dije, ¿Sí? —Recordó el menor.

—No, descuida —Tomó a Peter por los hombros y juntos caminaron hasta la salida —. Los veré luego, muchachos.

El camino desde Nunca Jamás a Auradon era de casi media hora. Finn iba de Auradon a Nunca Jamás, y de Nunca Jamás a Auradon casi todas las mañanas para acompañar a Peter en el camino. Pero como Wendy mencionó, hace tiempo que el castaño no iba por temas que involucraban la coronación de su hermana y estar pendiente de ella en caso de que necesitara cualquier cosa.

Peter había sido el primer amigo de Finn cuando sus padres decidieron mandarlos a ambos hermanos a estudiar en la preparatoria, pues hasta el momento habían estado recibiendo clases en el castillo.

Peter lo ayudó a ponerse al corriente con las clases, ayudándolo con las materias complicadas, a tener más confianza en sí mismo, pues era un chico más retraído de como es ahora, y a adaptarse por completo a Auradon. Y con el pasar de los días, ambos se volvieron mejores amigos. Y aunque Finn comenzó a ser un poco más popular por su estatus de príncipe, y a tener más amigos, nunca dejó a Peter de lado. Después de todo, sin él, posiblemente Finn se hubiera vuelto a Corona a la semana de llegar.

—¿Tienes planes para esta tarde? —Preguntó el príncipe mientras caminaron por el sendero del bosque.

—Ah, creo que no. ¿Por qué?

—Tengo que probarme mi traje para la coronación de mi hermana —Miró el camino y pateó una pequeña roca —. Y si necesita modificaciones no quiero estar solo como estatua.

—Bien, sí. Iré contigo. —Peter miró a Finn —¿Cómo llevas el rechazo al trono?

—Bien. Es decir, fue idea mía rechazar el trono, y dejarselo a Raizel —Volvió a patear la misma roca —. He pasado mi vida entera encerrado en un castillo. Quiero alejarme al menos un tiempo de los asuntos reales. Además, sé que Raizel gobernará mejor que yo.

—Dijo ningún príncipe nunca —Bromeó y Finn lo codeó en reproche —. Quizá sea mejor así. Porque siendo rey, tendrías menos tiempo para tus aventuras.

—Culpa a papá de esa idea. Él fue el que nos leía los cuentos de Flynn Rider cada noche cuando éramos niños.

—Al menos tú no te volviste ladrón —Finn lo señaló con un dedo —. Oye, solo digo verdades.

El camino restante permaneció en silencio. Ambos adolescentes con la mente en otro lado, y no precisamente en el camino. Cruzaron aquella entrada con enredaderas y el cartel descuidado, llegando por fin a la preparatoria Auradon. El gran castillo levantó sus torres frente a ambos chicos.

—Bien, creo que toca separarnos —Finn agregó, señalando el camino contrario a la entrada —. Tengo entrenamiento de Tourney. Además prometí que ayudaría a Carlos a ser el mejor jugador.

—Ahora pasaremos nuestros días rodeados de villanos, ¿No es así? —Soltó un suspiro.

—Vamos, era hora de tener cambios aquí. Todo se había vuelto muy monótono.

—¿Monótono? —Inquirió —¿Has estado tomando clases de vocabulario real con Raizel?

—Se aprenden palabras muy interesantes en esa clase —Sonrió —. Talvez te haría bien tomarlas.

Arrugó la nariz —No, gracias. Así estoy bien.

Finn negó con la cabeza y se despidió de su amigo con un movimiento de mano. Peter dio media vuelta y se adentró a la preparatoria con dirección a la cafetería del exterior. Le vendría bien tomar algo y acompañar los deliciosos bocadillos que su madre le preparó.

















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Killian esa mañana se despertó más irritada que otras mañanas. La noche anterior estuvo hasta tarde haciendo ejercicios de Química para practicar y entender las fórmulas que tomaría el señor Deley en el examen próximo. Apenas había logrado conciliar el sueño cuando los pajaritos volvieron a cantar en la ventana.

Pasó su mirada por toda la habitación buscando a sus amigas, pero ninguna hizo acto de presencia en el cuarto. La pirata frunció el ceño confundida y decidió por fin salir de las mullidas frazadas de color rosa pastel.

Una nota escrita en papel azul claro y corazones rojos estaba pegado en el espejo del tocador. Tomó el papel entre sus manos y leyó la perfecta caligrafía de la hija de la Reina Malvada.

«Mis clases de hoy comenzaban más temprano. Mal decidió ir a terminar tu dibujo del casillero, y así podrías descansar tranquila. Nos vemos luego. Xoxo, Evie.»

La pelinegra sopló un mechón de cabello rojo que cubrió su vista, y se sentó en el tocador, pensativa. Desde que llegó a Auradon había estado acompañada de sus amigas, a excepción de algunas clases que tomó sola, pero después volvían a fusionarse como el trío dorado que eran. Apenas y le había hechado un vistazo al mapa general de la preparatoria, perdiéndose siempre en cada pasillo y eso fue con Evie. ¿Qué sería de ella sola?

Caminó hasta su armario y eligió el atuendo para ese día. En lugar de acompañarlo con su chaqueta roja, eligió la negra que solía ser más discreta, pero que también tenía su característico parche de un ancla en la espalda.

Los anillos volvieron a adornar sus dedos, a excepción de aquel que nunca se quitaba. Rebuscó entre el maquillaje de la peliazul y encontró aquel delineador que tanto le gustaba y que Evie jamás quiso regalarle. Era de un negro diferente al que ella usaba, un poco más oscuro e impermeable. Sin pruebas, no podría acusarla de que lo usó, ¿Verdad?

Su cabello cayó liso tras su espalda y decidió agarrar dos mechones de pelo y cruzarlos por atrás, para que no molestaran su vista durante el día. Se miró por última vez, y sonrió. Le gustaba verse bien.

Antes de cruzar la puerta del cuarto sintió que algo estaba olvidando. Se mantuvo ahí unos largos segundos. Su mochila colgaba de uno de sus hombros, la chaqueta la traía puesta... Había cambiado las pantuflas por sus botas favoritas. Al parecer ya tenía todo. Alzó ambos hombros con desinterés y luego solo salió de la habitación.

Recordó el camino a la cafetería exterior, y decidió que tomar un café extra grande para mantenerse despierta sería la solución ideal después de su frustrada noche de prácticas.

Los alumnos pasaron a su lado y a diferencia de otro día, estos no salieron corriendo ni chillando cuando la pirata estaba frente a ellos. Talvez y ya estaban comenzando a adaptarse a la nueva modalidad de tener a cinco hijos de villanos en cada pasillo y salón de Auradon. Incluso una princesa decidió saludar a Killian con una sonrisa y una pequeña reverencia. Ella frunció el ceño y le dedicó un asentimiento de cabeza, para después seguir caminando.

Abrió las puertas de la cafetería y lo encontró semi lleno, pues algunos ya habían comenzado sus clases. ¿Qué hora era? ¿Acaso había dormido más de lo habitual? Pensó ella. Miró el reloj que colgó de una de las paredes; las 9am. Aún era temprano.

Rodó los ojos cuando alcanzó la fila para pedir. Odiaba tener que esperar. En la Isla siempre que quería algo lo conseguía a los segundos después de pensarlo, y se lo atribuía a los marineros que solían estar siempre a disposición de la pirata, pues sino, por la plancha caminarían.

—Bienvenida al Tiana's Palace. ¿Qué quieres ordenar? —Preguntó un amable chico.

Killian lo analizó, inclinando un poco la cabeza. Tenía una sonrisa de dientes blancos -como todos en Auradon-, era un poco más alto que ella, y de piel morena. Según recordó las palabras de Raizel, aquel chico frente a ella, era el hijo de Tiana. O eso pensó Lia.

—¿Qué? ¿Tengo un sapo en la cara acaso?

—Ah, no... Disculpame —Agitó la cabeza, concentrándose —. Sí, am... Quisiera el café más grande que tengas.

—Sale un expresso extra grande —Sonrió y anotó la orden en una libreta —. ¿Lo quieres para llevar?

—Sí, gracias.

El chico hizo una seña a alguien dentro de la cocina y se acercó a él. Luego de intercambiar unas palabras que Killian no pudo escuchar, el muchacho se dirigió a la máquina de café y el otro chico que llamó, tomó su lugar en la caja para seguir atendiendo.

—Tú eres Lia, ¿Verdad? —Preguntó, mientras comenzó a preparar el pedido de la pirata. Ella asintió e iba a hablar para justificar que era Killian para él, pero la interrumpió —Raizel habló mucho de ti y tus amigos el otro día. Me pidió organizar el mejor de los desayunos para su bienvenida.

—Raizel no apaga nunca su positivismo, ¿O no?

—Casi nunca —Sonrió —. Lo heredó de su madre, después de todo. —Volvió a acercarse a ella —Me llamo Tiago. Un gusto.

El chico limpió su mano con un trapo y la extendió en dirección a la pirata para formalizar su saludo. Killian la aceptó y estrechó la mano con él.

—Eres el hijo de la reina Tiana y el rey Naveen, ¿Verdad? —Él sonrió en respuesta —Raizel también habló muy bien de ti. Dijo que heredaste los dones culinarios de tu madre.

—Es bueno tener una reputación que te precede. —Terminó de preparar el café, y caminó nuevamente hacia ella —Ten, invita la casa.

Killian aceptó el gran vaso de café y le agradeció al chico. Una idea comenzó a maquinar dentro de su cabeza, y si resultaba efectiva, solo talvez podría conseguir más que un solo día de café gratis.

—Oye, Lia, aguarda... —Miró nuevamente hacia atrás, y Tiago se quitó el delantal del trabajo y se acercó a ella —Tengo un descanso de veinte minutos. ¿Quieres que te acompañe?

—Ah... Seguro. —Sonrió nerviosa.

Ambos atravesaron las puertas del exterior para acomodarse en una de las mesas vacías y poder conversar antes de que Killian tuviera clases y que Tiago continuara su turno laboral.

—Cuéntame, Lia, ¿Auradon es de tu agrado?

—Ah, es tolerable —Tomó un sorbo del café —. Aquí es todo muy limpio, con más luz solar que en la Isla, y aunque los colores chillones no son mis favoritos, se siente bien ver otros que no sean grises.

—Cuando Ben nos comunicó a todos que había tomado la decisión de traer a hijos de villanos para una nueva oportunidad, creímos que serían diferentes.

—¿Te refieres a que seríamos feos, malagredecidos y malvados? —Inquirió alzando una ceja.

—De hecho sí, pero quitemos lo de ser feos... —Sonrió —Eso no aplica a ti.

Killian sonrió y juró sentir sus mejillas arder por un corto segundo. Decidió tomar otro sorbo del café, y al menos así podría crear una excusa para su sonrojo.

—¿Cómo era tu otra escuela? —Siguió con las preguntas al notar su nerviosismo. —Imagino que las clases no se comparan con las de aquí, ¿Verdad?

—Por supuesto que no se comparan con las de aquí. En la Isla no se aprende lo mismo que en Auradon.

—¿Algún ejemplo? —Cruzó las manos por sobre la mesa, para prestarle más atención.

—Ahm... Teníamos Piratería Acelerada. Una de mis favoritas. Ya sabes, te enseña a como tomar rehenes.

—Wow, que bonito... ¿Y los demás tomaban esa clase contigo?

—De hecho, yo no iba a la misma escuela que Jay, Carlos, Mal y Evie. —Killian soltó un largo suspiro.

—Espera, ¿Cómo dices? —Frunció el ceño —¿Hay más de una escuela en la Isla?

Lia asintió —Mi escuela era Serpent Prep. Ahí aprendes todo sobre la piratería. Entre otras cosas. Mis amigos iban a Dragon Hall.

Killian recordó aquellos días donde ambas escuelas estaban casi siempre en disputa. Aunque la mayoría de alumnos habían pasado por las dos escuelas, antes de elegir cuál les convenía más. Incluso Lia estuvo casi dos años enteros en Dragon Hall, antes de pertenecer por completo a Serpent Prep. Al único que conocía de ahí era a Jay, quien la vio en su peor momento varios años atrás. Pero esa es una historia para más adelante.

Luego el Capitán Garfio creyó que ir a una escuela que estuviera cerca de la costa era mucho mejor que una ubicada en un cementerio. Así que trasladó a Harry y Killian a Serpent Prep, hasta que... Bueno, hasta que Lia fue trasladada a Auradon Prep.

—Debe ser difícil adaptarse de un lugar a otro completamente diferente.

—Te acostumbras con el tiempo... O al menos eso me digo cada mañana —Soltó una risa. Tiago igual. —También recibí clases particulares de mi padre. Pues creía que un pirata de verdad era mejor profesor que uno trucho.

Buscó aquel cuaderno entre las cosas en su mochila, y se lo mostró al chico. Tiago ojeó algunas páginas.

—¿Nudo imposible? —Pasó de página —¿Tipos de banderas? ¿Guía de estrellas? —Cerró el cuaderno —Sí, no entiendo nada.

—Es más fácil de lo que crees —Volvió a guardar el cuaderno —. Algún día te enseñaré el nudo imposible. Es fácil.

—Si tú lo dices —Tiago rio.

Killian sintió una agradable sensación al estar conversando con Tiago. Le gustaba explicar a los desconocidos su fascinación por el mar y los barcos, y no recibir queja alguna por tanto hablar. El hijo de Tiana la observó complacido y muy concentrado en su forma de hablar y expresarse.

Por otro lado, Peter ingresó a la cafetería con uno de los pancitos de su madre a punto de comerlo. Notó el lugar muy agitado para ser ese horario, y decidió mirar hacia las cocinas, encontrando a solo dos ayudantes moviéndose de un lado a otro, llevando y anotando pedidos. Frunció el ceño confundido, pues mayormente la cafetería tenía un orden muy estricto ya que Tiago solía llevar muy bien ese mandato.

Una curiosa risa llegó a sus oídos, que se escuchó gracias a una ventana abierta y obligó a su cabeza a girar levemente a un costado. La anatomía de Killian apareció frente a él, y la observó conversar muy animadamente con Tiago. Por algún motivo su mandíbula se tensó, y apretó con más fuerza la pobre bolsa de pancitos en su mano.

Caminó con pasos decididos hacia el exterior, y se acercó a la mesa de ambos sin siquiera pensar en lo que haría. Como si el control estuviera muy lejos de su cuerpo, y solo lo invadiera una extraña sensación que ni él supo describir.

La visión de Killian se tornó un poco más oscura cuando Peter hizo presencia frente a ella. Levantó la mirada, encontrándose con el rubio.

—¡Hola, compañeros! —Saludó con una sonrisa fingida —¿De qué tanto hablaban?

—¿Qué tal, Pan? —Tiago lo miró y Killian sintió un tono de voz diferente en él —¿Qué haces aquí?

—Ah, pasé por la cafetería y parece ser un caos... —Se cruzó de brazos —Tendrías que ir a controlarlos.

—Estoy en mi descanso. Luego arreglaré todo. —Volvió su vista a la pirata —¿En qué estabamos, Lia?

—Ah, creo que estás desinformado, amigo mío. Pero a la pirata no le gusta que le digan así. —Killian lo miró, sorprendida. —Al menos hasta que ella te lo permita, que es cuando ya te tiene la suficiente confianza.

—¿Es verdad? —Tiago preguntó.

—Ahm... Sí. —Respondió ella.

El corazón de la pirata comenzó a palpitar con un poco más de intensidad. ¿Qué estaba pasando?

—Lo siento, Lia, no lo sabía. —Peter carraspeó. —Killian. Sí, cierto.

—Descuida, Tiago. No podías saberlo de todas formas —Le sonrió comprensiva —. Puedes decirme Lia si quieres.

Tiago le hizo un pequeño asentimiento de cabeza y luego desvió la mirada al rubio. El hijo de Peter Pan apretó ambos puños con fuerza, mientras que Tiago sonrió victorioso. ¿Tiago quería jugar esa carta contra él? Muy bien, Peter haría la misma jugada.

—Oye, pirata... ¿Sabías que Tiago comenzó a trabajar en la cafetería por orden de su madre, a causa de su terrible comportamiento? —Señaló al príncipe, y este lo miró. —¿Verdad?

—Sí, esa es historia vieja —Aclaró —. Luego me gustó preparar comidas para otros, así que ahora solo lo hago porque me gusta mantener contentos y llenos los estómagos de los demas.

Killian sintió el ambiente muy tenso entre ambos adolescentes. Algo había pasado entre ellos en el pasado, y la bomba estaba a punto de estallar otra vez.

—Ya pasó tu descanso, ¿No crees? —Peter le informó, cruzándose de brazos.

—Mi tiempo lo controlo yo, no tú —Respondió.

—Si quieres crear una orda de príncipes y princesas hambrientos, entonces tardate el tiempo que quieras.

Tiago lo miró con el ceño fruncido, y Peter solo señaló el interior de la cafetería. Las personas habían comenzado a aglomerarse en el mostrador, y los ayudantes corrían de un lado a otro, muy agitados.

Se levantó del asiento y miró a Killian —Disculpame, Lia. Tendré que dejarte. El trabajo espera.

—Ve. No quiero ver cómo alguien pierde una mano por el hambre —Sonrió.

Tiago se acercó a ella y tomó su mano para después depositar un suave beso en sus nudillos. Y tras un asentimiento de cabeza por parte de ella, Tiago volvió puertas adentro hacia la cafetería.

Peter rodó los ojos ante las actitudes del príncipe, y observó a la pirata tomar sus cosas y comenzar a caminar por el patio, lejos de él.

—Hey, alto. ¿Dónde vas? —Trotó hasta llegar junto a ella.

—Lejos de ti.

—¿Por qué?

Killian detuvo su caminar y lo miró de frente con una ceja alzada.

—¿Por qué? —Preguntó atónita. Acomodó la correa de la mochila —¿Qué fue todo eso de hace un minuto?

—¿Te refieres a Tiago?

—Sí, a eso. ¿Qué fue todo eso?

—Escuchame, Killian, conozco muy bien a Tiago. Él es... ——Pensó algún adjetivo para describirlo, pero ninguno se acercó a su pensamiento. —Es otro Chad.

—¿Un príncipe despreciable y engreído? —Soltó una risa irónica —Lo dudo. A mí me pareció de todo, menos eso.

—Solo digo que no te conviene.

—¿Y quién sí? ¿Tú? —Preguntó. Peter no respondió. —No me hagas el favor, niño.

Killian volvió a retomar el camino, pero Peter otra vez la detuvo, agarrando su brazo.

—Por favor, hazme caso.

—¡No, basta! —Explotó —. Tuve la oportunidad de hacer un amigo sin necesidad de que alguien me lo presentara o que corriera lejos de mí. —Peter notó como su pecho subía y bajaba con rapidez. Lia tuvo que cerrar los ojos un minuto para controlar su respiración. —¿Por qué te empeñas en arruinar mi vida? ¿Acaso quieres repetir la victoria de tu padre y destruir a un Hook?

—No, yo no-

—Ahórrate las palabras, Pan. —Dio media vuelta —¿Quieres jugar a los piratas? Muy bien, juguemos entonces.

Killian se alejó de él con pasos decididos en dirección al castillo. Las clases continuaban, y un niño perdido no sería el causante de sus malas calificaciones. Peter por su lado soltó de forma sonora el aire contenido en sus pulmones y tomó asiento en una de las mesas. Pasó ambas manos por su rostro con irritación y sintió mucho enojo consigo mismo.

Tenía que arreglar la situación. Porque la indiferencia de la pirata era algo que él no podría tolerar.


















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Era casi mediodía cuando Lia se encontró frente a la puerta de su siguiente clase. Después de su caótica mañana con Tiago y Peter, logró centrar su cabeza en otra cosa que no fueran ellos dos. Había cruzado alguna que otra palabra con Evie que justo se encontró con ella en la sección de casilleros buscando sus siguientes libros, pero rápidamente la peliazul salió otra vez corriendo a sus clases. Así que Killian volvía a estar sola como antes.

Los alumnos fueron llegando poco a poco y ocuparon las mesas contiguas a la de ella, dejando aún el espacio vacío a su lado. Poco le importó de todas maneras. Talvez y así podría concentrarse mucho mejor y no tener que soportar a nadie que viniera a perturbar sus horas de estudio.

Abrió la mochila y sacó varias hojas de papel que no llegó a ordenar de la clase anterior, y las dejó sobre la mesa. Luego le siguió un libro un poco más grande que el de las fórmulas químicas del otro día, ya que ese lo usaría en esa clase. El mapa de Auradon se mostró en la tapa del libro, con varias islas y reinos a su alrededor. «Historia de Reinos Mágicos» leyó el título.

—Podría ser interesante. —Murmuró en voz baja.

Al cabo de un par de minutos el salón estuvo lleno de estudiantes que charlaban entre sí, mientras aguardaban que la profesora llegara a dar la clase. Killian notó movimiento a su costado e inclinó un poco la cabeza, encontrándose con el rubio.

—Así es como una clase se arruina. —Cerró el libro que había abierto para leer un poco antes de comenzar. —Hay más asientos libres. Sal de mi lugar.

—Ah, lo siento, pirata, pero se han acabado los lugares libres.

Lia pasó la mirada por el salón, y en efecto, ya no habían más lugares libres.

—Bien, quédate. Pero no me hables. —Clavó la mirada al frente, cruzando sus brazos sobre la mesa.

La profesora hizo acto de presencia cuando el reloj marcó la hora en punto. Una hermosa mujer de cabello castaño, mejillas de tono rosado, y casual vestido hasta las rodillas de color celeste.

—Buen día, queridos. —Dejó sus libros y portafolio sobre el escritorio. —Espero que se encuentren muy bien. Como verán, hoy tenemos una nueva alumna.

Killian rodó los ojos. Se venía la típica presentación que había estado repitiendo en las clases pasadas, debido a ser la "chica nueva".

—Sé que debe ser muy cansador repetir siempre lo mismo, así que dejaremos las formalidades para otro momento. ¿Qué te parece? —Preguntó en su dirección.

—Eso sería genial... —Amagó a sonreír, más no lo hizo.

—Estupendo. Bienvenida entonces a Historia de Reinos Mágicos —Sonrió con emoción —. Espero puedas aprender mucho sobre aquellos países que conforman Auradon. Puedes decirme señora D, o profesora D. Como más te guste.

—¿Por qué D?

—Todo a su tiempo, querida. —Killian asintió. —De acuerdo, comencemos con la clase de hoy.

La señora D colgó un mapa frente al pizarrón, dejando ver el dibujo de una isla. Lia lo miró dubitativa.

—Abran sus libros en la página 101, por favor.

—¿El país de Nunca Jamás? —Habló un alumno sentado casi en primera fila. —Pero, profesora, creí que hoy nos hablaría de Agrabah.

—Confundí los días, Jackson. Esa clase es de la semana siguiente. Lo siento.

—Puedes irte entonces —Murmuró Lia hacia un costado —. No es como si te hiciera falta aprender sobre tu propia isla.

—Podría, pero no quiero. —Abrió el libro en la página indicada.

—Eres muy irritante, ¿Lo sabías?

—Sí, sueles decírmelo seguido.

Lia rodó los ojos, y Peter elevó un poco la comisura de sus labios, en una discreta sonrisa.

—El país de Nunca Jamás comparte frontera con el Bosque de Sherwood y el Bosque Encantado —Comenzó —. Nunca Jamás está conformado por varias secciones. —La profesora alargó un palito, y fue señalando partes en el mapa. —Por ejemplo, tenemos la Laguna de las Sirenas, en su lado contrario está el Campamento Indio, como también la Bahía Caníbal, donde se anclavan los barcos piratas hace mucho tiempo.

—Sí, hasta que decidieron encerrarnos en una isla sin magia y enorme campo de fuerza invisible. —Killian agregó, escribiendo algunas acotaciones en su cuaderno. —Pero ya lo superamos.

—De acuerdo... Ahm, Nunca Jamás también es atravesado por un arroyo llamado; El Arroyo del Cocodrilo. Es el hogar y la reserva más grande de cocodrilos del país. —La señora D subió más arriba el palito, y señaló una gran roca en forma de calavera. —Y posiblemente la atracción más misteriosa de la isla, sea esta. La Roca Calavera. ¿Alguien sabe qué se esconde ahí dentro? —Una mano se alzó en el aire —Killian.

—Se dice que ahí descansa un gran tesoro que hace tiempo escondieron unos piratas, y que nunca más pudieron salir —Killian recordó aquella historia que su padre le contó tiempo atrás —. Y cada persona que lo ha intentado buscar, en su mayoría piratas, no ha regresado con vida.

—Correcto. Muy bien, Killian —Felicitó —. ¿Algo más que quieras agregar?

—Sí. Que seré yo la primer pirata en encontrar ese tesoro.

—¿Tanta confianza te tienes? —Peter la miró de costado.

—Por supuesto —Dijo con obviedad —. Quien más para encontrar un antiguo tesoro que yo, la descendiente del Capitán más temido de Nunca Jamás.

Peter soltó una leve risa sarcástica.

—Los habitantes del país varían entre indios por supuesto, sirenas, animales salvajes, y hadas —Continuó la profesora —. Ellas tienen su árbol escondido en lo más profundo de Nunca Jamás, ya que así no son molestadas en sus trabajos.

—¿Nunca Jamás tiene un rey cómo tal? —Preguntó alguien.

—No hay reyes en Nunca Jamás —Peter contestó —. Solo yo. Bueno, mi padre y yo.

—Dos torpes como gobernantes... —Killian volvió a murmurar.

—¿Celosa, pirata? —Peter la miró —Hasta donde sé, el Capitán quiso conquistar la isla y volverse dueño de todo Nunca Jamás. Pero ve como resultó eso.

Killian apretó los dientes con fuerza. Si Peter no cerraba su boca, le golpearía la cara contra la mesa.

—Bien, sigamos... —La profesora retomó la atención de la clase a ella —Como Ju- Peter explicó —Corrigió con rapidez, y Peter quiso golpear su cabeza contra la mesa —, no hay un rey. Aunque muchos suelen considerar a Peter Pan como uno. Mayormente los niños perdidos que aún alberga la isla.

—¿Qué es el Árbol del Ahorcado? —Jackson, el chico de primera fila, alzó la mano.

—El Árbol del Ahorcado es la guarida secreta de Peter Pan. Ahí solía convivir con los niños perdidos.

—¿Cómo una clase de base secreta?

—Exacto. Escondido de los piratas.

—No tan escondido —Killian miró a la clase —. Papá encontró hace mucho tiempo el Árbol del Ahorcado. Un viejo árbol que apenas podía mantenerse en pie.

—¿Por qué sabes tanto de Nunca Jamás si nunca has estado ahí? —Jackson le preguntó.

—Mi padre me contó historias y con los libros viejos que encontrábamos por ahí, me mostró cada sección de la isla —Explicó pareciendo desinteresada —. Nunca la visité, pero sé que es hermosa.

Una discreta sonrisa amagó con salir de sus labios, pero la apagó con rapidez. Peter no pasó desapercibido ese gesto.

—Me alegra que la clase te entretenga, Killian —La profesora dijo con sinceridad —. ¿Talvez quisieras darnos tu punto de vista sobre la misma?

—Si tanto insisten...

La señora D incentivó a que Lia pasara al frente, y continuó la clase con su ayuda. Mientras que ella explicó las maravillas y curiosidades del País de Nunca Jamás, Lia le dio su toque con explicaciones piratas, volviendola mucho más entretenida.

Después de casi una hora y media, la campana sonó, dando por finalizada la clase de Historia de Reinos Mágicos. Los alumnos despejaron el salón poco a poco, y Killian volvió a la mesa en busca de sus pertenencias.

—Si tanto sabías de Nunca Jamás, ¿Por qué no saliste de la clase? —Peter le preguntó, ya que aún no se había ido.

—Pude, pero no quise —Respondió, igual que él —. Adoro su historia. Aunque esa isla haya hecho de la vida de papá un infierno. Me alegra que la señora D se haya confundido de día, pues siento que Agrabah no hubiera sido una historia tan entretenida para mí.

—Talvez la señora D cambió las fechas a propósito porque sabía que tú tomarías su clase, y quiso que te sintieras cómoda el primer día...

—Sea como sea, adoro esta clase. —Colgó la mochila en su hombro. —Bien, tengo que irme.

—Adiós, pirata —Agitó su mano, despidiéndose —. Yo tengo que hablar con la señora D sobre algo.

—¿Acaso ves que me importa? —Enarcó una ceja —Haz lo que quieras. Ya dejé de agitar la bandera blanca, nuestra rivalidad vuelve a estar vigente.

—Eres tan...

—¿Irritable? —Completó por él —Sí, lo sé. Me lo dicen seguido.

Killian sonrió con falsedad y comenzó a caminar rumbo a la salida. Peter la siguió en cada uno de sus movimientos, sin siquiera apartar la mirada por un segundo de ella, hasta que por fin dejó el salón de clases.

«Irritable» no era precisamente la palabra que él quería decir. Talvez si no se hubiera detenido a pensarla, un «sorprendentemente» hubiera salido de sus labios. Aunque ahora que lo pensó mejor, talvez un «perfecta» habría sonado mucho mejor.









































𝗪𝗔𝗥𝗜𝗜'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🧚🏻‍♀️

No, basta. Yo no puedo con estos dos. Se supone que sería un enemies to lovers de slow burn, pero cuando comienzo a narrar los pensamientos de Peter, esa idea de va por el desagüe... JAJAJAJA.

En fin, tuvimos un punto de vista de Peter... ¿Qué les pareció? Si quieren, pueden dejarme sus opiniones en el link que dejé en mi canal de difusión, como la última vez. Ahí estaré respondiendo a sus mensajitos.

Ah, para los que no sepan, tengo un canal de difusión en Whatsapp, y están invitados a unirse aquellos que aún no estén ahí. Les dejo el link del canal en comentarios, o sino pueden encontrarlo en mi tablón de anuncios.

Espero que este capítulo les haya gustado, y nos leemos en el próximo. No olviden dejar su estrellita de voto y comentarios. Lxs quiero <3.

palabras; 5730

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