00. prólogo
Los árboles de los bosques en Dantooine hacían que algunos pocos rayos de sol se abrieran paso sobre la espesa vegetación dando vista a un prado floreciente en el cuál dos personas luchaban usando espadas de madera.
La mujer mayor, de cabello castaño casi rubio acompañado de unos ojos color azul profundo, esquivaba los ataques de una niña que no aparentaba mas de los diez. Ambas estaban sumergidas en la pelea, mientras que la niña se lanzó a dar un manoble con la espada la mujer se dedico a evadir su ataque y empujarla. Era una danza repetitiva hasta que la pequeña hizo un movimiento erróneo y un segundo más tarde se encontraba en el piso con el arma apuntando a su cuello y la mirada de su madre sobre ella.
"¿Cuál fue tu error?" preguntó Navier sin apartar la mirada de la menor.
"Descuidé mi defensa y me concentre más en mi ataque" dijo en un murmullo lo suficiente alto para que su madre la escuchara. Por su parte, Navier solo sonrió y apartó el arma del cuello de su hija mientras le daba la mano para levantarla.
"No te abrumes Neri, aún eres pequeña y te falta mucho por aprender aunque debo decir que peleas mejor que yo a tu edad" dijo su madre mientras ambas volvían a su hogar.
Nerea resoplo mientras acomodaba algunos cabellos que se habían salido de su trenza, sabía que su madre solo decía eso para hacerla sentir mejor e internamente lo agradecía. Juntas caminaron hasta la pequeña casa que se camuflajeaba con la vegetación.
Nerea veía como su madre caminaba de aquí para allá preparando el almuerzo y no pudo evitar enfrascarse su mente en el combate matutino, hizo un repaso de sus errores y se prometió hacerlo mejor el día siguiente. ¡Cuanto deseaba crecer! Así sería aún mejor con la espada y quizás hasta tendría un sable láser.
"Mamá" llamó la niña.
"Dime cariño" respondió Navier hacía su hija sin dejar de mover la comida en el fuego.
"¿Podrías contarme alguna historia?" pregunto la niña con un brillo particular en los ojos.
Navier volteó la cabeza para mirar a su primogénita, su pequeña Nerea era idéntica a ella, el mismo rostro afilado, el cabello castaño, aunque un poco más oscuro, y los mismos gestos, sin embargo los de la niña eran de un gris tormenta, los mismos ojos del hombre al que una vez amó, y los mismos ojos que ahora la veían con curiosidad.
"¿Qué historia quieres?" respondió su madre.
"Sobre el Templo Jedi, ¿cómo era?"
"Bueno el templo era muy grande y espacioso, tenía muchas torres y salas para entrenar así que si no conocías el lugar te podías perder fácilmente..." comenzó a relatar la mayor mientras ambas comían.
Nerea amaba que su madre le contará sobre sus aventuras y disfrutaba mucho esos momentos con su progenitora, siempre había ansiado tener aventuras como las de su madre pero sabía que difícilmente podría hacerlo, más eso no quitaba la esperanza en su interior.
Navier solo observaba como la niña escuchaba atentamente cada palabra que decía y podía asegurar que en su cabeza ya se estaba imaginando el escenario, Nerea siempre había sido una niña muy imaginativa y lista para defender a quien hiciera falta, en cierta medida le recordaba a ella misma.
De pronto Navier dejo de hablar y Nerea vio como su madre cambiaba su sonrisa por un rostro serio, los ojos entrecerrados y la mandíbula tensa hasta que su expresión paso a ser la de pánico.
"Nerea, rápido toma tu bolso y vámonos" dijo apresuradamente Navier mientras comenzaba a buscar algo en un baúl. La niña obedeció de inmediato, pocas veces veía a su madre exaltada, cuando volteó a ver a su madre, vio que ésta había tomado su sable de luz. Si su madre llevaba su sable eso quería decir que las cosas eran muy graves y Nerea lo comprobó cuando escuchó el sonido de deslizadores aproximándose.
Cuando ambas salieron de la casa comenzaron a correr hacía el pueblo más cercano, hasta que en un punto Nerea vio por su costado a un stormtrooper montado en un deslizador apuntándole a la cabeza, pero en el momento en que disparó fue desviado por el sable de su madre.
Las dos siguieron corriendo con los soldados detrás de ellas disparando, sin embargo en toda la confusión su madre logró despistar a los troopers por un momento hasta que se detuvo frente a un gran roble y al lado de este aparto unos arbustos mostrando un lado hueco que se ocultaba con los arbustos.
"Escucha cariño, necesito que te ocultes aquí y pase lo que pase no hagas ningún ruido, no intervengas y en el momento en que sea seguro huye" comenzó a decir su madre con rapidez.
"Mamá tengo miedo, no quiero que te vayas" dijo la niña con los ojos cristalizados. Era su madre, la única familia que tenía y si algo le pasaba, Nerea estaría sola y desamparada.
"Cariño no puedo prometerte nada, pero si yo..." las palabras se atascaron en su garganta, pero no había necesidad de decirlo porque Nerea lo había entendido y el simple hecho de imaginarlo le helaba la sangre.
"No estarás sola Neri, yo siempre estaré contigo, en tú corazón. Pero si algo sucede quiero que vayas a Tatooine y busca a Obi-Wan Kenobi, él cuidara de ti" dijo la mujer y su mirada se suavizó para decir "prométeme que serás fuerte mi pequeña, hazlo por mí"
"Te lo prometo mamá, te amo" respondió la niña mientras una lágrima traicionera bajo lentamente por su rostro.
"Yo también te amo cariño, no sabes cuanto te amo y cuanto desearia que las cosas fueran diferentes, se fuerte mi pequeña guerrera" contestó su madre mientras le daba un último abrazo. Luego escucharon como los soldados se aproximaban hacia ellas y Navier ayudo a que la niña ingresara al hoyo para luego ocultarla con los arbustos.
Navier encendió su sable con la hoja azul iluminando su rostro y se puso en defensa, los disparos no se hicieron esperar y la pelea comenzó. Nerea apartó una rama y verificó que siguiera oculta entonces visualizó a su madre peleando contra los stormtroopers, su madre era ágil y desviaba todos los disparos y unos cuantos más los devolvía derribandolos, pero a pesar de la destreza de su madre ellos la superaban en número.
De pronto, Nerea sintió como el ambiente se ponía gélido y observó como una figura negra se abría paso a través de los soldados de asalto caminando directamente hacia su madre. Los soldados comenzaron a retroceder y la figura misteriosa caminó hasta el frente a unos metros de su madre.
"Darth Vader, por qué no me sorprende verte aquí" pronunció su madre con notable sarcasmo y el solo nombre del individuo le mando una oleada de pánico a Nerea.
"Navier D'ath, sigues teniendo el sarcasmo de Kenobi, pero es hora de que te entregues, tuviste suerte una sola vez pero tu tiempo se ha acabado" habló Vader mientras encendía su sable rojo y los troopers volvían a apuntar sus armas.
"Sabes que eso jamás ocurrirá" respondío su madre con determinación.
"Entonces morirás por ser una traidora" y dicho eso ambos se lanzaron a la pelea.
Vader atacó primero pero su madre ya estaba preparada para bloquear el ataque. Los ataques de Vader se basaban en la fuerza pero los de Navier en la estrategia, ambos eran rápidos y sabían en donde atacar, era como si conocieran los puntos débiles del otro.
"Debiste haberte unido a mi en cuanto te di la oportunidad, así tu familia aún seguiría viva" dijo Vader mientra rozaba peligrosamente el brazo de Navier, pero sin llegar a cortarlo.
"Antes muerta que unirme a ti y al Imperio, monstruo" replicó Navier con toda la amargura y resentimiento en esa última palabra.
"El lado oscuro es mucho más poderoso, ustedes los Jedi lo subestimaron y ahora están extintos" la furia de Vader era obvia en cada uno de sus ataques que se volvían más mortales, pero su madre no se quedaba atrás, Nerea no recordaba haber visto esa mirada iracunda en sus ojos nunca, y honestamente comenzaba a asustarla.
"Olvidas que una vez tú también fuiste uno de nosotros, pero elegiste el poder y la ambición en vez de a nosotros, ¡Tú familia!" las últimas palabras fueron expresadas con tanto dolor e ira que el sable azul corto una parte del casco haciendo que un ojo escalofriantemente amarillo se pudiera visualizar. La furia y enojo de Vader aumentaron en niveles desproporcionados y Nerea, quien había sido espectadora de todo el enfrentamiento, supo que su madre no lograría salvarse.
"¡¿Familia?! Los Jedi me traicionaron, me quitaron lo que mas amaba, Obi-Wan me traicionó y tú me abandonaste ¡Traidora!" todo pasó muy rápido y antes de que si quiera lo pensara, el sable de Vader atravesó el cuerpo de Navier.
Nerea ahogó el grito que quería salir de su garganta pero no pudo apartar la vista de aquella escena tan horrible, el sable rojo atravesando el cuerpo de su madre, viendo como la vida comenzaba a abandonar los ojos de la mujer que había cuidado de ella. Las lágrimas no tardaron en caer y sintió como la opresión en su pecho se hacia insoportable, quería vomitar pero se contuvo y siguió mirando a pesar de que se sentía como cuchillos clavandose en todo su cuerpo.
"Traigan una camilla y llevenla a la nave" escuchó como Vader le ordenaba a los soldados y mientras estos cumplían sus órdenes, Vader apagó la hoja roja dejando que el cuerpo de Navier cayera al suelo.
Navier se removió en el suelo con el dolor matandola a cada segundo y respirando cada vez más lento pero su mente no abandonaba el mismo pensamiento, iba a morir a manos del hombre al que una vez consideró cómo su hermano, las lágrimas comenzaron a fluir libremente mientras pensaba en Nerea, su pequeña hija que acababa de ver cómo moría. No quería que su dulce Nerea recibiera el mismo final que ella así que con sus últimas fuerzas habló.
"Ani... Anakin... por favor, se... que aún e-estas ahí" susurró Navier hacia el individuo a su lado quien se congeló ante las palabras de la mujer. "Por favor Ani...por favor no la lastimes, es sólo una niña inocente... por favor Anakin"
Vader sólo observó como Navier suplicaba, no comprendió lo ella quería decir hasta que sintió otra presencia oculta entre la vegetación, una presencia que desbordada miedo y dolor, una niña que acababa de presenciar la muerte de su madre. Fue en esos momentos que los troopers llegaron con una camilla en la cuál depositaron el cuerpo agonizante de Navier y la llevaron de vuelta hacia la nave.
Nerea quería salir y decirles que la dejaran, que no se atrevieran a tocar el cuerpo de su madre pero sabía que no podía hacer tal cosa, así que solo se dedico a callar sus sollozos mientras que los soldados de asalto se iban pero el Lord Sith se detuvo y volteó la vista hacia el roble.
La sangre de la niña se heló y el alma se le cayó a los pies mientras su respiración comenzaba a agitarse, pero cuando pensó que sería su final el Sith se volvió y comenzó a caminar hacia la misma dirección que los soldados de asalto con un último pensamiento, eso sería lo último que haría por Navier D'ath.
Cuando no hubo nadie a la vista, Nerea se permitió llorar libremente y mientras temblaba salió como pudo de aquel hueco, definitivamente no podía procesarlo. La situación le parecía tan surrealista que considero que está fuera una pesadilla y dentro de poco despertaría para ver a su madre viva y a salvo, pero aquello no era un sueño. De momento el brillo de un objeto en el suelo llamo la atención de la niña, cuando lo tomó se dio cuenta de que era el sable de su madre así que lo sostuvo contra su pecho mientras lloraba aún más fuerte.
Luego de algunos minutos que se sintieron horas para la menor, el llanto cesó y la niña tomo el bolso que su madre le dio mientras lo abría, dentro había algunos cambios de ropa, comida y una gran cantidad de créditos. La niña guardó el sable de luz y se levantó del suelo tomando el bolso para comenzar a caminar hacia la ciudad más cercana con un nuevo propósito; buscar a Obi-Wan Kenobi.
[...]
La chica se movía entre la gente del puerto de Mos Eisley, su andar era seguro pero sigiloso siempre vigilando su alrededor. Mientras caminaba aparentando ser una turista más, les quitaba algunas cosas a las personas en su camino sintiendose culpable, pero a grandes males medidas desesperadas y ¡Vaya que Nerea estaba desesperada!, caminó un poco más hasta que se detuvo abruptamente al identificar a un grupo de stormtroopers que vigilaban el lugar, rápidamente dio la vuelta pero al parecer eso captó la atención de los soldados ya que éstos le ordenaron detenerse, sin embargo la chica no se quedaría a esperar que la detuvieran así que hecho a correr empujando a las personas que se cruzaban en su camino con los troopers persiguiendola.
Sabía que no había sido buena idea haber robado aquella mercancía del Imperio, a pesar de la muy buena paga que le habían dado por ella, ahora estaban tras su cabeza y eso la llevaba a estás situaciones; Nerea corriendo por su vida, literalmente.
Cuando pensó que había perdido a los soldados volteó a verificar que no la siguieran pero su cuerpo impactó contra el de otra persona, cayendo ambos al suelo. La chica se incorporó lentamente mientras se tocaba la cabeza debido al impacto para después ver a la persona con la que había chocado encontrándose a un señor mayor, tenía el cabello canoso y los ojos azules grisáceos la veían con sorpresa.
"Lo siento mucho, no era mi intención chocar con usted ¿está bien?¿se ha lastimado? Oh en verdad lo lamento soy tan distraída" habló rápidamente Nerea, levantándose de inmediato y tendiendole una mano al hombre, quien al parecer salió de su trance al oírla.
"No se preocupe señorita, estoy muy bien, bueno lo mejor que un anciano como yo puede estar" respondió el mayor mientras aceptaba la mano que la chica le tendía y la estudiaba con mayor detenimiento, definitivamente aquella niña era igual que Navier, el mismo rostro y facciones, su cabello era un poco más oscuro pero tenía los mismos gestos, los ojos en cambio eran de un color gris.
"Soy Nerea" habló de pronto la chica presentándose, pero antes de que el hombre pudiera hablar un stormtrooper giró en su dirección apuntándoles con el arma y el hombre vio como la chica se tensaba.
"Arriba las manos, queda detenida en nombre del Imperio" dijo en dirección a Nerea y se acercó para arrestarla pero antes de que llegara hasta ellos el hombre habló.
"Ella no está detenida" dijo y Nerea volteó a ver al mayor con confusión pero su confusión paso a ser asombro al presenciar lo siguiente.
"Ella no está detenida" repitió el soldado.
"Ella puede irse y no la detendrás" siguió diciendo el hombre.
"Ella puede irse y no la detendré" volvió a repetir el trooper.
"Ahora vete y di que no la viste" terminó por decir el mayor y el soldado dio la vuelta caminando en dirección contraria a ellos.
La cara de Nerea debió haber sido muy graciosa porque el hombre soltó una pequeña risa y el rostro de la chica se torno de color rojo por la vergüenza.
"¿Es usted un Jedi?" preguntó la chica con un poco de inseguridad.
"Solía serlo" respondió el hombre, "¿que te ha hecho llegar a esa conclusión?"
"Es solo que... mi madre también podía hacer eso, controlar a la gente y decía que solo las personas sensibles a la fuerza podían hacerlo, así que solo lo supuse" habló la chica con la mirada decaída mientras su tono adquiría un deje de nostalgia.
"Te pareces mucho a ella" dijo el mayor después de un largo silencio a lo que Nerea lo vio desconcertada. Al ver la mirada de la chica el hombre habló, "a tu madre por supuesto, te pareces mucho a Navier excepto en los ojos, los de ella eran azules."
"¿Usted conocía a mi madre?" preguntó estupefacta.
"Claro que sí, podría decir que nos conocimos de toda la vida" habló con la mirada distante, como si reviviera viejos recuerdos.
"Entonces si usted conocía a mi madre, también podría conocer a Obi-Wan Kenobi" terminó de decir Nerea con esperanza, quizá ese hombre podría llevarle con el viejo amigo de su madre.
"Obi-Wan Kenobi, hace mucho tiempo que no escuchaba ése nombre" volvió a hablar el hombre con la mirada perdida, pero la volvió a enfocar en Nerea y habló con una pequeña sonrisa, "pero claro que lo conozco."
"¿Y podría llevarme con él?" preguntó con aún más emoción.
El mayor pareció divertirle la emoción de la niña y volvió a hablar.
"Querida, yo soy Obi-Wan."
La cara de Nerea enrojeció debido a la vergüenza que sentía, aquel señor con quién se había encontrado era Obi-Wan Kenobi, el amigo de su madre y su primera impresión había sido chocar con él, ¡vaya que tenía mala suerte!
Pero su vergüenza paso a ser confusión al ver como Kenobi caminaba hacía la dirección contraria, Obi-Wan debió sentir su mirada pues volteó y dijo:
"Estoy seguro de que hay muchas cosas de las cuáles hablar, ¿vienes?"
Y así sin más ambos caminaron rumbo a la casa del primero, acompañandose mutuamente y en mucho tiempo, sintiendose menos solitarios.
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