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𝙸𝚗𝚝𝚛𝚘. ᴳᵉⁿᵉᵗⁱᶜ ᴾᵒʷᵉʳ


Fecha: 28 de enero de 2022.

Algunos días eran mejores que otros, siempre se lo repetía en su cabeza, no importa lo mucho que le molestara la hora del tráfico o que las pocas personas que tenían autos le cerraran el paso de camino a su trabajo. Ni siquiera cuando un chiquillo de la edad de su hermano menor le robara su cartera a tan sólo una cuadra de la estación de seguridad en el Centro de Investigación Genética de las Naciones Unidas. No, nada de eso era peor que la proximidad de marzo. En las calles ya se podían ver los promocionales gubernamentales para avisar los tiempos en los que la temperatura subía como nunca.

Los golpes de calor eran de lo que muchos estaban preocupados, de hecho, la fecha coincidía con el aniversario de los primeros acontecimientos que re organizaron la civilización entera. Los sobrevivientes del año 2019, la primera generación que sufrió los efectos de estos desastres, eran los más supersticiosos por ello. Los primeros pronósticos en noviembre de 2018 sobre olas de calor provenientes de Sol decían que podrían provocar efectos más dañinos en la superficie terrestre, ocasionado que la temperatura terrestre provocara olas que nunca antes se registraron. Como ya es costumbre en la comunidad política y sobre todo en aquellos que ostentan poder, no creyeron en sus palabras a pesar de las pruebas de esto, como en las falsas alarmas de meteoritos que "acabarían" con la vida en la Tierra.

Fue en marzo de 2019 cuando la primera ola azoló gran parte de las regiones en el Ecuador.

Las lecturas llegaron a las estaciones espaciales, provocó daños irreparables y muchos buenos científicos murieron solos en el vacío del espacio, no sin antes enviar una alerta de este fenómeno. Aunque fue en vano, porque la naturaleza tiene un orden y en él, no caben las especies débiles. Los primeros en morir fueron todos los que vivían en ciudades altas o cercanos a sembradíos secos y bosques, los lagos hirvieron con personas y barcos en ellos. La fauna, flora y todos los cultivos a punto de ser repartidos, todo se perdió y el hambre ayudó a que el amenos el 10% de la población mundial, se fuera al carajo.

En un intento desesperado, se está llevando a cabo para poder controlar los efectos de los nuevos calores en marzo y abril. Se crearon ciudades cubiertas por domos que permitirán controlar por un tiempo este problema, ya que, a dos años de lo sucedido, el proyecto se finalizó y gran parte de la población de los hemisferios Norte y Sur ya está por ser evacuada y Ecuador, se clasificó como una zona inhabitable por los próximos 50 años.

Ahora, en ese año, con la escasez de recursos alimenticios y médicos, la sociedad estaba a punto de colapsar. Todavía había quienes creían en el poder de sus gobernantes, sólo que él ya tenía dudas, las calles eran más complicadas para dejar que su hermanito saliera. Incluso tuvo que pagar lo último de su dinero para poder instalar seguridad decente en su departamento y asegurarse que nadie volviera a entrar a su casa, golpeara su hermano hasta dejarlo en silla de ruedas y robarle lo poco que tenía de las despensas obtenidas del gobierno. Ahora que una nueva vacante de genetista se abrió a causa del asesinato de su predecesor, él tenía un poco de esperanza de poder negociar un nuevo complejo habitacional para darle un mejor futuro a lo que quedaba de su familia.

A la entrada del gran edificio acristalado y custodiado por una buena gran parte del ejército, pudo llegar al puesto de avanzada donde lo dejaron pasar después de revisar su identidad como el candidato a genetista de la Empresa Génesis Laboratories. A la entrada del edificio ya lo esperaba la directora Richards. Una mujer ya muy entrada en sus cuarenta, con un porte elegante en su caminar a pesar de usar uniforme de hospital, se notaba su notable experiencia a comparación de la suya. Sólo que su reciente trabajo con genes humanos para descubrir una mejora en la base de ADN fue lo que lo puso en los primeros puestos para ser entrevistado.

―Buenos días Doctora Richards ―el joven genetista le tendió la mano, no muy seguro de qué etiqueta de saludo usar y fue a la segura, ella asintió, pero rechazó su saludo.

―Sin formalidades, sólo dispongo de poco tiempo para poder saber si vales la pena, así que sígueme ―ella se giró sobre sus pies y lo condujo dentro del complejo.

El joven genetista suspiró un poco molesto por lo pedante que aparentaba la mujer, aunque por unos segundos se puso en su lugar. Ella era una reconocida autoridad en el mundo de la medicina debido a las nuevas enfermedades derivadas de las olas de calor y con la muerte de muchas personas, sus cadáveres no podían ser cremados y eran dejados en bolsas en las calles o terrenos cercanos a poblaciones. Ahora muchas personas comenzaron a desarrollar problemas de salud como la nueva cepa de cólera y tuberculosis que mostraban mucha más resistencia a los medicamentos disponibles a la fecha, incluso algunas poblaciones en las fronteras de los domos registraron el deceso de muchos de sus integrantes por fiebre tifoidea y unos síntomas extraños en la piel alojada en la región del dorso derecho junto a convulsiones alarmantes sucedidas en el último año de nacimiento de bebés y niños de unos tres o cuatro años de edad. Necesitaban doctores y genetistas del más alto intelecto e ingenio para poder desarrollar nuevas vacunas o anticuerpos artificiales para mantener a la población antes de volver a poblar la Tierra y él no lo hacía del todo por la humanidad, lo hacía por él mismo y su hermano.

Las instalaciones eran tan amplias que podrían caber al menos el triple de habitantes en su bloque de departamentos, lo que en parte lo hizo enojar. Con cada pasillo que avanzaba, más científicos y fuerzas armadas había, podía ver la desesperación en sus rostros y fue hasta que llegaron a un auditorio al final de todo el edificio en el cual estaban al menos unos cincuenta aspirantes como él a los puestos que seguramente comunicaron en privado a los postulantes, incluido por el que él se debatía.

―Toma asiento, eres el último en llegar ―indicó al final de toda la sala, se notaba que su impuntualidad la puso del malhumor.

En su lugar había una pantalla multi usos que funcionaba como una pizarra electrónica que sólo los edificios con tecnología de punta tenían, el hombre lo encendió y descubrió el escudo del centro de salud que apreció por unos pocos segundos antes de mostrar una hoja electrónica con una pluma que respondía a sus órdenes para anotar. Si esto estaba en un centro de salud, se preguntaba cuánto dinero en realidad habían salvado después de la caída de las ciudades.

La mujer se reunió con el comité de cuatro doctores que comenzaron a explicar lo que él ya sabía de antemano. Su único propósito era postularse a vacantes para poder desarrollar medicina, antecuerpos artificiales con nanotecnología y vacunas efectivas con las nuevas enfermedades que comenzaban a surgir a partir de las últimas epidemias. Introdujeron al comité y jurado para determinar que sólo tres personas pasarían la prueba, y quedaba bajo todo concepto, decir una palabra sobre esta reunión. Él no sabía la razón del secretismo, pero suponía que era para no producir pánico colectivo.

Les explicaron además de que les mostrarían imágenes en vivo de muestra genéticas, de tejido muscular, piel, cabello y de sangre de varias víctimas de las enfermedades, no había preguntas más que observarlas y decirles qué eran más allá de lo evidente. Ahí supo que tendría que ponerse a sí mismo a prueba. En total fueron al menos unas diez imágenes entre cada prueba mostradas en sus escritorios virtuales. Muchos de los aspirantes hablaban en pequeños grupitos a notando cosas en sus carpetas, otros comentado qué podría ser lo diferente cuando eran tan similares, desde su asiento tenía vista hacia unos cuantos equipos, que al parecer formaban diez, con tres de ellos cerca de él y notó algo en particular, que no estaba seguro de saber si sólo estaba siendo paranoico o si estaba pensando lo correcto. El jurado los acribillaba con la mirada de a ratitos y uno en especial se centró en él.

Era el único que no hablaba con nadie o anotaba algo e la pizarra, sólo miraba las imágenes, algo que intrigó al doctor en genética avanzada. Más tarde, varios empezaron a decir o tratar de explicar las razones del por qué creían que había malformaciones, otros afirmaban que estaba un poco confusos sobre lo que mostraba y otros más aseguraban que no había nada en ninguna de las imágenes.

―Usted, al fondo ―el joven genetista se sobresaltó, todos se giraron a verlo y se quedó quieto por lo repentino de la llamada, se levantó despacio de su asiento―. No tiene equipo y no hemos registrado sus anotaciones ¿tiene algo qué decir o realmente no tiene idea de lo que queremos de usted?

―Es sólo una corazonada, todavía sigo pensándolo ―muchos de sus compañeros se burlaron de él, otros no les parecía gracioso.

―Aceptamos cualquier teoría o corazonada, como prefiera llamarlo usted ―hizo un ademán para que la palabra fuera completamente suya, incluso mostraron su pantalla en la que seguía sin trazos de la pluma inteligente.

―Pues, en realidad he notado dos cosas, uno: yo sólo tengo imágenes de muestras genéticas, en específico de cadenas de ADN que son normales, excepto la última que tengo ―de inmediato, el comité hizo más grande y él bajó la velocidad de tiempo de la muestra―. Esa cadena tiene una malformación en una de las hélices que forma una cruz, eso no es normal y mucho menos algo registrado en libros de salud que expliquen una anomalía que deforme por un segundo toda la cadena al punto de ramificarla y luego vuelve a la normalidad con una especie de impulso eléctrico, es débil por lo que se necesita un buen ojo para notar estos detalles.

―Y su segundo punto ―inquirió la doctora que lo recibió.

―Cada uno tiene una muestra de diferente nivel, los que son doctores generales tiene las muestras de piel, los genetistas de sangre y cadenas expandidas, incluso el único equipo de dermatólogos sólo tiene muestra de piel y no de otra cosa, y las diez pruebas son del mismo rango de edad de sujetos: niños de entre 4 a 6 años. Eso quiere decir que estamos viendo deformaciones genéticas realmente avanzadas en niños que sufrieron la mala suerte de haber vivido en la época de las llamaradas solares y la enfermedad sin nombrar que se liberó hace tan sólo unas semanas atrás de ese acontecimiento.

El comité se quedó estupefacto, algunos de sus compañeros lo miraban sorprendidos y otros un poco confusos por su extraño argumento. El joven genetista se sentía satisfecho cuando el doctor que le hizo los cuestionamientos le sonrió, como si fuera el padre más orgulloso del mundo. En ese momento el sistema de alerta mostró un mensaje de emergencia que mostraba las últimas y más alarmantes noticias.

―Las imágenes son increíbles, pero nuestros camarógrafos están en vivo desde la zona, se recomienda discreción con el público más joven.

El video era transmitido desde un centro comercial que ahora era una distribuidora de comida, la multitud corrían de un lado a otro evitando a toda costa las llamaradas en el centro, que salían a raudales de un niño de la edad de ocho años, que gritaba al ver su cuerpo en llamas. Lo curioso era que sus gritos parecían avivar las llamas que eran más y más inestables, para que al final, el niño explotara en una especie de bomba que terminó por matar a todos a su alrededor e incluso al camarógrafo y freír la cámara. A pesar del silencio y el shock de la conductora, llegaron otras tres imágenes de niños envueltos en llamas en diferentes partes de la ciudad, hasta que en el cuarto video vio un rostro demasiado similar.

¿Cómo demonios se salió de su casa y por qué estaba en pie?

El pequeño niño caminaba pidiendo ayuda, todos lo evitaban al ver que sus manos irradiaban energía que parecía quemar a los que se acercaban a unos metros de distancia y sus manos soltaron un par de explosiones que por unos segundos apagaron las cámaras.

― ¡HyungMin! ―gritó el genetista y hermano mayor del niño, no le importaba que lo vieran raro, era su hermano el que fue víctima de lo que sea que haya pasado.

En segundo mostraron lo que quedó de la brutal escena con el niño tirado en el suelo, con un muñón ensangrentado que ahora tenía por mano derecha y sus piernas otra vez hechas una mierda. Entró en un estado de shock que casi colapsa en esa sala, sin saber que esa misteriosa explosión en su hermano menor, sería sólo el borde de una sombra que no hacía más que crecer desde el segundo en el que el primer niño explotó ante los ojos del mundo.

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