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𝟱𝟬- 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹 𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿

𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔

⚝──⭒─⭑─⭒──⚝


31/10/1981


 ─Rose...Están tocando la puerta.

─James, es casi medianoche.

─Solo déjame ir a ver. Quién puede ser. 

La pareja, hace casi un año, se habían mudado de regreso a la Mansión Potter. Muy a pesar de las quejas de Dumbledore de que aquello no era seguro. James junto a su padre, habían levantado nuevas protecciones a la casa. Fleamont había regresado de su refugio en París, y para evitar problemas, había decidido ser quien se quedase en la casa de Godric Hollow. 

En menos de un año, después del nacimiento de Harry. Muchas cosas habían cambiado, desde las noticias de la guerra. La profecía que supuestamente marcaba a su hijo como el punto culminante de la guerra. La Orden del Fénix, había insistido en que Harry debía quedarse en el refugio, para sentirlo cerca, si es que era él. El elegido. 

James no era tonto. Lo había hablado con Frank; Dumbledore había marchado a la casa Longbottom, para asegurarse que su pequeño hijo Neville, también podía ser un blanco fácil para los mortifagos. Lo que para mala fortuna del viejo, terminó siendo la causa de que Frank y Alice renunciaran a su causa. Tomando a su hijo, a Lady Augusta Longbottom, y se marcharan del país justo después del primer cumpleaños de Neville y Harry. 

Peter, quien seguía dentro del circulo de Dumbledore, fue el encargado de hacerles llegar aquella noticia a James y a Rose. Exagerando en la mención de la rabia que el viejo director de Hogwarts, reflejaba en su rostro gracias a la dimisión del auror y su familia. Porque no solo se había marchado. No, Frank había retirado todos sus fondos relacionados a la causa, y como James no apoyaba a la Orden, Dumbledore no tenía financiamiento justo para la guerra. 

Durante aquel tiempo, en Septiembre, Rose Mary había anunciado, que estaba embarazada nuevamente. Ya en casa. Fleamont, Sirius, Remus, Peter y el mismo Severus; festejaron divertidos el hecho de que la familia estuviera creciendo. Claro, que el pocionista de túnicas negras, casi había maldecido al Potter por ultrajar de esa forma a quien consideraba su mejor amiga. El doce de Junio, había nacido Fleamont Sirius II, siendo la pequeña adoración de sus padres y del mismo Harry, cabe destacar. El bebé mayor de once meces, había chillado emocionado mientras veía a pequeño ser que ocupaba los brazos de su madre. 

Los mismos Fleamont Potter y Sirius Black, habían celebrado que el pequeño tuviera sus nombres, el mago más viejo abrazando a su hijo con cariño, mientras le susurraba que su madre estaría feliz de ver la familia que había formado. Rose, sin caer en las maquinaciones de Sirius, para convertirse también en padrino del niño. Le pidió a Peter que lo fuera. Tomando por sorpresa al animago. James también lo aceptó. Alegando con que Peter había sido una parte importante de sus inicios con Rose Mary. 

Ahora, recordando que Fleamont, había decidido quedarse en la casa refugio, para poder desplazarse fácilmente por el flú a visitar a sus nietos. Aquella noche en especial, habían celebrado el ritual de Smahain a petición de Fleamont Potter; para poder sentirse nuevamente en contacto con su  preciada Euphemia. Habían decidido quedarse a pasar esa noche junto al mago mayor. 

─James, ¿hijo? ─El ahora Lord Potter, miró a su padre con preocupación. No había querido despertarlo. Los años ya habían comenzado a hacer estragos en el hombre, y eso ponía bastante triste a James.─ ¿Escuché la puerta?

─Padre, vuelve a descansar, yo iré a ver.─ Respondió James.

Fleamont movió su mano restando importancia y salió de la habitación. ─ Por favor, quien debería estar descansando eres tú. Tienes dos hijos bastante hiperactivos. Estoy despierto desde que Monty empezó a llorar.

Rose, quien se había acercado con su hijo en brazos, miró a su suegro con vergüenza.

─Señor Fleamont, perdone por eso. Ha estado muy intranquilo.─ Mencionó la pelirroja, y James sonrió.

─Harry también, pero al menos se ha podido dormir.─ La puerta sonó nuevamente, los tres adultos miraron al corredor confundidos. ¿Quién podría ser?

James terminó por bajar a la entrada, seguido de su padre. Su mano dudó antes de tomar la manija de la puerta; su padre, se había asomado levemente por la ventana y había dado algunos pasos hacía atrás con temor. Tirando apresuradamente de su hijo.

─James, tienen que irse.

─¿Papá? ¿Quién está afuera?

─¡Ahora! Maldita sea James, deben irse. ─Fleamont siguió tirando de su hijo para alejarse de la puerta, su voz era insistente pero no alta. Había visto lo peor a través de la ventana. Una mujer rubia, que conocía muy bien, era quien tocaba la puerta, y detrás de ella un encapuchado que reflejaba un aura de pura maldad.─ Los han vendido, esa chica...la rubia de la Orden de Dumbledore.

─Marlene...─Susurró James estupefacto, tropezando al retroceder y mirar de regreso la puerta. ─Papá. Tú...vayámonos de aquí. 

Fleamont siguió empujando a su hijo, escaleras arriba para que buscara a su esposa e hijos. Justo en el preciso instante en que un fuerte estruendo, terminó por derribar la puerta, estallandola en miles de pedacitos. 

─¡Rose!... ¡Llévate a Hazz y a Monty!...¡Huye!.─ Grito James mientras se dirigía rápidamente a la estancia, buscando su varita. 

Fleamont, por su parte, tenía la suya en mano, y había decidido interceptar a aquel mago oscuro. Que se adentraba en su casa, en busca de acabar con  su nieto mayor; Rose negó, siguiendo a su esposo con los ojos brillosos del miedo.

─¡No James! ...¡Ven conmigo!... ¡No puedes pedirme que huya!─ Gritó ella.

─¡Hazlo, lo detendré y les haré tiempo!... ¡MALDITO INFIERNO, ROSE MARY, HUYE!

Bajando a la estancia, el auror entrenado, vivió como su padre a pesar de su edad, se mantenía firme contra su enemigo. Comenzando a lanzar hechizos en su contra y tratando de dar con la traidora de Marlene. Rose negaba mientras veía a su esposo y suegro luchar. Tomó su varita y envió un patronus de ayuda a Sirius y a Severus. Sabiendo quue irían en su búsqueda. 

─¡JAMES POR FAVOR!

─Los amo mi rosa... ¡AHORA! ─Gritó James. volviendo a batirse en duelo ferozmente contra el conocido Lord Voldemort. 

La pelirroja corrió al piso de arriba, llevando en sus brazos al pequeño bulto envuelto en mantas verdes, que era su pequeño hijo. Entrando apresurada a la guardería, donde Harry, extendía sus manos hacía ella y sus ojitos la miraban alegremente. Antes de poder tomarlo, se escuchó un fuerte "AVADA KEDABRA", y en un instante. en el piso de abajo, un cuerpo cayó sin vida, causando un ruido sordo en la madera. 

Rose tembló. Su cuerpo estaba paralizado. Harry seguía en la cuna, y Fleamont en sus brazos se removía incomodo, ella lloraba, pidiendo a los diosos que sus amigos llegaran rápido. No tenía mucha escapatoria, podía escuchar los pesados pasos subir hacía donde se encontraba. La puerta voló en pedazos, de la misma forma que la principal; arrancándole un grito lastimero y temeroso, para satisfacción del mismo Voldemort. 

─¡Por favor, mi hijo es solo un bebé!─ Imploró. colocándose en frente de su hijo mayor, después de haber depositado al más pequeño al lado de su hermano. 

─Apártate traidora de la sangre...Te perdonaré la vida, pero deberás entregarlo a él.─ La voz siseante de aquel mago oscuro, la hizo temblar nuevamente.

─¡No! No por favor, mi Harry no. ─ Volvió a rogar. Sus manos sosteniendo con fuerza la madera de la cuna detrás de ella.

─Tienes a otro; no te dolerá perder a uno.

─¡Mátame a mi! Pero deja a Harry y a Fleamont en paz. ¡Te lo suplico! 

─Apártate niña estúpida.

─¡No!... ¡Mátame a mí!

─¡AVADA KEDABRA!

Un brillo verde siniestro iluminó por segunda vez aquella casa; seguido de una fuerte explosión. Dos llantos infantiles se escucharon en lo que ahora eran las ruinas de aquel hogar. El bebé más grande, estiraba sus manitas hacía su madre; quien respiraba dificultosamente frente a su cuna. El otro, más pequeño, lloraba a mares, por el susto, y la incomodidad de estar envuelto entre las mantas. Sirius Y peter, los encontraron así. Severus corrió apresurado al cuerpo de Rose Mary y le tomó el pulso, notando que seguía respirando, ¿Pero cómo?

─¡Black! ¡Ayudame a llevarla a San Mungo! ─Gritó el Snape.

Peter tomó a ambos niños con cuidado, y los tres bajaron con el cuerpo de la pelirroja débil en los brazos de su amigo. Los aurores habían marchado a la casa, una vez el patronus de Rose Mary los había alertado. Habían apresado a Marlene por traición. a su vez; ayudaban a levantar los escombros de lo que había sido la entrada principal. Remus también había ido; sus sentidos como lobo, habían estado demasiado alertas, por la luna llena de la próxima noche. Pero estar presente dió la ayuda necesaria para encontrar el cuerpo de James desmayado, debajo de uno de los muebles, siendo cubierto y protegido por el cuerpo sin vida de Fleamont Potter. quién había alcanzado la maldición evitando que diera con su hijo. Pero el impacto contra el suelo y el mueble, había hecho que perdiera la consciencia. 

─¡James está vivo!─ Gritó el Lupin, haciendo que los aurores se movilizaran más rápido para ayudar a llevarlo a San Mungos. ─ ¡Merlín! ¿Rose..?

─Está viva; no sabemos como lo logró, pero no hay rastros del Lord.─ Respondió Severus, viendo como se levaban a su amiga a emergencia. ─ Está muerto, la marca en mi brazo...Ya no está.

Sirius, quien ahora cargaba a Harry se giró sorprendido, podía ver el brazo de Snape completamente limpio. Lo que significaba, que todo había acabado. 

Peter inhaló profundamente, mientras calmaba a Monty.─ ¿Cómo? ¿E-Está muerto?

Severus asintió. Los tres merodeadores suspiraron de alivio. Sus amigos seguían vivos, los niños también. Sirius sentía un pesar muy grande al ver el cuerpo de Fleamont Potter, quien fue como su padre por mucho tiempo, tendido en el suelo, cubierto por una manta blanca. Le dolía. Pero, James al despertar, sufriría aún más que él. 

Dumbledore arribó al lugar y se encontró con los cuatro hombres sosteniendo a ambos niños, confundido por verlos allí. Se acercó para ver la casa, entrando al a estancia bajo la mirada de los cuatro hombres, descubriendo el cuerpo de Fleamont tendido. Una mueca de confusión se formó en su rostro, y se dirigió a Severus en busca de respuestas.

─¿Qué ha pasado?─ Cuestionó,

─Marlene Mckinnon los había vendido.─ Dumbledore asintió.

─¿Dónde están los cuerpos de Rose y James?─ Volvió a preguntar. Mirando fijamente al bebé que Sirius protegía con recelo.

─En San Mungo, están con vida, pero inconscientes. Los niños no sufrieron daño al parecer. Director.─ Respondió ahora el licantropo. Dando un paso a la defensiva hacía el hombre. ─ Ahora, la marca ha desaparecido, Voldemort ha muerto.

Dumbledore negó.─ Remus, muchacho; me temo que eso no es posible.

─Al contrario Albus, Lupin dice la verdad. Ya no hay marca, y la túnica de Voldemort está vuelta carbón allá arriba.─ Masculló el de ojos negros. ─ Los Potter sobrevivieron, y están grave. Pero Lord Fleamont fue quien pereció en batalla.

─Eso es lamentable, por mi buen amigo; pero si dicen que Rose y James están vivos, tendremos que ver su evolución.─ Replicó el director.─ ¿Harry...tiene alguna marca?

Sirius alerta, alejó al bebé de la vista del hombre.─ ¿Por qué debería?

─Por que si Voldemort ha muerto, significa que Harry lo ha vencido. 

Los merodeadores y el pocionista lo vieron confundidos, hasta que fuera Snape quien diera un paso al frente. ─¿Perdón? ¿Un niño sobreviviendo a un Avada? Estás loco Albus. Lo revisamos, no tiene nada. Solo un posible trauma por ver aquel ataque brutal. Con suerte, su mente infantil bloqueará ese recuerdo.

─Ahora, Severus...Muchacho..No creo.

─Director Dumbledore, debería confiar en las palabras de sus colegas.─ Una voz se hizo presente. Pero fue el mismo SIirus Black, quien sorprendido; se giró a ver de donde provenía. ─ Voldemort ha muerto, no hay guerra. Este niño no es el salvador del mundo mágico. Lárguese y tómese un descanso de existir para atormentar a otros. 

─Regulus..─ Murmuró Sirius, reconociendo a su hermano hablar entre un grupo de inefables que se acercaban a ellos. 

Dumbledore resopló con disgusto, sorprendido internamente de que el Black menor siguiera vivo. No estaba seguro de lo que había pasado, pero Harry debía ser el salvador, Voldemort no podía estar muerto. Pero si los inefables estaban allí. Significaba que nada había salido como había querido, No. Al contrario, en una parte sus planes, habían caído. Con los Potter vivos, los niños intactos. Voldemort dejando de existir por siempre. Nada estaba bien para él. 

Sin mirar a nadie, se marchó del lugar, Dejando claras muecas de disgusto en todos los presentes. 

─Regulus...¿C-Cómo?

─Luego te lo explicaré Sirius...Pero si quieres a alguien para confirmar mi historia, habla con Potter en San Mungo, él lo sabía todo. Ahora, Será mejor que se vayan, los niños deben ir con sus padres.

Le hicieron caso. Apareciendo con cuidado unas calles cerca del hospital, el grupo aún conmocionado por la nueva revelación. Pero ahora... Llevarían a los niños con sus padres; y por lo que habían podido escuchar, habían reanimado a James. Muchas enfermeras, vecinos, y demás testigos, relataban fielmente sus versiones de los hechos. Los Potter habían sobrevivido al ataque, junto a sus dos pequeños hijos. Una ves estuvieran recuperados, serían llamados a testificar lo que ocurrió, asegurando al mundo mágico que todo había acabado. 

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