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𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿𝘀 𝗙𝗼𝗿𝘁𝘆-𝗢𝗻𝗲

𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔

⚝──⭒─⭑─⭒──⚝

Exámenes.

Personal del ministerio recorriendo los pasillos de Hogwarts.

Los de quinto año y los de séptimo al borde el colapso.

Por donde caminaras podías notar la tensión en el ambiente.

Los demás años inferiores, paralelos a quienes sufrían la desgracia de tener que ser examinados en aquellas pruebas tan drásticas. Buscaban consuelo en el tiempo libre de clases y la práctica de encantamientos variados.

Desde Aritmacia, Adivinación, DCAO, Pociones, Transfiguración, Encantamiento, Herbología, Historia de la Magia; Cuidado de las criaturas Mágicas, Astronomía. Etc. Todos en Hogwarts estaban al borde del colapso físico y mental.

Lo de quinto año presentaban sus T.I.M.O.S temerosos; casi llorando a mares por la ansiedad de pasar dichas pruebas sin problemas.

Los del último año, conjunto a los profesores, sentían que vomitaban en ese mismo instante. Se ha oam registrado alrededor de cinco desmayos durante las prácticas de pociones o transfiguración. Cosa que para los implicados, no había forma de remediar hasta un próximo año de estudios independientes en el ministerio de magia.

─¿Qué hechizo usarías para poder estar bajo el agua?─ La voz de Remus Lupin se podía escuchar en el gran comedor. Preguntando a sus amigos, algunas cosas que podrían salir dentro del examen de encantamientos que verían esa misma tarde.

Peter rascó su cabeza con estrés y se sacudió levemente. ─¡Casco burbuja!

Remus asintió y miró a Sirius; quién leía apresurado algunos pergaminos desparramados en la mesa de la comida.

─Sirius; una sencilla. ¿Cuál es el encantamiento inverso protector para repeler a los Dementores?

Sirius observó al licántropo y comenzó a revolver los pergaminos apresurado.

─¡Sirius! ─Insistió Remus.

─¡El patronus! ─Exclamó el ojigris frunciendo el ceño; mietras seguía leyendo y revolviendo los papeles.

─Si lo sabes. ¿Por qué tardaste?

─Tus preguntas me confunden; solo dime "¿Qué encantamiento se usa para repeler dementores?" No me salgas con lógica inversa y demás cosas.

Lupin rodó los ojos y miró al resto de la mesa de su casa; notando como la mayoría simplemente enterraba el rostro entre sus anotaciones de años pasados y mordían sus uñas con severa preocupación.

─Peter.─ El rubio observó a su amigo, mordiéndose la lengua con estrés.─ ¿Nombre conocido de la runa de fuego?

─¡Cweorð! ─Remus sonrió y volvió su vista al otro merodeador estresado

─Sirius. Dime la diferencia entre el aconito y la luparia. ─La pregunta trampa, escapó de los labios del licántropo.

El Black le lanzó una uva al rostro y refunfuñando señaló su libro de pociones. ─¡Eso no vale! Es la misma mierda. ─ Sirius se puso de pie y señaló al castaño con un dedo.─ ¡Es más! ¿Sabias tú, que literalmente tu nombre viene de su derivación?

Peter y Remus asintieron ante ese dato; Peter riendo por lo tonto que se ría Sirius estando a la defensiva y Remus con una ceja alzada, lo observaba altivo. Sabiendo por donde quería ir el Black al provocarlo.

─¿En cuántas constelaciones se divide la bóveda celeste?─ Peter soltó una fuerte carcajada al ver la discusión "educativa de sus amigos"

Frank que estaba por lo cerca, alzó la mano intentando responder la pregunta de astronomía que Remus había hecho.

─¡Repite la pregunta! ─Escucharon los merodeadores decir al joven Longbottom.

─No hace falta, puedo responder a eso. ─Remus levantó la mirada al Black de Slytherin, que se acercaba junto a Rose Mary.─ Son constelaciones infinitas.

Sirius señaló a Regulus de forma altanera, chasqueando sus dedos.

─Eso, si me la sabía. Cómo somos familia, lo que responda él, el punto es mio.

Frank asintió con las mejillas infladas.─ Yo también me la sabía.

Regulus los miró y entornó los ojos, haciendo reír a Rose Mary.

─Se la sabían, y no respondieron. ─Dijo la pelirroja, mientras sacaba de su bolsillo un pequeño roll de canela y glaseado para Peter. Quién chilló emocionado por el postre.

Para muchos, era un momento bastante triste el tener que despedirse del castillo blos profesores que los veían crecer. Pero más para otros, era el momento de demostrar su valía ante el cruel mundo que los esperaba más allá de las protecciones.

Incluso, las clases de aparición eran el paso más importante durante ese año; después de graduarse, tendrían que sacar la licencia de aparición en el ministerio y estarían listos para ser adultos en la sociedad mágica. (Sirius hizo una mueca cuando escuchó esa última parte gracias a uno de los examinadores)

─¿Dónde está James? ─Preguntó Rose, tirando suavemente del pequeño Slytherin que discutía a viva voz contra su hermano mayor. ─Pensé que estaría estudiando con ustedes.

Peter negó en lo que comía el postre y Remus mantuvo el silencio, recordando a donde se había marchado su querido amigo de lentes.

Sirius fue el que terminó por dar la pista de lo que ocurría. Cruzado de razos y soltando un fuerte suspiró entre dramático y aburrido.

─Dumbledore lo llamó.

─Profesor Dumbledore. Sirius. ─Rectificó Remus, ganándose un encogimiento de hombros por parte del contrario.

─Por favor, nos iremos en un mes. Estaremos a su altura. ─Peter le dió el punto al Black mayor. Pero el Black más pequeño terminó por patear a su hermano. Sacándole un quejido de dolor.─ ¡¿Qué te pasa estorbo?!

─Eso, por decirme estorbo.─ Acusó Regulus.

Sirius parpadeó dos veces. Sosteniendo su tobillo con una mueca de dolor en su rostro. Observando a su hermano con confusión.

─Te dije estorbo después de que le pegaras.

─Lo pensaste antes.

─¡Deja de leerme la mente, hijo de perra! ─Nuevamente se enfrascaron en una pequeña discusión. Sacando suspiros exasperados en sus amigos.

Rose Mary por su parte. Observó la puerta del comedor, la cual se había abierto apra dar pista a Severus y a James. No hablaban, pero iban casi al mismo paso. Solo separándose para ir cada quien a su casa correspondiente. Ambos con expresiones de desconcierto.

Ella se acercó a su novio, abrazándolo con cuidado por el pecho. Sus manos rodeando su torso con delicadeza y su nariz aspirando su aroma característico a melaza y barniz de escobas. James correspondió a su abrazo; apoyando su barbilla en su coronilla. Aplastando suavemente la raíz de sus rizos. Haciéndola sonreír.

─Hey, pequeña Rosa.─Dijo el muchacho con una pequeña sonrisa en su rostro.

─¿Está todo bien? ─Preguntó, Rose Mary.

─Si, todo está perfecto.

No, nada estaba bien.

Nada iba como quería. James se sentía morir por completo.

Había cumplido con lo que Regulus le había pedido. Simplemente robando unas gotas de veneno de basilisco a Slughorn. Siendo atrapado por Snape; cosa que lo asustó por completo.

Al tratar de deshacerse del muchacho entrometido, terminó hablando de más y soltando la sopa con relación a porque robaba ese tan caro ingrediente y para que lo usaría. Simplemente ahorrándose el quién lo había mandado.

¿Cómo lo logro?

No sabía. Pero al menos el plan de Regulus ante su muerte estaría correcto, por los momentos.

James no veía el momento de marcharse del castillo, estar con sus padres y quizás poder invitar a Rose a cenas en su casa. A pasar el verano con él, y quizás ir un poco más allá de su relación de noviazgo.

Deseaba demostrarle que podía ser el hombre perfecto para ella. Quizás no habían tenido enfrentamientos como pareja. Pero el destino estaba empeñado a tratar de acabar con su relación. De una forma poco convencional y bastante cruel.

¿Por qué ella?

Según la profesora de adivinación, tendrían que hacerse una especie de limpia. Esa mala suerte y ganas de coquetear con la muerte, para nadie eran normales.

A su vez. Después del examen de aritmacia. Que había tenido por la mañana. El mismo Dumbledore había requerido de su presencia y la de Snape. Al parecer las protecciones había sido más veloces que ellos al buscar la forma de destruir el relicario.

Era una magia muy oscura; con un aroma de putrefacción tan recio. Que llegaba a picar en su nariz. Al mismo tiempo, podía escuchar como escalofriantes susurros o siseos escapaban por los bordes del objeto.

─Potter. ¿Si sabes lo que harás con esa cosa? ─Le cuestionó Snape mientras caminaban hacía la oficina de Dumbledore.

─No tengo la menor idea, pero esto es un maldito asco.

Snape le dió la razón, mientras sobaba su brazo ligeramente.

Los muchachos subieron con el director; que los esperaba con sus gafas de medialuna brillando ligeramente frente a sus ojos. James vió a Snape hacer una mueca y prefirió declinar el ofrecimiento de los caramelos de limón.

─¿Qué tienes allí, querido James?─ Preguntó el director, con la mirada fija en el relicario.

─Lo encontré.─ Mintió el Potter, al sentir el pisotón disimulado de Snape.

Severus no era estúpido. Potter tenía en sus garras un artefacto de magia negra, magia putrefacta. Dumbledore parecía un niño pequeño a sus ojos, reclamando dicha reliquia.

─¿Dónde lo encontraste?

─Por allí. ─Respondió el de lentes. Cada vez sintiendo más la presión del pie de Severus sobre el suyo.

Dumbledore no parecía muy satisfecho. Pero asintió, desviando la mirada levemente hacia las repisas de su oficina. Donde miles de objetos brillaban a contra luz de los vidriales.

─¿El joven Snape estaba con usted?

Ambos asintieron.

Severus fue el que habló.

─Estaba con Potter cuando lo encontró. Se nos hizo muy extraño, y tratamos de abrirlo.

James lo observó de reojo y bajó la mano con cuidado, volviendo a ocultar el guardapelo.

Ambos muchachos siguieron la pista del director, quién levantándose e su silla se irguió justo a una estantería donde se encontraba una réplica ─James ya lo dudaba─ de la espada de Godric Gryffindor y por encima de ella, una corona plateada con un ópalo oscuro en medio. ─Ravenclaw, escuchó susurrar a Severus.─ Dumbledore se giró hacía ellos y extendió su mano, pidiendo el guardapelo.

─Deberías entregarlo, mi muchacho. Para ser revisado; este año me he dedicado a la búsqueda de las reliquias de los cuatro fundadores de Hogwarts.

Señalando la estantería; Dumbledore sonrió. La espada, la diadema. Pedía el relicario, pero según las historias; debía buscar la copa de Helga Hufflepuff.

Una copa...

¿Dónde había escuchado James de eso?

Miró de nuevo el guardapelo en sus manos y casi golpeó su rostro con su mano; Regulus se lo había dicho.

Si el chico lo lograba, en agosto tendría la copa. La maldita copa que el señor tenebroso, como decían las malas lenguas; le había encargado a la misma Bellatrix.

─Director...─Severus lo observó.─ Creo que debemos irnos. Los exámenes...

─¡Oh sí! Tienen más por esta tarde. Pueden retirarse. ─Ambos asintieron en busca de salir del lugar. ─ James, el guardapelo.

El joven Potter negó, sonriendo levemente al mago mayor. ─Lo conservaré por el momento señor; me gusta mucho...

Dumbledore lo observó por unos instantes, sus ojos brillando de forma extraña mientras asentía con la cabeza. James retrocedió varios pasos y cerró la puerta al salir. Dejando de sentir una presión en su cabeza una vez estuvo fuera de la vista del director.

Ambos jóvenes, Slytherin y Gryffindor caminaron juntos por los pasillos. Para muchos, era una escena inédita de admirar. Un suceso que nunca creerían capaz de ocurrir. Pero allí estaban, los enemigos a muerte. Caminando al compás, en silencio. Sin matarse con la mirada.

Pensando.

Escuchando.

Buscando respuestas.

En el gran comedor los esperaban sus amigos, y se separaron sin mediar palabra de despedida. James siendo abrazado por Rose; quién le preguntaba si estaba bien.

Él asintió. Sintiendo como el guardapelo se hacía más pesado dentro del bolsillo de su túnica. Queria ponérselo en el cuello. Pero el pequeño Black había sido claro.

No tocarlo directamente. Incluso dentro de la oficina. Lo sostuvo con el pañuelo. Quizás eso fue lo que llamó la atención del director.

James vió a Ellio llegar apresurado al comedor. Sirius se puso de pie al visualizar el gran búho correspondiente a Fleamont Potter.

James sudó frío.

Ellio era portador de malas noticias; y no parecía para menos. El Búho le extendió la carta sostenida en su pico y se marchó sin esperar respuesta.

Estaba cansado de tantos pergaminos con noticias de cualquier lado.

Rose lo observó y tomó la carta con cuidado, abriendo el sobre mientras todos se acercaban para descubrir su contenido. James no replicó. No sentía que tuviera por qué.

La simple llegada de Ellio al castillo, lo había congelado en su sitio. Sirius y Rose Mary leyeron la carta. Cortando el murmullo abruptamente antes de observarlo.

Los ojos almendrados del heredero Potter se encontraron de frente con los azules de su novia y los grises de su mejor amigo. Volviendo a sentir el asqueroso peso del guardapelo resonar contra su bolsillo.

Sirius fue quien módulo lo único que sus oídos no lograron captar al instante. No cuando sintió que su presión se disparaba y caía al suelo ir do negro.

Un pitido en sus oídos lo llevó a ponerse en posición fetal,mientas que lo tomaban de los brazos y trataban de alzarlo. La carta cayó al suelo. Mientras Rose trataba de llamar su atención.

Sus ojos se desviaron a laborar y pudo leer lo que más temía escuchar.

"Viruela de Dragón...Madre...Cama..."

James no era estúpido. Su padre le estaba avisando que su madre estaba en crisis por un contagio de Viruela de Dragón. Cómo pocionista, sabía que se encargaría de todos los medios posibles para ayudarla. Pero estaba vulnerable al contagio. Debilitando su cuerpo poco a poco.

Faltaba muy poco para graduarse.

Y James. Temió por sus padres. La voz de Rose Mary le hacía eco entre el pitido doloroso en sus oídos.

Terminando por perder la consciencia; justo cuando Madame Pomfrey y Minerva McGonagall entraban al comedor a socorrerlo.

ÚLTIMOS NUEVE CAPITULOS
NOS ACERCAMOS AL FINAL DE ESTA HISTORIA. LLEGANDO A LOS 20K DE LECTURAAAAAAS!!!!!

ES SORPRENDENTE CUÁNTO HAN AMADO A ROSE Y A JAMES.

LOS EXTRAÑARÉ AL LLEGAR AL FINAL.

Puedo decir que poco a poco, se va mejorando con el hilo de la trama. Y la historia entrará a revisión y corrección una vez se marque como completa. Así que si reelen. Quizás se encuentren con escenas cambiadas o mejor redactadas.

Feliz 2 de Diciembre, y gracias por seguir acompañando a nuestros niños en su aventura.

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