𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗧𝗵𝗶𝗿𝘁𝘆-𝗢𝗻𝗲
𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔
⚝──⭒─⭑─⭒──⚝
Rose Mary no pasó demasiado tiempo inconsciente; al menos así lo sentía ella. Una semana siendo intervenida de forma periódica por los medimagos, con alto riesgo de colapsar si la llevaban a San Mungo; pasaba velozmente si estabas cumpliendo el papel de victima de intento de homicidio.
Su único problema era que se sentía enjaulada, por no poder salir de su control y así como estar vigilada por su hermano,amigos e incluso el grupo de merodeadores que de vez en cuando pasaban a verla.
Anthony se quedaba con ella casi todas las noches.
Severus le comentaba sobre las clases y sus avances secretos con relación a evitar la desviación de Regulus a un bando peligroso.
Tiberus de vez en cuando e sentaba a leerle un libro.
Dorcas le hablaba de Quidditch y Pandora le trenzaba los rizos con cuidado.
Peter iba y venía junto a Lupin, con miles de duces.
Regulus arrastraba a su hermano para que, en palabras del menor. "Hiciera algo bueno por el mundo mágico" usándolo de comentarista de cada chisme que el ojigris mayor conociera y causándole gracia la forma en la que dramatizaba lo que había escuchado.
James pasaba a primera hora de la mañana, según Madame Pomfrey y el profesor Slughorn; dejaba un ramo de flores diferentes cada día en un pequeño florero al lado de su camilla y la observaba dormir en silencio. Suspirando de forma entristecida antes de marcharse. Dando una última mirada a la joven.
Rose Mary despertó al quinto día; escuchando a los aurores y a su padre hablar sobre algún tema en especial donde ella estaba involucrada. Más concreta mente sobre su estado y como se debía llevar a cabo.
Fue entonces cuando sus amigos fueron más severos con respecto a sus horas de visita y protección hacía la pelirroja, lo que la volvía un poco claustrofobica con respecto a sus acciones. No la malentiendan, Rose Mary amaba al menos estar aún en Hogwarts con todos ellos al corriente de su salud; pero al mismo tiempo comenzaba a cansarse de simplemente ser "la damisela en apuros".
Barty fue el que usó ese termino.
Y ella simplemente se enojó con todos.
"─Chicos no necesito que me estén cuidando.─ Dijo la pelirroja mientras se dejaba peinar por Pandora.─ Madame Pomfrey dijo que saldré de aquí el lunes por la noche."
"Barty resopló y Regulus quien intentaba detenerlo de hablar, solo negó con la cabeza."
"─Por favor Rosita, eres como una damisela en apuros, debemos estar al pendiente de ti."
Rose Mary los despidió con sutileza, pero se mostró muy indignada días después, no con ellos. Sino consigo misma.
Aquello rondó por su cabeza un largo rato, con lo que se detuvo a penar en varias ocasiones. Creyendo que estaba siendo una fuerte carga para todos, porque siempre estaba metida de nuevo en la enfermería o simplemente tenía las defensas muy bajas; entonces todos se comenzaban a preocupar, trataban de vigilar que nada sucediera; evitar que se sintiera mal incluso por respirar o reaccionar de mala forma a algo que pudiera comer y desatara sus alergias.
Aquello la llevó a ser condescendiente, después a aceptar ese pensamiento como cierto, y sumirse en una profunda tristeza. Anthony ya le había pedido perdón muchas veces, abrazándola con demasiado cuidado para su gusto, como si temiera dañarla de nuevo; aunque dormía en una camilla paralela a la suya, Rose sabía que él no descansaba correctamente.
Por otro lado, James pasaba por las mañanas; a veces cuando ella seguía dormida y otras cuando apenas despertaba. Pero aún así, el chico solo dejaba las flores en el jarrón, se sentaba en silencio por unos instantes y luego se marchaba.
Rose estaba cansada de eso.
Un sábado llegó con una salida a Hogsmeade. Sus amigos habían ido a verla preguntando si quería algo, pero ella negó a la oferta, pidiendo de favor que se llevaran a Anthony al pueblo; así él podría distraerse y dejarla un rato en paz. Quería descansar.
Estaba más decir que aceptaron y la dejaron sola.
Madame Pomfrey anunció que debía retirar un encargo de pociones en San Mungo y no estaría por la noche; pero la chica le dijo que solo se encontraba fatigada y descansaría. Con la intención de almorzar al momento de llamar a uno de los elfos de hogwarts. La matrona también se marchó.
Sabiendo que estaba completamente sola, sin ninguna vigilancia salió de la enfermería, con las piernas algo temblorosas por el tiempo que o caminaba con normalidad, por estar recostada en la camilla.
Se dirigió con cuidado hacía las mazmorras y entró a la sala común, agradeciendo a Merlín, que todos los Slytherins, incluyendo Severus; estuvieran fuera de la misma estancia. Quizás los de primero y segundo año no fueran al pueblo, pero tampoco se quedaban en la sala común, eso era un avance.
Entrar a su habitación, cambiarse y salir fue sencillo. Ahora solo debía llegar al despacho de Slughorn y tomar la red floó y salir un rato. No iba muy lejos; tampoco quería ir a Hogsmeade. No. Ella haría una visita al callejón Diagon.
¿Por qué usar la red floó de Slughorn? Porque era más sencillo entrar al despacho del hombre, que a las oficinas privadas de la enfermería. El jefe de la casa de las serpientes tendía a ser muy confiado con sus alumnos; amaba hacer la vista gorda con muchas cosas y se preocupaba más de su reputación que de los mismos estudiantes.
Por eso Severus siempre conseguía nuevos ingredientes para sus pociones; Anthony iba a casa las veces que le daba la gana. Los Black sacaban a Regulus de clases como supuestas emergencias. El profesor de pociones era un chiste para sus estudiantes; los de primero empezaban queriéndolo, pero a medida que crecían, pasaban sobre él cuando quisieran y lo respetaban cuando le convenía.
Y al profesor, no podía importarle menos.
No era mal profesor, pero si una sanguijuela social.
Por eso, a Rose Mary no le sorprendió encontrar literalmente la puerta abierta, (estaba entrecerrada, posiblemente alguien acabase de salir) sin protección alguna. Al entrar notó que la temperatura de la sala era completamente desigual al frió eterno de las mazmorras; lo que indicaba que la chimenea estaba encendida.
《Merlín, Salazar, Circe; ruego porque Hogwarts tenga un profesor de pociones competente en sus próximos años》Pidió a la magia, la pelirroja mientras se aceraba a tomar los polvos a un lado de la chimenea. entrando a las llamas verdes y gritando su destino para luego desaparecer.
El callejón Diagon era centro de multitudes los meses de Junio y Agosto. Con el envío de cartas desde Hogwarts, todos los años sin faltas, los padres llevaban a sus hijos a recorrer el lugar, siendo la cúspide de miles de compradores desesperados y a veces quejumbrosos por el pedido escolar que cada año parecía estar más costoso. Madame Malkin, Ollivanders, Flourish an Blotts; e incluso la heladería de Florean Fortescue y Gringotts eran las tiendas más visitadas en aquellos meses, por los niños de once años emocionados por su nueva aventura.
De segundo a séptimo, normalmente Artículos de Calidad para Quidditch. El diario el Profeta y nuevamente el banco para magos, eran muy visitados. De resto, durante el ciclo escolar. Era un lugar que permanecía poco concurrido; usualmente por los adultos que iban desde el ministerio al banco o simplemente a comprar algunas cosas necesarias para enviarles a sus hijos en la escuela.
Entrar al callejón siempre se podía realizar mediante la red floó del Caldero Chorreante, o simplemente teniendo permiso de algún dueño en el lugar; que pudiera concederte el paso. Rose Mary por su parte, aterrizó en la chimenea del primero. Sin llamar mucho la atención gracias a su túnica con capucha negra; salió del lugar, dirigiéndose a la puerta trasera de forma discreta ya que el tabernero no se encontraba allí.
Con su varita, tocó los ladrillos correspondientes para acceder al callejón y se deslizó cuidadosamente entre la masa de adultos y algunos jóvenes que paseaban por el lugar. La mayoría de jóvenes que caminaban por el lugar, eran graduados de uno a dos años del mismo Hogwarts. Actualmente trabajando en sus primeros empleos o consiguiendo ser aprendices de algunos mentores para sus maestrías soñadas.
Era un ambiente completamente diferente al de Hogsmeade. Dónde todos los estudiantes del castillo se reunían y tendían a ser la mayor parte del centro turístico del pueblo.
En el callejón también habían unas que otras familias. Los padres con sus hijos más pequeño, al parecer los llevaban a disfrutar de las vistas antes de vivir la verdadera experiencia del ajetreado inicio de clases. Rose Mary contempló a una pareja que no parecía tener más de veintitantos; con un bebé en brazos y otro de al menos dos años caminando de la mano del hombre; iban felices a comer helado y a su vez, el niño comentaba a su padre que un día iría a Hogwarts y sería un gran mago.
Algo dentro de ella dolió.
¿Si no fuera por su hermano, ahora seguiría en cinta?
Esa pareja pudieron ser James y ella al salir de Hogwarts, solo unos meses más tarde; con su hijo no nato en brazos. Siendo una familia feliz...
Tonterías.
Solo eran tonterías.
Limpió con furia las lagrimas que indiscretamente cayeron de sus ojos recorriendo sus mejillas; y siguió su camino.
Iría a Madame Malkin, compraría algunas túnicas; luego iría a comer al callejón Horizont y regresaría a Hogwarts. pero primero debía entrar a Gringotts para poder retirar algo de dinero de su cuenta de fideicomiso escolar que su madre guardó para ella y su hermano.
Situándose frente a la gran estructura del banco, Rose Mary leyó con la cabeza ligeramente inclinada el lema que grabado en piedra le daba la bienvenida.
FORTIUS QUO FIDELIO
"Fuerza a través de la lealtad"
Era un lema que para un pobre conocedor, solo sería una frase bonita; para otros más desconfiados, simplemente creerían que era un estatuto de la nación goblin. Para aquellos que les gustaba pensar e interpretar más allá de sus raíces, pensarían miles de razones del porque esa frase era tan interesante. Todo era cuestión de perspectiva.
Al entrar, pasó por los guardias de la entrada y miró tentativamente el cartel que estaba a un lado.
Entra, forastero, pero ten cuidado de lo que aguarda el pecado de la avaricia,
porque aquellos que toman, pero no ganan, deben pagar muy caro a su vez,
así que si buscas debajo de nuestros pisos un tesoro que nunca fue tuyo, ladrón.
Tú ya has sido advertido. Tengan cuidado de encontrar más que tesoro allí.
《Los goblins son seres despiadados... ¿Qué guardaría yo en una caverna si no quiero que me roben?》Se cuestionaba la joven cruzándose de brazos, leyendo aquella inscripción varias veces, mirando entre el suelo y el cartel en lo que pensaba. Hasta que se encogió de hombros y se acercó a uno de los cajeros que parecía disponible.
《Tal vez un dragón... 》El goblin levantó la vista con curiosidad hacía ella al verla tan callada y pensativa; pero no la interrumpió; esperando más bien que fuera ella quien iniciara la charla.
─Buenos días; que tus bóvedas rebosen del oro obtenido. ─Saludó la joven; siendo recibida por un asentimiento de parte del goblin.
─Que tus enemigos caigan a los pies de tu espada; señorita; ¿en que le puedo ayudar?
─Vine a retirar dinero de mi bóveda de fideicomiso. ─Respondió ella, sacando su llave de su túnica y entregándosela al cajero. Quien después de confirmar su autenticidad le permitió realizar su transacción tranquilamente.
Se despidió del goblin con el mismo saludo con el que había llegado; retirándose del banco con más hambre que ganas de comprar sus túnicas. No había pasado mucho tiempo; así que aún le quedaban algunas horas antes de tener que volver al castillo.
Igual, ya era mayor de edad; lo único que la retenían era el tener una nómina asistencial al castillo aparte de tener que presentar sus EXTASIS.
Tan distraída iba en sus pensamientos, que se retrasó un poco al bajar las escaleras y sintió como fue empujada levemente por una pareja que iba detrás de ella. Siendo sostenida de forma rápida por ambos magos antes de resbalar y caer.
─¡Merlín, mi niña! ─Exclamó la bruja al lado d quien parecía su esposo, comprobando que ella estuviera bien. ─Mil disculpas corazón, no nos dimos cuenta.
Rose Mary sintió sus mejillas enrojecer de vergüenza. Negó con las manos dando un paso a un costado para alejarse de la mujer y poder agradecerle por la ayuda.
─No, perdonenme ustedes a mi, estaba perdida en mis pensamientos.
Ambos adultos rieron y asintieron con comprensión.
─¿Ibas a algún lado?─ Preguntó la bruja con una sonrisa. ─Nosotros íbamos a comer al callejón Horizont. Si no es muy entrometido de nuestra parte, déjanos invitarte a acompañarnos.
La pelirroja, escandalizada, volvió a negar.
─¡Por favor! ¡Le agradezco mucho la invitación, pero no creo que sea correcto!
El hombre, de cabello particularmente rebelde y familiar negó, ajustando sus gafas mientras se cruzaba de brazos; en un mohín un tanto infantil para su edad, causando la risa de su esposa.
─Tonterías, estamos en la época del año donde mi esposa y yo salimos a comer solos para simplemente disfrutar un poco del jaleo del callejón. ─Comentó volviendo a ajustar sus gafas; Rose Mary encontró ese gesto bastante peculiar.─ Con nuestros hijos en Hogwarts; se está demasiado tranquilo en casa. Déjanos invitarte a comer algo.
─Por favor querida, no tomará mucho tiempo. ─Insistió ahora la mujer.
Rose suspiró y dejó caer la capucha de su túnica mientras asentía. Siguiendo a la amable pareja a un restaurante dentro del mencionado callejón paralelo al Diagon.
─Por cierto querida, ¿Cuál es tu nombre?
Rose miró a la bruja y sonrió; la mujer tenía algo que la hacía sentirse en comodidad, un aire maternal muy grande y al mismo tiempo muy cálido; su sonrisa era contagiosa y sus ojos brillaban de puro cariño y dulzura.
─Mi nombre es Rose Mary. ─Respondió, recibiendo una sonrisa aún más grande por su contraria.
─Muchísimo gusto en conocerte Rose; yo soy Euphemia y el hombre atolondrado que no ve por donde camina aunque use gafas, es mi esposo Fleamont. ─Ganándose un fuerte "Oye" por parte del hombre que les abría la puerta, Euphemia le guiñó un ojos y ambas rieron.
Rose Mary dentro de ella sintió que había oído antes esos nombres. Pero en ese instante, no recordaba de donde.
𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔
⚝──⭒─⭑─⭒──⚝
HOY ES 3 DE NOVIEMBRE Y ESTÁ DE CUMPLEAÑOS LA ESTRELLA MÁS BRILLANTE DEL CIELO. NUESTRO QUERIDO ¡¡¡SIRIUS BLACK!!!
Un muy feliz cumpleaños al hombre de dudosa estabilidad mental, dudosa higiene en su forma animada y de forma canónica y no canónica, mi espíritu dramático favorito.
Sirius es un ser, que aunque me representa en el 50% de sus actitudes, ya sea en las películas o en los headcanons; al mismo tiempo, el otro 50% de su porcentaje, es para callarlo y quizás pegarle un putazo.
Fan y Hater al mismo tiempo.
Sirius es el único escorpio que puede cagarla y se las perdono, porque "está mal de la cabeza, se le cayó a su mamá hasta los 14"
Pero en fin. Te amo chucho. Gracias a J.K.ROWLING por tremendo personaje, gracias a Gary Oldman por darle vida en la gran pantalla y a Ben Barnes por conocer su existencia y decir "Si soy" cuando le preguntan por él.
Te amo Sirius en todas tus presentaciones.
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