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𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗧𝗵𝗶𝗿𝘁𝘆-𝗡𝗶𝗻𝗲

𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔

⚝──⭒─⭑─⭒──⚝

El Gran Comedor era un caos total. No dejaban de llegar las noticias vía lechuza a algunos estudiantes; quienes desesperados lloraban por el bienestar de sus familias. De primero a séptimo año, todos estaban angustiados. 

No solo por la incertidumbre y el terror más allá de los muros del castillo; sino por los exámenes que sorprendían a todos al haberse acercado de la noche de a la mañana. Los T.I.M.O.S tenían a los de quinto sudando la gota gorda y los E.X.T.A.S.I.S a los de séptimo los hacían temblar. Estudiaban a mas no poder y desesperados; varias veces habían terminado en la enfermería gracias a un colapso nervioso.

Cuando las lluvias habían terminado; el partido de quidditch se repitió. Pero para la mala suerte de la casa de Gryffindor; habían perdido. Regulus había alcanzado la Snitch casi derribando a su oponente y a Potter en el proceso. La casa de los leones había estado furiosa; pero al mismo tiempo angustiada por las mismas pruebas. Y Hooch había sumado los puntos que habían obtenido en la primera ronda.

Los merodeadores eran unos de los grupos que más preocupados estaban: Sirius y Peter recibían ayuda de Remus para algunas materias y James estaba hasta el cuello de tareas y trabajos que McGonagall le había encargado. Gracias a la salida de Evans; no habían tenido tiempo de delegar a otra premio anual y todo recaía en él. 

Aunque sus amigos intentaban ayudas; incluso la misma Rose se había ofrecido para ayudarle a aligerar su carga. Pero no podía aceptar; lo máximo que podía reducir era delegar actividades a los prefectos. Pero de resto tenía mucho trabajo por delante.

El pergamino extendido en la mesa era descomunalmente largo, variaban los encargos desde la preparación de la graduación; los permisos de las vacaciones de Pascua; las rondas por la noche; los castigos, los informes a los profesores; las revisiones del consejo de padres; las salidas a Hogsmeade y los permisos de Slughorn para su pedidos raros con respecto a ingredientes de pociones y de la misma Pomfrey quien le encargaba la lista de suministros para el área de la enfermería. 

Más aparte, sus padres habían estado mas centrados en su existencia y más estrictos. Desde el ataque al pueblo, en su cumpleaños. Su madre había estado demasiado paranoica siempre escribiéndole. Su padre por su lado; le había escrito personalmente enviando a su odioso búho para hacerle constancia que apenas terminara sus estudios; le delegaría el puesto de Lord Potter. Alegando que se sentía demasiado viejo para seguir en las juntas del Wizengamot.

James no se tragaba eso último.

《Tan viejo; que pudo armarse un combate en Hogmeade mientras gritaba que estaba a plena flor de su juventud.》Pensaba con sorna el chico cuando leía la misiva de su padre.

Otro de sus más grandes problemas era el mismo diario el profeta. Las noticias se vendían como pan caliente, y la preocupación era demasiado palpable a donde fuera que mirase. Niños llorando; estudiantes rabioso; profesores angustiados. Sus amigos estresados. Dumbledore parecía muy normal cada vez que una nueva publicación entraba a los muros del castillo; levantándose tan pronto como podía y desapareciendo durante el resto del día. James comenzaba a odiar firmemente al hombre.

McGonagall siempre comenzaba a llamarlo al instante en que Dumbledore se marchaba. A sabiendas de que necesitaba ayuda y era el único que podía actuar; pues los demás profesores estaban ocupados. James ya sentía que moriría para final de mes.

—Señor Potter. —Se levantó con pesar de su asiento y siguió a la profesora hacía el pasillo. De camino a la oficina del director. —¿Trae consigo el trabajo que le asigné?

James asintió, sacando de su mochila los pergaminos firmemente ordenados y entregandoselos a la profesora. Quién asintió mientras se detenían en la entrada de la gárgola.

Esperaron un instante antes de dar la contraseña y poder subir. —Bombones de limón. —La gárgola se hizo a un lado, y tomaron con prisa las escaleras que comenzaban a subir. Llegando a la puerta de madera que se encontraba abierta.

James contempló la oficina de Dumbledore con aburrimiento. El hombre no se encontraba allí pero aún así McGonagall rebuscada y ordenaba los papeles desparramados en todo el extenso escritorio.

—¿Por qué me mandó a llamar? Después del desayuno le llevaría los informes a su oficina. Profesora.

—Lo sé señor Potter; pero he hablado con los demás profesores y ya hemos acordado quién será la nueva premio anual por los últimos meses. Estoy orgullosa de lo bien que has estado trabajando a pesar de todo, y te mereces un descanso.

James puso los ojos en blanco de manera disimulada.

《Uy si, merezco dos vidas de vacaciones.》

—Por ende. Alessia Edgecome. Lo ayudará con respecto al resto de encargos. —Mencionó Minerva. —La prefecta de Ravenclaw está feliz de poder ser parte de los premios anuales con usted.

—¿Alessia Edgecome?

Minerva asintió.

—¿La prefecta de Ravenclaw?

—Veo que la conoce y tiene noción de ella.

James negó. —No, en realidad no sé quién sea. —Bajo la mirada estupefacta de la profesora, solo atinó a encogerse de hombros.

—¡Señor Potter!

James rió bajo, volviendo su atención a los cachivaches del director y haciendo una mueca ante la pinta melosa y aguada de los caramelos de limón en un tazón.

《Demasiado dulces. Ni siquiera saben a limón.》Ya había probado varias veces esos caramelos. Lamentablemente su altar era especial para la tarta de melaza.

Minerva siguió recogiendo los pergaminos y le entregó unos tantos.

—Profesora.

—Mande señor Potter.

—¿Está enojada por haber perdido la copa de las casas?

—Furiosa.

—Si yo también.

—¿Por qué perdimos, entonces?

—No sé profesora. Pregunte al equipo.

—Usted es el capitán, señor Potter.

&Ah cierto...

Nuevamente el silencio reinó en la oficina. Minerva estaba cruzada de brazos mientras veía al joven abrazar los pergaminos con aburrimiento y rehuyendo de su mirada.

—Puede irse señor Potter.

—Merlin la tenga en su gloria. —Lo escuchó murmurar antes de salir corriendo del lugar.

—¡JAMES POTTER! —Gritó furiosa, negando con la cabeza cuando la puerta se cerró con fuerza.

James regresó al comedor, para ver a sus amigos aún comer en la mesa de Gryffindor. Sin perder tiempo se lanzó como peso muerto sobre el asiento. Tirando el vaso de jugo de Remus y haciendo que lo miraran extrañados.

—¿Qué te dijo McGonagall? —Preguntó Peter robando un trozo de tarta de moras.

—Que tendré compañera nueva. —Respondió

—¿Quién? —Cuestionó Remus.

—Ni idea, no la conozco. —Sirius negó y lo señaló con el tenedor.

—Nombre, Potter. Danos nombres.

James levantó la mirada al techo por unos minutos y se volvió a desinflar en su asiento.

—Ni idea, ya se me olvidó.

Los tres merodeadores suspiraron. Olvidándose de su cuerpo ahora sin vida y terminando de aprovechar los postres en el desayuno.

Alessia Edgecome fue llamada rápidamente a su grupo se estudio por el profesor se encantamientos.

James admitía que la chica era bastante inteligente, pues tenía notas elevadas casi a su par. Pero tenía una mala organización con respecto al trabajo bajo presión. No era mala estudiante pero si desorganizada.

El profesor Flitwick les había encargado llevar un par de pilas de libros a la biblioteca y decirle a Madame Pince que los ayudase a registrarlos. Había un montón de libros de encantamientos básicos para los de primer año, así como tercero y quinto. 

James leyó con curiosidad los nombres de algunos mientras los iba colocando de regreso en sus estanterías. Usando un simple leviosa para ello. Mientras que su compañera le iba pasando cada libro a medida que iban avanzando. El silencio entre ambos era en retrospectiva, bastante incomodo y a la vez muy gracioso. Pues para un observador externo; podías notar como la Ravenclaw buscaba hablarle al Potter y este simplemente seguía de largo, evitando que alguna palabra saliera de su boca. 

—Oye, Potter.— Intentaba la joven de cabellos castaños.

—¿Sí? —Cuestionaba el de lentes sin observarla.

—¿Es cierto que sales con una Slytherin?

—¿Y eso porque debe importarte a ti? —Respondía borde el chico. 

—Solo es simple curiosidad. —Bufó.—Pero aún así. ¿Sabes algo de Evans? ¿De su juicio?

James la observó y tomó el resto de libros en sus manos; perdiéndose en las demás estanterías de la biblioteca y dejando la pregunta en el aire; huyendo prácticamente de su nueva compañera. A este punto del acto; el mismo Potter ya suspiraba aburrido de sus propias actividades y actitudes. 

Los E.X.T.A.S.I.S no empezaban hasta dentro de un mes y medio; y por ende estaba aligerando todo el cargo que tenía por encima. Pero estaba agotado; mucho. 

Salió del castillo después de haber perdido por completo la pista de su compañera y  habiendo dejado los pergaminos y libros a un lado. Se dirigió hacía la lechucería para poder alimentar a Comet; pero a mitad del camino simplemente fue golpeado por un ejemplar del profeta que una lechuza había dejado caer. Y aún así, el ave había descendido para cobrarle la entrega. 

—¿En serio la vas a cobrar?— Le preguntó al ave mientras recogía no solo el periódico, sino también sus gafas; que se habían caído ante el impacto.— Me voy a graduar con el récord de haber roto al menos treinta pares de gafas. — Sacó un galeón de su túnica y dejó que el ave se fuera volando. As u vez, extendía la primera plana para observar que había de nuevo. 

¡LORD YAXLEY EN AZKABAN.!

MAGO OSCURO Y ASESINO.

Esta mañana, el jefe de la oficina de seguridad mágica. Bartemius Crouch se encargó de anunciar el arresto directo del Lord Edgard Yaxley. A quien habían sorprendido siendo parte del ataque en el pueblo de Hogsmeade. 

"Un hombre como este, es simplemente la escoria principal de nuestra sociedad. Una paria y un desalmado bastardo." —Comentó el señor Crouch; a quien tuvimos el placer de entrevistar hoy dentro de la sala del ministerio.

 su vez, otros lores también mostraron su total desagrado ante la noticia; más que todo por la indignación que un hombre anteriormente respetado; y quien había sido participe en la aceptación de convenios y leyes para nuestro mundo. Cayera en manos de la justicia tildándolo de corrupto y asesino.

"La familia Parkinson niega completamente al Lord Yaxley ante los tratados vinculantes de antaño. No seremos parte del circo mediático de un hombre en desgracia." —Jeffers Parkinson; jefe de la casa Parkinson.

"La Ancestral casa Prince exige que se le condene firmemente al beso del dementor. Cortando todo apoyo con relación a la sangre Yaxley." —Edmond Pirince; Lord de la Antigua y Ancestral familia Prince.

"Tuve el placer de enfrentarme cara a cara;  como padre, busco proteger la felicidad de mi hijo; y como Lord la seguridad del mundo mágico que nos precede. Pero no por ello, abogo a sus mala toma de actitudes con relación a su existencia; un heredero a quien dejar todo. Pone en peligro la nueva seguridad de su familia. Pero se hará hasta lo imposible para que el heredero Yaxley y su hermana menor; estén fuera del circulo controversial que su padre creo para ellos. A un hombre como él. Ni siquiera puede llamarle padre." —Así mencionó Lord Fleamont Potter. 

Cabe destacar, queridos lectores. Que aún se mantiene en espera la decisión del Wizengamot ante las propuestas del Lord Potter con relación a los dos hijos herederos del prisionero. Mismo quien alegó entre gritos que su pequeña hija "Rose Mary" estaría en peligro si no estaba para protegerla. Asombrados. Pudimos observar como se había desatado un duelo al puro estilo Muggle. Dónde Yaxley arremetió contra Lord Potter gritando improperios y deseando su pronta extinción.

Los dos hijos de Yaxley no se pronunciaron ante su juicio; pero se estima que el heredero. "Anthony Yaxley" tome el legado de su padre, reclamando sus asientos en el Ministerio. De la joven hermana del heredero. Aún no se conocen noticias sobre su futuro. Las damas de la sociedad mágica estiman que será casada lo más pronto posible con algún heredero u lord que le permita alzar de nuevo el nombre de su familia; o simplemente negar su sangre. Convirtiéndose en una traidora a las tradiciones. 

—Redactado por. Rowan Crowley. Para el Diario El Profeta. 

(Véase también)

Historia de la Familia Yaxley (pag 4)

La misteriosa muerte de Eloise Yaxley. (Pag 6)

Reglas para los herederos al Wizengamot (Pag 10)

James terminó de leer la noticia y guardó el diario bajo su túnica. Caminando con pasos pesados hacía la lechuceria; donde Comet lo recibió volando a su alrededor.

James estaba sorprendido, más que estupefacto. Su padre no solo había comenzado una causa con respecto a proteger a Anthony y a Rose. Aunque pensaba que lo hacía mayormente por la chica, que por el joven. Sobre todo, después de haberla conocido y saber que no era nada igual a su padre o hermano. Adema de ser la novia del mismo James.

Se preguntaba. ¿Ahora que pasaría? Los Yaxley habían caído. 

Anthony tendría mucho trabajo por delante para arreglar el desastre de su padre y a Rose la tenían en la mira, sin saber tan siquiera quien era ella. 

El mundo mágico era una red de prejuicios y chismes que se tejía con rapidez. 

Y no solo eso; el mayor trato de las personas; era el juzgar a los demás. Hogwarts era el punto de partida para ello. 

—Comet. Espera un segundo. —Murmuro mientras buscaba en su mochila; algo de pergamino y tinta. Comenzando a redactar una nota a su madre. 

Después de enviar a su ave con su encargo. Se apoyó un momento en lo alto de la torre, para observar el panorama del castillo. Pocos estudiantes se veían caminando por los alrededores. Entre ellos la misma Rose Mary; quien iba apresurada junto a su hermano; con dirección hacía donde él se encontraba. 

Podía apostar que habían leído la primera plana del Profeta. Por el rostro angustiado de la chica y la seriedad amarga que desprendía el muchacho. Rápidamente salió de allí, hacía su encuentro. Estrechando en sus brazos a la pelirroja quien se aferró con fuerza a su cuerpo. Su hermano pasó de largo y se interno en busca de su propio búho. 

—Rose...— Murmuró.

Ella negó con la cabeza.— Ese bastardo estar donde merece está, James. 

James asintió. Acariciando con mucha delicadeza sus rizos.

Anthony salió minutos después y los observó con claro disgusto. Acercándose al de lentes para tocar su hombro y así poder separarlos un instante.

—Potter; tu padre metió su nariz donde no le importa.— Bramó cruzado de brazos.— Tal parece que se descubrió, de donde viene tu maldita actitud de entrometido.

Rose le hizo una mala cara, entornando los ojos para que guardara silencio. ero el mismo James asintió; mirando fijamente al joven a quien por mala suerte, llamaba cuñado.

—Es algo de familia. ¿No crees Yaxley? ¿Que heredaste tú? ¿Lo socio-pata o lo asesino? A no, espera. Es casi lo mismo.— Contraatacó el castaño. 

Rose Mary se entre puso en medio de ellos. Notando como la tensión comenzaba a aumentar.

—¿Esto es lo que querías, cierto? —James siguió la pista de Anthony quien ignoraba a su hermana separan dolo de su persona.— No te bastó con que mi hermana casi muriera por tu culpa. Sino que metiste a tu lindo padre y ahora el mio está en Azkaban como un maldito hijo de puta. Condenado a la muerte.

—Lo que tu padre haya hecho; no tiene que ser culpa mía. —Gruñó James de regreso, rodeando a Rose Mary para poder enfrentarse al chico.— Aléjate de mi Yaxley. Aléjate de tu hermana.

—No eres nadie para hablar de eso. —Anthony lo apuntó con su varita.— ¡NADIE!

James gruñó con fuerza, ignorando la varita que lo apuntaba. Estrellando su puño cerrado contra la mandíbula del chico; cayendo ambos por la pendiente mientras los golpes iban y venían.

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