𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗙𝗼𝗿𝘁𝘆-𝗧𝘄𝗼
𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔
⚝──⭒─⭑─⭒──⚝
Rose Mary no se apartó del lado de su novio en la enfermería. Madame Pomfrey había indicado que gracias al estrés de los exámenes y una mala alimentación; además de la repentina noticia de la salud de su madre. James había colapsado.
Que no era grave y que se pondría bien esa misma noche; mañana podría seguir con su pruebas y acabar de una vez con ese tormento. A su vez; se encargó de proporcionarle a todos los presentes estudiantes en la enfermería, dosis de poción pimentónica para que recuperaran energías.
Los merodeadores eran exhaustos. Remus no estaba con ellos. Puesto a que había corrido a presentar su examen de estudios muggles. Sirius mencionó algo de no necesitar esa materia. Pero el castaño lo ignoró y siguió su rumbo a la sala de examinación.
Peter fue el que se quedó junto a la pelirroja y al Black mayor. Esperando a que James pudiera descansar y despertar sin alguna complicación. Esos tres, habían terminado sus exámenes. Así que el tiempo libre lo proporcionaron en rondas para cuidar al convaleciente en cama.
Aunque los dos merodeadores restantes pasaron mayor parte del día poniendo al tanto de su historia; a la chica Yaxley. Quién divertida, escuchaba como se habían conocido y todos los problemas que vinieron al instante de haberse llamado amigos.
─Recuerdo que una navidad, Sirius la pasó aquí conmigo. ─Comenzó Peter. Llamando la atención de los dos presentes además de James dormido.─ Yo había perdido el tren esa mañana y cuando regresé al castillo, lo ví caminar por la nieve del patio. Se tropezó con una piedra y rodó colina abajo hasta el lago.
Sirius lo observó fijamente, tratando de recordar cuando había ocurrido eso. Hasta que abrió los ojos como platos y se lanzó en contra del merodeador más pequeño.
─¡¿Estabas allí y no me ayudaste?!
─¡En mi defensa!...─Peter guardó silencio y bajó la mirada ocultando su risa. ─No tengo nada para defenderme.
─Eres una rata traicionera.
Mientras ambos chicos discutían de forma descuidada entre ellos. Rose Mary fijó su vista en el chico dormido. Inflando sus mejillas levemente ante la preocupación por su novio.
James se veía muy bonito estando dormido, su rostro relajado. Si respiración calmada, parecía como si no tuviera ninguna preocupación encima o algún peso de estrés en su mente.
Rose sonrió, acercándose para retirar con sumo cuidado uno que otro cabello rebelde de su frente; analizando el pacífico rostro del muchacho.
─La magia es tan misteriosa.─ Los dos Gryffindor conscientes la observaron cuando habló.─ Al mismo tiempo tan espectacular. James se ve tan tranquilo e inocente...
─Sobre todo inocente. ─Murmuró Sirius.
Rose sonrió. ─Si, no parece el mismo chico revoltoso amante de las bromas. ¿Pero saben algo? Extraño sus bromas.
Peter tosió y Sirius la observó con la mandíbula desencajada. ¿Qué decía está pelirroja?
─Las bromas, son su marca personal... James ha crecido, ha aprendido que no puede vivir en un sueño todo el tiempo. ─Peter se acercó y tomó su mano con cuidado.─ Hay tanto que esperar después de Hogwarts. Yo nunca creí poder estudiar aquí y miren. Tantos problemas por cruzarme en su vida. O él cruzarse en la mía.
─Rose...─Peter apretó suavemente su mano.
─James es un sol.
Sirius asintió, acercándose para tomar la mano de su amigo casi hermano. Dándole la razón a la pelirroja.
─James hace todo por nosotros... ¿Y nosotros que hacemos por él?─ Murmuró el de ojos grises.
Guardaron silencio, simplemente meditando sus propias palabras. Peter se atrevió a llevarse a la boca unas grageas de sabor variado. Haciendo una mueca cuando una de moco se mezcló con la de cereza y pasta de dientes.
─¿Por qué se callan? Estaban en la parte más interesante.─ La voz del Gryffindor en camilla, los hizo sobresaltar. ─No estoy muerto, estúpidos. Mi Rosa. Que lindas palabras por cierto. ─Una risa, seguida de una tos salió del chico ─ No pensé que tuvieran esos sentimientos por mí, queridos hermanos. Rose debería tener miedo, de que me puedan robar.
Los tres presentes observaron al Potter recién despierto; casi lanzándose hacía él para cuestionar como se encontraba. Las voces de Sirius, Peter y Rose Mary se mezclaban entre sí con preguntas sobre cómo se sentía, si tenía alguna especia de dolor y si debían llamar a Madame Pomfrey.
James negó, tomando asiento lentamente con ayuda de sus amigos, en la camilla. Pidiendo en señas que guardaran silencio mientras sus gafas eran colocadas nuevamente en su rostro.
─Estoy bien, ¿Cuánto tiempo dormí? ─Preguntó.
Rose se acercó con su silla y le sonrió con dulzura; tomando su mano con cuidado, entrelazando sus dedos haciendo que el de gafas sonriera.
─No mucho; casi una hora desde que te trajimos desde el comedor.─ Respondió.
Sirius asintió.─ Nos diste un susto; casi vomito el desayuno al verte caer.
James puso los ojos en blanco ante lo dicho por su mejor amigo. Peter le pasó un vaso con agua; pues su voz se escuchaba tensa y aspera. Mismo que agradeció al poder humedecer su garganta y refrescarse.
─Madame Pomfrey mencionó que el estrés de los ÉXTASIS fue lo que hizo que colapsaras.─ Mencionó la pelirroja, recibiendo un asentimiento.
─He tenido dolores de cabeza constantes; pero no eran tan preocupantes.
─¡Por Merlín, señor Potter!─ Como un rayo, Madame Pomfrey llegó a la sala. Apartando a los tres estudiantes para poder revisar al chico en camilla. Notando cuan despierto se encontraba.─ ¡Señores Black y Pettigrew! Debieron avisar que ya estaba despierto. ¡Usted también señorita Yaxley!
James rió levemente y dejó que la matrona comenzara con cada encantamiento de diagnóstico que conocía; aunque estaba seguro que solo estaba agotado por los exámenes finales.
¿Pero quién era él, contra Poppy?
Era guerra pérdida.
─¡Poppy! Por favor, ¿No vez que está agotado? ¡Tantos encantamientos lo van a marear más!─ Sirius se interpuso entre la matrona y James; abrazando a su amigo como si no hubiera un mañana.
Recibiendo una clara mueca de disgusto de la enfermera; quién le indicaba firmemente que se alejara.
─Señor Black, si no quiere pasar la graduación dosificado con posiciones para dormir. Déjeme hacer mi trabajo.
El merodeador de ojos grises se alejó lentamente, con las manos levantadas en señal de paz. Para no provocar más la furia de la medibruja.
Madame Pomfrey los dejó marchar a los cuatro; pidiendo encarecidamente que tuvieran un ojo en el chico, y que no olvidara tomar un poco de poción pimentónica para que se recuperase más rápido. James prometió hacerlo, mientras caminaban al lago negro.
Sirius miraba a James atentamente, al menos mientras su amigo lanzaba piedras a las aguas del lago. Tratando de evitar dar en alguna parte sensible donde las ondas del agua, alertaran al calamar gigante y este quisiera tomar represalias en contra de su amigo, y regresar todas las piedras lanzadas.
─Tengo miedo, de que apenas saliendo de la enfermería, te toque regresar por una contusión causada gracias al calamar. ─Habló sin apartar la vista del Potter.
─Es lo más probable.─Suspiró James.
Tomando asiento al lado de Sirius; James se recostó contra el tronco de un árbol que les daba sombras. Sabía que su amigo deseaba hablar sobre algo, pero no intentaría presionar al Black para que lo dejara salir.
─James. ¿Mamá Effie está mal, cierto?─ Escuchó del ojigris.
Un murmullo bajo, buscando esperanza en una respuesta que quizás no era la que deseaba escuchar.
─Viruela de dragón Siri...Me preocupa que papá no pueda ayudarla. O que se contagie y caiga en cama también.
─¡Pero Monty es un maestro en las pociones! Sabe que en casos como esos, debe cuidarse mucho. ─Sirius miró a James, con sus manos templando levemente.
James inhaló y exhaló por diez segundos. Cerrando sus ojos cuando un nuevo dolor de cabeza se hizo presente. Logrando que hiciera una mueca ante el pequeño piquete de dolor en su entrecejo.
─James. ¿En verdad quieres a Rose?
─¿Aún me lo preguntas, Siri? ─Cuestionó. Recibiendo un encogimiento de hombros. ─Si, mucho. Joder. Quizás soy un caso perdido en las cosas del amor o romance, no sé. Estuve loco por Lily, me sentí feliz cuando logré comenzar a salir con ella. Pero en poco tiempo todo se apagó. ¿Entiendes?
Sirius asintió. ─¿Piensas en Lily cuando estás con Rose?
─No. ─James lo observó; cayendo en cuenta que nunca había pensado en Lily, cuando comenzó a tratar con Rose Mary.─ No hasta donde yo recuerde.
─Es que, simplemente me preocupo por ti. Eres un ser que sabe amar; James. Te he visto. Amas con mucha intensidad. Sé que si Rose te lo pide. Literalmente saltarias a lo más profundo del lago negro para morir allí. ─James hizo una mueca y rió. Dándole la razón a su amigo.─ Yo lo haría por ti; porque eres mi hermano y me has tendido la mano en tantas ocasiones.
Sirius suspiró.
James le jaló el cabello y ambos se observaron fijamente.
Gris y miel...Bueno, no. Gris, cristales y miel.
Ambos comenzaron a empujarse entre ellos, hasta que un mal movimiento hizo que Sirius cayera acostado en el césped. Llenando su cabello de hojas sueltas y algunas ramitas. Dando una imagen a ojos del Potter, bastante graciosa.
─¡Oye! El nido de pájaros lo tengo yo. ─Ambos rieron, Sirius quitando de su cabello aquellas ramas y hojas.─ Pero eres un maldito bastardo, ni con tierra en la cabeza te ves mal.
─Podría ser un recluso todo cochino de Azkaban, y aún así me vería bien. ─Bufó el ojigris, sacudiendo su cabello.
James asintió. ─¿Te imaginas usar esa pijama de Azkaban? ─Sirius lo pensó por unos instantes y asintió.─ Serías un vagabundo.
─Un vagabundo sexy eh.
James poniéndose de pie, negó. Ayudando a su amigo a levantarse, caminando al castillo ambos abrazados por lo hombros. Hasta ver a Rose Mary y a Peter, acompañando a Remus.
─¡Hey Rose! A nuestro primer hijo, le tocó un padrino vagabundo. ─Gritó el de lentes, recibiendo un golpe de su amigo. Además de una mirada curiosa de los otros tres.
─James, no dejaré que mi primer hijo, así no sea contigo. Tenga un padrino posiblemente prófugo de la ley.─Respondió Rose Mary, cruzándose de brazos.
Sirius ahogó un jadeo y se acercó a ella.
─¿Por qué no? Remus ha leído muchas historias muggles de asesinos prófugos, y aparte de ser más Slytherins que los calzones de mi abuelo Pollux. También son Sexys.
Todos negaron; siendo Peter quién se acercara al Black.
─Quizas Sirius tiene razón.─Sirius abrazó al pequeño merodeador con una sonrisa.─ Hay que entenderle, Sirius es un ser que va contra las reglas. ─El Black infló el pecho con orgullo, mientras asentía, sin notar la sonrisa traviesa en el rostro de Peter.─ Por ende, el robará bancos y será él prófugo de la ley para llevarle cosas a su ahijado.
─Si exac-...¡Peter! ¡Rata bastarda!
Remus rió por la indignación de su pareja, antes de voltear y mirar a James y Rose, quienes sonrojado, reían bajo de las travesuras de sus amigos.
Rose y James los observaron, tomando sus manos en silencio antes de caminar por los corredores. Sintiendo la comodidad de estar junto al otro.
─¿Todo bien? ─Preguntó la pelirroja.─ James tus padres.
─En unos meses salimos de aquí Rose. Iré a casa en ese momento y ayudaré a papá para con la salud de mamá. Así al menos podré asegurarme de que están bien los dos.─ Rose observó cómo los ojos color mieles de su novio, perdían ese pequeño brillo que habían adquirido hace poco.
Preocupado por sus padres, James se aferró más a la pelirroja; quién diligentemente besó su mejilla y lo llenó de mimos durante el camino, murmurando que todo saldría bien.
Pero estaba seguro, que por más que lo intentara, ya era hora de despedirse de su madre. Y a James le dolía perderla.
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