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𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗙𝗼𝗿𝘁𝘆-𝗦𝗶𝘅

𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔

⚝──⭒─⭑─⭒──⚝

Marzo 1978

Dumbledore arribó a la casa Potter en búsqueda de la respuesta de James. Claro que el de gafas estuvo renuente a aceptar, prefiriendo por primera instancia, financiar algunas de las comitivas que el director de Hogwarts explicaba.

Pero el mago de larga barba explicaba firmemente que era necesario la presencia del mismo James. Sirius no había aceptado y había dicho tener que viajar por una asignación y no quería dejar a Remus solo mucho tiempo.

Así que había perdido al licántropo y uno de los tantos autores a su favor.

─James, muchacho. Insisto en que tú participación será clave para esta guerra presente.─ Mencionó por décima vez el director. Sentando en el despacho del actual Lord Potter.

Fleamont había recibido al viejo cómo a un antiguo amigo; retirándose de forma inmediata a sus aposentos. Dejando que su hijo fuera quién se hiciera cargo de lo que sea que estaba ocurriendo.

Rose Mary había salido al valle; en busca de algunos ingredientes conjunto a los elfos; así que en participo. Estaban solo Albus  Dumbledore y James.

─No creo que sea buena idea director. ─ Bufó James.─ Una guerra es trabajo para personas capacitadas. Estoy apenas a medios de mi entrenamiento. Sería muy imprudente de mi parte, hacer que mi trabajo penda de un hilo de aquella forma

Dumbledore apretó sus manos; mirando ligeramente a su regazo.

─¿Qué fue de ese joven Gryffindor que amaba demostrar que era un digno León valiente? James. Has cambiado tanto por unos meses.

James rodó los ojos, poniéndose de pie y comenzando a rodear al mago mayor; caminando por toda la oficina con una mirada divertida.

─Solo tengo dieciocho años director. Sigo siendo el mismo Gryffindor de siempre, y defenderé con gusto mis ideales de la valentía y la justicia─ Dumbledore lo miró fijamente.─ Pero a su vez, he perdido a mi madre. Mi padre cada día se hunde en la tristeza de extrañar al amor de su vida; son pocas mis opciones de estar siendo nuevamente un niño; o le recuerdo que hace casi un año que me gradué y ya no soy estudiante de Hogwarts.

─Hogwarts siempre será tu hogar, James.

James se giró hacía el director; caminando lentamente hasta el escritorio para tomar una pluma y un trozo de pergamino. Mojando la punta de la pluma en tinta antes de escribir unas palabras en el papel.

Tomó un poco de cera mágica color rojo, y estampó el suelo de su familia en lo escrito. Extendiendole el papel al director.

─Adelante; estoy seguro que con esa cifra; podrá financiar sin problemas su Orden del Fénix. Pero no puedo asegurarle mi participación. ─Le sonrió débilmente. Esperando que tomara el pergamino.

Dumbledore aceptó, en silencio; sus dedos con arrugas tomando cuidadosamente el pergamino antes de leerlo.

James sonrió; dando un pequeño respingo en su sitio antes de sacar de un cuaderno de cuero negro; un sobre color crema. Con un pequeño lazo color verde y una diminuta rosa de tela roja. Con detalles en brillante dorado.

─Es más; sería muy importante para mí. Si se puede presentar usted, junto a la profesora McGonagall para mí boda.─ El director tomó el sobre con cuidado. Mirando por todos lados su acabado y decoración, causando la sonrisa más amplia en su ex-estudiante.─ Sé que Rose estará de acuerdo en que sean invitados.

─¿Has decidido casarte con la señorita Yaxley?─James asintió, inclinando la cabeza y entrecerrando los ojos─Muchas felicidades.

─Hemos estado organizando esta boda como último deseo de mi madre. No se lo he pedido formalmente. Pero queríamos salir de cualquier detalle por lo alto. Estamos seguros de querer estar con el otro.─James explicó.─ Mi padre, nos ha dado todo su apoyo en algunas cosas. La recepción será en Godric Hollow. Dónde nos mudaremos una vez el ministerio registre todo el papeleo.

─Mi muchacho, una boda. En tiempos oscuros; es muy peligroso, más por la concentración de gente que puede haber.

La sonrisa de James tembló, soltando un suspiro ligero antes de bajar la mirada.

─Nunca es demasiado peligroso para ser feliz; si en verdad hay una guerra allí afuera. Me aseguraré de haber sido feliz con quién amo, antes de caer muerto y con un corazón roto. ─Espetó con un bufido, rodeando nuevamente el escritorio para guiar al director a la salida del despacho.─ ¡Ommy!

Con un “pop” la elfina doméstica que tanto amaba a Rose, se hizo presente. Mirando con sus grandes ojos saltones al chico.

─¡Amito Potter! ¡Amito Potter! ¡Ommy está aquí para ayudarle.!

James le sonrió a la elfina y señaló al mago a su lado. Dumbledore observó la interacción de su ya ex-alumno con la elfina y suspiró débilmente.

─Ommy, por favor. Escolta al director Dumbledore hasta la salida. ¿Mi Rosa ha regresado del valle con los elfos?

Ommy asintió a su pregunta; mientras tiraba sutilmente de la túnica morada con estrellas del director.

─¡Si amito Potter! ¡La pequeña amita Rose está ahora tomando un baño en su habitación! Con su permiso. ¡Vamos Director Dumbledore, señor! ¡Ommy lo llevará a la salida!

Con un ligero apretón en su hombro, James se despidió de Dumbledore, saliendo del despacho junto a él; pero cambiando de rumbo al otro lado de la casa. En busca de su novia. En su túnica. Una cajita de terciopelo rojo, en forma de pequeño rubí pesaba ligeramente cada vez que se acercaba a la habitación de la chica.

Hace un par de meses que había querido pedirle matrimonio a Rose Mary. Pero con sus prácticas dentro de San Mungos y sus clases como sanadora. Poco la había visto; mucho menos cuando él tenía que ir a entrenar o se presentaba directamente a las reuniones en el Wizengamot.

Con suerte; la casa no quedaba completamente sola para relajación de James.

Su padre quedaba acompañado de Kolly, Ommy; Pinky y Burny. Tres elfos que siempre habían acompañado a su madre y a él mismos. Junto con la hiperactiva elfina que tanto esperaba que se uniera a Rose.

Cuándo Rose había pisado la casa; él se acordó de llamar a la elfina. Quién apareció con todas las cosas de la chica, sorprendiendola y admitiendo que había desvalijado la mitad de las pertenencias de su amita de la casa del terror Yaxley. Justo antes de que su hermano llegara.

James amaba a esa elfina; por lo mismo la había llamado para que se deshiciera -sin orden de crimen- del invitado imprevisto en la casa. No se sorprendería si la elfina reportaba haber dicho algo que insultara indirectamente al director. Parecía amar hacer eso.

Su padre era el amo Potter triste; cosa que decía en murmullos y solo a Rose y a él. Pero cuando su padre la escuchaba, reía ligeramente por sus incoherencias.

Rose seguía siendo la amita. Y él, el amito James. Aunque antes era el amito novio de la amita. Pero al parecer le resultaba muy largo decirlo.

Sirius era el amo mitad perro y Remus el señor que solo come chocolate -amo de los libros también era una opción- Peter por su parte. Era uno de sus favoritos. Porque siempre halagaba su comida y la de los demás elfos en la casa. Para los cuatro. Por igual, Peter era el amito que había que alimentar.

Cuando Snape los visitaba -visitaba a Rose e iba directamente con su padre para mostrarle sus avances en su aprendizaje de pocionista- Ommy chillaba de alegría y se abrazaba a su pierna gritando que había llegado el amo de cabello bonito.

A Sirius le iba a dar un ataque cuando escuchó a la elfina decir aquello un día. Preguntando si ya había perdido la cabeza, como para decir que Snape tenía el cabello bonito.

Pero Ommy solo le lanzó un cucharón sacándolo de la cocina.

Los cuadros en el pasillo de su casa; incluído el de su mamá; lo observaron sonriendo mientras se le escapaba una pequeña risa de los labios. Hablar de Ommy siempre alegraba la mañana se James.

Cuándo se acercó a la puerta de su prometida; tocó varias veces la madera. Esperando pacientemente mientras se balanceaba entre las puntas de sus pies. Con las manos a su espalda.

Cuándo la puerta se abrió, James no pudo evitar sonreír en grande; sintiendo su corazón comenzar a bailar de emoción ante la imagen frente a él.


─James, ¿Escuché la voz de Ommy por los pasillos?─ Cuestionó la chica con una sonrisa; arqueando una ceja mientras lo observaba.

─Ommy siempre se hace notar en la casa, mi Rosa. ¿Qué cosas dices? ─Rió el castaño, tendiendole la mano para tomar la suya con cuidado. Besando sutilmente sus nudillos.─ Estás hermosa. ¿Me acompañas a dar un paseo por el jardín?

Rose Mary asintió. Cerrando la puerta detrás de sí y empezando a caminar con su novio hacía el jardín de Lady Euphemia.

Ambos con una sonrisa y las mejillas sonrosadas; así mismo los observó Fleamont desde su habitación. Feliz de que su hijo hubiera encontrado un amor tan bonito.

─Nuestro James es feliz Effie. Y sé que tú también lo eres.─ Murmuró el Potter mayor; tomando asiento para poder tomar el té que le servía el pequeño Burny.

La pareja caminó por el jardín durante un rato. Mirando y admirando cada uno de los especímenes de la vegetación.

─James, ya hemos recorrido el jardín varias veces y sigues temblando como polluelo mojado. ─Mencionó la pelirroja mientras se cruzaba de brazos.─ ¿Qué está pasando? ¿Dumbledore vino de nuevo?

James asintió, inhalando hasta llenar su pecho de aire. Jugando con la caja dentro de su túnica y sus pensamientos siendo muy dispares.

─Nuevamente su dichosa Orden del Fénix.  Ha insistido nuevamente.─ Rose suspiró, llevando sus manos hacía las mejillas de su novio para consolarlo levemente. ─Debería... ¿Aceptar su propuesta?

Rose miró los ojos color miel de su novio; mientras seguía acariciando sus mejillas. James se aferró suavemente a su toque. Cerrando ligeramente sus ojos por la calidez.

─Es tu decisión. Ya lo sabes. No soy quien para entrometerme en lo que hagas, siempre y cuando no te pongas en riesgo.─ La voz de Rose fue un murmullo dulce, que llegó al corazón del de gafas.─ Me preocupo por ti, también lo hace el señor Fleamont. Lo elfos, tus amigos. Todos solo queremos que tú estés bien.

James le sonrió suavemente y unió sus labios en un roce cuidadoso; cerrando sus ojos para poder estar en calma. Siguiendo el beso con todo el amor que podía mostrarle a la pelirroja. Misma que sostenía aún sus mejillas, separándose lentamente. Sonriendo solo para él.

─Rose; hace rato había querido pedirte algo. ─Comenzó a hablar. Tomando una de las manos que habían estado posándose en sus mejillas.─ Hemos estado arreglando nuestra boda, invitando a nuestros amigos. Arreglando las fechas. Que ahora me digo. ¿No nos falta algo?

Rose sonrió con ligereza, asintiendo.

James se arrodilló con cuidado frente a ella; haciendo que resoplara y sus ojos se iluminaran además de llenarse de lágrimas. De la túnica del joven, la caja color rojo salió para dejarse ver. Al abrirla. Un hermoso anillo que simulaba ser una enredadera de hojas hasta una pequeña flor en su centro; de plata y oro blanco. Fue presentado a Rose Mary.

Ella ahogó un jadeo estupefacta; era un anillo hermoso y James la veía con sus ojos tan brillantes como dos estrellas.

─Te amo Rose. Te amo como el sol ama a la luna. Pero dicho amor es tan imposible que miles de veces intentan encontrarse. Siendo algo tan anhelante que en un punto; pueden sacrificar todo para estar juntos.─ Rose comenzó a derramar lágrimas. Escuchando fielmente las palabras de James.─ Te amo como aman los girasoles al sol. Que buscan su luz y luchaban por de los primeros en bañarse de su claridad. Te amo como el río al mar. Que después de una larga travesía se une a su plenitud de amplios océanos, para desembocar en un beso pasional.

─James...

─Déjame terminar. Quizás estoy siendo el hombre más cursi de todo el mundo. Pero crecí amando el amor que mis padres se tenían; esperando y soñando que un día viviría eso. ─La mención de sus padres, hizo que fuera James quién empezara a sollozar.─ Pero te tengo, y si me concedes el honor de casarte conmigo. Juro ante la magia, que daría mi vida por ti. Cómo lo he hecho desde que te conozco, siendo tú una flor prohibida y yo un ladrón queriendo arrancarla de su jardín.

Rose se lanzó a los brazos del Potter. Ambos sollozando mientras se abrazaban con fuerza. Nuevamente tomó su rostro entre sus manos y estampó sus labios a los de él.

Temblaban ambos; aferrándose el uno al otro mientras sus corazones asimilaba aquella respuesta. Era un si; serían esposos en poco tiempo y se apoyarían el uno al otro. Así el mundo se pusiera en su contra


𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔

⚝──⭒─⭑─⭒──⚝

Dejen aquí sus comentarios o preguntas con respecto a la historia.

¿Nuevamente me estoy tardando para escribir? Si, demasiado. Pensé que las vacaciones me darían tiempo. Pero resulta que me han surgido otras cosas y adiós tiempo.

Bueno, al menos estos son los últimos 4 capítulos más epílogo.

Nos vemos luego con más de The Rose Garden. Próximamente: Una boda y una profecía un poco descabellada.

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