𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗙𝗼𝗿𝘁𝘆-𝗙𝗼𝘂𝗿
𝑽𝒐𝒕𝒆𝒏 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏. 𝑷𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓, 𝒆𝒗𝒊𝒕𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔𝒎𝒂𝒔
⚝──⭒─⭑─⭒──⚝
Agosto de 1977
Potter.
He de suponer que vas a quemar esta carta apenas termines de leerla.
No necesito que me des respuesta alguna d lo que te estoy anunciando. Simplemente destruye esto y cierra la boca por todo lo demás.
La lechuza, su nombre es Hezikah. Debe de entregarte una caja adjunta a este pergamino. Por favor, lo que esta dentro de la maldita caja; ¡NO LO TOMES SIN PROTECCIÓN!
Confío plenamente que con mi advertencia; has de entender de que se rata. prometí que te haría llegar algo especial este agosto, y aquí está.
Destruye la maldita cosa sin pensar en lo que puede o no pasar.
Me comunicaré contigo cuando las aguas sean calmas.
R.A.B
James observó como el pergamino ardía entre las brasas de su chimenea. Habían pasado dos meses desde su graduación y estaba consciente que Regulus había cumplido su palabra. Esperaba esa mañana la lechuza del ministerio con su carta de aprobación al curso de entrenamiento para aurores. Sirius también esperaba la misma lechuza. Pero no había señales aún de la misma.
Apenas se habían marchado de Hogwarts, James se instaló en ayudar a su padre con respecto a la salud de su madre. Rose Mary, quien ahora vivía con él y estudiaba medimagia, también los apoyaba. Buscando la pronta recuperación de Euphemia.
Por la atención de su padre a la salud de su madre, James se hizo más que todo, cargo de los asientos de su familia. Yendo y viniendo al ministerio para las sesiones que el Wizengamot realizaba. Haciendo cara en frente por su apellido y representando a su padre, aún como Lord.
Estaba seguro que quería convertirse en auror; pero mientras no fuera aceptado en el campo de entrenamiento oficial; no podría hacer nada más. Igual, ser Lord regente de una casa noble, como la suya; también traía encima un peso extra de responsabilidades.
Fleamont había insistido en seguir haciendo sus deberes por su cuenta. Pero James se había negado, alegado que su madre era más importante y que no podía agotarse a sí mismo de aquella forma. Ambos Potter trabajaban en conjunto para poder alejar aquel manto de la muerte que los acechaba al cruzar la calle.
Sirius se había ido a vivir con Remus a la antigua casa de Lyall Lupin, una cabaña en el bosque; mencionando que gracias a cierta remuneración dada por su tío Alphard; podría costear cualquier cosa que necesitasen y que estarían bien solos. Aunque Remus seguía preocupado por las noches de luna llena.
En la mansión; solo estaban él, su padre; su madre en cama y su prometida. Cenaban junto a su madre; después de que los sanadores de San Mungo comprobaban que su estado de salud no fuera a ser más contagioso de lo predecible; y su padre se quedaba con ella toda la noche.
Rose no dormía con él; tenía su propia habitación del otro lado del corredor; y James, sentía cierta vergüenza por querer cruzar el mismo y tocar la puerta; pidiendo permiso para pasar la noche con su novia. Aunque la pelirroja ciertas veces, le había insinuado que podía hacerlo.
─James, ¿de nuevo te quedaste dormido en el despacho?─ Preguntó Rose un día; cuando lo vio bajar al comedor con una cara de absoluto disgusto gracias a una mala noche; estirando su espalda para aliviar sus malestares.─ Tu padre te ha aclarado que no deberías dejar pasar las horas de sueño de esa forma.
─Está todo bien, mi rosa.─ Dejando un beso en su mejilla, el de lentes de sentó en su respectiva silla; tomando una taza de café que le era entregada.─ ¿Ya vinieron los sanadores a ver a mamá?
Rose asintió; tomando ella misma de su taza de té.
─Tu padre está en el jardín; dijo que quería buscarle algunas de sus flores favoritas.─ James movió la cabeza en dirección al ventanal del comedor; notando la figura de su padre pasearse entre los rosales y las gardenias; cortando con mucho cuidado las flores para su madre.─ Tu madre tiene un jardín hermoso. Pero he notado, que algunas flores han empezado a marchitarse.
─Mamá le dedica mucho tiempo a su jardín; creo que desde que tengo memoria, aparte de mí mismo, ese jardín es lo que más ama; bueno y papá─ Rose ocultó una pequeña risa detrás de su taza, mientras observaba a su suegro entrar a la casa, entrecerrando los ojos hacía su hijo.
Ambos vieron al mayor terminar por arreglar las flores y subir a la habitación de su esposa; Rose con una pequeña sonrisa y James con los brazos cruzados. Reconocía que su padre perdía las ganas de vivir cada que veía a su madre postrada en cama; y a pesar de que ella les hablaba y podía sentarse tranquilamente en su lugar; aún le quedaban las manchas producidas por la viruela; la piel verde había desaparecido con los días, pero el desgaste mágico de su madre era preocupante.
Con un suspiro, se puso de pie llevando su taza a la cocina; dejando que los elfos de la casa lavaran la misma; apagados, las pequeñas criaturas casi no aparecían a menos de ser llamados; mantenían la discreción al hacer las cosas, casi sin dejarse ver. El ambiente en la mansión Potter, par cualquier visitante, se sentía tenso, triste, agonizante.
Remus, Peter y Sirius lo habían hecho notar un día; pero James le restó leve importancia.
Después de que sus amigos se marcharan preocupados por como estaban llevando el desgaste de Euphemia, la lechuza mensajera de Regulus había hecho acto de presencia.
James ocultó en el ático la caja. Dentro de un cofre junto al guardapelo que le había entregado con anterioridad. A su vez; escribió una carta de alerta a Severus Snape; quien también se había hecho notar varías veces en su hogar diciendo venir a visitar a Rose; pero haciendo entrega de algunos tomos en libros, sobre las artes oscuras. Investigando más sobre los llamados horrocruxes.
Incluso varías veces, se habían reunido a tientas en el Londres muggle, en cafeterías; restaurantes, a veces en una biblioteca pública. Tratando de no llamar la atención del mundo mágico. Cambiando de ubicación siempre que se reunían.
James sentía millones de ganas de soltarle la lengua a Sirius y comentarle lo que estaba planeando su hermano. Aunque al mismo tiempo tenía miedo de que con ello, pudiera llevar a un problema mayor. Ya era de por sí un grano en el culo, tener dos objetos de repugnante pesadez en magia negra dentro de las protecciones de su hogar.
Se preguntaba, ¿en que parte de su educación en Hogwarts, todo se había ido a la mierda?
Su madre enferma.
Investigaciones secretas sobre magia oscura
Su padre con posibilidades de acompañar a su mamá en su lecho de muerte
Tantas responsabilidades.
¿No se suponía que debía preocuparse por planificar su boda con la mujer que amaba?
Misma chica que estaba ahora ayudando a cuidar de su mamá. Preocupada porque no estaba durmiendo o comiendo de forma correcta; no podía hacerle eso a Rose. No cuando incluso ella tenía sus problemas en mente.
Su padre en Azkaban y su hermano siendo un arrogante y despreciable cabeza de familia.
Ese era otro de sus problemas. Anthony había enviado la primera semana de vivir juntos; una carta a su hermana, donde le indicaba que siendo él el nuevo Lord de la familia Yaxley, estaba en su derecho a negar cualquier compromiso que ella planeara tener con la familia Potter. Instando que; tenía en sus manos los planes de compromiso que su padre había jurado con los Nott.
Había pasado una noche entera escuchando a Rose Mary maldecir a voz alta a su hermano; y había estado muy feliz de apoyarla con su sentimiento de rabia. Velando por su sueño minutos después de haber sacado todo ese odio de su interior. Habían formalizado su compromiso en su casa, con sus amigos más cercanos; en una pequeña reunión, simplemente para cerrarle la boca a Anthony.
Incluso, algunos Slyhterins habían enviado regalos de felicitaciones para ella más que para él. Pero todo aquello había quedado en segundo plano. Nuevamente se sumergieron en la rutina que habían establecido de estudiar, trabajar y ayudar en casa.
Salió del despacho después de haberse estirado; había pasado toda la tarde pensando en la carta de Regulus después de haber desterrado la caja al baúl. Rose Mary no se encontraba en el comedor ni en la sala de estar; probó en las habitaciones y la bibliotecaa, pero no había señal de la joven; al menos hasta que busco en las cocinas a los elfos y estos tampoco estaban.
A nada de bajar las escaleras al laboratorio de pociones de su padre; escuchó pequeños repiques en una de las ventanas del comedor. Curioso fue hasta donde estaba el sonido; y notó a Zaphir, parada en la ventana; con una margarita en su pico; pidiendo pasar a la casa.
─¿Zaphir, ¿vienes a ver a madre, hermosa?─ La lechuza aleteó; concentrada en no dejar caer su pequeño regalo. Detrás de ella venían volando Ellio y Comet. con algunas plantas en sus picos de igual forma.─ Bueno, la familia reunida.
Rose hizo acto de aparición junto a los elfos por la puerta que daba al jardín; llevando en sus manos una canasta con algunas frutas y semillas. Extrañado, la observó fijamente, haciendo que ella se sonrojara de vergüenza. Llevaba el cabello revuelto con algunas ramitas en sus brillantes rizos rojizos, recogidos de forma desordenada por un listón de color azul cielo.
─¡James! Creía que estabas en el despacho, ocupado. Ni siquiera bajaste a comer.─ Exclamó la pelirroja sosteniendo la canasta ahora con una mano. Los elfos a su lado rieron por lo bajo y se escondieron rápido detrás de ella.─ ¿Llevaras a Zaphir con tu madre?
Él asintió.─ Te estaba buscando; comeré por la noche, no tengo hambre.
Rose suspiró y negó levemente, caminando a la mesa de la cocina para poder dejar su canasta con los elfos. Se giró para observarlo y le lanzó una manzana verde que al parecer había tomado de los arboles frutales de su madre. James la atrapó y le dio una mordida, agradeciendo con un guiño.
─Deja de saltarte la comida; no es muy tú.─ Repicó. Cruzándose de brazos─Mientras estabas arriba, llegó una carta del Ministerio. La dejé con el resto del correo, se me hizo raro que no le la entregaran directamente arriba, sé que a veces el correo lo recibes tú.─ Señaló una pequeña caja detrás de él, donde comenzaban a guardar el correo por revisar cuando no había nadie para recibirlo.
James tomó el grueso sobre de color amarillento; notando concentra-mente el sello del ministerio y que era emitida por el Departamento de Seguridad Mágica.
Abrió el sobre bajo la atenta mirada de su prometida y sacó el largo pergamino, leyendo atento las palabras impresas en él.
Ministerio de Magia.
Departamento de Seguridad y aplicación de la Ley Mágica.
Director, Bartemius Crouch
Postulante James.F. Potter
Nos complace anunciar, que el Departamento de Seguridad Mágica estará encantados de aceptar su presencia dentro del cuerpo de capacitación y entrenamiento para aurores. Habiendo revisado con minuciosidad sus antecedentes y sus calificaciones de EXTASIS. Se ha legado al veredicto que será bienvenido a trabajar y aprender de nuestro equipo para el desarrollo de las leyes y la seguridad de todos los habitantes de nuestro mundo.
Lo esperamos en el departamento el día Sábado 15 de Agosto, puntualmente a las 7:00am.
Atentamente.
Gibson Corvan. Jefe de primera división de Aurores.
James le acercó la carta a su novia, dejando que leyera su contenido mientras procesaba lo que acababa de leer.
─Oh vaya. ¡Te han aceptado!─ él asintió; acercándose a abrazarla con fuerza, alzándola en el aire y dando pequeñas vueltas en el aire, riendo por lo bajo y contagiado de la felicidad de la pelirroja.─ ¡Estoy muy feliz por ti, cariño! Aunque...¡Sirius debería llegar más tarde con la suya!
─Tienes razón, quizás se aparezca por aquí por la noche.─ Ambos rieron.
─Remus no lo dejaría salir corriendo no sin antes confirmar todo.─ Volviendo a leer la carta, Rose miró extrañada la fecha.─ Dice 15 de agosto, ¡Eso es mañana!
James se apresuró a ver la fecha y soltó un gruñido exasperado. Ahora tenía que levantarse temprano un sábado, pero suponía que valdría la pena.
Octubre de 1977
R.A.B
Me dijiste que te pondrías en contacto conmigo con respecto a tus avances. Aún espero tu próxima respuesta a nuestro acuerdo e investigación.
Tengo entendido que has comenzado a formar parte de aquellos que llaman "Mortifagos". Padfoot ha estado de un humor insoportable desde que salió a la luz ese conocimiento. Predica que todo es obra de tus padres y que como siempre, les seguiste como ganado marcado.
Te preguntarás, el como llegó a mi este conocimiento, cuando estabas en fases de desaparece. Pero no puedo revelar mis trucos o fuentes dentro del sistema. Sería muy estúpido de mi parte. (Manten la pista para ti, sobre espías en el sistema), eso no iba.
He estado creyendo en una hipótesis algo cercana a lo que me has entregado, que podría servir para reducir tu red de búsqueda, (obviamente todo salió de mi cabeza loca, no recibí ayuda de nadie) Leyendo "Hogwarts: Una historia". Me dí cuenta que el relicario es parte de Slyhterin, La copa en mi ático, Hufflepuff. Si mi hipótesis (Mía) No falla, deberían quedar dos reliquias por buscar. Una diadema, para Ravenclaw y una espada para Gryffindor.
Bien, sobre esas dos reliquias; La espada está en la oficina de Dumbledore en Hogwarts.
y la Diadema... También.
¿Gracioso, no crees?
No tengo idea de como pedirlo; pero tendríamos que robarlas de allí. Aparte, ¿Mencioné que Dumbledore sabe que tengo en posesión el relicario? ¿No? Pues ahora te lo dije.
Ups.
Atentamente.
J.F.P
(Pdt: ya tengo el veneno de basilisco para destruir los objetos, después de que me dijiste que lo hiciera inmediatamente)
Regulus Black arrugó con cansancio y enojo la carta que le había llegado; definitivamente, Potter le causaba un severo grado de migraña; pero tenía un punto. Apenas hace un mes había regresado a su último año de clases.
Si lo que decía sobre las reliquias era cierto, tendría que robarlas del despacho de Dumbledore y deshacerse de ellas lo más rápido posible; mientras trazaba un plan factible para solucionar aquello, debía también investigar como neutralizar la marca que ahora adornaba su brazo para poder cumplir con lo que quería.
La mención de su hermano era un pequeño problema en sus ecuaciones; Sirius definitivamente no sabía que desde septiembre, su tío Alphard había estado manejando sus papeles de custodia de forma discreta, arrebatando el derecho a sus padres con permiso de su abuelo Arcturus. Sirius tendía a hacer un lago, donde solo cabía un vaso con agua hasta su borde.
Quemó la carta con su varita y marchó tranquilamente a clases, cubriendo con su camisa sus antebrazos; reuniéndose con sus amigos para no llegar tarde con McGonagall.
Por otra parte, James citaba a Severus Snape a un bosque a tres kilómetros de distancia de las protecciones de su casa; donde dentro de un circulo de runas y encantamientos de protección; procederían a destruir los horrocruxes.
─¿Estás seguro de eso?─ Señaló el pelinegro agitando un vial pequeño con veneno de basilisco en su interior.
Ambos, protegidos por un extraño armamento de guantes, gafas, mandiles y botas de piel y escamas de dragón, observaban la copa dorada y el relicario de plata sobre una piedra central; con unas muecas en sus rostros.
─Sinceramente, no. Siento que será más complicado, o una trampa─ Snape lo observó y James se encogió de hombros.─ Es solo echar unas gotas dentro de la copa y en el cristal protector de la serpiente esa. ¿No lo ves muy sencillo?
─El veneno es muy corrosivo; ciertamente los romperá como si nada. ─ Volvieron su vista a los objetos y dando los primeros pasos, Snape se encargaría de poner el veneno en los horrocruxes, James manteniendo levantado a punta de su varita los encantamientos protectores en el circulo d runas y alrededor del aprendiz a pocionista.─ ¿Estás completamente seguro, Potter?─ Girándose al chico, Severus refunfuñó.
─¡Hazle! Me estoy poniendo nervioso.
Snape asintió y abrió el vial, estirando su mano para dejar caer algunas gotas del veneno en el relicario, seguido de la copa. Notando que no pasaba nada. James sin bajar su varita, se acercó para observar detalladamente que nada estaba ocurriendo.
Hicieron una mueca despectiva y miraron la botella ahora vacía.
─Esa cosa no funcionó.
Severus sacudió la botella y negó.─ Tendremos que usar fuego maldito entonces.
James lo observó atentamente.
─¿Sabes controlar el fuego maldito?─ Snape asintió.─ Entonces haz-
¡PUM!
Gracias a una explosión de magia oscura, fueron despedidos por el aire, chocando juntos contra un gran roble; a unos metros de distancia del circulo de runas. Un extenso humo negro junto a un agonizante y terrorífico grito se escuchó por todo el bosque. Donde los pájaros salieron huyendo de la copa de los arboles. La ahora conocida, marca tenebrosa se levantó entre el humo y se disipo en un rostro desfigurado que abría la boca a más no poder, ambos observaron como al desaparecer todo, solo quedaban aquellos dos objetos destruidos en su totalidad.
Se arrastraron hasta el circulo; quitándose las gafas (En caso de James, colocándose las suyas propias) Sorprendidos por lo que habían visto.
─Eso fue...─ Snape tomó una rama y toqueteó los restos en la piedra con asco.─ Lo más extraño y asqueroso de toda mi vida.
James le dio la razón, feliz de haberse desecho por fin de ese maldito guardapelo que tantas pesadillas le había dado.
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