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𝗍𝗈 𝖺𝗌𝗁𝖾𝗌 𝖺𝗇𝖽 𝖻𝗅𝗈𝗈𝖽 ───── ii.



ᵎ𓂅 ▐ capítulo dos.
«otro plan fallido»

🫐💭





Vale, no había salido como lo habíamos planeado, o al menos como yo había esperado.

No quería que salieran heridos en ningún momento, pero... Jinx se emocionó demasiado. Cargó demasiada dinamita y mientras tiraba de su brazo para irnos, esa explosión tras nosotras resultó ser más catastrófica de lo planeado. Claramente Jinx no estaba para nada afectada con el tema, más bien estaba de lo más tranquila y apacible; emocionada por mostrar a Silco su botín.

Alguna especie de bola de cristal azulada, papeles que solo ella podía entender, pero..., A mí me parecía que nos la íbamos a cargar; y eso me preocupaba más que cualquier persona herida tras nosotras. De verdad.

—¡Nos van a matar, Jinx! —grité, intentando hacerme oír a través de la alta música—. ¡Estamos totalmente jodidas!

Pero nada ella seguía cantando, bailando e ignorándome. Algo usual, a decir verdad. Pero... estaba preocupada, sobre todo por como podría reaccionar Silco y Sevika ante esto; quizás los impresionara nuestro acto de rebeldía, o quizás nos apretujaran más las cuerdas. No lo sabía, pero me estaba matando la cabeza.

Estaba segura de que a Jinx no le pasaría nada malo, es decir, Silco la adoraba... ¿Pero a mí? Tal y como había dicho mi madre, era prescindible. Me incorporé de una silla cercana a la mesa de trabajo de mi amiga, mientras intentaba alcanzar la música para bajarle un poco; pero un brazo en mi hombro me detuvo y encontré a Silco.

Estaba furioso, eso sólo había que verlo y cuándo me empujó hacia atrás, rápidamente traté de esconderme tras varios reproductores de música de mi amiga. La mirada enfurecida del hombre me hizo temblar de pies a cabeza. Y aunque al parecer, me había librado de una regañina por parte del hombre... No Jinx.

Silco detuvo la música, tras llamarla varias veces sin respuesta y cuándo ella le prestó atención, me sonó totalmente como a un padre enfadado con su hija.

Me pregunté si sería igual a Jinx, con tanta libertad, si la relación con mi madre fuese diferente. Ojalá lo fuera, pero era demasiado pedir para una mujer como Sevika; que amaba solamente las apuestas, intimar con desconocidos y pelear. Oh, sí, además de seguir a Silco hasta la muerte.

—¡Media docena de Vigilantes muertos! —Silco pareció estallar en ira, pero aún así, mantenía una distancia prudente con ella. La quería demasiado—. ¡Vigilantes, muertos! —recalcó, como si hiciera falta.

Mi corazón se arrugó, porque de alguna manera aunque me lo temía, la confirmación fue peor. Es decir, estaba acostumbrada a quitar vidas, a hacer daño como la soldado que había sido criada a ser desde que recuerdo, pero... La vida de Piltover, tan ajena a nosotras, me resultaba diferente. Por alguna razón, me dolió saber que personas inocentes habían muerto por nuestro deseo de demostrar algo a nuestros padres.

Aún así, Jinx no pareció para nada afectada con las palabras de Silco. Es más, pasaba de él con una sonrisa; en esos momentos deseaba ser como ella.

—¡También has hecho que un edificio se haga cenizas, Jinx! —le arrebató el lápiz de trabajo de las manos, mientras ella seguía riéndose, tan hermosa como siempre—. ¿Tienes idea de lo qué has hecho? —Y bueno, aunque fuese una sorpresa, esa era la parte que esperaba que excusara nuestra acción de locura.

—En realidad, sí —contestó ella, sacando de sus pantalones raídos y morados con líneas más claras, nuestro objetivo principal.

La razón por la que habíamos ido a Piltover en primer lugar: la esfera azul.

Se la tendió en los dedos a su padre, quien la tomó con cuidado, quizás brevemente sorprendido y mientras me sonreía de lado, Jinx corrió hacia su otra sorpresa para la presentación. Saltó sobre unos tubos metálicos y accionando una palanca, fuegos artificiales de colores —azules, fucsias, rosados— saltaron por todas partes. La imagen era preciosa, así como ella; Jinx siempre me había parecido volátil, como una bomba de las que creaba, pero más ácida y atractiva a la vista.

Conocía su pasado, su doloroso trauma, pero esperaba que mi compañía la aliviase constantemente de eso; quizás por eso accedía a todas sus locuras.

Me dio un abrazo rápido, rodeada de esa sinfonía de colores y sonriendo alegremente, para luego abrazar a Silco; quien, obviamente, no sabía cómo reaccionar. El hombre estaba perplejo, lo cual era entendible. Las trenzas azules de Jinx decoraban su estrecha cintura y espalda, mientras el hombre de la cicatriz me veía con confusión, desconcierto y sin soltar la esfera.

Yo me hundí de hombros.

Quise añadir algo, quise hacer entender todavía más a Silco que no tenía qué preocuparse de que tomásemos ideas apresuradas, pero un brazo a mi espalda me tomó por sorpresa y para cuando quise darme cuenta, estaba siendo arrastrada por mi madre. Parecía más enfadada y no sólo eso, ni siquiera sabía si había visto por completo la razón de nuestra salida, ni siquiera si le importaba.

Ella parecía fuera de sí, pero aún así, no me dejé arrastrar.

Solté mi muñeca, notando lo pesada que me resultaba ahora la envaina de mi espada, mientras ella me miraba como si le hubiera dado un golpe. Su brazo metálico chirrió, pero me obligué a mantenerme firme.

—Sevika, sé que posiblemente... por mi culpa Silco te haya reprendido, pero todo lo que hemos hecho Jinx y yo ha sido por una muy buen razón. No quiero que pienses que te he desobedecido, porque no es así. Estaba buscando la manera de ser útil, de ser... —mi voz tembló cuando la vi alzar la mano, al menos, no la metálica.

Pensé que me golpearía, pero me forcé a no cerrar los ojos.

Ella se detuvo, aspirando con fuerza, para juzgarme con sus ojos desbocados.

—¿Tienes idea de lo que habéis hecho? Por mucho que esto nos ayude, soldado, ahora tenemos más ojos encima por vuestra culpa. ¿Qué te he enseñado yo para que sigas a esa loca de Jinx? —su tono es completamente de reproche, pero apretando mis manos a los lados de mis caderas, no me dejé vencer por ella.

Suspiré, intentando llegar a ella.

—Sevika, sé que no lo entiendes, pero... Esto es lo que quiere Silco, lo que quiere de verdad. ¿Puedes simplemente confiar un poco más en mi juicio? Ya no soy una niña. —Pero ella se ríe, cruzándose de brazos y ladeando la cadera.

Hacía eso siempre que no me tomaba en serio. Fruncí el ceño, escuchándola.

—Oh, claro que lo eres, soldado. Sigues siendo tan influenciable como antes, todo por esa psicópata de trenzas azules a quien siempre has favorecido. —Me estaba enfadando, quizás ese era su propósito, pero no quería que hablara así de mal de mi amiga.

Quizás la única que realmente tenía este podrido lugar.

—¿Y qué pasa? Al menos me trata como a una persona, a diferencia de ti, que toda la vida te has empeñado en demostrar a todo el mundo aquí abajo que no soy más que una soldado prescindible... Sé que nunca te has sentido orgullosa de mí, y quizás eso es lo que quería demostrarte esta noche. Que... soy más de lo que piensas, que no soy ninguna cobarde.

Pero ella, imperturbable, escupió en el suelo para darme la espalda.

—Oh, pero Zaira, eres una cobarde. Sólo que todavía no te has dado cuenta.

Para cuando se había ido, para cuándo observé ese pasillo vacío, negro y profundo, sentí que lo que había hecho con Jinx no había servido para nada. Y que encima, sus palabras conseguían comerme la mollera. Otro plan fallido, eso es lo que había hecho.

Agarré el mandoble de mi espada, para cuándo Jinx se me colgó tras la espalda, abrazándome por los hombros y descansando su cabeza en la parte interna de mi cuello. Sus trenzas me hicieron cosquillas en la espalda y aunque intenté dejarlo ir, ella me conocía mejor que nadie.

—Está loca. No creas nada de lo que dice la estúpida de Sevika —me hizo darme la vuelta, para ahuecar mis mejillas en sus delgadas manos—. Lo has hecho bien, Zai. Lo hemos hecho bien, juntas.

Sonreí con desgano, intentando creer en sus palabras, y mientras tironeaba de mi brazo para mostrarme más de los planos robados, pensé en que esta chica era mi salvavidas y en que era lo único que necesitaba para ser feliz. A ella, a sus hermosas trenzas y atractivas pecas.

𓍯 ࣪🦴. ELSYY AL HABLA (!)
muchas gracias por su apoyo.

buaaaah, nada que me acabo la segunda temporada, pero ufff, muy feliz de seguir subiendo fics de arcane y de poder seguir con esta historia de mis niñas. amo como es sevika con zaira, y como ella, poco a poco, va a dejar de interesarle tanto lo que piense.

quiere centrarse sólo en jinx; omgg y cuando se dé cuenta de que se aman... ya quiero ver más, no se olviden de no dejar morir al fandom.

nos vemos pronto, mis arcanos.

🫐🪽

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