Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝗍𝗈 𝖺𝗌𝗁𝖾𝗌 𝖺𝗇𝖽 𝖻𝗅𝗈𝗈𝖽 ───── i.


ᵎ𓂅 ▐  capítulo uno.
«de buenas a primeras»

🫐💭





«Teníais que cuidar de la carga, sobre todo tú, Zaira. Pero no has sido capaz, ¿cómo quieres que te vuelva a confiar un trabajo tan importante como este?», las palabras de mi madre, Sevika, con un tono repleto de reproche todavía resonaban en mi cabeza.

Suspiré, apoyada contra una pared exterior de la oficina de Silco; del tipo que mandaba en este lugar. Tenía los brazos cruzados sobre mi pecho, y mis ojos de un tono verde, muy distintos de los de mi madre, se mantenían fijos en el largo pasillo que llevaba escaleras abajo a un sitio de drogados. Era cosa de todos los días.

Mi cabeza voló de nuevo hacia mi madre, hacia el hecho de que probablemente no me perdonaría jamás este error. Mi tarea era simplemente cuidar una dichosa carga, pero fallé. Los Luciérnagas aparecieron demasiado rápido, como un bicho malacostumbrado que siempre buscaba sangre y causar caos, y bueno, aunque había dado todo de mi parte (incluso mi compañera a quién consideraba mejor que yo), me habían superado.

Y eso era lo que más rabia me daba.

Observé mis manos, todavía temblorosas ante toda la presión que cargaba encima y el rostro de mi madre —a quien no tenía permitido llamarla así— me martilleaba la cabeza.

Fue inmediato; alcé las manos para morderme las uñas.

Siempre acudía a lo mismo cuándo me inquietaba de esta manera. Un hábito asqueroso, pero es que desde qué era pequeña me había estado preparando para un momento como este, para un momento en el que pudiera ser capaz de demostrar a mi madre que podía confiarme su trabajo y ahora lo había echado todo a perder.

Acaricié suavemente algunos mechones de mi cabello oscuro, cuándo la puerta se abrió de golpe.

Silco no me permitía entrar a su oficina a no ser de que principalmente requiriese de mi atención, y esas eran pocas veces. Pero dentro estaba mi madre y esperaba poder excusarme, esperaba que me diera otra oportunidad.

Me enderecé de inmediato, estática, para ver a Sevika salir con su rostro malhumorado. Mierda, no es buen momento, pensé. Aun así, di un paso hacia delante, con la esperanza de no cargarla más y controlar el nerviosismo de mi voz.

—Sevika, yo... —Las palabras se me escurrieron, como un torrente de Shimmer desbordado—. Todo ha sido mi culpa, señora. Fallamos en la misión porqué no presté la debida atención, pero no quería...

Mi madre alzó su mano robótica (y que perdió justo el día en que ella vino a nuestras vidas) para detenerme a media palabra. Cortante, como siempre cuándo algo salía mal. Sellé mis labios de inmediato, cabizbaja e impotente.

—Silencio —dijo, y no hizo falta nada más.

Sin embargo, en ese aire tóxico que parecía envolvernos, ella me miró con más desaprobación a la que estaba acostumbrada de llevar encima. No esperaba que se me acercarse, para inclinarse sobre mí, con ese aire pesado de siempre. Hundí mis hombros, al escuchar la rabia salir de su interior.

—Tenéis suerte ambas de que Silco sea mucho más paciente que yo ante vuestros continuos desastres. Pero escúchame bien, soldado, eres prescindible. —Y dolió más de lo que creía, sin embargo, mordí mis labios y evité contestar de más—. Si vuelves a cometer un error así, no esperes quedarte bajo mis filas. ¿Has entendido?

Asentí rápidamente, aunque la mordedura de las palabras de mi madre me atravesó de parte a parte, rompiendo por dentro. Conseguir ganarme su respeto nuevamente, sería una tarea casi imposible.

—Sí, señora.

Sevika soltó un resoplido, y murmurando algo entre dientes, se marchó sin mirar atrás. Sin darme si quiera una oportunidad más de hablar.

Estaba pensando en esperarla, a mi compañera desde pequeñas para quizás para hablar sobre su pequeño shock con esa chica Luciérnaga de cabello rosado, pero cuando la puerta se volvió a abrir y no me detalló para nada, me volví a sentir impotente.

Quise alcanzarla, porque seguramente iría a su habitación, pero una voz a mis espaldas me hizo congelarme de inmediato. Era Silco, me llamaba.

No quise ni pensar en lo que me esperaba; pero entré con la cabeza bien erguida para encontrarlo de espaldas, mirando al horizonte de Zaun, nuestro hogar, en un silencio angustioso. Yo sabía de buenas a primeras que siempre mostraba una máscara completamente distinta al resto de la gente de aquí abajo, y que sólo unos pocos cercanos podían ser presentes en su cansancio, y en su modo-padre, como ahora mismo.

Yo era una de las afortunadas.

Comencé a estrechar mis manos tras mi espalda con inquietud, sin embargo, cuándo al darse la vuelta para detallarme con su ojos azul claro y su ojo mezclado con Shimmer, no dijo nada. Carraspeé, muy débilmente, preguntándome cuándo dejaría caer su disfraz.

Unos segundos más tarde, cuando sentía que una de mis piernas comenzaba a temblar, habló finalmente con las cejas fruncidas y un rostro apaciguado.

—Quiero que la ayudes a tomarse un tiempo. No está bien, Zaira, y de todas las personas que conozco, eres la más cercana que tiene. Ayúdala a superar este bache, porque si no, no podrá dar todo ese potencial que yo sé que puede dar. 

Señaló a mi espalda, seguramente por donde se había escapado mi amiga. Asentí, esperando por alguna orden más, pero regresando a su asiento, me indicó que me fuera y salí a trompicones de la oficina, asegurándome de cerrar bien la puerta tras mi salida.

Por suerte, no me había dicho nada malo.

Volví a suspirar, para escaparme hacia la habitación de Jinx, o de algo que se asemejaba a ella. Trabajábamos todo el tiempo allí dentro, ella con sus maquinarias y creaciones y yo, con mi espada. Esa que colgaba de mi cinto, enfundada.

—¿Jinx?

Le encontré repartiendo bombas hacia el subsuelo, espantando a pobres murciélagos que revoloteaban sobre nuestras cabezas. Parecía estar hablando consigo misma, sobre que no era débil, sobre mi madre y alguna idea. Cuando la alcancé, ella se levantó con rápidos movimientos y parecía emocionada por algo.

Sin embargo, al verme, su sonrisa se borró de inmediato para acercarse con saltitos. Yo me quedé quieta, con la mandíbula tensa y sin saber qué decir. Silco me había dicho que cuidase de ella, pero esa sonrisa de antes me indicaba que tenía alguna loca idea y sabía mejor que nadie que no se saldría de su cabeza hasta cumplirla. De todas formas, respingué sobre mi sitio ignorando las ligeras cenizas de las explosiones de antes, al sentir un ligero toque en mi hombro derecho.

Al centrarme en ella, la encontré al frente, con esa mirada azulada y llena de dudas. Nos conocíamos demasiado bien y seguramente ya habría llegado a la conclusión de que estaba tan decaída por mi madre. 

Su cabello azul eléctrico brillaba en contraste con el ambiente oscuro y apagado, y sus ojos me miraban con un destello travieso, aunque también algo culpable. Mi corazón se arrugó al detallarla tan de cerca, a ella y a sus preciosas pecas.

—Vaya, Zai... Sevika estaba en modo súper aterrador, ¿eh? ¿Cuándo no? —intentó bromear, pero había un tinte de preocupación real en su voz.

Sonreí con desgano, para hundirme de hombros.

—Siempre está así conmigo, no hay nada de qué preocuparse. —La amargura se coló en mis palabras, pero rápidamente lo deseché con un movimiento de la cabeza—. Además, esto fue culpa nuestra. Arruinamos la misión y por eso Silco y Sevika están de morros.

Jinx inclinó la cabeza, despreocupada y sus dedos se dirigieron a una de las hebillas de mi pantalón, coloridas como varias pinturas y campanitas, proporcionadas por ella misma. Se había empeñado a que conjuntaran de alguna manera y para que iba a mentir, la dejaba hacer lo que quisiera conmigo.

—Hey, pero saldremos de esta. Remontaremos como siempre hacemos —soltó mi amiga, en otro intento de animarme.

Yo no pude evitar sonreír, porque estar a su lado resultaba de lo más aliviador. Amaba estar cerca de ella, hacerla reír y no sentirse un error gran parte del tiempo.

Sin embargo, las severas palabras de mi madre y su amenaza encubierta no desaparecían de mi mente. Alejé sus manos suavemente, volviéndome a cruzar de brazos.

—No estoy segura de que Sevika vea las cosas de esa forma —dije, incapaz de encubrir mi tono lúgubre.

Jinx dio un paso más cerca, más cerca de mí, acariciando uno de mis mechones oscuros mientras su voz bajaba ligeramente. Muy pocas veces compartíamos momentos como este.

—Eh, ¿sabes qué? No importa lo que piense Sevika o Silco. Lo importante es que tú y yo estamos bien. —Sus ojos azules se encontraron con los míos, y me relajé debidamente—. Conseguiremos impresionarlos, ¿vale?

Dudé de su palabra, pero no pude evitar que mi pecho se apretase con una mezcla de emociones, muchas de ellas explotando por todas partes. Sabía que Jinx era impredecible, un caos andante, pero también sabía que cuando decía algo como eso, lo decía en serio. Y en parte, me estaba dejando convencer por su expresión repleta de felicidad.

—¿Qué tienes en mente, Jinx? Porque algo me dice que has pensado en algo —me atreví a conjeturar, y solo me lo confirmó con su sonrisa más extendida.

Saltó a agarrar mis manos, las estrechó con fuerza y de nuevo, esa mirada emocionada surcó por su rostro. Muy pocas veces la veía de esta forma, y aunque algo en mi cabeza me decía que no podía seguir sus planes, la otra, mucho menos racional, aseguraba con seguirla a cualquier parte del mundo.

—Es el día del Progreso, ¿no? ¿Y si lo celebramos a lo grande?

Y oh, dios, sabía que me arrepentiría de querer saber más.

𓍯 ࣪🦴. ELSYY AL HABLA (!)
muchas gracias por su apoyo.

buaaaah, sé que hago mal, pero sigo sin verme la segunda temporada de arcane, peeero, no me he resistido a subirles algo de mis bebés. claramente es una historia mucho más corta, comparada con la de kael y jinx que tengo también publicada, pero no por ello vamos a evitar a amar a mis dos niñas. creo que es un buen comienzo y aunque no abarque mucho, pienso que está bien para un comienzo.

amo a zaira y su deseo de querer impresionar a su madre, como su deseo de estar todo lo que pueda alrededor de jinx y de sus locuras.

nos vemos pronto, mis arcanos.

🫐🪽

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro