➛ ⌈07⌋ 'La hermana de Derek'
❝LA HERMANA DE
DEREK❞
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NARRADOR:
En cualquier otra circunstancia, Selena habría disfrutado al máximo conduciendo el Camaro de Derek; sin embargo, incapaz de apartar de su mente los peores escenarios en los que podrían encontrarse su novio y hermano menor, no podía concentrarse en nada más que en los atajos para llegar lo antes posible. Giró bruscamente en una esquina, haciendo que las llantas chirriaran contra el asfalto. El terror por lo que pudiera sucederle a sus seres queridos le provocaba un nudo en el estómago, tanto que sintió cómo los ácidos se le subían hasta la garganta, provocándole náuseas. Se secó el sudor de la frente con el dorso de la mano antes de estacionar frente al banco de forma brusca.
Al intentar desabrocharse el cinturón de seguridad, se dio cuenta de que nunca se lo había puesto antes de salir. Sin pensárselo dos veces, salió del auto de inmediato, intentando calmar los latidos frenéticos de su corazón. Cada paso que daba hacia el banco le parecía una tortura, como si una aguja afilada se clavara en su sien repetidamente. Al abrir la puerta y ver el candado dañado colgando de las manijas, se sobresaltó. Apenas avanzó unos pasos, escuchó un par de rugidos; luego chocó con otra persona que salía apresuradamente de un armario. Al sostenerla por los hombros, se dio cuenta de que era Allison Argent, lo que la dejó perpleja.
—¿Qué haces aquí? —inquirieron ambas al mismo tiempo con la misma mezcla de confusión y miedo en el tono de sus voces.
Allison exhaló antes de encontrar las palabras perfectas para explicarle su situación.
—Le dije a Derek que había descubierto algo; se lo advertí, pero él fue demasiado obstinado, hasta me llamó mentirosa —contó rápidamente—. Así que decidí investigar por mí misma y terminé acá.
Selena la tomó de los hombros, obligándola a caminar junto a ella.
—Pues no estabas equivocada —murmuró—. Ahora Scott y Derek están en una trampa mortal.
Allison la miró desconcertada, apresurando su paso. Cuando estuvo a punto de preguntarle a Selena qué ocurría exactamente, la mayor la jaló del brazo para que corrieran a esconderse detrás de una columna casi deteriorada; luego de ver a un hombre y a una mujer caminar lejos de la bóveda de forma calmada.
—¿Ese es Deucalion? —se preguntó Selena.
Cuando ambas salieron del lugar, Allison se apresuró a acercarse a la puerta de la bóveda. Selena la siguió luego de haber escuchado el inicio de una pelea y quejidos de por medio. Sintió un vuelco en el corazón cuando Allison logró abrirla después de un poco de esfuerzo. Ambas chicas se quedaron atónitas al ver lo que ocurría dentro; y Selena tuvo el impulso de entrar cuando escuchó la voz autoritaria de Derek.
—¡No, Selena! —suplicó antes de recibir un fuerte golpe en el estómago—. ¡Vete! —gritó.
—¡Está tratando de matarte, Derek! —Cuando Selena replicó molesta, atrapó la atención de uno de ellos; la chica que estaba a punto de golpear nuevamente a Derek se volteó hacia ella luciendo agitada y perpleja—. ¿Qué...? ¿Por qué me está mirando?
Derek se puso de pie, cubriendo una profunda herida en su hombro, mientras observaba atentamente la reacción de su hermana menor. Un gemido de dolor de Scott, colgado contra la pared después de ser atacado por Boyd al clavar sus garras en el estómago, lo distrajo por unos instantes. Al volver la vista hacia Selena y Cora, se percató de la presencia de Allison arrodillada en el suelo, a punto de romper el círculo de serval.
Quiso detenerla con un grito de advertencia, pero antes de poder hacerlo, la chica ya había logrado su cometido, ahogando sus palabras al instante. Sintió cómo sus manos se helaron inmediatamente cuando Cora lo miró de reojo y Selena gritó el nombre de su hermano. El nombre de su novia quedó atrapado en su garganta cuando su hermana corrió hacia la chica con intenciones claras en sus brillantes ojos amarillos. Allison se dio cuenta de lo que estaba a punto de ocurrir, así que tomó el brazo de Selena y la empujó hacia atrás al tiempo en que las garras de Cora rozaban el cuello descubierto de la mayor. Selena soltó un jadeo antes de caer al suelo junto a Allison.
Al salir de la bóveda, Derek vio a Cora y Boyd correr fuera del lugar, causando estragos y rugiendo ocasionalmente.
Selena luchó por ponerse de pie mientras Derek se acercaba a ellas. Con delicadeza, tomó el mentón de Selena para examinar la herida que Cora le había causado.
—Fue un rasguño, nada más —dijo Selena, alejando las manos de él de su piel—. Son ustedes los que me preocupan.
La chica se apresuró hacia su hermano menor y lo abrazó, sintiéndose aliviada de ver que estaba a salvo. Sin embargo, tuvo que separarse rápidamente al escuchar la queja de Scott por el dolor. Pidió disculpas en voz baja y apartó un mechón de pelo que le molestaba cerca de una herida en su frente. Scott respondió al abrazo con una sonrisa, después de que Selena lo mirara con angustia.
—Sí, pues el problema ahora lo tienen otros —habló Derek dirigiendo su enojo hacia Allison. Se acercó a la menor y la tomó de los brazos mientras era advertido por Scott—. ¡Tienes idea de lo que hiciste?
—¡Pudieron haberlos matado! —excusó Allison, soltándose del fuerte agarre de Derek—. ¡Scott pudo morir!
Aquellas palabras resonaron en la cabeza de Selena una y otra vez.
—¿Qué crees que harán allá afuera, eh? ¿correr hacia el bosque vacío o dormir en una cueva? —cuestionó él, enfurecido—. ¡Personas inocentes morirán!
—¡Yo no fui quien convirtió adolescentes en asesinos! —se defendió.
Derek guardó silencio; luego le dio una mirada de reojo a los hermanos McCall antes de acercarse una vez más a Allison, pero no demasiado.
—No, pero tu familia tiene práctica en eso, ¿no es cierto?
Allison alzó el mentón cuando notó que su labio inferior había temblado.
—Cometí errores —aceptó—, pero Gerard no fue culpa mía.
—¿Y qué hay de tu madre, Allison? ¿Ella tampoco fue tu culpa? —insistió Derek, antes de sentir una mano rodeándole el brazo. Al voltear a su lado, se encontró con la mirada de advertencia de Selena.
—¿Podemos hablar?
Derek resopló intentando evadir la conversación.
—No hay tiempo, tenemos que resol...
—Ahora, Derek —sentenció Selena, dándole una mirada de advertencia antes de darse la vuelta.
Una vez que Selena caminó hasta la salida, Derek regresó a ver a Scott una última vez para asegurarse de que estuviera bien. El menor vaciló antes de asentir con la cabeza; Scott también tendría que darles explicaciones a Allison luego de la acusación acertada de Derek.
Derek también asintió antes de apresurarse a alcanzar a Selena. A lo lejos, la vio saliendo del banco con la mirada perdida y los brazos cruzados, y no pudo evitar recordar la similitud con Melissa, quién estaba en esa misma posición, la noche en que se enteró de todo.
Un dolor apuñaló su sien izquierda y presionó su mano contra ella.
Melissa se descruzó de brazos y se sentó junto a la cama. Acarició varias veces la mejilla de Selena con el dorso de sus dedos. Su mirada observó cuidadosamente cada rincón del rostro de ella mientras escuchaba las palabras de Talia a un lado del cuarto. La impotencia de no poder hacer nada, le provocaba incontrolables ganas de llorar. Lo único capaz de detener sus lágrimas era si hijo, quién se encontraba durmiendo en la habitación de al lado.
—Sé lo preocupada que puedes estar en este momento, Melissa, y créeme que te entiendo perfectamente. —Talia se acercó a la mujer y apoyó su mano en su hombro derecho—. Me aseguraré de su bienestar como si fuese mi propia hija.
Melissa no fue capaz de seguir resistiendo la angustia de su pecho; en pocos segundos, sus ojos se habían llenado de lágrimas.
—No lo entiendo —susurró, acariciando el rostro de Selena otra vez—. No puedo entenderlo.
—Ella estará bien, te lo prometo —dijo Talia—. Mañana despertará y todo será igual. Su personalidad, sus actividades, su brillo, todo lo que conoces de ella estará ahí.
Por primera vez, Melissa levantó la mirada y se giró hasta la mujer detrás de ella.
—Pero yo sabré que no —dijo—, y no creo poder ocultarle la verdad.
Derek salió de la habitación velozmente, no creyéndose capaz de soportar ni un segundo más ahí adentro.Ver a Selena en ese estado, no haría más que culparse a sí mismo una y otra vez.
El chirrido de una puerta lo obligó a detenerse antes de bajar las escaleras. Cuando se dio la vuelta en medio del pasillo, sus ojos se encontraron con los de un pequeño niño asustado, que lo observaba desde la puerta de su cuarto.
Derek sabía quién era, pero Scott aún no estaba destinado a conocerlo.
DEREK HALE:
Me detuve enfrente de Selena luego de salir del banco detrás suyo. Ella me lanzó una mirada incrédula antes de desviarla lejos de mí nuevamente. Crucé mis brazos cuando mis ojos se toparon con mi auto mal estacionado enfrente de nosotros; alcé una de mis cejas y voltee hacia Selena confundido.
—No pude disfrutarlo tanto como me habría gustado —comentó.
—Ya veo —murmuré, enderezando mi postura otra vez.
Aún estaba molesto, pero era increíble como Selena podía lograr tranquilizarme brindándome su sola presencia. Estaba ahí parada, no haciendo más que discutir consigo misma dentro de su cabeza, pero estaba a mi lado, y era suficiente compañía para mí.
El rostro de Cora me golpeó como un balde de agua helada. Aún la recordaba como una dulce y pequeña niña, pero con la dolorosa angustia de haberla creído muerta durante años. Saber que ahora estaba viva, no hacía más que despertar viejos recuerdos, uno detrás de otro, como si ya no tuviese suficiente de un pasado enterrado, tenía que lidiar con otro que lo acompañaba.
Sabía que debía estar siguiéndole el paso. Salir a buscarla y a Boyd también para que no continuaran los destrozos o alguien más saliera herido; o peor aún, muerto.
Sin embargo, no pude moverme de mi lugar.
Noté de reojo que Selena caminó hasta el auto y recostó su cuerpo en este con cansancio, solo en ese momento pude distinguir el sudor en su piel y sus ojos cansados.
—No sabía que tenías una hermana —confesó de repente. Bajó la mirada al suelo y suspiró.
—La creí muerta —le expliqué, acercándome a ella—. Sabías sobre el incendio, Selena. Yo creí que Cora había muerto ese día... Tal vez ella pensó lo mismo de mí.
—No estoy enfadada por eso, es solo que... no lo esperaba.
—Yo tampoco —agregué.
Selena se pasó las palmas de sus manos sobre su rostro y seguido se acomodó el cabello hacia atrás. Tomó una enorme respiración antes de soltar el aire tratando de recuperar la tranquilidad. Cuando creí que diría algo, una lágrima rebelde se escapó de su ojo. Me acerqué rápido para retirarla con mi pulgar y luego tomar su rostro entre mis manos.
—Lo siento, es... Creí que algo muy malo podría haberles ocurrido. —Me sorprendió la firmeza con la que salió su voz, a pesar de que parecía estar a punto de llorar—. Aún estoy asustada. Mierda. No sé qué haría si algo le llegase a pasar a Scott, o si te pasara a ti. Él es mi responsabilidad.
—También la mía —le aseguré con sinceridad. Mis ojos estaban atentos a los suyos—. Cuando Scott esté conmigo, te lo prometo, Selena, estará a salvo.
Selena me miró y pude notar el agradecimiento en todo su rostro. No me lo estaba pidiendo, pero necesitaba recordarle que era una promesa antigua. Incluso más de lo que ella creía.
Una de mis manos se deslizó hasta su cuello y la yema de mis dedos acariciaron alrededor de la diminuta herida que habían provocado las garras de Cora. Selena quitó mi mano e intentó convencerme de que no era nada grave.
—¿Recuerdas el día que fuiste a pedirme que lo cuidara luego de enterarte de todo? —pregunté, acomodando un mechón de su cabello hacia atrás. Selena asintió como respuesta—. Te dije que protegería a Scott del mundo sobrenatural, siempre y cuando tú solo lo cuidaras en la vida normal. Necesito que esta vez sea así.
—También te dije que soy capaz de arriesgar mi propia vida con tal de mantenerlo fuera de peligro —me recordó.
—No estás midiendo bien la balanza, Selena. —Negué con la cabeza, alejándome un poco de ella—. Sé que quieres ser el pecho que pare la bala cuando se trata de Scott, pero debes entender que él ahora puede recibir una y sanar como si nada. Tú no. No eres débil ni te importa menos tu hermano por hacerte a un lado cuando sabes quién está en mayor peligro.
Selena guardó silencio, entendiendo lo que tanto buscaba decirle. Estaba acariciando sus hombros cuando se acercó más a mí y me rodeó con sus brazos. La sentí sonreír sobre mi pecho y provocó el mismo efecto en mí; luego la escuché soltar una risa nasal.
—La última vez que conduje tan rápido fue cuando la policía me estaba persiguiendo.
Apoyé mi mentón sobre su cabeza y sonreí con diversión al recordar aquel día. Sus palabras se quedaron grabadas en mi mente con facilidad luego de escuchar su comentario.
—¿No es la vez que dijiste que era "sexy" que fuera un criminal? —inquirí con diversión. Selena se despegó ligeramente de mi pecho y me apuntó con uno de sus dedos.
—Recuerdo decir "un poco sexy", específicamente.
—Ya, pero lo piensas —insistí con una sonrisa en mi rostro. Selena se mordió un lado del labio inferior y me escaneó con la mirada, intentando hacerme entrar en duda.
—Podría decirse, sí.
Con una enorme sonrisa en mi rostro, coloqué una mano en su nuca para acercarla y poder plantarle un beso en sus labios. Selena dejó de abrazar mi cintura y subió sus manos hasta rodear mi cuello sin dejar de acariciarme suavemente. Mi mano derecha aún seguía pegada a su cabeza, enredando mis dedos entre su cabello; mientras que la otra mano libre viajó hasta su cintura, donde la detuve apretando con menor fuerza.
Cuando el beso comenzó a durar más de lo debido, ella se despegó de mis labios pese a mis reclamos.
—Aún tenemos que detener a Boyd y a Cora, Derek —me recordó, alzando su mano hasta mi cabello para acomodarlo hacia atrás—; debemos irnos.
Resignado, pero volviendo a mi estado de preocupación, asentí. La tomé de la mano para ir en busca de Scott y de Allison, mientras Selena me daba un corto sermón por haberle hablado de esa forma a Allison, aunque no la noté tan disgustada como creí que estaría.
—Solo digo que tienes un punto, pero Scott debió decírselo.
Pasamos por al lado de una puerta y sentí una especie de rareza recorrer mi cuerpo.
¿Qué era ese olor?
—Lo sé...
Me detuve de golpe.
Selena siguió de largo hasta que nuestras manos unidas no se lo permitieron; solo entonces se dio cuenta de que me había detenido. Me miró extrañada mientras regresaba sus pasos hacia mí.
La escuché preguntarme si todo estaba bien, pero no pude responder. Su voz se amortiguó cuando enfoqué mi olfato en lo que había detrás de aquella puerta. Mis ojos encontraron un pequeño cartel que decía "mantenimiento".
Lo puedo sentir, pensé; conozco ese aroma.
Selena guardó silencio detrás de mí cuando abrí la puerta de golpe. Sentí que la imagen golpeó mi pecho duramente, provocándome una sensación para nada agradable de angustia.
Erica estaba ahí, tirada en el suelo. Muerta.
Muerta.
Erica estaba muerta.
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