43. Sospechas del pasado
❝Sospechas del pasado❞
╚════════🌻════════╝
NARRADOR:
—El equipo de natación. —Señaló Noah, el padre de Stiles.
El chico, confundido por las palabras de su padre, dirigió la vista hacia el escritorio cuando Noah le indicó con la mirada que viera el anuario. Stiles analizó las imágenes con cuidado dándose cuenta de que la mayoría de los que estaban en el equipo de natación eran las víctimas recientes del Kanima. Al bajar la vista hasta la foto del entrenador, sus ojos se abrieron de golpe.
—Papá, mira, el entrenador —habló él, sintiéndose aliviado de que al fin obtuvieran respuestas—. Es el padre de Isaac.
Ambos compartieron una mirada mientras soltaban un suspiro, hasta que al intentar cerrar el libro, Stiles dejó que se deslizaran varias páginas con lentitud. Una de esas fotos captó la atención inmediata de Noah una vez más. Tomó el brazo de su hijo, haciéndolo detener, y le señaló con una mirada curiosa la foto de un par de adolescentes en una esquina.
—Esa niña luce como Selena —comentó con una diminuta sonrisa nostálgica—. Bueno, como cuando tenía trece, en realidad.
—¿Qué...? —La pregunta de Stiles quedó atorada en su garganta cuando sus ojos chocaron con aquella imagen inesperada.
Stiles observó la foto con atención mientras trazaba con sus dedos la página. La niña de trece años, su mirada baja y su expresión pensativa. Mientras tanto, un chico algo más mayor que ella, con una sonrisa animada en el rostro, parece estar contándole algo con entusiasmo. Sintió como las puntas de sus pálidos y delgados dedos se helaron en el preciso momento en que leyó los nombres debajo: "Selena McCall y Derek Hale compartiendo un taller de cerámica".
—¿Estás loco? —cuestionó Selena mientras era arrastrada del brazo por Derek—. ¡Te juro por Dios, Hale, voy a asesinarte!
—Vamos, Lena, solo será una vez —insistió el chico, adelantándose a ella—. Dijiste que querías distraerte, haremos el taller de cerámica y te olvidarás de todas tus maldiciones.
—¿Entonces me olvidaré de ti? —bromeó la chica.
Derek imitó una falsa sonrisa mientras volteaba los ojos.
—Bueno, pero, ¿qué le diremos a la profesora? Vamos a clases diferentes —le recordó.
Derek se detuvo cerca del salón y tomó a Selena por los hombros, formando una sonrisa coqueta. Se señaló a sí mismo.
—Por Dios, Lena, ¿has visto lo irresistible que soy? Es obvio que...
Ella se cruzó de brazos inmediatamente, —¿Te has arrodillado delante de la profesora y le has dicho que limpiarías el salón durante días?
—Sí —admitió Derek en un suspiro—, pero que conste, para tu información, solo me arrodillé con una pierna y el trato fue de una semana.
Cuando Selena se inclinó hacia él y lo besó con dulzura, la sonrisa de Derek volvió a dibujarse en su rostro de forma instantánea. Derek la tomó con delicadeza del rostro con sus dos manos, temiendo que si llegaba a soltarla, despertaría de un sueño en el que en realidad quería vivir de por vida.
Luego de un par de segundos, Selena se apartó brevemente de Derek y ambos juntaron sus frentes con los ojos cerrados.
Solo se escuchaban sus propias respiraciones y el sonido de pisadas de estudiantes a su alrededor, hasta que Derek no resistió el impulso de confesarse.
—Creo... Creo que te amo, Lena —murmuró, escuchando el latido desenfrenado del corazón de ella.
Stiles se inclinó hacia atrás, logrando que su espalda se apoyara en el respaldo de su silla y jugó con la lengua dentro de su boca. Las cosas se habían vuelto demasiado confusas para él, incluso cuando le encantaba resolver misterios, no creyó en ningún momento de su vida que tendría que investigar a la hermana de su mejor amigo. Aún sentía el fuerte bombeo de su corazón en la garganta y miles de preguntas rondando en su mente sin parar y sin que dejaran de crearse dudas nuevas con cada segundo que pasaba.
Noah fijó la mirada en su hijo sin saber que estaba ocurriendo, pero antes de que pudiera preguntarle, Stiles habló:
—Luce como Selena porque era ella.
[...]
Isaac se sentó en el suelo junto a Selena, luego de verla un poco desanimada. Derek estaba conversando con Erica y con Boyd sobre lo que podrían sentir y hacer en luna llena, y aunque el rubio también debía estar escuchando la conversación, el aroma a ansiedad que desprendía el cuerpo de la chica no dejaba concentrarlo.
Derek les dio una rápida mirada, antes de seguir hablándole a su manada.
Selena volteó hacia Isaac mientras jugaba con sus delgados dedos sobre su regazo y le dedicó una media sonrisa sincera. A pesar de su estado, el chico no causaba ninguna emoción negativa en ella. De todas formas, Selena siempre había sido la que evitaba que sus propios problemas influyeran en su trato hacia otras personas. Era buena ocultando lo que pensaba y lo que sentía, hasta que estaba a punto de explotar. Cuando casi llegaba a su límite, era cuando las personas notaban el mal estado en el que podía encontrarse.
—¿Estás bien, cierto? —preguntó Isaac, aunque enseguida meneó su cabeza y se acarició el puente de su nariz—. Quiero decir, sé que no es de mi incumbencia, lo siento.
Selena frunció el entrecejo con una sonrisa confusa.
—No tienes que disculparte por preocuparte, Isaac. —Alzó su mano hasta apoyarla en el hombro del chico. Le acarició con cuidado—. Estoy bien, solo tengo que pensar como conseguir más dinero. Temas de adultos y esas cosas aburridas a la que a los adolescentes no les importa —bufó ella, haciendo desdén con su mano libre.
En el rostro de Isaac se formó una pequeña sonrisa y Selena lo sintió como un triunfo.
—¿Qué sientes ahora? Digo, es tu primera luna llena. Me vas a disculpar, pero no tengo ni idea sobre esto. En la primera luna llena de mi hermano tuve que perseguirlo por el bosque y un cazador casi nos mata, pero por suerte estuvo Derek para salvarnos —recordó Selena, con una sonrisa divertida—. Tampoco sabía que era lo que ocurría, así que no estuve para Scott al comienzo porque esa misma noche me enteré sobre los hombres lobo y todo eso. Es una locura, ¿cierto? Jamás habría pensado que de verdad existían este tipo de cosas, no sé que pensar.
Isaac se encogió de brazos, dándole una mirada a los chicos.
—Cuando Derek me convirtió, me dijo que la mordida era un regalo —habló de repente. Mantuvo el silencio por unos segundos y luego volteó la cabeza hasta Selena clavando sus ojos en ella—. Yo creo que el verdadero regalo fue la libertad. Mi padre murió y jamás habría pensado en aquel final para él... ¿Sabes? Él no siempre fue así conmigo. Pero esa noche, la noche en que él Kanima lo asesinó, dejé de sentirme asfixiado. Sentí las cadenas romperse y el aire llenando mis pulmones.
Selena siguió acariciando el hombro de Isaac y tragó con dificultad, sintiéndose de una forma casi similar.
Isaac quitó la mirada de la chica y luego negó lentamente.
—Aquella noche no lloré su muerte, no. Yo estuve en duelo desde el día en que aquel hombre dejó de actuar como un padre.
Selena quitó su mano de encima de Isaac y volvió a jugar con sus dedos. Vio como Derek dejaba un par de cadenas en el suelo y se limpiaba la suciedad de sus manos.
—Creo que nuestras historias son diferentes, pero con el mismo problema —dijo ella—. Tal vez no pasamos por lo mismo, Isaac, pero te entiendo perfectamente, y si lo que buscas es hablar sobre eso, no me molestará escucharte.
Isaac volteó hacía Selena una vez más con una pizca de una emoción que comenzaba a extenderse, pero no alcanzó a decir nada cuando alguien más interrumpió su conversación.
—¿Puedo hablar contigo un segundo, Selena? —La voz de Derek captó la atención de la chica. Ella se puso de pie mientras el hombre señalaba a Isaac—. Vayan preparándose, cuando vuelva los encadenaré.
El rubió asintió ante las órdenes de Derek y también se levantó. Selena siguió los pasos de él con curiosidad, hasta que salieron de la estación abandonada.
—¿Dónde vamos? —preguntó Selena, escudriñando en todas direcciones. Cuando Derek se detuvo frente a su auto, la chica fingió alegría y lo señaló—. ¡Oh por Dios! ¿Al fin vas a regalarme tu auto? Este es uno de los mejores días de mi miserable y corta vida.
Derek rodó los ojos ante la actuación exagerada de la chica y luego no pudo evitar sonreír al ver la expresión divertida en su rostro.
—No, jamás voy a regalarte mi auto, que quede claro —aseguró, abriendo la puerta del copiloto—. Aunque tengo un regalo para ti de todos modos. No es mucho, pero sé que te hace falta. —Agarró una pequeña caja del asiento y se la extendió a ella con una tímida sonrisa que de inmediato se esforzó por aparentar lo contrario.
Selena la aceptó luciendo confundida, pero en lo absoluto molesta, y abrió la caja con cuidado. Sintió cómo los latidos de su corazón retumbaron en su pecho al ver lo que había dentro. Alzó la mirada hasta Derek y juró para sí misma haberlo visto emocionado por unos segundos.
—¿Cómo es que...?
El hombre se encogió de hombros.
—Solo lo supe —contestó de inmediato—. Y no te preocupes, apenas se termine el bolígrafo, me lo dices de inmediato y te compraré otra.
Selena bajó la mirada una vez más y tomó la insulina con los ojos húmedos. Se preguntó cómo era posible que una persona que no era su madre o su hermano se preocupara de esa forma por ella. Su miedo constante al abandono siempre la llevaba a pensar lo peor, arruinando los momentos de inmediato, pero con Derek era diferente, y tal vez él sería el primero con el que se animaría a arriesgarse y esperar lo mejor.
La chica no aguantó más y se lanzó hacia Derek, colocando sus brazos alrededor de su torso. Él soltó una pequeña risa ante la reacción de Selena y no dudó en abrazarla de vuelta con más fuerza. Cerró sus ojos por unos breves segundos, sintiendo cómo los latidos de sus corazones danzaban en armonía melódica.
—Gracias, Derek —murmuró Selena repentinamente—. De verdad, te lo agradezco mucho. No sabes lo que significa para mí.
Derek se apartó ligeramente, sin soltar su abrazo, y clavó sus ojos verdes en los avellana de Selena, sintiéndose hipnotizado por unos breves segundos. Deslizó sus manos con extrema delicadeza hasta tomarla de la cintura, mientras la veía sonreír con emoción. En ese instante, lo único en lo que el hombre podía pensar era que estaba seguro de que, con el paso de los años, lo único que nunca cambiaría en Selena sería el brillo de sus ojos al sonreír.
Derek miró a Selena con una expresión cálida y comprensiva antes de decir, —Sé lo que esto significa para ti, Selena. Pero necesito que me prometas algo.
La chica se mordió levemente el labio inferior.
—Sí, claro, dime —afirmó.
Derek apartó sus ojos de los de ella y los desvió hacia el callejón vacío a un lado de ellos por unos instantes. Soltó un suspiro mientras Selena acariciaba su espalda, atenta a sus expresiones.
—Yo no... —exhaló—. Mira, jamás te pediría que dejes de trabajar, porque sé que, por más que haya sido una obligación temprana, no te molesta ayudar a tu madre y hermano, pero...
Hubo un silencio.
—Pero... — incitó Selena, arqueando una ceja.
—Solo quiero que me digas cuando necesites algo — dijo rendido—. No quiero verte preocupada por cosas con las que yo puedo ayudarte sin problemas.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó ella, ladeando la cabeza.
—Digo que... mientras estés conmigo, trabajarás para lo que quieras, y yo te daré lo que necesitas — respondió, volviendo a mirarla—. Claro que tampoco me importa darte todo lo que quieras.
El agarre de Selena se fue aflojando lentamente mientras le daba una mirada inexpresiva. Dio un paso hacia atrás y Derek frunció el entrecejo confundido al verla vacilar al intentar hablar. No quería aceptarlo, pero cuando Selena evadió su mirada, sintió una punzada en el pecho.
—¿Qué...? ¿Qué pasa? Luces ensimismada —dijo Derek, tomando sus hombros—. No quise ofenderte, no quiero que pienses que...
—No es... —Se apartó un poco y Derek sintió la ausencia de su tacto de inmediato—. No es eso, n-no me ofende. Es solo que... ¡Mierda! Digo, lo siento —se disculpó al instante, tapando su boca con las manos, luego exhaló—, ¿Podemos hablar luego? Tengo que irme, emm, digo, debo llevarle la comida a mi madre a su trabajo. De verdad, agradezco mucho el regalo, Derek. —Se acercó a él y dejó un beso corto en su mejilla—. Debo irme. Adiós.
Derek la vio irse con pasos acelerados, completamente perplejo.
"Debí cerrar la boca", pensó.
Cerró la puerta del auto con fuerza.
Derek observó con una leve sonrisa a Selena irse corriendo a su siguiente clase, mientras ella chocaba con varias personas torpemente. Meneó la cabeza divertido mientras volvía la vista a sus libros de biología. Su sonrisa se borró inmediatamente, resopló antes de dejar caer su cabeza en la mesa. Golpeó su frente contra la madera varias veces.
—Estoy. Acabado. Destruido. Muerto. Y. Total. Mente. Muerto —habló con la voz entrecortada.
—Ya dijiste "muerto" —una voz femenina lo obligó a detenerse—. ¿Sabes, Derek? Creo que ya sé que regalarte para tu cumpleaños: un diccionario.
El chico alzó la mirada para encontrarse con Paige sentada enfrente de él, con los brazos cruzados y con una mirada enigmática. Derek fingió una risa ante el comentario irónico de ella y luego cerró sus libros con cancancio, a pesar de que ni siquiera había comenzado su tarea.
Paige alzó una ceja juzgándolo, sabía que aprovecharía la conversación para evadir sus deberes.
—No me mires de esa forma —le pidió Derek, guardando sus cosas en la mochila—. Leer tanta información sobre los mellizos hará que me explote la cabeza.
La chica soltó una risa.
—Por dios, Derek, apuesto a que ni siquiera has leído el título.
—Bien —habló entre dientes—. Pero que quede claro que he leído el título y el subtítulo —agregó con orgullo.
Ambos se quedaron en silencio por un par de minutos en los que Paige sacaba su almuerzo con extrema parsimonia. Derek apoyó su mentón en la mano apoyando su brazo en la mesa fijando la mirada en su amiga. Sabía que estaba actuando extraña desde que las cosas con Selena habían funcionado para él.
—¿Sucede algo? —le preguntó Derek, pero antes de que Paige pudiese responder, él siguió:—. Te he notado algo distante este último tiempo. Mira, sé que las cosas tienden a volverse molestas o raras cuando hay una parejita en el grupo, pero no tienes que preocuparte por eso. Todos somos amigos y ambos sabemos que Selena no es una persona celosa, yo sí, pero ella no. De todos modos, no debes sentirte incómoda.
—No, no, no, estoy bien con eso. De verdad, Derek, no deben preocuparse por mí —le aseguró Paige de inmediato—. Es solo que... Bueno, no creí que después de todo fueras a animarte a pedírselo.
Derek bajó la mirada hasta sus dedos y comenzó a entrezalarlos con nerviosismo. Paige, al notar aquello, se aclaró la garganta.
—Porque se lo has pedido, ¿cierto?
—Bueno, yo...
—Derek.
—¡Bueno, está bien! No se lo he pedido aún —admitió avergonzado—. Aún tengo dudas.
Paige abrió la boca con sorpresa, sin ser capaz de quitarle la mirada a Derek, quién aprovechó el asombro de la chica para robarle un sándwich de paleta y queso.
—¿Dudas sobre qué? —inquirió Paige—. ¿Sobre amarla? Derek, juro que si es eso voy a golpearte. Selena ya está bastante confundida, como para que tú...
—¿Lena está confundida? —Habló Derek apresuradamente aún con la comida en su boca.
Paige formó una expresión de asco al verlo masticar, luego volvió a la seriedad.
—Sé que algo está en su cabeza constantemente, pero no tengo idea de qué —explicó y luego suspiró—. Y conozco a Lena, Derek, sé que a ella le gusta que vayan con la verdad, incluso si hay dudas. Se directo, eso es todo lo que ella necesita de las personas: sinceridad.
Derek dejó el sándwich encima de la mesa con desgano y se mordió el labio inferior, sintiendo la mirada de su amiga encima.
—La duda no es sobre si la amo o no, Paige, es sobre la decisión que tengo que tomar por estar tan seguro de ello —confesó.
Cuando Stiles logró entrar en la casa de Lydia luego de batallar con la enorme caja de regalo, se acercó a su mejor amigo quien ya se encontraba en un rincón de la casa esperándolo con ansias. Había recibido el mensaje de voz donde Stiles le contaba lo que había descubierto completamente alterado, eso había logrado la impaciencia del chico hasta ese momento.
El trigueño se acercó a su amigo y golpeó su pecho levemente para que comenzara a hablar.
—Me has matado de duda, Stiles, solo suelta todo lo que sabes —pidió.
—Bien, escucha con atención porque luego de esto, estoy seguro de que no habrá marcha atrás —comenzó Stiles, caminando junto a su mejor amigo.
—Mencionaste que viste una foto de Derek y Selena —le recordó.
—Sí, con papá los vimos en uno de los anuarios luego de descubrir lo del papá de Isaac, que por cierto, enseguida te lo detallo.
—Sí, sí, como sea. Habla sobre Selena y Derek. —Scott agitó una de sus manos para que Stiles continuara y no se desviara de la conversación.
—Bueno, no hay mucho para decir, pero estoy seguro de que eran Selena y Derek los de la foto. Ella estaba con la mirada abajo y él parecía estar contándole algo con emoción, de todas formas, debajo de la foto decía sus nombres, así que...
Scott le dio una mirada a su amigo mientras seguían caminando hacia el patio de la casa.
—Entonces tuve razón: Derek y Selena ya se conocían.
Stiles también volteó a verlo cuando bajaron de un escalón. Se encogió de hombros antes de llevarse las manos a los bolsillos delanteros de su pantalón.
—Sí, es lo que creí por un segundo, pero no lo sé, ¿no te resulta extraño? Digo, ¿cómo explicas el que Selena no lo haya mencionado en ningún momento?
Scott se detuvo repentinamente sintiendo una presión en su pecho.
—¿Y si ella en realidad tampoco lo sabe?
Peter bajó lentamente el libro que sostenía con sus manos y, en cuanto le fue posible, reposó su mirada curiosa encima de Derek. Aún lleno de dudas, el menor vaciló antes de tomar asiento enfrente de su tío, pero en ningún momento le quitó la mirada. Fuera lo correcto o no, aún había cierta indecisión en sus próximas palabras.
Peter sabía que era lo que quería y estaba seguro de que él nunca habría podido convencerlo, pero algo más sí.
—¿Quién fue? —inquirió sin dar detalles, pero de igual forma, Derek entendió su pregunta.
—Paige —declaró en un susurro—. Fueron sus palabras. Quiero algo real con Lena y quiero que sea eterno, pero sobre todo, sincero.
Peter se enderezó en el sofá y bajó su pierna derecha que estaba apoyada en la otra. Dejó el libro a un lado sin importarle en lo más mínimo la interrupción de su lectura, que en cualquier otro momento lo habría enfurecido. Se inclinó sobre su regazo y juntó sus manos prestándole absoluta atención a su sobrino.
—¿Entonces? —dijo con una mezcla de ansiedad y curiosidad en su voz.
Derek guardó silencio por unos segundos; sabía que luego de decirlo, no habría vuelta atrás.
Exhaló.
—Buscaremos la mordida para Lena —senteció.
N.A:
Holis!! ¿Cómo han estado? Espero que bien.
Primero que nada: ¡No se molesten con Selena por reaccionar de esa forma! Todo tiene una explicación y les aseguro (como autora), ella no se molestó con él.
Segundo: ¡Dios! Ya se acaba y yo estoy chillando.
༝༚༝༚
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro