40. La noche en que nos conocimos
❝La noche en que nos conocimos❞
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NARRADOR:
Selena se sentó en su cama jugueteando con sus dedos mientras Derek caminaba por su cuarto lleno de curiosidad. Ninguno de los dos había sido capaz de hablar en todo el camino a casa y el que Peter se desviara para acompañar a Paige a su hogar no había facilitado las cosas. Selena comenzaba a sentirse confundida respecto a sus sentimientos y por alguna razón —para ella—, una extraña molestia comenzaba a formarse en su estómago. Lo describió en su mente como un nudo tirante, pero que de hecho se sentía bien. Confusa y extrañamente bien.
Volteó en dirección a Derek y lo atrapó observándola con curiosidad, mientras apretaba el marco de una fotografía sin ser consciente de su propia fuerza. Bajó la mirada con rapidez cuando escuchó el crujido de la madera y maldijo en un susurro.
—Lo siento —se disculpó Derek apenado, dejando la fotografía en su sitio—. A veces no me doy cuenta.
Selena no dijo nada, pero se puso de pie y caminó hacia él sin poder darle una mirada. Ya no podía. Se odiaba internamente por ello. «¿Qué pasa contigo?— se preguntó asi misma, tomando aquella foto entre sus manos—. Es tu amigo. No arruines una de las pocas cosas buenas que tienes. O él se irá». Sus palabras no parecieron funcionar en lo absoluto, ya que en cuanto alzó la mirada para encontrar sus ojos, el nudo se intensificó mientras subía por su pecho de forma instantánea.
Derek notó el nerviosismo en sus ojos y los latidos intensos a través de su pecho, pero no dijo nada. Se mantuvo callado reprimiendo una sonrisa ladina.
—¿Sabías que tú y yo ya nos conocíamos? —preguntó Derek, logrando que Selena al fin reaccionara.
—¿Cómo? —habló confundida. Luego se encogió de hombros mientras bajaba la mirada a su fotografía; tenía siete años cuando sus dientes de leches comenzaron a caerse. Pero a ella no parecía importarle, sonreía emocionada hacia la cámara de igual forma—. Quiero decir, claro, nos hemos cruzado un par de veces en la escuela.
—No, no. —Derek notó la forma en la que ella evadia su mirada fingiendo ordenar las fotos encima del mueble. Negó lentamente antes de tomarla del mentón con suavidad, atrayendo su rostro en su dirección. No le dio importancia, pero cuando uno de sus dedos rozó el labio de Selena, ésta contuvo la respiración—. ¿Por qué no me miras cuando hablo? Quiero que me mires cuando lo haga.
Selena clavó sus ojos en los de él y dio un asentimiento leve tratando de respirar con normalidad.
—No recuerdo que hayamos hablado antes —alcanzó a decir en un susurro.
—Auch —Intentó bromear él, llevando una de sus manos cerca de su corazón—. Ahora si te cuento, pareceré un obsesionado. ¿Te parece? No puedo perder la limpia reputación de Derek Hale.
Se sintió aliviado cuando Selena sonrió mientras volteaba los ojos ante su habitual ego.
—Solo dilo.
—Si prometes que será un secreto entre nosotros. La gente no puede saber de mi obsesión. —Sonrió y los labios de Selena comenzaron a temblar.
—Dime —casi fue una súplica.
Derek despegó su mano del rostro de Selena y comenzó a golpear sin fuerza el puño contra la palma de su otra mano. Se mordió el labio inferior mientras su sonrisa perdía fuerza, pero sus ojos brillaban de igual forma ante aquel recuerdo.
—¿Sabes, Lena? Tú obsesión por los vampiros y hombres lobos no comenzó de la nada —habló, caminando hasta la ventana. Se encontraba abierta, así que él cerró sus ojos cuando sintió la fresca brisa golpear su piel con extrema delicadeza. El sol que empezaba a mostrarse iluminó su rostro con una leve intensidad. Sintió como Selena caminaba hacia él con dudosos pasos—. Tú tenías ocho y yo diez. Era de noche y estabas completamente loca, debo añadir. Caminabas, bueno, más bien saltabas alegre entre todos los árboles. Lo sé porque yo estaba arriba de uno de ellos tratando de escapar de... malas personas.
»Cuando te ví me quedé helado. Solo fui capaz de reaccionar cuando te tropezaste con una raíz enorme que causó tu llanto de inmediato. Bajé del árbol con cuidado y cuando me arrodillé enfrente tuyo, dejaste de llorar. Tu rostro estaba completamente sucio, y estuve a punto de burlarme por ello cuando me clavaste una mirada de advertencia. Me quedé en silencio mientras te ayudaba a ponerte de pie y a limpiar tu ropa. Te pregunté varias veces si te encontrabas bien, pero no respondiste. Estaba por rendirme cuando me dijiste que tu mamá no dejaba que hablaras con extraños. No pude aguantarme la risa en ese momento y el leve golpecito que me diste con tu pie no logró que me arrepintiera. Fue divertido porque luego no parabas de hablar sobre un "perro" al que tú perseguías con entusiasmo.
Selena soltó una pequeña risa llena de confusión. No se acordaba todavía, pero no interrumpió su historia. Para ese punto, Derek ya se había recostado en la ventana y ella seguía con la mirada pegada en cada una de sus facciones, sobretodo en sus labios.
—Solo diré que te tomé de la mano y te saqué del bosque cuando aquellas personas lograron encontrarnos. —A pesar de lo trágica que había terminado esa noche, Derek lo sentía como el consuelo de haber perdido a su padre. Encontrarse a Selena esa noche fue un obsequio, uno que él no quiso conocer hasta años después—. Me dejaste esperando en el pórtico por unos minutos y cuando abriste de nuevo la puerta, tu enorme sonrisa iluminó mis ojos de inmediato. Me sentí extraño.
Selena asintió comenzando a recordar pequeñas imágenes. Una en particular hizo que apoyara su mano derecha cerca de su corazón. Se sentó en la cama junto a la ventana en donde estaba Derek.
—Te dí un pequeño papel, ¿cierto? —preguntó y él asintió en respuesta—. Sí, era... Por dios, lo recuerdo. Era amarillo y tenía un dibujo de un girasol. Era una forma tonta de pedirte que fueras mi amigo. Todos siempre rompían el papel enfrente de mis ojos o lo tiraban cuando creían que yo no veía, pero tú no. Lo guardaste en el bolsillo de tu pantalón con mucho cuidado.
La sonrisa de Derek fue disminuyendo hasta desaparecer.
—Yo... Yo quise ser tu amigo, pero... no pude volver. Esa noche perdí a mi padre. Tú no lo sabías, por supuesto. —murmuró—. Te vi sentarte en el pórtico de tu casa por las siguientes semanas, como si estuvieses esperando mi regreso, pero nunca lo hice. De todos modos fue suficiente para mí, es lo que pensé. Aquella misma noche nos quedamos hablando por horas hasta que yo, como el niño que era, creí que era buena idea mostrarte mis "poderes". Fue gracioso ver tus reacciones, pero en definitiva me sorprendiste. ¿Sabes? Esperaba a que salieras corriendo, pero no lo hiciste. En cambio, tu cara parecía estar a punto de explotar de emoción.
—Pero tú no dijiste que eras un hombre lobo —dijo Selena dudosa.
Derek negó.
—Te dije que era un vampiro. —Sonrió—. Era un buen mentiroso. Quería decirte la verdad, pero supuse que eran más fáciles de aceptar los vampiros que los monstruosos hombres lobos. Te lo dije con la esperanza de volver a verte y mostrarte todo. Cuando pasó esa noche me di cuenta de que no había nada emocionante en ser lo que soy. No, todo era malo. Solo deseaba que te olvidaras de todo y siguieras en la ignorancia, incluso si te olvidabas de mi también.
Selena volvió a ponerse de pie y caminó hasta él.
—¿Por qué me cuentas esto ahora?, ¿por qué no lo hiciste en cuanto volvimos a hablar?
Derek giró su dorso en dirección a ella y la miró con intensidad. Selena no corrió la mirada, sino que más bien se sintió atrapada por su brillo.
—Porque recién ahora me estás mirando de esa forma.
—¿De cuál?
Él se enderezó y dio dos pequeños pasos hacia ella. Tomó ambas de sus manos y enredó sus dedos con los suyos sin cortar la conexión de sus ojos. Selena tragó grueso mientras el corazón de Derek parecía a punto de explotar en ese instante.
—Esa forma en la que yo lo hago desde los diez.
Se inclinó hacia ella y la besó. Se sintió el chico más afortunado del mundo, pero en la mente de Selena aún había un debate: ¿Qué era lo que sentía en realidad? Sin embargo, sintió que los labios de Derek encajaban a la perfección contra los suyos.
Selena se recostó en el sofá luego de que su madre se fuera al trabajo. Se sintió mal porque, a pesar de que Melissa le había insistido en que disfrutara relajarse en su casa por su cumpleaños, Selena quería ir a su trabajo. Se había vuelto una rutina para ella y sabía que un día perdido, era un día extra en el futuro. No muy lejano, por supuesto. Sabía que pronto debería volver a tener más de un trabajo, sentía que el dinero rendía cada vez menos.
Volteó a ver el televisor y soltó un suspiro. Aquel aparato había dejado de funcionar la semana anterior, pero como no podían permitirse el privilegio de llevarlo a arreglar, ni siquiera sabían que era lo que le había pasado.
La angustia le duró poco cuando cerró sus ojos y, en un susurro lejano perdido en su mente, escuchó la voz de Derek. Sonrió de forma instantánea. Sacó su teléfono del bolsillo y, antes de que pudiera carcomer su mente con dudas, lo llamó.
Se mordió el labio inferior cuando al tercer tono, Derek atendió.
—Hola —saludó él. Luego de haberla acostumbrado a tanta neutralidad, el corazón de Selena dio un vuelco al sentir un poco de emoción en su voz esa vez—. ¿Quieres que vaya?
Ella se mantuvo en silencio por un par de minutos. Claro que anhelaba su presencia más que nada en aquel momento, pero aún había cierto temor. ¿Se alejaría de ella al otro día? Selena no quería que eso sucediera. Si en su corazón se formaba otra grieta por su culpa, se sentiría idiota y no lo soportaría.
—¿Selena? ¿Todo bien?
—Sí, sí, lo siento —sus palabras se escaparon de su boca antes de que pudiera evitarlo—. Ven. —Se tocó la frente con las puntas de sus dedos—. Si quieres.
Se escuchó un breve silencio del otro lado y aunque Selena creía que Derek estaba comenzando a dudar, él, en realidad, estaba sonriendo.
—Estaré ahí en media hora.
[...]
Derek se detuvo frente a la puerta de la casa de Selena, sintiendo un nudo en el estómago. Sabía que esa visita podía cambiarlo todo. Al abrir la puerta, se encontraría con su rostro y eso lo llenaría de emociones, más de lo que cualquier persona en el mundo era capaz de lograr.
Tocó varias veces la puerta y maldijo en voz baja cuando en ningún momento Selena le abrió. La espera para él comenzaba a extenderse y sentía que los nervios acabarían por causarle náuseas. No sabía si amar u odiar la forma en la que Selena tenía el control absoluto sobre su cuerpo, en todos los sentidos posibles.
Derek tomó el picaporte y abrió la puerta con cuidado. Sabía que Melissa no estaba en casa, Selena le había avisado que estaba sola, pero aún así no pudo quitarse de la cabeza la posibilidad de que Melissa se molestaría aún más con él. Sin embargo; cuando ella pronunció su nombre por la mañana, el rostro de la mujer careció de emoción. Ninguno de los dos logró decir algo, Derek solo pudo susurrar una disculpa antes de voltear e irse.
Cerró la puerta detrás de él y caminó lentamente hasta las escaleras, mientras que con la mirada se aseguraba de que Selena no estuviera acostada en el sofá. Deslizó su mano por la barandilla mientras la madera crujía bajo sus pies. Pronunció varias veces el nombre de Selena, pero siguió sin recibir respuestas. Cerró sus ojos al llegar al final de las escaleras y escuchó el latido de su corazón proveniente del cuarto. Sonrió al notar que estaba igual de nerviosa que él, al menos no estaba solo en aquel sentimiento.
Cuando llegó a la habitación de Selena, se detuvo en el umbral de la puerta mientras se cruzaba de brazos. Dio vuelta los ojos formando una pequeña sonrisa cuando la vio acostada en su cama y completamente perdida en la música de sus auriculares. La chica pareció sentir su presencia, porque enseguida se inclinó hacia adelante apoyando sus codos en el colchón. Por un momento su piel perdió el color.
—Me has asustado. —Se llevó una mano al pecho mientras que con la otra se quitaba los auriculares. Se puso de pie y dejó su teléfono encima de la mesa de noche—. Debes suavizar tu presencia, me provocarás un ataque al corazón.
—¿Siempre tiendes a exagerar las cosas? —preguntó Derek con un toque de diversión, entrando en la habitación—. Si fueras más atenta, te habrías evitado el susto.
—Bueno, dijiste que llegarías en media hora y apenas han pasado quince minutos. —Selena fingió mirar un reloj imaginario en su muñeca—. ¿Estabas impaciente, quizás?
Derek se detuvo al bajar la mirada para encontrarse con los ojos de Selena. Ella sintió cómo la observaba con intensidad y se le hizo un nudo en la garganta al percibir la tensión palpable entre ellos. Su cercanía lograba intimidarla sin saber que ella provocaba lo mismo en él.
—Todavía lo estoy —murmuró él, antes de besarla.
Presionó sus grandes manos en la cintura de Selena, mientras que ella, por otro lado, rodeaba el cuello de él con sus largos y delgados brazos. Lo atrajo hacia ella sintiendo que el deseo de besarlo perdía fuerza y una nueva necesidad ardía dentro de ella.
Selena dio varios pasos hacia atrás, hasta que chocó contra su escritorio. Derek la levantó con facilidad logrando sentarla encima, soltando un jadeo que los besos de Selena lograron ahogar enseguida. Selena acarició el cabello de Derek con sus dedos en el momento en que sus labios se volvían torpes al aumentar la intensidad. Selena tomó el rostro de Derek con ambas manos, y en cuanto él se colocó entre las piernas de ella apretando sus cuerpos con fuerza, Selena sintió como su piel se estremecía. Él arrastró sus manos hasta tomar el rostro de ella con delicadeza, mientras que Selena bajaba las suyas hasta el dobladillo del pantalón.
Derek se despegó de sus labios para quitarse la camiseta de forma habilidosa. Volvió a darle un beso a Selena, antes de tomar la de ella y quitársela con rapidez. Selena quedó en brasier y él con el abdomen desnudo mientras volvían a devorar sus labios como si no hubiese un mañana.
Él deslizó sus labios hasta el cuello de Selena donde empezó a dejar besos húmedos bajando hasta la clavícula. Los bellos del cuerpo de ella se erizaban con cada toque resultándole excitante. Ella acarició la espalda de Derek con deseo, antes de que él la tomara con fuerza y la llevara hasta la cama. Ella soltó una pequeña risa cuando cayó encima del colchón mientras Derek se acomodaba encima de ella. Él sostuvo ambas manos a sus lados cuando con sus rodillas obligaba a que la chica abriera sus piernas así él podía colocarse en medio.
Ella sonrió aún más cuando Derek aproximó su rostro al de ella. Ambos notaron el brillo lleno de lujuria en los ojos del otro y no pudieron evitar sentir la emoción recorrer todo su cuerpo.
—Eres perfecta, ¿lo sabías? —le dijo Derek en un susurro. Bajó su mirada hasta sus labios por un par de segundos y luego clavó sus ojos en los de ella de forma intensa.
Selena no habló, y eso fue una respuesta clara para él. Solo deseaba que algún día, ella fuera capaz de verse como él lo hacía. No encontraría jamás un defecto.
—Lo eres —afirmó, volviendo a besarla.
Derek dejó una pequeña distancia entre sus cuerpos para no aplastarla y Selena aprovechó eso para poder quitarse el pantalón corto que llevaba. Al verla de esa forma casi expuesta, Derek comenzaba a perder el control de su propio cuerpo. Soltó un pequeño gruñido antes de ponerse de pie y quitarse el cinturón de su pantalón con la mirada fija en Selena.
—Desnúdate —le ordenó, lanzando el cinturón de cuero negro al suelo.
Selena no protestó, ni siquiera emitió un sonido en negación. Era lo que ella quería, lo que deseaba hacer desde hacia tiempo, y tampoco mentiría al decir que aquella actitud demandante de él no lograba encenderla aún más.
Mientras Derek se bajaba los pantalones quedando solo en bóxer, Selena se quitaba la ropa interior con delicadeza haciendo desesperar los deseos del hombre.
Él recorrió con la mirada su piel expuesta sin ningún cuidado. Durante años había querido verla de esa forma, durante años había deseado que ella fuera la única en la vida que pudiera tocar su piel sin sentir la necesidad de alejarse. Porque el toque de ella no quemaba su piel, su tacto era mágico, único y sobre todo... cariñoso.
Solo esperaba a que Selena pensara lo mismo sobre él en un futuro.
—Debo advertirte, Derek, que en realidad jamás lo he hecho —admitió Selena, mordiéndose el labio inferior sin saber como sentirse al respecto.
Derek la miró alzando una de sus cejas con diversión.
—Bien. No voy a ser rudo, si eso es lo que te preocupa.
—¡No! Digo, no. No es eso —murmuró, comenzando a sentir sus mejillas calientes—. Lo que digo es que no sé... No sé hacer algunas cosas.
—Entonces aprenderemos juntos, Selena. ¿Acaso tengo pinta de ser un hombre que se acuesta con diez en un mes? —le preguntó, extendiendo sus brazos.
Selena lo analizó de pies a cabeza mientras sonreía.
—Bueno, tienes pinta de que son treinta en realidad —comentó divertida.
—Bueno... —Derek ladeó la cabeza mientras se inclinaba hacia ella. Dejó un suave beso en sus labios antes de clavar sus ojos en ella—. Lo haría treinta veces al mes, pero solo con una persona.
Él no dejó que Selena respondiera algo, porque la rodeó por la cintura con un solo brazo y se sentó en la orilla de la cama mientras que a ella la sentaba encima de él como si no pesara nada. La intimidad de Selena quedó apoyada en su boxer y sus pechos desnudos quedaban expuestos ante Derek. Él la observó detenidamente como si fuera una obra de arte mientras que la luz de la luna era lo único que le permitía apreciarla de esa manera. Se sentía completamente hechizado por su belleza.
Alzó la mirada hasta sus ojos una vez más mientras Selena rodeaba sus brazos por encima de sus hombros.
—Quiero ser tuyo —habló Derek repentinamente, tomándola por sorpresa—. Por el resto de mi vida, de hecho.
—¿Tú vas a...?
—No, no me voy a arrepentir de habértelo dicho.
Selena acarició sus mejillas con ambas manos sin poder evitar sonreír, sintiendo los brazos de Derek abrazando sus caderas demostrándole protección. Lo besó con suavidad, pero al paso de los segundos, mientras el beso aumentaba de intensidad, ella comenzó a moverse lentamente de atrás hacia adelante provocando le extrema excitación y tortura en Derek. Selena soltó varios gemidos al sentir la dureza entre su intimidad y ninguno de los dos pudo evitarlo más.
—¿Tienes preservativos, cierto? —preguntó Selena.
Derek asintió antes de girar sus cuerpos hasta quedarse recostado encima de ella. Mientras Selena lo veía colocarse el preservativo, a su mente llegaron miles de pensamientos; estaba completamente nerviosa, emocionada y sobre todo, excitada. No aguantaba las ganas de estar con él, pero aún tenía temor de que no fuera lo que Derek esperaba y se fuera sin decir nada. Oh, estaba segura de que eso lograría destruirla por completo.
Pero a la vez, lo veía actuar de esa forma con ella y no. No creía que él fuera a hacerle algo así. No lo veía capaz de hacerle daño.
Aún en bóxer, Derek se acercó a la cama.
—Abre las piernas —exigió, y sin cuestionar, Selena obedeció. Tragó con dificultad al verlo inclinarse cerca de su intimidad. Sus músculos se contrajeron al hacerlo—. Relájate, esto te ayudará.
—¿Qué estás ha...? —su pregunta se perdió en un intenso gemido cuando los labios de Derek presionaron contra su piel sensible.
Selena bajó las manos hasta tocar la cabeza de Derek, enredando sus dedos en su cabello. Tiró suavemente de ellos cuando él empezó a jugar con su lengua, lo que provocó gemidos constantes. Se arqueó de placer cuando tocó su punto más sensible, una hermosa melodía para los oídos de él. Derek acarició sus muslos con suavidad antes de apartarse, mientras Selena lo observaba, intentando regular su respiración.
Derek se colocó entre sus piernas después de quitarse el boxer y se acercó a ella. Selena intentó actuar con normalidad después de verlo completamente desnudo, pero era imposible. Lo deseaba. Quería tocar todo su cuerpo y que él también tocara el de ella.
Él dejó un rastro de besos húmedos desde su abdomen, donde notó la herida vieja que Peter le había causado, hasta sus pechos, deteniéndose cerca de su rostro. Deslizó su mano hacia la zona baja de Selena y movió sus dedos en círculos causando la formación de más humedad.
—¿Lista?
—S-sí.
Derek asintió levemente, sin apartar la mirada, y apoyó su miembro en la piel húmeda de la chica, haciéndola estremecer. Comenzó a besarla con delicadeza antes de embestir suavemente. Selena cerró los ojos con fuerza al sentirlo dentro de ella, y Derek tomó ambas manos de ella, apretándolas contra la cama. No dejó de besarla en ningún momento mientras se movía de arriba a abajo lentamente.
Después de seguir ese ritmo durante unos minutos, Derek apoyó su frente en el pecho de Selena mientras trataba de controlarse. No quería hacerle daño ni que lo pasara mal. Temía que ella recordara su primera vez de la misma forma horrible en que él lo hacía.
Tampoco quería admitir que, en realidad, esa era en realidad la tercera vez que lo hacía.
—Derek —pronunció Selena, antes de soltar un corto gemido. Él levantó la cabeza hasta ella y la miró con atención.
—¿Quieres que lo haga más rápido? —preguntó.
Ella asintió antes de soltar sus manos del agarre de Derek y luego las alzó hasta apoyarlas en la parte trasera del cuello de él, manteniendo la cercanía de sus rostros. Cuando él comenzó a aumentar la intensidad de las embestidas, los gemidos de Selena se volvieron entrecortados y más fuertes que antes. Derek no se quedó atrás, disfrutaba tanto tocarla de esa forma que no pudo contener los gemidos llenos de satisfacción con cada movimiento. Bajó una de sus manos hasta las caderas de ella y la acarició mientras volvía a devorar sus labios con rudeza.
Después de un tiempo, ambos lograron alcanzar el orgasmo, aunque Selena lo hizo antes que él.
Derek se acostó a su lado agitado mientras se tapaban con las sábanas, y Selena sintió que su corazón latía con tanta fuerza que lograría escapar de su pecho en cualquier momento. Ambos se miraron con una sonrisa y volvieron a besarse como si sus vidas dependieran de ello.
Unos minutos después, Selena logró quedarse dormida en los brazos de Derek sintiéndose protegida, aunque con la extraña sensación de que el contacto de él no le resultaba nuevo. Decidió ignorarlo, mientras que Derek no pudo pegar los ojos en toda la noche después de haber tocado accidentalmente la cicatriz del cuello de Selena.
N.A:
¿Qué cosas no? 🕴️
Que conste que es la primera vez que escribo este tipo de escenas, así que no pidan milagros JAJAJA
De todos modos, aclaro que no quiero que parezcan demasiados expertos en lo que hacen, ni que se note muy elaborado porque no lo son, y yo además, quiero que vean como se desarrollan con el tiempo, como en todo; progreso personal, desarrollo, pensamientos.
Como sea, las amo. Besos y que dios las bendiga luego de haber leído esto, ¡pecadoras!
EXTRA (+)
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