Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

39. Esa noche

Esa noche

╚════════🌻════════╝

  NARRADOR:

  Para Melissa y Selena la principal prioridad era Scott. Él era el menor de la casa y el que más atención necesitaba. Melissa solía describirlo como un niño al que no podías quitarle la mirada de encima por más de un minuto, porque al voltear, podrías encontrarte con un desastre absoluto. Claro que las cosas empeoraban cuando su mejor amigo, Stiles, estaba con él. Selena lo sabía mejor que nadie.

  Semanas antes de que Rafael los abandonara, había sido el cumpleaños catorce de Selena.

  Scott corría escaleras arriba con emoción y con su rostro lleno de chocolate y harina mientras pronunciaba de corrida el apodo de su hermana: Lena. El mismo que él le había otorgado a la edad de tres años cuando al intentar pronunciar su nombre, lo único que salió de su boca fueron las últimas cuatro letras.

  —¡No molestes a tu hermana, Scott! —le ordenó su madre desde la cocina.

  Él apenas pudo prestarle atención ya que se encontraba rodando por el pasillo luego de haberse tropezado con su propio pie. Murmuró un "auch" antes de caminar hasta el cuarto con más tranquilidad mientras se sobaba el hombro. Abrió la puerta y una sonrisa malévola se formó en su rostro cuando sus ojos encontraron a su hermana durmiendo plácidamente. Al menos eso era lo que él creía, porque en cuanto se acercó a la cama restregándose las manos por su cara con la intención de embarrarle el rostro, Selena se sentó de un golpe logrando que Scott soltará un grito agudo.

  Selena dejó salir una enorme carcajada mientras empujaba las frazadas a un lado y se acercaba a su hermano para hundirlo en un enorme abrazo. Dejó un rastro de besos por toda su cara sin importarle el chocolate mezclado con harina que poco le cubría luego de quitárselo anteriormente.

  —¡Lena! —nombró el menor en un lloriqueo fingido—. ¡Suéltame! ¡Le diré a mamá!

  —Y yo le contaré a Stiles la forma en la que gritaste como un gato bebé moribundo —dijo Selena divertida mientras lo soltaba.

  —No te atreverías —musitó Scott poniéndose de pie.

  Ella copió su acción y en el momento en que ambos se cruzaron de brazos, unos golpes bruscos en la ventana los alertó a ambos. Selena se apresuró a ponerse frente a su hermano mientras éste volvía a soltar un grito más agudo que el anterior. Stiles, quién estaba del otro lado de la ventana prácticamente colgado, lo miró con una ceja alzada lleno de diversión.

  —¡¿Qué ha sido ese grito?! —preguntó Stiles a través del cristal—. Tienes potencial para ser la sirena de la ambulancia.

  Scott volteó los ojos mientras Selena se acercaba para abrir su ventana. Stiles ingresó al cuarto sin quitarle la mirada a Selena mientras su mejor amigo le clavaba los ojos encima.

  —Bueno, te has delatado solo al final —le murmuró Selena a su hermano mientras ambos veían como Stiles caminaba por el cuarto con confianza—. ¿Y tú por qué entras por la ventana? ¿Sabes que existe la puerta, verdad?

  Stiles volteó hacia ella con las manos metidas en el bolsillo de su pantalón mientras le sonreía con falsa inocencia. Apesar de que se llevaban solo casi cuatro años, Selena era más alta que él.

  —Hace poco vi una película donde un chico se mete por la ventana del cuarto de su enamorada para sorprenderla.

  —¿Y la película acaso se llamaba "obsesión" o "psicópata"? —cuestionó Selena mientras caminaba cerca de su cama para colocarse su abrigo.

  —De hecho...

  —¡Niños, bajen a comer! —los llamó Melissa desde abajo.

  Los tres sonrieron con emoción y luego, se empujaron entre sí para salir del cuarto cuanto antes.

  Scott quitó el mechón de pelo que cubría el delicado rostro de su hermana. Notó el rastro de una lágrima seca en su mejilla y pasó uno de sus dedos rozando su piel mientras apretaba sus labios con fuerza. Odiaba verla de esa forma y más se odió asi mismo al saber que pudo hacer muchas cosas para evitar que su hermana colapsara de esa forma. Para evitar que sufriera en un principio.

  —Derek —pronunció Scott en un susurro.

  El mayor se tensó al oír su nombre, pero como era costumbre en su actitud, no lo demostró. Se acomodó en la silla junto al escritorio y deslizó sus manos hasta sus piernas mientras soltaba un suspiro.

  —¿Sí?

  —La conoces, ¿cierto?

  Esa pregunta logró inquietar notoriamente a Derek. Se volvió a acomodar una vez más en la silla sintiendo que en ninguna posición lograba obtener comodidad mientras intercalaba su mirada entre Selena y Scott.

  —¿Qué...?

  Scott se volteó levemente hacia él quitando sus dedos del rostro de su hermana.

  —Quiero decir que ustedes tienen algo, ¿verdad?

  Derek observó a Scott y el menor no pudo encontrar ni un rastro de emoción en su rostro. Aunque no hubo importancia, el silencio le había confirmado sus sospechas. Volvió a ver a su hermana y sin pensarlo dos veces se puso de pie.

  —Mamá va a regresar en, tal vez, una hora y media —informó Scott mientras miraba la hora en su teléfono—. Debo limpiar este desastre antes, luego irme con Stiles y Allison.

  Derek se puso de pie junto a él.

  —Te ayudaré. Selena dormirá bastante, así que no hay que preocuparse. De todos modos, ambos sabremos cuando despierte.

  Scott se detuvo junto a la puerta y le dio una mirada a Derek.

  —Si te atreves...

  Derek volteó los ojos y pasó junto a él mientras soltaba un suspiro agotado.

  —Las amenazas sirven cuando la persona que las recibe te tienen miedo —habló caminando por el pasillo con seguridad—. Tú no me das miedo.

  Y al verlo, Scott lo sintió. Aquella forma de caminar por ese mismo lugar con aquel aire despreocupado, pero ligeramente tenso, lo había visto antes. Había sido testigo de un escenario similar.

  [...]

  Scott hizo una mueca de disgusto cuando encontró una camiseta empapada en vomito encima del sofá. La sostuvo entre sus dedos para mostrándoselo a Derek quién, enseguida, le dio una mirada de asco mientras recogía los vasos rojos del suelo.

  Ambos voltearon al mismo tiempo cuando alguien más golpeó la puerta principal. Scott dejó la bolsa negra que tenía en sus manos junto con la camiseta sucia en el suelo y caminó hasta la entrada mientras se sacudía las manos contra la tela de su pantalón. Abrió la puerta y al oír la voz de la otra persona, Derek dejó la bolsa en el suelo y caminó cuidadosamente hasta Scott.

  —¿Eres su hermano? —preguntó Thomas del otro lado—. Bien, solo quería saber como se encontraba ella. La verdad es que no estaba muy bien cuando me fui y me preocupé.

  —¿Y entonces por qué te fuiste? —cuestionó Scott mientras notaba de reojo como Derek se detenía junto a él, detrás de la puerta.

  —Bueno, Derek se ha convertido en un hombre intimidante desde la última vez que lo ví. Digamos que me gritó para que me fuera —explicó Thomas con brevedad mientras llevaba sus manos a los bolsillos de su abrigo. Scott notaba algo raro en su comportamiento—. Como sea.

  Derek abrió aún más la puerta dejándose ver por completo. Scott alzó una ceja curioso mientras lo observaba tomar una postura diferente frente al hombre desconocido para él.

  —Lo siento, creí que el que besaras a Selena en ese estado me daba el suficiente crédito para pedirte que te fueras —atacó él con la voz firme.

  —Sí, digo, básicamente me lo exigiste con un grito, pero lo entiendo. Fue totalmente mi culpa. —Volteó de nuevo hacia el menor intentando ignorar su presencia—. ¿Podrías darle mi número? Te pediría el de ella, pero prefiero que Selena sea quien decida si quiere hablarme de nuevo o no. —Le dio una mirada de reojo a Derek.

  Scott resopló antes de aceptar con un asentimiento de cabeza. Derek volteó a verlo incrédulo mientras veía como él anotaba el número de Thomas en su teléfono intentando ignorar la mirada intensa del mayor.

  —Como sea —murmuró Derek antes de voltear en dirección a la sala.

  SELENA MCCALL:

  ¡Lena!

  Abrí mis ojos de inmediato notando como mi corazón bombeaba contra mi pecho. Sentí la desesperación dispersarse por todo mi cuerpo mientras oía el grito de mi nombre convertirse en eco. Mis manos temblaban y sentí como mis ojos comenzaban a humedecerse.

  ¡Lena! ¡No te pierdas!

  Voltee sobre mí misma de forma violenta al escuchar una voz masculina detrás mio. Mi pecho comenzó a subir y bajar en lo que recuperaba el ritmo normal de mi respiración. Intenté decir algo, intenté gritar de vuelta, pero no pude. Tuve la sensación de que mis labios estaban sellados y de no haberlos estado, tampoco era capaz de mover mi lengua. Era un enorme vacío.

  ¡No!

  Gimotee de dolor cuando sentí un fuerte ardor detrás de mi cuello. Me llevé ambas manos hacia esa zona y las presioné encima de la piel sin parar de quejarme. Desvié la mirada en todas las direcciones mientras sentía un espeso líquido escurrirse por mis dedos en una herida del cuello. No había nada. Absolutamente nada.

  Quité una de mis manos del cuello y la acerqué a mis ojos en un movimiento lento y tembloroso. Mis ojos se agrandaron al ver un líquido negro gotear de entre mis dedos con gran abundancia.

  ¡Está muerta!

  Abrí mis ojos sintiendo como mi cuerpo se removía en la cama con pesadez. Maldecí varias veces en voz baja mientras intentaba sentarme a un lado de la cama con un poco de dificultad. Cada movimiento que hacía, se sentía como si estuviese cargando mi propio peso en la cabeza.

  —¡Oh por dios! ¡Despertaste! —gritó Scott acercándose a mí de inmediato—. Por un momento temí que hubieras caído en un coma etílico.

  Cerré mis ojos con fuerza al oírlo gritar de esa forma. Por dios. Lo peor era que sabía que no tendría oportunidad de devolverle la molestia porque él no podía emborracharse. Malditos poderes sobrenaturales de hombres lobos que arruinaron mi futura venganza disfrazada de diversión.

  —Deja de gritar —pedí entre dientes llevando ambas manos a los lados de mi cabeza—. Te vomitaré en la cara si lo vuelves a hacer.

  —Perdón —susurró Scott deteniéndose junto a mí—. Debes darte una ducha y arreglarte.

  —¿Por qué haría algo como eso? —pregunté dándole una mirada de pocos amigos.

  —Bueno, primero: para no seguir apestando a mis calcetines sucios, y segundo: porque mamá no tardará en llegar y estoy seguro de que no quieres que te vea en ese estado.

  Volví a darle otra mirada, pero esta vez indignada mientras, "disimuladamente", olfateaba mi camiseta.

  —¿Tan mal huelo? —Me puse de pie—. Oler como tus calcetines literalmente me deja por el subsuelo. No puedo permitirlo.

  Scott rodó los ojos.

  —De todos modos primero voy a tomar un café, porque siento que de lo contrario me dormiré mientras me baño.

  —Selena, Derek está abajo así que si no quieres que le den arcadas cuando te vea, será mejor que te duches de una vez. —Scott se puso de pie y caminó hasta la puerta de mi cuarto seguido por mi mirada incrédula. Él se detuvo por unos segundos y cruzó sus ojos con los míos mientras me sonreía de lado—. Feliz cumpleaños, Sele. Y recuerda que aún no acaba el día.

  Correspondí la sonrisa.

  —Gracias.

  —¡Ah! Lo olvidaba. Te he enviado un contacto a tu teléfono, es de un hombre llamado Thomas. Me dijo que quería saber cómo te encontrabas, así que... Si quieres llámalo.

  Al escucharlo decir aquello, mi mente divagó por los recuerdos de la noche anterior. Mi mano fue directo a mi rostro recordando por momentos los toques de Derek sobre mi piel. Sus palabras, que aunque parecían una sopa de letra en ese momento, sabia que no tardarían en cobrar sentido. Y luego... Aquel beso.

  Recuerdo perfectamente sus labios rozando los míos y resistiendo el impulso de devorarme allí mismo mientras yo ansiaba lanzarme hacia él, pero luego se detuvo. No recordaba qué sucedió después. ¿Se enfadó? ¿Lo tomó bien? La verdad era que no tenía una respuesta clara y me asustaba encontrarme con su semblante serio y enigmático al bajar las escaleras. Solo esperaba ver al menos un destello de emoción en su rostro que me indicara qué era lo que debía hacer, si alejarme o no. Y, por supuesto, que luego no se arrepienta de su decisión, porque estaba segura de que no soportaría otro rechazo por su parte.

  Caminé hasta el baño y la mueca de disgusto fue instantánea al ver mi reflejo en el espejo. Por dios, estaba completamente horrible. Deseaba con todas mis fuerzas no haber lucido de esa forma tan patética y desastrosa cuando Derek estuvo conmigo. Ahora lo entendería perfectamente si me miraba con asco.

  Resoplé al acercarme a la bañera para nivelar la temperatura del agua. Mientras veía el agua caer mordí mi labio inferior al recordar el beso con Thomas a medias. No podía negar que me sentía completamente rara al darme cuenta de que había besado a dos hombres en la misma noche. Quiero decir, lo he hecho antes, pero no con dos tipos que conociera.


  No pude evitar preguntarme: ¿Cómo reaccionaría Derek al enterarse de eso? ¿O acaso ya lo sabía?

  NARRADOR:

  Selena se sobresaltó en su lugar cuando alguien azotó la puerta con fuerza. Le dio una corta mirada a su madre y agradeció en voz baja que su hermano se había ido a la casa de su mejor amigo a ver películas hacia casi veinte minutos. Paige también se había ido luego de que ambas compartieran un momento de chicas mientras comían torta de chocolate. Selena había estado muy emocionada durante su visita porque le había elogiado el peinado más de tres veces, y sentía que su trabajo de casi una hora encerrada en el baño había dado resultado.

  —Solo pídele que se vaya —le murmuró a su madre—.Él me hizo una promesa.

  Melissa le dio una mirada a su hija llena de lástima y dolor mientras soltaba un suspiro rendida. Le pidió que se quedara ahí mientras ella trataba de encontrar la forma de hablar con su padre o, al menos, intentarlo.

  Selena se bajó de la silla mientras se acercaba a la puerta de la cocina en busca de escuchar un poco de la conversación. Comenzó a sentir un nudo formándose en la garganta cuando distinguió la voz torpe y ronca de su padre que le aseguraba un estado de ebriedad. Era más que obvio que había estado bebiendo una vez más en su trabajo mientras revisaba sus casos, como era de costumbre. Selena no esperaba menos, pero ese día trató convencerse de que su padre al menos lo intentaría.

  —Es su cumpleaños, Rafael —masculló Melissa intentando mantenerlo de pie—. Solo debías hacerlo por ella. Solo por hoy.

  —Ella me odiará. Como lo ha hecho siempre.

  —Lena nunca podrá odiarte —habló Melissa con el claro agotamiento en su voz.

  Selena no aguantó más y salió de su casa por la puerta trasera de la cocina. Ni siquiera se molestó en abrigarse, así que cuando la lluvia comenzó a empapar su cuerpo luego de un par de minutos solo pudo maldecir sin la intención de volver a su casa.

  Poco después, esa misma noche, Derek la encontraría llorando en medio del bosque y le ofrecería su ayuda.

  Derek alzó la mirada cuando escuchó los pasos rápidos de Selena bajando las escaleras. Se apoyó con los codos encima de la isla mientras movía la taza de café entre sus manos. Bajó la mirada hasta sus dedos nuevamente cuando Selena entró a la cocina luciendo confundida al encontrarse solo con él.

  —¿Scott? —preguntó.

  —No tengo idea. Me ha pedido que me quede aquí mientras salía corriendo por la puerta. —Señaló él mientras le daba un trago al café. Luego le deslizó otra taza de color celeste hasta Selena—. También me pidió que te preparara café.

  Selena recibió la taza con los ojos entrecerrados mientras intentaba descifrar las emociones detrás de tanta tranquilidad en él. Derek iba a darle otro trago a su café cuando notó la pesada mirada de Selena encima de él. La vio de reojo mientras alzaba una de sus cejas esperando una explicación o que al menos dejara de hacerlo, porque sabía que pronto comenzaría a temblar de los nervios.

  —¿Qué?

  Ella pareció reaccionar enseguida porque comenzó a negar con la cabeza mientras tomaba de a pequeños sorbos su café.

  —Lo siento —murmuró sintiéndose un poco decepcionada—. ¿Has visto mi teléfono? Scott me ha dicho que Thomas ha dejado su...

  El hombre soltó un resoplido sin querer escucharla terminar aquella frase y, sin mirarla a los ojos, le entregó el teléfono de mala gana. Selena apretó sus labios evitando sonreír notoriamente al entender el comportamiento de él. No dijo nada y solo recibió el teléfono rozando levemente los dedos de Derek. Agradeció en un murmullo y comenzó a teclear en su teléfono mientras que ahora era ella la que sentía una mirada encima.
 
  Selena desvió la vista hasta la mano de Derek, quién comenzaba a dar leves golpecitos alrededor de la taza vacía. Ella apagó el teléfono sin darle demasiada importancia al último mensaje que había recibido y siguió la mirada pérdida de Derek.

  —Si quieres irte, puedes hacerlo —habló Selena deseando que él se negara—. Quiero decir, estoy bien. No tienes que cuidarme como a una niña.

  Derek le dio una mirada mientras sonreía de lado.

  —Olvidé que cuando uno cumple veinte cree que lo tiene todo resuelto.

  —Por lo menos miénteme. Creí que resolvería todos mis problemas al tener el dos antes que el uno —bromeó Selena terminando el café—. De verdad lo digo, puedes irte.

  —¿Tú quieres que me vaya? —cuestionó.

  «No —pensó Selena, sin embargo, no fue capaz de decir ni una palabra».

  Bajó la mirada hasta su taza por un par de segundos mientras sentía como Derek caminaba lentamente en su dirección. Levantó la cabeza de nuevo encontrándose con sus ojos verdes que no le quitaban la mirada intensa de encima. Selena tragó con dificultad mientras volvía a tener aquella extraña sensación de un nudo formándose en el centro de su estómago. Inconscientemente bajó su mano hasta esa zona y se acarició la piel por encima de la tela de su camiseta.

  Cuando Derek se detuvo detrás de ella, Selena no dudó en girarse en su lugar mientras él sentía los latidos de su corazón resonando en su pecho. Sintiéndose acorralada por Derek, apoyó ambas manos encima de la isla de la cocina y se inclinó ligeramente hacia atrás. Alzó un poco la mirada hasta encontrarse con sus ojos nuevamente y no pudo evitar soltar un suspiro al tenerlo tan cerca. Podía jurar que sus respiraciones se entrelazaron.

  —No me has respondido —le recordó Derek con un tono exigente, colocando sus manos a los lados del cuerpo de Selena y apoyándolas en la isla, creando una tensión palpable en el ambiente—. ¿Quieres que me vaya, Selena?

   —No —respondió ella, sintiendo que sus piernas la traicionarían en cualquier momentos y terminaría en el suelo—. No quiero que te vayas.

  Derek asintió acercando su rostro al de ella.

  —Tampoco quiero irme —le murmuró.

  Una vez más, Selena y Derek se miraron a los ojos y ambos comprendieron en segundos el deseo del otro sin necesidad de palabras. Ninguno de los dos pudo anticipar el movimiento, porque al mismo tiempo, se acercaron para besarse con la misma intensidad y necesidad al otro.

  Ella atrapó en puños la tela de los lados de la camiseta de Derek y él la tomó fuertemente del cuello. Selena inclinó aún más su cuerpo hacia atrás mientras que Derek parecía no tener suficiente de ella. Él no dejó de besarla cuando comenzó a deslizar su mano libre por todo el dorso de Selena junto con cortos gemidos que ella soltaba contra sus labios. Se detuvo cuando llegó a las caderas donde empezó a jugar con el dobladillo del pantalón logrando crear un deseo aún más grande en ella.

  Selena intensificó aún más el beso cuando sus manos comenzaron a viajar por la zona abdominal de Derek. Sintiendo como sus piernas perdían estabilidad, se despegó de él con toda la fuerza de voluntad. Derek, aún deseoso por seguir tocando su piel, se alejó de ella con el ceño fruncido.

  —¿Qué? —preguntó agitado.

  —Mamá me ha mandado un mensaje recién diciéndome que estaría aquí en diez minutos —le dijo Selena intentando recuperar el aire—. Pero si aún quieres y luego no cambias de opinión, puedes venir más tarde.

  Derek notó como el pecho de la chica subía y bajaba, y supo que había más que agitación en su cuerpo. Estaba nerviosa porque no sabía cuál sería la respuesta del hombre después de tanto tiempo confundiéndola, pero Derek lo tenía más que claro luego de la noche anterior; no volvería a alejarse de ella.

  Se acercó a ella y volvió a besarla, esta vez, con más delicadeza. Cuando se separó, le dedicó una sonrisa sincera.

  —Solo llama y estaré aquí.

  Selena también sonrió con entusiasmo.

  Derek se acomodó la ropa mientras Selena trataba de arreglarse el peinado. El hombre estiró la mano hasta su chaqueta que descansaba en una de las sillas y volteó a verla una vez más antes de salir de la cocina.

  —Feliz cumpleaños, Selena —la saludó.

  —Gracias —murmuró con su característica sonrisa enorme que Derek no había visto en un largo tiempo. Estuvo feliz cuando notó que el brillo había alcanzado sus ojos—. Vete.

  Derek le sonrió una vez más antes de irse. Mientras salía por la puerta principal se colocó la chaqueta al sentir la brisa fresca, hasta que al voltear por completo hacia el lado de afuera se encontró con Melissa, cargando una bolsa en una de sus manos. La mujer clavó sus ojos en él con su entrecejo fruncido.

  Derek se heló en su lugar.

  —¿Quién eres? —inquirió confundida.

  —Yo... Yo... —Derek soltó un suspiro antes de negar—. Lo siento, debo irme. Selena está en la cocina. —Le señaló antes de cometer un muy grave error; tomar la mano de Melissa y agitarla levemente.

  Ignorando la reacción de la mujer, Derek se dispuso a caminar lejos de ella tan rápido como le fuera posible, pero cuando la escuchó hablar, su cuerpo se detuvo abruptamente.

  —¿Derek?

N.A:

Recuerden votar y comentar si la historia es de su agrado, chikis. Además de apoyarme, me dan ánimos para seguir actualizando. Lamentablemente soy una persona que depende mucho de la opinión de los demás (es lo peor), pero bueno, siempre trato de escribir algo.

Besos <3

PD: °_0 pillas, en el siguiente capítulo se vienen cositas JAJAJJA.

 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro