32. Casi más que un beso
❝Casi más que un beso❞
╚═════════🌻════════╝
SELENA MCCALL:
Llevaba más de media hora en la preparatoria y aún no tenía respuestas sobre absolutamente nada. Ni siquiera un indicio de por qué se habían llevado a Isaac para interrogarlo.
Salí del campo de lacrosse en cuanto pude y caminé hasta llegar a la entrada de la escuela. Me senté en las escaleras, esperando a que Scott saliera. Me había enviado un mensaje para que no me fuera porque necesitaba mi ayuda. No tenía problema en ayudarlo, siempre y cuando me dejara ir a trabajar a tiempo.
Pasados unos minutos resoplé antes de ver el auto de Derek estacionarse frente a mí. Permanecí en mi lugar, fingiendo que no lo veía, mientras él bajaba la ventanilla.
—¿Te importa él? —preguntó obligándome a mirarlo—. Ven.
—No.
—Selena —me llamó seriamente—. Sube.
Solté una carcajada en el acto al escucharlo. Solo quería fastidiarlo, pero ni loca me subiría a su auto de nuevo.
—En tus sueños. Estoy segura de que eres peligroso en este momento.
—Si no lo haces, bajaré y te cargaré en mi hombro —volteé a verlo y él me sonrió—. Tú sabes que soy capaz.
Negué junto a un suspiro y le quité la mirada de encima.
—Estás loco.
Derek se bajó del auto antes de que pudiera darme cuenta, y mi corazón comenzó a latir con fuerza. Estaba dispuesta a correr cuando lo vi acercarse rápidamente hacia mí, pero en cuanto di dos pasos, Derek ya me había agarrado por las caderas.
—Tú no... ¡Ah! —grité cuando me alzó y me puso boca abajo sobre su hombro como si fuera un costal de papas—. ¡Derek, bájame! —juro que lo escuché reír mientras le golpeaba la espalda y movía mis pies—. ¡Voy a...! Voy a... te voy a pegar muy fuerte. Te va a doler.
—Sí, sí —hizo un gesto despectivo con su otra mano.
—¡Oye! —escuché la voz de mi hermano detrás de mí —. Baja a Selena.
Hubo un silencio, en el que vi de reojo a Derek ponerse los lentes y luego, sólo ignoró la orden de Scott dándose la vuelta y caminando hasta su auto. Abrió la puerta de copiloto y a pesar de mi resistencia me metió dentro del auto. Dándole la espalda a Scott, Derek se me quedó viendo varios segundos cuando se acercó a mi rostro.
—Quiero ayudar a Isaac —dijo, antes de voltear.
Scott intentó golpearlo en el rostro, pero este lo detuvo con una agilidad increíble.
—No quiero lastimar a tu hermana, quiero sacar a Isaac de ahí y ustedes pueden ayudarme con eso —dijo mirándonos a ambos.
—No, ¿Sabes quién tiene mejores posibilidades de sacarlo antes de que salga la luna llena? Un abogado —habló Scott acariciando su mano. Se intentó acercar a mí, pero Derek se atravesó.
—No si revisan su casa.
—¿Qué? —pregunté.
—No sé que le dijo Jackson a la policía, pero créanme, es muchísimo peor en su casa.
—¿El qué es peor?
—Tienen que verlo con sus propios ojos —dijo Derek.
Scott y yo compartimos una mirada.
[...]
Scott apoyó su mano sobre el candado del congelador, y Derek encendió la linterna a mi lado. Di un brinco del susto y me volví hacia él inmediatamente, con el corazón acelerado.
—Dios, Derek, ¡me vas a matar! —susurré, señalándolo con el dedo.
—A ambos —añadió Scott.
Derek rodó los ojos y le hizo señas a mi hermano para que abriera el congelador. Scott lo hizo con cuidado, y a medida que lo abría, mi curiosidad crecía cada vez más, hasta que Derek iluminó el interior.
Habría preferido ver un cuerpo.
—Esas son marcas de...
—Sí —afirmó Derek rápidamente—. Isaac las hizo con sus propios dedos, y él era humano.
Lo miré.
—Pero... ¿por qué? ¿Por qué haría algo así?
—Desesperación... —murmuró Scott—. Su padre lo encerraba aquí. Por eso aceptó.
Volví a mirar las marcas de arañazos en el interior del congelador y sentí una pequeña opresión en el pecho que decidí ignorar de inmediato. Debía tratar de no involucrarme demasiado.
—Todos quieren poder —habló Derek.
Lo miré una vez más.
—Excepto yo. No me interesan las garras, ni los ojos de colores o el súper olfato... Aunque sí me interesa el poder que da el dinero —murmuré lo último.
Derek negó con la cabeza, bajando la mirada sin que pudiera verlo, mientras yo volvía a mirar a mi hermano.
—Creo que debemos ayudarlo, Scott —le dije, haciendo una mueca insegura—. Es ayudarlo a él, no a Derek.
Scott levantó la mirada y la clavó en él.
—Si te ayudamos, debes detenerte. ¡No puedes andar convirtiendo a todos en hombres lobo!
—Si eso es lo que ellos quieren, puedo hacerlo —insistió Derek.
—¿Le hablaste de los riesgos? —pregunté—. ¿De esta familia de cazadores?
—Sí, y aún así aceptó.
Resoplé, y Scott abrió la boca sorprendido.
—Pues es un idiota.
—Y tú eres otro por salir con la hija de Argent —contraatacó Derek.
Miré a Scott tan rápido como pude.
—¿Sigues con Allison? Scott, después de todo lo que hizo...
—Eso ya no importa —me dijo Derek, y luego señaló a Scott—. Yo sé tu secreto, y ellos no tardarán en saberlo. Y cuando eso pase, lo que importará será el lugar donde te escondas para que no te maten. Ya viste lo que le pasó al Omega, a ti no te espera algo diferente. —Él se inclinó hacia Scott y apoyó la mano en uno de sus hombros—. Conmigo aprenderás a usar tus sentidos, a tener control... —tomó la mano de Scott y mostró sus garras que comenzaban a salir—, incluso en luna llena.
Scott retiró bruscamente su mano.
—Si estoy contigo, la perderé.
—La perderás de todas formas, y lo sabes.
Derek me lanzó una mirada rápida antes de darse la vuelta y comenzar a caminar hacia las escaleras. Scott me miró a mí, y yo asentí. Sabía lo que me preguntaba con sólo mirarlo. Siempre necesitaba mi aprobación... al parecer, en todo, excepto en sus relaciones.
—Derek —le hablé, volteándome hacia él.
Se detuvo y nos miró a ambos.
—No soy parte de tu manada, pero quiero ayudarlo. También es mi responsabilidad —dijo Scott.
—¿Por qué? —preguntó Derek rápidamente—. ¿Por ser uno de nosotros?
—Porque Scott defiende lo justo —lo miré a los ojos, y él supo que había mucho más en mis palabras—. Isaac es inocente.
NARRADOR:
Selena se sentó enfrente de su escritorio en silencio. Llevó uno de sus dedos cerca de su boca y comenzó a mordisquear la uña con un leve esfuerzo. En poco tiempo, mientras su mirada seguía clavada en aquella lata de cerveza, la duda surgió en ella. Era consciente de que el alcohol no la ayudaría a calmar sus pensamientos ni a resolver sus problemas, pero creía que la ayudaba a sobrellevar las cosas, tal vez no era la mejor forma y mucho menos la correcta, pero lo hacía.
En la oscuridad de su cuarto, se cuestionó una vez más lo mismo que se cuestionaba cada vez que terminaba en aquella situación: ¿Era igual a su padre? Negó lentamente contestando a su propia pregunta, como lo hacia siempre.
Se miró en el espejo y se dio cuenta de que era casi idéntica a él, pero parecerse físicamente no era lo que le quitaba el sueño por la noche. Darse cuenta de que en realidad eran sus actitudes y hábitos los que había heredado era lo que la inquietaba. No podía pensar, ni por un segundo, que su hermano o su madre podrían llegar a odiarla en algún momento.
Abrió la lata con rapidez, evitando que otro pensamiento la obligara a detenerse, y se la llevó cerca de su boca. La cerveza apenas había tocado su lengua cuando escuchó un golpe suave en el vidrio de su ventana. No se asustó, pero si se extrañó. La única persona que ella imaginaba que podría ser, era Stiles, aunque incluso con esa respuesta en mente recordó que él siempre entraba por la ventana de Scott.
Cuando abrió las cortinas de los dos lados, alzó ambas cejas sorprendida al ver a Derek enfrente suyo. Selena miró detrás de ella para confirmar que nadie estuviera viendo, aunque negó sintiéndose tonta ya que se encontraba encerrada en su cuarto.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó a Derek en un murmullo.
Derek le respondió con una seña para que lo dejara pasar. Selena apenas alcanzó a abrir la ventana cuando él se adelantó y se metió en su cuarto sin esperar a que ella accediera. Lo observó con la boca abierta.
—Oye, ¿los modales los dejaste en tu casa? —Selena se cruzó de brazos.
—Sí, y se quemaron con ella también —respondió Derek con ironía—. Necesito hablar contigo.
—La gente normal avisa antes de llegar a una casa —intentó explicar Selena, pero fue ignorada por Derek mientras él sacaba su teléfono del pantalón—. ¿Qué haces? —preguntó al ver como comenzaba tocar la pantalla con sus dedos.
Derek dio un último toque antes de que Selena escuchara su teléfono vibrar encima de su escritorio, le frunció el ceño antes de acercarse lentamente sin quitarle los ojos de encima.
—Dime que no... —Selena volteó los ojos con un suspiro al leer el mensaje—. Si lo hiciste.
—Dijiste que debía avisarte. Ya lo hice. —Derek se encogió de hombros con simpleza, guardando su teléfono de nuevo en su bolsillo.
Selena entornó sus ojos mientras apretaba sus manos en su cintura, luego de un par de segundos sólo resopló y le quitó la mirada de encima a Derek mientras caminaba hasta su cama. Se sentó encima de sus desordenadas sábanas mientras movía sus largos brazos alentándolo a hablar.
—Sólo dime que es lo que haces aquí —pidió ella—. Espero que tú no estés esperando a que yo quiera convertirme en lo que tú quieres.
Derek se mostró confundido por varios segundos hasta que negó con la cabeza.
—No, de hecho, quiero hablarte de otra cosa.
—¡Nope! Luego de lo que has estado haciendo últimamente, no quiero saber más nada de tí. —Selena se iba a poner de pie, pero Derek la empujó con un poco de su fuerza de nuevo al colchón. Ella lo miró extrañada cuando éste se volteó y se sentó en la silla frente a su escritorio—. Está bien, sólo te escucharé esta vez.
Derek suspiró juntando sus manos encima de sus piernas. Cuando recuperó el control de su cuerpo, alzó la mirada y clavó sus ojos en los de Selena sin una pizca de emoción. Ella se mordió el labio inferior con estrés al no saber que era lo que quería Derek en realidad y aunque había creído lo contrario minutos atrás, mirarlo a los ojos no sirvió de nada.
—No intentaba ignorarte, Selena, y tampoco tu hermano y tú fueron un medio para un fin. Sólo trataba de protegerlos, ¿Sabes? Nunca he sido Alfa antes. No tenía idea de que podría pasar, no podía arriesgarme contigo.
—Mentiras —murmuró ella con rudeza—. ¿Podrías ser sincero conmigo de una vez por todas? Creí que luego de todo lo que pasamos... tú podrías confiar en mí.
Derek arrugó el entrecejo confundido mientras se acercaba un poco a ella.
—Confío en ti, si no lo hiciera, no estaría aquí justo ahora diciéndote lo que en realidad sucede. —Él negó con la cabeza mientras ponía ambas de sus manos a los lados de su rostro—. Mientras intento arreglar las cosas peor termina todo.
—¿Y por qué te convertiste en Alfa, Derek? ¿Por qué mataste a tu tío y le quitaste el poder? —se notaba en el tono de voz de la chica que no lo acusaba, ni lo juzgaba, solo había curiosidad en ella.
Él alzó la mirada y la vio a los ojos. Evitó que los suyos se cristalizaran.
—No soporto el azul —respondió él en pocas palabras.
—Pues yo creo que te quedaba perfecto.
—No cuando tienen un significado y detrás una historia. Los ojos azules no le pertenecen a personas inocentes —explicó—. Ni siquiera sé porqué estoy hablando contigo de esto.
Derek se puso de pie y fue cuando realmente notó las palmas de sus manos sudorosas. Se acercó rápidamente a la ventana con la intención de irse en cuanto pudiera sin esperar a que Selena lo detuviera, pero la mano de la chica se atravesó enfrente de sus ojos cerrando la ventana de nuevo, el desvío la mirada hacia ella y la expresión de compresión que tenía en su rostro le formó un nudo en su garganta a él. Él rostro de la chica estaba tan cerca que podía escuchar su respiración sin necesidad de agudizar sus oídos.
—Si de verdad eres sincero y eres tal y como te mostraste conmigo durante todo ese tiempo compartido, entonces puedo decirte desde el corazón que no eres un monstruo —afirmó ella con seguridad, pero el tono de su voz nunca perdió su suavidad—. Sabes que de no ser por tí, mi hermano... Tal vez él ahora...
—No, no es así.
—Derek...
—Sabes que no es así, Selena —insistió él. Derek se dio media vuelta quedando frente a ella, eran casi de la misma altura, así que no había demasiada distancia entre sus rostros—. Sé lo que soy y quien fui.
—Pero no quién serás —añadió ella—. Si crees que cometiste errores en el pasado entonces aprendes de ellos y haces que no se repitan.
—Suena trillado —murmuró él, bajando la mirada hasta los labios de ella con rapidez. Selena ni siquiera lo notó.
—Pero es cierto, a menos que quieras volver a lo mismo.
Ambos se miraron fijamente a los ojos y, sin necesidad de palabras, establecieron una conexión. La mirada de Derek inquietaba a Selena, pero era incapaz de descifrarlo sin preguntar, sabiendo que no obtendría respuestas. Sin embargo, había algo más; quizás el brillo en los ojos de Selena o el suspiro que Derek soltó al recordar su historia, provocaron una sensación en el estómago de ambos. Selena supo lo que quería hacer cuando bajó la mirada hacia los labios de Derek durante unos segundos y luego la levantó, moviendo sus pestañas con suavidad. Los ojos de Derek ardían de deseo incontrolable y escuchar el acelerado pulso de Selena no ayudaba a su autocontrol.
El mundo se detuvo para ambos, sólo se escuchaban sus respiraciones chocando y volviéndose irregulares. Derek tembloroso colocó una mano en la mejilla de Selena, acariciando su piel suavemente con el pulgar. Ella cerró los ojos, dejándose llevar por la electricidad que fluía entre ellos y llevó una de sus manos para tocar la de él lentamente.
Derek ya no pudo resistirse y se lanzó hacia ella. Selena recibió el beso con el mismo entusiasmo, rodeando su cuello con los brazos mientras Derek sujetaba su cintura y la apretaba contra su cuerpo. Empujando hacia atrás, Derek hizo que la espalda de Selena chocara contra la pared, mientras ambos jadeaban. Selena acarició desesperadamente el abdomen de Derek, lo cual hizo que él se separara un poco, sin apartar la mirada, y en un abrir y cerrar de ojos, se quitó la camiseta. No pasó mucho tiempo antes de que volviera a devorar sus labios con rudeza.
Derek se inclinó ligeramente y sujetó firmemente ambas piernas de Selena para levantarla y apoyarla contra sí mismo, mientras ella rodeaba su cintura con las piernas. Él bajó el rostro hasta su cuello donde comenzaba a dejar besos húmedos y Selena soltó un pequeño gemido mordiéndose el labio inferior al sentir su cuerpo contra el de ella.
—Cada vez que me tocas siento como mi piel se eriza —susurró ella cerca de su oído—. ¿Lo sientes también?
Derek alzó la mirada hasta ella y por unos segundos Selena creyó que no respondería.
—Siento mucho más que eso cuando solo me miras —respondió.
Selena se disponía a besarlo nuevamente, con una sonrisa emocionada en su rostro, cuando el sonido del picaporte los alertó a ambos. Derek y ella intercambiaron una mirada horrorizada, creyendo que se trataba de Scott, hasta que la voz de Melissa resonó en la habitación.
—Selena, ¿estás ahí?
La chica se apartó de los brazos de Derek, como si su madre los estuviera observando.
—¿Qué pasa, mamá? —preguntó Selena, acomodando su ropa—. Pasa.
Derek la miró desconcertado, recordándole que él estaba allí con ella. Maldijo en voz baja mientras buscaba desesperadamente un lugar para esconderse, pero los nervios le impidieron pensar con claridad.
—¡Debajo de la cama! —susurró Selena, señalándole con el dedo.
Se escuchó el picaporte moverse una vez más y el suspiro de Melissa del otro lado de la puerta.
—Está cerrada con llave.
—Debes estar bromeando —murmuró Derek, molesto, mientras se agachaba a un lado de la cama—. Ni un niño de cinco años cabe ahí.
Selena rodó los ojos, desesperada, mientras se acercaba a la puerta.
—Ponte aquí —ordenó, señalando a su lado—. Ni siquiera te notará, no entra en mi habitación.
—Juro por Dios, Selena... —masculló Derek, siguiendo sus instrucciones. Cruzó los brazos y se quedó en silencio mientras la puerta de madera lo ocultaba por completo al ser abierta.
—¿Por qué te encerraste? —preguntó su madre, dando solo dos pasos dentro de la habitación—. Sabes que no me gusta.
—Lo sé, lo siento —se disculpó Selena, caminando hacia su escritorio.
Melissa notó que Selena no dejaba de mover la pierna y tenía una enorme sonrisa en el rostro. Ella también sonrió, pero con confusión, mientras se cruzaba de brazos.
—¿Qué sucede?
—Nada —resopló Selena, poniéndose de pie al notar su propia inquietud.
—¿Segura de que todo está bien? ¿La insulina está funcionando? —preguntó Melissa, observando cuidadosamente la habitación. Su mirada se detuvo en una lata de cerveza y Selena se dio cuenta de que la había notado cuando la expresión en el rostro de su madre cambió repentinamente—. Sele...
—Te juro que no he bebido nada —se adelantó Selena, respondiendo rápidamente. Caminó hasta su escritorio y le entregó la lata llena a su madre—. Puedes llevártela, lo juro.
—Bien. —Melissa tomó la lata, sintiendo un pequeño déjà vu, luego negó con la cabeza y se dio la vuelta—. Sólo quería avisarte que tal vez tenga turno nocturno, cuida a tu hermano.
Melissa no esperó una respuesta de su hija, así que en silencio y con la mente en otro lugar, cerró la puerta y se fue.
Selena miró a Derek, quién la observaba con atención.
—Lo arruiné todo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro