18. Beso inoportuno
❝Beso inoportuno❞
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NARRADOR:
Selena estacionó enfrente de la casa abandonada de Derek y cuando se estaba volteando para preguntarle a él si se encontraba bien, Derek ya se estaba bajando. Ella resopló y se bajó con rapidez para luego rodear el auto e ir a donde estaba él.
Lo sujetó con todas sus fuerzas, aunque Derek se alejó enseguida.
—Puedes irte, Selena, puedo hacerlo solo —se quejó.
Ella se cruzó de brazos.
—Si te acompañé hasta aquí es porque me importa tu estado. Déjame ayudarte.
Sus palabras tensaron con brevedad a Derek y aunque Selena lo notó, ella asumió enseguida que era por el dolor que él estaba sintiendo, aunque en realidad se le había olvidado sentirlo por unos segundos.
Derek se dejó ayudar pasando su brazo sano por encima de los hombros de Selena. Aunque, por obvias razones no dejó caer todo su peso. Selena no lo levantaría ni aunque de pronto tuviera fuerza sobrenatural.
—Bien, vamos por aquí —dijo Selena subiendo las escaleras del pórtico quemado.
Ella no quería decirlo porque Derek le volvería a pedir que se fuera, pero creía que sus piernas se clavarían en cualquier momento en el suelo por el peso de él. Con todas sus fuerzas logró llegar al último escalón y el chirrido de la puerta le trajo tranquilidad, aunque no entendía el porqué.
Al entrar, ambos se sumergieron en una oscuridad tenebrosa, aunque al estar en compañía de Derek, Selena no le temió ni al aullido repentino de afuera. Aunque Derek se encontraba en un estado moribundo.
Selena dejó que el cuerpo musculoso cayera sentado en las escaleras y luego se sacudió las manos entre sí. Buscó con su vista el baño.
—Y dime, ¿donde tienes un botiquín? —preguntó ella.
—¿Botiquín? —preguntó el adolorido.
—Sí, esa caja que se usa para curar heridas. Justo como la que tienes en tu brazo, ¿si entiendes? —Selena hizo señas con sus manos.
Derek negó.
—Tu humor en momento serios tiende a frustrarme.
—A mí me frustra que te estés muriendo y yo no tenga nada para ayudarte. —Selena colocó ambas de sus delgadas manos a los costados de su cintura. Derek la observó.
—Ve a mi auto y busca en la guantera, tal vez ahí haya algo que pueda ayudarte. No suelo herirme de gravedad.
Selena corrió hasta el auto de Derek y abrió la puerta para luego lanzarse encima de los asientos. Cuando logró abrir la guantera, un papel que parecía estar suelto, cayó al suelo del auto con suavidad. Selena no le dio mucha importancia primero, estaba centrada en un solo objetivo; encontrar algo para ayudar con la herida de Derek. Cuando consiguió un par de gasas y alcohol —que no era demasiado puesto que Derek no necesitaba curarse con frecuencia—, se enderezó en el asiento mientras que de su mano se resbalaba la pequeña botella de alcohol. Resopló antes de agacharse y, mientras intentaba buscarlo, sus delgados dedos se toparon con la misma hoja que se había caído minutos atras.
La levantó con cuidado y sus ojos brillaron al notar el amarillo algo desteñido. Sonrió de forma instantánea al ver un dibujo de un girasol algo arrugado en medio. Amaba aquella planta.
La dejó de nuevo en la guantera y buscó la gasa. Luego se bajó, cerró la puerta y corrió adentro de la casa.
Se detuvo enfrente de Derek y se apresuró a intentar curarlo. Él movió su brazo cuando sintió el ardor del alcohol, Selena sonrió con asombro.
—No creí que te dolería.
Derek ladeó la cabeza y se permitió sonreír por primera vez.
—Que sea hombre lobo no quita que no pueda sentir dolor —dijo con la voz un poco ronca.
Sintió como el sudor que había desprendido se secaba, aunque la molestia seguía ahí.
—Es bueno saberlo, porque puedo hacer esto... —Selena le colocó mas alcohol y Derek se quejó—. Eso es por haber amenazado a mi hermano. Con los McCall nadie se mete.
—Sigues usando el apellido de tu padre —mencionó Derek en un murmullo.
Ella alzó una de sus cejas confundida.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó.
—¿Qué cosa?
Ella se quedó pensando, pero luego se convenció en que tal vez había escuchado mal. Le dio vueltas al vendaje y al final solo lo ajustó más antes de engancharlo para que no se soltara. Se quedó quieta en su lugar mientras Derek observaba su brazo analizándolo con cuidado. El dolor comenzaba a intensificarse, pero él no quiso mencionarlo.
Derek volteó a ver a Selena.
—¿Ya no duele? —preguntó ella con un tono que le resultó dulce a Derek.
Él asintió.
Derek sabía que lo que comenzaba a sentir no era nada bueno, sobre todo porque era una emoción que trataba de evitar. Esa emoción, llevaría a una acción irreversible esa vez. Notó que un mechón de pelo cubría el rostro de la chica, así que lo apartó captando la atención de ella por completo.
Selena elevó la mirada hasta encontrarse con los ojos verdes y brillosos de Derek. No entendió lo que pasaba hasta que Derek lo hizo.
La besó.
Sostuvo su barbilla con delicadeza aunque Selena aún no reaccionaba del todo. Le gustaba, el beso estaba bien para ella, pero no entendía por qué lo hacía. Derek en su interior tenía más que claro que al besarla ella no sentiría lo mismo que él y no era porque no quisiera sino porque no lo recordaba.
No recordaba nada de lo que habían vivido.
Peter se acercó a Derek y colocó una de sus manos en el hombro del chico que no dejaba de observar a otra niña.
—Si me dices que no le has hablado todavía, te golpearé.
El menor negó enseguida y recibió un pequeño golpe de Peter antes de que se sentara junto a él.
—Juro que estuve por hacerlo, pero sucedió algo más.
—¿Qué? —preguntó Peter, aunque él ya sabía la respuesta.
—Está enferma.
Selena se alejó de él y aunque Derek amagó con seguirlo, pronto se dio cuenta del error que había cometido.
—Lo siento —lamentó él.
Ella negó.
—Está bien, solo no le digas a Scott.
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