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17. Ataque

❝Ataque❞

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  NARRADOR:

  Apenas Selena subió al auto de Derek notó que las grandes manos de él tardaron en enontrar una forma cómoda de sostener el volante. Parecía estar nervioso y aunque era cierto, ella descartó aquella suposición de inmediato ya que no lo creía propio de él.

  Cuando se sintió cómodo, Derek puso en marcha el auto y ambos se sumergieron en un enorme silencio. Selena le dio otro trago a la botella siendo observada de reojo por él con una mirada que destellaba preocupación, cuando ella dejó la botella junto a su asiento, su expresión se relajó de inmediato.

  Selena cerró sus ojos disfrutando la brisa que entraba por la ventana a su lado mientras su pelo ondeaba.

  —¿Sabes? Este tipo de cosas me hacen sentirme una niña de nuevo. Suena estúpido, lo sé, pero son pequeñas cosas que te regresan al pasado... —Selena suspiró abriendo sus ojos y sintiendo como la brisa cristalizaba sus ojos—, a la niñez, el tiempo en el que todos éramos felices.

  —No para todos —murmuró él.

  Selena volteó hacia él sorprendida, pero luego bajó la mirada hasta sus manos, no porque lo estuviera viendo sino más bien estaba perdida en su memoria.

  —Tienes razón, no sé porqué lo dije. Realmente recuerdo muy pocas cosas y lo que recuerdo prefiero olvidarlo.

  Se mordió el labio inferior y luego subió la ventanilla cortando la brisa, solo sentía el viento que entraba por la ventana rota de Derek. Volteó una vez más hacia él.

  —Tengo una pregunta —soltó ella captando la  atención de Derek—. Bueno, en realidad, tengo demasiadas, pero una de ellas llama más mi atención.

  Él se encogió de hombros mientras doblaba en una de las calles. Selena tomó la botella entre sus manos al ver que faltaba poco para llegar a su casa.

  —¿Por qué sueño con el mismo color de ojos que tienes?

  Derek detuvo el auto de una forma tan brusca que desconcertó a Selena. Ella agradeció por lo bajo no haber salido volando, pero sintió que el mundo comenzaba a girar en todas las direcciones. Derek le dio una mirada y sorprendentemente, por primera vez, duró más que solo segundos mostrando sus emociones.

  —¿Qué fue lo que dije? —preguntó ella tomando su cabeza con una de sus manos.

  Las palabras de Derek se estancaron en su garganta por unos segundos antes de poder hablar con normalidad.

  —¿Sueñas con ojos azules?

  —No demasiado, pero es una forma de evitar decirte que también los veo cuando estoy despierta —dijo Selena y luego se tapó la boca con una sonrisa—. Acabo de decirlo.

  Derek le quitó la botella de alcohol y la arrojó a la calle desolada por su ventana rota. No estaba seguro de si el alcohol hablaba por Selena o si era verdad, tampoco podía dudarlo demasiado, ella sabía sobre eso.

  Estaba por responderle cuando ambos voltearon hacia el lado de Selena al escuchar un ruido. Derek le hizo seña para que no hablara ni se moviera, pero de todos modos, Selena soltó una pequeña risa al sentir que estaba en una película de horror, aunque en el estado de ella parecía más una parodia mal lograda.

  Derek se bajó del auto con rapidez seguido por la mirada de Selena.

  —Espera aquí —dijo al llegar junto a ella—. Cualquier cosa rara, corre y ve con Scott.

  Selena asintió no muy convencida. De repente, el alcohol pareció haberse ido de su sistema. No lo estaba fingiendo, pero el miedo logró quitarlo.

  —Está bien.

  Derek caminó por la oscuridad de uno de los callejones. Todo parecía indicar un camino de soledad o abandono, nada fuera de lo común en aquellas áreas, pero había algo que lo movía aún más: sangre. Su agudo sentido del olfato captó un olor peculiar: hierro. Derek frunció el ceño y se acercó a un callejón estrecho.

  Se adentró cada vez más en las profundidades del callejón. Su instinto le decía que debía tener cuidado, pero la curiosidad ganó la batalla.

  Sus oídos captaron un sutil gruñido proveniente de las sombras. Derek se puso en alerta, preparado para lo que pudiera aparecer. Pero lo que vio lo dejó totalmente estupefacto.

  Selena abrió la puerta del auto con cuidado al ver que enfrente había una mujer portando una escopeta. A pesar de que Derek le había dicho que si veía algo raro debía irse, ella no podía descartar la opción de ayudar.

  Derek observó la gran figura mezclada con la oscuridad de la noche y siendo alumbrada apenas por la luz de la pequeña luna. Se enderezó con rapidez cuando la criatura desapareció por completo entre las paredes del callejón.

  Movido por una extraña fuerza interna, Derek deseó seguirlo, descubrir quién era y detener su reinado de terror. Pero justo cuando dio el primer paso, una bala silbó desde la distancia, impactando en su brazo.

  Selena dio un pequeño brinco cuando vio como la mujer disparaba a una distancia considerada hasta el callejón. Ella vio de lejos como algo cayó al suelo y sin dudarlo, Selena corrió hasta ahí, incluso si no se trataba de Derek, ella estaba dispuesta a ayudar. Ni siquiera media los riesgos.

  Se tropezó varias veces por culpa del agua y las tinieblas, pero llegó con éxito hasta Derek. Cayó de rodillas junto a él y mientras Derek se quejaba del dolor, Selena levantó la manga de su camiseta con cuidado. Al ver la herida que tenía tintes azules, ella se quedó rígida en su lugar.

  —Bueno, para ser sincera, no creo que pueda ayudarte con esto, Derek —soltó ella junto a una pequeña risa. Claro que no le divertía nada de lo que estaba pasando, pero tampoco sabía cómo lidiar con la situación—. También sé que si te digo de ir a un hospital, me miraras con esa cara que...

  Al alzar la mirada y encontrarse con la expresión seria de Derek, Selena asintió.

  —Sí, con esa cara.

  Selena se enderezó y ayudó con tanta fuerza como pudo a levantar a Derek.

  —Wow, esos músculos si hacen la diferencia, habría jurado que eran como globos.

  Derek dio vuelta los ojos al escuchar a Selena, pero luego ambos caminaron hasta el auto con delicadeza.

  —Creo que puedo curarme —dijo Derek aún adolorido—. Debe ser una bala cualquiera.

  Selena hizo una mueca cuando dejó a Derek en el auto.

  —No luce como una "bala cualquiera", tiene algo extraño.

  —Da igual, lo podré solucionar.

  Ella se encogió de hombros.

  —Te llevaré a tu casa o lo que sea. —Cerró la puerta del acompañante y luego caminó hasta subirse a la de conductor.

  Derek negó apenas.

  —Has estado tomando, no es una buena idea.

  —Dime lo que no es buena idea cuando no haya hecho esto una docena de veces. —Suspiró.


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