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10. Desde la oscuridad

Desde la oscuridad

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  NARRADOR:

  Selena llegó a casa de noche. Estaba tan exhausta que solo tuvo fuerzas para quitarse sus zapatillas y tirarse en el sofá. Su mirada quedó fija en el techo de su casa mientras su corazón apretaba contra su pecho y lágrimas luchaban por salir.

  Se sentía débil y llena de fracasos. Su jefe le había dicho que solo podía hacerla trabajar los fines de semana, era la única forma de ayudarla luego de incumplir con el horario. A pesar de que los fines de semanas eran los días en que más dinero ganaba, no era suficiente para sus gastos y se vio forzada a buscar otro trabajo. Pero, luego de meditarlo aún más, las cosas empeoraron. Sabía que ya no podría pagar su carrera, y aunque le doliera en el corazón, debía dejar sus estudios a un lado.

  «Mi hermano es mi prioridad» Se había mentalizado, tratando de desaparecer la angustia estancada en su pecho. Fuera lo correcto o no, Selena solo se preocupaba por Scott, y jamás se daba un lugar en su propio espacio.

  Melissa caminó junto al sofá y estaba pasando de largo cuando vio de reojos los pies de Selena. Se acercó y la observó con una pequeña sonrisa, aunque Selena aún no se había percatado de su presencia. Cuando Melissa se aclaró la garganta, ella desvío la mirada hasta su madre. Se sentó de inmediato intentando verificar que ninguna lágrima había logrado salir de sus ojos. Cuando estuvo segura se volteó de nuevo hacia su madre.

  Observó la vestimenta de Melissa y soltó un suspiro.

  —¿De nuevo debes tomar el turno noche? —preguntó Selena algo desanimada.

  Su madre no dejó de sonreír en ningún momento y por un segundo, Selena se sintió molesta por eso. No quería que siguiera ocultando sus problemas detrás de una sonrisa. Aunque enseguida dejó que el enojo escapara, «¿Por qué se molestaría de que su propia madre quisiera mantenerla tranquila y alejada por unos minutos de sus cosas?» Era lo que necesitaba Selena, unos minutos de tranquilidad absoluta y dejar de pensar como una adulta.

  —Es por una buena razón. Quiero que ambas vayamos el sábado al primer partido de tu hermano.

  Selena se puso de pie rápidamente.

  —¡Lo había olvidado! —masculló, pasando ambas de sus manos por su cabello.

  —Bueno, Sele, no te preocupes. Es sábado, puedes pedirle un cambio de turno a tu jefe —intentó alivianar su madre mientras se acercaba a ella. La notaba algo alterada, pero no quería mencionar nada al respecto. Temía que si lo hacía, Selena cambiaría de actitud drásticamente.

  —No puedo —negó la chica tomando las zapatillas que había dejado en el suelo anteriormente—. Me ha perdonado muchísimo, solo puedo trabajar los fines de semanas con él, el lunes comienzo trabajando en la veterinaria con Scott porque el señor Deaton es el único que se apiadó de mí y me contrató. ¿Cómo le digo a Scott que ahora voy a invadir su espacio?

  Melissa se acercó a su hija y apoyó sus manos en ambos hombros intentando tranquilizarla. Notó sus ojos cristalizados, de inmediato la acercó y la rodeo entre sus brazos.

  —Lo que sea que esté pasando contigo, has sido una niña fuerte todos estos años, no puedes dejar de serlo hoy, ni mañana, ni nunca —murmuró sólo para que ella pudiera escucharla—. Lo siento.

  —No digas eso —contestó Selena de inmediato intentando mostrar fortaleza en el tono de su voz, a pesar de fallar ligeramente—. Si dices eso significa que me estás viendo cómo alguien que no puede cargar con esto y sientes que has puesto todo encima de mis hombros. No es así, mamá. Él se fue, pero siempre pudimos las dos juntas.

  Melissa sonrió mientras Selena se alejaba de su abrazo.

  «Lo siento, Lena» pensó su madre y solo ella sabía la culpa a la que se refería.

  [...]

  Selena estaba terminando de enviar su correo para dar de baja a su carrera cuando escuchó un golpe seco en el cuarto de su hermano. Sabía que Scott estaba en videollamada con Stiles, además su madre se había ido al hospital media hora atrás, por lo que no supo ponerle excusa al ruido. Se puso de pie y descalza se vio obligada a salir de su cuarto, aunque aun tenía la mente tan desordenada que no se percató de ningún peligro. Solo creyó que era su hermano haciendo una payasada de las tantas que hacía en cada llamada con Stiles.

  Tocó la puerta de Scott, pero este no atendió ni dijo que pasara, lo cual si le pareció raro. Cuando escuchó otro golpe decidió abrir la puerta rápido y olvidarse de la privacidad de su hermano.

  Dio un paso hacia atrás cuando vio a Derek apoyando con fuerza a Scott contra la pared mientras reposaba uno de sus antebrazos por el cuello de él. Cuando el hombre la sintió bajó la guardia y Scott aprovechó para alejarse de inmediato mientras se acaricia la parte del cuello que la había quedado doliendo.

  —¿Se puede saber cómo demonios entras a nuestra casa? —preguntó Selena caminando cerca de su hermano—. Digo, de verdad, ¿es una especie de superpoder alterno que tienen los hombres lobos?

  —Vengo a advertirle a tu hermano que si no se controla, las cosas terminarán mal para todos nosotros —masculló Derek con dureza mientras señalaba al menor.

  —¿Por qué? ¿Qué pasará con "nosotros"? —cuestinó Selena colocando a su hermano detrás de ella inconscientemente.

  —Me refiero a nosotros los sobrenaturales, Selena. Si tu hermano sigue jugando al Lacrosse, se convertirá enfrente de todos y ¿qué crees que harán las personas? ¿reaccionar como tú? —Derek lograba mostrarse inestable por unos segundos—. No todos creerán que seguimos siendo personas, nos tacharan de monstruos y más gente querrá cazarnos como animales. Escondidos vivimos en paz, y eso no se echará a perder por las ganas de un adolescente de querer impresionar a una chica.

  —Está bien, lo entiendo... Bueno, lo intento —tartamudeó la chica dándole una corta mirada a su hermano.

  —Pero ellos no me vieron en el entrenamiento —intentó hablar Scott.

  —¡Ni lo harán! —Derek aumentó el tono de su voz—. Porque si intentas jugar el partido del sábado... te mataré yo mismo.

  Derek le dio una última mirada de advertencia a Scott y luego una más corta a Selena. Mientras Scott bajaba la mirada y Selena procesaba su amenaza, Derek salió de la habitación. Ella intentó seguirlo hasta la salida, pero cuando cruzó la puerta del cuarto de Scott, Derek ya había desaparecido.

  No se dio por vencida y aún descalza bajó las escaleras y abrió la puerta principal. Al salir sintió la brisa fresca de golpe logrando que sus brazos rodearan su cintura con rapidez. Pero al no ver nada soltó un suspiro rendida mientras volvía a apoyar su mano en el frío metal del picaporte.

  Entrecerró sus ojos cuando en solo unos segundos, que se median tan rápido como el flash de una cámara, su vista se cruzó con la figura de algo que para ella parecía ser un lobo, pero del tamaño de un oso. Cuando frotó sus ojos hinchados sintió que su vista se aclaró al no ver nada más que dos autos en la calle desolada.

  Negó lentamente volviendo a colocar sus pensamientos en Derek mientras cerraba la puerta.

  «Mañana debería ir a hablar con él» pensó del otro lado de la puerta.

  Y al lado del pórtico, en la oscuridad de la noche donde nadie podría verlo, estaba Derek, escuchando el latido del corazón de Selena mientras mantenía sus ojos cerrados. Se encontraba en el limbo del desespero y la tranquilidad.

  «No es lo correcto» habló en su cabeza intentando parar las emociones que aquellos latidos creaban en él.


 

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