08. Hombre lobo
❝Hombre lobo❞
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SELENA MCCALL:
Dejé que mi hermano se recargara en mi hombro y él lo hizo por mi insistencia. No parecía estar lastimado, ni cansado, pero sentía que debía ayudarlo de alguna manera. En todo el camino a casa no dijimos ni una palabra, suponía que él no sabía cómo comenzar y yo no tenía idea que decir o hacer. Después de todo eso apenas estaba segura si sabía cómo seguir respirando.
No era buena hablando con normalidad, mucho menos lo sería si no sabía que estaba pasando con él. No podía asustarme, no podía correr, no podía alejarme de él, porque sabía que había una buena explicación para todo lo que había visto esa noche. Scott no me mentiría, nunca lo había hecho y no había razón para que comenzara ahora. ¿Ocultarme cosas? Claro, pero mentirme jamás. Levanté la mirada y observé sus ojos marrones. Sabía que era él; el nerviosismo en su parpadeo y el brillo de sus ojos jamás cambiarían.
Al llegar a casa supe que pronto comenzaría a amanecer. Stiles debía estar preocupado aún, así que lo primero que hice al dejar a Scott sentado en el sofá, fue enviarle un mensaje. Sabía que no tardaría mucho en llegar, por lo que trataría de aprovechar los pocos minutos que me quedaban para hablar con él. Levanté la cabeza y me crucé con la mirada dudosa de Scott, enseguida la quitó mientras acariciaba los nudillos de sus manos.
—Mi jefe va a despedirme —murmuré quitando mi mirada de encima de él.
—Lo siento.
—No te estoy reprochando nada, solo necesito saber qué pasó para tener una buena excusa —expliqué—. No necesito saber nada más que eso.
—Dile a tu jefe que te atacó un lobo —sugirió y yo alcé una ceja enseguida.
—Scott, no hay lobos en California —debía admitir que me encontraba demasiado confundida, es decir, era normal luego de todo lo que habia presenciado en un cuarto de la noche.
Scott se puso de pie e intentó irse, pero enseguida lo detuve con la pronunciación de su nombre completo. Él no volteó a verme, solo se mantuvo en silencio dándome la oportunidad de seguir hablando.
También me puse de pie, aunque por lo cansada que me encontraba, tambalee un poco.
—Estoy segura de que fue el reflejo de la luz de la luna, al menos me gusta pensar aquello, pero contestame: ¿Por qué tú rostro se había deformado y por qué los ojos de Derek se volvieron azules de repente?
Estuve a la espera de una respuesta por unos segundos, y me alivié un poco al verlo voltearse hacía mí.
—¿Me creerías incluso si la verdad pareciera mentira?
—Tu pregunta me parece muy similar a la de mitos y leyendas que hizo Derek. Pero vi bastantes cosas la noche de hoy, Scott, y si me lo dices tú, voy a creerte.
—Soy un hombre lobo —soltó rendido.
Yo no dejé de asentir sin asimilar lo que él me estaba diciendo. Me encogí de hombros.
—Está bien, cuando tenía tu edad creía que era un vampiro que había perdido la memoria.
Scott negó rápidamente con la cabeza mientras se tomaba el pelo con las manos.
—No, Sele, la noche que fuimos al bosque, algo me mordió. Stiles lo descubrió; mi visión mejoró, puedo escuchar a las personas desde metros de distancia, incluso a través de paredes y por si piensas que es poco, también he mejorado en el lacrosse. Él no dejó de investigar y al parecer soy hombre lobo.
Mi boca y ojos se abrieron al compás. Estaba perpleja, ¿Acaso había escuchado que Scott jugaba bien al Lacrosse?
Él me corrió la mirada.
NARRADOR:
Scott se devolvió hasta el sofá y se sentó ahí entrelazando los dedos de sus manos. Se inclinó hacia adelante y apoyó sus codos por encima de sus rodillas. Entendía a la perfección la reacción de asombro de su hermana, él sabía mejor que nadie que no era algo fácil de aceptar.
—Sé que cuesta mucho creerlo, yo también me negué al principio.
Selena dejó caer sus brazos al costado de su cuerpo y luego caminó de nuevo hasta su hermano. Se puso de cuclillas enfrente de él y tomó ambas manos entre las suyas.
—Lo siento, no quiero que pienses que... Lo siento —volvió a disculparse—. No sé cómo reaccionar a esto, no sé que decir porque apenas entiendo lo que está pasando. ¿Derek también es uno?
—Sí —respondió él con una voz apenas audible—. Y creo que él fue quien me mordió.
Selena alzó ambas de sus cejas observando a su hermano con incredulidad.
—¿El que te convirtió?
—Sí.
—¿Derek?
—Sí, Selena. —Scott la miró.
No esperaba que su hermana se tomara todo de esa forma. Había platicado con Stiles sobre los posibles escenarios de esa conversación con Selena, y tenía que admitir que Stiles lo había asustado más de lo necesario ya que cada vez que pensaba en una forma de decirle, Stiles le golpeaba el rostro con una cachetada. A pesar de casi no sentirla, Scott le preguntó por qué lo hacía, la única respuesta de su mejor amigo fue que debía prepararse para cualquier cosa, aunque la verdadera razón para Stiles era castigarlo por cada tontera que salía de su boca.
Al menos Scott lo había intentando y al parecer las cosas con naturalidad salían mucho mejor.
—Asi que hombres lobos, eh... —suspiró Selena viendo el rostro de su hermano detalladamente. Le surgió de nuevo una curiosidad—. ¿Podrías mostrarme? Quiero ver tu rostro de nuevo.
—No, no, Selena, no quieres hacerlo. —Scott no dejó de negar con la cabeza intentando alejarse, pero ella no lo dejó irse—. Tengo miedo de no poder controlarme.
—Eres mi hermano, Scott, sé que no me harás daño. Además, recuerda que tengo un bate. —Ladeó la cabeza señalando la puerta donde se encontraba el bate.
Scott sonrió apenas de lado.
—¿Puedes hacerlo? —preguntó Selena. A pesar de que se moría de ganas por verlo de esa forma, entendería si su hermano volvía a negarse. Solo le seguía pareciendo demasiado surreal todo eso y necesitaba estar segura de lo que había visto.
Scott la miró a los ojos mientras inconscientemente escuchaba el latido de su corazón. Justo ahí, en ese momento, se fue el miedo que incomodaba su pecho, se preguntó asi mismo por qué debería estar preocupado, si su hermana estaba tranquila a la espera de una respuesta.
Los ojos de Scott se pintaron de un amarillo brillante, iluminando apenas el rostro fascinado de Selena. Sintió como las facciones de su cara se deformaban poco a poco mientras observaba el asombro en su hermana.
No había vuelta atrás. Su hermana ya sabía la verdad, pero tal vez, en un futuro, él se arrepentiría de eso.
—Hombres lobos —murmuró Selena—. Si existen.
Y otra vez una imagen apareció dentro de su cabeza; ojos azules.
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