05. sinema
❝Sinema❞
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NARRADOR:
Selena se mantuvo en su lugar sin dejar de sostener el bate con fuerza. Por instante creyó que había sucedido algo malo con su hermano y, aunque lo había notado raro, decidió descartar aquella idea enseguida.
¿Por qué Derek Hale vendría a hablar con ella sobre él?, pensó. No tenía sentido para Selena.
Inclinó su cabeza a un lado y dejó caer el bate junto a ella. Notó que Derek ya no estaba sonriendo, sino, más bien, no tenía ninguna expresión en su rostro. Nada en él le daba indicios de qué manera podía reaccionar, así que podía esperarse cualquier cosa de su parte.
—¿Por qué debería decirte a ti dónde está mi hermano? —preguntó—. Literalmente no te conozco y dudo de que mi hermano sí.
Derek apretó sus labios sintiendo desesperación ante su desconfianza. Sabía que una persona normal haría aquellas preguntas, pero, aún así, su mejor cualidad nunca fue la paciencia.
—Me conoces de la preparatoria.
—Sí, te he visto dos o tres veces, eres mayor que yo. Pero no hemos hablado nada más que en aquel bar donde trabajo y, como luces, no me das confianza.
—Si no quieres que tu hermano mate a alguien o alguien lo mate a él, será mejor que me lo digas —amenazó ya cansado de sus preguntas.
Selena abrió la boca sorprendida por sus palabras.
—Si tu eres ese "alguien", espero que sea la primera opción —soltó atandose el cabello con una liga—. Se fue a una fiesta con una chica, su nombre es Allison. Es todo lo que sé.
—Me has hecho perder el tiempo —suspiró frustrado—. Tendré que buscarlo yo mismo en cualquiera de esas casa lleno de niños consumiendo alcohol y haciendo tonterías.
—Hablas como un señor de ochenta —dijo Selena casi sin pensarlo y entrecerró los ojos—. ¿Por qué quiere ir un adulto a una fiesta adolescente?
—No soy un viejo, Selena y si tengo que repetirte una vez más que tu hermano está en riesgo porque no lo entiendes, tendrás que hacerte una cirujía cerebral. —Derek se dió la vuelta y tan sencillo como entró, salió para subirse directo a su auto.
Selena lo siguió casi sin dudarlo, aunque aquellos zapatos de fiesta no le facilitaban el camino. Al notar que ella se acercaba, Derek bajó la ventana de su auto negro y la observó. Apenas había notado la vestimenta de la chica y era similar a la que llevaba puesta aquel día en el club.
—¿Acaso vas a una de esas fiestas? —preguntó él.
—No, trabajo vestida así lamentablemente y, aunque suene algo atrevido de mi parte, quería pedirte que me aventaras a Sinema; estoy llegando tarde y mi hermano se llevó el auto.
—Sube —ordenó él sin siquiera pensárselo dos veces.
Selena se devolvió para cerrar la puerta de la casa y luego trotó hasta el auto de Derek para subirse como copiloto. Soltó una pequeña risa cuando analizó bien la situación; casi había partido el bate en la cabeza de él y ahora se subía a su auto como si nada hubiese pasado. Derek la observó por el rabillo del ojo sin que ella se diera cuenta mientras ponía en marcha el auto y una pequeña sonrisa le salió a relucir, aunque al darse cuenta de ello, volvió a la seriedad.
—¿Qué fue lo que hizo Scott? —preguntó ella, volteando a verlo.
—Creo que es algo que él debería decirte.
Selena bufó.
—Odio cuando no me dan respuestas. ¿Crees que Scott me dirá algo? Todo lo que sé es porque lo he seguido o he estado con él —comentó, tomando su teléfono y mandándole un mensaje—, y también porque le he sacado información a su mejor amigo, no hace falta mucho para que saque todos los trapos sucios de Scott.
Derek le echó una mirada rápida que Selena sintió enseguida. Se señaló el corazón.
—Es débil de amor —explicó.
—¿Está enamorado de tí? —La ceja levantada delató curiosidad y Selena lo notó de reojo.
—¡No! Al menos eso espero. Pero si me dice que se va a casar conmigo de vez de en cuando —suspiró—. Aunque a veces dudo que sea broma.
Derek negó levemente con la cabeza mientras volvía a poner atención al camino y aceleraba más. Selena sintió la velocidad en el pecho, pero estaba acostumbrada. Al poco tiempo llegaron a Sinema. Ella bajó con cuidado y Derek, al ver la oscuridad del callejón dónde había estacionado, se bajó para acompañarla sin ponerlo en duda. Antes de abrir la puerta del lugar, Selena se dió la vuelta al sentir la presencia de él detrás suyo. Alzó una ceja chocando con la mirada neutra de Derek.
—¿Qué haces? —inquirió.
—Acompañándote, es un lugar peligroso —respondió Derek, juzgando el lugar con su mirada.
Selena sonrió de lado, escuchando lo obvio para ella.
—Lo sé, he trabajado aquí desde los diecisiete. —Selena bajó uno de los escalones mientras cruzaba sus brazos—. Créeme, Derek, he vivido más cosas que tú.
Él bajó la mirada por unos segundos. Derek lo sabía mejor que nadie.
Se quedaron observándose el uno al otro hasta que un hombre, de no más de veinticinco años, se paró junto a ellos y miró a Selena descaradamente, mientras ignoraba el hecho de que Derek estaba parado ahí también.
—¿Trabajas aquí? —le preguntó él, sonriendo seductoramente.
Selena señaló la puerta del club.
—Sí —contestó ella de manera cortante—. Estoy hablando con...
—Que buen servicio —dijo el chico pasando junto a ella.
Selena volteó los ojos acostumbrada a ese tipo de comentarios, pero Derek tenía otra perspectiva de la conversación. Él lo siguió con la mirada y notó como, al pasar junto a Selena, le miró atrevidamente el trasero, lo hubiese ignorado de no ser porque él hombre decidió hacer algo mucho peor: intentar tocarla.
Rápidamente, Derek tomó a Selena del brazo y la llevó detrás de él. La chica se encontraba confundida hasta que notó la furia en los ojos de aquél hombre.
—Te doy un consejo: la próxima vez que quieras tocar a una mujer pide consentimiento primero —aconsejó Derek intentando mantener la calma.
El hombre se cruzó de brazos pensando que el volumen de sus músculos intimidarian a Derek, pero él ni siquiera recordó el miedo.
—¿Por qué debería pedir consentimiento, idiota? Ella trabaja aquí, es un club nocturno dónde debe estar más que acostumbrada a ser una perra.
Selena se molestó.
—Es un club, no un prostíbulo, imbécil.
—Algún día estarás sola —amenazó.
—Toda la vida lo he estado y sigo sin tenerle miedo a tipos como tú. —Selena pasó junto a Derek y se acercó al hombre, demostrándole que sus palabras no le movían ni un pelo—. Más de uno me han querido pisar y acá sigo esperando.
El hombre se agachó hasta acercarse al rostro de ella.
—No sabes con quién te metes.
—Tú tampoco —sonrió.
Él tipo entró al club y Selena sintió un alivio en su pecho. Podía mostrarse fuerte por fuera, pero, por dentro, siempre temía no volver a casa.
—Vete, Derek, debo entrar —le pidió, antes de subir nuevamente las escaleras.
Derek le dió una última mirada antes de subir a su auto e irse. Selena lo miró desde la entrada sintiendo un tipo de vacío en su pecho.
Cerró la puerta y entró al club.
Aún la noche no había terminado para nadie y menos para ella y su hermano.
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