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Capítulo Siete

Haerin despertó exaltada y sudando, su respiración se encontraba agitada y sus músculos estaban temblorosos.

Se tocó el pecho tratando de tranquilizarse y observó por su ventana. La luz de la luna se colaba por esta y a lo lejos se podía escuchar a perros ladrando o aullando.
Observó su despertador, eran las tres de la mañana y había tenido una horrible pesadilla en donde unos hombres borrachos que engañaban con su apariencia se transformaban en unos seres con aspecto horrible y difícil de describir.

Mirando fijamente a la luna, Haerin se preguntó si algún día su mala suerte terminaría y podría ser feliz.

Un fuerte estruendo la asustó, se giró a observar la puerta de su habitación con rapidez.

¿Estaba alucinando o el estruendo otra vez venía del cuarto que nadie ocupaba?

Se levantó de la cama con lentitud y se dirigió a la puerta algo inquieta a pasos inseguros. Ya estaba bastante asustada, pero quería saber qué estaba pasando.

Al salir de su habitación, Haerin caminó por el pasillo hasta llegar a aquel cuarto y se detuvo frente a este con miedo, rogando que solo haya sido su imaginación.
Abrió la puerta con la llave luego de sacarla de su escondite e ingresó al cuarto.

En ese momento se percató que había olvidado traer algo con lo que iluminar.

Dio la vuelta con intención de salir de ahí, pero la puerta se cerró en su cara.

Haerin gritó asustada, pidiendo ayuda y golpeando desesperadamente la gran barrera de madera que le impedía salir. Trató girando la manija varias veces en las que varias fueron fallidas, pero de pronto la puerta cedió y se abrió; ella salió de prisa de ahí, despavorida.

—¡Madre! ¡Padre!—Haerin gritó corriendo por el pasillo en dirección a la habitación de sus progenitores.

No entendía como no se habían despertado por sus gritos.

Al ingresar a la habitación, vio unos bultos en la cama matrimonial, así que supuso que eran ellos.
Avanzó hacia sus padres sollozando, pero cuando quitó la frazada soltó un grito al ver lo que había ahí.

Eran sus padres, sí, pero tenían el rostro deforme y sus ojos de un color negro.

Entonces, Haerin despertó.

Despertó gritando, estaba sudorosa y de sus ojos caían pequeñas lágrimas, su respiración se encontraba agitada y su cuerpo se encontraba helado.

—¿¡Haerin?!—Su madre ingresó a la habitación unos segundos después—¡Cielos, niña! ¿Por qué diablos gritas a las tres de la mañana?

La menor le miró soltando varias lágrimas.

—¿Qué ocurre?

—T-Tuve una pesadilla... Pero solo era eso, solo era una pesadilla.

Su madre bufó y salió de la habitación.

—Solo fue una pesadilla...—Trató de convencerse a sí misma.

☠︎︎

—¡Felix! ¡Seungmin!

Hyunjin se acercó corriendo hacia los mencionados con una gran sonrisa.

—¡Jinnie! ¡Que gusto verte!—Exclamó el rubio también sonriendo.

—Digo lo mismo, Lix.

—Hola Hyunjin—Seungmin saludó esbozando una pequeña sonrisa. Aún no había esa confianza entre ellos.

—Hola Seungmin—Después de decir eso, la sonrisa de Hyunjin se borró—Oigan, ¿supieron lo que pasó?

—¿Qué cosa?

—Minjae y Seungho desaparecieron.

Felix se quedó con la mirada en blanco.

—¿Quiénes son ellos?—El castaño cuestionó arrugando una ceja.

—Vienen a nuestro instituto.

Hyunjin se percató de la expresión de Felix.

—Lix, ¿estás bien?

El mencionado por fin reaccionó ante el llamado.

—Lo estoy, pero... ¿Desaparecieron? ¿Cómo sucedió eso?

—La madre de Seungho dijo de que ayer en la tarde Minjae lo pasó a buscar a su casa para salir a caminar, pero hasta ahora no han regresado y no han dado señales de vida.

—Vaya—Seungmin parpadeó aturdido—Ojalá no sea nada grave.

—No creo que lo sea—Ambos dirigieron su mirada hacia Felix—No conozco a las familias de ninguno de los dos, pero quizás solo quisieron seguir mi ejemplo de desaparecer unos días para despejarse.

—¿Tú crees?

—Bueno, no sé... Ojalá.

Hyunjin y Seungmin asintieron y los tres caminaron por los pasillos.

☠︎︎

Minju dejó caer un libro con fuerza sobre la mesa frente a Minho y este dio un salto.

—¡Minju! ¿Qué diablos?

De inmediato todos en la biblioteca los hicieron callar. La chica los miró seriamente y luego se volvió hacia su mejor amigo.

—Supongo que ya sabes.

—¿Saber qué? No soy adivino.

Minju rodó los ojos.

—Que Seungho y Minjae desaparecieron.

Minho detuvo sus acciones y miró a la chica con seriedad.

—Sí, lo sé...

—Debe ser un sueño para ti, ¿no? Más cosas las cuales investigar.

—Al mismo tiempo es una pesadilla, pero sí—Minho miró con confusión el libro que ella había tirado—¿Y el libro para qué?

—Para nada, solo quería asustarte—Minju sonrió inocentemente cuando él la miró mal.

De pronto, Minho se percató de algo a su lado.

—Hey, ¿estás bien?—Le preguntó a la chica que se encontraba ahí, ésta miraba fijamente con ojos muy abiertos la mesa.

—Espera, yo la conozco—Murmuró Minju y se acercó a la chica—Haerin... ¿Estás bien?

Ella reaccionó.

—Oh, sí sí... Solo estaba pensando—Se puso de pie y reunió sus libros esparcidos.

El par de mejores amigos observaron con confusión como Haerin se iba con rapidez.

—Eso fue raro.

—Ni que lo digas.

Minju miró al chico de reojo y recordó algo. Una sonrisa traviesa apareció en su rostro.

—¿Sabes? Escuché un rumor de que te quieren en la academia de baile.

Minho le miró con ojos muy abiertos, tal y como Haerin se encontraba antes.

—¿Dónde escuchaste eso? ¿Quién me quiere en la academia de baile?

—Han Jisung, Bae Haerin y Hong Sooha.

El chico dejó escapar una risa irónica.

—Debí imaginarme que Yeonjun no estaría entre ellos.

—Mira el lado bueno, esos tres podrían convencer a más personas de la academia en que ingreses y entre todos podrían convencer a Yeonjun.

—Yeonjun adora a quienes están en la academia de baile, pero aún así no les permitiría eso.

—¿Por qué te odia tanto?—Minju se encontraba confundida—¿Qué le hiciste?

—¿Por qué piensas que yo le hice algo?—Minho preguntó indignado.

La chica se encogió de hombros.

—Volviendo al tema de antes...—Su seriedad regresó—¿Qué crees que pasó con Seungho y Minjae?

—No lo sé, ellos eran unos imbéciles y la verdad me importa muy poco lo que les suceda... Pero sabes lo aficionado que estoy con este tipo de temas, así que me causa intriga.

Minju asintió comprendiendo y luego abandonó la biblioteca diciendo que tenía algo que hacer.
Minho miró los cuadernos que tenía sobre la mesa, había estado haciendo tarea pero ahora mismo lo que menos quería hacer era eso, así que se dispuso a levantarse de su asiento y dirigirse hacia los estantes de libros.

Mientras buscaba un tipo de libro en particular, al sacar uno se sobresaltó al encontrarse con alguien del otro lado.

—¿Minho?

El mencionado parpadeó confundido. Era Felix.

—¿Sí?

Le resultaba extraño que él le hablara.

—Solo quería agradecerte por ayer, ya sabes, por defenderme de Seungho y Minjae.

—Oh, no es nada—Se rascó la nuca algo incómodo.

—Es primera vez que alguien decía algo así de mí—El rubio hizo un puchero—Me hizo sentir bastante mal.

—Bueno, no es como que volverán a decir algo así—Bromeó, pero al instante se arrepintió—Lo siento, no debí hacer una broma sobre eso...

—¿De qué hablas?—Felix se mostraba confundido.

—¿No supiste?—Minho se sorprendió cuando el contrario negó—Seungho y Minjae desaparecieron ayer por la tarde.

—Oh—Felix abrió la boca con sorpresa, viéndose geninuamente preocupado—¡Qué mal! Espero que los encuentren luego y que no sea nada grave.

El pecoso apretó su labios con preocupación y Minho le miró con curiosidad.

—¿Cómo puedes ser así?

Felix le miró desconcertado.

—¿A qué te refieres?

—Hablaron mal de ti y aún así te preocupas por ellos.

—No preocuparme sería algo inhumano de mi parte—Él esbozó una sonrisa angelical—Yo no soy como ellos, sí me preocupa el estado de los demás.

—Ya veo porqué todos hablan maravillas de ti—Minho sonrió y Felix bajó la mirada con un leve sonrojo, haciendo reír al mayor—Bueno, no me agradezcas, ya pasó.

El pecoso elevó la mirada y asintió con una sonrisa.

—Espero que volvamos a hablar, Minho.

El mencionado se quedó en silencio por unos segundos, dudando en si decir lo siguiente.

—Espero lo mismo, Felix.

☠︎︎

Minju caminó por los pasillos en busca de alguien.

Su mirada captó a una persona que podría ayudarla y se apresuró hacia ella.

—¡Ruiqi!—La mencionada la miró ante el llamado y sonrió al percatarse de quien era.

—Hola Minju.

—¿Sabes dónde está Haerin?

La expresión de Ruiqi cambió.

—Si te soy sincera, no la he visto en todo el día y me tiene bastante preocupada.

Minju la miró extrañada.

—¿Pero ustedes no se vienen caminando juntas?

—Ese es el tema, cuando pasé por su casa su madre me dijo que ella ya había salido.

—Hace un rato la vi en la biblioteca y estaba algo rara.

—¿Rara? ¿Por qué rara?—Se notó la preocupación en el tono de voz de Ruiqi.

—Estaba mirando fijamente a la nada, casi como si no estuviera consciente de su alrededor.

—¿Y sabes por qué podría haber estado así?

—La verdad es que no...—Minju se quedó pensativa—Yo estaba hablando con Minho y de pronto él se percató de Haerin a su lado y de su estado.

—¿De qué estaban hablando?

Minju le miró algo desconcertada.

—¿Por qué eso sería importante?

—Solo responde.

La castaña le miró dudosa, pero decidió responder.

—Estábamos hablando de la desaparición de Seungho y Minjae.

Ruiqi abrió los ojos en demasía.

—¿Por qué pones esa expresión? Me asusta... Me hace creer que algo está mal con Haerin.

—Quizás porque eso es lo que está pasando—Ruiqi se giró dispuesta a irse, pero Minju la detuvo.

—¿Adónde vas?

—A buscar a Haerin.

—¡Yo voy contigo!

Y ambas salieron en busca de la chica.

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