
𝗰𝗲𝗿𝗼. figlia di zeus
La lluvia azotaba el techo del auto, que era manejado a toda velocidad por la carretera. La rubia niña de ojos azules miraba con pavor a su madre, quien manejaba a toda velocidad.
—Mamma...
Su madre le chistó.
—Stai zitta, Storm.
La mujer apretaba el volante con fuerza, sintiendo su corazón temblar ante el sentimiento amargo de ser perseguidas.
Un trueno retumbó en la fuerte tormenta.
Azure soltó un chillido cerrando los ojos por el miedo. Se tensó cuando sintió como algo se subía al techo del auto. Miró a su madre con sus llorosos ojos, pidiendo a gritos con la mirada que eso terminara. Unas garras chocaron contra el vidrio de su ventana, apunto de romperla. Soltó un grito. La tormenta aumentó su fuerza. La mano con garras empezaron a golpear la ventana, empezando a cristalizar el vidrio.
—¡Merda!
Algo había chocado contra el maletero del auto, haciendo que perdieran un poco el control del mismo.
La mujer sacó un pequeño y delgado cilindro que colgaba en el espejo retrovisor.
—¡Storm, copriti!
Se achicó en su asiento cubriéndose la cabeza, justo tiempo cuando el pequeño cilindro de su madre se alargó hasta convertirse en una jabalina, clavándose en la furia que estaba apunto de entrar.
—¡Mamma, ¿cosa sta succedendo?!
—¡Tuo padre, Storm. Non è mai scomparso, lui...
Sea lo que sea que iba a decir, no pudo.
Un monstruo había chocado contra el lado del derecho del móvil, haciendo que casi perdieran el control del auto. Su madre no le volvió a contestar, demasiado enfocada en devolverle el golpe con el auto al monstruo. Siguieron avanzando con demasiada dificultad. Azure no se animaba a mirar, pero estaba segura de que si lo hacía vería sus peores pesadillas.
El auto se detuvo y su madre la obligó a bajar rápidamente.
—Attraversando la collina—tomó un respiro—, sarai al sicuro lì.
Azure miró detrás de ellas mientras seguían corriendo. Fue de pesadillas. Al mirar, había un ejército de monstruos listas para agarrarlas de maccheroni.
—¡Mamma, sono vicini!
Su madre soltó un juramento luego de mirar detrás de ellas. Ya se encontraban en la cima de la colina, cuando se detuvo. Azure miró con confusión y miedo a su madre cuando la detuvo. Savina se quitó el collar dorado de una S que llevaba puesto y se lo dio a su hija, antes de empujarla levemente en dirección al campamento.
—Va', figlia mia, ti darò tempo.
Miró a su madre con pavor, luego de darle una mirada al lugar, donde parecía haber demasiado movimiento repentino.
—¿Che dici? No, mamma, non ti lascerò.
—Non preoccuparti, tesoro mio, starò bene—miró con determinación a los monstruos que se acercaban—. Dopotutto, combattere è nel mio sangue.
Empujó a Azure, ordenándole que corriera. Azure empezó a correr con la imagen de su madre transformando su broche en una espada, incitando a los monstruos que pelearan con ella.
Corrió lo más rápido que sus cortas y cansadas piernas la dejaran, dando rápidas miradas hacia atrás cuando vio algo que la dejó helada.
Uno de los monstruos clavó sus garras por la espalda de su madre, eran demasiados como para que pudiera ella sola y mucho menos en medio de una tormenta.
Sintió la falta de aire en ella, las lagrimas bajando como una cascada por sus mejillas, mezclándose con la lluvia. Sintió su cuerpo hormiguear, su cabello erizarse y el sabor metálico en su boca.
Y pasó.
Soltó un grito de dolor mientras caía de rodillas, mirando el cuerpo inerte de su madre. La tormenta aumentó como si quisiera acabar con todo a su paso y rayos cayeron por todo el lugar
Y luego se dio cuenta.
No caían, salían de ella.
Los rayos alcanzaron a la mayoría de monstruos, y a los que no alcanzaron los rayos, una lluvia de flechas los tomó de sorpresa, acabándolos en el instante.
Miró hacia atrás y vio un enorme grupo de chicos con armas que la miraban sorprendidos, liderados por un centauro que llevaba un arco en manos, mientras miraba con tristeza el cuerpo en la cima de la colina. Antes de que alguien pudiera hacer siquiera algún movimiento, todos soltaron una exclamación mirando arriba de la cabeza de Azure.
El primero en arrodillarse fue el centauro. Le siguieron todos los demás campistas. Levantó la mirada y vio el holograma azul de un rayo.
—Zeus. Sacudidor de los cielos, portador del rayo, padre de dioses y hombres. Salve, Storm Azure Di Angelis, hija del dios del cielo.
the author's notes
ni siquiera es el primer capítulo y ya mate a alguien
yo re asesina mal
xoxo.
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