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Capítulo 3

Papá Poseidón y una advertencia

Año 122 d.C., después de la conquista.

La familia de Rocadragón se encontraba en una apartada y serena playa de la isla, un refugio perfecto para escapar de las preocupaciones cotidianas. Los adultos, buscando un respiro de sus responsabilidades, se acomodaron bajo una amplia carpa, disfrutando de la brisa marina mientras conversaban sobre temas triviales.

Rhaenyra y Laena sostenían en sus brazos a sus bebés, nacidos con solo tres meses de diferencia. El pequeño Joffrey, un bebé risueño y alegre como sus hermanos, destacaba por sus ojos azules, herencia de su sangre Arryn. Joffrey prefería la compañía de Daemon sobre la de su padre Harwin, y Daemon se divertía con esta predilección.

Por otro lado, el pequeño Daegon era la viva imagen de su padre, con piel pálida, ojos lilas oscuros y cabello levemente rizado. A diferencia de su hermana mayor Baela, Daegon era un bebé tranquilo y calmado, y disfrutaba pasar la mayor parte del tiempo con Harwin.

Los niños de la familia, Jacaerys, Nerea, Lucerys, Baela y Rhaena, jugaban alegremente en la orilla del mar. Sobre ellos, cuatro pequeños dragones, cada uno perteneciente a uno de los niños, volaban en círculos mientras se divertían.

Jacaerys y Lucerys junto a Baela se encontraban jugando a los caballeros, con pequeñas espadas de madera, corrían uno detrás de otros.

Nerea les estaba mostrando a su hermana  Rhaena, los pequeños peces de colores que llegaban junto a ella, la pequeña Rhaena estaba fascinada por eso, y sobre todo cuando su hermana mayor le contaba como se llamaban los peces.

—¿Como sabes sus nombres? — preguntó Rhaena curiosa mientras en sus manos tenía un pequeño peces, obviamente lo tenía levemente levantado en el mar.

—Ellos me lo dicen — respondió Nerea mientras dejaba ir a unos de los peces.

—¿Puedes entenderlos? — preguntó Rhaena sorprendida mirando a su hermana mayor.

—Si, puedo entenderlos — la Velaryon se inconporo — Es algo raro, pero no me importa.

La pequeña Rhaena solo asiente para después salir de agua y ir junto a su dragóna de color rosa y negro, Morning, la cual tenía un parecido a Caraxes.

La Heredera de Driftmark se quedo ahí, ya que una pequeña mantaraya había aparecido y comenzó a hablar animadamente con Nerea, la pequeña mantaraya le decía "Princesa del mar" en cada oración.

—¿Tienes nombre? — preguntó la Velaryon mientras tocaba suavemente a la criatura marina.

No tengo nombre, princesa del mar — respondió.

Nerea se quedó pensando un momento en qué nombre podría ponerle a la pequeña mantarraya. Finalmente, una sonrisa iluminó su rostro.

Te llamaré Aurelia —dijo con suavidad—. Significa "dorado", como los rayos del sol que se reflejan en el mar.

La mantarraya pareció encantada con su nuevo nombre y nadó en círculos alrededor de Nerea, emitiendo pequeños sonidos de alegría.

Gracias, princesa del mar —dijo Aurelia—. Es un nombre hermoso.

Nerea sonrió y acarició a Aurelia una vez más antes de mirar hacia el horizonte, pero su sonrisa se borró al ver como el mar comenzaba a moverse salvajemente y el cielo se nublaba.

Ella no sabía que estaba pasando, ya que una sensación se instaló, era una sensación de familiaridad y eso era raro para una niña de seis años.

—¡Nerea! — grito Laenor hacia su hija –¡Ven aquí ahora!.

La pequeña Heredera obedeció ante el grito de su padre y salió corriendo hacia su familia, la cual estaba preocupada por el extraño suceso, pero Laenor, Harwin y Rhaenyra sabían lo que estaba pasando.

El mar se agitaba con furia, y las olas se alzaban como si quisieran tocar el cielo. De repente, una figura imponente emergió de las profundidades, portando un tridente que brillaba con una luz cegadora. Era Poseidón, el dios del mar, cuya presencia emanaba una fuerza y autoridad inigualables.

Los ojos verdosos de Poseidón miraron a Laenor con una mescla de cariño, Poseidón avanzó hacia la orilla, cada paso suyo hacía temblar la tierra bajo sus pies. Su aura poderosa irradiaba un resplandor azul verdoso, y su mirada, profunda como el océano.

—Laenor — saludo el Dios del mar, mirando a su amante con cariño.

Laenor sonrió en grande al verlo, no dudo en correr hacia el Dios para abrazarlo, cosa que confundió a Laena, Daemon y los niños.

Laena abrazo a su hijo contra su pecho mientras miraba como su hermano abrazaba al hombre desconocido como si fueran amigos o más bien amantes.

—¿Laenor? — preguntó Laena llando a su hermano menor por un año.

Daemon se coloco frente a los niños en modo de protección,miró a Harwin el cual estaba tranquilo mirando al hombre y a Laenor, eso lo confundió mucho.

Pero antes de que pudiera decirle algo, Laenor los miro aún con esa grande sonrisa.

—El es Poseidón, Dios del Mar, los terremotos y Rey de los mares — presentó el Velaryon con una sonrisa.

Nerea al escuchar eso se emocionó mucho, salió detrás de su mamá Laena y camino hacia su papá con una sonrisa enorme en sus labios.

—¿¡En verdad eres el Dios de los mares!? — preguntó muy emocionada la pequeña Velaryon mientras daba pequeños saltos de felicidad al rededor de Poseidón.

Poseidón sonrió al ver la sonrisa feliz de su hija, su primera hija semidiosa mujer, oh Nerea el dulce ahenlo qué su vieja alma había deseado en mucho tiempo.

— Así es pequeña — respondió Poseidón con una sonrisa hacia si hija.

Nerea sólo un grito de felicidad, frente a ella estaba un Dios y no cualquier Dios, ¡era el Dios del mar!, antes que la pequeña Velaryon pudiera decir algo, Rhaenyra dio un paso adelante con Bebé Joffrey en sus brazos.

— Es bueno verte de nuevo Poseidón — dijo Rhaenyra con una sonrisa hacia el hombre.

—Lo mismo digo Nyra — Poseidón devolvió la sonrisa — ¿Estas un poco gordo Harwin? — preguntó con burla el Dios hacia el Heredero de Strong.

Harwin rodeo los ojos con diversión y fastidio al mismo tiempo, pero le dio una sonrisa al Dios.

—Es la vida de casado — respondió el Strong mayor con una leve sonrisa.

Daemon y Laena se miraron entre ellos sin entender una puta mierda de lo que estaba pasando, y eso los estaba estresado bastante.

Laena con el bebé Daegon en sus brazos dio un paso al frente, mirando a Rhaenyra, Harwin y Laenor con seriedad y confusión.

—¿Que esta pasando? — preguntó Laena —Serían tan amables en explicar todo esto.

Laenor compartió una mirada con sus esposos y amante los cuales asintieron, Rhaenyra se fue a sentar junto a Harwin, mientras Laenor se preparaba mentalmente.

—Poseidón es el otro padre de Nerea — soltó como si nada Laenor después de unos segundos de silencio.

Laena sintió que el mundo se tambaleaba bajo sus pies. Miró a Laenor con los ojos muy abiertos, tratando de procesar lo que acababa de escuchar.

—¿Qué? —exclamó, su voz llena de incredulidad—. ¿Cómo es posible? ¿Cómo es que nunca nos dijiste nada?

Laenor suspiró, sabiendo que esta revelación no sería fácil de aceptar.

—No es algo que se pueda mencionar casualmente, Laena. Pero ahora que Poseidón está aquí, es el momento de que todos sepan la verdad.

Daemon, que había estado observando en silencio, dio un paso adelante, su expresión severa.

—Esto es una locura —dijo, su voz firme—. ¿Qué significa esto para nosotros? ¿Qué significa para Nerea?

Nerea, por su parte, estaba radiante de felicidad. Corrió hacia Poseidón y tiró de su túnica con entusiasmo.

—¡Papá, papá! ¿De verdad eres mi padre? ¿Puedo aprender a controlar el agua como tú?

Poseidón se agachó para estar a la altura de su hija y le acarició el cabello con ternura.

—Sí, pequeña. Soy tu padre, y te enseñaré todo lo que sé. Pero primero, debemos asegurarnos de que todos entiendan lo que está pasando.

Laena, aún confundida, miró a Rhaenyra en busca de respuestas.

—Rhaenyra, ¿tú sabías de esto? —preguntó, su voz llena de incertidumbre.

Rhaenyra asintió lentamente, mirando a Poseidón con una sonrisa tranquila.

—Sí, Laena. Lo sabía. Pero no te preocupes, Poseidón está aquí para ayudarnos, no para hacernos daño.

Harwin, que había estado observando en silencio, dio un paso adelante y puso una mano en el hombro de Daemon.

—Tranquilo, Daemon. Poseidón es un aliado. 

Daemon asintió lentamente, aunque la confusión aún nublaba su mente. Laena, por su parte, respiró hondo y trató de calmarse. Miró a Poseidón con una mezcla de respeto y cautela.

—Está bien. Pero necesitamos respuestas. ¿Qué significa todo esto para nuestra familia?

Poseidón se enderezó y miró a todos con seriedad.

—Significa que están bajo mi protección. Y que juntos, enfrentaremos cualquier desafío que se nos presente. Pero por ahora, disfrutemos de este momento. Estamos reunidos, y eso es lo más importante.

Nerea soltó un grito de alegría y abrazó a su padre con fuerza, mientras Laena y Daemon intercambiaban miradas, tratando de asimilar todo lo que acababan de descubrir.

— Tengo hambre — dijo Baela rompiendo el tenso ambiente.

— Tu siempre — le respondió su gemela mientras negaba con una sonrisa.

Al caer la noche, los adultos se reunieron en la sala de guerra para responder todas las preguntas de Laena y Daemon.

Los niños se encontraban en la habitación de Nerea durmiendo después de un día cansador y lleno de revelaciones. Todos estaban agotados, pero Nerea era la que más se había cansado, ya que le había hecho muchas preguntas a Poseidón sobre todo lo relacionado con el mar.

Justo en el momento en que tomaron asiento, un guardia entró con un informe en mano.

—Llegó esto para ustedes, mis altezas —dijo el guardia mientras le entregaba la carta a Laenor. Después hizo una reverencia y se retiró.

Laenor abrió la carta con manos temblorosas, sus ojos recorrieron rápidamente las líneas escritas con una caligrafía elegante pero apresurada. Al terminar de leer, su rostro se tornó pálido y susurró:

—Es de la espía de Rhaenyra.

Daemon, Laena, Rhaenyra y Harwin lo miraron expectantes. Laenor leyó en voz alta:

—"El lobo acecha en la oscuridad. Es urgente que tomen medidas de seguridad. El zorro planea enviar cazadores por sus crías, pero sobre todo, por la sirena. -A."

Un silencio sepulcral llenó la sala. Daemon apretó los puños, su mirada se oscureció con una furia contenida. Laena, con el rostro lleno de preocupación, se acercó a su esposo, buscando consuelo en su presencia.

Rhaenyra, con el ceño fruncido, se levantó de su asiento y comenzó a caminar de un lado a otro, su mente trabajando rápidamente para idear un plan. Harwin, siempre el protector, se puso de pie y se dirigió hacia la puerta, listo para reforzar la seguridad.

—No podemos permitir que Otto nos arrebate a nuestros hijos —dijo Rhaenyra con determinación.

Laenor, aún sosteniendo la carta, asintió con firmeza.

—Debemos actuar de inmediato. Nerea y los demás niños deben estar protegidos a toda costa.

Laena, con lágrimas en los ojos, miró a Daemon.

—No dejaremos que les hagan daño. Haremos lo que sea necesario para mantenerlos a salvo.

Daemon, con una voz grave y decidida, respondió:

—Que el lobo y el zorro se preparen. No saben con quién se están metiendo.

La sala de guerra se llenó de una nueva energía, una mezcla de miedo, determinación y amor. Sabían que la batalla que se avecinaba no sería fácil, pero estaban dispuestos a luchar con todas sus fuerzas para proteger a sus seres queridos.


1881 palabras.

Espero y les guste.

Dejen algunas ideas para el próximo capítulo.

Besos.

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