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❝𝐒𝐔𝐏𝐎𝐍𝐆𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐌𝐈 𝐇𝐄𝐑𝐌𝐀𝐍𝐈𝐓𝐀 𝐌𝐄𝐍𝐎𝐑 𝐄𝐒𝐓Á 𝐂𝐑𝐄𝐂𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎❞








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-- mujer --

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AQUELLA MAÑANA RYLIE SE
HABÍA DESPERTADO CON MUCHOS ANIMOS DE AYUDAR. Se podría decir que su actividad favorita del día era por las mañanas y aunque muchos odiaran despertarse temprano ella amaba hacerlo porque podía ir con Rick para alimentar a los animales que tenían.

En especial a la cerdita que tenían, la cual Carl y ella llamaron Violet. Fue una decisión difícil porque no se decidían por un nombre hasta que Carl cedió y se quedó con ese nombre. Rick descubrió esto y constantemente les recalcaba que no debían encariñarse con los animales porque un día tendrían que comerlos.

Aún con eso Rylie seguía llamandola
por aquel nombre tan lindo y uno de sus pollitos lo nombró Chicken little.

Una vez estuvó arreglada tomó sus materiales de trabajo y amarró su larga cabellera rubia en una cola de caballo. Así sería más sencillo trabajar en el huerto, pues aunque amanecía fresco después el sol empezaba a calentar.

-¡Buenos días estrellitas! -exclamó Rylie con diversión entrando al comedor dando algunos saltitos.

Apenas Judith la vió entrar al lugar
soltó una risilla y se removió inquieta entre los brazos de Beth.

-Judith Grimes, ¿qué haces despierta tan temprano? -reprochó la rubia a la vez que tomaba a la niña en brazos y dejaba besitos por toda su carita lo que la hizó reir -. Yo también te quiero mucho, mini Grimes.

-Parece que alguien se levanto de buenas hoy.

-¡Yo siempre amenezcó de buenas, chino! -exclamó la chica dirigiendose al coreano sentado del otro lado de la mesa -. Y si, eres coreano. Ya lo se, perdón.

Glenn asintió con una sonrisa y la miró atento.

-¿Qué no piensas almorzar algo?

-De echo no creo tener tiempo -comentó con rápidez a la vez que tomaba un pan tostado del plato de su hermano -. Si no voy ahorita Rick me va a ganar y alimentará a las gallinas primero y quedamos que ese es mi trabajo no suyo.

Después de decir aquello la menor le pasó a Beth la bebé que llevaba en sus brazos. Obviamente la niña se quejó y fue imposible que los presentes no se rieran por el pequeño capricho de Jude.

-Vámos Jude, tu mamá Rylie no se
irá a ninguna parte -comentó Beth con diversión apartando a la niña para ir a prepararle su biberón de leche.

-Preocura no asustarte de nuevo con los gusanos de tierra -comentó Rowan igual de divertido, antes de darle un sorbo a su taza de café.

-Ni que fuera tú.

Rowan le dió una última mirada divertida y molesta antes de que la menor se diera la vuelta para irse a iniciar con sus trabajos diarios.




























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Para cuando Rylie salió del interior de
la prisión notó a lo lejos que Rick estaba con Carl alimentando a Violet. Ambos se veían entretenidos hablando de quien sabe qué, pero al verla se callaron.

-Buenos días, rubiecilla -saludó Rick acercandose para revolver su cabellera atada -. Veo que alguien por fin decidió amarrar sus rebeldes cabellos, ¿no?

-Ya aprendí mi lección, Rick -
comentó ella soltando una risilla al recordar lo sucedido hace días atrás -. Si llevó el cabello suelto y estoy en un huerto es muy probable que se manchen de lodo. Además da calor traerlo así.

La chica guardó silencio por un segundos y examinó a Rick con una mirada juzgadora.

-Alimentaste a mis gallinas, ¿verdad?

-Perdón, pero llegaste muy tarde -respondió el mayor encogiendose de hombros con diversión ante la mirada molesta de la niña -. Recuerda que nos levantamos temprano, rubia.

-Ash, con tal de que no alimentes a
mis gallinas sería capaz de levantarme a media madrugada.

-Suerte con ello, ahora vayamos a ver esas plantas.

-Lo haré, Rick Grimes. Lo juro...

Rick asintió con una sonrisa amistosa antes de encaminarse al huerto dejando a ambos chicos cerca del corral de Violet, quien descansaba pacificamente en su charco de lodo fresco.

-Buenos días a ti también, vaquero -musitó Rylie con una sonrisa timida acomodando su sombrero con diversión -. Estaba algo ladeado. Así se ve mejor.

-¿Sabes como se ve mejor?

-¿Cómo?

En ese momento Carl se quitó el sombrero de sheriff y se acercó a Rylie un poco más de lo esperado para así ponerlo sobre su cabeza.

Se separó un poco para apreciar lo bonita que se veía con este puesto y sonrió sin proponerselo. Incluso si ella no hablaba lograba hacerlo sonreir incluso con la más minima mirada.

Y Carl amaba el control que ella tenía sobre él.

-Ahora si luces como una autentica sheriff.

Las mejillas de la rubia se colorearon de un tenue rosado al oír aquellas palabras salir de su boca.

-Andando, vaquerita.

-¡Ey, mis frases! ¡No me robes mis frases, desgraciado!

Rick soltó una carcajada al oír la mini discusión de los menores, pero solo se limíto a continuar rumbo al huerto con los chicos detrás de él.

Sería una mañana ocupada, aunque era muy posible que la constante palabrería entre Rylie y Carl lo despertaran.

Después de todo esos dos no podían estar callados y si estaban juntos las cosas eran más divertidas e incluso se atrevería a decir que disfrutaba de la telenovela que le daba su hijo cada que estaba alrededor de la rubia.






































--- ✮✧☾✧✮ ---

























Todo iba de maravilla esa mañana. Apenas los primeros rayos del sol se dejaban apreciar y como ya había ameneciendo por completo Rylie sentía que su piel se calentaba bajo los rayos del sol.

Una fina capa de sudor rodeaba su frente mientras se dedicaba a quitar la maleza de las pequeñas, pero eso no la detuvó al contrario continuó haciendo su trabajo con más ánimos.

Hasta que de repente sintió una sensación extraña recorrer todo su cuerpo. Era una especie de dolor en su estomágo, como si de pronto este le doliera de una manera descomunal.

Intentó continuar con su trabajo,
pero el dolor en su vientre bajo le impidió seguir. Como si no tuviera suficiente con eso sintió un leve mareo
y rápidamente se sentó en un tronco cercano intentando calmarse a si misma.

Un sudor frío recorrió su frente y en
ese momento sintio sus piernas pesadas, pero sobretodo entumecidas. Quería levantarse, pero no podía porque sus piernas se sentían extrañas.

Soltó un leve quejido por lo bajo al
sentir de nueva cuenta un pinchazo en su vientre bajo acompañado de una extraña sensación. Armandose de valor se sostuvó de un palo cercano y apenas estuvó de pie sintió algo extraño salir de una parte especifica a sus piernas.

¿Acaso me hice pipí? Pensó asustada sintiendo de nuevo el mareo y aquel dolor abdominal tan extremo.

Afortunadamente Carl venía a dónde ella estaba con un ramo de flores que consiguió cerca suyo, pero al verla que se tambaleaba al caminar dejó el ramo tirado por un lado y corrió hacia ella.

Al acercarse a ella notó algo muy extraño.

-Rylie, ¿estás bien?

-No, no se que me pasa...

El chico la sostuvó para que no se
fuera a caer y no pudó evitar notar algo inusual en su pantalón.

-¿Qué es eso? -preguntó asustado señalando una mancha rojiza que cubría parte de su entrepierna y de otra parte -. ¿Te hiciste daño? Estás sangrando.

-No lo sé... solo se que me duele mucho...

-Te llevaré con Maggie, ella sabrá
que hacer -comentó Carl preocupado pasandole su camisa para que cubriera esa enorme mancha en su pantalón.

Al llegar al bloque de celdas lo primero que el castaño hizó fue dejar a Rylie en su celda y arroparla con una manta, ya asegurandose de que estuviera cómoda corrió en busca de la mujer.

La chica estaba hablando en el comedor animadamente con su hermana con la bebé en brazos entre ellas hasta que la llegada de Carl interrumpió su charla y simplemente lo miraron preocupadas.

-¿Sucede algo, Carl?

-Rylie está sangrando por alguna razón y dice que le duele mucho el estómago -informó el chico visiblemente alarmado haciendoles señas para que fuera a verla -. Necesita ayuda, por favor.

Ambas hermanas se miraron entre si y Carl no entendió un posible significado para esa mirada que se dieron la una a la otra.

El chico dejó que las mujeres fueran
a revisar que tenía Rylie y se quedó en el comedor con Judith intentando entrar en pánico por lo que sucedía con Rylie.

Aunque ni él mismo comprendía aquel dolor ni el porque estaba sangrando de la nada. Es decir, no se veía golpeada y esa mañana estaba realmente bien.

Al llegar encontraron a la menor entre unas cobijas removiendose inquieta y quejandose de la nada debido al dolor en su vientre bajo.

Ambas sabían a que se debía ese malestar y la verdad no se sorprendían en lo absoluto. Rylie estaba creciendo un poco más rápido, al menos fisicamente y era obvio que no tardaba en comenzar con su primera menstruación.

-¿Te sientes bien, Ry?

-Me duele mucho el estómago -respondió la rubia con una mueca adolorida haciendose un ovillo de nuevo -. Me duele mucho, no quiero que me vean... me estoy desangrando...

-Escucha Ry, estás entrando por algo llamado menstruación y es normal que suceda.

-No quiero que me pase a mi, Maggie -musitó Rylie escondida entre las cobijas sinntiendo de nuevo el pinchazo -. Me hace sentir rara y no quiero sentirme asi.

-Tu cuerpo está preparandose para tener bebés en un futuro muy lejano -explicó con una sonrisa destapando su rostro escondido -. Es algo natural que nos sucede a las mujeres cada mes y es bueno porque indica te estás convirtiendo en una mujer.

Rylie se hizó un ovillo de nuevo algo molesta por todo lo que escuchaba. Ella no quería pasar por esto porque no era más que absoluto dolor.

-Conseguí algunas para ella -informó Beth pasandole a su hermana mayor un paquete de toallas femeninas -. Espero y sean de ayuda.

-Rylie, vámos al baño -pidió Maggie destapandola un poco para que la mirara -. Necesitas ponerte una toalla y de paso cambiar esa ropa manchada.

La chica se pusó de pie con esfuerzo y después de atarse de nuevo una vieja camisa desgastada de Carl a la cintura las hermanas Greene acompañaron a la rubia al baño.

-Quita el papel trasero y pegala en
tu ropa -informó la mayor pasandole la toalla a la rubia una vez llegaron al baño.

-Maggs, mi ropa está manchada...

-No te preocupes, usa esto -respondió Beth abriendo un poco la puerta solo para pasarle una muda de ropa limpia -. Avisanos cuando estes lista.

Las chicas se alejaron un poco del cuarto de baño para darle su espacio.

-Tarde o temprano lo veía venir -comentó Maggie a su hermana menor recargandose sobre una pared -. Rylie está creciendo muy rápido.

-Demasiado rápido.



































--- ✮✧☾✧✮ ---


























Apenas las hermanas Greene llegaron
al comedor le explicaron en pocas palabras lo que estaba sucediendo con su hermana menor. El chico vagamente oyó en una ocasión a su madre hablar sobre eso y comprar algunos productos de higiene femenino, pero ciertamente que su hermanita estuviese pasando por eso no le gustaba en lo absoluto.

Beth preparó un té y Rowan accedió a llevarselo a la chica, de paso podrían tener una charla. Claro, si ella estaba dispuesta a hablar un poco sobre ello.

Cuando llegó a la celda vió a Rylie metida entre las cobijas, unas nuevas cobijas por cierto. Apenas sus ojos azules eran lo único que resaltaban en estas.

-¿Puedo pasar?

Rylie asintió con débilidad dandole acceso a su celda. Una vez adentro, el chico dejó el vaso con té caliente en un cajón cercano a la litera y tomó asiento con sutileza a un lado de su cama.

La rubia soltó un quejido leve al sentir un pinchazo en el vientre bajo apenas su hermano se sentó a un lado suyo.

-¿Quieres contarle a tu hermano mayor que te pasa?

Rylie pareció pensarlo por unos segundos antes de hablar. Apesar de lo bien que se llevaran y la confianza que se tuviesen siempre sería incomodo hablar con su hermano de este tipo de temas. Quizás con una hermana sería todo más sencillo, pero no tenía una.

-Es mi periodo -respondió ella en
voz cubriendo ligeramente su rostro
con la manta, algo avergonzada -. Sabes lo que es, ¿no?

-Maggie me explicó un poco de lo que era y una vez mi profesora de cuarto grado habló de eso -informó Rowan haciendo una mueca con incomodidad -. No esperaba que esto llegará tan pronto, ¿sabes? Supongo que mi hermanita menor está creciendo. Y...
¿duele demasiado?

-Muchisímo -respondió ella con
una mueca adolorida haciendose un ovillo -. No quiero que Carl me vea de este modo. Me da vergüenza. ¿Y si le doy asco o algo por el estilo?

-Ry, es algo natural.

-Si, pero no quiero que me mire feo o sienta asco de mi -comentó Rylie con los ojos algo llorosos ocultandose entre la cobija -. No lo dejes pasar, ¿si?

-Rylie...

-Tú solo prometelo.

Rowan rodó los ojos con diversión sin entender el porque tanto drámatismo
y llanto por parte de la menor. Aunque quizás solo eran las hormonas de ella que estaban locas por la menstruación.

-Lo prometo, pero solo si te tomas el té que te traje -pidió el mayor tomando la taza para después pasarsela -. Anda, no prometeré nada si no te la tomas. Según Beth esto ayudará al dolor.

Rylie asintió incoporandose un poco
con dolor para darle un par de sorbos al té. No sabía tan mal como pensó en un principio y se lo bebió todo.

-Manzanilla.

-Ahora si puedes descansar un rato -informó Rowan antes de ponerse de pie con la taza y dejar un beso en su frente mientras la arropaba -. Espero y todo ese dolor se vaya muy pronto. Descansa.






































































































--- ✮✧☾✧✮ ---

















El transcurrió con tranquilidad y todos se enfocaban en sus trabajos. Carl no tuvó mas opción que ir con su padre para ayudarle en lo que necesitará, pero no podía dejar de pensar en lo sucedido por la mañana con Rylie.

¿Estaría bien? ¿Por qué le dolía el estómago? ¿Se habría lastimado o algo como para sangrar de ese modo?

Quizó verla, pero las hermanas
Greene le dijeron que lo mejor sería dejarla descansar para que el dolor disminuyera y no tuvó mas opción
que pasar tiempo haciendo otras cosas para así matar el tiempo en lo que despertaba la rubia.

No se fue sin antes preguntarles que
era lo que le sucedía a su querida Rylie y ellas simplemente respondieron que no era algo que ellas deberían decirle. Eso solo lo dejó más intrigado.

Finalmente al atardecer se armó
de valor para ir a verla. Solamente esperaba que estuviese despierta y ya menos adolorida por su enfermedad para poder charlar sin impedimentos.

-Toc, toc -musitó Carl golpeando uno de los barrotes con diversión haciendola alzar la cabeza de entre las sabanas -. ¿Puedo pasar?

-No, vete -pidió Rylie con vergüenza hundiendose más en las cobijas -. Carl, no quiero verte. Vete por favor.

-Rylie es mi habitación también, ¿no crees que tengo derecho a entrar?

-No me importa, vete...

-¿Hay alguna razón para que me corras de mi propia habitación? -preguntó el chico alzando una ceja curioso mientras daba un paso para adentro -. Porque enserio extrañaría dormir en mi cama.

-No quiero que me veas -susurró ella con tristeza rompiendo en llanto -. Se que doy asco. Ahora debes pensar que soy Carrie o Maria la Sangrienta.

-¿Por qué?

-Hace rato me viste y yo estaba...

No hizó falta que continuara pues entendió perfectamente a que se refería y cuán vergonzoso era para ella contar aquel suceso.

-Lamento si ya no quieres estar más conmigo y perdón si te avergonze...

Carl sonrió un poco y entró a la habitación sin importarle que la chica lo quisiera alejado de ella. Una vez dentro se acercó a la cama para tomar asiento.

-No me das asco ni nada de eso, Ry -comenzó a decir con calma quitando un mechón rebelde de su frente sudorosa -. Mucho menos me avergonzarías.

-¿Lo dices en serio?

Carl asintió.

-No quiero sonar como un tonto, pero, ¿podrías decirme que te pasa? Maggie y Beth solo evadieron la pregunta.

-Por lo visto me estoy convirtiendo
en una mujer adulta -respondió ella con las mejillas ligeramente enrocejidas -. Ellas dijeron que mi cuerpo se está preparando para tener hijos algún día.

-Vaya, que complicado es ser mujer.

Ella asintió con débilidad antes de hacerle una seña para que se acostará a un lado de ella.

-¿Podrías venir aquí y quedarte hasta que se pase el dolor?

El castaño asintió y sin importarle que se hizó un espacio a su lado. Con cuidado la menor se hizó bolita a lado de Carl y lo abrazó a lo que él también lo hizó con sutileza para no provocarle algún dolor.

Pronto el calor del chico la hizó relajarse un poco más y se recostró justo sobre su pecho para estar cómoda.

Él no podía estar más feliz de estar con ella de esta manera tan intima, además de que estaba feliz de poder ayudarla en estos momentos de dolor.

Ella por otro lado se sentía comprendida pues no creyó que fuese a reaccionar tan bien con la noticia, es decir, no era fácil de asimilar a la primera, pero Carl lo hizó.





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